El gene cumple cien años: Un breviario de la ciencia genética como celebración
- Leyes de la
herencia - El
doble-hélix - La crisis
- El
genoma - Entra en
la escena: la ciencia epigenética - Los
marcadores o hitos epigenéticos - El poder y
la fuerza del ARN en acción - Bibliografía
El "gene" fue término acuñado por el
biólogo danés, Wilhem Johanssen, quien, por
así haberlo hecho en el 1909, se convertiría en el
primer genetista — literalmente.
Este, revolucionario investigador, fue estimulado por la
necesidad de definir, cuál sería el factor, hasta
entonces, desconocido, que fuera responsable por el mecanismo que
hacía que los padres transmitieran a sus hijos algunos de
sus propios rasgos físicos o temperamentales, asimismo
cómo transmitían ciertos talentos especiales.
Sin duda, Johanssen, como sería el caso con todos los
biólogos de su tiempo,
carecía de todo conocimiento
de lo que pudiese ser este misterioso e invisible agente que
estaba encargado de la herencia. Pero
razonando, concluyó, que era una buena idea darle
algún nombre, en anticipación a su descubrimiento
esperado.
Al acuñar el nuevo término, el científico
reflexionó de la siguiente manera:
"La palabra "gene" está completamente eximida de
asociación con cualquier otra hipótesis", afirmó el
especialista, comentando, en uno de sus artículos, que
ésta era una ""palabrita" muy aplicable".
Leyes de la
herencia
Parece ser que, luego de cien años, el concepto de la
transmisión hereditaria está siendo puesto patas
arriba, mientras que es rejuvenecido en su propia esencia.
La historia de un
centenario muy "joven"
Pasada una centuria, nuevos estudios están sublevando
el campo científico de la genética.
Investigaciones conducidas en gran escala por todos
los países, han resultado en que los investigadores
comiencen a repensar la naturaleza
misma de los genes, ya que hoy no se concibe la existencia de
un gen típico como constituyendo un fragmento
aislado de ADN codificando
una simple proteína. La razón por la que esta
vetusta noción necesita ser descartada, es porque se han
encontrado demasiadas excepciones a las — establecidas y
convencionales — viejas reglas que gobiernan el comportamiento
general de los genes y de los mecanismos de la expresión
de la herencia, en particular.
Por ejemplo, ya conocemos que varias proteínas
diferentes pueden ser producidas por una sola sección del
ADN. Además de que la mayoría de las
moléculas derivadas del ADN
pueden que difieran de las proteínas usuales, siendo parte
de otra sustancia química — en
esencia muy diferente — conocida como el ARN.
El
doble-hélix
El famoso doble-hélix ya no posee el monopolio que,
de antes tuviera, para explicar la transmisión
genética. Otras moléculas adheridas al ADN pueden
causar diferencias marcadas entre dos organismos con genes
idénticos. Y esas moléculas nuevas, pueden ser
heredadas conjuntamente con el ADN.
El gen y su "crisis
existencial"
El gene a los 100 años de edad parece estar pasando por
algo común que vemos en la adolescencia y
de lo que tanto Erikson escribiera: Me refiero a una crisis de su
identidad.
La
crisis
Por las últimas seis décadas del siglo pasado,
los científicos transformaron la famosa "palabrita"
inventada por Johanssen, de ser una abstracción, a
constituir una realidad concreta. Esto lo lograron conduciendo
experimentos
en el moho del pan y en bacterias, en
las moscas de las frutas y en el maíz. Los
investigadores asimismo lograron establecer los métodos
para alterar la apariencia de algunas flores y la de los ojos,
manipulando las estructuras de
las moléculas dentro de las células.
De esta manera, los intelectuales
dedujeron que el ADN estaba constituido por un par de trenzas
retorcidas entre sí. Y ya para los años 1960s, nos
habían ofrecido una definición convincente de lo
que es el gene. La que, al final, resultaría ser,
esencialmente equívoca.
Veamos lo qué, entonces, se supusiera, acerca de la
constitución del gene
Un gene, se creía que fuera, una sección
específica del ADN conteniendo instrucciones para producir
una molécula de proteína. Pero, para hacer esta
proteína, una célula,
primero tenía que descifrar las instrucciones y
después construir una copia de la misma, constituida como
una trenza aislada, conocida como una transcripción del
ARN. Esta transcripción, a la sazón, era apresada
por un ramillete de moléculas conocido como un ribosoma,
que usaba esta copia como patrón para construir la
proteína.
Pero, un gene, esencialmente, era algo más, y, ese algo
más era, entonces, un algo desconocido. No obstante
los enigmas existentes, un gene se creía que representaba
la unidad fundamental de la herencia. Esta parte era la
asunción por todos compartidas. De acuerdo a esta
hipótesis cada vez
que una célula se dividía, ésta replicaba
sus genes, y los progenitores transmitían algunos de
éstos a su progenie.
Página siguiente |