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La novela de Ángel Íñigo Blanco (página 2)



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Su dolencia no le impidió continuar
dedicándose a su actividad artística. Sus esclavos
le ataban los instrumentos a sus manos y lo cargaban hasta los
sitios de trabajo. En su
obra, sobre todo de imaginería católica, destacan
los proyectos de las
iglesias de São Francisco de Assis [San Francisco de
Asís], en Ouro Preto y en São João del Rei,
Minas Gerais; las 66 imágenes
de los Pasos de la Pasión talladas en madera de
cedro y los 12 profetas de piedra blanda o jabón azulado
(esteatita), para el Santuário do Senhor Bom Jesus de
Matozinhos [Santuario del Señor Buen Jesús de
Matozinhos], en Congonhas do Campo, Minas Gerais, declarados
Patrimonio de
la Humanidad por la UNESCO.
)

El día que Florencio Gelabert, uno de los patriarcas de
la escultura en Cuba y de los
más ilustres admiradores de Íñigo,
visitó el Zoológico de piedra, recordó a
Aleijadinho, uno de los más notables exponentes del
barroco
americano, como otro que en cualquier lugar y momento del mundo
conocido podía tener alguna semejanza con el guantanamero
cultivador de piedras.

(Nota ulterior: En realidad, mencionó a uno
más: el polaco-usamericano Korczack Ziolkowski, escultor y
dinamitero, quien falleció el 20 de octubre de 1982, a los
74 años, al pie de su obra, iniciada en 1948: el Crazy
Horse Memorial, en honor a los nativos norteamericanos, estatua
ecuestre del bravo jefe guerrero oglala lakota Tasuka Witko
-conocido por Crazy Horse-Caballo Loco-, el monumento de
montaña más grande del mundo -170 metros de altura
por 195 de longitud- aún en ejecución y esculpido
en el granito de las Colinas Negras de Dakota del Sur;
sólo se terminó hasta ahora la cabeza, en
1998.
).

El parecido entre la
personalidad histórica de Aleijadinho y el personaje
literario de Miguel Estatua es sumamente coincidente: ambos son
negros, hacen santos de piedra y la escultura los compele a
transformar las rocas de su
entorno en objetos de maravilla. Por otra parte, Miguel Estatua
recuerda a Ziolkowski por lo de la dinamita.

Entonces es fácil entender cómo pudo el Miguel
Estatua de la ficción preceder tres años en
El recurso… al Iñigo de la realidad,
quien comenzó a esculpir su primera pieza fija en la
montaña de Boquerón de Yateras el 21 de diciembre
de 1977, mientras deambulaba en el tiempo el
fantasma del ouropretense Aleijadinho. La obra del escultor
campesino de
Boquerón de Yateras -que hoy cuenta con 425 piezas-
está declarada Patrimonio
Cultural de Cuba, por la Resolución 1/85 de 26 de
junio de 1985. (Nota ulterior: El Sindicato
Nacional de Trabajadores de la Cultura
seleccionó en 1987 a Ángel Íñigo
Blanco Vanguardia
Nacional, según publicó el
periódico VENCEREMOS, Guantánamo, martes
5 de abril de 1988, página 1
).

Cualquier conclusión de parentesco probado en este caso
entre los escultores de la realidad y la imaginación,
tiene una explicación tan sencilla como, a la vez,
sorprendente: una vez más estamos ante esa realidad
maravillosa americana que nos hizo descubrir Carpentier.

Él nos lo había advertido: "En América
Latina basta abrir los ojos, abrir los oídos del
entendimiento, observar una cantidad de cosas nunca vistas, nunca
descritas que hay en torno nuestro, y
ahí está todo el mundo surrealista, al estado
natural, normal, que es lo que yo he llamado lo real
maravilloso
". (7) De la misma forma me explico no sólo
la pista triple Aleijadinho-Miguel Estatua-Ángel
Iñigo Blanco, entrecruzada de insólitas
metáforas espontáneas, sino incluso la feliz
coincidencia de que Iñigo y Carpentier cumplan años
de nacimiento los días sucesivos del 25 y 26 de diciembre,
respectivamente.

El hallazgo de esa "razón de ser" no resuelve
completamente el problema, pues de cualquier forma
Íñigo sigue siendo, esencialmente, además de
la personalidad
artística que es, un verdadero personaje de novela
todavía sin autor, como para que cualquier narrador se
sienta tentado a dejarse encontrar por él.

Sin la menor noción académica sobre escultura,
golpeando ciclópeas calizas a fuerza de
solitaria voluntad, con hacha, barreta, pico y cincel, hizo nacer
– como escribió un periodista- gorilas, elefantes, lobos,
osos y otros cientos de bestias depredadoras "en plena
acción
natural y dentro de un paisaje de exuberancia amazónica,
otrora tierra de
cultivo de café
intramontano, a unos 750 metros sobre el nivel del mar
".

(Nota ulterior: Una reseña biográfica
completa del artista yaterano Ángel Íñigo
Blanco de Anaya puede leerse en http://www.gtmo.cult.cu/municipios/yateras/index.php?option=com_content&task=view&id=22&Itemid=32
)

De momento ya estamos asistiendo al significativo hecho de que
su vida, su persona y su obra
inspiren poemas,
canciones y asociaciones como ésta misma, todas con la
pretensión de revelar el significado más profundo
de esta realidad única en su tipo en el mundo.
Todavía Iñigo y sus animales de
piedra permanecen como un reto al don de los escritores de saber
ver y descubrir para todos las relaciones maravillosas de esta
realidad con la fantasía.

Cuando llegue el momento de esa solución literaria
habrá que comparar todo lo dicho y por decir con la
circunstancia de que Íñigo celebra sus 72
años y 30 su (nuestro) Zoológico de piedra, en una
fiesta que incluye a todos los que le queremos y admiramos.

En Boquerón de Yateras, Guantánamo, Cuba.
Ángel Íñigo Blanco sigue, firme y feliz con
sus animales de piedra, ante las puertas de par en par abiertas
del arte y la
creación.

Guantánamo, 25 de diciembre de 1987 y 15 de julio de
2008.

NOTAS

(1) García
Márquez, Gabriel: La larga vida feliz de Margarito
Duarte.
(De una fotocopia de un impreso sin más
datos de
referencia que alguien me hizo llegar).

(2) Carpentier, Alejo. El recurso del
método
. Editorial Arte y Literatura. La Habana, 1974,
p. 90.

(3) UNION, revista de la
Unión de escritores y Artistas de Cuba, Número 2,
1986.

(4) Vargas Bosch. Alberto. Razón de ser de Miguel
Estatua.
En: UNIÓN, revista de la
Unión de Escritores y Artistas de Cuba. Número 2,
1986, p. 30.

(5) Carpentier. A. Op. cít. (2).

(6) Chao, Ramón.
Palabras en el tiempo de Alejo Carpentier. IX
El recurso del método.
Editorial Arte y
Literatura, Ciudad de La Habana. 1985, p. 91.

(7) Carpentier, A. Conferencia-debate (ofrecida en la
Universidad de Amberes, Bélgica, en 1977). En: Carpentier,
Alejo. Conferencias. Editorial Letras
Cubanas. La Habana, 1987, p. 159.

 

 

 

 

Autor:

Víctor Hugo Purón Fonseca

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