Introducción
El siguiente ensayo tiene
como objetivo
establecer una serie de conceptos que permitan lograr una
articulación y explicación del pensamiento de
Adolf Hitler.
Para ello, analizaré su obra "Mi Lucha", especialmente
tomando sus argumentos construidos sobre tales conceptos claves
que, a mi entender, son: partido, Estado, Raza,
Nacional-Socialismo. Al
mismo tiempo,
procuraré contextualizar adecuadamente tales elementos
discursivos en el marco general de la situación europea y
alemana en particular a partir de Versalles.
Algo de su
historia
Nace el 20 de abril de 1889 en Braunau am Inn (Austria).
Hijo de un aduanero austriaco; su infancia
transcurrió en Linz y su juventud en
Viena. La formación de Adolf Hitler fue escasa
y autodidacta, pues apenas recibió educación. En Viena
(1907-13) fracasó en su vocación de pintor,
malvivió como vagabundo y vio crecer sus prejuicios
racistas ante el espectáculo de una ciudad cosmopolita,
cuya vitalidad intelectual y multicultural le era por completo
incomprensible.
De esa época data su conversión al
nacionalismo
germánico y al antisemitismo.
En 1913 Hitler huyó del Imperio Austro-Húngaro para
no prestar servicio
militar; se refugió en Munich y se enroló en el
ejército alemán durante la Primera Guerra
Mundial (1914-18). La derrota le hizo pasar a la política, enarbolando
un ideario de reacción nacionalista, marcado por el
rechazo del nuevo régimen democrático de la
República de Weimar, a cuyos políticos acusaba
de haber traicionado a Alemania
aceptando las humillantes condiciones de paz del Tratado de
Versalles (1919).
De vuelta a Munich, Hitler ingresó en un
pequeño partido ultraderechista, del que pronto se
convertiría en dirigente principal, rebautizándolo
como Partido Nacionalsocialista de los Trabajadores Alemanes
(NSDAP). Dicho partido se declaraba nacionalista, antisemita,
anticomunista, antisocialista, antiliberal, antidemócrata,
antipacifista y anticapitalista, aunque este último
componente revolucionario de carácter social quedaría pronto en
el olvido; este abigarrado conglomerado ideológico,
fundamentalmente negativo, se alimentaba de los temores de las
clases medias alemanas ante las incertidumbres del mundo moderno.
Influenciado por el fascismo de
Mussolini, este movimiento,
adverso tanto a lo existente como a toda tendencia de progreso,
representaba la respuesta reaccionaria a la crisis del
Estado liberal que la guerra
había acelerado.
Sin embargo, Hitler tardaría en hacer oír
su propaganda. En
1923 fracasó en un primer intento de tomar el poder desde
Munich, apoyándose en las milicias armadas de Ludendorff
(«Putsch de la Cervecería»). Fue
detenido, juzgado y encarcelado, aunque tan sólo
pasó en la cárcel un año y medio, tiempo que
aprovechó para plasmar sus estrafalarias ideas políticas
en un libro que
tituló Mi lucha y que diseñaba las grandes
líneas de su actuación posterior.
De nuevo en libertad desde
1925, Hitler reconstituyó el NSDAP expulsando a los
posibles rivales y se rodeó de un grupo de
colaboradores fieles como Goering, Himmler y Goebbels. La
profunda crisis económica desatada desde 1929 y las
dificultades políticas de la República de Weimar le
proporcionaron una audiencia creciente entre las legiones de
parados y descontentos dispuestos a escuchar su propaganda
demagógica, envuelta en una parafernalia de desfiles,
banderas, himnos y uniformes.
Combinando hábilmente la lucha política
legal con el uso ilegítimo de la violencia en
las calles, los nacionalsocialistas o nazis fueron ganando
peso electoral hasta que Hitler -que nunca había obtenido
mayoría- se hizo confiar el gobierno por el
presidente Hindenburg en 1933.
Desde la Cancillería, Hitler destruyó el
régimen constitucional y lo sustituyó por una
dictadura de
partido único basada en su poder personal. El
Tercer Reich así creado fue un régimen
totalitario basado en un nacionalismo exacerbado y en un complejo
de superioridad racial sin fundamento científico alguno
(basado en estereotipos que contrastaban con la ridícula
figura del propio Hitler).
Tras la muerte de
Hindenburg, Hitler se hizo nombrar Führer o
«caudillo» de Alemania y se hizo prestar juramento
por el ejército. La sangrienta represión contra los
disidentes culminó en la purga de las propias filas nazis
durante la «Noche de los Cuchillos Largos» (1934) y
la instauración de un control policial
total de la sociedad,
mientras que la persecución contra los judíos,
iniciada con las racistas Leyes de
Núremberg (1935) y con el pogromo conocido como la
«Noche de los Cristales Rotos» (1938) culminó
con el exterminio sistemático de los judíos
europeos a partir de 1939 (la «Solución
Final»).
Página siguiente |