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La cultura de la clase alta desvaloriza la existencia humana de la clase baja (página 2)



Partes: 1, 2

De cara a éste, empezó convocando a la
represión, después ensayó de mediador y
finalmente terminó apoyando la salida represiva que, en
medio de sutilezas discursivas y prácticas, la
burguesía azucarera vallecaucana ha ensayado desde los
primeros días de un paro, que no
dudamos en calificar como de una lucha de los 19.000 corteros por
acceder al capitalismo.
Todo se hizo silencio, entonces,  para darle paso a la
histeria colectiva en la que irrespetuosamente se envolvió
el caso de Luis Santiago, caso rechazable, ya lo expresamos,
pero normal en esta anestesiada sociedad
conducida y liderada por poderosos anestesistas
públicos.

*************************7*************************

Si algún observador extranjero, en busca de
crónicas de guerras y
escándalos, hubiese llegado por esos días por
primera vez  a Colombia, se
habría visto obligado a encabezar su escrito ensalzando la
piedad de esta sociedad por los niños y
niñas, así como su obsesión casi colectiva
por colocarlos  como los sujetos privilegiados de la
acción
del Estado. Por
cierto que esa semana sí estuvo en Colombia el muy
conocido, entre nosotros, escritor argentino Noé Jitrik,
enamorado de lo que él llama "el lado amoroso de los
colombianos". Evocó una historia de bebés,
una muy tierna y conmovedora: en Argentina una perra
trasladó hasta la morada que compartía con sus
cachorros a un bebé que había sido abandonado por
una madre adolescente. Al respecto escribió Mónica
Sarmiento, "Sin duda, un contraste impresionante frente a la
noticia del día en Colombia. Dan ganas de decirle al padre
de esa criatura…"Por alguna vez en tu vida
compórtate como un animal ", como era el lema de una
compañía de publicidad
española que resaltaba la amorosa relación de los
animales con
sus crías". (2)

 Pero por ahora, dejemos así esbozado el siempre
oscilante cuadro de sucesos graves del último mes.

Pero a esta hora del té,  no vamos a salir
 con la ya gastada tesis de la
cortina de humo pues, más bien, poco  de ésta
y sí mucho de tapar y tapar y tapar y generar imágenes
colectivas, ya positivas o negativas, pero siempre favorables y
funcionales a la forma de gobierno que se
ha instalado en el país. (3)

**************************8**************************

Para julio del 2006, de una población de 43 millones 593 mil
habitantes, el 30.3%, sea, 13 millones 286 mil estaban en el
grupo 0-14
años. (4) Es decir, por cada 100 colombianos 30 eran
niños o niñas menores de 14 años. Si
más del 60% de la población colombiana
está  atrapada entre la pobreza y la
miseria, por muy variadas razones los niños pertenecientes
a este grupo macro son triplemente pobres y miserables.
Sobre todo y ante todo, por la mera razón de ser
niños; por tratarse de criaturas completamente
desprotegidas en esa etapa de la vida en que todo en ellas apenas
se está empezando a afirmar. Si inacabados somos todos los
seres humanos aún en las fases postreras de la vida,
¿qué diremos de los niños que apenas se
están abriendo al crecimiento y a la adquisición de
defensas?

Por otra parte, esos treces millones de niños llegaron
a la vida en un país de muertos, de muertos
víctimas de las violencias físicas y sobre todo, de
la cultura de las
violencias, que es la primera maldita escuela
simbólica que los recibe.

Algunos de nuestros violentólogos han llegado a
cuantificar que los impactos de las violencias sobre la
niñez en un 80% provienen  de la violencia
intrafamiliar y en un 20% del conflicto
armado. Atisbos Analíticos ha sostenido desde tiempo
atrás que, para el caso de esta sociedad, es alrededor de
la tríada Estado- Poderes institucionales- Autoridad
familiar, donde históricamente  se ha impuesto en
Colombia una Cultura de violencia (5) De los dos millones de
niños que sufren y soportan en sus hogares  la
violencia
intrafamiliar, por lo menos medio millón quedan
marcados de por vida con traumas físicos y mentales. (6)
En el caso de la guerra
interna, como para colocar el acento en el reclutamiento
de niños "soldados" (en el período 2000-2003 uno de
cada cuatro combatientes era un niño guerrillero o
paramilitar para un total de 11 mil niños cumpliendo
diversos oficios en las organizaciones
irregulares); echémosle ahora una mirada a las minas
antipersonales
(en el mismo período 214 niños
fueron sus victimas); en tercer lugar, dramática fue
también la situación en materia de
secuestros ( 1048 niños fueron plagiados en esos tres
años); y finalmente, para frenarnos un poco en ese largo
listado de crímenes de lesa-niñez, digamos algo
sobre los niños  y el desplazamiento (expertos en la
materia señalan que en el moderado cálculo de
2.5 millones de desplazados,  un 45 Y 55% cobija a menores
de 18 años). (7)

**************************9**************************

Niño expulsado de su chacra, es niño expulsado
de su "patria" que, para él es la patria chica, pues otras
patrias casi no lo tocan. Es por eso por lo que la historia del
desplazamiento será un proceso
recortado y mutilado si se realiza al margen de la pequeña
historia de cada víctima y, sobre todo, de la de la masa
de niños y niñas que no han llegado siquiera a la
etapa de la pubertad. Son
una masa de, por lo menos, más de un millón de
menores de quince años. Si se realiza al margen (8) de
esas manos de hombres curtidos que ahora, en soledad, se alzan en
las ciudades casi que plañendo piedad para sus hijos, pero
que desean retornar a sus raíces telúricas a
cultivar la parcela arrebatada. Pero, para que ese retorno sea
humano, debe estar acompañado de medidas, por lo menos,
proporcionales al mal causado. Si se realiza al margen de esas
manos de madre, cariñosas y cenicientas, que ahora, en una
triste calle, acolchonan a los niños mojados de
frío, pero que anhelan regresar al rancho con el
fogón y la cama marital como espacios vitales. Pero, para
que ese retorno sea humano, les tienen que regresar la vivienda
incendiada. Si se realiza al margen de esas manos de niño,
inocentes y huesudas, que ahora les sirven de almohada en un
cruel lecho de cemento, pero
que añoran el tablero de la escuela de la vereda donde
garabateaban el abecé y pateaban el balón. Pero,
para que ese retorno sea humano, les tienen que regresar la
escuela y el maestro y la canchita de fútbol.
Y finalmente, ese proceso de arreglos será un proceso
mutilado e inconcluso si se realiza al margen de esas manos de
niña campesina, tímidas e inocentes, que ahora se
ven obligadas manosear los más libidinosos e inmundos
cuerpos inertes, pero que añoran el rinconcito del naranjo
donde se trepaban a pergeñar las primeras cartas de
amor con sabor
a tierra. Pero,
para que ese retorno sea humano, les tienen que regresar lo
imposible, la inocencia perdida.

*********************10********************

Adicionemos unos datos más,
aunque no aspiramos ni siquiera a un esbozo satisfactorio del
drama de la niñez colombiana. (9) No traigamos estadísticas en materia de educación y salud, pues si para sus
padres han sido precarias, para los niños resultan
irrespetuosas.  

Subalimentados y con sus cuerpecitos habitados por todo tipo
de bichos tropicales y exprimidos hasta los huesos por la
inanición, millares y millares de ellos se van a la
escuela sin una aguapanela siquiera. Para una alta
proporción, lo que reciban en el aula será el
manjar central del día.  Por eso en muchos contextos
del país educativo provoca pesar escuchar denominar
"suplemento alimenticio" al desayuno que en las escuelas les dan
a muchos niños.

Para muchos de los de arriba leer esto les suena a demagogia y
a resentimiento. Así es como su cultura lee y valora la
existencia de los de abajo. Por eso leen como demagogia populista
todo esfuerzo de la gente por asomarse a observar la realidad
más allá de las apariencias en
las que discursiva y prácticamente suelen envolverla para
que se envolate y no proteste ni critique ni se rebele.

Digamos, por otra parte,  que alrededor de veinte mil
niños son explotados por adultos, con frecuencia, sus
padres, que los obligan a mercadear sus cuerpos, sobre todo, en
sectores turísticos de Bogotá, Cali,
Medellín, Cartagena. No son prostitutos,  de modo
coercitivo los prostituyen a mansalva entre adultos cercanos,
promotores de turismo y turistas.
Preguntémonos finalmente cuántos millares de
niños, abrazados a los huesos de sus mayores,
estarán todavía sin el "gualí" desde que los
arrojaron a las fosas con las que la barbarie blindó a
este país contra la vida. Recordemos que en el caso de
Bojayá los 48 niños masacrados se quedaron 
por fuera de esa costumbre africana, conocida también como
"chiguala", en la que el cuerpo sin vida del pequeño es
alzado de mano en mano mientras se canta, se baila y se juega con
él. (10) Era así como las comunidades negras
festejaban al niño que, con la muerte, se
liberaba de la esclavitud.

*************************11*************************

Respetables, aplaudidas y plausibles  todas las
movilizaciones que hubo en Chía y en un sin número
de villas colombianas en contra de violadores, secuestradores y
asesinos de niños y niñas; pero, irresponsables,
irrespetuosas y, por lo tanto, rechazables las acciones de la
mayor parte de los Mass Media, de muchas iglesias y de casi todos
los factores institucionales de poder que, a
lo Fray Tomás de Torquemada,  insuflaron la histeria
colectiva mechándola con kerosene destinado a calcinar a
los "hombres de mal de la sociedad". ¿Quiénes
serán, los de arriba o los de abajo o los que
señale el poder? Esto no obstante, la experiencia
histórica nos ha enseñado que acciones emocionales
como éstas no pasan de ser flor de un día.

*************************12*************************

A lo largo de estas anotaciones, ya hemos dejado regadas o
sugeridas una buena cantidad de hipótesis. Al margen de toda
intención academicista, más bien procurando abrir
ventanas que cerrarlas, vamos a recoger algunas preguntas
asociadas al por qué de un cuadro tan dramático de
la niñez en Colombia; al significado y sentido que
presentan esos brotes de histeria colectiva que, estimulados por
los Medios y los
macro poderes institucionales, de vez en cuando revuelcan la vida
social pasando por alto que esas masivas  reacciones
emocionales han sido alimentadas por  hechos, que dolorosos
y rechazables, han sido eventos casi
normales en la historia oculta de esta sociedad; y preguntas
finalmente asociadas al extremo de desregulación
institucional al que se ha llegado en Colombia, pues, como ha
escrito Ligia Galvis Ortiz, "según lo expresado por los
especialistas en los medios de
comunicación, buena parte de la población
colombiana es psicópata porque no obedece las normas y es
impasible ante las conductas ilícitas". (11)

Recojamos, entonces, así tres inquietudes o preguntas
asociadas a la explicación, la comprensión y la
interpretación de los fenómenos
sociales:

Primera:

En esta sociedad el poder de los de arriba ha llegado a tales
extremos de consolidación que ha generado una Cultura
completamente desvalorizada de las condiciones de existencia de
los de abajo donde residen muchos millones de niños, o si
no, ¿cómo explicar, apelando al coeficiente de
Gini, que el 20% del quintín más rico de la
población gane 80 veces más que el quintín
 más pobre?

SEGUNDA:

En esa última semana de septiembre la sociedad nacional
se dio golpes de pecho, se untó de cenizas, se
vistió con harapos e imploró castigo eterno, en
la tierra y en
el otro lado de ella, para los violadores y asesinos de infantes.
Se creó, entonces, el imaginario simbólico
colectivo de que ésta era una sociedad motivada por la
más intensa piedad por los niños y con un Estado y
unas formas de gobierno que los focalizaban como sujetos
privilegiados de su acción. Como para preguntarse,
entonces, ¿qué tipos de fuerzas y con qué
intenciones son las que, de período en período,
promueven y alimentan esos estados de histeria colectiva?

Y TERCERA:

De cara a una sociedad donde la cultura de la legalidad se
encuentra a ras de piso, que es impasible ante las conductas
ilícitas y donde, por lo tanto, la socialización debe ser un laberinto
apocalíptico, pensamos que es pertinente y válido
mantener una pregunta ya formulada:¿será moralmente
lícito traer niños a esta nuestra patria, entre
pacata e hipócrita, en la que sea la que sea la moral que se
profese, la dirección-dominación-hegemónica
del país, de coyuntura en coyuntura y de forma de gobierno
a forma de gobierno, a su conveniencia y antojo corre las cercas
lindantes entre lo humanamente lícito y lo moralmente
ilícito?

*************************13*************************

Cualquier lector desprevenido de estas notas podrá
atisbar que a ellas subyace una invitación: a repensar
y contribuir a replantear con racionalidad pero con radicalidad
nuestro Modelo de lo
social
.

Y en el régimen político los partidos  no
pueden continuar programando, "es que a nosotros
también  nos importan los niños,
también nos importa lo social". Lo social no es un asunto
de proclamas coyunturales impuestas por las circunstancias del
momento. Se relaciona, más bien, con una organización político-partidista
que, con honestidad,
jerarquiza sus valores y
principios, la
llamada escala de
valores, para obtener una articulación en la que lo
social
en lo programático aparece, se transparenta y
expresa como su valor central.
Es por esto por lo que no es válido que la
distinción entre derecha e izquierda, como afirma el ahora
más que nunca frustrado y derrotado neoliberalismo, es una distinción obsoleta.
Obsoleto y mentiroso es, más bien, decir que a todos nos
interesa lo social por igual.

1.       Singapur, Marlene,
"HIPÓCRITAS", martes 30 de septiembre 2008, en, El Gusano
en la Fruta, Mentalidad y Cultura política.

2.       Sarmiento Duque,
Mónica, "De Sobremesa con Noé", Especial para el
Espectador, domingo 8 de octubre de 2008, p.32

3.       Ver , Atisbos
Analíticos No 92, sep.2883 , "Las Trampas de la Imagen", en,
atisbosanaliticos2000.blogspot.com ,

4.       DANE,
www.dane.gov.co/

5.       Sobre la Subcultura de
la Violencia política ver, entre otros, el Atisbos No 80,
julio del 2007

6.      

7.       codhes.org.co

8.       Ver, Atisbos
Analíticos No 70, Cali, septiembre 2006.

9.       Human Rights 
Wastch, Aprenderás a no Llorar , 2003, pgs.116 y sgts.

10.   Lancheros, Carolina, "Bojayá 2002, Un
pueblo entre los Miedos y los Medios", en, www.etniasdecolombia.org
,

11.   Galvis Ortiz, Ligia, "Después de la
Verg-enza, la Sensatez", domingo 5 de octubre 2008, p.51.

 

 

 

 

 

 

 

Autor:

Humberto Vélez Ramírez

Director, Profesor del
Programa de
Estudios Políticos y Resolución de
Conflictos

Instituto de Educación y Pedagogía, Universidad del
Valle.

Partes: 1, 2
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