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Necesidades básicas del ser humano y su satisfacción a través de la cultura (página 3)



Partes: 1, 2, 3, 4

La Naturaleza de lo Social

           
Todo hombre antes de su nacimiento esta condicionado por diversas
costumbres y modos de organización social, como las formas
de relación y emparejamiento, las reglamentaciones de
matrimonio. En las sociedades actuales, antes de nacer, un
niño ha pasado por el filtro social de numerosos usos y
costumbres así como por instituciones sociales y
jurídicas que regulan los matrimonios, por instituciones
médicas que cuidan las condiciones del parte, y todo un
conjunto de actividades económicas y mercantiles
relacionadas por el propio hecho de nacer.

           
La película El niño salvaje de Truffaut sirve para
comprender la importancia que el aprendizaje de costumbres, de
modos de comportarse, de relacionarse y de comunicarse, tiene
para todo ser humano, desde los primeros meses de su vida. Todo
ello forma un conjunto de pautas y patrones de conducta social,
sin los cuales los seres humanos se podrían ver reducidos a
una condición diferente a la que actualmente entendemos como
humana.

           
Esto contrasta con la poca atención que se ha prestado al
análisis específico de lo social hasta época muy
reciente. Lo que choca con las interpretaciones
contemporáneas, que atribuyen un papel decisivo a lo social
en el propio proceso de hominización.

           
Si lo social ha sido tan decisivo en el desarrollo humano no
parece suficiente la explicación sobre el tardío
surgimiento de la sociología. Incluso durante las primeras
etapas de la sociología apenas se presto atención a
aclarar y definir lo que constituye la realidad de lo social.

           
Resulta razonable la explicación de que ha sido la misma
inmediatez e importancia de lo social la que ha retardado el
desarrollo consciente de una reflexión en profundidad sobre
esta problemática hasta el momento histórico de la
revolución industrial.

           
¿Cuál es la naturaleza de lo social? ¿Qué
papel juega lo social como elemento de referencia básico en
la delimitación del propio campo de estudio de la
Sociología?

           
La indagación de lo social se puede hacer de varias
maneras:

           
Mediante la descripción y análisis de los componentes
estructurales y formales de la sociedad:

Estática Social o Estructura Social.

           
A través de la investigación sobre la lógica de
los cambios y las transformaciones de estas estructuras:

Dinámica Social o Del Cambio Social.

           
También se puede hacer mediante el estudio del VINCULO
SOCIAL: (Nisbet) a través de los distintos elementos lo
componen:

la interacción social, los agregados sociales, la
autoridad social, los roles sociales, los

status sociales, las normas sociales y la entropía
social, etc.

El Papel de lo Social en el Desarrollo
Humano.

           
La consideración de la dimensión social del hombre no
se limita a la simple constatación de que el hombre es un
ser que vive en sociedad, sino que la cuestión central
estriba en dilucidar cuál es el papel que juega esta
dimensión social en la naturaleza humana en su conjunto.

           
Las formas de organización societal son una manera de
adaptación por medio de las cuales ciertos tipos de
organismos aumentan sus posibilidades de sobrevivir y
multiplicarse.

           
Algunas especies han logrado esta adaptación merced a su
sociabilidad. Y más aún algunas especies han podido
desarrollarse, e incluso orientar su propia evolución a
partir de su condición social de forma que esta
condición ha llegado a convertirse no sólo en requisito
para la supervivencia sino también en elemento decisivo en
su propia conformación como especie.

           
Un medio social resulta ser conditio sine qua non de un
despliegue biológico normal.

           
La interrelación entre los factores biológicos y
culturales en el proceso adaptativo de la evolución humana
esta siendo objeto de una atención cada vez más
preferente.

           
Así surge la perspectiva COEVOLUCIONARIA para explicar
cómo la biología humana y la cultura son generalmente
adaptativas en el mismo sentido y cómo ambas han podido
interactuar en la evolución de los atributos humanos.

           
Los SOCIOBIOLOGOS ponen el acento en el papel desempeñado
por la herencia genética en la dinámica de lo social,
como verdadero motor de la sociabilidad. Edwar Wilson verá
en el parentesco la explicación del fenómeno del
altruismo. Hamilton utiliza el concepto de coeficiente de
parentesco para explicar el dilema del comportamiento altruista.
Estas interpretaciones pueden conducir a una interpretación
puramente biológica del fenómeno social.

           
Antes de que se desencadenara la polémica sobre la
Sociobiología numerosos antropólogos habían
subrayado ya la significación genética de la
cultura.

           
Schwartz y Ewald, refiriéndose al proceso genético de
la vida han señalado que los procesos biológicos
están significativamente influidos por la acción
cultural. La forma más frecuente y consistente de influencia
cultural lo constituye en cualquier sociedad la elección de
pareja. Consideran que la cultura debe ser vista como un factor
de la evolución biológica del hombre, no pudiendo
entenderse su papel causal sin tomar en consideración los
principios genéticos.

           
Downs y Blebtreu subrayan como las costumbres de vida, las pautas
migratorias, los sistemas de diferenciación social y otros
factores culturales desempeñan un papel fundamental en la
circulación genética y, por tanto, en la propia
evolución biológica del hombre.

           
Otros estudiosos han resaltado que los factores culturales han
desempeñado un importante papel en la evolución
física de la humanidad:

desarrollo de herramientas −> pérdida de los
dientes;

necesidad de almacenamiento de información−>
aumento del cerebro.

           
De esta manera en las especies sociales las mutaciones
genéticas tienen más posibilidades de consolidarse:
mayor grado posible de intercambios grupales, segregación
grupal de los individuos atípicos (mutantes)

           
El misterio del vínculo social hunde sus raíces en la
propia lógica de lo viviente, en la tendencia a la
agregación general de las especies. En el desarrollo de los
componentes sociales de las especies han jugado un papel
fundamental los propios procesos de selección natural
(mayores probabilidades de supervivencia), cobrando importancia
el componente social a medida que más evolucionadas
están las especies.       
Esto nos lleva a reconocer la importancia decisiva de las
interrelaciones entre el hecho biológico y el hecho
social.

La Concepción Del Hombre Como Ser
Social

           
La base esta en la definición aristotélica del hombre
como animal político por naturaleza (ZOON POLITIKÓN).
La definición de Aristóteles contiene un matiz
importante: la dimensión cultural del hombre. Hay dos ideas
fundamentales en la Teoría de la evolución que permiten
comprender ciertas dimensiones de la dinámica humana y el
papel social:

Idea del equilibrio ser vivo−naturaleza (supone un
equilibrio ecológico, una adaptación al medio).

Idea de que el proceso de evolución se ha producido en
virtud de una dinámica de constantes adaptaciones y
desadaptaciones.

La cuestión de cuales son los factores que dan lugar a la
dinámica de la evolución ha sido objeto de un vivo
debate, en lo que se refiere a las causas y los efectos de las
mutaciones genéticas.

El hombre puede ser considerado como fruto de un doble proceso
de evolución biológica y de evolución social.

Proceso de co−evolución: tiene su arranque en un
dilatado proceso evolutivo general de las especies (en concreto
en algunas especies sociables de grandes primates) que en unas
secuencias encadenadas de mutaciones y cambios adaptativos
empezaron a desarrollar habitualmente una posición
erguida.

La adopción de la posición erguida corrió
pareja a un mayor desarrollo de las capacidades manipuladoras y
hacedoras de las extremidades superiores dando lugar, al empleo
de útiles cada más perfeccionados para la
obtención de alimentos y para la caza; lo que permitió
dietas más variadas y ricas en proteínas conllevando un
mayor reforzamiento de los lazos de cooperación tanto para
la organización de las tareas de la caza, como para la
distribución y preparación de alimentos y su consumo
así como para la división general de tareas en el
conjunto de la sociedad.

Australopitecus: más evolucionados que los primates ahora
conocidos (hace millones de años)

Homo habilis: 2,5 M años −> útiles de
piedra −> hombres habilidosos en el hacer

Homo erectus: 2 M años −> hachas de piedra

Hombres de Neardenthal: 200.000 años

Homo sapiens: 100.000 años −> resistieron a la
gran glaciación de hace 25.000 años, desarrollaron el
arte rupestre (hombre inteligente). También llamado homo
faber (hombre hacedor, que fabrica instrumentos)

 Estos homínidos supieron hacerse fuertes a partir
de su debilidad física originaria y pudieron sobrevivir,
fundamentalmente en virtud de su carácter social.
Agrupándose y coordinándose fueron capaces de desplegar
formas cada vez más complejas y perfectas de
organización social y, sobre todo, fueron desarrollando y
transmitiendo una cultura, es decir, un conjunto de
conocimientos, formas y técnicas de hacer las cosas,
costumbre y hábitos sociales, sistemas de comunicación
y creencias que eran enseñadas y aprendidas desde los
primeros años de vida, de generación en
generación, como un verdadero depósito común de
las comunidades.

Este depósito común de conocimientos y de
técnicas es el concepto de cultura. Gracias a la que
nuestros antepasados pudieron enfrentarse con algunas ventajas al
reto de la adaptación al medio y pudieron hacerlo cada vez
mejor, porque la cultura y las formas de organización social
fueron evolucionando y progresando a lo largo del tiempo.

Cultura y sociedad son las claves que nos permiten comprender
no solo la adaptación del ser humano a la naturaleza, sino
la misma naturaleza de este, El hombre tal y como es en la
actualidad sólo puede ser concebido como producto de su
sociedad y de su cultura.

La cultura, en el sentido sociológico de la
expresión, es para el hombre una especie de ambiente
artificial creado por él mismo, como si de una segunda
naturaleza humana se tratara, añadida a su naturaleza
físico originaria que se ha ido enriqueciendo a lo largo de
la historia de la humanidad y que es transmitida y enseñada
a todo individuo desde su nacimiento a través de diversos y
complejos procesos de socialización y aprendizaje, hasta ir
conformándole de acuerdo con el perfil propio de lo
humano.

A todo este proceso de hacerse el hombre es a lo que se
califica de HOMINIZACIÓN. Los humanos llegamos a ser lo que
somos a través de la sociedad y la cultura, aprendiendo a
moldearnos a nosotros mismos, con el lenguaje, los conocimientos,
las costumbres y las formas de comportamiento que se empiezan a
imitar y a asimilar desde los primeros meses de vida.

El concepto de cultura es inseparable del concepto de
sociedad. Una sociedad es un agregado organizado de individuos y
la cultura es la forma en que se comportan, su modo de vida.

Cultura:

Tylor: resalta los aspectos más vivos y operativos de la
cultura: conocimientos, técnicas, leyes, costumbres

Malinowski: considera la cultura como forma de comportamiento
del ser humano. El hombre crea un ambiente artificial y
secundario.

Linton: configura la conducta aprendida y los resultados de
conducta.

Herskovits: es la parte de ambiente hecha por el hombre.
Considerando que la vida del hombre transcurre en dos escenarios:
el natural y el social.

La conclusión es que un individuo aislado es una
ficción filosófica. Sin sociedad el hombre no
existiría.

Rasgos Característicos de lo Humano

Lo social ha constituido uno de los medios fundamentales a
través del cual el hombre ha podido adaptarse a la
naturaleza, en la historia de la evolución el desarrollo
humano supone la introducción de un cierto principio de
auto−regulación y de producción autónoma de
ambientes artificiales que han permitido una mejor
adaptación al medio.

Hasta qué punto lo social, en la medida en que es una
condición compartida con otros seres vivos, puede
considerarse como una condición suficiente para explicar
dicho desarrollo humano. La naturaleza de lo humano debe ser
entendida como algo que se completa con otras cualidades
añadidas que permiten dar una explicación más
cumplida sobre el complejo proceso de hominización.

Lo que diferencia al hombre, es su libertad, su
disposición voluntaria para cooperar y actuar solidaria y
altruistamente con sus semejantes y su capacidad de
realización de trabajos creativos e inteligentes mediante
una serie de herramientas y útiles que ha ido perfeccionando
progresivamente a lo largo del tiempo.

El hombre es un ser social que tiene otras cualidades
importantes: su capacidad creativa, su capacidad hacedora. Aunque
hay otros seres vivos que también hacen construcciones y
fabrican cosas. Sin embargo, el hombre puede efectuar trabajos y
tareas mucho más complejas, sofisticadas y progresivamente
perfeccionadas. Gracias al cerebro (actuación inteligente,
creativa e imaginativa) y la mano (facilidad manipuladora).

Los dos elementos básicos que hicieron posible la
evolución de los hombres: la mano y el cerebro se
completaron con los dos medios a través de los que las
herramientas y el trabajo humano se perfeccionan y se trasmiten a
lo largo del tiempo: la cultura (como depósito común de
conocimientos) y la sociedad (como ámbito para la
realización global de las tareas y las labores grupales del
hombre. La mano y el cerebro, junto a la cultura y la sociedad
son los cuatro pináculos sobre los que ha sido posible la
evolución humana.

Nuestra especie es hacedora porque ha necesitado cambiar su
forma de estar medio porque éste le era hostil. Mediante la
capacidad grupal de trabajo y de acción los hombres han
logrado alterar poco a poco la relación originaria con la
naturaleza, y mediante todo un conjunto de utensilios y
técnicas de trabajo, de construcción y de
fabricación de útiles y medios de vida, ha ido
controlando la naturaleza, readaptándola a la medida de sus
necesidades.

En esta dinámica de adaptación a la naturaleza el
hombre ha ido progresando y se ha ido remodelando a sí
mismo, como especie social, en un largo proceso evolutivo de
desarrollo cultural que ha sido un proceso creativo, un resultado
de la capacidad expresiva de la libertad humana.

Esta concepción sobre el proceso evolutivo del hombre, a
través de sus capacidades sociales y hacedoras ha sido
desarrollada por Carlos Marx en su teoría sobre la
productividad (del hombre como ser de praxis), es decir, como ser
dotado para un trabajo inteligente, libre y creativo.

Algunos psicólogos sociales han considerado el lenguaje
verbal como forma específicamente humana de
comunicación, situándolo en el contexto de las
necesidades derivadas de procesos tan largos de
socialización y cuidado de los hijos como son necesarios
entre los hombres. Igualmente George Herbert Mead ha subrayado
como de manera paralela a la complejidad del proceso de
maduración del sistema nervioso humano, se ha producido una
paralela complejidad del sistema social. Lo que conduce a que en
el hombre, la diferenciación funcional proporcionada por el
lenguaje presenta un principio de organización que produce
no sólo un tipo enteramente distinto de individuo, sino
también una sociedad diferente.

Puesto que la tendencia a la agrupación puede
considerarse una característica general de la vida es
necesario determinar si existe una forma específicamente
humana de lo social y si esta forma puede considerarse un grado
más dentro de una escala general común o si la
conformación social de los hombres ha acabado influyendo en
su propia evolución como especie. De manera que lo social se
ha convertido en un requisito básico para su misma
supervivencia como especie social.

Lo social ha pasado a ser parte de la propia naturaleza
humana, y en el proceso evolutivo, a través del cual la
sociedad se convierte en una necesidad para el hombre, se puso en
marcha un mecanismo fundamental de orientación del cambio
biológico y mental.

Wilson ofreció una explicación genética de la
orientación social. Los procesos de evolución social
deben ser vistos no sólo como una respuesta eficaz al reto
de la adaptación, sino como una forma de reorientación
de la propia lógica de lo natural originario hasta la
práctica recreación de una especie nueva, como
resultado de un doble proceso de adaptación: de la especie
al medio, a través de los sistemas sociales y del individuo
a la sociedad, por medio de la cultura.

Así la cultura (y más específicamente el
aspecto social de las culturas humanas) aparece como el verdadero
elemento explicativo del carácter social humano, de forma
que el hombre sólo puede ser entendido como fruto de un tipo
de cultura desarrollada a partir de la evolución de forma
social específica. La cultura es la que ha conformado y
conforma la personalidad humana, y la que ha permitido su
supervivencia y desarrollo, en cuanto mecanismo útil de
adaptación al medio

LA FAMILIA, COMUNIDAD Y EL
DESARROLLO HUMANO

 

Son dos los temas de nuestra reflexión
comprendidos en el enunciado del título: el tema
del crecimiento o desarrollo de la persona humana (de
la "genealogía" de la persona) y el tema de la
familia como "ambiente" en el que se desarrolla este
crecimiento. Y sobre estos dos puntos se
articulará mi reflexión. Me queda aún
precisar la perspectiva que adoptaré. En efecto,
el tema de la familia como genealogía de la
persona puede ser desarrollado de diversas maneras.
La mía es una perspectiva antropológica,
ética, filosófica y teológica. La
pregunta, es decir, aquello a lo que buscaremos
responder, es la siguiente: ¿cuál es la
verdad de la genealogía de la persona y (la
verdad) de la familia?

Esta es la pregunta antropológica. Y ya que
la persona, su genealogía, está ligada a la
libertad, la pregunta antropológica genera
inevitablemente una pregunta ética:
¿cuál es el bien (el valor) propio de la
familia en cuanto lugar en el que se desarrolla la
persona humana? Esta es la óptica de mi
exposición. Se ve con facilidad como ésta
se hace necesaria, mas no es suficiente. Es necesaria
porque fundamenta la reflexión dirigida a
precisar el ser mismo de la persona y de la familia
(estaba tentado de escribir: su "cimiento firme") y,
por lo tanto, a diseñar la topografía
espiritual de cualquier exploración en este
territorio y de cualquier intervención al
respecto. Pero la reflexión sola no basta: la
familia como lugar de crecimiento de la persona se
constituye dentro de contextos históricos muy
diversos. Sírvanse pues aceptar esta
reflexión como un aporte bastante parcial.

        
La genealogía de la persona s un logro,
considerado ya definitivamente como una conquista de
la investigación histórica, la
afirmación según la cual el "concepto" de
persona ha nacido solamente en el cristianismo y al
interior de los dos más grandes debates
teóricos que haya recorrido la razón
humana: el debate cristológico y el debate
trinitario. Uno de los más importantes
resultados teóricos ha sido precisamente la
definición de persona.

      ¿Cuáles
son los elementos esenciales de esta definición?
Estos son, si no me equivoco, dos. El primero es la
afirmación de la absoluta singularidad de la
persona. Se trata de una percepción espiritual
que no es fácil de tematizar. ¿Qué
cosa significa que la persona sea un singular
absoluto? Esto nos lleva inmediatamente a pensar en
el individuo y a identificar entonces la
individualidad y la singularidad. En realidad, ser un
singular, una persona, es más que ser un
individuo.

El individuo, en el fondo, aparece como un miembro
al interior de un todo, de una naturaleza de la que
participa. Sucede que el individuo es numerable.
Sucede que el individuo es substituible: en cualquier
momento, dentro de la especie viviente que sea,
cualquier individuo puede ser substituido por otro.
Santo Tomás escribe con gran agudeza que la
noción de "parte" es contraria a la noción
de persona. Contrariatur, escribe el Santo Doctor; en
lógica no hay oposición más radical
que la contrariedad. Los contrarios no tienen nada en
común: la idea de "parte (de un todo)" no tiene
nada en común con la idea de "persona".
"Singularidad" pues significa en realidad: unicidad,
insubstituibilidad, incuantificabilidad. En una
palabra: no siendo "parte", se es un "todo". La
tradición cristiana, con una osadía
teorética impresionante, se ha pronunciado un
sinnúmero de veces hablando de la persona. En un
sentido muy preciso: no hace número con nada.
Unicidad, insubstituibilidad, incuantificabilidad,
infinidad: propiedades que pueden sólo
descubrirse en un ser que subsiste en sí y por
sí: dotado del máximo de subjetividad.

       Pero
éste no es el único constitutivo de la
persona según la tradición cristiana.
Existe un segundo. La persona es un sujeto en
relación con las otras personas. Ha sido sobre
todo la meditación sobre el misterio trinitario
la que ha manifestado la esencial relacionalidad de
la persona. Ciertamente el uso de la analogía es
siempre una operación riesgosa, sobre todo
cuando los dos análogos son la Persona Divina y
la persona humana, entre las cuales es mucho mayor la
desemejanza que la semejanza. Sin embargo, la
antropología cristiana no ha tenido nunca el
temor de afirmar que la persona se realiza en la
relación con la otra persona, que su
vocación constitutiva es la comunión con
las otras personas.

       Esta es la
constitución ontológica de la persona. La
misma se muestra como una constitución que
está como imbuida de una tensión
intrínseca que se debate entre los "dos polos"
del ser personal: el polo de la
subjetividad-singularidad subsistente en sí y
por sí y el polo de la relacionalidad hacia la
otra persona. Bipolaridad que ha hecho también
referirse a la persona humana como una "relación
subsistente" o, mejor aún, como una
"subsistencia relacionada". Pero ya que debemos
hablar de la genealogía de la persona y no de su
ser estadísticamente considerado, no deseo
continuar más en esta perspectiva
metafísica de la persona. Todo lo que he dicho
al respecto me parece suficiente para reflexionar
sobre la persona en su formación, en su
genealogía.

     Partamos de una pregunta:
¿existe un camino, una vía a través de
la cual poder ver de alguna manera aquella absoluta
singularidad, aquel existir en sí y por sí
que constituye el fondo metafísico de la
persona? Creo que este camino, que esta vía es
la elección libre: el acto libre es la suprema
revelación de la persona. Muchas operaciones
suceden en la persona, pero no todas son de la
persona en el sentido que de ellas se sienta autor, y
ninguna es tanto de la persona, ni pertenece tanto a
la persona como un acto de libertad. éste, de
hecho, en su constitución, no tiene otra causa
que la persona que lo ejecuta. En efecto, se pueden
sustituir muchas operaciones a través de
prótesis siempre más perfectas; se ha
podido crear la inteligencia artificial. Pero no
existe una prótesis de la libertad, ni una
libertad libre artificial.

El acto libre revela eminentemente a la persona
porque en él se refleja su subjetividad
subsistente, su ser "causa sui", repetirá
continuamente Santo Tomás con una osadía
teorética no común en el pensamiento
cristiano. En la perspectiva que estamos considerando
la genealogía de la persona coincide con la
genealogía de la libertad y devenir persona
significa devenir libre. Retomaremos dentro de poco
esta coincidencia.

    A. Rosmini habla de un
misterioso vértigo que el hombre experimenta
cuando vive profundamente la libertad, mejor
aún, el descubrimiento de la libertad. La
observación es interesante. Si la libertad
radica así profundamente en la persona, de la
cual es la suprema revelación; si la libertad
revela profundamente a la persona, porque muestra la
absoluta singularidad (todos pueden tomar mi lugar,
pero no cuando debo hacer una decisión libre),
entonces la libertad es la capacidad de afirmarse a
sí mismo y por sí mismo. Aquí se
encuentra el vértigo del que habla Rosmini; la
libertad es la auto-afirmación pura y simple, es
el alfa y la omega de la propia vida espiritual. No
existe un "antes" a la libertad. ¿Y el otro con
quien me descubro en relación? Porque de
él, de su libertad, vale aquello que he
descubierto en mí, no sea que encuentre
frágiles compromisos de intereses opuestos,
elaborando reglas para este descubrimiento.
Retornaremos más adelante sobre este punto.

      No es difícil
ver como la bipolaridad de la persona abordada antes
en el nivel de su constitución ontológica,
se manifiesta claramente al nivel del actuar libre de
la persona y, entonces, en su formación, en su
genealogía. La cosa encontraría su ulterior
confirmación si partiésemos de la
consideración del otro "polo" de la persona, de
su relacionalidad. No intento hacerlo. Tengamos,
pues, presente la siguiente afirmación: en su
formación, al interior de la genealogía de
la persona, reencontramos la tensión bipolar
entre la afirmación de si y la comunión con
el otro. El punto en el que las dos energías se
encuentran, podemos decir la "chispa" que estalla
entre los dos polos, es el acto libre. Es decir: es
en el acto libre y mediante el acto libre que la
persona se forma como sujeto que existe en sí y
por sí ("causa sui").

      ¿Existe una
solución a esta tensión? La solución
estaría en un acto completamente libre que sea
al mismo tiempo suprema afirmación del otro, un
acto que afirme la singularidad que quien lo cumple y
al mismo tiempo instituya una relación verdadera
con el otro. Según la visión cristiana este
acto de libertad es el acto del amor. El amor es la
síntesis vivida de los dos constitutivos de la
persona y, por tanto, de la perfecta
realización. Comprendemos una de las
enseñanzas más profundas del Vaticano II:
"ésta similitud manifiesta que el hombre, que es
en la tierra la única criatura que Dios ha
querido por sí misma, no pueda encontrarse
plenamente a si mismo sino por la sincera entrega de
sí mismo". (GS 24) Escribe Juan Pablo II en la
Carta a la Familia: "Entramos así al núcleo
mismo de la verdad evangélica sobre la libertad.
La persona se realiza mediante el ejercicio de la
libertad en la verdad. La libertad no puede ser
entendida como facultad de hacer cualquier cosa:
significa don de sí. Es más: significa
ejercicio ulterior del don. En el concepto de don no
está inscrita solamente la libre iniciativa del
sujeto, sino también la dimensión del
deber. Todo esto se realiza en la comunión de
las personas". (14,4) Por lo tanto: la
genealogía de la persona es la genealogía
de su libertad, esto es de su capacidad de amar, esto
es de hacerse don de sí al otro. La
afirmación de si consiste en el don de sí.
En este sentido en la antropología cristiana, el
hombre enteramente verdadero, la humanidad que ha
alcanzado su perfección, es Jesucristo. él
se ha donado a sí mismo.

     Localizado cuál es
el concepto de formación o genealogía de la
persona, quisiera ahora indicar algunas razones a
causa de las cuales este concepto se ha puesto en
discusión para finalmente ser abandonado en
nuestra cultura occidental. Esta
contextualización es necesaria, me parece,
porque de ella nacen hoy muchos graves problemas en
la formación de la persona.

     Como se ha podido
constatar en le reflexión precedente, el
concepto cristiano de formación de la persona
nace al interior de una constelación de
conceptos tales como "persona", "libertad", "amor",
"don sincero de sí". Ahora, como dice la ya
citada Carta a las Familias, "¿Quién puede
negar que la nuestra sea una época de gran
crisis, que se manifiesta ante todo como profunda
"crisis de la verdad?" Crisis de la verdad, significa
en primer lugar, crisis de los conceptos". (13,5). Y
son precisamente aquellos conceptos super-citados los
que han entrado en crisis: ellos no portan más
las mismas concepciones (de persona, de libertad, de
amor, de don sincero de sí), sino más bien
concepciones contrarias. No es posible ahora recorrer
toda la sucesión de esta crisis. Me contento con
algunas reflexiones generales.

      La primera. Se ha
reducido progresivamente a la persona a la conciencia
que la persona tiene de sí; su consistencia y
subsistencia ontológica se ha reducido a la
conciencia-afirmación de sí mismo. Se ha
pasado a una definición cada vez más
psicológica de la persona. Esta reducción
ha creado problemas que han resultado insolubles:
¿cuál es el fundamento último de la
dignidad de la persona? ¿De sus derechos?
¿Es sólo la conciencia de su ser, esto es
su afirmación? Y ¿quién no es capaz de
tal conciencia? Queriendo usar un vocabulario muy
técnico, deseo decir que la perdida del concepto
de persona como sustancia primera ha generado la
imposibilidad de crear una cultura en la cual cada
persona sea reconocida, afirmada en si y por
sí.

     La segunda. La libertad
ha ido progresivamente configurándose como
"posibilidad pura o posibilidad de todas las
posibilidades". Puesto que el contrario de la
posibilidad es la necesidad, se trata de una libertad
desvinculada de toda necesidad. Ciertamente esta es
una idea "regulativa" de la libertad, no una idea
"real". Esto es, una libertad así concebida no
existe ni puede existir (no es una idea real); este
concepto de libertad sirve para indicar en qué
dirección debe proceder la liberación de
nuestra libertad (es una idea regulativa).Estamos
ahora en el polo opuesto de la definición
agustiniana de libertad como poder de hacer aquello
que se quiere haciendo aquello que se debe, es decir,
como síntesis de posibilidad y de necesidad. El
último eco de este concepto cristiano ha
resonado, en nuestra cultura occidental, en Kant:
luego (y no sin culpa suya) todo eco se ha apagado.
Kierkegaard juzga que sea ésta la verdadera
raíz de nuestra desesperación. Pero
¿qué cosa significa esta definición
prescriptiva, más que descriptiva, de libertad,
concretamente en nuestra vida de cada día?
Responderé a esta pregunta en las dos
reflexiones siguientes.

    La tercera. ¿Qué cosa
puede significar: "don sincero di sí"? El
"sí" que es donado no existe, porque no existe
un "antes" de la libertad, una realidad de la cual la
libertad responda porque se encuentra de frente a
ésta. Entonces ¿qué cosa se dona
cuando se habla de donarse a si mismo? Nada más
que el permiso de usarse recíprocamente. La
verdad del don es confundida con la mera sinceridad
del trato: en la relación recíproca se
reclama solo la libertad de ponerla en acción.
Nada más. Si se piensa en un uso de la libertad
en el cual el sujeto hace aquello que quiere,
decidiendo él mismo la verdad sobre lo que
está bien, no se admite que otros exijan algo de
él en nombre de una verdad objetiva. No dona
más en verdad. El amor en una palabra es
despojado de su misma esencia

    La cuarta. Es imposible
elaborar un concepto de justicia que no se reduzca a
ser simplemente un código de procedimientos para
instituir frágiles milagros de la convergencia
de intereses opuestos. Esto es: aquel concepto de
libertad genera una sociedad fundada sobre la norma
utilitarista y hedonista.

Podemos ahora concluir el primer punto de la
reflexión. Quería trazar un bosquejo del
concepto de formación o genealogía de la
persona. Hemos visto que esto se construye al
interior de una constelación de conceptos como
persona, libertad, amor, don de sí. Y hemos
también visto como se pueden configurar dos
diversas genealogías de la persona. La Carta a
las Familias habla de una civilización del amor
y de un anticivilización o "civilización de
lo útil y/o del placer". Ahora debemos
reflexionar en por qué y cómo la familia es
el ambiente de crecimiento de la persona humana, y
lugar de su genealogía.

2. La familia y la genealogía de la
persona

Es una afirmación central y permanente en la
visión cristiana de la persona humana la que
dice que ésta (la persona humana) encuentra su
cuna, no solo biológica sino espiritual, en la
comunidad de la familia. Santo Tomás habla de la
necesidad para el hombre, no sólo de un
útero físico para su desarrollo, sino
también de un útero espiritual, constituido
por la comunión conyugal de los padres. Se trata
de una afirmación de carácter
antropológico. Pero no es solo esto. Se trata
también de afirmación de la estructura
social, de la relación entre la familia y otras
sociedades. Como veremos.

     ¿Cuál es la
razón profunda de este nexo entre familia y
genealogía de la persona? Podemos partir de una
afirmación que la Iglesia ha hecho siempre,
aunque sea una de las afirmaciones más
contestadas de parte de quien no comparte la
visión cristiana. Es la afirmación
según la cual se da un nexo, de derecho
inseparable, entre el ejercicio de la sexualidad,
amor conyugal y procreación de una nueva
persona. Considero que la percepción neta de
este nexo tiene una importancia decisiva para
comprender toda la doctrina cristiana del hombre y
del matrimonio. Veamos cuál es el contenido de
este nexo y las razones por las que es afirmado.

     El contenido. En el
ser-hombre y en el ser-mujer está inscrito un
significado que no pertenece a la libertad de
inventar, sino sólo a la de descubrir e
interpretar en la verdad. La masculinidad y la
femineidad son un lenguaje dotado de un significado
originario. No son un dato puramente biológico
apto para recibir cualquier sentido que la libertad
decida atribuirle. ¿Cuál es este
significado? Es el don total de sí al otro. El
lenguaje de la masculinidad / femineidad es el
lenguaje del don total. En cuanto tal, es lenguaje
intrínsecamente, esencialmente esponsal,
conyugal. El ser sexuado humano es orientado a la
conyugalidad (y en Cristo a la virginidad
consagrada). En este sentido, la doctrina de la
Iglesia habla de nexo de derecho indeleble entre el
ejercicio de la sexualidad y la conyugalidad."La
lógica del don de sí al otro en totalidad
comporta la apertura potencial a la procreación
(…). Ciertamente, el don recíproco del hombre
y de la mujer no tiene como finalidad solo el
nacimiento de los hijos, sino que es en sí
comunión mutua de amor y de vida. Siempre debe
ser garantizada la íntima verdad de tal don.
Íntima no es sinónimo de subjetiva.
Significa más bien esencialmente coherente con
la objetiva verdad de aquel y aquella que se donan".
Y entra en la edificación de esta verdad
también la potencial paternidad y maternidad
inscrita en ellos. De este modo, la persona es
generada a partir de un acto de amor y esperada como
puro don.

      Las razones por las
que la Iglesia afirma estos nexos son profundas.
Podemos percibirlas a través del trazo de una
contrafigura. Este nexo puede ser negado en una doble
dirección. La primera: el ser hombre – el ser
mujer no transmite ningún significado originario
que preceda a la libertad por lo cual no existe
ninguna definición prescriptiva de relación
sexual, sino solamente descriptiva y por lo tanto la
paternidad – maternidad no tiene ningún
enraizamiento objetivo.

En este contexto se coloca el actual
ennoblecimiento de la contracepción como
liberación de la biología sexual, el
intento de la equiparación de las parejas
homosexuales y la negativa a considerar la
adopción como "pareja" de una filiación
natural. ¿Cuál es el resultado de esta
desconexión? Me limito a llamar su atención
sobre lo que me parece lo más importante. En la
razón está la negación de que el ser
hombre – ser mujer sea el lenguaje originario del ser
simplemente persona. Es decir: la persona expresa su
vocación originaria mediante el lenguaje del
cuerpo, mediante su ser hombre y su ser mujer.
Destruyendo esta reciprocidad en el don, se destruye
el código fundamental de la comunicación
interpersonal. Se destruye en su origen mismo, la
posibilidad de la comunión interpersonal. No lo
olvidemos: el hombre se sintió solo y Dios no
creó otro hombre. Creó la mujer. Es la
posibilidad de una civilización del don la que
es destruida.

     Pero la desconexión
procede también en el sentido inverso:
desarraigar la procreación (y la
genealogía) de la persona de la comunidad
conyugal y de la actividad sexual. En este contexto
está la artificialización de la
procreación humana, que parece ahora no conocer
límite alguno. ¿Cuál es el resultado
de este segundo tipo de desconexión? El riesgo
de reducir el hijo a un "producto" del que se tiene
necesidad para la propia felicidad. Como se ve, la
raíz por la que la Iglesia afirma que entre el
ejercicio de la sexualidad, la conyugalidad y la
procreación existe una conexión de derecho
inalienable es una sola: sólo salvando esta
conexión se salva la comunión
interpersonal, se salva la dignidad de la
persona.

    Esta reflexión de base nos
ha ya introducido en la consideración de la
familia como lugar de crecimiento de la persona. En
el primer punto de nuestra reflexión hemos visto
que el crecimiento de la persona es crecimiento de su
libertad, esto es, de su capacidad de amar, de
entregarse a sí misma en la verdad. ¿Por
qué justamente la familia es el lugar
originario, no digo el único, de este
crecimiento de la persona?

 Teniendo presente cuanto queda dicho sobre
la relación sexualidad – conyugalidad –
procreación podemos disponer nuestra respuesta
en dos momentos. En realidad, la comunidad familiar
se construye en dos relaciones interpersonales, la
relación conyugal y la relación parental.
Considerémoslas analíticamente.

        He
hablado ya del "lenguaje del cuerpo" como el lenguaje
fundamental de la persona; la masculinidad –
femineidad tienen en sí y por sí un
significado que debe ser leído en la verdad. El
autor inspirado del segundo capítulo del
Génesis nos ha revelado verdades decisivas para
nuestra vivencia espiritual. El hombre vive una
soledad originaria, esto es, intrínseca a su
mismo ser hombre. Puesto en el universo de las cosas,
en el universo de las no-personas, él se siente
absolutamente solo. Esta soledad no es un bien: el
ser humano en estas condiciones no ha alcanzado su
plenitud. En términos más abstractos,
más metafísicos, decíamos que la
subsistencia en sí y por sí no es el
único constitutivo de la persona. Y de hecho,
justamente para salir de esta soledad, el hombre –
cada uno de nosotros – busca un dominio, una
posesión. Dominio y posesión que no lo
hacen salir de su soledad originaria. El hombre
alcanza su plenitud puesto frente a la mujer. Es el
momento en que se descubre llamado a una
comunión, capaz de realizarla porque está
al frente de otra persona. Hay aquí un misterio
muy profundo. Es a través del lenguaje corporal
que la persona dice cuál es su vocación
originaria. Podemos ahora comprender, creo, por
qué en la comunión conyugal la persona
humana crece como persona humana: porque es en
ésta que se realiza como don de sí. Y en
efecto en el vínculo conyugal encontramos de
modo eminente toda la misteriosa paradoja humana. No
existe un vínculo de mutua pertenencia más
radical que el de la pertenencia conyugal: no es
posible, in humanis, pertenecerse más que
conyugalmente. No existe un acto de libertad más
grande que el acto con el cual dos esposos se
entregan: quizá no es posible, in humanis, ser
más libre. La libertad coincide con el don. Y el
don de sí implica la posesión de sí:
no se puede donar aquello que no se posee. El
máximo de la auto-afirmación coincide con
el máximo de la auto-donación. Por esto la
comunión conyugal es el lugar del crecimiento de
la persona como tal.

      La comunión
conyugal se expande en la comunidad familiar. Es el
lugar propio de la genealogía de la persona: el
lugar propio de su crecimiento. A pesar de estar
radicado en la biología, el concepto de la
persona no es simplemente el resultado de una
fortuita o necesaria coincidencia de factores
biológicos. Esto explica la llegada a la
existencia de un individuo, del todo funcional para
la supervivencia de la especie. Pero el hombre que es
concebido, es una persona, única e insustituible
en su valor infinito. Y de hecho los esposos pueden
solo querer un niño(a): uno cualquiera. Ellos no
pueden decidir a quien concebir: a él y no a
otro. El conocimiento de esta persona única,
insustituible puede llegar a ellos de la existencia
de ésta: al verla, ellos dicen: "éste es mi
niño(a)". No pueden conocerlo antes de que
exista. ¿Por qué? Descubrimos aquí la
diferencia esencial entre el conocimiento creado y el
conocimiento divino. El hombre conoce aquello que
existe y por qué existe; mientras es el
conocimiento divino el que hace ser. En una palabra:
toda concepción implica un acto de
creación.

 Cada uno de nosotros existe porque ha sido
pensado y querido por Dios. Como consecuencia de esto
no habiendo éstos (los esposos) decidido, sino
siendo el hijo un don de Dios, éstos lo reciben
como tal. Y en esta acogida está el origen de
toda la genealogía de la persona. Entrada en el
universo la nueva persona se pregunta sobre el
"rostro" de este mismo universo: si es un rostro
hostil o amigo, si lo rechaza o lo acoge, si
considera un bien su estar ahí o por el
contrario, un mal. Según la respuesta que recibe
la nueva persona, será marcada toda su
existencia. Su crecimiento será determinado por
la respuesta que reciba a su pregunta. ¿De
quién recibe esta respuesta? De la mujer que la
ha concebido y de su padre: "qué bueno es que
estés aquí". Es el bienvenido. El universo
lo esperaba como un don y él puede vivir con la
certeza de que es bueno existir.

Así se inicia el crecimiento de la persona en
la verdad y en el bien. Dice profundamente el Santo
Padre en la Carta ya citada: "Si, el hombre es un
bien común: bien común de la familia y de
la humanidad, de los grupos particulares y de las
múltiples estructuras sociales" (11,6). En el
amor esponsal en el cual la persona del cónyuge
es afirmada en sí y por sí se cumple
así la afirmación de la nueva persona. Esta
puede iniciar en el ambiente del amor conyugal su
crecimiento.

       Se ve
verdaderamente como la afirmación del nexo entre
ejercicio de la sexualidad, conyugalidad y
procreación está en la base de la
consiguiente afirmación de que la familia es el
lugar originario del crecimiento de la persona.
Siempre he dicho, en el curso de mi reflexión,
"lugar originario", no exclusivo. La persona humana
necesita también de otros "ambientes", otros
lugares para un crecimiento integral. Esto trae un
problema de relaciones, de relaciones de la familia
con otros lugares para el crecimiento de la persona:
hablaba de un problema de arquitectura social y
política.   

También el Tercer informe sobre la familia en
Italia (a cargo de P.P. Donati, CISF, Milán,
1993) insiste en este punto, con análisis y
propuestas bastante pertinentes. No quiero adentrarme
en este campo, en el cual además soy
incompetente. Quisiera más bien con
atención continuar mi reflexión en la
perspectiva antropológica y ética,
limitándome a estudiar un proceso cultural que
tiende a sustituir a la familia como lugar originario
del crecimiento, o cuando menos como lugar no
necesariamente originario.

         
Este proceso cultural contesta precisamente aquellos
tres anillos de la conexión y entonces viene a
caer la conexión misma. La primera negación
rechaza la existencia de un significado originario
propio del lenguaje sexual: cada uno crea el propio
lenguaje sexual. La segunda negación rechaza que
la definición de matrimonio sobre la base de la
sexualidad sea prescriptiva, que exista una
definición prescriptiva de conyugalidad: cada
uno crea el propio cónyuge. La tercera
negación rechaza que sea de importancia decisiva
que el matrimonio sea el fundamento de la familia. La
consecuencia de esta triple negación es bien
descrita en el mencionado Informe, al cual remitimos
(sobretodo véase en la pág.430).

        Hablar
de familia como lugar necesario originario de
crecimiento de la persona pierde cada vez más
significado teórico y práctico.

En los últimos años el desarrollo humano como forma
de medir los cambios socioeconómicos y políticos de la
sociedad, ha tomado carta de naturalización en el mundo
moderno, y desde instituciones internacionales y gobiernos
locales se da importancia al modelo de medición del
desarrollo que se planteó en 1990 desde el Programa de las
Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) con el primer informe
sobre el índice de desarrollo humano.

Para explicar este índice, el economista Amartya Sen
define la pobreza como la incapacidad para acceder a la
educación, la salud y el trabajo productivo, lo que se
traduce en imposibilidad de participación en la vida
política, económica y social.

Actualmente los indicadores de desarrollo humano se basan
principalmente en tres rubros: educación, salud e ingresos,
pero nadie afirma que esta perspectiva totalice la
evaluación, ya que hay factores de relaciones y vivencias
que no han sido valoradas por dificultades metodológicas y
por los cambiosacelerados que la sociedad enfrenta el día de
hoy: el más importante está ocurriendo en la familia, y
la proliferación de formas familiares y las disfunciones que
generan.

Para muchos estudiosos es importante la relación familiar
como fuente de capital social y consecuentemente de
aportación al desarrollo humano, de igual manera, valores
morales referenciales de una sociedad dada influyen poderosamente
en la generación de un medio social favorable al desarrollo
humano.

Vale la pena la observación de Jean Philippe Platteau:
"Las relaciones de confianza que desarrollan las personas
dependen de las oportunidades y las restricciones que ofrece el
contexto histórico-social.

Cabe suponer que ellas requieren un ambiente de "moral
generalizada" en el sentido de normas de conducta interiorizadas.
En la medida en que existen tales normas morales compartidas las
personas pueden confiar en que un amplio grupo de anónimos
compartan su juicio acerca de lo que son acciones buenas y malas,
legítimas e ilícitas. Sólo en combinación con
una moral generalizada, aplicable más allá del estrecho
círculo de conocidos personales, la autonomía
individual deviene el motor del desarrollo social moderno".

La vigencia de tales normas abstractas predispone a la
cooperación social. En cambio, un debilitamiento de la moral
en tanto normas socialmente vinculantes suele conllevar un
debilitamiento de los lazos de confianza y cooperación.

En este contexto, la familia adquiere una dimensión
social insubstituible, ya que es ella la que aporta los primeros
conocimientos y compromisos de sociabilidad y participación
a la persona, por lo que las deficiencias y disfuncionalidad en
la vida familiar impactan profundamente al desarrollo, pues se
traduce en problemas de salud, educación y
participación en el trabajo.

La salud se cuida primariamente en la familia, que previene
las enfermedades evitables, creando hábitos y formas de
participación que previenen riesgos mayores, tales como las
adicciones, hoy tan preocupantes en los aspectos de drogas,
pornografía, desordenes alimenticios, juegos múltiples,
y paradójicamente adicciones a la "salud", que se
manifiestan patológicamente en la exaltación de figuras
de extrema delgadez para las mujeres, y modelos masculinos
generalmente inalcanzables.

Por lo que se refiere a la educación, la confusión
entre adquirir conocimientos, y la aplicación ética y
racional de los mismos, es un problema reflejado constantemente
en los medios de comunicación, y difícilmente abordado
por las autoridades educativas, cuyas evaluaciones nada tienen
que ver con el aspecto ontológico de la educación;
aunado a esto la ausencia de participación de los padres de
familia en la vigilancia de los procesos educativos de su prole
en la escuela pública o privada, ausencia propiciada desde
el gobierno, que no quiere intromisiones en sus programas, pero
también desde el abandono de los padres de familia a su
derecho irrenunciable de educar a sus hijos en valores
cívicos, religiosos, morales y otros muchos.

MéTODOS CUALITATIVOS EN LA
INVESTIGACIÓN PARA LA SALUD

El objetivo de cualquier ciencia es adquirir conocimientos y
la elección del método adecuado que nos permita conocer
la realidad es por tanto fundamental1. El problema surge al
aceptar como ciertos los conocimientos erróneos o viceversa.
Los métodos inductivos y deductivos tienen objetivos
diferentes y podrían ser resumidos como desarrollo de la
teoría y análisis de la teoría
respectivamente.

Los métodos inductivos están
generalmente asociados con la investigación cualitativa
mientras que el método deductivo está
asociado frecuentemente con la investigación
cuantitativa.

Los científicos sociales en salud que utilizan abordajes
cualitativos enfrentan en la actualidad problemas
epistemológicos y metodológicos que tienen que ver con
el poder y la ética en la generación de datos así
como con la validez externa de los mismos

La investigación cuantitativa es aquella en la que
se recogen y analizan datos cuantitativos sobre variables. La
investigación cualitativa evita la
cuantificación. Los investigadores cualitativos hacen
registros narrativos de los fenómenos que son estudiados
mediante técnicas como la observación participante y
las entrevistas no estructuradas. La diferencia fundamental entre
ambas metodologías es que la cuantitativa estudia la
asociación o relación entre variables cuantificadas y
la cualitativa lo hace en contextos estructurales y
situacionales.

La investigación cualitativa trata de identificar la
naturaleza profunda de las realidades, su sistema de relaciones,
su estructura dinámica. La investigación cuantitativa
trata de determinar la fuerza de asociación o
correlación entre variables, la generalización y
objetivación de los resultados a través de una muestra
para hacer inferencia a una población de la cual toda
muestra procede. Tras el estudio de la asociación o
correlación pretende, a su vez, hacer inferencia causal que
explique por qué las cosas suceden o no de una forma
determinada.

Las diferencias más ostensibles entre ambas
metodologías se muestran en la tabla 1. Los fundamentos de
la metodología cuantitativa podemos encontrarlos en el
positivismo que surge en el primer tercio del siglo XIX como una
reacción ante el empirismo que se dedicaba a recoger datos
sin introducir los conocimientos más allá del campo de
la observación. Alguno de los científicos de esta
época dedicados a temas relacionados con las ciencias de la
salud son Pasteur y Claude Bernard, siendo este último el
que propuso la experimentación en medicina1. A principios
del siglo XX, surge el neopositivismo o positivismo lógico
siendo una de las aportaciones más importantes la
inducción probabilística. La clave del positivismo
lógico consiste en contrastar hipótesis
probabilísticamente y en caso de ser aceptadas y demostradas
en circunstancias distintas, a partir de ellas elaborar
teorías generales. La estadística dispone de
instrumentos cuantitativos para contrastar estas hipótesis y
poder aceptarlas o rechazarlas con una seguridad determinada. Por
tanto el método científico, tras una observación,
genera una hipótesis que contrasta y emite posteriormente
unas conclusiones derivadas de dicho contraste de
hipótesis.

El contrastar una hipótesis repetidamente verificada no
da absoluta garantía de su generalización ya que, como
señala Karl Popper, no se dispone de ningún método
capaz de garantizar que la generalización de una
hipótesis sea válida. Con el ejemplo de los cisnes, K.
Popper rebatía las tesis neopositivistas sobre la
generalización de las hipótesis9… "todos los cisnes
de Austria eran blancos… no se dispone de datos sobre el color
de los cisnes fuera de Austria…, todos los cisnes son
blancos…". En el momento actual no hay ningún método
que garantice que la generalización de una hipótesis
sea válida, pero sí se puede rebatir una hipótesis
con una sola evidencia en contra de ella. Es por ello que la
ciencia, como señala K. Popper "busca explicaciones cada vez
mejores".

Ventajas e inconvenientes de los métodos

Las ventajas e inconvenientes de los métodos
cuantitativos vs los cualitativos se muestran en la tabla 1. En
general los métodos cuantitativos son muy potentes en
términos de validez externa ya que con una muestra
representativa de la población hacen inferencia a dicha
población a partir de una muestra (Figura 1) con una
seguridad y precisión definida. Por tanto una
limitación de los métodos cualitativos es su dificultad
para generalizar. La investigación cuantitativa con los test
de hipótesis no sólo permite eliminar el papel del azar
para descartar o rechazar una hipótesis, sino que permite
cuantificar la relevancia clínica de un fenómeno
midiendo la reducción relativa del riesgo, la reducción
absoluta del riesgo y el número necesario de pacientes a
tratar para evitar un evento14. La pregunta que evidentemente
hacen los investigadores cualitativos a los cuantitativos es
¿cuan particularizables son tus generalidades…?

Hoy en día hay un predominio claro de la
investigación cuantitativa en relación a la cualitativa
y así podemos objetivar que en una búsqueda en Medline
a fecha 20/4/2002 utilizando las palabras clave "quantitative
research" vs "qualitative research" encontramos 11.236 y 1.249
artículos respectivamente lo que genera un cociente de
11.236/1.249 =8.99. El seleccionar una u otra metodología
puede depender de diferentes planteamientos: ¿Se busca la
magnitud o la naturaleza del fenómeno?, ¿Se busca un
promedio o una estructura dinámica?, ¿Se pretende
descubrir leyes o comprender fenómenos humanos?

Cuando en la búsqueda en Medline a las palabras clave
previamente mencionadas añadimos "nursing" para centrar la
pregunta en trabajos de enfermería objetivamos que el
cociente de los artículos cuantitativos vs los cualitativos
(610 vs 535) claramente disminuye a 1.14 mostrando por tanto un
importante peso de lo cualitativo en la investigación en
enfermería a pesar de existir un predominio de lo
cuantitativo que sigue incrementándose en los últimos
años en este colectivo.

       El empleo de ambos
procedimientos cuantitativos y cualitativos en una
investigación probablemente podría ayudar a corregir
los sesgos propios de cada método, pero el hecho de que la
metodología cuantitativa se la más empleada no es
producto del azar sino de la evolución de método
científico a lo largo de los años. Creemos en ese
sentido que la cuantificación incrementa y facilita la
compresión del universo que nos rodea y ya mucho antes de
los positivistas lógicos o neopositivistas Galileo Galilei
afirmaba en este sentido "mide lo que sea medible y haz medible
lo que no lo sea"

Tabla 1.

 DIFERENCIAS ENTRE
INVESTIGACIÓN CUALITATIVA Y CUANTITATIVA.

Investigación cualitativa

Investigación cuantitativa

Centrada en la fenomenología y

comprensión

Basada en la inducción probabilística

del positivismo lógico

Observación naturista sin control

Medición penetrante y controlada

Subjetiva

Objetiva

Inferencias de sus datos

Inferencias más allá de los datos

Exploratoria, inductiva y descriptiva

Confirmatoria, inferencial, deductiva

Orientada al proceso

Orientada al resultado

Datos "ricos y profundos"

Datos "sólidos y repetibles"

No generalizable

Generalizable

Holista

Particularista

Realidad dinámica

Realidad estática

 

 

Tabla 2.

VENTAJAS E INCONVENIENTES DE LOS
MéTODOS CUALITATIVOS VS

CUANTITATIVOS.

Partes: 1, 2, 3, 4
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