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La luna y el solitario (página 2)




Enviado por Leonardo Gauto



Partes: 1, 2, 3

Pero el hombre
siempre ha soñado después de que ha acaecido la
destrucción: aquella que acaba con todo, incluso con uno
mismo. ¿No es el deseo, la voluntad, lo que define al
humano?, ¿y una vez que ella es refutada, no es refutado
al mismo tiempo el ser
que fue su contenedor? La presencia de una imagen muy
amigable azoto el alma y provoco
un ruido en las
cavernas oscuras del interior del solitario, cuestionando toda
profunda congoja poco meditada, estaba ella. La grávida e
hinchada luna proporcionaba una tenue luz que amenazaba
en medio de aquella sombría noche, pero también
excitaba los sentidos y
movía a un desesperado hervir del corazón y
nostalgia taciturna que ofuscaban los sentidos del debilitado
solitario. Es entonces que en el alma del solitario miro por
esperanza, y como mirándose a sí mismo, alzó
la vista al gran Urano totalmente ciego, totalmente profundo:
   

Solitario- ¡que cansados están mis miembros!,
¡y que cansado esta también mi pensar! Y es que
porque hay movimiento y
felicidad hay todo fatigar y encogimiento de hombros. Todo
cansancio es para mí un signo de inmovilismo: este es el
quietismo que respira mi alma. Más próximo a un
lecho amortiguador de penas que a un baile amistoso de graciosas
muchachas estoy. La muerte
parece susurrarme con voz aliviadora: cierto es que es un
cáliz de eterno reposar para mi, la idea de muerte.
¿Y es que no parezco un muerto cada ves que mi
espíritu reposa después de arduas luchas?
¿No es para nuestro espíritu una nausea la conciencia de la
eterna lucha? Aquí estoy con amino ascético y el
cuerpo totalmente destrozado, he sentido como la vida se escapa
con cada suspiro y es un tormento difícil de explicar. El
deseo y las ilusiones son todas apariencias,
imágenes fugitivas que se nos escapan en
cuanto queremos alcanzarlas, y si lo hacemos ya están
prontas a transfigurarse en nuevas necesidades: la vida es una
incesante lucha por un eterno bienestar que nunca llegara.

El mundo y la existencia son un sueño, una pesada broma
que nos ha jugado un dios maligno. La vida ya no es un regalo
sino una tarea que debemos llevar a cabo con arduo trabajo,
así fue dispuesto y los hombres-relojes no paran, salvo en
contadas ocasiones. Existir es un trabajo que se cobra el aliento
del espíritu más valeroso y grande, esto es una
modestia que los humanos debieran aprender: existir en el mundo
es un arte que pocos
saben llevar a cabo. Se ha caído los ídolos de la
juventud y
todo lo que era claro y con forma hoy se encuentra deformado y
oscuro: no me basta con despreciarme a mi mismo: ¡tengo que
negar toda la existencia! He sido superado por lo
real-trágico y absurdo: es que en mi mente las cosas no se
conectaban de esa manera, las consecuencias solo existieron en y
por mí, y así seguirá siendo; la
ilación de acontecimientos inauditos es un paralelo harto
de imaginar y soportar, irreal hasta donde mis pensamientos me
llevaron.

Difícil es para el hombre, pero
sobre todo triste el estado de
inquietud o se debería decir: la ausencia del
espíritu como heraldo de nuestro obrar, y es que no hay
mas combates que requieran mi fuerte brazo, mis armas se
reputaron como inconvenientes. 
     

Te veo a ti luna, luz eterna en cielo apagado, y solo quiero
que me digas tus más dulces secretos, el real sentido de
tu existencia. ¿Que haces ahí en las noches
oscuras?, ¿Qué es tu luz: un iluminador de almas
frías por el comercio con
tristes mortales; o una adorable ficción del humano; un
aliciente consolador del eterno problema humano? Este es el
problema humano, y el más importante de todos sus problemas:
¿Qué hay en el futuro? ¿Por qué el
futuro, lo desconocido, lo ausente, se presenta tan oscuro? Y es
que mirar a lo oscuro es mirar sin antorchas que iluminen el
camino, la senda y destino humano.

Ya los humanos primitivos miraban con prematura esperanza el
cielo cargado de estrellas: es perfecto, decían algunos
que estaban ávidos de espíritus y deidades
fantásticas; otros solo veían un momento, un breve
brillo producto de
fuerzas incognoscibles, la chispa de la espada de los eternos
combatientes: lo perecedero y la inmortalidad. Y así
miraste el cielo, ¡humano!, de manera tan humana, con ojos
desesperados y hasta a veces faltos de luz en sus cabezas. Y
viste ahí lo perfecto en el mundo, y también
pusiste allí tus dioses y los nombraste según que
sensaciones te producían, según que ser era el
más perfecto para imitar.

 Tu luna me recuerdas al brillo frívolo y falso
del amor.
¿Y que amor y ganas de vivir no peca de ser frió y
falso alguna vez? ¿No tiramos de su cabellera alguna vez
tratando de que camine con nosotros de cualquier manera, nuestra
señora: la vida? ¿Qué es todo fulgor, que es
todo lo que resplandece? ¿No somos como relojes cuya
cuerda ya ha sido meditada? ¿No es la voluntad de vivir
una petulancia y oquedad del pensamiento?
Una máxima debería alzarse por encima de todas: lo
que llamamos vida es un sinsentido atrás de otro, en este
lugar no hay justicia y
felicidad, solo es un letargo que todavía no ha sabido
expresarse.  

Más aun, y esta es una pregunta todavía
más profunda: ¿Qué es lo que brilla con
altisonancia en medio de apagados senderos? ¿Qué
luz es esa? Viéndome, tu me interpelas luna atrevida,
¿pero a que? ¿Que canción oculta tu gran y
sensual brillo? te miro y me atraes como no lo hace nadie en este
mundo. Se que algo tengo que hacer por ti, pero no se que es. Tal
vez si: solo que creo que no lo podría hacer.

Una nueva desilusión para mi seria una muerte segura: a
menudo me ha pasado confundir el amor por
supervivencia y salvación, una bajeza ataviada con ropaje
aristocrático. ¿No me dirías ahora que el
amor no es un arte cuyo vuelo desdeña todo lo
concupiscente?, cierto es que me dirías que el amor es un
juego que solo
pocos saben jugar, aunque muchos solo lo practican como algo
recreativo, un entretenimiento vació que le ha quitado
toda seriedad e importancia conque contaba cuando se posaba en
almas livianas y ligeras. Déjame decirte esto oh querida
luna de brillosos ojos, los enamorados escasean, y creo descubrir
el motivo de tal suerte.  No tengas lastima por mi,
todavía no he redimido mis fuerzas movedoras de
montañas, pequeño y lastimoso soy cuando por el
desierto calienta mis pies y no encuentro un lugar refrescante
donde saciar la sed que cansa los miembros; mas que los dioses se
miren con semblante serio cuando el que ha visitado la
desolación y la escasez se yergue
iracundo entre lomadas y praderas cuya mirada ansia
lejanías y remotos lugares oscuros.  ¿Lo
podré hacer? Me picas con aguijón despreocupado e
indolente; ¡es que no me ves!, el corazón lleno de
callos y el rostro duro como el bronce llevo y padezco. Miras con
ojos encantadores luna, encandiladores, tus rayos traspasan mi
alma y tocan mi corazón; y parece que me voy a encender.
¡No entreguéis, oh dispensadora luna que todo
corazón sufriente ves, un fuego en cuya mano descarnada se
volvería irremediable preocupación, dadiva poco
merecida!  Tu mirada me sugiere un juego peligroso, el juego
del amor. Tu eres la nocturna cazadora, y vienes por mi alma para
hacerla pedazos. ¿No es esa tu prerrogativa?

Luna- tus palabras querido mio, suenan a palabras de un hombre
asustado. No quiero más de que todo lo que puedas dar con
todo el beneplácito de tu voluntad. ¿Cómo
aguijonear el alma de un hombre cuyos pensamientos y emociones no
encuentran puerto seguro para
arribar? Yo se que ahora tus ojos se sienten decepcionados,
porque tu alma esta desesperanzada. En vano seria tocarte y
embriagarte: indolente a manos solidarias y calidas eres.
¡Como dibuja la celosa muerte la fría
expresión en tu rostro; más aun: en todo tu cuerpo
la Necesidad de calor esta
obturada! Siento en ti la mirada de un asceta, la voz de un
asceta. El renunciar es le consuelo que tranquiliza tu
corazón, tus pasiones se ha vuelto una voluptuosidad
pesada de recordar. ¡Oh amor, cuanto te gustaría
apreciarme y ver en mí el faro de majestuoso amor, una
visión diáfana propias de cantores enamorados! El
brillo puro de tu amor mas acabado, la luz que penetra y desgarra
todas las penas, todas las nostalgias. Pero no.

Estas en una niebla espesa y lo que más desearía
tu corazón en este momento es que yo nunca me hubiese
mostrado en el firmamento, te satisfago si me oculto entre las
nubes pasajeras que caminan con pie indolente el techo oscuro de
la tierra.
Estoy aquí, desgarrando tu corazón, oscureciendo tu
pasado e inmovilizando tus miembros. Te arrodillarías ante
mi, amor mio, y me suplicarías que desapareciera y que mis
rayos no bañaran más tus extenuados ojos; o que te
cuente por que tienes que sufrir por mi, sin haber ningún
remedio que  cure de tu enfermedad. ¡Que insufrible es
el brillo, que terrible es!: este es el amor que ha creado al
mundo en un rápido y orgulloso chispazo; soy vida.

S- OH luna no lo puedo soportar, estas aquí, y yo
quiero desaparecer. No importa donde este siempre, veré tu
radiante luz pintado mi mundo, mi patético mundo. En la
noche cubres el abismo insondable y me insitas a amar
¿puede haber un acto mas criminal para un corazón
desesperadamente ardiente como el mío?, quieres verme
levantando las manos hacia ti y pedir los mas platinos poemas.
Canciones argentas que alivian el alma del apasionado
enamorado.

Mi pecho arde cada vez que te veo y ansío desparramarme
en la totalidad de toda la tierra;
descender de las laderas mas altas, bucear en los arrecifes mas
profundos y abrazar montañas, llanuras mar y cielo, como
lo haces tu. Centellar para los noctámbulos, cegar a los
diurnos y atrapar con mis manos delicadas las más tiernas
caricias de amor que los amigos pueden dar. Hundir mis
níveos brazos en la esencia de toda alma sufriente y
enamorada, iluminarla y jugar con ella un rato; jugar al amor y
no ser herido, no. No seré herido si no soy yo el que
desea sino la voluntad primordial que hay en mi; aquella tirana
que tiende a la unión de todos los seres en las más
extrañas y estrafalarias formas, cuya fuerza
ingénita calienta en un espectáculo devorador y
enceguecedor busca el uno primordial a todos los seres. Encantado
por los ríos y praderas camino, gateo o vuelo escuchando
la melodía de la creación perpetua que traspasa
objetos y mi propio cuerpo, ¿cuerpo?, en el estallido las
figuras y cuerpos pierden contorno; los limites se refutan y todo
lo dormido despierta de la larga siesta en el seno de todas la
imagines y colores,
¡que el canto quiebre todas las formas y que los colores se
diluyan en nuestros sentidos!  Y es que ya no soy más
una individualidad: todo a mí al rededor se transfigura en
amigable y semejante. No soy más que una canción,
un movimiento perenne de fuegos inextinguibles.

L- escucho un canto jovial pero desesperanzado. En una
música que
excita mis sentidos por ser una tormenta de pasiones
incontrolables, pero es un pedido de aniquilación del yo,
¿ha querido tu alma ser la voz lastimera de una
desesperación, que como cuyo viento huracanado trata con
inclemencia y tira abajo construcciones, es cierto, mal
edificadas, no dejando suelos donde
pisar y techos en donde refugiarse?, oh querido sufriente, la
cólera
y malestar melancólico debe tirar abajo hogares poco
consoladores.

Escucho himnos al amor, pero también a la impotencia.
Es un canto que quiere ser más que canto. Quiere ser
espíritu de música, justificación de la vida
y del sufrimiento. Una individualidad que desea aniquilarse y ser
el sentido de todas las cosas que viven. Tu estas cansado de ti
pero no de tu alma, tu quieres ser fuego eterno que ilumina la
inolvidable oscuridad del abismo, del abismo humano. Hay en ti la
grandeza y misticismo del sufriente que querría arrojarse
al encanto de todos los seres, pero cuya voluntad de vivir aun se
lo impide como celosa insegura retiene a uno que ha sido creado
para volar. Tú eres victima de la tragedia humana, de la
imposibilidad de ser en las esencias. Ansioso y con la lengua
jadeante vas en busca de los eternos sueños, de los
eternos inmutables; ser participe de la eternidad y beber el
cáliz de la inmortalidad es el anhelo profundo del
pensamiento humano.

Pero debo decirte algo, que seguramente tu ya sabias; no hay
esencia y la eternidad no existe y todo mi fulgor es la
maravillosa imagen que un humano sediento de formas y colores ve
con la esperanza de creer en su propia eternidad y capacidad de
crear categorías que trasciendan el triste andar humano
por su arena y tiempo encarceladores. En una rueda lógica
te encuentras donde tu pensar es lo único verdadero que
tienes y lo que te ha acompañado en todo tiempo y
espacio.

El mundo, afuera de tu pensar y hablar del mundo, no es mas
que un nada insignificante, una suerte de sucesos accidentales ya
que no hay orden que impere en ningún lado, nunca lo hubo
y nunca lo habrá. No podías vivir oh humano es este
entorno hostil y desarticulado sin darle un sentido a todas las
cosas, ¿y no es el sentido de todas las cosas que todo
inevitablemente tiene un fin? Has elegido entre todas las cosas,
e importantes sentiste a aquellas que perpetuaban tu
estadía efímera y hacían mas agradable el
mundo, les diste un nombre en un acto de elevación
etérea hacia las conciencias de todos los que
compartían contigo las mismas preocupaciones que
amenazaban la supervivencia en la tierra. Un fin otorgaste a los
objetos con que te relacionaste, ya sean tangibles o no, y por
fin también tuviste a tu más grande y admirable
creación: a dios. Hacia a el suplicaste y pediste
eternidad; no hacías mas que hacerte merecedor de un alma,
confeccionarte y adornar un alma, que se proclama inmortal ante
todo lo mortal. Y el alma también tiene un fin oh astuto
sufriente, un para que, un hacia adonde, un fin que
prometerá cielos azules en alegría perpetua, una
paz y tranquilidad celeste; en definitiva una noble pero falsa
ilusión, una mentira
reproducida por milenios. La absoluta y perfecta idea de
eternidad es una ilusión, pero con muy poderoso
fundamento. No hay nada que sea inmutable a través de los
tiempos; los cuerpos y la materia se
transformaran y desintegraran, ni las ideas mas elevadas
sobrevendrán en el fin de los tiempos ya que estas
necesitan el soporte humano para vivir, y muerto este se
desvanecerán sin pena ni gloria en un triste olvido. Yo no
soy eterna, algún día feneceré y conmigo
todo lo que tu pusiste en mi. Ya todo lo sabes pero te conviene
no escucharlo triste humano: todo tuvo un principio y todo
tendrá un fin.

Sabes que soy un momento en el devenir, y que hasta soy
fría y superficial si me conoces bien: no creas en las
palabras de las multitudes, mas aun, no creas en las mismas
palabras; toda palabra es un prejuicio.
Toda felicidad y dolor de los mortales no es más que un
símbolo, un simbolizar su propio cuerpo en relación
con el mundo exterior. Las palabras se asemejan a los bolsillos:
unos ponen una cosa, otros ponen otra, y a veces hay una mezcla
de unas y otras. La verdad de la inteligencia
humana se llama símbolo, todo es el y todo pasa a
través de el, las formas cambian con el tiempo pero el
sentir que le dio origen sigue en encendido en el interior
humano.

Una verdad es el símbolo cuando esta es una
elevación desde  las cosas perecederas hacia la
conciencia y memoria del
hombre. En el símbolo se encuentra lo humano; el deseo de
trascender, y lo exterior; las formas en que se expresa, el
símbolo es  fin inconciente del humano y su mayor
logro, producto de sus fuerzas más perfectas y acabadas.
Pero el símbolo es solo un medio, una herramienta, para
asegurar e inmortalizar al humano; la idea de humano y de dios
también son herramientas
.Lo siento, pero para hacer comprender a veces hay que
dañar: todo acto de conocimiento
es un acto de violencia a la
ignorancia.  

S- ¡oh luna! ¡Siento en mi estomago el horrible
malestar de la existencia! OH nausea, nausea de de la vida.
Absurda es la vida para tener deseos de poseerla y poco
después querer olvidarse de ella completamente.
¿Que quiere de mi, mi existencia? No logro soportarla sino
creo que puede existir la eternidad. Y hasta mi humilde deseo de
vivir solo pide un tiempo perdurable en que los ecos resuenen en
planicies, océanos y confines de este mundo, no ya la
eternidad.

L- ¡No te aflijas tanto querido! Hablare con vos
suave y amorosa. Algún día sabrás que soy yo
para ti, pero después de un tiempo me volverás a
ver y no me reconocerás. A ti te pasa lo mismo, ya no
saber que hacer para levantarte de tu propia tumba. Los bellos
encantos de la luna y del amor son los bellos destructores de
todo lo viejo, en mi se mezclan las fuerzas de la creación
y la destrucción sin ninguna timidez. Yo camino por almas
delicadas y fuertes, humilladas y orgullosas pero nunca en las
que al hablar destilan olor a sepulcros húmedos y verdes,
nunca caminare para aquellos que levantan la vista y en lugar de
atisbar cielos azules sus ojos obscurecen con techos
sombríos corroídos por el paso del tiempo. El olor
a lo añejo repele toda sabiduría amorosa, el
pensamiento de un amante es el pensamiento del convaleciente que
ha arrojado desde las más altas montañas las
cenizas de pasado. En mi sabiduría entenderás que
lo que alegra al corazón del humano no es tener un
indudable futuro sino un claro y colorido
presente.     

  OH cariño, tus fuerzas anhelan los vientos del
mañana. Tu caminas en la vida pero en el amor quieres
volar, y todo tu volar se convierte en la justificación de
tu propia vida. Todo tu caer en el abismo de la oscuridad se
convierte en el deseo de un futuro, un deseo de vida, de formas
multicolores que colman todos tus sentidos. Siempre desearas a
causa de tu voluntad férrea mas nunca te saciaras en la
búsqueda de la perfecta felicidad.

Una y otra ves caemos sin cesar y sin reparar en ello en
ilusiones que hacen agradable y consuelan nuestra existencia, nos
entregamos a la fiebre de
imágenes y sucesos irreales que jamás pasaran en
ningún lugar, en ningún tiempo. Irresponsable y
torpemente soñamos situados en un mundo de
fantasías donde nosotros mismos somos una fantasía,
una aburrida y entupida caricatura de
nosotros mismos.

Cuanto más sufrimos el golpe de la existencia con
más bríos e intensidad nos levantamos no ya con las
mismas armas sino con otras y llamaos a todos los seres a ser
participes del festín de la vida, del baile de la salida
de los soles; todos están ahí para ayudarme y ser
guerreros de mí causa justa. Desde el oscuro en infinito
ser (que vuela y cae) te satisfaces en el alumbramiento de tus
formas y te sacias en ellas, vives una felicidad
orgiástica, donde bebes de todas las fuentes de tus
vírgenes doncellas para luego jugar con ellas en el prado
verde de frondosa hierba; se revuelcan y vive, y crean en un
jugueteo insolente pero seriamente insolente. El dios forjador de
hombres te ha congraciado con le regalo divino del fuego, con el
destruyes lo decadente y creas lo ardiente que irradiara nueva
luz que enceguecerá.

Este es el eterno retorno del sentido estético, todo es
mutable: nada es estático, todo ser se transfigura: todo
brilla para después apagarse, y luego volver a brillar con
colores diferentes. El sentido, que es la voluntad de trascender,
es el contenido y lo que se divisa en todas las formas, en cada
mármol esculpido con artesanas manos experimentadas se
logra ver el triunfo de la voluntad de vivir, la lucha y el
dialogo que lleva
a cabo con su contraparte, o tal ves no contraparte: la muerte.
Toda voluntad de vivir y amor dirigido hacia objetos es una
negación de la muerte, vana negación. Todo jugar
con la muerte es ciertamente esto: vivir y crear, con indefensos
brazos tratamos de hacer brillar una luz que nos muestre el
suelo y el
camino que estamos caminando, pero no pasa mucho tiempo para
llegar a descubrir lo inútil de nuestra empresa, la luz
se extingue y las tinieblas pierden toda orientación.

Pero hay quienes se aventuraron a cruzar en medio de la noche
el bosque hostil en busca de misterios, y
semejante a un cazador camina a tientas en senderos desconocidos
y trepa arboladas con sigilo en busca de su presa nunca vista,
semejante a un felino sus ojos brillan, y no solo sus ojos su
cuerpo brilla también, y hasta los pensamientos irradian
áureos destellos de luz.  Un ser profundo y oscuro no
tiene que confundir oscuridad con opresión y ceguera. Toda
oscuridad es signo de incomprensión, toda
incomprensión revela profundidad. Tú, siendo un
enamorado me entiendes. Solo la oscuridad da la perspectiva para
la vida. Tú debes dar a luz el producto de todas tus
esperanzas, pero todavía no eres profundidad en busca de
un ser mas intimo. Como fuego protector de vida brillaras y tu
encanto hará bailar a los seres mas pesados, hasta
entonces en una cueva te domicilias.  

¡Ay!, tu mirada es una flecha que destila
desesperación, hiere desesperación. Me ves
¡OH queridísimo! Y quieres ser yo. Dulce e insolente
eres. Quieres olvidarte de ti mismo y ser en tu sueño
más hondo y radiante. ¡Me ves queridísimo! y
quieres poseerme. ¡No! .me equivoco. Quieres ser yo.
¡Me ves queridísimo! Me ves y no me puedes alcanzar.
Me ves oh queridísimo y la nostalgia te invade en un
embrollo de sueños inacabados y miserables. No me buscas
por mi prerrogativa, que es dar alivio idílico a los
corazones de los enamorados. Solo quieres ver a través de
mí un futuro diáfano. Todo tu estar enamorado de
muchachas de traviesas es el bálsamo desesperado que
ansias beber para seguir viviendo, si; para seguir viviendo. A
través de ti se realizara el amor y tu vivirás; no
hay personas con sentimientos y anhelos mas vivos que un
enamorado.

Así de patético eres tierno humano: tu amar es
solo una excusa. No amas a tus objetos, solo te amas a ti mismo y
tu manera de amar, tu forma de amar. Y si es incondicional la
entrega al ser amado, no te confundas, no lo haces más que
por ti. En todo amor y juego de creadores tu figura no es mas que
la excusa por la cual tu deseo de crear se manifiesta
despreocupadamente, terriblemente en materia que ha de ser
moldeada a imagen y semejanza tuya, he aquí tu mundo y
criaturas amigables. Tu amar es la mano que se lanza impaciente y
desesperada en busca de comida: eres un mendigo en busca de
alimento para el alma, para el ser necio y pequeño.
 Y como todo mendigo, para conseguir su comida y bebida,
tiene que sobreactuar su mendicidad para hacerse acreedor de su
plato salvador. ¡Te asemejas a esas caras y raras vajillas
solitario!, tan hermosa pero tan vacía; siempre tan
vacía

Esperas que el juego del amor ponga en movimiento esa
rechinante rueda, la rueda de la vida: que en otro tiempo
llamaste "la rueda de la eternidad". ¡Ay! Rueda y rueda, la
rueda de la eternidad decías. Pero he aquí algo
verdadero en tu pensamiento: hay un abajo y un arriba, hay un
mirar destrozado desde hondas corrientes marinas y hay un mirar
altivo y orgullo desde cumbres solitarias. Hay una rueda, pero no
es de la eternidad, no, es mas bien una rueda de sentimientos y
sentidos encontrados, es la rueda del sentido, la
dialéctica del sentido humano; siempre hay un sentido que
devendrá al terminar la noche de los sufrimientos.
¡Si, corazón destruido!: y a menudo sientes que
tienes que huir a tu caverna y dejar, a tu pesar, a tus amigos
que se aprovecharon desvergonzadamente de tu corazón y tu
virtud que hace regalos: es que son como animales que
comen todo sin ningún pudor y vergüenza.  De
ordinario has confundido a monos con hombres, y esta es una
ilusión que pierde y hiere a las almas mas elevadas
 Y después sientes que tu hora ha llegado, que eres
libre y debes esparcirte en las venas de todo el mundo. Y esto no
hace falta que te lo diga ambos conocemos la
dialéctica.

Te complaces con las estrellas en las alturas y te revuelve el
intestino que yo este aquí recordándote todo el
amor que me supiste dar. Y es que en tiempos no muy lejanos yo te
pedí que sacrificaras tu cuerpo en honor a la
bellísima divinidad, y aceptaste: el aroma de flores y
carne ascendió a las alturas y el dios piadoso te
sonrió con amigable faz: todo eran días de sol para
ti bello enamorado, no hubo días de lluvia, ni días
oscuros. ¡Oh si! antes supiste darme bellos regalos,
aquellos que da un corazón tan grande y furioso como el
tuyo: tímido eras en hablar pero tempestuoso en tu
actuar.

Mas algo de aquellos días aun sobrevive en ti, el
recuerdo pesa sobre ti. Odas al disco incandescente brindabas y
yo bañaba tu delicado mirar y ansiar extensos jugueteos de
amor, en la noche yo era luz tenue que no envilecía sino
que proporcionaba luz al oscuro rostro de las cosas ocultas y
excitantes. Me hincho por tu amor y menguo por tu indiferencia, y
a veces hasta me viste mas grávida como a punto de dar a
luz, a punto de estallar y expandirme en los recónditas
siluetas de la tierra. Te miro en busca de algo tuyo, si, busco
buceando en tus profundidades de solitario, en las corrientes mas
violentas por un vestigio de lo que alguna vez fue y ahora ya no
lo es. ¡El amor es para ti molestia porque… si!, la
vida es también molestia.

S- ¡OH luna! Inquieta cazadora de almas, atrevida gata
perniciosa, que roba mi cuerpo y los transforma en un torrente de
sensualidad, me aguijoneas sin piedad en mi lacerado
corazón y mis miembros escapan humilladamente ante la
claridad de la luz que irradias. No puedo evitarlo, me conoces: y
es que en otro tiempo supe entregarte todas mis virtudes y
sueños; como niño jugaba contigo, y como
niño también no supe que juguete tenia en mis
manos. Ahora  bañas con frialdad todos mis sentidos,
y ardo; ardo por ti y la miel de de tu pecho. Estoy hambriento de
caricias fugitivas, de rasguños de locura. Como un tonel
lleno de agujeros parezco, todo contenido que se vierte en mi
pasa sin dejar ningún resabio de conocimiento,
¿Qué siento? ¿Qué quiero sentir?
¿Qué fue lo que sentí?, todo pasa a
través de mi a una velocidad
rapidísima, todo en mi dura poco y no significa nada, unas
limosnas me mantienen vivo por unos días pero luego acaece
el vació y hastió y todas las cosas son odiadas. El
malestar es enorme y la vida es un trabajo que no puedo llevar a
cabo.

Tengo un sueño y tu estas en el. Luna mía,
amada. Recuerdo cuando iluminabas mis caminatas nocturnas, te
dedicaba poemas intensos, tú excitabas mis ojos y
hacías volar dentro de mí, abejas que picaban con
violencia mi agitado corazón. Todos era más
brillante entonces. Yo no era profundidad, era luz. Un fuego
eterno que había dado a luz la criatura más hermosa
(el amor), como consecuencia de la humanidad sufriente y
hambrienta y para ser causa de creación y futuro.

Tu luna, eres sabia. Y percibido, a veces, que me has usado
para tu juego macabro; aquel que juega el dios con sus dados,
indiferente del destino de los mortales. Y es que el destino es
un juego que juega un niño totalmente despreocupado de
todas las consecuencias. Y tu, amor, eres también parte de
ese juego: tu devoras almas a montón, aquí y
allá, ayer y mañana y escupes sueños,
dispensas a los humanos de eternidad. ¡Ay que terrible!,
devoras carne y escupes cuerpos humanos. Los excitas de manera
que siempre te anden buscando sin importar la condición en
que se encuentre le hombre, sin importar como te manifiestes, si
como una débil y efímera flor en el campo o como
cascada abundante que golpea con violencia, y sin importar que te
confundan con otra cosa; siempre logras tu cometido bajo tus mil
disfraces que te puedas componer.

L- ten por cierto que he sido una divinidad indulgente y
prodiga, que por mi labor es el mal menor que he pagar, pero por
sobre todo no me es de mi agrado que me confundan con otra cosa,
he sido siempre la misma y no he cambiado a otras tantas formas;
¡no os engañéis efímero mortal, tu
tampoco has cambiado tanto en el pasar de los milenios, y
mientras exista vida yo continuare amasando y moldeando masa! Tu
hablas como un amante deseoso de furia y erotismo, pero veo en ti
a un árbol marchito y resquebrajado por el viento del
tiempo. Eres joven y atrevido pero tu mirada es la mirada de un
anciano, casi puedo verte caminar en tres patas. Eres un tonto si
piensas que tus días están contados, una flor como
tú, necesita muchos inviernos para florecer por
última vez.

S- ¿Cómo puedes saber eso? ¿Acaso soy tan
mundano y vulgar? Yo creo en la muerte libre. Si tengo que morir
por una idea, pues bien, que así sea. Se vive por una idea
y se muere también por una idea. Todo parece tan
ficcional, todo es tan humano. Este es un mundo de humanos:
aquí esta la visión de lo mas logrado, lo mas
brillante, lo mas genial, lo perfecto; pero también
atrás y antes de las bellas formas esta el sufrimiento, el
patetismo, el fracaso, lo feo, lo inacabado: en fin, aquello que
nadie quiere ver, ni escuchar. Mi individualidad no tiene
importancia en el devenir de las múltiples cosas y
personas, cuando uno piensa en la muerte todo carece de
importancia. ¿Qué es relevante y que no?,
¿hay alguien que vele por mi sufrimiento? ¿Por mi
inmortalidad? Y aun cuanto toque los cielos sempiternos e ilumine
el corazón humano ¿Qué cosas podré
cambiar sino a algunos pocos de entre muchos?, ¿cuantos se
agruparan en torno a una noble
causa? ¿Y cuanto tiempo pasara para que se
desvirtué el fin a que he aspirado? Y siempre a las cosas
se les encuentran la otra cara ¿no es tonto pensar que
algo no será refutado nunca e imperara sin en mayor
peligro? ¿Que importa el reconocimiento? Tal vez si
importe, tal vez es lo único que importe y todo lo hagamos
para encontrar un puerto favorable a nuestros sentimientos,
siempre necesitares del otro. ¿Crees que infortunio es por
encontrar herida mi vanidad? ¿Qué es el hombre sino
una moderada y útil vanidad?! No hables de vanidades loca
celosa, arpía! Tú eres la reina de las vanidades.
El humano es en si mismo una gran vanidad, la vanidad.  

L- ¡OH tonto! ¡Estas ciego porque te conviene no
ver! No verme. Hoy y ahora tu eres lo mas importante para mi.
¿Qué será el futuro? Nadie tiene la
respuesta. Puedes morir tranquilo o solamente puedes ayudarme,
puedes regalarme con ramos esperanzadores, y hacerme vivir en
bellas formas, en bellas músicas: ayúdame a
despedazar y a inquietar a los corazones humanos,
haciéndolos  mas frágiles y mas fuertes.
Ayúdame  a vivir amado mio. Necesito alguien que me
mire con fuego y me encienda. Somos victimas del círculo
de la eternidad. No peleemos en contienda vana, ya que ambos no
pararíamos y nos lastimaríamos sin remedio. Que no
te sea hostil ni molesta; tal es mi gran deseo de amada, dejarse
llevar sin cuidado por las pasiones y pensamientos facilistas es
propio de un hombre necio e imprudente, solo hablemos y
escuchemos, y lloraremos si así tiene que ser. 
 

Retornamos eternamente y no somos dueños del movimiento
de todos los seres, vivimos la contradicción originaria de
nuestra perfección. Somos un juguete donde manos
despreocupadas nos hace creer y hacer todo tipo necedades y
fruslerías, nada se origina en nosotros sino en la
interpretación que hacemos del mundo
exterior influida por hechos personales pasados; somos el mero
instrumento del sinsentido en acción,
nos mueven accidentes
pequeños y absurdos. Llegamos a aceptar y defender el azar
en nosotros solo porque tenemos que vivir y disfrutar de algunos
placeres que te da el mundo. Todo parece no valer la pena, todo
parece en vano. Hasta la misma voluntad, origen de nuestra
acción se viste con ropajes característicos del
mundo que queremos olvidar.

Tu voluntad no es esencial y toma la forma de tus más
embriagadoras imágenes conocidas, no por conocer. Influido
por lo primero que se te cruza en el camino lo llevas en tu
mochila, no sin incomodidad, pero si con la certeza de tener algo
por lo menos en la mochila. La palabra santa del hombre-camello
es esta: la resignación, sin ella el deseo insaciable de
volar se convertiría en una voluptuosidad poco tolerable
para muchos. En la resignación no habla el sentido humano,
habla la chusma.

 En un mundo donde todo ha cambiado y cambiara nosotros
cometemos la imbecilidad de permanecer impolutos y
auténticos ante la oleada incesante de destrucciones y
construcciones. Todo se transfigura o cambia y evoluciona, pero
seguirás así durante mucho tiempo. Tu humanidad
cambiara o sucumbirá pero tu no estarás entonces,
habrá fin de los tiempos como hubo una ves un comienzo,
quizás todos los esfuerzos fueron en vano. Las mas grandes
hazañas humanas y sus mas magnificas y maravillosas
creaciones serán nada, nada significaran en el fin de los
tiempos. La nada es inimaginable y esto acontecerá, la
nada es lo que no se conoce y la incógnita mas profunda
del ser humano; la nada, con su carencia absoluta de estimulo y
esterilidad es la que provoca el mayor de los horrores y miedos,
sino el mayor terror de humano, también mueve pensar en el
un inexpresable sentimiento de tristeza.

O sino puedes creer que el tiempo es también un circulo
que se mueve sin cesar hasta la misma eternidad lejana y
desconocida. Todo lo que fue volverá a ser, y así
hasta le infinito. Creer que todo lo que existe esta sujeto a un
movimiento de dimensiones inconmensurables, provocado por un gran
ser; este ser es el sujeto que hace y tal ves el único por
cuya existencia se pueda fundamentar el movimiento de todos los
seres en todos los tiempos. Pero ¿tu no crees en el?
¿O si? porque alguien tiene que mover todo esto ¿o
no?, o por lo menos algo. El azar es inexplicable y nos deja
indefensos ante el todo inconmensurable, la vastedad tiene que
tener un amo y señor que todo lo ordena y proporciona.

¿Me preguntas si todo es en vano?, yo callo. Prefiero
reírme e invitarte a que me provoques. ¿No has
llegado a desconfiar de tus propias preguntas? ¿No has
llegado a desconfiar de tu misma capacidad de conocer?
¿Quieres que te sentencie suelos y cielos indestructibles?
No conoces el pudor del amor que engaña para obtener
nobles fines, ¡que importa ya el mundo para quien esta por
encima de el, aunque sea en su conciencia! Tantas soluciones te
diría, oh encantador de doncellas, tantas
explicaciones.  

Yo te respondo que el ímpetu de una desesperada y luego
de apagarme el volcán y de que el viento calme mis
aireados cabellos te miro. Te miro amor a los ojos y no te pido
razones para existir en ti, para subyugarte y bendecirte con mis
dones. Tú no quieres explicarte por que te elevas hasta
las alturas de tu propia imaginación y tocas los límites de
tu propia belleza. La mayor tragedia del humano no es tener
el
conocimiento de que todo va perecer sino no ser lo
suficientemente valeroso para reconocerse como una fuerza
absolutamente feliz y alegre, creadora de luz y de esperanza, ser
lo que tiene que ser sin que importar el mismo humano y la misma
humanidad.

OH amor mira lo que me haces decirte. Mis palabras volaban
como la hoja llevada por un viento otoñal y mi fulgor se
enaltece cada vez que quiero abrazarte y ocultarte en mis
abismos. Tenía la intención de ser discreta contigo
y no pude. No hay recato entre seres amados, nada se oculta entre
ellos y todo florece en eterna primavera. Quisiera olvidar por un
momento mi pomposidad y mi orgullosa sabiduría para ser
humilde ante ti y dejar…y dejarme.

S- mi corazón bailaba un ditirambo frenético con
la sola idea de volver a disfrutar de tus encantos. Mi
añorada querida, despiertas en mí el fruto de la
vida terrible. Horrible y vergonzosa compasión siento por
mí, me arrodillo como un penitente en busca de la
redención de su salvador. ¡Dame el cáliz OH
tu salvadora! Necesito salvación. Todo humano decadente
necesita su salvador, aquel que excita los sentidos y dirige a
las masas: las historias los recuerda de distinta manera pero
todos han sido hombres enamorados de la vida, tanto que
perecieron por su amor. Y no te enfades, no te confundiré
con la figura del salvador y redentor de penas pasadas que insita
a vivir todo lo que toca. No te confundiré con un mago
cuyos sortilegios sorprendentes fascinan y causan un tonto
fanatismo, todavía menos te confundiría con un
Mesías cuyas profecías pintan un mundo ilusorio y
fantástico.       

L- lloras y quiero navegar en tus lágrimas hasta tu
boca. ¡Que sedienta estoy! Mi amor, sufres por impiedad
contigo mismo y levantas las manos para buscar el signo de
salvación. Pareces un moribundo que busca el primer bocado
de comida en días, eres un mendigo de tu propia riqueza.
¡Que espectáculo tan humano es el que veo! El hombre
mortificándose es sumamente digno de lastima pero no es
pasible de compasión. Una sinrazón grande en la
vida es la mortificación y el arrepentimiento, y lo que
demuestra que grandes y duras son las cadenas que atan al humano
a su pasado, una atadura que no tiene razón de ser.
 No tienes un andar ágil como el viento,
todavía caminas con pesadumbre por la mochila de carga;
eres como un camello de andar cansino.

Te fatiga correr por los senderos de los sentimientos y tu
volar por los aires es un planear con alas de cera que se
derriten con los rayos del sol radiante. Si, tu sol, ese que
tanto idolatras y que todavía no aprendiste a rezarle; ni
siquiera sabes como hablarle. Te quemas con las llamas de tu
propio fuego, iluminador de las cosas bellas y devorador de las
cosas viejas, aprendiste a mirar lo sensual del exterior pero
todavía no sabes que hacer con el; todo se presenta ante
ti como un espectáculo de fuegos artificiales pero no
absorbiste su sabiduría para ser tu, un espectáculo
de fuegos artificiales. Si, ¡tierno humano!

Eres impotencia, y todo ser impotente busca un dios: ¡yo
soy tu dios querido! Pero ya no eres de los jovencillos y
mujercillas que se arrodillan para suplicar el favor de la
bienaventuranza bien querida. Eres demasiado grande para hacer
cosas de chicos: rasarme seria para ti una niñería
de la razón. ¿Qué podré hacer por ti
hijo querido, si alguna vez te cobije en mi calido seno y ahora
eres vientos rebeldes que olvidaron la mesa y el lecho materno?
¿Qué podría ser yo, tan mujer, tan
fría, tan poco profunda por el sufrimiento emergente de
cavernas solitarias? ¡Ay ya no me hables en símbolos, ya no más!, solo te quiero
ayudar La verdad llega a mí como luz en tormenta en medio
del océano: ambos ya somos diferentes el uno para el otro,
y es que me has bebido y te has embriagado por mí.

Me desconoces porque ya me conociste amor querido. Sufro
porque ya no me necesitas Por más que intente ya no
podré entrar en tus poros, en tu cuerpo. Somos diferentes,
solitario, porque tu me has descubierto, me has desgarrado las
vestiduras. Pudiste verme como pocos me han podido ver: y esto no
es tan glorioso, es más una desventura. No hay secretos
para los buenos amigos como nosotros, ¡ay como me
acompañaste, como lo hiciste y ahora me dejas! Como
chiquilla lloro y me lanzaría a tus rodillas a besar tus
pies en señal de suplica, pero mi sabiduría me
detiene y habla de esta manera: "no seamos ingenuas ya
sabíamos que esto pasaría, todo niño
indefenso se acerca al pecho materno y bebe seguridad y
anhelos, no pasara mucho tiempo para que valla a buscar otras
fuentes del cual beber otras aguas mas peligrosas que calidas".
Me has consumido y yo misma me consumo por ti
oh mi solitario querido de manos ardientes, todo alabar y
ensalzar seria en vano ya que tus pies buscan profundidades que
yo no te puede dar, por lo menos no directamente. 

Después de que la noche corra su velo el carro del
joven Apolo comenzara una vez más su interminable
recorrido, eterno recorrido. ¡Ea, auriga portador del fuego
de la humanidad; haz que todo lo frió se entibie, y haz
que los viajeros nocturnos descubran su camino!
    

S- no me eches de menos siempre seré un cultor del arte
de crear imágenes bellas, aun quedan infinitas criaturas
por el cual sorprenderme y exaltarme. Todo esto si logro superar
mi estado actual;
me estoy tomando muy en serio mi pesadez, esto me
preocupa. 

Estoy con el alma fatigada, casi no puedo ver la luz de
día. Siento un cansancio propio de caminantes, caminantes
de montañas; y es que yo soy un caminante de
montañas. Llego a la cima y miro el cielo poderoso sin
tener otra opción que la de bajar, rodando entre mis
desesperanzas, golpeado contra piedras que pensé que ya no
estaban allí, caigo y al mirar hacia arriba lloro
desconsolado. Las alturas me parece ahora una desagradable
voluptuosidad y preferiría vagar entre árboles
y llanuras poco accidentadas.  Y como un odio desenfrenado
hacia mi arrojo con estupor y violencia mis provisiones; deseo
castigarme y convertirme en un penitente y anhelo con todo mi
corazón despedazado encontrar una voz omnipotente que me
enseñe los principios de la
virtud empequeñecedora. Así soy pequeño, y
ya no aspirare a escalar riscos puntiagudos. Llegara un
día en el que cesara mi voluntad de tanto hastió
que siento y entonces quizás logre un estado de
tranquilidad con el mundo y los seres que habitan en el, sin
desear ni esperar nada es como el sufrimiento se
suprimirá.   

L-corazón aturdido, ojos cansados, tu imploras
remolinos devastadores, huracanes violentos que maten a los
buenos y justos. Tu, amor, odias los escollos de la vida y las
piedra que se meten en tus zapatos y te impiden caminar. La
molestia en ti se llama espíritu de la pesadez; hondo
pesar y seriedad tiene tus cavilaciones, y como nube pesada te
mueves oscureciendo todo lo que era claro. Tú odias los
espíritus de corazones de piedra y aliento a tumbas; la
alegría reúne al corazón con negra
pesadumbre y todos los acontecimientos nefastos tiene una justa
justificación, ¡no podrías vivir sin pensar
que tienes que pagar el caro precio de
vivir, y sus solemnidades y voluptuosidades!  Las espinas te
pinchan los pies en escabroso sendero y las tarántulas te
muerden pero tú tienes que aprender que no hay veneno
nocivo para ti; tú eres la pócima del veneno del
mundo.

Tú eres inmune porque has bebido los caldos más
indigeribles y ninguno te ha matado hasta ahora, ¿no es un
estomago el alma, que según como digiera el alimento
caerá pesado o liviano? ¿No has comido ya pucheros
de viejecillas y tu paladar exquisito hastiado por alimento tan
ordinario? ¿No tragaste a fuerza carne chiclosa en
banquete de ilustres convidados? En verdad ¿Qué no
ha digerido ya el fuerte estomago de tu alma? Pero ahora yaces
enfermo y todo bocado de vida esa un hastió y malestar que
mueve a quitarse la vida. De tanto alimento poco nutritivo e
malsano te has convertido en un inmune de comidas grasientas,
¿te han querido matar de hambre?, pero tu alimento se
encontraba en otras latitudes y tu fuente de vida era un
resplandor que los ojos de la chusma no pedían ver. Nada
importa la nausea en que hayas caído los aires frescos de
manantial nacen en sobreabundancia de tu pecho incontenible como
producto de una depuración asombrosa, que trastoca veneno
en bálsamo, espeso en liviano.  Destilas desde tus
pulmones el aire renovador de
todas tus plantas; pero
ahora te arrastras como un invertebrado en cuya piel se puede
observar la inconfundible marca del pie
humano.

! OH amor ¡que tragedia es agobiarse por los cuerpos mal
desarrollados! Y que porque detestan el cuerpo y la vida, no
soportan todo lo demás que nace de estos inevitablemente.
Esos individuos respiran esperanzas y exhalan frustraciones, cada
vez que miran esperan que caigas pero jamás esperan que
alguien pueda situarse encima de ellos; eso seria una injusticia.
Tu tienes la mirada de un sediento que busca la fuente de aguas
más cristalinas, ¿es un pecado beber
agua
más deliciosa que otros? Yo te hago esta pregunta
¿es un pecado atreverte a mirarme con avidez?
¿Puedes tu, negarte ser feliz?

Tu amor, te niegas a ser feliz porque no puedes aceptarte tal
como eres, porque tú crees con ceguedad que no eres quien
eres. Tú no eres más de lo que tú quieres
ser en el ahora y acá radiante y esclarecido, pero tu
pasado habla de ti como un dios celoso y vengativo. Todo dios es
celoso porque te quiere a ti para siempre, siempre
colmándolo de regalos, este te pide el sacrificio del
futuro y la libertad. Toda
omnipotencia lo quiere todo porque todo es  el en todo sin
dejar afuera a nadie y nada, el absoluto y completo son sus
insignias.

Todo absoluto ciega completamente y ocasiona el mayor daño al
alma humana; la falta de libertad, y nosotros ciegamente creemos
y lo defendemos solo porque nos mira con semblante preocupada y
nos da un lugar en el mundo. Pero no eres devoto de nadie, ni de
ti mismo, por eso te traicionas y desgarras todos tus ropajes y
bailas, desnudo y provocativo, frente a la hoguera de tu dios y
el soplo de tu canto disonante apaga su fogata. Lugo, cuando
despunta el alba, el sol brilla
mucho más que en otros tiempos, estas embriagado de vida y
lleno de un brío amenazante que movería
montañas; y tapas con trapos usados tu vibrante cuerpo
para comenzar otro día. Tú antes caminabas, ahora
corres, y bailas. Ya no hay caminos ni mundos por descubrir, todo
es un descubrir interminable, y tu mismo te desconoces y te
conviertes en una rareza, una fuente que dispensa frutos
irreconocibles e innombrables y todo danza ante ti
con el pudor del joven desesperado que arde en deseos de vientos
nuevos, de cosas nuevas.     Y la noche te
parece más profunda que antes y yo toco tu cara para
acariciarte pero tú quieres que me hunda en tu
corazón, tu exaltado y furioso corazón.

S- Luna mía, en otra épocas eras un lucero
majestuoso que susurraba melodías dulces a mi oído. Eres
imponente luna ¡Me enseñaste la perversión y
el descaro, y la tierra me enseño la vergüenza y el
dios todopoderoso! soy mas piadoso de lo que había pensado
luna ¡Me siento como un religioso, encerrado en un mundo
hostil que no puedo comprender pero que tampoco puedo
cambiar!  ! OH dios, sublimación de la impotencia
humana, ¡he sido sujeto de mi propio dios, de mi propia
ignorancia! El hombre siempre será la perdición del
hombre, y el peor enemigo esta atento en nuestro espejo para
desentrañar vergüenzas que no pueden permanecer
ocultas. ¡Que tonto he sido oh luna por creer en dioses,
que tonto he sido pero no brindarte las debidas honras!, yo
también te he confundido, y he confundido todo lo
demás, nada de lo que sentí era cierto. 

L- dulce solitario y flecha de futuro, te admiro pero un te
falta un largo recorrido en los caminos de las desdichas humanas.
Tus lágrimas son más esperanzadoras que tus
declamaciones. No deberás claudicar en le aprendizaje y
desde ahora  tu movimiento debe ser el de un hombre paciente
que este confiado en sus fuerzas. Tu actuar debe ser el accionar
de la voluntad universal del mundo, tu espíritu es el
héroe destinado a la gloria eterna; tienes que robar el
fuego iluminador para dárselo a la humanidad.
Sufrirás a causa de los dioses, sin embargo, ellos
sufrirán mas que tu.

S- me he olvidado de mí mi humanidad y ahora deseo
navegar por océanos ocultos
por nieblas densas. Que
afortunado son todos los olvidadizos que se olvidan incluso de
sus errores más pequeños, que suerte es tener la
única intención puesta en el presente. Quiero vivir
en el presente fugas de sensaciones oscuras y estimulantes. Todo
es tan sensual y oscuro; los vientos me soplan secretos
vergonzosos y yo grito al unísono la alegría de
estar vivo ¿Qué será de mí en el
futuro? Realmente no me interesa. ¡Ay! ¡Que ligereza
me invadió!, como vagabundo ando entre callejuelas
concurridas y mis zapatos y pantalones se aprecian de ser
gastados y estropeados, no hay hogar cierto, pero ¿quien
necesita un hogar? Ya he salido con el sol a brillar entre
escondites ocultos, y los más raros personajes desfilan
ante mirada inquisidora esperanzada. Espíritu curioso,
inquieto tengo: no dejo de ver en las bellas formas fuentes de
profunda identificación con mi ser, quiero que todas las
cosas me conozcan; y yo también quiero conocer todas las
cosas.    

Que contradicción atractiva tiene el hombre en el
horizonte; la perfección no existe pero nosotros si,
existimos y somos perfectos. Nuestra idea de perfección va
atrás de nuestro mismo ser, todo se fundamenta en
nosotros, y todo se alumbra por nosotros  OH querida luna,
deje a un lado las melodías oscuras y pesadas, y ahora
escucho música para aturdidos y dementes, todo se me
revela como afortunado y conveniente en todo momento, la locura
es un cosquilleo que ha tomado sones de cordura en mi mente; me
insita la desesperación a una fiesta que ha se ha tenido
por infame infundadamente. OH luna escucho música que
vagabundea por pensamientos hipnóticos y multicolores,
pero se aleja de ellos y relata que difícil fue dejar los
campos fértiles de libertad.

En la noche vuelo al ras y con soltura como una pequeña
nubecilla de días húmedos, todas las cosas terrenas
me miran de cerca y yo los miro de cerca también.

L- es una noche ventosa y las nubes dificultan mi
visión transparente. Puedo escuchar el viento ulular
llorando pequeñas lágrimas de tristeza profunda y
oscura. La noche no es noche, si en el cielo las nubes cubren
el universo.
Los árboles, mansos bienhechores en el día, danzan
al compás de un canto diabólico y
terrorífico. Los mares furiosos se arrebatan contra la
playa y quieren cubrirlo todo, chocan sin cesar una y otra ves
como una chiquilla enamorada con esperanzas. Desde los altos
cielos, donde me ves como a un faro nebuloso en medio de la
noche, te veo con  mucha impotencia. Te quisiera escuchar
pero las nubes lo cubren todo; así es, si no podemos ver,
tampoco lo podemos sentir. Ver con claridad es la esperanza del
sufriente, y aun las cosas se ven con la luz de luna cuya luz
tenue y azulada pinta cuadros preclaros de sentimiento.
 Sino te embriagas con el vino de la naturaleza
esplendorosa jamás pondrás en formas de
metáforas el sentir humano. ¿Qué seria el
conocimiento sino la mejor de todas las metáforas humanas?
¿Metáfora de que? No se.

Dulce cantor, que prodigiosa es tu visión. La
visión  del enamorado. Imagíname tuya,
fugitivo de la noche. Te iras y dejarías un suspiro cuando
mires por ultima ves al cielo como infinito agradecimiento por
mis figuras mas envilecedoras. Olvidaras tu propia llama que
devora y mutaras en personaje aceptable, volverías a
colocarte el disfraz de todos los días ¿donde
estaría mi pecho ardiendo en deseos por mi? Mi amor no es
aceptable para muchos. El amor del cazador hambriento es el que
yo te prodigo; un amor devastador e inquietante, ¿a donde
abultarías mi amor? En un rincón de tu ser aun no
manifestado, aun oscuro y solo; tendrías que hacer
malabares lingüísticos extraordinarios para no
descubrirte tu mismo y tu amor salvaje.

Tú te destruyes en mí y yo me siento complacida;
dejo caer mis velos que ocultan mis pudores y tú te
sumerges en lo más íntimo de mí, en la
mañana y ocaso de las pasiones nuestras caras se
desentienden y al hablar balbuceamos frialdades hirientes. Buceas
por océanos encantados llenos de criaturas amistosas y
desafiantes; y te excita pensar que puedes morir por mí y
todo mi mundo. Eres amigo te todo que sea de especie marina, la
atmósfera
es un peso angustiante para ti y solo en el mar crecen las mas
grandes criaturas; el espejo azul del océano es una
totalidad asfixiante.  Y yo te digo que si, piérdete
en mis océanos vigorosos y cristalinos y déjate
ahogar por la sensación de la muerte divina. Seamos uno en
la eterna paz del hombre concomitando con todos los seres en la
producción del fruto que da color a la vida.
¡Justifica la vida y todas lo que existe en el mundo! Se tu
mismo un campo de verde vida en el que pasten los animales mas
fantásticos, se el árbol de prohibido conocimiento
e invita a las almas tímidas e inquietas a comer de tu
fruto vitalizante y embriagador.

Bello amor mio, las nubes lloran en el deseo de unirse con la
miserable tierra, pero yo soy la observadora inamovible de
encantos orgiásticos, una que con la luz delicada
transforma el corazón de los hombres en toneles del bello
amor puro. Desgarro tu corazón en el intento de tocarlo,
corazón de porcelana, y tu alma tan frágil desborda
en sentimientos de piedad a si mismo. OH pecador que no quieres
amarme y hundirte en el oscuro recinto de musas atrevidas. Necio
eres porque quieres vivir y no quieres ser el motor de tu vida,
tonto; muy tonto eres amado mio si piensas que con la
voluptuosidad que irradio tu podrías pasar de largo, como
lo hace un caminante en una feria que no atrae. Abandona las
tiniebla que se tragan a despistados caminantes nocturnos, he
aquí mi luz que te dispenso para que no te pierdas, mi
amor no te quiero que te pierdas. Lo único que asalta mi
grandioso corazón es que te desvíes en parajes
escarpados donde le brillo no es fuente de
alegría. 

Tú pasaras a través de mí, de todas mis
lujurias, de todas mis vergüenzas, de toda mi profundidad y
querrás verme como un dios en el cielo: la deidad
más importante del anchuroso cielo. No me despreciaras, te
sacrificaras a ti mismo en el banquete que me llevo dando hace
milenios. OH amor, tu eres carne y vida para mi; bebo de tu
sangre y como
de tu carne por los siglos de los siglos, en un eterno
festín de inmaculadas desesperanzas, de absurdos y
sensuales pensamientos. Todo mi comer de ti es una lucha
interminable por la ambición de eternidad; eternidad
mía y tuya, pero más mía que tuya.

Tu amor, el amor humano, es un triste compendio de
pequeñas y delicadas eternidades, destellos
volátiles que recuerdan el fuego de la vida y la
existencia pero que se esparcen por los aires luego de consumirse
con rapidez. Eres un punto en la vastedad y el fuego no abarca a
todos. Tu amor es la justificación de la existencia y del
movimiento de todos los seres; por amor quieres hacer todo, y es
que no lo podrías hacer por otra cosa. Por amor y entrega
apasionada eres tu hoy un alma que arde en deseos de lo infinito
de misterios de vida. Tu espíritu de conocimiento viaja,
como veloz  pensamiento, por todos los mundos del pasado y a
traviesa el presente como relámpago para quebrar con
valentía el desconocido campo del futuro, siempre oscuro y
tan peligroso. Tu amor es un ensueño que ve con
miopía las cosas más profundas, es una
niñería y una diversión de las fuerzas que
una vez crearon el mundo. 

S-¿Siempre suenas tan terriblemente dulce?, en la
oscuridad atisbo con asombro las nubes que te ocultan. Pienso que
es mejor que te oculten luna, ya  que no soy digno de
recibirte en mi corazón y ni unas cuantas palabras tuyas,
ni tu mirada salvaje servirá de consuelo a este afligido
corazón. Durante mucho tiempo observe destellos
únicos de belleza profunda; la luz era para mi, hermosura
eterna que no quería morir. Mis ojos se embriagaban en el
espectáculo primitivo de seres ingenuos de pies ligeros y
provocativos que levitaban en letanía somnolienta. Mis
bellas doncellas han desaparecido y no se a donde se fueron. ! Se
fueron mi damas ¡no hay mas figuras sensuales! Yo se lo que
estas pensando luna. ¿Hacia donde correrán mis
caballos salvajes? ¿Quién domara con cruel y
caluroso látigo el corazón agitado? Todo mi caminar
y bailar, y volar por los cielos, ¿hacia a donde?
¿Hacia adonde Irán?
¿Hay un desperdicio de fuerzas creadoras? Pues tu me lo
dijiste sensata luna; nada me pertenece en absoluto y no soy nada
más que sueños y vanidad. No se que soy, ni tampoco
quiero ser algo que no quiera ser, ¿Dónde buscare
ahora el sentido? ¿Qué disfraz tendrá el
inquieto escurridizo?  Mi voluntad caprichosa encontrara su
consuelo metafísico, consuelo de existencia; y la rueda
volverá a rodar, todo trago amargo se transmutara en
delicias de la vida diurna. No solo soy juguete de mi infortunio
sino también de mi fortuna; toda gracia otorgada
será un peso enorme que hará más dolorosa mi
caída ¿Hacia adonde tenderé mis brazos
anhelantes de calor? ¿Qué lenguaje
adoptara mi cuerpo en el futuro baile religioso? ¿Que
símbolos serán mi cetro en sangrientas batallas?
¿Qué será…?

SEGUNDA PARTE

Orgullo se asoma nuestro solitario como el sol matinal, que
sale ardiente y fuerte desde oscuras montañas.

Pero toda historia es la historia del
sufrimiento, y las diversas formas que esta adopta en las mentes
de los mortales. No existe felicidad infinita que se guarde para
algún mortal, las penas y el dolor del mundo callan todos
días los cantos silvestres de pájaros ligeros.
Entonces se cuenta que el solitario no obtuvo lo que
quería en el mar de hombres, su cebo para pescar
felicidades fue desoído y la burla cayo ignominiosamente
sobre el.  Así es como el solitario fue victima de su
hora más silenciosa, aquella hora en que las cosas hablan
sin voz. Corría ya el crepúsculo de ígnea
faz, todo estaba rojo. El día se hizo noche y los seres
tristes y solitarios olvidados y sin invitación para los
banquetes de música adormecedora y abundante de lo muchos
miran la esfera ya sin el fuego iluminador de mortales. La noche
se lleva casi como un ladrón las vivencias de los
solitarios, los humanos duermen (más todavía que
cuando están despiertos), los vientos se aquietan por
respeto a la gran
oscuridad. En la noche hablan las cosas en las que en el
día no les es licito hablar, en la noche todas las cosas
hablan sin voz y como susurrando hablan a los corazones de los
sufrientes, con voz terrible: "di la palabra y hazte pedazos, que
importas ya tu, tu, alma sufriente". El corazón del
solitario se exalto y empezó a derramar amargas
lágrimas, y si hubiera estado alguien al lado suyo, este
no conseguiría consolarlo

S- ¡menguada completamente por mi infortunio estas mi
bella dama de las noches! ¡Fuego que no para arder son esos
puntos! Ay no puedo soportar la idea de no volverlos a ver nunca
más. ¡El mundo es muy profundo, yo soy muy profundo:
la noche es mas profunda de lo que el día ha pensado!
¡Ay! ¡Taciturnidad de los que brillan!, es este mi
destino, pues bien lo acepto encadenado en rocas hostiles de
valles poco hospitalarios. ¡Que venga hacia a mi, mi ultima
alegría, mi ultimo llanto, que poco importo, que poca
importancia tiene el humano! Deje de mirarte por un breve periodo
noche eterna, pero sigues igual, igual de atemorizadora, igual de
vaticinadora. La noche me llama en cantos bestiales de
profundidad aguda, aguda profundidad, aguda profundidad.

L-estas son las palabras de un desdichado, de un hombre que ha
perdido el rumbo, el punto de partida. ¿De que quieres que
hablemos desdichado? ¿Del humano? ¿De las mujeres?
¿Del amor? Que poco importan las preguntas cuando uno
todavía no tiene la madurez suficiente para tomar las
respuestas.

S-¡ay! Que apenado me siento por tu irrevocable
reproche. No sin razón me replicas molesta por todo lo que
he hecho, siguiendo luces que apenas podía reconocer,
escuchando zumbidos que alteraban mi interior y me hacían
tender hacia inquietantes superficialidades. Siento
vergüenza luna querida por que una vez supe amar; y ahora
mis manos se volvieron torpes en los juegos de
Eros, los ojos que miran con entrega se trastocaron en insidiosos
luceros de envidia y egoísmo. La pasión ya me ha
abandonado.

L- es tierno tu hablar. Pareces un penitente de
espíritu.

S- déjame hablar luna y pronto tu sabrás que
estas equivocada. Mucho ha pasado en mí y quiero
contártelo ya que eres mi única confidente.
También descubrirás que yo estaba equivocado.

Que difícil es ser humano, parece que todos cuanto veo
ya están habituado a hacerlo. Solo les basta con situarse
en la moral y las
buenas costumbres, este es el contenido de todo cuerpo y caminar
humano. Animales de hábito son todos los humanos, les
basta con hacer repetidas veces un mismo ejercicio para
encontrarle un sentido metafísico y adornarlo con vestidos
bellos por convención.  Todos parecen dormidos,
aunque estén despiertos, justificando como pequeños
penitentes cristianos y hablando como loros; es que pueden pasar
toda su vida sin saber lo que es verdadero, y de todo lo que
dicen no saben más que una bella y agradable apariencia.
Viven en un mundo de confusión y de opiniones estos
miopes, nada es transparente en ellos por lo cual todos deben
andarse cuidando de sus propias astucias e indiferencias. Es en
ellos donde esta la verdadera oscuridad: esto es lo que
descubierto cuando he hablado con ellos. Toda actividad de
pensamiento esta nublada por las tinieblas, todo su pensar y
sentir es una triste confusión. ¡Son dignos de
lastima los ciegos humanos, pero mucho mas injusto y penoso es lo
que me hicieron pasar a mi esos miserables!

Yo no ando a hurtadillas en los banquetes de los dioses para
recibir una sobra de ellos. Y es que muy pocos pueden darse
asiento en el gran banquete de los cielos, allí donde
todos ríen y celebran su superioridad. Preferiría
robar antes de pedir. Si tan solo mi alimento hubiera sido el
mismo que alimenta a las almas pequeñas, pero no, tenia
que ser así; no estaba dispuesto que yo me hiciera de
comida para débiles. Entonces en otros lugares busque mi
alimento, hambriento como todo humano, para saciar el ansia de
existencia. Es así que mi espíritu se aparto de
mí, se alejo de mi y se dirigió a lejanías
inexploradas; se paro
allí, al borde de una cima rocosa con el crepúsculo
a sus espaldas.

Mi espíritu se encontraba en un pequeño risco,
como una espesa nube que dividía el pasado del futuro:
atrás, el lúgubre pasado de risas y dolores aun
presentes, y adelante el temible futuro de inseguridades y
esperanzas aun sombrías. Es así como
espíritu se volvió pesado, de tanto sufrir el alma
se vuelve pesada: esta es la seriedad del sufriente. Como muerto
estaba yo; y es que el tiempo para un corazón atormentado
siempre se detiene ¿preparándose tal vez para el
grito final?

Toda noción de tiempo se hizo para mi superflua,
incluso toda noción de espacio. El exterior me supero con
su cantidad abundadote de imágenes sombrías, toda
figura pasaba sobre mi sin ninguna consideración. El
galope de caballos fantasmales contaba al revés las horas
del ultimo descanso, y un manto negro cubrían sus
desfiguradas caras; no había dudas, en un campo con cielo
rojo furioso las bolas de fuego vaticinaban mi ultima cruzada
hacia los espaciosos valles sembrados de margaritas. Y en un
silencio abismal, tan profundo, hundí mis sentidos en la
esperanza de desaparecer; mi yo esta refutado y quiere que mi
cuerpo corra su misma suerte.  Entonces mi hora mas
silenciosa me hablo: "que pequeño eres y que
pequeño también es tu sueño". Volvió
a mi mi errante espíritu, heraldo de mi cuerpo, y mi
conciencia se hizo mas pesada que de costumbre, ¡si otra
vez! Ay nausea, nausea, ¡ay! ¡Desgarro mis
vestiduras, desgarro mis vestiduras! ¡Ay! una herida de
muerte, una herida de muerte. ¡Cuchillos afuera!

Partes: 1, 2, 3
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