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El héroe épico clásico: la fuerza de la libertad (página 2)




Enviado por Amira J. Kollrich



Partes: 1, 2

§  amistad
varonil

§  estrategias

§  enseñanzas finales

3)     Conclusión

Proyección de los personajes en la actualidad.
Visión de sus ideales con la posmodernidad.
Cierre personal.

INTRODUCCIÓN

En este trabajo
analizaremos dos obras artísticas que, si bien se basan en
hechos reales, contienen elementos que las hacen totalmente
ficticias. La primera obra a analizar es el film 300, el
cual fue inspirado en la figura histórica de
Leónidas, héroe espartano que enfrenta a las tropas
persas en inferioridad de condiciones ya que cuenta con menor
cantidad de soldados que sus oponentes. A continuación,
analizaremos el famoso personaje Martín
Fierro, protagonista de El gaucho Martín
Fierro
, obra escrita en 1872, y la segunda parte La vuelta
de Martín Fierro
, escrita en 1879, ambas por
José Hernández. 

La figura de Leónidad pertenece a la
civilización espartana. Esa se sitió entre las
montañas de Lacedemonia y junto al río Eurotas.

La sociedad de
esta civilización se caracterizaba por ser militarista. Se
había designado así debido a que tras vencer a las
poblaciones nativas del Peloponeso, aún con una menor
cantidad de soldados, los dorios, sus fundadores, convirtieron su
polis en una especie de campamento militar.

Poseía una rígida jerarquía, ya que
estaba dividida en tres grupos muy
desiguales:

·         Los
espartiatas o "iguales", que eran los descendientes de los
dorios. Eran los únicos que podían poseer tierras y
acceder a los cargos públicos. Tenían prohibido
dedicarse al comercio, a la
agricultura o
a cualquier otra profesión; sólo debían ser
soldados

·         Los
periecos, que eran hombres libres aunque sin derechos políticos.
Sus actividades principales eran el comercio y la
artesanía, y llegaron a servir en el ejército-

·         Los
ilotas, que formaban la parte más numerosa de la población. Estaban obligados a servir a los
espartanos porque pertenecían a las comunidades
conquistadas. No tenían ningún tipo de derecho y no
estaban protegidos por las leyes. Sin
embargo, a diferencia de los esclavos, no podían ser
comprados ni vendidos; era el Estado el
que los distribuía según las necesidades de los
espartanos.

La ciudad era gobernada por dos reyes hereditarios, quienes
eran vigilados por cinco magistrados renovados anualmente que se
llamaban éforos. Además, había un consejo de
ancianos, la Gerusia, que elaboraba las leyes, y una asamblea
integrada por los ciudadanos (los espartiatas), la Apella, que
votaba los proyectos de la
Gerusia sin tener la posibilidad de discutir las propuestas.
Cuando tenían que tomar una decisión importante,
consultaban la voluntad de los dioses en los oráculos.
Allí, una mujer, llamada
pitonisa, hacía de intermediaria entre los dioses y los
hombres. Para esto, entraba en trance y pronunciaba las palabras
que, luego de ser interpretadas por los sacerdotes, daban
respuesta a las personas que consultaban el oráculo.

Un padre no era dueño de criar a su hijo. Desde que
nacía, se lo llevaban a un lugar llamado lerché,
donde se reunían los más ancianos de cada tribu.
Allí era examinado; si estaba bien conformado y si
anunciaba vigor, ordenaban que se le criase, y le asignaban como
herencia una
de las nueve mil partes de tierra. Si era
de una débil complexión lo enviaban para ser
arrojado al monte Taigeto. Para evitar esto, las mujeres
practicaban gimnasia
constantemente. Los padres no eran libres de educar a sus hijos
como quisieran: desde que habían llegado a la edad de
siete años, eran distribuidos en diferentes clases para
ser educados en común bajo la misma disciplina. A
los doce años entraban en los cuarteles, y a los veinte se
convertían en guerreros y ciudadanos de Esparta. La
personalidad
espartana se basaba en el sacrificio y obediencia. Las madres
despedían a sus hijos cuando partían a la guerra
diciendo: vuelve con tu escudo o sobre el.

Lo que llevó a los espútanos a esta guerra fue
su constante expansión por el Mediterráneo, tanto
oriental como occidental, lo que llevó a crear colonias en
las costas de Asia Menor. Estas
colonias estaban en territorios controlados por el Imperio Persa
que siempre les concedió un elevado grado de
autonomía. Sin embargo, como[ ]los griegos siempre quisieron la absoluta
libertad, se
sublevaron contra el poder imperial
y obtuvieron algunas victorias iniciales, pero conocían su
inferioridad ante el coloso asiático, por lo que pidieron
ayuda a los griegos continentales. Pese a que los espartanos se
negaron en un principio, los atenienses sí los apoyaron,
dando comienzo a las Guerras
Médicas.

La primera batalla se libraría en un lugar llamado
valle de las Termópilas, un angosto
desfiladero de unos 12 metros de anchura. Es un paso ineludible
en el trayecto entre el norte y el sur de Grecia, el
cual se extiende desde Lócrida, en Tesalia, entre el monte
Eta y el mar (Golfo Maliaco).

Allí esperó a los persas un ejército
compuesto por 300 hoplitas espartanos (a los que hay que sumar
otros 600 ilotas, pues cada espartano llevaba dos siervos a su
servicio), 500
de Tegea, otros 500 de Mantinea, 120 de Orcómeno y 1.000
hoplitas del resto de Arcadia: 400 de Corinto, 200 de Fliunte, 80
de Micenas, 700 tespios y 400 tebanos, además de 1.000
focenses y todos los locros. Por tanto, los lacedemonios o
espartanos constituían una de las fuerzas más
pequeñas, pero debido a su reputación y a ser los
únicos soldados profesionales, los demás griegos
delegaron en ellos de forma espontánea el mando del
contingente. Según las fuentes
clásicas griegas, los soldados persas conformaban un
ejército que oscilaba entre los 250.000 y el millón
de efectivos, Heródoto incluso lo eleva a varios millones
de soldados.

En el caso de Martín
Fierro, se trata del representante del gaucho argentino. La
época en la que vivió se caracterizó por ser
época de escándalos y
negocios de tierras, en la que el gobierno
repartía los mejores campos fiscales de la provincia de
Buenos
Aires favoreciendo a los jefes del gobierno
porteño.

Buenos Aires estaba viviendo un período de progreso, de
crecimiento, europeísmo y norteamericanismo nacional,
donde el gaucho y nativo de nuestro suelo era
injustamente perseguido y tratado. Perdieron así su

libertad, su independencia
económica, su libre albedrío, su espíritu
señorial, su condición de hombres libres, su
establecimiento en la tierra
que los vio nacer y que ellos ayudaron a independizar.

La clase social
gaucha estaba, para éste entonces, condenada a
muerte por la falta de compasión de los gobiernos
llamados "civilizados y cultos", cuyas ideologías
principales fueron Mitre y Sarmiento. Luego de la batalla de
Pavón, en 1861, se imponen los ideales civilizadores de
los liberales porteños. Asume al poder Mitre, y se
comenzó a luchar contra los montoneros en el interior y
contra los indígenas en la frontera. Es
bajo el gobierno de éste último cuando más
fuerte, perseguido y aniquilado es el gaucho. Por orden de
él, los prisioneros gauchos fueron
enviados a la frontera. Lo sucede Sarmiento, y se produce la
Guerra de la Triple Alianza contra Paraguay. Se
alían Brasil, Argentina
y Uruguay, con
apoyo de Gran Bretaña. Esta guerra produjo una grave
crisis
económica y social. Los gauchos deben pelear en la
frontera, y hacen una transformación de hombre libre a
peón asalariado de terratenientes. Como definición
de nación,
en el siglo XIX, surgen dicotomías, como por ejemplo,
Unitarios vs. Federales, cuidad vs. campo, Europa vs.
América, civilización vs.
barbarie.

Sarmiento practicaba una política
antigauchesca ilegal e inhumana. El progreso era la ley
de la época, signo de éste tiempo e
impulsó a nuestro país a tratar de imitar a los
países potencias modelos.

Como consecuencia nuestras tierras deben poblarse de
inmigrantes de otras tierras; el trigo debe suplantar el cardo y
la paja brava; pero todo eso debería hacerse sin el
aniquilamiento del gaucho. Pero los liberales son capaces de
hacerlo.

.Los defensores de la
cultura gauchesca sostienen que si
la tierra que se le conquista al
indio, favorece a toda la
República, es injusto que el gaucho sea el
único en pelear por ella, cuando ni siquiera se queda con
una parte de la tierra.
Por eso, los hombres de esta
ideología niegan al gobierno, el derecho de vender las
tierras públicas, proponiendo que sean divididas y
entregadas gratuitamente a los que la trabajen. Dándole no
solo la posibilidad al gaucho, de trabajar la tierra sino
también de convertirse en un hombre del progreso como el
resto de la sociedad.

Pero Mitre, Avellaneda y Sarmiento, no hicieron caso a los
pedidos gauchescos y venden las tierras públicas, a las
autoridades porteñas y fundan en forma definitiva el gran
grupo

De la aristocracia argentina.
ésta política de los hombres progresistas
hará que ochenta años después el país
tenga un 75% de sus agricultores que no son los dueños de
las tierras que trabajan.

Los liberales, con sus ideas formadas de la política
romántica, tuvieron como meta eliminar la barbarie
(gauchos) y civilizar el país, poniéndolo al nivel
de las naciones avanzadas del momento. Sus vidas, que hasta ese
momento se basaban en la tradicional, en la simplicidad criolla,
fueron dejadas de lado al elegir la forma de vida europea. El
lujo es parte de la cotidianidad porteña. Quedando
así,
los valores cambiados, ya que a partir de ahora, la
admiración a lo tradicional y a la tierra y la defensa de
la
libertad son llamadas Barbarie y a los héroes que
arriesgan su vida por esa libertad se los llama bandidos.

El programa
seguido por Sarmiento, Mitre y Avellaneda, se caracterizaba en lo
político por la
organización de un
Estado Nacional fuerte y reconocido como autoridad
suprema y legítima para lo que era necesario:

·        
Imponer su autoridad a
los gobiernos provinciales, acabando con los caudillos
federales.

·        
Extender su soberanía a todo el territorio, terminando
con las fronteras interiores que dividen las zonas dominadas por
indios y blancos.

·        
Civilizar siguiendo el modelo
europeo o norteamericano

·        
Fomentar la inmigración para poblar el desierto,
acelerar el
proceso civilizador y el
desarrollo económico.

·        
Desarrollar la economía trayendo los capitales
extranjeros.

Hacia la segunda mitad del siglo XIX, la situación
cambió. La actividad ganadera hacía necesaria la
incorporación de nuevas tierras para ponerlas a producir y
así dar respuestas a las demandas del mercado
internacional. El "desierto", como se llamaba a la tierra ocupada
por los indígenas del sur de la provincia de Buenos Aires
tenía miles de hectáreas disponibles. La
finalización de la Guerra del Paraguay y de los
levantamientos de los caudillos hacía posible pensar en
resolver "el problema del indio", autor de constantes malones
contra la hacienda criolla. La primera etapa comienza en abril de
1876, cuando Alsina, ministro de Guerra y Marina, empieza a
ampliar la frontera. Su obra se caracterizó por la
singular construcción de una zanja para impedir y/o
dificultar el acceso de malones o invasores indígenas. La
zanja se extendió desde Italo, al sur de Córdoba,
hasta Bahía Blanca, contando con una extensión de
500 Km que fueron cavados en dos años. Dicho proyecto
incluía fortines que se erigieron cada cinco
kilómetros.

Al morir Alsina en 1877, Roca asume su cargo. Su plan, opuesto al
de Alsina, consistía en aplicar una táctica
ofensiva llevando la guerra al territorio indígena a
través de un avance general. El plan de Roca se
desarrolló en dos etapas. En la primera, distintas
columnas realizaron ataques sorpresivos junto con exploraciones
de reconocimiento del territorio para organizar la
expedición. La etapa final, en 1879, se planeó con
un avance general y definitivo sobre la línea del
río Negro realizado por cinco columnas en forma
simultánea.

DESARROLLO

La película comienza presentándonos a
Leónidas a la edad de siete años, cuando los
niños
espartanos debían ser llevados a la lerché donde
los entrenaban para convertirse en los grandes guerreros por los
que se caracterizaba la civilización. Allí es
sometido a terribles castigos y pruebas de una
increíble dificultad. También podemos apreciar su
encuentro con un lobo salvaje, en medio de una noche invernal. La
estrategia
utilizada para inmovilizar al animal es la misma que
utilizará para detener la invasión de los persas.
En ambos casos se ayuda de la geografía de las
Termópilas, que presenta un angosto desfiladero. En el
caso del lobo lo que hace es meterse por ese pasillo, haciendo
que el lobo lo persiga; debido a la angostura del camino y al
tamaño del animal, este en algún momento
quedará trabado y así permanecerá
inmóvil para que el joven pueda acabar con él. En
cuanto a los soldados enemigos, esta característica del
lugar anuló la superioridad numérica persa;
además, la mayor protección espartana les
permitiría aguantar los envites persas y el mayor
tamaño de sus lanzas podría darles suficiente
ventaja en una lucha cuerpo a cuerpo. Martín Fierro tiene
como estrategia matear siempre sobre el rancho para vigilar que
la policía no lo agarre, y de noche busca una guarida para
que no lo atrapen. No iba a ningún lugar sin su
facón, él lo define como su único amigo:
sabía que si tenía algún enfrentamiento, lo
necesitaría y podía estar seguro de que
ganaría debido a la habilidad que tenía con su
"arma". Solía quitarse las espuelas antes de un encuentro
con enemigos. También se arremangaba los calzoncillos
(como los llama) cribado que le llegaban hasta los tobillos para
no pisárselos durante este, se ajustaba la faja y probaba
el filo del cuchillo en una mata de paja. A continuación,
ataba el caballo al pasto para poder huir rápidamente en
caso necesario, pues bastaba dar un tirón a las riendas y,
finalmente, esperaba quitito y callado a que sus enemigos fueran
por él.

En ambas obras, las autoridades se oponen a los ideales de los
protagonistas pero aún así los dos se mantienen
firmes. Leónidas defiende la razón contra la
ignorancia o el misticismo, tanto de los éforos a los que
debe consultar e intentan desalentarlo como de los dioses de los
invasores. Todo parece indicarle que lo que está haciendo
va contra lo correcto, contra la ley pero
él aún así sigue adelante desobedeciendo a
las autoridades y sin importarle esto. Cuando la batalla parece
estar perdida no puede volver porque sería condenado por
la Gerusia y por los espartiatas, acusándolo de
desobediencia al oráculo. Es decir, de alguna manera se
convierte en un marginado, aunque si él hubiese ganado la
batalla no sería juzgado. Pero lo hecho, hecho está
y no puede permitirse volver. Debe enfrentar del mismo modo al
oráculo que pretende hacerlo retroceder y a los invasores
que traen creencias similares. De la misma manera se presenta
Martín Fierro: desobediente a las autoridades. Todo
comienza cuando no se presentó a votar en las
últimas elecciones, es decir, se reveló contra lo
que las autoridades querían que hiciera. Fierro
podría imaginarse que esta acción
tendría esas consecuencias, pero él se mantuvo
firme a sus ideales, no quería votar y no lo hizo. Como
dice él, debido a esto, "el juez lo tomo entre ojos" y por
eso fue llevado a pelear en las fronteras,
no lo llamaron a cobrar por que "no
estaba" en la lista, y finalmente recibió un castigo: fue
estaqueado.

En su primer enfrentamiento con los indios, mata a un hijo del
cacique con el objetivo de
defender su propia vida. Se hace desertor cuando huye del cuartel
y vuelve a su rancho, pero ya no tiene nada. Su mujer se fue con
otro hombre y no sabe donde están sus hijos, aunque supone
que pueden estar trabajando en cualquier lugar. A partir de
entonces, Martín Fierro se convierte en un marginado. Su
situación se agrava cuando mata a un hombre en un baile,
cuando alcoholizado provoca al moreno. Más adelante, mata
a otro hombre que lo provocó a él. Acá es
cuando comienza una vida fuera de la ley, perseguido por la
policía.  En esa circunstancia conoce a Cruz, uno de
los integrantes de la partida de policía que lo ha
rodeado, pero al ver pelear a Fierro con coraje y en desventaja,
se pone de su lado. Tras este hecho, nace una gran
relación entre estos dos personajes, la cual se conoce
como la primera amistad varonil en la literatura
argentina. Esta amistad entre Cruz y Fierro está por
encima de todo y los ha salvado de peligrosas situaciones. Desde
su primer encuentro están siempre juntos recorriendo las
pampas. Cuando Cruz muere por la epidemia en la aldea de lo
indios, Fierro lo siente muchísimo dado que le
tenía un gran afecto, y le dedica los siguientes
versos:

"Ya conoce, pues quien soy;

tenga confianza conmigo;

Cruz le dio mi mano de amigo

y no lo ha de abandonar.

juntos podemos buscar

pa los dos un mesmo abrigo.

Andaremos de matreros

si es precioso pa salvar;

nunca nos ha de faltar

ni un güen pingo para juir

ni un pajal ande dormir,

ni un matambre que ensartar."

De Leónidas podemos resaltar la importancia que le da
al compañerismo. Para él lo más importante
en una batalla es cuidar al compañero, que también
lo cuidará a uno. En su encuentro con Jerjes, el rey
persa, este dice que para él es más importante la
victoria que la vida de todos sus soldados. El espartano, en
cambio, dice
que moriría con gusto por salvar a cualquiera de sus
hombres. Además de valorar a cada uno de sus soldados por
igual, se puede ver la confianza que tiene en Dilios, a quien
elige como mensajero para informar sobre su inevitable derrota y
la necesidad de preparar al ejército, y es a él a
quien le entrega el regalo que su mujer le hizo para que se lo
devuelva. También se ve un vínculo especial con el
Capitán, quién ha llevado a su hijo a la batalla y
por el cual Leónidas se preocupa. Le asegura que no es
necesario llevarlo pero el Capitán le demuestra la lealtad
que hay en su relación, insistiéndole en que lo va
a llevar porque ya no es tan joven. Si bien amaban a sus hijos,
apreciaban más que su hijo fuera un excelente guerrero y
que estuviera entrenando lejos de ellos pero con esfuerzo para
ser cada vez mejores guerreros que tenerlos a su lado. Porque
tenerlos a su lado no implicaba nada, no era útil ni para
los padres, ni para sus hijos y mucho menos para Esparta. No
sufrían la separación cuando alguno de ellos
marchaba a la guerra, aún sabiendo que podían
perderlos, porque era un orgullo para un padre que su hijo diera
la vida por su pueblo. En cambio, Martín Fierro se
enfurece cuando vuelve a su rancho y ve que sus hijos no
están. Definitivamente no es un espartano, porque no puede
soportar estar más tiempo sin sus hijos y no puede
perdonar a aquellos que se lo llevaron y ocasionaron que
estuviera tanto tiempo lejos de ellos. Promete convertirse en una
fiera y vengarse de lo que le hicieron. Se imagina donde
estarán y cree que seguramente fueron enviados a trabajar.
Acá se puede ver un pensamiento
absolutamente distinto entre los espartanos y los gauchos. Los
hijos de Fierro son más grandes que los espartanos cuando
eran llevados a la lerché y, si bien no iban a recibir un
buen trato debido a su condición social, tampoco
recibirían los crueles castigos que se les daba a los
jóvenes griegos. Aún así Fierro se preocupa
por sus chicos diciendo que no están listos y sufre
pensando donde estarán. Para él, a diferencia de
los espartanos, sus hijos son pichones todavía y no cree
que estén preparados para volar lejos de él. Si
bien lo que más desea es que estén con él,
se tranquiliza un poco convencido de que el mayor nunca
abandonaría al menor y desea que por lo menos hayan sido
encontrados por algún cristiano.

Ya en la segunda parte del libro, el
gaucho se reencuentra con sus dos hijos y les deja su mensaje
final como enseñanza, porque no quiere que repitan sus
errores. Les aconseja estudiar, pero nunca creer que se sabe todo
porque siempre hay algo nuevo que aprender; ser leales a los
amigos pero no aprovecharse de ellos; confiar en Dios pero tener
cuidado con los hombres; hablar con fundamento y con sentimiento,
no hablar por hablar; no ser rencorosos y que cuando uno cree que
tiene que decir algo, lo diga porque no es bueno guardarse las
cosas. Le comenta que del ridículo nunca se vuelve y que
la confianza en uno mismo es el arma más útil del
hombre. Les recomienda respetar la ley, trabajar duro, ser
prudentes y no dedicarse a la bebida. Pide la unión de los
hermanos y el respeto por los
ancianos, la vida de los hombres y la mujer.

Fierro, además de distanciarse de sus hijos cuando fue
llevado a las fronteras, perdió también a su mujer.
él la amaba y pese a que le llegaron rumores de que se
había ido con otro hombre, la perdona y la justifica
porque esta seguro de que necesitaba que un hombre la mantuviera
por él. Esa es la única estrofa en la que se la
menciona y se ve que en esa época las mujeres eran
dependientes de los hombres. Podemos sacar como conclusión
que la mujer no tenía un lugar en la sociedad, no
podían desenvolverse solas, no porque no tuvieran las
aptitudes sino porque los hombres no se lo permitían.
Aún así, con todos esos prejuicios hacia la mujer
establecidos en la sociedad, Martín Fierro amaba a su
mujer y la respetaba. En ningún momento se ven actitudes
machistas de su parte, ya sea con su mujer o en el episodio de la
cautiva. Allí denota el sufrimiento de la mujer,
el estado de degradación. Además a pesar de las
largas jornadas en el desierto, no despierta otro sentimiento en
Fierro que no sea el de conmiseración y solidaridad.
 él ni siquiera considera a la mujer totalmente
dependiente del hombre porque para él no hay peor enemigo
que la mujer despechada o dolida, lo que quiere decir que una
mujer de esas características es más temible que un
hombre.

Además, aparecen otras dos clases de mujer: la
visión de la mujer sometida totalmente ante la voluntad
del hombre desde el punto de vista de Cruz, y la mujer como un
mal desde el viejo Vizcacha. La mujer de Cruz vivió lo
mismo que la mujer de Fierro: cuando su esposo fue llevado a la
frontera debió buscarse otro hombre para que la mantenga.
Sin embargo, la reacción de Cruz no fue la misma que la de
su amigo: él consideraba que su mujer tenía que
estar esperándolo porque el hombre es
dueño de la mujer. Es por eso que la buscó y la
mató junto con su nueva pareja. En cuanto a la mujer
según Vizcacha podemos decir que él las prejuzga,
las hace ver como traicioneras, no confiables, que de tener la
oportunidad, van a engañar o a jugarle una mala pasada al
hombre.

En la Antigüedad pasaba algo parecido con la mujer. La
mujer no cumplía ningún rol, a excepción de
cuidar el hogar y a los niños. Sin embargo, Esparta era
distinta. Es por eso que cuando la reina Gorgo da su
opinión durante el encuentro con el mensajero de Jerjes,
este se sorprende  de que una mujer hable ante los hombres.
Ella justifica su acción diciendo que la mujer es la que
da guerreros a Esparta, mostrando así la
consideración diferente que ambos pueblos tienen con la
mujer. Además, ella tenía una participación política activa, ya
que habló con dos integrantes del consejo para permitirle
ingresar a este y convencer al resto de los miembros de enviar al
ejército para ayudar a su marido. Por otro lado, no todos
los hombres las consideraban como su igual. La reina es
engañada por Theron, que le promete interceder en lo que
ella quiere lograr pero para eso debe someterse a sus perversos
deseos. Ante el consejo, el traidor Theron presenta los hechos al
revés, la acusa de haberlo provocado y la humilla ante
todos. Ella lo mata y en ese momento se descubre el dinero que
el enemigo había entregado al traidor para que Esparta no
combatiera. En este recinto la reina habla de la justicia, el
honor, el orden y las leyes que deben ser respetados. Plantea la
civilización como respuesta a la barbarie. Leónidas
deja un mensaje final de lucha por la libertad, la justicia, la
razón y la civilización, contra la tiranía,
la esclavitud y la
oscuridad de las antiguas creencias. Este mensaje será
tomado por su pueblo, que finalmente rechazará la
invasión.

En ambas obras, todo lo perteneciente al lado del mal es
mostrado con fealdad y aberración. En los persas se pueden
observar monstruos gigantes y desagradables a los cuales llevan
encadenados debido a su fiereza, animales gigantes
y sumamente violentos y hombres con feas máscaras que
cubren sus rostros debido a lo horribles que son. También
en este pueblo se ven todo tipo de deformidades físicas
cuando el mensajero va a hablar con Jerjes. En el Martín
Fierro el indio es el que comete las aberraciones. Es
impresionante la descripción del asesinato del bebé
de la cautiva. Los excesos en las bebidas y la violencia que
esta genera. Las "curaciones" durante la epidemia son un
muestrario de horror y salvajismo.

Tanto Leónidas como Martín Fierro defienden la
libertad: para los dos esta es el valor supremo.
La diferencia es que mientras uno es rey y piensa en su pueblo y
la lucha contra las tiranías y los invasores, el otro es
pobre y perseguido y piensa en su propia libertad y en la de los
que son iguales a él porque no quiere someterse a los
abusos de las autoridades.

CONCLUSIÓN

Los ideales de los personajes permanecen en el tiempo y son
los que el hombre aún en la actualidad, 2600 años
después de 300 y 130 años después de
Martín Fierro, continúa buscando: la
libertad, la lucha contra las tiranías, la solidaridad, la
ayuda a las personas que sufren. Los consejos que el gaucho les
da a sus hijos son consejos que actualmente siguen vigentes. Lo
mismo pasa con aquellos del viejo Vizcacha. Todos son aplicables
a ejemplos de la actual Argentina y principalmente
deberían ser dados a las personas que tienen el poder en
nuestro país. Por ejemplo:

El trabajar es la
ley,

Porque es
preciso alquirir;


No se espongan a sufrir

Una triste
situación:


Sangra mucho el corazón

Del que tiene que pedir.

Debe trabajar el
hombre

Para
ganarse su pan;


Pues la miseria, en su afán

De perseguir de mil
modos,

Llama en
la puerta de todos


Y entra en la del
haragán.

En la Argentina actual una de las problemáticas
más grave es el desempleo. Pero
además, también hay mucha vagancia: gente que en
vez de buscar empleo
prefiere piquetear o vivir de planes de ayuda social; lo
peor es que se quejan si el gobierno pretende quitarles ese
dinero y
además cada vez piden más beneficios (aguinaldo,
vacaciones, etc), porque si bien es justo recibir un paliativo
por parte del Estado cuando
se esta pasando una situación difícil para no caer
en la indigencia no se puede vivir a perpetuidad del
gobierno.

Muchas cosas pierde el
hombre

Que a
veces las vuelve a hallar;


Pero les debo enseñar,

Y es bueno que lo
recuerden:

Si
la vergüenza se pierde


Jamás se vuelve a
encontrar.

Esto es algo que se ve todos los días en la
televisión. Personas que con tal de conseguir fama y
dinero están dispuestas a todo, sin importarles caer en lo
ridículo, de lo cual no se vuelve.

Es siempre, en toda
ocasión,


El trago el pior
enemigo;

Con
cariño se los digo,


Recuérdenló con
cuidado:

Aquel
que ofiende embriagado


Merece doble castigo.

Automovilistas que manejan embriagados. Médicos que
operan embriagados. Todos ponen en riesgo la vida
del prójimo, pero no les importa. También
están aquellos que por estar embriagados atacan a
cualquier por la calle sin que este les haya hecho nada.

"Hacete amigo del Juez
No le dés de qué quejarse;
Y cuando quiera enojarse
Vos te debés encojer,
Pues siempre es güeno tener
Palenque ande ir a rascarse".

Esto se ve generalmente en los crímenes ocurridos en
las familias poderosas. Los más sospechosos son los
propios miembros de la familia,
porque todos tienen algo que los involucra. Sin embargo, siempre
son lo últimos que la justicia mira y en caso de ser
culpables quedan en libertad o se les busca algún
artilugio jurídico para reducirles su condena.

En cuanto a 300, creo que es comparable a la
situación mundial. En ese momento el imperio más
poderoso era Persia y pretendía decirle a los espartanos
que hacer con el agua y la
tierra que estaba en su territorio. Algo muy similar ocurre con
la potencia
más poderosa actual: Estados Unidos,
la cual pretende controlar la situación económica
y, por ende, la política y social de los países
subdesarrollados. Al ver que se les oponían, Persia decide
invadir y Esparta se opone, enviando su ejército para
detener la futura invasión. Estados Unidos no lo hace
explícitamente, sino que busca (y muchas veces, inventa)
una excusa para invadir como fue en el caso de Iraq.

Estos ejemplos que son comparables a situaciones que nos
presentan ambas obras artísticas demuestran que en muchas
sociedades
actuales faltan estos principios. La
cultura
posmoderna se opone totalmente a las personalidades de
Martín Fierro y Leónidas, hombres valientes, que
luchan por sus ideales, no se rinden fácilmente, se
mantienen luchando aunque vean las cosas perdidas. Hay, si, una
diferencia entre los dos: Fierro aprendió que lo
posmoderno es malo gracias a la experiencia. Se dio cuenta de que
estaba desperdiciando su vida y convirtiendo su paso por ella en
efímero cuando no pudo compartir la infancia de
sus hijos, cuando perdió a su mujer, cuando pasaba sus
días alcoholizado. Pudo cambiar, finalmente, y
luchó para que sus hijos y las generaciones posteriores no
repitan estos errores.

Se necesita que aparezcan figuras como las estudiadas para que
nos indiquen el rumbo correcto. La cultura posmoderna está
tan establecida en la sociedad que ya a nadie le extraña
esta manera Light que tiene la mayoría de las
personas: ya no nos asombra la corrupción, el desempleo, la vagancia, los
asesinatos, la falta ley, de orden y de justicia y muchos menos
nos va a preocupar el ridículo, el deshonor, la
desunión familiar, la dependencia… Necesitamos los
consejos de Fierro y de Vizcacha, necesitamos la valentía
y determinación de Leónidas, porque en sus
épocas también se encontraban todas estas
problemáticas, pero ellos se enfrentaban a ellas.

Lo que sucede actualmente, a diferencia de en las
épocas de los personajes trabajados, es que todos creemos
y estamos de acuerdo en lo mismo pero no actuamos y así
nada a cambiar. Por eso se necesita alguien que no tema
enfrentarse a decir lo que piensa y que sea firme en sus ideales;
alguien que luche por el bien común y no por el bien
propio; alguien a quien no le importe morir o ser castigado
cruelmente con tal de lograr sus objetivos.

 

 

 

 

Autor:

Amira J. Kollrich

Argentina

18/07/2008

Partes: 1, 2
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