Monografias.com > Sin categoría
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Los razonamientos en el lenguaje ordinario (página 2)



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6

Eduardo A. Castro

La Plata, Septiembre de 2008

CAPÍTULO 1: DEFINICIONES BÁ
SICAS Y TéRMINOS PRIMARIOS

           
El tema central de este texto es una
ciencia y toda
ciencia demanda de una
serie de definiciones básicas arbitrarias así como
de un lenguaje
propio. Estas definiciones pueden tener todo un grado variable de
complejidad y lo que importa es que ellas se establezcan con
precisión y claridad. Por otra parte, el lenguaje
asociado a cada ciencia usualmente es muy específico. El
cuidado que se debe tener es saber emplearlo en forma correcta y
consistente.

           
Al expresar que un lenguaje científico es
específico se quiere significar que los términos
básicos se corresponden con significados bien determinados
y nada ambiguos. Por eso el primer paso al comenzar el estudio de
una ciencia es brindar las definiciones básicas y
presentar la terminología primaria. Luego, al ir
desarrollando la temática específica, se deben ir
agregando nuevas definiciones y presentando nuevos
términos.

           
El término "Lógica" y otros derivados de
éste admiten varias acepciones, ya que es familiar y de
uso extendido. Las palabras "lógica" y "lógico" son
familiares para todos nosotros. A menudo hablamos de una conducta
"lógica" queriendo significar que ella es contrapuesta a
una conducta "ilógica", de un procedimiento
"lógico" como contraparte de uno "ilógico", de
explicación "lógica", de espíritu
"lógico", de ideología "lógica", etc. En todos
estos casos, la palabra "lógico/a" es usada
fundamentalmente en igual sentido que "razonable".

Sin embargo, desde el punto de vista del estudio de la ciencia
Lógica es necesario establecer una definición.

Definición 1.1.

La Lógica es la ciencia que trata de los métodos y
los principios
empleados para distinguir entre los razonamientos correctos y los
incorrectos.

           
El término "razonamiento" (también designado
como "inferencia" o "deducción") debe entenderse como un
proceso mental
tal que, a partir de ciertos argumentos iniciales, se pueden
derivar conclusiones. Los razonamientos incorrectos se conocen
con el nombre de "falacias".

           
La Lógica no es sólo una ciencia
teórica
, sino que es también una ciencia
normativa
, una ciencia práctica, un arte
que indica normas
prácticas, que conducen al pensamiento
correcto.

           
Asimismo, la Lógica es la ciencia que tiene por objeto
determinar entre las operaciones
intelectuales
tendientes al conocimiento
de la verdad, cuáles son válidas y cuáles
son inválidas. Sea que se considere a la Lógica
como una ciencia teórica que investiga en
qué condiciones un juicio es verdadero, o como
unatécnica que nos muestra los
medios para
alcanzar la verdad, en todos los casos ella descansa sobre la
distinción de lo verdadero y lo falso, lo válido de
lo inválido, lo correcto de lo incorrecto.

           
La Lógica también ha sido definida de otras maneras
alternativas, muchas de las cuales no son adecuadas. Pasamos
ahora a considerar algunas de ellas a fin de evitar errores
conceptuales y que al mismo tiempo puedan
ayudar a una mejor comprensión de las dos definiciones
brindadas más arriba. Una de ellas consiste en definir a
la Lógica como la ciencia de las leyes del
pensamiento
. Pero esto no es exacto pues la psicología es una
ciencia que trata de las leyes del pensamiento. Además, no
todo pensamiento es un razonamiento. Por ejemplo, uno puede
pensar acerca de la belleza de un escenario natural y ello
evidentemente no es un razonamiento. Hay otros tipos de
pensamientos que no son razonamientos, tal, como por ejemplo, las
asociaciones libres. O sea que todo razonamiento es un
pensamiento pero no todo pensamiento es un razonamiento.

           
Otra definición alternativa es la que designa a la
Lógica como la ciencia del razonamiento. Tampoco
esta acepción es equivalente a la definición 1 dada
anteriormente, pues el razonamiento es un pensamiento y se
incluye por lo tanto en el campo de la psicología. La
Lógica se interesa por la corrección de los
razonamientos, pero no por los razonamientos en sí mismos,
pues ellos son procesos harto
complicados, con un contenido emocional y sus mecanismos
específicos todavía resultan bastante desconocidos.
Estos mecanismos consisten, entre otros componentes, en
desmañados procedimientos de
prueba y error iluminados por repentinos chispazos de
comprensión y a veces resultan aparentemente inconexos.
Estos oscuros caminos por los cuales la mente llega a sus
conclusiones durante los procesos reales de razonamiento, no son
en absoluto de la incumbencia del lógico. A éste
sólo le interesa la corrección del proceso cuando
está terminado. El problema que enfrenta la Lógica
es el siguiente: la conclusión a que se ha llegado,
¿se deriva de las premisas empleadas? Si las premisas
brindan fundamentos adecuados para aceptar la conclusión,
si afirmar que las premisas son garantías verdaderas de
que la conclusión también será verdadera,
entonces el razonamiento es correcto. De lo contrario, ese
razonamiento es incorrecto.

           
A modo de reiteración, insistimos en que el problema
central de la Lógica es distinguir entre el razonamiento
correcto y el incorrecto o sea ¿la conclusión a la
que se ha llegado se deriva adecuadamente de las premisas
empleadas? Si la conclusión se sigue de las premisas,
entonces el razonamiento es correcto. Esto implica que lo
importante no es el contenido de las proposiciones particulares
componentes del razonamiento sino su estructura
intrínseca.

           
El elemento básico de la Lógica es la
"proposición".

Definición 1.2. Una proposición es
una construcción gramatical tal que acerca de
ella se

                        
puede afirmar que es verdadera o falsa. La verdad y la falsedad
se

                        
denominan "valores de
verdad"
.

      ¿Qué o
quién se encarga de determinar la verdad o falsedad de una
proposición? Si bien este no es un problema atinente a la
Lógica, de un modo bastante general podemos afirmar que la
Ciencia se encarga de establecer el valor de
verdad de una proposición.

Las construcciones gramaticales son arbitrarias y por ende
cabe toda una gama de ellas, tales como, por ejemplo:

a)     Nadie solamente lunes pero si a
menos jugar.

b)    ¿Quién vino ayer
temprano?

c)     Tráeme el diario.

d)    ¡Qué hermoso día!

e)     Hoy tenemos un clima
templado.

En el primer caso nada puede decirse de esta oración,
salvo que no tiene sentido y que nada puede deducirse de ella. En
el segundo caso se trata de una pregunta y en el tercero es una
orden. La cuarta oración es una exclamación y
sólo en el quinto caso estamos en presencia de una
oración declarativa que es una proposición. En
efecto, se puede decidir si es cierto o no que hoy es un
día templado. O sea que cabe asignar un valor de verdad a
esta construcción, cosa que no puede hacerse en los otros
ejemplos previos, dónde tenemos algo que carece de
sentido, o se interroga, o se ordena o se exclama algo.

           
Es necesario distinguir entre las "oraciones declarativas"
y sus "significados asociados". Por ejemplo:

           
Pedro estudia con María.

y

           
María estudia con Pedro.

son dos oraciones diferentes, pero ambas poseen el mismo
significado. Una definición alternativa para el
término proposición es

Definición 1.2a. Una proposición
designa el significado de una oración declarativa.

           
Las proposiciones no son propias de los lenguajes en los
cuáles ellas pueden ser formuladas. Así, por
ejemplo,

(i)         I am.

(ii)        Yo soy.

(iii)        Je suis.

son tres oraciones distintas pero constituyen una única
proposición, ya que tienen el mismo significado.

Ahora podemos dar una definición más precisa y
ajustada del término "razonamiento":

Definición 1.3. Un razonamiento es
cualquier grupo de
proposiciones tal que de una de

                        
ellas se afirma que es verdadera y se deriva de las otras, las
cuales son

    
                    consideradas
como evidencias del
valor de verdad de la primera.

           
La "conclusión" de un razonamiento es la
proposición que se afirma sobre la base de las otras
proposiciones componentes de aquel, las cuales se denominan
"premisas".

           
La función
de premisa y de conclusión es relativa, ya que depende de
su uso en el razonamiento. Así, aquella proposición
que es una premisa en un razonamiento puede ser la
conclusión en otro. Por ejemplo, en los dos siguientes
razonamientos

           
Los días de junio pasan lentamente.

           
Los días que pasan lentamente provocan tedio.

           
Entonces, los días de junio provocan tedio.

y

           
Los días de junio provocan tedio.

           
Los días que pasan lentamente provocan tedio.

           
En consecuencia, los días de junio pasan
lentamente.

la proposición los días de junio provocan
tedio es la conclusión en el primer razonamiento y
es una de las dos premisas en el segundo.

           
Un aspecto especialmente importante que se debe destacar es que
en un razonamiento el orden de presentación de las
premisas y la conclusión puede ser cualquiera. Por
ejemplo, en el siguiente razonamiento

En una democracia,
los pobres tiene más poder que los
ricos, porque son más, y la voluntad de la mayoría
es suprema

se enuncia primero la conclusión ("En una
democracia, los pobres tiene más poder que los
ricos"
) y luego las premisas.

En el siguiente razonamiento

En una democracia, como los pobres son más y la
voluntad de la mayoría es suprema, entonces los pobres
tienen más poder que los ricos

la conclusión aparece al final.

Y finalmente, en el siguiente razonamiento

En una democracia, como los pobres son más, entonces
los pobres tienen más poder que los ricos porque la
voluntad de la mayoría es suprema

primero se enuncia una premisa, luego la conclusión
y la otra premisa cierra esta inferencia. En conclusión se
observa que la estructura formal de un pensamiento no es
única y antes bien admite varias formulaciones
gramaticales.
   

           
Los razonamientos tradicionalmente se dividen en dos clases:
razonamientos deductivos y razonamientos
inductivos
. Sólo en el caso de los razonamientos
deductivos las premisas ofrecen evidencias concluyentes
acerca de la corrección o incorrección del
razonamiento. En el caso de los razonamientos deductivos se
emplean los términos válido e
inválido en vez de correcto e incorrecto. Para los
razonamientos inductivos no se pretende que las premisas ofrezcan
evidencia absoluta acerca de la verdad de su conclusión,
sino que brindan una cierta evidencia de ella. Los
razonamientos inductivos no son válidos ni
inválidos en el sentido de que estos
términos se aplican a los razonamiento deductivos.

           
Otra cuestión central en el estudio de la lógica es
la relación entre la verdad y la falsedad de las
proposiciones y la validez o invalidez de los razonamientos. Ya
se ha destacado que las proposiciones pueden ser verdaderas
o falsas
y que los razonamientos pueden ser
válidos o inválidos
. Pero carece de sentido
en el ámbito de la lógica afirmar la verdad o
falsedad de un razonamiento o la validez o la invalidez de una
proposición. No existe una conexión directa y
sencilla acerca del grado de verdad de las proposiciones y el
grado de validez de los razonamientos. Sin embargo hay ciertas
relaciones generales entre los valores de
verdad de las  proposiciones componentes de un razonamiento
y la validez o invalidez de éste. Este tema para nada es
trivial o sencillo y será objeto de un desarrollo
minucioso en capítulos posteriores. Sin embargo vale la
pena destacar que algunos razonamientos válidos pueden
contener sólo proposiciones verdaderas. Pero
también puede ocurrir que un razonamiento contenga
exclusivamente proposiciones falsas y  ser
verdadero. 

           
La verdad o la falsedad de las proposiciones no la establece la
Lógica sino las ciencias
fácticas (Física, Química, Astronomía, Medicina,
etc.). Uno de los problemas
centrales de la Lógica es la formulación adecuada
de las proposiciones. Como en su formulación se emplea el
lenguaje y lo que interesa es el significado de las oraciones, es
necesario estudiar con cierto cuidado algunos conceptos generales
de aquel, tema que se presenta en el siguiente
capítulo.    

LOS PRINCIPIOS
LÓGICOS

           
Todas las ciencias descansan sobre ciertos principios necesarios
para construirlas, los cuales constituyen los puntos de partida y
a partir de ellos se procede a desarrollarlas ordenada y
sistemáticamente. El pensamiento y la razón tienen
principios que son previos a los de cualquier otra ciencia. Estos
principios de la razón son conocidos como
primeros principios lógicos.

           
Estos primeros principios pueden definirse como verdades
absolutas
, evidentes por sí mismas, en las que se
apoyan todos los razonamientos. Ellos poseen las siguientes
características:

a)     Son principios absolutos
porque rigen sin restricciones.

b)    Son verdades evidentes, porque no
necesitan de ninguna demostración y se imponen como
necesarios.

c)     Son principios supremos,
porque no puede haber otros principios anteriores a ellos.

d)    Tienen el carácter de necesarios, porque si no
se cumplen, el pensamiento no tiene validez.

e)     Tienen la peculiaridad de ser
universales, porque existen para toda razón y
porque su ámbito de aplicación son todos los entes
y sirven de fundamento a todas las ciencias.

Estos principios lógicos son cuatro:

I)             
de identidad

II)            
de contradicción

III)           
de tercero excluido

IV)          
de razón suficiente

El principio de identidad. Este principio se
enuncia de la siguientes manera:

"Toda cosa es idéntica a sí misma"

La identidad es
el carácter que hace que una cosa sea igual a sí
misma y es una ley a la que se
someten todos los entes. Cuando se aplica este principio a los
conceptos, ello significa que un concepto es
idéntico al conjunto de sus notas esenciales. Por
ejemplo:

                       
Hombre =
animal racional.

Cuando este principio se aplica a la Lógica se formula
de la siguiente manera: si un enunciado es verdadero, entonces
es verdadero.

El principio de contradicción. Se expresa
como

"No es posible que algo sea y no sea al mismo tiempo y
en el mismo sentido"

O sea que un ente no puede ser y no ser a la vez. Por ejemplo,
es imposible que una figura sea un cuadrilátero y no sea
un cuadrilátero. En términos más generales,
que A sea B y no sea B. Cuando se refiere a la Lógica,
este principio puede definirse como que si dos juicios se
contradicen entre sí, no pueden ser ambos verdaderos.

También puede expresarse como ningún enunciado
puede ser verdadero y falso.

El principio de tercero excluido. Este principio
se enuncia de la siguiente forma

"Una cosa es o no es y no
cabe una tercera posición"

Este principio establece que un ente posee determinadas
propiedades, o no las posee, y no hay lugar para una tercera
posibilidad. Por ejemplo: "Juan es estudiante o no lo es" y no
cabe otra alternativa. Desde el punto de vista de la
enunciación lógica, este principio puede enunciarse
diciendo que "dos juicios contradictorios no pueden ser ambos
falsos"
, o sea que si uno es verdadero entonces el otro es
falso. Otra manera de expresar este principio es que un
enunciado o es verdadero o es falso.

El principio de razón suficiente. Todo lo
que existe tiene su razón de existir. Nada puede ser
"porque sí", ya que es por alguna razón que le
hace ser como es
(razón suficiente) y no de otra
manera
. Frente a los ¿por qué? que plantean las
cosas, todo exige una explicación, una razón que la
determine a ser lo que es y no de otra manera. Así, cuando
se afirma que "la suma de los ángulos de un
triángulo es igual a 180°", se piensa que debe serlo
por alguna razón y ella aparece cuando se demuestra el
teorema matemático correspondiente. Las leyes de la
física y de la química, los hechos de la historia, los procesos
sociales, los movimientos estéticos, etc. tienen lugar por
alguna razón. Con respecto a los razonamientos, ellos son
válidos o inválidos por alguna razón. O sea
que en todo razonamiento, para ser válido hacen falta que
existan razones suficientes.    

CAPÍTULO 2:
EL LENGUAJE

1.     Las funciones del
lenguaje

El lenguaje es un instrumento muy sutil y complejo que sirve
para una gran cantidad de empleos y una multiplicidad de
significados. Esto demanda de quienes lo usamos que pongamos un
gran cuidado si nuestra intención es utilizarlo y
comprenderlo adecuadamente.

Uno de los usos más corrientes del lenguaje es
transmitir información y la formulación de ella
se concreta a través de las proposiciones. En estos casos
se dice que el lenguaje cumple una función
informativa
. En la proposición

      Los artículos de
consumo
alimenticio subieron de precio

se informa acerca de algo que sucedió con los precios de los
artículos de consumo alimenticio.

Otro uso habitual del lenguaje es el expresivo, tal
como es bien reconocible en, por ejemplo, la poesía.
En el siguiente ejemplo

 ¡Ni todos los huracanes del mar,

 ni los mil vientos helados de las altas
montañas

 podrán separarme de ti

 mi muy querida y bien amada! 

no se intenta informar nada acerca de accidentes
geográficos o los fenómenos climatológicos,
sino que se quiere expresar un sentimiento amoroso y una
determinación decidida. El lenguaje tiene una
función expresiva cuando es empleado para transmitir o
expresar sentimientos, emociones,
actitudes y/o
intenciones. El discurso
expresivo no es verdadero ni falso.

El lenguaje cumple una función directiva cuando
se lo emplea para impulsar o evitar una determinada acción.
Las órdenes, las sugerencias, los pedidos y formas afines
se usan con el propósito de originar o impedir una
acción manifiesta. Ejemplos del uso directivo del lenguaje
son

Alumnos, pongan más atención !!

Por favor, salgan todos a la calle.

Las oraciones directivas no son ni verdaderas ni falsas en
ningún sentido literal. Se pueden aplicar criterios de
razonabilidad o adecuación a esta clase de
oraciones, pero no de verdad o falsedad.

Así, la siguiente indicación puede o no ser
razonable

Acompaña a tus hermanos a la calle

pero carece de sentido aplicar los criterios de valores de
verdad a ella. O sea que la indicación es sensata o no,
pero en modo alguno se puede afirmar que es verdadera o
falsa.

La triple división de las funciones del lenguaje que
aquí se indica es realmente una simplificación que
hasta puede llegar a ser excesiva, pero ella ha sido hallada
bastante útil por muchos autores de obras de lógica
y lenguaje, por lo cual nos ajustaremos a ella para nuestros
fines ya especificados, que son el estudio de los razonamientos
en el lenguaje ordinario.

En sí mismo el lenguaje es algo complejo y muy variado,
y es por ello que su estudio profundo ha merecido tratamientos
extensos de parte de los especialistas. Asimismo resulta de
interés
su relación con otras ramas del saber humano, tales como
la psicología y la sociología. En el campo de la
Lógica, interesan las formas "estructuralmente puras",
tales como las indicadas en el apartado anterior, al menos en las
primeras instancias de su estudio. Tales tipos de estructuras se
suelen denominar de "forma canónica".

Sin embargo se debe destacar que no siempre el uso del
lenguaje se puede clasificar biunívocamente en alguno de
los tres tipos indicados anteriormente, ya que a veces se dan
ciertas combinaciones de sus funciones. Así, por ejemplo,
en la formulación de un poema puede haber un uso
preponderantemente expresivo del lenguaje pero también
puede tener un empleo del
tipo directivo, si la intención es impulsar o aún
insinuar una determinada acción. 

La Lógica se aplica solamente al discurso informativo y
en tal sentido se debe ser capaz de detectar y separar la
función de esta clase en un determinado pasaje de
cualquier otro tipo de función que se pueda encontrar (o
sea el expresivo y/o el directivo). Este análisis demanda al lector el uso del
raciocinio y la inteligencia
así como de su percepción
sensible para llevar a cabo tan delicado proceso.

2.     El lenguaje
neutro

Como el objeto de la Lógica es diferenciar
razonamientos válidos de los inválidos, es
imprescindible que el lenguaje empleado sea neutro. Si bien todos
los usos del lenguaje son válidos y necesarios para
cumplimentar una apropiada comunicación entre los seres humanos, al
tratar de razonar acerca de hechos concretos el empleo de formas
diferentes a la informativa puede constituir un gran
obstáculo. En efecto, hay palabras y oraciones que tienen
un fuerte contenido emotivo y que pueden inducir a que se llegue
a conclusiones inválidas. Así, por ejemplo, al
evaluar la acción gubernamental de una determinada
administración si se utilizan
términos tales como "burócratas", "privilegiados",
"negociados" y otros afines ya se puede predecir que clase de
conclusión se derivará de tal juicio.

      El lenguaje más
apropiado para un análisis lógico debe ser aquel
compuesto por términos lo más neutros posibles, ya
que el interés es de carácter científico.
¿Y cómo se procede si se debe analizar
lógicamente un texto con una alta carga emotiva y
expresiva? Siempre es posible transcribir un texto de esa clase a
otra forma más neutra y desapasionada. Naturalmente, esta
tarea demanda un gran cuidado en la elección de los
términos y las construcciones gramaticales. En modo alguno
se puede considerar que este cuidado es excesivo o fuera de
moda. En efecto,
el uso descuidado del lenguaje en los planteos y la
resolución de los razonamientos puede originar falacias de
todo tipo y por ende inducir al error y al engaño. Si
consideramos que somos seres pensantes y nuestra intención
es conducirnos de un modo acorde a tal condición, entonces
se imponen los cuidados indicados. De no hacerlo así,
corremos el riesgo de
incurrir en errores conceptuales y/o ser engañados por
mensajes falaces y argumentos con dobles intenciones. Son tantos
y están tan extendidos los usos de los argumentos falaces
que hace falta estudiarlos en algún detalle, cosa que
haremos en el próximo capítulo.

3.     El discurso que cumple
funciones múltiples

La división presentada acerca de las funciones del
lenguaje es aclaratoria y valiosa, pero no se la puede aplicar
mecánicamente porque casi toda la
comunicación usual ejemplifica el hecho de que, en
mayor o menor medida, el discurso cumple funciones
múltiples. Así, por ejemplo, un poema, que es
básicamente un discurso expresivo, puede tener una
moraleja y por lo tanto ser también una apelación o
un requerimiento al lector o al oyente para que observe un cierto
tipo de vida o que tenga tal o cual actitud ante
determinados hechos y también puede contener una cierta
cantidad de información. Por otra parte, si bien un
sermón tiene un carácter predominantemente
directivo, ya que trata de provocar determinadas acciones entre
los miembros de la congregación (por ejemplo, que
abandonen sus malas costumbres o que practiquen la caridad),
también puede manifestar y despertar sentimientos,
cumpliendo así una función expresiva, o aún
incluir alguna clase de información al comunicar ciertos
hechos.

Un tratado científico es esencialmente informativo,
pero puede poner en evidencia algún aspecto del entusiasmo
del propio autor, con lo cual desempeña una función
expresiva, y también puede cumplir alguna otra
función directiva al sugerir al lector que verifique por
sus propios medios la conclusión del autor.

Entonces, la mayoría de los usos ordinarios del
lenguaje son de carácter mixto.

Cabe preguntarse si estos usos múltiples del lenguaje
se deben al descuido o a una acción premeditada del autor
del mismo. Los motivos pueden ser ambos, ya que la
comunicación efectiva muchas veces requiere cierta
combinación de funciones del lenguaje. Por ejemplo, al
emitir una orden puede ser más efectivo que la
formulación de ella tenga alguna clase de apelación
a los sentimientos, a la sensatez y/o a la inteligencia de
aquellos a quienes va dirigida. En efecto, suele ser más
efectivo emplear un método
sutil para estimular la realización de la acción
deseada en vez de formular la orden de un modo directo y
francamente imperativo. Por ejemplo, si el profesor
sugiere a los alumnos que traten de resolver el ejercicio de
matemática
pues con ello se aclararán algunas dudas y se
ganará en destreza algebraica, es muy posible que
encontrará un mejor eco en los receptores de aquella que
si expresa solamente que tienen que hacer esa
ejercitación.

Esta diferencia se debe, entre otras cosas, al hecho de que
toda acción obedece a causas muy complejas y que el
análisis de las motivaciones corresponde más bien
al campo de la psicología y las ciencias de la conducta humana
antes que al terreno de la Lógica. Es sabido que las
acciones son el resultado de los deseos y las creencias.
Así, por ejemplo, una persona que
desea alimentarse no tocará lo que está en
su plato a menos que crea que es comida; y aunque
crea que es comida, no la tocará a menos que
desee comerla. En consecuencia, las acciones pueden ser
provocadas instigando las actitudes apropiadas y comunicando la
información pertinente. Suponiendo que los estudiantes
están interesados en aprender, el profesor puede lograr
que ellos estudien señalando la tarea a realizar
informándoles acerca de la importancia del tema en
cuestión y su relación con otros estudios
anteriores y una eventual utilidad
práctica. Si bien en última instancia el uso del
lenguaje posee un carácter directivo, el mismo conlleva
una carga informativa necesaria para lograr el fin propuesto.

Algunos estudiosos del lenguaje han señalado que el
discurso sirve a más de las tres funciones ya
señaladas. Sin embargo, toda otra posible función
se puede considerar como una composición de cualesquiera
de dos funciones básicas o aún de las tres que se
han indicado. Por ejemplo, una alternativa es la denominada
función ceremonial del lenguaje. Así, los
discursos
ampulosos de un  documento oficial, las declaraciones de las
fórmulas matrimoniales y los ritos verbales realizados en
las festividades religiosas se supondría que pertenecen a
esta pretendida nueva categoría funcional. Sin embargo,
todos ellos son una mezcla del discurso expresivo y del discurso
directivo, antes que un género
diferente y único. Por ejemplo, el lenguaje imponente y
acartonado de la ceremonia matrimonial está dirigido a
destacar la solemnidad de la ocasión (función
expresiva
) e instar a los contrayentes a que
desempeñen sus nuevos papeles con una marcada seriedad y
una profunda responsabilidad para cumplimentar adecuadamente el
contrato
matrimonial (función
directiva
).   

4.     Las formas del
discurso

En los textos de gramática se define a la oración
como

Definición 4. La
oración es la unidad del lenguaje que expresa un
pensamiento completo.

                      
Además, las oraciones se dividen en cuatro
categorías: declarativas,

      
                interrogativas,
imperativas y exclamativas.

           
Estas cuatro categorías no son las mismas que las de las
proposiciones afirmativas, las interrogativas, las imperativas y
las exclamativas. O sea que no toda vez que se expresa una
oración de un determinado modo, ello coincide con el
sentido y el significado literal. Por ejemplo, cuando uno se dice
al mozo que le gustaría tomar un café,
no está expresando un parecer declarando el tipo de gusto
que tiene en ese momento sino que le está requiriendo (de
un modo amable, naturalmente) que le sirva un café. En
este caso la oración es declarativa pero la
proposición es imperativa (i.e. está
expresando una orden).

           
Uno puede sentirse tentado a identificar la forma del discurso
con la función del mismo y a pensar que las oraciones
declarativas y el discurso informativo coinciden, o que las
oraciones exclamativas sólo son adecuadas para el discurso
expresivo. Si consideramos una pregunta como el pedido de una
respuesta, podríamos vernos llevados más lejos,
hasta pensar que el discurso directivo consiste exclusivamente en
oraciones formuladas en los modos interrogativo e imperativo. Si
estas identificaciones fueran posibles, ellas
simplificarían enormemente el problema de la
comunicación, pues entonces podríamos conocer el
uso o la función implícitos de un  pasaje
sólo a partir del análisis de su forma, que se
presta para la inspección directa. Es cierto que algunas
personas identifican erróneamente la forma con la
función, pero ni son lectores sensibles ni oradores
inteligentes, ya que esta identificación a menudo impide
que comprendan lo que se dice y con ello mucho de lo que se
pretende comunicar.   

           
En el discurso ordinario son abundantes los ejemplos de esta
clase, o sea que tenga una forma (tipo de oración) y
esté expresando una característica distinta (clase
de proposición). Otro ejemplo ilustrativo puede ser la
oración interrogativa ¿Te das cuenta que vamos a
llegar tarde? la cual no representa necesariamente un pedido de
información sino que puede expresar una orden para
apresurarse. Inclusive debe tenerse en cuenta que algunos tipos
de discursos están destinados a servir
simultáneamente a dos o más funciones del lenguaje.
En tales casos, cada aspecto o función de un pasaje debe
juzgarse por el criterio que corresponda. Así, una parte
del pasaje que tenga una función informativa puede ser
estimada como verdadera o falsa. Si el mismo fragmento cumple
también una función directiva, se lo podrá
valorar como propio o impropio, correcto o incorrecto. Y si
también cumple una función expresiva, esta
componente del mismo podrá ser estimada como sincera o
insincera, como valiosa o fútil, o de cualquier otra
manera que corresponda. En conclusión, para apreciar un
determinado pasaje es necesario conocer la función o las
funciones que pretende desempeñar el lenguaje.

           
En el terreno de la Lógica debe recordarse que los
criterios de esta ciencia se aplican solamente al discurso
informativo. Entonces, se debe ser capaz de desentrañar la
función informativa que cumple un pasaje determinado de
cualquier otra función que también pudiera
desempeñar. Consecuentemente, se hace necesario distinguir
entre la función y el contenido del pasaje bajo estudio y
en tal sentido es necesario analizarlo en contexto o sea dentro
del conjunto en el cual está inserto. Por ejemplo, la
oración "Dame mi espada" tiene la forma imperativa que
cumple una función directiva y la oración "El Rey
vendrá aquí esta noche" es una oración
declarativa que cumple una función informativa. Pero
cuando se las considera en el contexto del cual han sido
extraídas (Macbeth de W. Shakespeare)
ellas contribuyen a la función expresiva.

           
En los capítulos siguientes se desarrollarán
ciertas técnicas
lógicas que pueden aplicarse de manera totalmente mecánica a los razonamientos, con el
propósito de verificar su grado de validez. Pero no hay
ninguna técnica mecánica para reconocer la presencia de un
razonamiento. No hay ningún método mecánico
aplicable al lenguaje en general que sirva al propósito de
distinguir el discurso informativo y demostrativo de otros tipos
de discursos. Esta distinción demanda el uso del
pensamiento racional e inteligente, de la aplicación de la
reflexión profunda asentada sobre la base de la
información necesaria y completa así como de la
conciencia y la
sensibilidad personal para
manejar y comprender la flexibilidad del lenguaje y la
multiplicidad y variedad de sus usos.

5.     Las palabras
emotivas

En el apartado anterior hemos visto que una misma
oración puede cumplir al mismo tiempo más de una
función. Para que una oración constituya una
proposición, sus palabras componentes deben tener un
significado bien definido, referido a objetos, acontecimientos
y/o a sus propiedades. Pero cuando expresa una actitud o un
sentimiento, algunas de sus palabras pueden poseer también
una sugestión o un impacto emotivo. O sea que una palabra
o una frase pueden tener al mismo tiempo una significación
literal y un impacto emotivo. Al último se acostumbra
denominárselo "significación emotiva" o
"significado emotivo". Entre los significados literal y el
emotivo de una palabra existe una gran independencia.
Por ejemplo, las palabras ´burócrata´,
´empleado del gobierno´ y ´servidor
público
´ tienen significados literales casi
idénticos, pero sus significados emotivos son bastante
distintos. En efecto, el término
´burócrata´ tiende claramente a expresar un
significado de resentimiento, desaprobación y desprecio,
en tanto que el término ´servidor
público´ posee un carácter honroso orientado
a expresar simpatía, aprobación y acuerdo.
Finalmente, la expresión ´empleado del gobierno´
es más neutra que las otras dos anteriormente citadas.

Es importante conocer esta alternativa al analizar un texto y
comprender acabadamente el significado de sus oraciones
componentes y las eventuales proposiciones que puedan derivarse
del mismo.

6.     Tipos de acuerdos y de
desacuerdos

Una misma situación se puede describir con palabras
distintas que expresan actitudes bastante diferentes. Y en la
medida en que algo pueda ser descripto mediante oraciones
distintas, una de las cuales exprese una actitud de
aprobación, otra de desaprobación y una tercera
más o menos neutra, hay diferentes tipos de acuerdo o de
desacuerdo que pueden expresarse con respecto a cualquier
situación o actividad.

Dos personas pueden diferir acerca de si algo ocurrió o
no ocurrió. En tal caso puede decirse que hay
desacuerdo en las creencias. Otra situación puede
darse cuando hay acuerdo de que algo realmente ha sucedido, pero
se pueden tener actitudes muy diferenciadas respecto de la
valoración y/o el significado del mismo. Así, por
ejemplo, la persona que lo aprueba lo describirá en un
lenguaje positivo, favorable y que exprese aprobación, en
tanto que la otra lo hará en términos opuestos,
buscando reforzar su actitud de desaprobación en su
interpretación acerca de lo sucedido. En
este caso se tiene un desacuerdo en las actitudes.
Evidentemente, se pueden dar algunas combinaciones de los casos
indicados, tales como estar de acuerdo tanto en las creencias
como en las actitudes, o en desacuerdo tanto en las creencias
como en las actitudes, o estar de acuerdo en las creencias pero
desacuerdo en las actitudes y finalmente desacuerdo en las
actitudes y acuerdo en las creencias.

Por ejemplo, alguien puede opinar que ese funcionario ha
cambiado de opinión y lo elogia por haber oído
finalmente la voz de la razón, mientras que otra persona
crea que no ha cambiado en nada y por ello lo elogia por mantener
sus convicciones. En este caso hay acuerdo en la actitud y
desacuerdo en la creencia.

Al tratar de resolver el problema de los desacuerdos, es
necesario comprender que el acuerdo o el desacuerdo pueden
referirse no solamente a los hechos sino también a las
actitudes frente a los hechos. La forma de resolución
involucra tanto a la Lógica como a las distintas formas de
conocimientos fácticos. En particular, el conocimiento de
los distintos usos del lenguaje ayuda a discernir qué
tipos de desacuerdos pueden encontrarse implicados en una
cuestión y consecuentemente ese conocimiento puede
contribuir a resolverlos. Naturalmente, el llegar a esbozar las
distinciones indicadas no resuelve por sí mismo el
problema ni hace desaparecer los desacuerdos. Pero sirve a los
fines de aclarar la discusión y revela el tipo y el punto
central del desacuerdo. Como los problemas se pueden resolver
más fácilmente cuando se los comprende mejor y se
los enuncia con precisión, entonces el estudio de los
distintos usos del lenguaje tiene un valor muy marcado.

CAPÍTULO 3:
LAS FALACIAS

           
Ante todo es necesario precisar bien que se entiende en el
terreno de la Lógica con el término
"falacia", razón por la cual pasamos a dar una
definición de la misma.

Definición 3.1. Una falacia es una clase
de razonamiento incorrecto.

           
Si una falacia es un tipo de razonamiento incorrecto,
¿porqué hace falta un estudio particular de ella?
Al ser argumentaciones no válidas, ¿no resulta
evidente su falsedad? Hay una gama muy amplia de falacias que si
bien no son razonamientos válidos, ellas son
argumentalmente persuasivas y en consecuencia inducen a
engaño en cuanto a su valor de verdad. Tan es así,
que se puede formular una definición alternativa, no
contradictoria respecto de la anterior que establece que

Definición 3.1a. Una falacia es una forma
de razonamiento que parece correcto, pero que al ser analizado
adecuadamente se revela como incorrecto.

           
El estudio de las falacias resulta necesario para familiarizarnos
con ellas y así evitar ser engañados y al mismo
tiempo lograr una comprensión más sólida en
el posterior estudio de los razonamientos correctos. No hay
ninguna clasificación de las falacias que sea
universalmente aceptada. Pero para nuestros fines de encarar un
estudio de ellas nos será útil y necesario apelar a
una clasificación para ordenar nuestro pensamiento. Las
falacias se dividen en falacias formales y falacias no
formales
. Las primeras serán estudiadas más
adelante. Ellas están vinculadas a ciertos esquemas de
inferencias válidos con los cuales presentan una semejanza
superficial y serán consideradas en capítulos
posteriores.

En cuanto a las segundas que aquí analizaremos, se
trata de errores de razonamiento en los cuales podemos incurrir
por falta de cuidado o de atención o porque ellas son
presentadas por medio de ciertas ambigüedades insertas en su
formulación lexicográfica.

           
Las falacias no formales se dividen en falacias de atingencia
(o atinencia)
y falacias de ambigüedad. En lo que
sigue consideraremos algunas de las falacias más comunes y
engañosas, sin que este análisis se pueda
considerar completo. Sin embargo, es de esperar  que esta
discusión sirva para entender el tema, comprenderlo a
través de su estudio y finalmente llegar a ser capaces en
detectar las falacias cuando aparezcan en el uso cotidiano y
corriente.

I- LAS FALACIAS DE ATINGENCIA

La característica saliente de las falacias de
atingencia es que sus premisas, o sea aquellas proposiciones que
sirven de base argumental para derivar las conclusiones, no
tienen vinculación lógica alguna con la verdad o la
falsedad (i.e. el valor de verdad) de las conclusiones que
se pretenden alcanzar. Aquí conviene recordar que la
conclusión de un razonamiento es una proposición y
que toda proposición posee un valor de verdad. Se suele
denominar carencia de atingencia (o
inatingencia) lógica a esta falta de
vinculación lógica. En la raíz de esta clase
de invalidez se encuentra el efecto persuasivo de tipo
psicológico que se introduce en la formulación y la
relación entre las premisas, el cual tiene un efecto
sugerente que induce al engaño. ¿Cómo puede
ser que ocurra esto? Esta clase de errores se cometen intencional
o inadvertidamente porque el lenguaje se puede usar de varias
maneras a la vez, según vimos en el capítulo
anterior. La siguiente consideración detallada de algunos
tipos de inatingencias ayudará al lector a comprender
mejor este tema.

1.     Conclusión
inatingente

Esta falacia tiene lugar cuando se prueba una
conclusión distinta a la que se quería demostrar.
Por ejemplo, el profesor puede indicar a los alumnos una forma de
estudiar, argumentando que cuando él era estudiante
siguió tal método y le dio muy buenos resultados.
Posiblemente esa forma de estudio sea adecuada y también
es seguro que a
él le resultó apropiada. Sin embargo, no hay
vinculación lógica entre lo que le pasó al
profesor y lo que puede sucederle a los alumnos si adoptan tal
método de estudio. ¿Porqué esta clase de
razonamiento puede inducir a error? En este ejemplo observemos
que hay una suerte de persuasión psicológica de
parte del docente para que los alumnos procedan de determinada
manera, en vista del éxito
alcanzado por aquél cuando era estudiante.

2.     Apelación a la
fuerza

Esta clase de falacia cuando se recurre a la coacción o
a alguna clase de amenaza para tratar de tomar por cierta una
conclusión. Este recurso al uso de métodos tan
detestables no siempre es visible y directo, sino que puede
adoptar formas más indirectas e insinuantes. Por ejemplo,
el profesor puede requerir el buen comportamiento
de los alumnos, recordándoles que es él
quién pone la nota final de calificación en el
curso.

3.     Argumento ofensivo

Este tipo de falacia se comete cuando en vez de analizar y
juzgar lógicamente lo que alguien afirma o propone, se
pasa a juzgar a la persona misma. Así, por ejemplo, juzgar
que una reforma educativa es mala porque la proponen los
estudiantes por carecer de experiencia y no poseer una
formación académica incompleta sin pasar a
analizarla y argumentar acerca de sus eventuales defectos o de
los riesgos de
implementación, es incurrir en esta clase de falacia.

4.     Argumento circunstancial

La falacia de argumento circunstancial se comete cuando se
intenta establecer una conclusión sobre la base de ciertas
condiciones particulares y no como consecuencia de una
argumentación lógicamente fundamentada. Así,
por ejemplo, un estudiante puede argumentar que la tarea
encargada es excesiva porque él es joven y tiene derecho a
divertirse. Tal forma de presentar el argumento es nada
lógica por cuanto si quiere darle solidez lógica a
su argumentación debería detallar de cuanto tiempo
dispone, qué otras obligaciones
debe cumplimentar y así eventualmente probar que
efectivamente la tarea es excesiva.

5.     Argumento por la
ignorancia

Esta falacia se comete cuando se sostiene que una
afirmación posee un determinado valor de verdad
sólo porque no se ha demostrado lo contrario. Así,
por ejemplo, se puede argumentar que es falsa la existencia de
todo tipo de fenomenismo paranormal por la sencilla razón
de que no se ha probado científicamente su existencia. El
hecho de que no se haya probado tal existencia no es indicador
seguro de su inexistencia, sino que, a lo sumo, permite afirmar
que hasta el momento no se ha verificado que sea cierto. En este
sentido, debemos reconocer los límites
del conocimiento humano que se va desarrollando y que los nuevos
saberes van ampliando las fronteras de lo cognoscible. En este
sentido, la contribución de la ciencia para lograr
aumentar los conocimientos humanos es muy valiosa. Sin embargo,
siempre son muchas las cuestiones que quedan por develar y acerca
de las cuáles no podemos hacer afirmaciones
categóricas en tanto no se cuente con argumentos
sólidos y/o evidencias irrefutables.

6. Apelación a la piedad

           
Esta falacia se comete cuando se recurre a la piedad para tratar
de que se acepte una conclusión. Esta clase de
argumentación es común encontrarla en la
apelación de los defensores de un acusado en un juicio, la
que dejando de lado los hechos se concentran en despertar los
sentimientos piadosos en los componentes de los jurados para
tratar de lograr la absolución del acusado. Esta clase de
alegatos es muy persuasiva, pero desde el punto de vista
lógico ellos son inválidos pues no derivan las
conclusiones de premisas ciertas y concretas. Uno de los ejemplos
más ilustrativos de esta clase de falacia lo constituye un
pasaje de la Apología de Platón, el
cual relata la defensa que hizo Sócrates
de sí mismo durante el juicio a que fuera sometido.

           
"Quizás haya alguno entre vosotros que pueda experimentar
resentimiento hacia mí al recordar que él mismo, en
una ocasión similar y hasta, quizá, menos grave,
rogó y suplicó a los jueces con muchas
lágrimas y llevó ante el tribunal a sus hijos, para
mover a compasión, junto con toda una hueste de sus
parientes y amigos; yo, en cambio, aunque
corra peligro mi vida, no haré nada de esto. El contraste
puede aparecer en su mente, predisponerlo en contra de mí
e instarlo a depositar su voto con ira, debido a su disgusto
conmigo por esta causa. Si hay alguna persona así entre
vosotros -observad que no afirmo que la haya, pero si la hay-
podría responderle razonablemente de esta manera: "Caro
amigo, yo soy un hombre, y como los otros hombres una criatura de
carne y sangre, y no de
madera o
piedra como dice Homero; y tengo
también familia,
sí, y tres hijos, ¡oh! Atenienses, tres en
número, uno casi un hombre y dos aún
pequeños; sin embargo, no traeré a ninguno de ellos
ante vosotros para que os pidan mi absolución."

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter