Introducción
Hablar de anomalía es hablar en general de
irregularidad y como término dicha palabra deriva del
latín anómalo; que es un colectivo artístico
que nace de la necesidad de encontrar un espacio para lo raro,
anormal, paradójico, extravagante, extraño,
singular, chocante, incomprensible o sencillamente incompatible
con muchas de las miradas del mundo.
Por mencionar una caso, nada más cada año nacen
unos 150.000 bebés en EE.UU. con anomalías
congénitas, según la fundación "March of
Dimes", especializada en este tipo de anomalías.
Existe una amplia variedad de anomalías
congénitas, que van de leves a graves, y pueden tener una
base hereditaria y/o estar provocadas por factores ambientales.
En muchos casos, se desconoce la causa. A menudo, los
médicos detectan este tipo de anomalías en las
pruebas
prenatales.
Estudiar las anomalías biliares no es cosa de la
actualidad, si bien es cierto hay avances y mejoras,; por
ejemplo, en los animales, la
falta de una vesícula biliar ha sido un tema de la
investigación desde la época
aristotélica. Presente en 1 de 6 de los casos de atresia
biliar, la ausencia aislada de la vesícula biliar
quística del conducto y es raro. Los pacientes
sintomáticos suelen ser el 23% de los casos y sucede
que casi siempre es mal interpretada como colecistitis con
obstrucción quística del conducto o como sclero-
atrófica de la vesícula biliar y por lo tanto
conduce a una cirugía innecesaria. Informó
por primera vez en los seres humanos en Bergman desde 1702,
ha sido descrito en varias ocasiones en los informes de
casos. La ausencia de estructuras
anatómicas normales y la incapacidad a tirar de la
vesícula biliar para diseccionar el triángulo de
Callot en una operación quirúrgica
representan un riesgo de
lesión iatrogénica.
Marco
teórico
¿QUE SON LAS VÍAS BILIARES?
La vía biliar es un conjunto de conductos intra y
extrahepáticos por los que discurre la bilis producida en
el hígado hasta desembocar en la segunda porción
del duodeno.
La bilis que excreta el hígado es recolectada por finos
canalículos que van confluyendo en otros de mayor calibre
hasta el hilio del hígado. Cada hemihígado tiene su
conducto biliar hepático (derecho e izquierdo); ambos se
funden en un conducto hepático común, que se une al
conducto cístico procedente de la vesícula biliar
para formar el conducto colédoco encargado de llevar la
secreción biliar hasta la segunda porción del
duodeno.
La vía biliar puede visualizarse gracias a:
·
Radiografía simple: sólo podrá verse
la vía biliar en caso de neumobilia importante o ante la
presencia de un cálculo
biliar.
·
Ecografía: visualiza cálculos biliares.
También detecta dilataciones de la vía biliar.
·
Colangiopancreatografía retrógrada
endoscópica: (CPRE) para visualizar la vía
biliar distal.
·
Colangiografía transparietohepática:
(CTPH), para visualizar la vía biliar proximal.
·
TAC: Reservado para las neoplasias que obstruyen la
vía biliar.
FORMACIÓN DE VÍAS BILIARES
El hígado, la vesícula biliar y el sistema de
conductos biliares surgen como una evaginación central de
la parte caudal del intestino anterior al principio de la cuarta
semana.
Algunos hallazgos recientes han sugerido que tanto el
divertículo hepático como la yema ventral del
páncreas se desarrollan a partir de dos poblaciones del
endodermo embrionario a concentraciones suficientes, los factores
de crecimiento fibroblástico (FGF) secretados por el
corazón
en desarrollo,
interaccionan con las células
bipotenciales e inducen la formación del
divertículo hepático. El divertículo
hepático se extiende hasta el septum transversum, una masa
de mesodermo esplácnico situado entre el corazón en
desarrollo y el intestino medio. El septum transversum constituye
el mesenterio ventral de esta región. El
divertículo hepático aumenta rápidamente su
tamaño y se divide en dos partes a medida que crece entre
las capas del mesenterio ventral. La porción craneal
más grande de este divertículo es el primordio del
hígado. Las células endodérmicas
proliferativas dan lugar a cordones entrelazados de
células hepáticas, así como al revestimiento
epitelial de la parte intrahepática del aparato biliar. La
porción caudal pequeña del divertículo
hepático se convierte en la vesícula biliar y el
tallo del divertículo forma el conducto
cístico.
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