- Prólogo
- Introducción
- ¿Independencia incuestionable?
- Conclusión
Prólogo
Una secuela de la crisis
financiera será la deslegitimización de la auditoría como una práctica
objetiva, independiente, e imparcial. Esto no pasó de la
noche a la mañana, las quiebras de Enron, Worldcom, y los
escándalos corporativos presagiaron la crisis de la
auditoría, no obstante la Ley
Sarbanes-Oxley que estableció un nuevo marco conceptual
referente al control
interno, enfatizando el propósito de la gobernabilidad
de las empresas en lo
concerniente al cumplimiento de las leyes y
regulaciones; así como una diversidad de pronunciamientos
sobre los riesgos y
responsabilidades de los contadores públicos, pero
también hubo un resurgimiento de la ética, de
la ética corporativa, incluso se afirmó
"Sólo en la medida en que los clientes y las
firmas de contadores contratadas para revisar su situación
financiera se muevan con estricto apego a sus códigos de
ética y empleando la tecnología adecuada,
podrán evitarse graves problemas como
los que hemos presenciado recientemente.
Si Enron, Parmalat, Worldcom, Marta Stewart y sus asesores
hubieran tomado en cuenta estas normas
aparentemente sencillas de convivencia humana, otras historias se
habrían escrito sobre
ellos"[1] sin embargo, el sistema de
información financiero y contable permaneció en
la opacidad. Ante ello, en marzo de 2008, gobiernos europeos
reclamaron más transparencia a los bancos, pero
devino la bancarrota del banco de inversión Lehman Brothers y la caída
de la economía.
De nueva cuenta las gerencias de auditoría
interna de los bancos y los despachos externos que los
auditan fallaron en dos funciones
primordiales de la auditoría: el control y la
prevención. Y aun cuando no está claro la forma
como se produjo el relajamiento de la supervisión, lo que sí es claro es
que no se aplicó una adecuada auditoría, dado que
un criterio de correcta gobernanza es que todos los servicios
públicos o todos los programas de
la
Administración deben someterse a auditoría, y
al incumplir su legitimidad y confianza se han perdido.
Para comenzar, las firmas de auditoría tal como las
conocemos, están acabadas. Y para empezar (de poner
piezas) la formación académica tradicional resulta
incapaz de resolver los problemas graves de la auditoría
pública o fiscalización, se requiere desmitificar
la enseñanza
universitaria y la supuesta capacitación que imparten diversas
instancias. Porque entramos a un nuevo paradigma,
donde se necesita promover la innovación con base en la resolución
de los problemas del mundo real.
Introducción
Se afirma en el ámbito de la contaduría
pública, específicamente, en la auditoría,
que la noción de auditoría se encuentra claramente
delimitada, mediante la aceptación que tiene un campo
propio, regido por un orden o una serie de procedimientos, e
inclusive, también se menciona la aplicación de
métodos,
que implican seguir determinados pasos. Asimismo se presenta como
un saber coherente, sistematizado y verdadero;
constituyéndose en asignatura o disciplina
académica del programa
curricular en universidades e institutos de enseñanza superior que tienen como objetivo la
formación de profesionales para desempeñar el trabajo de
auditoría, mediante el cumplimiento de la carrera y la
obtención del título, integrándose
posteriormente a las asociaciones de auditores y contadores donde
obtienen su certificación profesional, que representa un
proceso de
homologación de calidad
profesional de la contaduría pública.
De tal forma, los contadores públicos certificados se
presentan ante la sociedad como
expertos en la materia,
mismos que son contratados como auditores externos en los
órganos de control, e incluso, se establece como
requisito: ser contador público certificado; para
integrarse al padrón de auditores externos, como en el
Órgano de Fiscalización de Puebla (México).
Además se observa en los órganos técnicos de
los congresos en la
República Mexicana, la tendencia a certificarse bajo
la norma internacional de calidad ISO 9000,
anunciando que realizan una "Fiscalización con calidad
certificada", al garantizar que "se establecieron los procesos,
procedimientos e instrumentos necesarios que dieran cumplimiento
a los requisitos del cliente y
requerimientos de esta norma". (www.ofspuebla.gob.mx) Y esta
concepción ha conducido a investigadores sobre la
auditoría superior, a establecer "Los nuevos
diseños institucionales han optado por garantizar que este
control, denominado técnica e internacionalmente
auditoría superior, se realice de un modo legítimo
e incuestionable a través de la formación de
órganos independientes que, aun cuando estén
vinculados al Poder
Legislativo, realice esta auditoría superior a las
instituciones
gubernamentales con imparcialidad y alejados de cualquier
influencia externa, en especial que sean "inmunes" a los
intereses políticos
partidistas"[2]
Luego, la legitimidad de la auditoría pareciera un
asunto fuera de duda, sin embargo, el presente ensayo intenta
establecer la relación de correspondencia entre las
características que le han otorgado su status de
legitimidad y las formas que la auditoría aplicada al
sector
público ha adquirido en la realidad.
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