- El aura
- Lo que nos
enseña el estudio de la neurociencia acerca del
aura - Del aura al
dolor - Lo que
nos espera en el futuro - En
resumen
En los confines mundiales se estima que unas 300 millones de
personas padecen de migrañas o de jaquecas. Este dolor
debilitante, pulsante y excruciante no necesita ser descrito, ya
que fácilmente lo reconocen sus víctimas y es
difícil de describir. Aunque todas sus víctimas son
familiares con la aparición del temido dolor, precedido
por el aura de fenómenos visuales (escotomas
cintillantes), sensibilidad a la luz (fotofobia),
náusea
y cefalea intensa que confina a yacer en la semioscuridad de una
alcoba silenciosa.
Los records históricos nos informan que esta
condición ha sido conocida por unos 7,000 años.
Pero aun así permanece como uno de los más
incomprendidos, poco reconocidos y mal manejados de los problemas que
confrontan al médico. De hecho, muchos pacientes profesan
desdén y/o hostilidad hacia los médicos porque
consideran sus esfuerzos fútiles.
Un paciente se queja de esta manera: "Me informaron que no
tenía un tumor cerebral, que no sufro de fatiga ocular,
que mi presión
arterial es normal — que nada del todo en mí está
fuera de lo normal. Pero, que sufría de migrañas.
Algo que no es nuevo y que hay que aprender a vivir con
ello."
Con el advenimiento de las neurociencias y con su arraigo
progresivo en la neuropsiquiatría ésta y otras
condiciones que permanecieran marginales, hoy se reconocen y se
tratan más eficientemente.
La migraña, finalmente está recibiendo la
atención merecida. Estudios
epidemiológicos nos confirman de lo ubicuo y generalizado
de esta condición.
La
Organización Mundial de la Salud (OMS) en uno de sus
reportes, describe la migraña como uno de los cuatro
más debilitantes de los trastornos médicos de
naturaleza
crónicos. De mayor interés en
Norteamérica es el costo a la
economía de unos 17 mil millones de
dólares en ausencias laborares, pagos de invalidez
temporal y otros gastos de salud
relacionados.
Más importante entre las razones para el interés
creciente en su entendimiento proviene de los descubrimientos
recientes en la genética,
la visualización magnética cerebral y el
estudio de la bilogía molecular. Lo que sumado resulta en
que los investigadores se sientan más optimistas en sus
esfuerzos a encontrar solución a este enigma.
Escotoma centellante
Para entender esta entidad se necesita tener en cuenta una
variedad amplia de los síntomas que la
acompañan.
Por ejemplo, la frecuencia, la duración y los
catalizadores que provocan los episodios varían mucho
entre las personas que la sufren. Por lo general, las
víctimas padecen de uno ó dos episodios
mensualmente que pueden durar veinticuatro horas cada uno. Pero,
un 20% los sufre semanalmente y los soportan por dos y, a veces
más días. Mientras que un 14% los reporta unos
quince de los días de cada mes.
Muy a menudo, el dolor afecta únicamente un lado de la
cabeza, pero no siempre. Las migrañas, para sus
víctimas, pueden ser desencadenadas por tantos factores
que las hacen aparecer inevitables e inescapables. Para muchos es
el uso del alcohol, la
deshidratación, el ejercicio, la menstruación, el
estrés
emocional, cambios climáticos y estacionales, alergias,
privación del sueño, hambre, empachos, las
altitudes y las luces brillantes, entre tantos factores
desencadenantes más.
Los ataques aparecen con igual frecuencia en ambos sexos, y a
menudo en los niños;
pero la mayor frecuencia ocurre en mujeres entre los 15 y los 55
años de edad — las dos tercera parte de los casos
afectan este grupo
demográfico.
Desde la antigüedad más remota los médicos
han tratado de explicar su origen. Galeno, en la Grecia
antigua, los atribuía a los efluvios de los vapores o
humores, ascendiendo del hígado a la cabeza. Su descripción de la hemicránea
corresponde muy bien a lo que hoy aceptamos como una
definición aceptada para el dolor de la mitad de la
cabeza. El término viejo "hemicránea" se
transformó en "megrim" y luego en
"migraña".
La circulación de la sangre
reemplazó los humores en el siglo XVII. Esta hipótesis vascular predominó hasta
los años 1980"s. La idea aceptada se basaba en que el
dolor de la migraña proviene de la dilatación de
los vasos sanguíneos, conduciendo a la activación
de neuronas sensitivas al dolor precedida por una
disminución en la circulación resultado de una
constricción de esos mismos vasos sanguíneos.
Mecanismo del dolor
Observaciones recientes de scanner
cerebrales han alterado la teoría
de los cambios vasculares. Se ha encontrado que en muchos casos
el dolor es precedido no por una reducción en el flujo
sanguíneo sino por un aumento de éste por un 300
por ciento. Sin embargo, durante el dolor de cabeza propio, la
circulación aparece normal o aun reducida. No solamente ha
cambiado nuestro entendimiento y aceptación de la distribución del volumen
circulante sino que asimismo ha cambiado nuestro entendimiento
general. La migraña, hoy se piensa, que es debida a un
trastorno del sistema nervioso
— muy posiblemente en áreas muy antiguas de este
sistema,
específicamente en el tronco cerebral.
El aura
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