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Juicio de la razón (página 2)



Partes: 1, 2

Por otra parte la revelación ha de pedirse, o admitirse
si llega sin pedirla, de lo que se refiere del hombre arriba y
extracorpóreo y no para beneficio de unos y daños
de otros. Esta es la señal de que la revelación
viene de buena fuente.

La teología dogmática, sobre prohibir la
libertad de pensamiento a sus mismos adeptos, condena a todos los
que la nieguen o no comulgan en ella.

Esto sólo, condena a la teología de inmoral e
irracional; y, lo inmoral e irracional no puede ser
revelado por los espíritus en verdad, ni de
verdadဦ, porque
ဦ
¿Puede la cambronera dar higos?…

Pero por un momento veamos lo que son las tres virtudes
teologales: fe, esperanza y caridad.

LA FE, que piden en ese credo dogmático y
teológico es, la fe ciega; ésta, se sabe que
está desechada por irracional; es tal el absurdo de decir
que es fe creer lo que
no vimos, que espanta su magnitud, porque es
desconocer la razón en lo absoluto y a la razón
nada le esconde, ni el mismo Creador, porque ella llega hasta su
consustancial progenitor que se le muestra en la
percepción, aunque no llegue a la comprensión de
sus designios; único atributo al que no podemos llegar;
por lo que, la fe ciega, sobre ser irracional, es sólo una
cadena que ata al hombre y lo saca de su ser y grandeza y
desmiente en la intención al ser supremo que muestra todo
claro para el estudio, hasta él mismo y pide la
demostración de la fe, por las obras.

LA ESPERANZA, nacida de la fe ciega y del dogma
teológico emanada, es una esperanza
desesperada e ilógica, hija de la petulancia
de los teólogos dogmatizadores; es la
esperanza del reo puesto en capilla, que no puede
rehabilitarse él sino que su rehabilitación depende
de los mismos impositores de la ley que lo condena a muerte; ya
se puede colegir qué esperanza es la que pueden tener,
cuando la misma teología les pintan tan imposible la
salvación; esa esperanza es la desesperación.

LA CARIDAD, se le hizo un juicio anatómico y
resultó un baldón; pero aquí se fundamenta
del todo porque, como es necesario, nace de dos absurdos que le
sirven de columnas: la fe ciega y la esperanza en lo absurdo. He
ahí lo que son las tres grandes virtudes teologales.

Las ciencias, a pesar de sus vacíos hasta hoy, por
causa de la teología que prejuició las conciencias,
llegaron a independizarse, justamente por el ideal de la
razón; y las ciencias avanzaron hasta donde podían
sin conocer la vida del espíritu por lo que estaban
vacías e incompletas; pero a pesar de esos vacíos,
se alejaron de la teología y dieron el más rudo
mentís y has este juicio para condenar la
teología, sus revelaciones y sus reveladores que, "son
cambroneras, que no pueden dar higos.

La revelación existe desde que el hombre entra en los
mundos; esto es verdad. Pero puede ser un absurdo lo revelado y
por esto es necesaria la razón, para examinar el
árbol por el fruto que nos da.º

La revelación tiene dos fases: la del revelador y lo
revelado; pero en general el revelador será de las mismas
tendencias de aquellos a quienes revela porque, la afinidad es
ley
inexorable, y por lo tanto, un espíritu
ignorante, no puede revelar principios de sabiduría, ni el
impuro dar pureza, ni el mentiroso verdad.

La ley divina, es amor; ésta tiene como administrador a
la de afinidad, por ejecutora a la de justicia; todo los que
proceda de la ley de amor, será por lo tanto,
armonía y justicia.

La teología, en sus productos, ¿qué ha
dado? Persecución, odio, sangre y desaciertos. ¿Ha
sido revelada? ¿Sus reveladores vivían en la
concupiscencia? ¿Es fruto de los hombres que la hicieron?
En todo caso el fruto es malo; porque el árbol era malo y
por esto fue cortado y echado al fuego, no del infierno que no
existe
, por que la ley de amor es amor y el amor no es
vengativo; da a cada uno su libertad, hasta el máximo
día de la justicia, en que por la armonía se impone
arrancar los árboles de diferente especie y los lleva al
bosque para que se renueven y puedan recibir el injerto del amor;
ese es el fuego a donde son arrojados; antes de sacarlos, se le
injerta el virus saludable , que no podrán echar de
sí y éste crecerá y los roerá el
remordimiento; tal es la pena que se les impone por la sentencia
de un juicio que el Creador celebra una vez en cada mundo.

La teología niega el progreso
espiritual, porque recluye al espíritu en el
infierno o en el cielo, lo cual es un triste límite; pues
aunque algunos se salven según sus conceptos y vayan a la
gloriaဦ ¿qué gloria puede ser
la de la inacción? La vida es acción continuada y
así la inacción es
muerte, aunque existiera la gloria del cielo
teológico.

Mas el espíritu demuestra su vida eterna y continuada
por el progreso material y la teología condenó esos
progresos por bulas pontificias y excomuniones y acudió
hasta la bárbara inquisición, no sólo en el
cristianismo, sino en todas las religiones y así,
todas son mal árbol,
demostrado en sus frutos de concupiscencia y limitación
del progreso.

La revelación existe desde que el hombre entra en los
mundos; esto es verdad. Pero puede ser un absurdo lo revelado y
por esto es necesaria la razón, para examinar el
árbol por el fruto que nos da.

La revelación tiene dos fases: la del revelador y la
del revelado; pero en general el revelador será de las
mismas tendencias de aquellos a quienes revela porque, la
afinidad es ley inexorable, y por lo
tanto, un espíritu ignorante, no puede revelar principios
de sabiduría, ni el impuro dar pureza, ni el mentiroso
verdad.

La ley divina, es amor; ésta tiene como administrador a
la de afinidad, por ejecutora a la de justicia; todo lo que
proceda de la ley de amor, será por lo tanto,
armonía y justicia.

La teología, en sus productos, ¿qué ha
dado? Persecución, odio, sangre y desaciertos. ¿Ha
sido revelada? ¿Sus reveladores vivían en la
concupiscencia? ¿Es fruto de los hombres que la hicieron?
En todo caso el fruto es malo; porque el árbol era malo y
por esto fue cortado y echado al fuego, no del
infierno que no existe, por que la
ley de amor es amor y el amor no es vengativo; da a cada uno su
libertad, hasta el máximo día de la justicia, en
que por la armonía se impone arrancar los árboles
de diferente especie y los lleva al bosque para que se renueven y
puedan recibir el injerto del amor; ese es el fuego a donde son
arrojados; antes de sacarlos, se les injerta el virus saludable,
que no podrán echar de sí y éste
crecerá y los roerá el remordimiento; tal es la
pena que se les impone por la sentencia de un juicio que el
Creador celebra una vez en cada mundo. Esto es, en mundos de
expiación o purgatorio como la tierra

La teología niega el progreso
espiritual, porque recluye al espíritu en el
infierno o en el cielo, lo cual es un triste límite; pues
aunque algunos se salven según sus conceptos y vayan a la
gloriaဦ ¿qué gloria puede ser
la de la inacción? La vida es acción continuada y
así la inacción es
muerte, aunque existiera la gloria del cielo
teológico.

Mas el espíritu demuestra su vida eterna y continuada
por el progreso material y la teología condenó esos
progresos por bulas pontificias y excomuniones y acudió
hasta la bárbara inquisición, no sólo en el
cristianismo, sino en todas las religiones y así,
todas son mal árbol, demostrado por
sus frutos de concupiscencia y limitación del
progreso.

Veamos ahora con brevedad, pero claramente, una doctrina
llamada antigua y enmarañada, que es un árbol de
mucha hojarasca y poco fruto porque no lo dejaron fructificar en
sus flores y la causa es que, se le enroscó la
serpiente teológica y lo ahoga
: la
teosofía.

La palabra teosofía en español significa,
Dios y sabiduría El basamento de la
teosofía es la revelación, al igual que en la
teología. Pero ella desprecia también la
razón, y llega más allá que la
teología, pues mientras ésta admite la fe, aunque
sea ciega, la teología desprecia la fe (no dice si ciega o
razonada), pero como desprecia la razón, niega toda fe.
Por lo que no hay más que teósofos
fanáticos, muy religiosos. Acaso los haya razonables, pero
deben mostrarse yဦ ya no serían
teósofos. La teosofía quiere fundamentarse en su
poca verdad, en que en las escrituras antiguas se reconoce ka
revelación y ellos siguen sosteniendo ese peligro y con
esto afirman que no tienen sabiduría, porque ésta
consiste en esquivar el mal y si se recibe
sacar del mal el bien.

Ahora, ¿Por qué Moisés prohíbe la
manifestación de los espíritus, si ésta
existió desde que el hombre entró en la tierra,
como en todos los mundos? Necesario es retroceder hasta aquellos
tiempos y más atrás, y de Moisés hasta
aquí, para dar solución. Estaban los hombres
sumidos en el embrutecimiento, lleno de supersticiones y nulos en
el conocimiento de la ley de amor.

La afinidad es ley inexorable: la maldad tiene que atraer a
la maldad, la concupiscencia a la concupiscencia, la razón
a la razón,
porque, todo en el
universo es recíproco. Luego,
Moisés prohíbe en sabiduría la
manifestación o revelación; da una ley que recibe y
la da al mundo y nadie puede decir que es mala, pues es ley de
amor y respeto mutuo; levanta a la razón que era
desconocida, porque los hombres no razonaban y, así,
sólo revelaciones irracionales
podían recibir y de espíritus homogéneos a
los consultantes
. Esto lo demuestran el magnetismo y la
atracción por la física y la química,
ciencias que aunque vacías de la esenciabilidad de la
materia son matemáticas y así, innegables asta sus
hechos. Son mudas y no pueden
mentir.

Desde Moisés acá ha habido progreso; ciencias
hijas del progreso; la razón en marcha triunfal anulando
la fe ciega y perdiendo terreno a cada momento la maldad y lo
irracional.

Además, Moisés prohíbe la
comunicación del espíritu y lo hace bajo pena de
muerte; él, sin embargo, recibe comunicación y la
escribe, la da por ley en el decálogo y es buena y toda la
tierra la tomó como fundamente, aunque sean los hombres de
diferente nación y religión; luego esa ley del
decálogo que recibe por revelación el mismo que
prohíbe al pueblo la comunicación con los
espíritus, dice terminantemente que, el libertino, el
curioso, el suprema tico y el irracional, sólo pueden
recibir y atraer a otros de su ambiente; y lo confirma en que, se
retira del pueblo, del ambiente de maldad e ignorancia y
así recibe amor, justicia y sabiduría.

Por lo tanto, racionalmente, se llega a la conclusión
de que, las revelaciones, hoy ya comunicaciones verbales o
escritas, son relativas al ambiente y al fin que con ellas se
persigue, y a demostrarlo han venido las ciencias, hijas del
progreso.

Mas aún; prohíbe Moisés la
revelación, pero establece una ciencia difícil
para los
ignorantes: la Kábala el primer papel
y en ella, sólo sabios pueden operar; lo que indica, que
debe prevalecer primero la razón y que la sabiduría
debe atraer la sabiduría; y cuando la moral se establece y
la razón reina, sobra la Kábala (aquí se
enroló Jesús desde los 12 años hasta los 28
años), por que la inspiración es comprendida por su
ambiente y el ambiente de hoy, es racional en la mayoría
del mundo.

Este es el beneficio obtenido de la prohibición, porque
representa la estrategia que a todo general le es permitida en
las batallas; y más porque los mismo teósofos
dicen, que la prohibición era bajo pena de muerte; pero
confirman que no era la muerte material, sino la espiritual,
ocasionada por el engaño de reveladores. Esto viene a
condenarlos a ellos mismos, a la vez que a los teólogos,
porque el mundo ha progresado; las ciencias se sobreponen a la
teología y siguen las dos proclamando y rebatiendo la fe
ciega, pero anulando la razón.

Mas, es el caso, que con la teología, están las
verdades de todos los tiempos y comprenden los teósofos
que eran progresivas, porque la perfección
debe llegar, dicen. Pero, como las religiones
adulteraron siempre todos los principios de Moisés de
antes y después de la ley del Sinaí, caen los
teósofos en la generalidad de los errores religiosos,
negando ellos la religión
. Esto es el colmo del
desconcierto. Mas, los teósofos son el cristianismo en
toda la acepción de la palabra, pero en discordia con los
cristianos, sus descendientes, reunidos en diversas religiones, y
ni éstas ni la teosofía media y
contemporánea han sabido, porque no han utilizado la
razón, que Cristo no es
persona, ni siquiera un mito. Es que reciben la
revelación de sus homogéneos, detractores de
Moisés y de su ley, que es parte de la ley divina que hoy
se modifica, no es la esencia, sino la forma, conforme al
mínimo progreso de la
materia y mínimo del
espíritu.

¿Cómo se probará que la teología
es el cristianismo? Basta abrir cualquier libro, revista o
tratado de teosofía, y se verán todos los
versículos del evangelio; sus juicio sobre el Anticristo,
al que temen ellos más que los católicos, y esto
sólo lo confirma cristianos sin razón,
religión, cisma, iglesia o lo que sea; que, aunque como
hombres cada cual tenga su razón más o menos
desarrolladaဦ dime con quien andas y te
diré quién
eres, dice el adagio
popular.

Ya se ha dicho todo lo que se puede decir de su error, pero en
estos últimos tiempos, se han atrevido a decir algo que
los anula como entidad, en todo lo que pudieran tener de
progreso, que lo tienen individualmente, quieran o no, porque el
progreso todo lo invade y todo lo domina; y lo que afirman es que
el espíritu jamás sale del cuerpo del
encarnado
. Esto ya es negar la transmisión del
pensamiento y entran de lleno en el dogma católico y
su
teología, y se niegan así mismos en esta
vida de éxtasis
. Todo esto, no es más que
preparase a negar lo que saben por la revelación y no por
inspiración o cabalísticamente, sino por la
comunicación franca de los espíritus, en estos
últimos años desde el nacimiento del Anticristo y
desde el juicio que éste celebró con los grandes
espíritus maestros, a los que niegan posibilidad de
comunicarse; y esta y la otra negativa del desdoblamiento, de los
que hay tantos ejemplos innegables, hacen de la
teosofía un caos inconcebible a la razón que
h
oy todo lo domina. Ese caos,
sólo cabe en el desequilibrio de las concupiscencias y el
dogma.

Mas, a pesar de esas negaciones, que son lo mismo que negar la
rotación de la tierra y la luz del sol, el espíritu
que vive la trinidad del hombre se desdobla y
sale del cuerpo; hiende los espacios y va
hasta donde su progreso le permite; y, vienen a la tierra
espíritus maestro y hasta el espíritu que rige toda
la metafísica: Espíritu de Verdad.
A
éste y a su anunciado y prometido Anticristo, los
desconocen, desfigurando al uno y no queriendo reconocer al otro
más como teoría, lo que Jesús dijera, que
volvería y repetiría sus
palabras, lo que ya cumplió. Vino el
espíritu de Verdad y con él el Anticristo y
llamó a juicio y sentenció a los hombres y
espíritus, aunque no quisieran los teósofos.

Por estas afirmaciones, tan atrevidas cuanto faltas de
razón, la teosofía, se condena a sí misma de
irracional y cae bajo la sentencia dada como a todas la
religiones, cismas y sectas con sus dogmas sin razón y
así se confirma la sentencias que ellas mismas se imponen
por irracionales y queda limpio el lecho de la tierra donde hoy
se sienta la verdad del espíritu, con su atributo la
razón, y se deja lugar a todas las ciencias racionales,
que en seguida tomarán de la sabiduría los
materiales que les faltan para llenar los vacíos, que los
tienen sólo por el prejuicio que aun gravita sobre los
hombres a causa del error teológico y teosófico,
que equivale a decir religioso y cristiano.

¡Ciencias, avanzadဦ, libre
está el camino! ¡Filosofía,
fundaméntate ya sobre la base única e
invariable, el espiritismo, que todo lo abarca y todo lo
explica, porque en él está todo el Universo
solidarizado, por lo que puede el hombre conocerse a sí
mismo y en sí mismo verá innegable al gran
Eloí
!ဦ

De esta manera, quedan derogadas y pasan a la historia la
ley de Moisés y sus otras leyes, y
a la vez se
proclama la ley única y suprema verdad, bajo la bandera de
la "comuna" y el
credo espiritismo,
según está todo contenido en el código de
amor universal, mandando al hombre sólo; AMA A TU
HERMANO.

Cuando los hombres nazcan en el seno de la comuna; cuando
habrán aparecido las nuevas generaciones, habrán ya
pasado las de transición testigos presenciales de tantos
desaciertos; cuando sólo amor y equidad se
respirará en la tierra y lean los felices hombres del
siglo segundo, la terrible historia de la humanidad; cuando vean
lo fácil y dulce que es la vida comunal y vean que en el
siglo pasado sabían ya los hombres los mismos principios
de verdad y de justicia, quizá alguno de los que quedan
para hacer su tesis pueda preguntar, asombrado: ¿por
qué no ha habido justicia?

Entra en tu conciencia; levanta el velo y encontrarás
de inmediato esta contestación: Porque hubo dioses y
los dioses son concupiscencia, no puede haber justicia

Es sencilla la respuesta después de atomizados los
dioses y los creadores de esos dioses; pero, ¿cómo
dársela a ti mismo que hoy preguntas horrorizado, si
tú mismo creaste y alimentaste esos dioses e ídolos
a los que sacrificaste y luego te sacrificaste a ello?

Vuelve tu vista atrás sin horrorizarte de ti mismo y
estudia, día a día, los seis días pasados de
la humanidad (hoy estamos a principio del séptimo y
último día); llega hasta allí y verás
en tu ya despierta conciencia, esa larga cadena de dioses que
como tú, eran sin razón y admirarás el
valor, la sabiduría y el amor de tu espíritu, que
en ti encerrado aguantaba siglo tras siglo, millón tras
millón, tus lascivias, tus concupiscencias y que al fin,
hoy, puedes extrañarte mientras haces tu tesis y preguntas
asombrado ¿por qué no hubo justicias?

Y ya que sabes que no hubo justicias, yo te preguntaré:
¿por qué ahora hay justicia? Y tú no
harás más que volverme la oración por
pasiva: Porque no hay entre nosotros dioses. Mas

Yo os diré que, no tenéis dioses porque os
conocéis a vosotros mismos; porque sabéis que la
ley es igual para todos; que la ley es el trabajo; que la ley es
el amor y que éste todo lo iguala, porque es la ley del
Creador, que antes no podías
pronunciar y
hoy comprendes en ese nombre, todo el universo,
en él y en ti mismo.

Hasta hoy el hombre luchaba con la duda; descansó un
momento, cuando el idealismo pasó a la razón e hizo
los números físicos, creyéndolos verdad;
hoy, tú, presentas tu tesis en esa pregunta: ¿Por
qué no ha habido justicia? Y no te asusta la
contestación de que, no hubo justicia
porque hubo dioses; no te escandalizas tampoco al oír que
los
números, tan irreductibles y tan
fríos, no son la expresión de la verdad
, porque
puedes entrar anchamente en la profunda metafísica y ves
claro que, un hombre es tantos unos cuantos seres encierra y
son, todos los del Universo.

Pero importa a la ciencia y sus hombres que se les diga que
no hubo justicia porque hubo dioses y un algo
más importante decirles que en la comuna habrá
justicia porque no habrá
dioses y porque el hombre
se conocerá así mismo
; todo esto no es
abstracto y es moral y saben los hombres que, cada uno lo
comprende en su razón, según su progreso
. Pero
aun hoy pierde hasta el color algunos de los hombres de ciencia
al decirles que, ni los números son la
expresión de la verdad, más que en lo
físico, colectivamente
.

Doctrina para "La Comuna de Amor y Ley", legislada por
Joaquín Trincado: Maestro, Juez.

 

Autor

Pedro Sandrea

Partes: 1, 2
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