- Introducción
- El
aislamiento - Perón
vuelve al gobierno - El regreso
de Perón.
Operación regreso - El
retorno - La
fórmula peronista - Las organizaciones
guerrilleras - Montoneros en la
clandestinidad - La crisis del
gobierno
peronista - El
rodrigazo - La caída de
Isabel - La
disolución isabelina - Bibliografía
INTRODUCCIÓN
El 25 de mayo de 1973 asumió el gobierno el presidente
Héctor J. Campora y el 20 de junio retorno al país
Juan domingo Perón. Ese día, cuando se había
congregado en Ezeiza una inmensa multitud, un enfrentamiento
entre grupos armados de
distintas tendencias del peronismo provoco
una masacre. El 13 de julio Campora y el vicepresidente solano
lima renunciaron; ausente el titular del cenado, asumió la
presidencia el de la Cámara de Diputados, Raúl
Lastiri, que era yerno de José López Rega, el
secretario privado de Perón y a la vez ministro de
Bienestar Social.
En septiembre se realizaron las nuevas elecciones y la formula
Perón-Perón, que el líder
compartió con su esposa Isabel (Maria Estela
Martínez) alcanzo el 62% de los votos. El primero de julio
del año siguiente murió Perón e Isabel lo
reemplazo, hasta que fue depuesta por los jefes militares el 24
de marzo de 1976. Los tres años de la segunda experiencia
peronista, verdaderamente prodigiosos por la concentración
por la concentración de acontecimientos y sentidos,
clausuraron- de manera desdichada y tenebrosa toda una
época de la historia
argentina.
Es difícil saber en que momento de su exilio
Perón dejo de verse a sí mismo como el insobornable
jefe de la resistencia,
dispuesto a desbaratar las tentaciones provenientes del poder, y se
considero el destinado a pilotear el vasto proyecto de
reconstrucción que asumió como ultima misión de
su vida. Puede dudarse, incluso, de si se trato de una
decisión deliberada o si resulto arrastrado por sus
circunstancias incontrolables aun para su talento
táctico.
Lo cierto es que, puesto en el juego armo su
proyecto- parecido pero distinto al de 1945- sobre tres bases: un
acuerdo democrático con las fuerzas políticas,
un pacto social con los grandes representantes corporativos en
una conducción mas centralizada de su movimiento,
hasta entonces desplegado en varios frente y dividido en estrategias
heterogéneas. Para que funcionara, Perón
necesitaba que la economía tuviera un desempeño medianamente satisfactorio- las
expectativas eran buenas- y que pudiera reforzarse el poder del
Estado, tal
como lo reclamaba la mayoría de la sociedad.
Este era un punto débil: los mecanismo e
instrumentos estaban desgastados y resultaron eficaces , y el
control que
Perón podía tener no era pleno, pues las Fuerzas
Armadas se mostraban reticentes, pese a la rehabilitación
mutua que se concedieron con Perón; el gobierno,
finalmente, resulto corroído por la formidable lucha
desencadenada dentro del movimiento. Así, una de las
premisas de su acción
fallo de entrada.
El pacto social funciono mal casi desde el principio y termino
echo añicos, mientras que el pacto democrático,
aunque funciono formalmente bien y se respetaron los acuerdos,
finalmente resulto irrelevante pues no sirvió ni para
constituir una oposición eficiente ni para suministrar de
por si, cuando los otros mecanismos fallaron, el respaldo
necesario para el mantenimiento
del gobierno constitucional.
El gobierno de Reconstrucción i Liberación
Nacional, presentado en mayo de 1973, pese a la concesión
al clima de
época que había en su titulo, consistía en
un intento de superar las limitaciones al crecimiento de una
economía cuyos rasgos básicos no se pensaba
modificar. No había en el nada que indicaba una
orientación hacia el "socialismo
nacional", y tampoco un intento de buscar nuevos rumbos al
desarrollo del
capitalismo.
Como en 1946, Perón recurrió para pilotearlo a
un empresario
exitoso, en este caso ajeno al peronismo: José Ver
Gelbard, jefe de la Confederación General
Económica, donde se nucleaba la mayoría de las
empresas de
capital
básicamente nacional. Sus objetivos,
acordes con los cambios ya consolidados en la estructura
económica del país, eran fuertemente
intervencionistas y en menor medida, nacionalistas y
distribucionistas, y no implicaban un ataque directo a ninguno de
los intereses establecidos.
Siguiendo las tendencias de la década anterior, se
esperaba apoyar el crecimiento de la economía tanto en una
expansión del mercado interno-
según la tradición de los empresarios que apoyaban
a ambos partidos mayoritarios- cuanto en el crecimiento de las
exportaciones.
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