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El remonismo en Panam (página 3)



Partes: 1, 2, 3, 4, 5

La educación no había evolucionado
hacia el reconocimiento de los derechos políticos y
de las libertades ciudadanas. La Policía, progresivamente,
y  siempre con el aval de las fuerzas extranjeras
acantonadas en la Zona del Canal, fue asumiendo responsabilidades
en el aparato político. Las clases hegemónicas
panameñas se aprovecharon del poder armado
de la Policía Nacional, para conservar el control del
aparato estatal. En el desarrollo de
nuestra investigación trataremos de comprobar esta
hipótesis.

En Panamá,
este peligro potencial empieza a sentirse en forma ostensible, a
partir de 1943, cuando el cuerpo policial  toma forma
militar.   Renato Pereira, sostiene sobre esta
tendencia que: "Con Remón en la dirección efectiva de la policía, el
presupuesto de
ésta pasa de menos de un millón de dólares
en 1939 a más de dos millones y medio en 1942. Oficial de
caballería, presta atención especial a dicha sección
hasta convertirla en un cuerpo antimotín de temible
eficacia. Al
pequeño departamento de tránsito lo transforma en
un cuerpo motorizado, encasquetado y equipado con armas
automáticas. Los agentes más jóvenes son
agrupados en varios pelotones de infantería, al mando de
oficiales armados de metralleta. Se artilla el cuartel central
con algunas ametralladoras de grueso calibre."
[54]

El propio Remón expresó que él
creía en la libertad, pero
también en un gobierno capaz de
mantener la autoridad y el
orden. En 1952 un columnista seguidor de Remón,
definía la palabra libertad según la
concepción remonista. Decía "Por eso, los que
pregonan   a los cuatro vientos libertad, deben
comprender que es la doctrina remonista es la única que
puede dar una libertad al pueblo panameño, entendida no
como un soberbio dejar hacer, sino como parte integrante de un
patrimonio de
seguridad a que
tiene derecho el individuo
dentro de la sociedad"
[55]

Remón inculcó el espíritu corporativo
[56] de superioridad y de identidad.
Sentía que cuando los policías panameños se
codeaban con los militares latinoamericanos  en
círculos

profesionales o de otra índole, eran disminuidos. En
este sentido, quizás su  mayor contribución a
la institución fue la imposición de la disciplina y
el entrenamiento.
Exigió mejores condiciones de trabajo,
aumentos de salarios,
instructores, vehículos, armamentos, financiamientos
bancarios, etc.

La  intromisión de los Estados Unidos en
las fuerzas armadas latinoamericanas quedó expresada en
los acuerdos, generalmente impuestos, para
vender excedentes de material bélico usado a los
países de América
Latina. Con esta asistencia se inicia un sistemático
esfuerzo estadounidense para insertarse en las fuerzas armadas de
cada país y que éstas sirvieran a los
móviles políticos y económicos del imperio,
a la vez se fortalece  el avance de la militarización
de los cuerpos armados  latinoamericanos a partir de 1943,
cuando ya se preveía el final de la guerra. La
Ley de
Préstamos y Arriendos (Joint Chief of Staff of the
Lend-Lease Policy to other Americans Republics y Surplus War
Property Act,   constituyen ejemplos de diseños
militares que tendían a la subordinación de las
instituciones
latinoamericanas al poder de la potencia del
norte. Además, dichos planes buscaban monopolizar el
mercado de armas
por parte de la industria
bélica estadounidense.

Con relación a Panamá,
 por  razones que analizaremos en otro capítulo,
el cuerpo armado panameño no recibió apoyo
bélico similar al que los Estados Unidos entregaron
 al resto de las naciones latinoamericanas.  La sola
presencia de las fuerzas armadas acantonadas en la Zona del
Canal  generó  una mística militarista.
Debemos entender que la presencia efectiva de las fuerzas armadas
estadounidenses en Panamá, hizo innecesario el que
Panamá mantuviera un ejército, a pesar de la
voluntad del gobierno en participar de la defensa del canal. Los
organismos de seguridad  que funcionan en Panamá,
especialmente a partir de la Segunda Guerra
Mundial  imponen una "atmósfera" militar
que se refleja en todos los órdenes de la vida
panameña. Estados Unidos emplaza  tropas a
través de todo el Istmo mediante el  acuerdo de 1942
llamado Convenio de Bases, puesto en práctica por el
gobierno de Ricardo Adolfo de la Guardia. Como hemos citado en la
justificación de la investigación, el temor a la
influencia nazi fascista durante los años de 1938 a 1940,
en Latinoamérica, provoca el acercamiento de
Washington a las fuerzas armadas del continente.

La militarización y  fortalecimiento del cuerpo
policial  a partir de 1943 produjo oposición en
 los movimientos sociales y políticos de la
época. Los grupos
organizados consideraron  que la política 
armamentista de la policía era peligrosa y podía
utilizarse para reprimir  las reclamaciones que se
hacían en la calle y que eran  contestatarias a la
situación de desgobierno y corrupción de las administraciones 
contemporáneas.
                                                                                                                                

CAPÍTULO TERCERO

PODER POLICIACO Y DEMOCRACIA EN
PANAMÁ.

1.-
EVOLUCIÓN DEL CUERPO ARMADO NACIONAL

a.-   Etapa de la Policía Colonial:
1904-1930:

Durante la última etapa de la  vigencia de la
dominación colombiana en el istmo de Panamá, la
situación política y económica se
debatió entre fuerzas sociales que proponían el
centralismo y
la que apostaban por el federalismo. Esa
realidad de luchas entre caudillos, dirigidas desde fuera, no
encontraron la necesidad de estructurar una organización militar autónoma, que
nos condujera a la formación efectiva de un Estado
Nacional.

La inserción del Istmo en el sistema
económico capitalista  mundial  mediante la
revolución
del transporte
(construcción del ferrocarril de
Panamá a partir de 1850) produce cambios importantes que
permiten  la penetración de la emergente 
potencia estadounidense en los asuntos
istmeños.   La expansión del comercio
mundial, pone a los Estados Unidos en condiciones de desarrollar
una política de intervención en los asuntos de
Latinoamérica. El proceso de
consolidación del capitalismo en
los Estados Unidos, los llevará a un proceso de
expansión territorial y de dominación
política.                                                                  
                 

La entronización legal en Panamá de los
intereses de los Estados Unidos mediante el  Tratado
Mallarino -Bidlack, significa la pérdida paulatina del
derecho de los istmeños a darse su propia seguridad. 
El ejército estadounidense, gracias a los acuerdos
contractuales con la Nueva Granada, adquiere la facultad de
garantizar "positiva y eficazmente a la Nueva Granada la perpetua
neutralidad del Istmo, y a la vez garantizan los derechos de
soberanía y propiedad que
la Nueva Granada tiene y posee sobre dicho territorio".  La
Nueva Granada, en efecto, da los pasos preliminares para permitir
la legalización de la ingerencia extranjera en los asuntos
internos de Panamá.

El ejército neogranadino, a pesar  que
mantenía una guarnición estacionada en el Istmo,
[57] no muestra mayor
preocupación por la seguridad del Departamento. Tanto sus
intereses

como los de la potencia imperial,  están
asegurados mediante los acuerdos estratégicos de 1846.

Las luchas políticas
internas derivadas de los
conflictos
revolucionarios que degeneraron en la guerra civil entre
liberales y conservadores de finales del siglo XIX, traen al
Istmo el desasosiego y la intranquilidad. Panamá se
debate en una
encrucijada entre un ejército extranjero comandado por los
conservadores  en el poder y fuerzas revolucionarias
irregulares,  dirigidas por los liberales
istmeños.

La prolongada contienda interna,  denominada Guerra de
los Mil Días, trasladada a Panamá desde el Cauca
colombiano, tiene un significativo grado de implicación en
la historia militar
del Istmo de Panamá. La cantidad y calidad de los
cuadros militares que se forman en el transcurso del conflicto
demuestran que los panameños, especialmente liberales, se
habían adentrado en el
conocimiento del arte de la
guerra. Istmeños  de diversas procedencias sociales,
adquirieron experiencias militares tanto de la guerra
convencional, como de las luchas irregulares o guerra de
guerrillas.

Una importante cantidad de campesinos y hombres de la urbe
citadina, adquirieron experiencia militar y se mantuvieron en
reserva prestos a la lucha armada, siempre y cuando los
dirigentes políticos- militares, con quienes se codearon
durante la guerra civil, los llamaran  al campo de batalla.
Esto significa que, para  los auténticos dirigentes
liberales istmeños, opuestos a la dominación
estadounidense en Panamá y quienes se sintieron
traicionados   por  el Tratado de Wisconsin, 
que puso fin a la guerra civil,  no les era difícil
constituir un ejército nacional de
liberación.  Como es lógico, esta
situación, a todas luces imaginaria,  hubiera variado
las condiciones políticas, económicas y morales en
que se da nuestra separación de Colombia en
1903.

El ejército nacional,  finalmente es desintegrado
por presión de
las fuerzas interventoras. Huertas  debe renunciar por
sugerencia de las fuerzas estadounidenses.
[58]

Esteban Huertas,   un militar  forjado en la
Guerra y cuya decisión de apoyar el movimiento
separatista fue fundamental para el nacimiento de la
República es, de alguna manera,  desfigurado por
la historiografía estadounidense.[59]

Una carta 
enviada por Huertas al Presidente Amador  (ver Panamá
América
del 14 de julio de 1974)  en términos poco
comedidos,  manifiesta que su salida del ejército fue
dictada por designios "foráneos e interesados",
calificándola además, de una "imposición
extraña". La carta hace una serie de consideraciones
políticas sobre la presión procedente de las
autoridades estadounidenses para desmantelar el ejército
panameño. El Ministro John Barret (Embajador
estadounidense), induce a  Amador a  aceptar la
renuncia y a jubilar a Huertas, y a  no ceder de ninguna
manera ante  sus " pretensiones insurreccionales ".

"El Ministro Barret  regresó a
Panamá…y se encargó del asunto con mano
fuerte. Enseguida, visitó a Amador para presentarle sus
respetos y para escuchar su opinión sobre la
situación .Amador explicó que la crisis
tenía que terminar con la jubilación, renuncia o
licencia  de Huertas. Sugirió que Panamá se
beneficiaría al suprimir el ejército, y le
pidió a Barret hacer los arreglos para retener un buque de
guerra hasta que se resolvieran las dificultades. Al ser
interrogado por Amador sobre cómo tratar al General
rebelde y al ejército, Barret le aconsejó obligar a
Huertas a renunciar, y disolver el ejército."
[60]

Por recomendación del Ministro estadounidense en
Panamá, John Barret, el ejército panameño
debía reintegrarse en una guardia rural y sus miembros
sólo deberían portar revólveres.
Creía que la importación y posesión de armas de
fuego debería prohibirse, y

recomendó que Panamá almacenara sus armas y
municiones en la Zona del Canal. Así se cumplió. El
gobierno nacional adscribió  la Comandancia General
del Ejército a la Secretaría de Gobierno y
Relaciones Exteriores a partir de noviembre de 1904.

En esta circunstancia, la existencia del ejército se
constituía en un obstáculo frente a la lógica
del imperio. Es sabido que en el ejército heredado de los
colombianos existía un inveterado anti-norteamericanismo
que era producto de
las constantes intromisiones y abusos estadounidenses en el
Istmo, durante la parte final del siglo XIX. Además, como
hemos dicho antes, había una rica experiencia 
político militar y una vasta tradición 
revolucionaria entre los componentes militares istmeños,
lograda durante la Guerra de los Mil Días. Era un riesgo al cual
las fuerzas intervencionistas estadounidenses rechazaban
enfrentar. La defenestración del ejército
panameño fue una medida de seguridad y de negación
del derecho de erigir un estado nacional autónomo.

Pero Barret y los estadounidenses eran conscientes que la
abolición del ejército panameño no
significaba el fin de las tendencias revolucionarias en el Istmo.
Las experiencias abusivas del imperio norteamericano en
Panamá no les permitía confiar en que la
neutralización de Huertas fuera suficiente para imponer a
su antojo las políticas hegemónicas en la
recién nacida República. Ya lo decía el
Ministro,  el 13 de diciembre en carta al Secretario de
Estado  John Hay: "No creo que haya más problemas en
Panamá; pero debe recordarse que las masas están
entrenadas y experimentadas en toda clases de motines,
agitaciones y desórdenes populares, y  alguna
ocasión se puede hacer gran daño si
no hay una fuerza, como
una compañía de marinos convenientemente en
Ancón".[61]

"Nace entonces un cuerpo policial cooptado, constituido en un
ente instrumental subordinado y disciplinado al poder colonial
del estado y al servicio de
las clases hegemónicas locales. Esa supeditación lo
incapacita para constituirse en poder mediador del aparato
coercitivo del Estado y para mantener el orden público que
es decantado por el fortalecimiento de las luchas nacionalistas
del periodo 1904-1930."[62]

El Ministro estadounidense pidió que se estableciera
una compañía de marinos permanentemente en
Ancón en lugar de Emperador. Así, las fuerzas
militares de la Zona del Canal estarían más cerca
de la Ciudad de Panamá para ser eficaces en sofocar
desórdenes  o intentos de insurrección. Estas
fuerzas, decía, "aunque no participen para preservar el
orden mantendrán la tranquilidad o protegerá la
propiedad." Luego de licenciar a los miembros del ejército
nacional, para cuya aceptación, por parte de los soldados
tuvo que mediar una amenaza del Ministro estadounidense,
desaparece oficialmente la institución militar.

Como consecuencia lógica,  la extrema
sujeción de la naciente República al poder
emergente de los Estados Unidos,   la Policía
Nacional, luego de la eliminación del Ejército en
noviembre de 1904, se convierte en una de las Instituciones
más dependientes del tutelaje estadounidense. 
Previamente, el Tratado del Canal de 1903 y la Constitución de 1904, habían
cercenado toda participación de la Policía en los
asuntos inherentes a la seguridad nacional y al orden
público. Era una policía supeditada al poder
colonial  que debió  afrontar la indigna 
imposición de que un ejército extranjero le
correspondiera controlar el orden público interno.
Previamente, La Convención Istmica de
1903[63] y la Constitución de 1904
habían otorgado a los Estados Unidos, el derecho a
intervenir en los nuestros asuntos internos.

"Un año después de consumada la independencia
se dictó por motivos de seguridad pública el
decreto 194 de diciembre de 1904 por el cual se elevó el
cuerpo de Policía Nacional a setecientas plazas…Por
considerarse este número insuficiente se expidió el
Decreto Número 56, de 23 de marzo de 1905 aumentando el
personal en
sesenta plazas más,…Este era el total que
componía la fuerza pública efectiva del país
en los inicios del año 1905."[64]

           
Aunque la Policía mantenía formalmente un
Comandante Civil designado por el Presidente, en realidad quien
la dirigía era el Inspector General recomendado  por
los Estados Unidos y contratado por el gobierno nacional. 
Este asesor o Inspector poseía un rol hegemónico en
el cuerpo armada y   gozaba de gran influencia en las
esferas del gobierno nacional. Servía, además, como
enlace con el Embajador estadounidense para los asuntos
concernientes al orden público. 

Samuel B. Davis, George W. Jiménez, Wallis O. Clark y
Rubén Varón, sucesivamente,  entre 1904 y 1910
ocuparon el cargo de Inspectores Generales de la Policía
Nacional. Pero fue Albert Lamb[65] el que
desempeñó la función
por mayor tiempo.
Contratado en 1917, se mantuvo como Inspector hasta 1927 cuando
el gobierno nacional, incómodo por el control
norteamericano del único organismo de seguridad del
país, abolió el cargo.

Opacada por la ingerencia estadounidense,  la
Policía Nacional desempeñó un papel
insignificante y muchas veces, denigrante en la vida
política panameña entre 1904 y 1930. Durante dicho
periodo, el rol de árbitro en la  política
nacional lo viene a ejercer el ejército estadounidense. Su
papel se redujo a sofocar reyertas ciudadanas y servir de brazo
armado a los partidos
políticos de las  clases gobernantes para, 
periódicamente, lograr algunas ventajas electorales.

Es importante señalar aquí, que los hombres que
formaban el cuerpo de policía, en su mayoría,
procedían de las clases populares urbanas. Por su
condición humilde y bajos niveles de educación,
eran constantemente vejados por los soldados zoneítas.

Sin embargo, la Policía panameña nunca
aceptó mansamente la arrogancia estadounidense y los
abusos que estos cometían flagrantemente en las calles
citadinas. Constantemente soldados y marinos descendía a
las ciudades  panameñas como bandas desenfrenadas de
piratas,   actitudes que
eran recibidas con repugnancia por la población y por la Policía.
Ocurrían frecuentes desórdenes callejeros,
provocados por militares estadounidenses en las ciudades de
Panamá y Colón.[66] Las autoridades
de la Zona del Canal siempre acusaron a la policía
panameña de ser ignorante y de actuar con  mala
voluntad,  exigiendo que se les brindara protección y
seguridad a sus soldados.

Cuadro No 2.

Algunas Cifras de los Integrantes  de
la Fuerza Pública Entre 1904-1918
.

1904…………700     
plazas

1905…………760     
plazas.

1910…………1098   
plazas

1913………….972    
plazas

1915………….1146  
plazas

1918…….……978    
plazas

Fuente: Arosemena González, Carlos … El
Cuerpo de Policía Nacional, 1903-1953
. Imprenta La
Academia, Panamá 1953.

Otros incidentes como el escenificado en el  barrio de
tolerancia de
Cocoa Grove  siguieron ocurriendo entre 1914 y 1916. La
rivalidad entre policías panameños y soldados
acantonados en el canal era  notoria. Siempre quedaba en
evidencia la inconformidad de la policía por la actitud
prepotente de los soldados y se demostraba
algún   sentido de defensa de los intereses de
los nacionales por parte de los policías
panameños..,  "al terminar un juego de
béisbol
en el sector atlántico del Istmo al que asistieron
alrededor de 1.200 soldados estadounidenses, uno de ellos
golpeó con una varita a un policía panameño.
Aunque no se puede afirmar que el golpe fue intencional, lo
cierto es que el policía devolvió el golpe
recibido, lo que dio lugar a otra encarnizada riña que se
extendió a casi toda la ciudad de Colón, entre
panameños y 1.500 norteamericanos aproximadamente. Un
oficial y siete agentes de policía resultaron heridos por
el lado de los panameños. Por el de los norteamericanos un
cabo del ejército fue muerto y tres resultaron
heridos.[67]

           
Los   norteamericanos ordenaron el desarme total de la
Policía Nacional, el 15 de octubre de 1915 
acogiéndose a una interpretación unilateral de la
Cláusula VII de la Convención Istmica de 1903. . El
gobierno panameño no estuvo de acuerdo con dicha
interpretación y presentó reclamos
diplomáticos ante el gobierno estadounidense. El Ministro
de los Estados Unidos,  William Price y el Secretario de
Exteriores de Panamá, Ernesto T. Lefevre se enfrentan en
profundas diferencias diplomáticas. Lefevre, trata 
de alguna manera,   que la República no sea
devorada por la mentalidad colonialista de
Price.                                           

Finalmente, Price envía a nuestra cancillería un
verdadero ultimátum exigiendo en forma perentoria el
desarme de la Policía Nacional, el 9 de mayo de 1916 en
las ciudades de Panamá y Colón y el almacenamiento de
sus armas en la Zona del Canal. Aún más, el
Ministro estadounidense, sintiéndose una especie de
procónsul, indicó el tipo de armas que ellos
aceptaban que se usaran en la Presidencia de la República
y en las cárceles. Y como si no fuera suficiente, en una
conferencia
que tuvo con el canciller Lefevre, le expresó que nuestro
país no requería una Policía armada, por
cuanto el gobierno estadounidense sofocaría inmediatamente
cualquier disturbio que ocurriera. En nota  de protesta
enviada por el Secretario de Relaciones Exteriores de
Panamá, Ernesto T. Lefebre al Ministro Price  dice: "
En efecto, siendo Panamá una nación
soberana e independiente, el Gobierno de los estados unidos no
tiene derecho para decidir, si este país puede o no tener
una fuerza nacional armada de rifles de largo alcance. El decidir
tal punto es una cuestión de política interna del
país… Mi gobierno considera ofensiva para la
dignidad
nacional la solicitud de desarme de nuestro Cuerpo de
Policía en las ciudades de Panamá y
Colón…" [68]

La intromisión de las autoridades estadounidenses en
los asuntos panameños, se completó cuando los
estadounidenses sugieren  al Gobierno Nacional el
nombramiento de un Comisionado  de Policía
norteamericano, con plenos poderes para controlar, instruir y
supervisar a la institución armada, responsable solo ante
el Presidente de la República. El mencionado Albert Lamb
fue designado para ese cargo. Al mismo tiempo se sugirió
el nombramiento de un agente fiscal
norteamericano para la República de Panamá. Lamb,
[69] que no era soldado sino Policía 
dio inicio a algún nivel de  profesionalización de la Policía
panameña y logró el objetivo de
las autoridades estadounidenses: controlar desde dentro a la
policía y someter e intimidarla 
ideológicamente para evitar su beligerancia en asuntos
nacionales y por consecuencia, los enfrentamientos callejeros con
los soldados estadounidenses.

La policía, elemento fundamental en la
estructuración del Estado Nacional, fue totalmente
desactivada de una de sus funciones 
básicas. A diferencia de los demás países
latinoamericanos, donde sus fuerzas armadas desempeñan un
rol aglutinante en el proceso de formación del estado
independiente, en Panamá  surgirá un enclave
dependiente que controla no solo la actividad económica
sino también lo político. Es notorio que la
presencia en extremo dominante de los estadounidenses hace muy
lenta la consolidación del Estado
Nacional.                                                                                                                        

 La intromisión extranjera en las comunes luchas
políticas por el poder y la traumatizante actitud
estadounidense de controlar el principal recurso económico
de la naciente nación,
crean un nivel elevado de frustración entre los gestores
del movimiento separatista. Las burguesías nacionales
latinoamericanas, artífices de sus propios estados y de
un  desarrollo autónomo interno apoyaron la
creación de ejércitos profesionales que en
situaciones de crisis iban a servir de alternativas a los
partidos políticos  y a los grupos
sociales dominantes. Pero en Panamá,  ese
desarrollo de las fuerzas armadas nacionales es imposible por la
dominación legal mediante tratados  y
de hecho, por la fuerza de las circunstancias por parte de los
Estados
Unidos.                                 

Sin embargo, la Policía panameña que
subsiste  al despuntar la década de 1920, no mantiene
similares características a la de la década
anterior. Una serie de hechos  tanto endógenos como
exógenos ocurren en Panamá que afectan las estructuras
mismas de las instituciones y desarrollo de la política
estatal.    
                                                                                                           

La terminación  de las obras del canal y la
consecuente disminución de la oferta
monetaria; esto,  acompañado por la escasez de
mercancías que provenían del mercado externo, 
generaron un proceso inflacionario que encarece el costo de la vida.
La finalización de la primera Guerra
Mundial,  crea una situación de
disminución de los ingresos del
fisco. El estado
panameño deberá crear nuevas fuentes de
empleo para
soportar la presión de los obreros cesantes del canal y de
las actividades bélicas. Los políticos
panameños, muy acostumbrados a la  sumisión y
dependencia de las autoridades estadounidenses, deberán
ahora, afrontar algunas riesgos por
sí solos. Los cerrados grupos
oligárquicos   que habían estado
entretenidos en disputas de naturaleza
personal y sujetos a la bonanza que proveía de la
construcción del canal norteamericano, deben ahora empezar
a tomar decisiones que satisfagan las necesidades de su
población.

"En esencia el Partido Liberal o su gama de fracciones unidas
en alianzas para los torneos electorales, representaba a la
burguesía comercial casateniente o inmobiliaria de la zona
de tránsito. Contrariamente, el Partido Conservador o sus
fracciones partidarias representaban al gran terrateniente
latifundista del campo. Ambas clases, que conforman lo que en
el lenguaje
popular se denomina la oligarquía panameña, son
antinacionales y extranjerizantes; no están 
vinculadas a la producción nacional ni al mercado
interno"[70]

Ante la crisis económica que afecta al país
desde principio de los años 20, los grupos que detentan el
poder se aferran a la defensa de sus intereses comerciales. Como
es natural, aparecerán tendencias contestatarias en el
seno de la sociedad panameña. El alza de los impuestos
aplicada por el gobierno a los casatenientes degenera en el
aumento de los alquileres a los grupos pobres urbanos. Se
atizarán los conflictos sociales a los cuales el gobierno
de la oligarquía reprimirá con fuerza. La
policía enfrentará un nuevo escenario porque
tendrá que desempeñar el papel de cuerpo represor
de sus
conciudadanos.                                 

"En febrero de  1925,   la situación se
hizo más gravosa para los locatorios con la
expedición de la Ley 29 que aumentaba el impuesto sobre
los bienes
inmuebles, dado que los caseros lo asimilaron, pero trasladaron
dicho aumento al importe de los alquileres, con lo cual el
problema inquilinario hizo crisis." [71]. La
Policía Nacional reprimía a los inquilinos de los
"cuartos de la gente pobre" de  los barrios del Chorrillo,
Marañón, San Miguel, El Granillo etc. que agrupados
en la Liga de Inquilinos y Subsistencias, organizada a fines de
1924,  decretaron una huelga de no
pago de los alquileres".  Los Jefes policiales para entonces
eran connotados miembros de los grupos oligárquicos del
país, tales como Ricardo Arango, Archibaldo Boyd; el
Alcalde lo era Mario Galindo y  fungían como altos
oficiales, Enrique Correa y Joaquín 
Alemán.

Es sabido que el débil gobierno de Rodolfo Chiari 
invitó a las fuerzas armadas estadounidenses a intervenir
en Panamá para sofocar desórdenes provocados por el
alza de los precios de la
vivienda "Cuando en 1925, por una vez, la
policía disolvió por si sola una potente
manifestación de arrendatarios de cuartos en huelga de no
pago de alquileres , dejando diez muertos sobre el terreno, la
reacción que desencadenó puso en peligro todo el
sistema…"[72]

Como "caldo de cultivo" de la   evolución de la sociedad panameña,
surgirán grupos organizados que al igual que la Liga de
Inquilinos, manifestaran su inconformidad con el orden de cosas
imperantes en el país. Ya se dan señales
evidentes de corrupción
administrativa, nepotismo y falta de sensibilidad hacia los
problemas de los ciudadanos comunes, pero fundamentalmente la
inconformidad por el status semi colonial que se acentuaba en la
República. Además, sectores excluyentes y grupos de
elite de la sociedad se posesionan de las mejores porciones del
presupuesto y de la economía  nacional,
mientras   la miseria y el desempleo, se
apodera de amplios sectores da la población. Acción
Comunal, grupo
semiclandestino constituido en 1923; formado por gente de los
sectores emergentes de las insipientes capas medias y
profesionales empiezan a señalar algunas deformaciones en
el gobierno y en la sociedad misma.

Este era el panorama a mediados y finales  de la
década de 1920. Florencio Harmodio Arosemena un hombre 
incondicional del Presidente  Rodolfo Chiari, candidato
oficial  del liberalismo  (chiarista) fue 
electo  en 1928 como nuevo mandatario en unas elecciones
preñadas de acusaciones de fraudes y de peticiones a los
Estados Unidos  para que
intervinieran.        

 La Policía, en esta coyuntura, por primera vez,
hacia las veces de árbitro de la política nacional
[73] porque ya manifestaba su apoyo a uno u otro
candidato. También reprimía a los grupos que se
manifestaban contra la situación imperante. Pero era
inevitable,  en el marco de los intereses de los grupos
populares que se observara un progresivo resentimiento contra la
hegemonía norteamericana y contra la corrupción y
el nepotismo de las clases altas. La crisis económica
causada por la depresión
de 1929 contribuyó a que el gobierno de Florencio Harmodio
Arosemena  fuera aislándose paulatinamente de la
población.

b.-Etapa de Profesionalización y
Politización: 1931-1942.

  La década de 1920 deja huellas interesantes en
la historia panameña. Factores internos y extraños
intervienen en la conformación de una nueva realidad en
Panamá al despuntar el segundo decenio republicano..
Sectores de las capas medias de la sociedad empezaron a tomar
posiciones en la actividad política y social del
país; una fuerte depresión económica,
procedente del norte, se hace sentir intensamente en
Panamá.

Los gobernantes de turno se hacen cada vez más
insensibles ante las reclamaciones de los grupos emergentes.

El 2 de enero de 1931, grupos medianamente armados aglutinados
en la
organización Acción Comunal, derrocan al
Presidente Florencio H. Arosemena. Una reacción inusual
procedente de profesionales e intelectuales,
educados bajo nuevos esquemas nacionalistas y 
anti-intervencionistas.  Manifiestan su  
desprecio a la corrupción y al mal gobierno,  y
subyace entre sus dirigentes un implícito reclamo de los
sectores jóvenes, por espacios para participar en  la
dirección del Estado. El denominado movimiento
reivindicador,  exigía respeto  y
apoyo a todos los ciudadanos del país.

El fácil derrocamiento del Presidente  Arosemena,
deja en evidencia la debilidad de las fuerzas de seguridad
nacional que inveteradamente habían estado  atenidas
a la  protección estadounidense. El Estado
panameño no se había preocupado por  contar
con

un organismo armado  eficaz para garantizar su
estabilidad política.[74] Pero es que la
estrategia de
dominación estadounidense hacia Centroamérica y el
Caribe  había variado; un nuevo modelo de
dominación estaba apareciendo en el escenario
geopolítico latinoamericano. Las tradicionales
intervenciones directas  se hacían insostenibles por
resultar cada vez más impopulares. Sin embargo, la
política del Presidente  Roosevelt, no implica el
abandono  de la hegemonía en la región, sino
un cambio de
estrategia para dar una cara nueva al imperialismo
y, a su vez, implementar nuevas formas de  vínculos
comerciales, con los países del continente y
fortaleciendo   el  plan  de
seguridad continental.

El historiador Pantaleón Garcia, uno de los que
más ha estudiado este periodo de la historia
panameña, dice que una de las preguntas que se han hecho
los historiadores y analistas políticos es por qué
los Estados Unidos no intervinieron durante los hechos ocurrido
el 2 de enero de 1931. . El Profesor
García se contesta: "ya desde los inicios de la
década del treinta   (los norteamericanos)
habían decidido poner en práctica su
política de no intervención. Este fue el inicio de
la política del Buen vecino y el no intervenir en los
asuntos internos de la América Latina, a menos que las
vidas y propiedades de los ciudadanos norteamericanos estuvieran
en
peligro."[75]                                                                                                                           

           
Otra de las razones por las cuales se considera que los Estados
Unidos no intervino militarmente parece haber sido que,
según opinión del embajador Roy T. Davis no hubo
tal "golpe de estado"
porque la sucesión Presidencial se produjo de acuerdo a
las normas
constitucionales de Panamá. Vale decir que el Ministro
estadounidense,  Davis participó en forma directa en
todas las negociaciones que, con motivo del movimiento
insurreccional, tuvieron lugar para definir la sucesión
gubernamental en Panamá, incluyendo la petición al
Presidente Arosemena para que presentara su
renuncia.[76]

           
"En vez de intervenir y abortar el golpe, los soldados
norteamericanos se estacionaron en los límites de
la Zona del canal y esperaron por si era necesario ingresar a
Panamá para proteger la vida y las propiedades de los
ciudadanos de los Estados Unidos. Las autoridades de la Zona del
Canal habían sido informadas por los insurgentes de que la
seguridad del Canal no estaba en peligro. La misión de
los Estados Unidos y su Embajador Roy T. Davis, se limitó
a mediar en las negociaciones sobre quién sería el
reemplazo del Ingeniero Arosemena en la Presidencia de la
República. Finalmente, y más importante, la
revolución redefinió la situación
socioeconómica del país, incorporando a los
nacionalistas de la clase media
dentro del grupo de políticos panameños. Una vez en
el gobierno, usaron la amenaza de la Policía Nacional,
reforzada por la asistencia militar y económica de los
Estados Unidos para controlar las protestas de la
población…" [77]

Una opinión un tanto contradictoria la produce
Víctor Florencio Goytía, quien era miembro de
Acción Comunal y participó en las acciones de
1931. Goytía alega que "Contra lo que pueda suponerse,
esta urdimbre complicada se tejió espontáneamente,
sin conocimiento
ni intervención de los Estados Unidos ni de los propios
conjurados, como algunos presumen. Las medidas fueron
adoptándose a la marcha de los acontecimientos. La mejor
prueba de ello es la anticipación de los hechos para el 2
de enero, cuando no estaban completos los planes ni se
habían conseguido las armas para el tipo de operaciones a
realizar…La toma de los cuarteles de hizo con veinte
revólveres y doce escopetas de diferentes calibres y muy
pocas municiones, en tanto la Policía contaba con
pistolas, fusiles y armas automáticas para dos millares de
hombres.[78]

La nueva política estadounidense hacia América
Latina se apoyaba ahora en medios
más sutiles para asegurarse de un ambiente
estable que permitiera el avance sostenido  de sus inversiones.
Con una hegemonía  consolidada, se daban el lujo de
experimentar nuevas formas de dominación sin comprometerse
directamente en los asuntos internos de los países.
[79] Pero había quedado en evidencia que
los esfuerzos desarrollados en Panamá por

fortalecer a los organismos de seguridad habían
fracasado. Los Instructores de Policía recomendados por
Washington y nombrados por Panamá no habían tenido
éxito
en la preparación de un cuerpo de policía
idóneo para dar seguridad a la República. El
Movimiento de Acción Comunal había puesto de
rodillas a los poderes del Estado y puso  en evidencia la
debilidad de la Policía Nacional.

El alejamiento simulado de los estadounidenses de los
quehaceres políticos panameños deja a nuestra
policía al frente de los compromisos de ser guardan de la
independencia y del orden público. Liberada de este
tutelaje, la Policía Nacional encarará un relativo
desarrollo autónomo, pero esto implica, como
colofón, que quedará sometida a los caprichos de
las fuerzas oligárquicas nativas en sus periódicas
disputas por el poder político En definitiva, a esta
altura de nuestro desarrollo histórico, la Policía
viene a convertirse en el brazo armado de los gobiernos
oligárquicos y de las clases dominantes. A lo largo de un
periodo importante, que ubicamos a partir de 1932,  se le
va  imprimiendo cierto nivel de
profesionalización[80]  para que sirva
a intereses muy específicos dentro del ámbito
nacional. Galileo Solís, Ministro de Gobierno durante
la
administración del Presidente Harmodio Arias, de
alguna manera definía a la fuerza pública como: "un
recurso de hecho capaz de ejecutarse con violencia
ineludible, y el cual no debe tener otra aplicación que el
de servir de respaldo al Gobierno para el mantenimiento
del orden público cuando ese mantenimiento es necesario
obtenerlo por vía de hecho." 

           
La policía, prácticamente desmantelada a
raíz de los sucesos de 1931, requiere ahora una
reorganización urgente. Surgirá una tendencia
notoria hacia su profesionalización, pero a la vez,
estará sujeta ahora más que nunca a los avatares de
la política criolla. Los políticos panameños
perciben que necesitan una Policía fuerte y efectiva para
impedir que el mandatario de turno pierda el poder. Se inicia,
entonces, el esfuerzo por dar garantía al estado de un
organismo de seguridad eficiente  La
profesionalización de la policía se constituye en
una tarea ineludible para las clases dominantes. Su brazo armado
lo será una policía con algún nivel de
profesionalismo, pero igualmente, con un aceptable nivel de
beligerancia  en la arena política nacional.

Los  procesos de
profesionalización y  politización
[81] de los  cuerpos armados en
América Latina, no siempre se dieron en momentos y
condiciones similares en todos los países.  La
República de Panamá, con un significativo retraso
en la formación del Estado Nacional, respecto a las
demás naciones del continente, el proceso de
profesionalización de nuestro cuerpo armado se va a
producir tardíamente, al inicio de la década de
1930. El absoluto control  estadounidense sobre  los
mecanismos de defensa y  seguridad nacional establecidos por
los Tratados del Canal, retardó cualquier desarrollo
profesional y político de la Policía Nacional. .
Por lo tanto, solo cuando  los acuerdos
Arias-Roosevelt  de 1936, entran en vigencia, la
Policía podrá poner en práctica su
desarrollo profesional.

Alguna conceptualización sobre el tema de la
profesionalización y politización de los cuerpos
armados latinoamericanos aparece en el capítulo segundo de
este trabajo.

           
Consolidado en el Poder dentro de la Policía, el
Presidente Harmodio Arias, inició un programa de
modernización del cuerpo armado,  que lo condujera a
suplantar con efectividad el vacío dejado por los soldados
estadounidenses. Rearmó a la Policía con armas de
grueso calibre que habían sido confiscadas por los
estadounidenses en 1916. José Antonio Remón Cantera
acaba de entrar a la Policía como Capitán y es
asignado al Cuartel central de la Ciudad de Panamá y, el
Presidente le encomienda la tarea de reorganización para
mejorar el profesionalismo de la institución. 
"Más allá de comentar el status de Remón
como prominente oficial de la Policía Nacional, esas
medidas tomadas por él para mejorar el profesionalismo de
la Policía, constantemente alteró la función
de la Policía en el Istmo de Panamá. Además
de convertirse en un vehículo de movilidad social para el
selecto grupo de panameños pobres de la ciudad, la nueva
imagen de la
Policía les dio a sus comandantes un gran poder en la toma
de decisiones en los círculos civiles. Bajo la Presidencia
de Harmodio Arias, la Policía Nacional comenzó a
aparecer como una alternativa a la Presidencia en la
búsqueda de dinero y poder
en el Istmo, un proceso que llega a su punto culminante a finales
de los cuarenta, cuando el primer Comandante Remón quitaba
y ponía Presidentes en la República de
Panamá". [82]

Advertimos una relativa diferencia entre la concepción
que poseía Remón sobre el papel de la
Policía Nacional y la función que le
pretendían asignar los grupos políticos que
detentaron  el poder a partir de 1931. Con una visión
más amplia sobre el Estado Nacional; entendiendo la
necesidad de reivindicaciones nacionales para lograr la total
independencia del país, Remón, en principio, y
quizás imbuido por las inquietudes juveniles,
pretendió implantar un matiz nacionalista en un cuerpo,
constantemente humillado y dependiente del control colonial
norteamericano.       
                                                  

 El Capitán Remón, [83] como
oficial de mayor rango militar en el Cuerpo, libre de las
presiones políticas a que estaban sometidos los Jefes no
militares, se entrega a la tarea de

reestructurarlo. Los amigos y partidarios de los gobernantes
dirigían nominalmente al cuerpo armado, pero era
Remón quien dictaba las pautas en cuanto a disciplina
militar, sentido de identidad y espíritu corporativo.
Intervenía directamente en la  formación de
oficiales, a la consecución de armamentos,
  equipos modernos y el entrenamiento adecuado para la
tropa.

Pero los intentos de profesionalización de la
Policía emprendidos, por el Capitán Remón,
son constantemente limitados por las  disputa partidistas y
electorales a que se ve sometida la Policía por las clases
dominantes panameñas. En la medida en que el propio
Remón se integra y participa  del  disfrute de
las "mieles" del poder, la Policía Nacional, a la vez, va
quedando inmersa en los conflictos por el poder
político. 
                             

Vale la pena anotar que durante el periodo previo a las
elecciones presidenciales de 1936, y especialmente, durante el
proceso de selección
del candidato oficial, ocurren profundas disputas partidistas por
la sucesión del Presidente Harmodio Arias. Incluso, los
propios  oficiales del cuerpo de Policía quedaron
inmersos en las contradicciones partidistas. Por ejemplo, 
el Partido Liberal Doctrinario del Presidente Harmodio Arias se
disloca en varias facciones,  cada una de las cuales
defiende intereses sobre la selección del  candidato
del gobierno. Aurelio Guardia, cuñado del
Presidente,  que ocupaba la Comandancia de la Policía
Nacional, entra en conflicto con el Secretario de Gobierno y
Justicia,
Galileo Solís [84] y es relevado del
cargo.

Se produce una crisis en el Gobierno y el propio Presidente
asume el control de la Policía Nacional. Parece que tanto
Guardia como algunos oficiales de la Policía tenían
sus preferencias políticas en la selección de la
candidatura gobiernista, las cuales no coincidían con las
preferencias del Presidente.  El Comandante Guardia
favorecía la candidatura de Octavio Méndez
Pereira,  mientras que el Coronel Remón patrocinaba
la de Domingo Díaz Arosemena.

La profunda crisis política generada por las disputas
de las candidaturas alcanza a la Policía y produce el
relevo del Comandante Guardia generándose una pugna entre
los principales oficiales del cuerpo armado. Los Capitanes
José Antonio Remón, Nicolás Ardito Barletta
y Abel Quintero son dados de baja en julio de 1935.  Manuel
Pino exgobernador de la Provincia de  Chiriquí es
designado como nuevo Comandante.

Quizás, la crisis de 1935 le dará el verdadero
sentido a una nueva Policía Nacional que ahora pasa a ser
deliberante en   los asuntos del Estado.   Un
tanto libre de las ataduras coloniales, pero supeditada a los
caprichos de los políticos.  La politización
del organismo armado ha sido puesto en
ejecución      Finalmente, 
el Presidente Harmodio Arias impone su propio candidato y
próximo Presidente,  en la persona de Juan
Demóstenes Arosemena, utilizando todos los medios a su
alcance, incluyendo la manipulación de  la
Policía Nacional.  Al asumir el cargo, el 
Presidente Arosemena decreta un aumento de sueldos  e
instituye el Día del Policía. El Presidente fallece
en el poder en diciembre de 1939 y le corresponde reemplazarlo a
Augusto Samuel Boyd, quien gobernó los nueve meses
"turbulentos", previos a las elecciones de 1940.

El año de 1936, como hemos señalado antes, 
marca un hito
en el desarrollo de la institucionalidad de la Policía
panameña. En esta fecha se produce la firma del Tratado
Arias-Roosevelt (Tratado General de Amistad y
Cooperación) que abroga las estipulaciones de la
Convención Ístmica de 1903 en cuanto a los derechos
estadounidenses de garantizar nuestra independencia, y a su vez,
la  autoridad para intervenir,  para mantener el orden
público. La coyuntura se presenta como la oportunidad para
el cuerpo armado de recuperar su función de único
garante de la soberanía de la República, De
allí el impulso para profesionalizar la Policía.
Las bases estructuradas  por Remón,  antes de su
salida del cuerpo, ahora se vislumbran como elementos de
desarrollo institucional.

En las elecciones de 1940,  la Policía participa
activamente en las acciones partidarias. Disuelve
manifestaciones, persigue a candidatos y reprime a quienes se
oponen al gobierno de turno. Ricardo J. Alfaro es obligado a
renunciar por la parcialidad del gobierno y de la Policía
Nacional a favor del candidato oficial. Arnulfo Arias gana la
Presidencia sin oposición en 1940,  mientras quienes
pertenecen a los partidos opositores tienen que ocultarse debido
a   la represión policial.

Cumpliendo una función propiamente
política,  la Policía Nacional, por intermedio
de sus dirigentes, delibera sobre la situación nacional y
toma partido en la coyuntura electoral de finales de la
década. Figuras prominentes del cuerpo armado
desempeñan tareas proselitistas en forma beligerante.

Remón reingresa al cuerpo armado en 1940, durante el
gobierno interino de Augusto Samuel Boyd, participando
activamente  en la represión contra el candidato
opositor Ricardo J. Alfaro.  Cuando Arnulfo Arias asume la
Presidencia,  lo envía a cursos de Perfeccionamiento
en Estados Unidos. Aparentemente, a pesar de que Remón se
había destacado en la tarea de represión contra los
contendientes de Arnulfo Arias, durante la campaña
electoral de 1940, el nuevo Presidente que asume el 1 de octubre
de 1940, no le tenía suficiente confianza al
Coronel.                                                                                                       

Arias designa a un oficial guatemalteco,  Fernando
Gómez Ayau,  como Jefe de la Policía Nacional.
Arnulfo Arias  es derrocado en 0ctubre de 1941 y Ricardo
Adolfo de la Guardia, antiguo Ministro de Gobierno de Arias,
asume como  nuevo Presidente de la República. De La
Guardia  nombra a Rogelio Fábrega como Comandante.
Remón es nombrado Segundo Jefe del cuerpo armado en 16 de
octubre de 1941. [85]  Todo parece
indicar  que el golpe de estado gestado contra Arnulfo Arias
se realizó con el respaldo y conocimiento  pleno de
Remón y de la Fuerzas Armadas norteamericanas. No fue
casual que,  Alejandro Remón Cantera, hermano del
Capitán,  fuera  designado  como
Edecán del Presidente De La Guardia.

Los acontecimientos descritos son claves para entender la toma
de conciencia de los
oficiales del cuerpo armado como instrumento de poder
político y económico. La Policía, ahora
plena y abiertamente, inicia su actuación como poder
arbitral de los acontecimientos políticos del país.
Comenzará la formación de una casta de oficiales
que, generalmente, estará identificada con los intereses
de los grupos oligárquicos. Ambos, la cúpula civil
de la oligarquía y los dirigentes del cuerpo armado,
comprenden que el control del poder gubernamental  les
garantiza la dominación económica del
país.

La llamada democracia panameña estará manipulada
por las fuerzas oscuras que desde el Palacio Presidencial y desde
el Cuartel Central manejan los hilos del poder. Las

elecciones constituyen verdaderas farsas, caracterizadas por
la manipulación de la población en función
de los intereses de los partidos políticos quienes, a su
vez constituyen cuasi sociedades
anónimas al servicio de los grupos familiares que
dominan el poder.

La profesionalización va de la mano de la
politización de la Policía. Ambos elementos forman
parte de la nueva concepción del Estado panameño
que requiere de una institución armada y  segura; que
sea garantía del desarrollo de la dominación
oligárquica, en un Estado netamente clasista. Ambos
sectores, el civil y el militar coinciden en la defensa de sus
intereses.  Lo que queda por reconocer es que este Estado
clasista, que es producto de la coincidencia de intereses, como
hemos planteado, es a la vez un avance objetivo en la
consolidación de nuestra independencia. Un Estado en el
que sus fuerzas armadas adquieren alguna conciencia
política y demuestran un nivel evolucionado de
profesionalización es,  paradójicamente, un
Estado que da un paso adelante hacia su independencia
política.[86]

Pero la incorporación de los Estados Unidos al
escenario de guerra en Europa,
varía un tanto, el panorama autonomista que Remón
había estado gestando entre 1931 y 1936 en la
institución armada. Hemos sostenido que, en alguna forma
la organización y disciplina que Remón intenta
imponer en la Policía Nacional, a partir de su
ingreso,  se podía inscribir dentro del cuadro de
reivindicaciones que estaban inconclusas en la formación
del Estado panameño. Desde 1903 se había planteado
un estado intervenido y protegido por las fuerzas armadas
norteamericanas. La reconstitución de un ejército
nacional, quizás, inducida por Remón,
trataría de completar la fuerza coercitiva que le era
indispensable a un verdadero  Estado Nacional.  Sin
embargo, el ascenso al poder de Ricardo Adolfo de la , 
luego del derrocamiento de Arnulfo Arias, involucran  a la
República de Panamá y  a sus fuerzas
armadas,  en la vorágine de guerra
estadounidense.

Con el Coronel Remón como Segundo Comandante, la
Policía, plenamente identificada con los intereses de los
aliados de Washington en la guerra europea, se  integra a la
dirección del estado
oligárquico-imperial-militarista.  Las fuerzas
armadas acantonadas en la Zona del Canal suplirán
efectivamente a las necesidades armamentistas y de logística de la Policía de
Remón. Surge una nueva realidad en el escenario
político en Panamá.  Los convenios que
otorgarán territorio en el país para
construcción de bases militares estadounidenses,
estarán en la mesa de negociación. Ricardo Adolfo de la Guardia,
dócil a los mandatos del norte, negocia el Convenio de
Bases  de 1942.

Acompañando a este proceso de dominación
estratégica imperial en Panamá, las fuerzas armadas
internas también se preparan para reprimir a los grupos
disidentes que no aceptan que su territorio sea mancillado por
fuerzas extrañas. La militarización y la
represión remonista se ponen  en marcha.

c.-    Etapa de  Militarización
de la Policía Nacional: 1943-1952.

La verdadera militarización de la Policía se
empieza a gestar  con Remón,  cuando es
designado como Segundo Comandante durante el Gobierno de Ricardo
Adolfo de la Guardia en 1941.  Pero, a nuestro entender,
es  a partir del año de 1943 cuando se da en plenitud
la militarización   del cuerpo policial
panameño.

En este proceso emergente, del fortalecimiento de la fuerza
armada, juega un papel preponderante la Segunda Guerra Mundial en
la que los Estados Unidos se habían comprometido ya, 
en forma decisiva.  El 8 de diciembre de 1941,
Panamá  había declarado la Guerra al Japón
organizándose inmediatamente la Junta de Milicia
Nacional.          

Desde 1941, los Estados Unidos habían empezado una
avanzada ideológica militar en América La tina
contra la influencia de las  potencias del eje
Berlín-Roma -Tokio. Sin
ambigüedades de ninguna especie, los dirigentes
estadounidenses diseñaron planes que abiertamente
tendían a la subordinación de las instituciones
militares latinoamericanas.

En mayo de 1941, un comité del ejército
norteamericano destinó 400 millones de dólares para
equipar con nuevos armamentos a los ejércitos  de las
naciones americanas. Mediante la Ley de Préstamos y
Arriendos (Lend-Leasi Bill) se equipa con nuevos armamentos a las
naciones latinoamericanas. Los más favorecidos
serían Brasil (100
millones, Chile (50 millones) y Perú (20 millones). Se
dictó además, una Ley sobre excedentes de material
de guerra (Surplus War Property Act) que disponía que los
Estados Unidos podían vender armas sobrantes o dadas de
baja por sus cuerpos militares, a los arsenales
latinoamericanos.                                                                         
                

Hernán Ramírez
Necochea, autor chileno sostiene que: "con estas y otras medidas
los Estados Unidos iniciaron sus persistentes y
sistemáticos esfuerzos por erigir un sistema militar
interamericano en que quedaron insertas las Fuerzas Armadas de
cada país y en que éstas sirvieron de manera
principal a los móviles políticos y
económicos del imperialismo…Es decir, sin
ambigüedades de ninguna especie, los dirigentes
norteamericanos bosquejaron planes que abiertamente
tendían a la total subordinación de las
instituciones militares latinoamericanas. Esta
subordinación proyectada, aparecía provista de
connotaciones técnico -militares, políticas e
ideológicas surgidas del conjunto de los intereses
políticos y económicos que servían de
fundamento a la acción de los gobernantes de
Washington."[87]

No obstante, la República de Panamá no fue 
una de las naciones más favorecidas  por  el
trasiego de excedentes  militares de los estados unidos
hacia América latina. Sin embargo, la presencia abrumadora
de las fuerzas militares estadounidenses acantonadas en la Zona
del canal, determinaba la abrupta militarización de
nuestro país. El Convenio de Bases, firmado en 1942 con
los Estados Unidos, otorgó 15 mil hectáreas de
tierras para establecer sitios militares durante la Segunda
Guerra,  las cuales se establecieron fuerzas militares de
ese país.

El Profesor Pantaleón García al referirse a esta
coyuntura bélica americana anota lo siguiente: " La
necesidad de construir bases a lo largo del hemisferio se hizo
más urgente durante la segunda mitad de 1940, cuando se
pensaba que Hitler estaba
preparando una invasión a Brasil y Norteamérica, se
 temía un ataque al Canal de Panamá por parte
de los japoneses…De lo expuesto hasta aquí se
colige que mucho antes de  que se diese inicio al segundo
conflicto bélico mundial, los Estados Unidos estaba
pensando en la formación de una alianza militar
americana…La presencia cada vez mayor de los militares
norteamericanos en la región de la América Latina
marcó
el inicio del militarismo en nuestro continente."
[88]

En 1942, en su Memoria del
Ministerio de Gobierno y Justicia. El Ministro
Camilo                                                                                                                                                
                        

de la Guardia, manifestaba " Manteniendo a la Policía
Nacional como un organismo militarizado, se ha logrado formar un
cuerpo distinguido, cuyos componentes cumplen con su doble
función de agentes del orden y soldados de la
República con el mayor sentido de responsabilidad, consecuencia precisamente de la
instrucción militar moderna, que comprende la disciplina
mental y física
del individuo".[89]

Para entender con claridad como se refleja en el organismo
estatal nacional este proceso de militarización policial,
observamos la evolución del presupuesto del Estado durante
el periodo señalado.  Así, el presupuesto de
la institución armada  aumentó
significativamente de 537,678 balboas al finalizar el
último semestre de 1940 a 2,687.737 balboas durante el
periodo fiscal 1941-1942  y 3,066.040 al inicio del periodo
1943-1944. (ver cuadro) Se incrementó ligeramente el
salario de los
agentes y se organizó un cuerpo de antimotines, se forman
pelotones de infantería, se  artilla el Cuartel
Central. Aún sin ser Comandante Primer Jefe,
Remón  adquiere un gran poder que lo conducirá
a estar siempre

detrás de todo accionar de la política
panameña. Su tarea dentro de la Policía, siempre,
estará dirigida a militarizar el cuerpo armado.
[90]

La evidente  erosión
del presupuesto nacional por parte de las actividades dedicadas a
fortalecer el escenario militar y represivo, despierta suspicacia
entre los grupos civiles que luchan por sobrevivir en un
país profundamente segregado por los grupos
oligárquicos.

Precisamente en 1943, se celebra el Primer Congreso de la
Juventud
Panameña (del que surgirá la Federación de
estudiantes de Panamá y más adelante, el frente
Patriótico de la Juventud). Las   organizaciones
emergentes  policlasistas no comprometidas con alguna
tendencia política  exigen,  al  igual que
lo había hecho Acción Comunal en su momento, 
el adecentamiento de las funciones públicas y la apertura
democrática a todos los sectores de la vida
nacional.                                       

Cuadro No. 3

Evolución del Presupuesto del
Ministerio de Gobierno y Justicia ( incluída la
Policía Nacional)

Década de 1940

Bienio 1939-1940   (2
años)                           
            
B/.   4.200.000.00

Bienio 1941-1942   (2
años)                           
            
B/.   7.112.539.00

Bienio 1943-1944   (2
años)                           
            
B/.   8.397,606.00

Julio 1945 a Junio de
1946             
                          
B/.   5.749,731.16

Enero a dic. 1947  (1
año)                             
            
B/.   6.404,468.35

Enero a dic. 1948  (1
año)                             
            
B/.   6.574.927.12

Enero a dic. 1949   (1
año)                            
            
B/.   6.162,743.17

Presupuestos de la Policía
Nacional

Bienio  
1939-1940                                          
                      
B/.  2.687,737.00

Bienio  
1941-1942                                          
                      
B/.  3.601,269.00

Bienio  
1943-1944                          
                                      
B/.  4.004,280.00

Salarios

                                             
Coronel-Comandante              
           
Agente de 1ª.

1941-1942                                       
B/.
400.00                               
B/.  65.00

1943-1944  
                                     B/.
400.00                               
B/.  65.00

1945                                                
B/.
500.00                               
B/.  75.00

1946                                                
B/.
500.00                               
B/.  75.00

1948                                                
B/.
500.00                               
B/. 
75.00

Fuente: Presupuesto de Rentas y Gastos de la
República de Panamá. Imprenta Nacional.
Panamá. Biblioteca
de la Contraloría General de la República.

La propia Federación de Estudiantes se plantea en sus
normas estatutarias su  carácter laico, antioligárquico,
antiimperialista y antimilitarista. Evidentemente, los grupos
contestatarios de momento, observan peligroso el encumbramiento
militar del cuerpo armado y de sus dirigentes más
conspicuos. La Policía y el  Coronel Remón
estarán frente a una  disyuntiva histórica: la
Policía desempeñará en papel de organismo
avanzado de la conformación y fortalecimiento del Estado
Nacional autónomo, o por el contrario continuará
como establecimiento político militar para fortalecer las
relaciones de dependencia. No obstante,   podría
ser a la vez,  una  fuerza represiva retardataria de
las aspiraciones del pueblo.

La dualidad militarismo-militarización  se pone de
manifiesto cuando, mediante el fortalecimiento del aparato armado
nacional se imprime mayor fuerza y eficacia al componente
represivo como respuesta a la organización de los
movimientos populares. La lucha por la reivindicación de
la soberanía nacional seriamente afectada por la entrega
de territorios para sitios militares y,  los reclamos
populares ante  la crisis económica  de la
postguerra, generan manifestaciones populares legítimas,
que son producto de los avances de la intelectualidad. La
creación de la  Universidad de
Panamá y la maduración de una  nueva
generación de panameños con conciencia crítica
provocarán inquietudes  en la sociedad.

"Para los intelectuales formados en el extranjero, la
militarización chocaba a sus espíritus
demoliberales modelados en las Universidades de Francia,
Inglaterra y
Chile, donde con preferencia acudían. La izquierda
radical, comprendidos los estudiantes, consideraban la nueva
orientación de la policía como obra del
imperialismo y de la oligarquía, destinada a frenar el
desarrollo del movimiento popular y el avance notorio en aquella
época, de las ideas progresistas."[91]

Los sectores más atrasados de la oligarquía
panameña ven en el  militarismo,  que toma forma
a partir de 1943, la oportunidad de conservar su patrimonio
político y, la garantía de sus ventajas
económicas en la relación con la Zona del
Canal.  Por lo pronto, en esta etapa, la continuidad en la
Comandancia de un personero de las elites político-
oligárquicas los mantiene tranquilos. Es importante
recordar que el Presidente Ricardo Adolfo de la Guardia mantiene
a Rogelio Fábrega como Comandante titular de la
Policía entre 1941 y 1947.

Aunque la reorganización de las fuerzas armadas
nacionales, tal como la concebía Remón,
poseía un considerable matiz nacionalista, que era
producto de la historia  de injerencia e iniquidad
desarrolladas a través de la existencia de la
Policía panameña, la población
panameña y especialmente, los grupos organizados de la
sociedad, dudaron en extremo de la  voluntad sana de
fortalecer en Estado Nacional y crear una institución
independiente  que ayudara a darle orgullo al decaído
nacionalismo
panameño.  Por el contrario, para las organizaciones
populares y la población en general, la Policía,
fortalecida por Remón, no venía a ser otra cosa que
la caracterización de la represión interna, y en lo
externo, confirmar el papel de nuestro cuerpo armado de seguir
siendo un  apéndice del organismo hegemónico
estadounidense de postguerra en Panamá y en
América.

En 1945, durante el periodo crítico de la postguerra en
Panamá, el
periódico conservador La Estrella de Panamá,
que muy ocasionalmente se mostraba en desacuerdo con la
posición del gobierno nacional, al referirse a recientes
declaraciones del Presidente Enrique Jiménez, en las que
defendía a los Comandantes de la Policía,
editorializaba así: "El mal que dejamos apuntado y que
puede llegar en el futuro a producir desagradables consecuencias,
tiene a  nuestro juicio como causa, la creciente
militarización de la Policía Nacional y el poderoso
armamento de que dispone. Nosotros, dicho en honor a la verdad,
no necesitamos para nada contar con un ejército
potentemente armado…"[92]

Previo al ascenso de Remón como Comandante titular de
la Policía Nacional en 1947, ya él 
había desarrollado una intensa tarea de fortalecimiento
técnico, logístico, entrenamiento y de bienestar en
el cuerpo armado. Existía un mayor espíritu de
cuerpo;  sus miembros lograron mejores condiciones de vida
(viviendas, esparcimiento, seguridad,  créditos, etc.) Disfrutaban de mayor
ingerencia política y económica en los asuntos
estatales. Los Comandantes y oficiales ya figuraban en la vida
social y tenían oportunidades de participar en actividades
que antes les eran vedadas. 

El mismo Remón había adquirido un poder
incuestionable en la vida política del país. Sus
recomendaciones y peticiones eran ineludibles. Había
conducido al cuerpo policial por los escabrosos años
de  inestabilidad y desasosiego  del gobierno de
Ricardo Adolfo de la Guardia y había mantenido seguros a los
intereses de la oligarquía panameña, en periodo en
que los grupos organizados populares exigían un mejor
gobierno [93]

Remón reemplaza a Rogelio Fábrega como
Comandante el 14 de febrero de 1947. Sorpresivamente, 
Fábrega  es enviado a Nueva York como Cónsul.
Todo hace suponer que el ascenso de Remón  era
cónsono con la influencia que el Coronel había
adquirido dentro

No.1.- Escenas de la represión en las calles por parte
de la Policía Nacional

       (Tomado de La Prensa,
Fascículo Mensual de Historia de Panamá, mayo
1993)

del gobierno,  y obviamente,  se había
convertido en una pieza clave para manejar con éxito las
políticas estadounidenses de la guerra
fría. El 16 de febrero, a pocas semanas del 
encumbramiento de Remón en la Comandancia, la Junta
Interamericana de Defensa con sede en Washington
envía  recomendaciones a los ejércitos de las
repúblicas americanas, entre las que sobresalen: la
adopción
de reglas Standard de materiales de
entrenamiento, uniformidad en los equipos,  el canje de
oficiales de los ejércitos y, que las bases militares
debían ser usadas en común  por todas la
fuerzas armadas de América.

No parecen casuales las ordenanzas de Washington;
además durante esta coyuntura se producen en Panamá
las manifestaciones nacionalistas contra el Tratado Filós-
Hines que pretendía prolongar la existencia de los sitios
militares de los Estados Unidos después finalizada la
guerra. Dicho sea de paso, la firma del Convenio generó
uno de los más solidarios movimientos de masas conocidos
hasta la fecha en las ciudades de Panamá y Colón.
La Policía comandada por Remón, se encarga de
reprimir a los manifestantes mediante dos organismos fortalecidos
por el nuevo Comandante, a saber, el Escuadrón de
Caballería y la Policía
Motorizada.                                                                                         

           
Las organizaciones populares, grupos de las capas medias y
partidos políticos no oligárquicos (Magisterio
Panameño Unido, Federación de Estudiantes de
Panamá, Frente Patriótico de la Juventud, etc.)
tienen que enfrentar la capacidad represiva de la Policía
y se evidencia la actitud arbitral del organismo armado al entrar
a dirimir los problemas nacionales. La Policía se
había fortalecido ostensiblemente en base al monopolio de
la fuerza y empezaba a perecerse al común de los
ejércitos represores de Latinoamérica. Una
Policía militarizada por Remón, comienza tomar
ingerencia en la vida nacional y pasará  a dar
señales claras de  la existencia de un militarismo
institucional en Panamá.

Para la contienda eleccionaria del año de  1948,
la Policía desempeña un papel preponderante. Para
esta fecha, tanto  comandantes como  oficiales de mayor
rango  aparecían enquistados en lucrativos negocios,
acompañando a importantes personajes  de la
burguesía comercial panameña. Tanto el Primer
Comandante Remón como el Tercer Comandante Bolívar  Vallarino, poseía
intereses en  empresas   de diversos matices. En la
elección de 1948,  Remón y la Policía
Nacional   apoyaron abiertamente la candidatura de
Domingo Díaz Arosemena  en detrimento de Arnulfo
Arias Madrid.[94]                                              

Un escandaloso fraude se
fraguó y se ejecutó a  favor del candidato
oficial. Los Liberales tradicionales, que no habían sabido
llenar las expectativas nacionales luego del primer derrocamiento
de Arnulfo Arias en 1941, se aferran en  alianza con el
Comandante

para controlar el poder y mantener sus pingues negocios.
Surgirá una doble razón para que las fuerzas
contestatarias (sectores medios, profesionales, estudiantes,
masas arnulfistas, algunos empresarios modernos,  Frente
Patriótico y los periódicos de la familia
Arias Madrid.), manifiesten férrea oposición al
militarismo remonista y a la corrupción e incapacidad de
los liberales.

La muerte 
del Presidente Arosemena en agosto de 1949, crea una
situación de inestabilidad en el país. Esta crisis
se caracteriza además, en su génesis, por sacar a
flote conflictos de intereses entre los clanes
oligárquicos que dominaban la economía nacional.
Mientras tanto,  Daniel Chanis asume la Presidencia como
Primer Vicepresidente. La oposición aún dolida por
el fraude perpetrado el año anterior, y ante una
alarmante  crisis económica y moral que
sumía al país,  empieza a denunciar los
grandes negociados de los Comandantes de la Policía 
en contubernio con familias ricas de la sociedad panameña.
[95]

Se vinculó al Comandante Remón y al Segundo
Comandante Bolívar Vallarino con los negocios de la carne
(Cooperativa
Nacional o Abattoir Nacional), quienes, de acuerdo a las investigaciones
realizadas por una Comisión de la Asamblea Nacional,
apoyada por la oposición, fungían como socios
de  Temi Díaz y Euribiades Jiménez,
directivos  del Partido Liberal Nacional (el llamado Partido
Liberal del Matadero). El Presidente Chanis ordena la renuncia
del Comandante Remón, pero éste no acepta la
petición presidencial lo que, obviamente,  produce la
profundización de la crisis política.

"Después de minuciosas investigaciones se
relacionó insistentemente a los comandantes Remón y
Vallarino, así como a prominentes miembros del Partido
Liberal Doctrinario con la Cooperativa Nacional…….
En estas circunstancias, el 19 de noviembre Chanis convocó
Remón a la Presidencia de la Republica y le
solicitó la renuncia, so pretexto que la Policía
estaba corrompida y urgía reorganizarla….. No
obstante, el Comandante no cedió. Acto seguido el
Presidente nombró tres nuevos Comandantes: Rogelio
Fábrega, Oscar Ocaña y Manuel Palau en reemplazo de
Remón, Vallarino y Flores, respectivamente….Chanis
ordenó telefónicamente a Vallarino hacer entrega
del mismo (el cuartel a  los nuevos Comandantes)….en
cuanto Vallarino recibió al Ministro de Gobierno y

Justicia y a los nuevos comandantes no sólo
desobedeció a la orden presidencial, sino que los puso
bajo arresto".[96]

El destituido del cargo sería el Presidente Chanis
[97] ante la amenaza de la Policía Nacional
de atacar el Palacio Presidencial. Queda en evidencia la
impotencia de los sectores oligárquicos para controlar el
poder y la prepotencia  de la casta militar. Ya se
manifestaba la autonomía y la beligerancia que la fuerza
armada retenía para sí. A partir de ahora los
poderes civiles quedaban cuestionados por los Comandantes. La
Presidencia de la República le correspondería a
Roberto F. Chiari,  sin embargo la Corte Suprema declara
vigente el nombramiento de Chanis porque había sido
obligado a renunciar. El Vicepresidente  Chiari se declara
impedido para asumirla por considerarse ilegalmente ungido.
Remón, dueño absoluto de la situación 
decide traer a gobernar a Arnulfo Arias aduciendo que en las
elecciones de 1948 se había cometido un fraude por lo cual
era necesario un recuento de votos.[98]

La Presidencia temporal de Arnulfo Arias pone en evidencia el
inveterado conflicto entre el militarismo remonista y el populismo
arnulfista. Las tradicionales rivalidades entre  la familia Arias
Madrid y Remón afloran inmediatamente manteniendo en
vigencia la inestabilidad política, característica
de la postguerra en Panamá.   Larry Larae
Pippin, en su monumental obra sobre Remón, al referirse a
los roces entre las mencionadas familias,
diceasí:     

"El poderoso Comandante de la Policía no estaba exento
de enemigos. Fue incapaz de establecer una relación
cordial y provechosa con la población
estudiantil….Sus principales enemigos personales, entre
las personas más influyentes de Panamá, estaban los
también poderosos hermanos Harmodio y Arnulfo Arias.
..Ambos frustraron las ambiciones de Remón durante sus
respectivos periodos presidenciales…Aún
después que perdieron la Presidencia no cesaron en su
empeño de destruir a
Remón….[99]

Al igual que en los años anteriores, los
conflictos   políticos, muy comunes en la
nación panameña,   ubica  a la
Policía Nacional como fiel de la balanza  para que
ejerza consecuentemente como garante del orden. Para algunos
observadores, parecía que la Policía Nacional
podría estar preparada, luego de haber completado un
periodo intenso de profesionalización y de haber
evolucionado significativamente en el proceso de
militarización del cuerpo, para asumir plenamente el
destino del país desde los cuarteles. Sin embargo, la
propia formación social panameña y la presencia
beligerante de las fuerzas armadas extranjeras, no
permitía que  a diferencia de otros estados
latinoamericanos, la fuerza armada nacional tomara el  
control absoluto  del Estado.

Remón y su Policía militarizada atacó a
los estudiantes,  que se manifestaban  contra el
imperialismo, reprimió a los luchadores contra el
militarismo y se alió a la oligarquía para combatir
a quienes se oponían a los abusos y negociados de los
clanes políticos.  El Comandante, en el ámbito
externo, actuaba en consonancia con los intereses estadounidenses
en Panamá. No se requería esfuerzo adicional
alguno, de parte del poder imperial  porque estaban
salvaguardados mediante los esfuerzos del Coronel
Remón.

A pesar de que Arnulfo Arias trató de poner en jaque el
poder desmedido que había acumulado Remón y el
cuerpo armado, esto no fue posible. Arias puso en práctica
una serie de medidas para acabar con el monopolio de la carne en
el que Remón era accionista; además,
fortaleció progresivamente  a la Policía
Secreta Nacional para sacarla del alcance de los Comandantes.
Finalmente, la situación se hizo crítica y Arias
fue derrocado por Remón el 10 de mayo de  1951, luego
de darse graves incidentes, en los que fallecieron varios
seguidores de Arnulfo y Policías. Un hombre incondicional
a Remón: Alcibiades Arosemena asume la Presidencia del
País.

No.2.- El Comandante Remón y sus
asistentes, Vallarino y Flórez.

Cuadro No 4.

Presidentes de la República de
Panamá.

1948-1952.

1 Oct. de 1948  a  julio de
1949                              
    Domingo Díaz Arosemena

28 de julio de 1949  a nov. de
1949                        
    Daniel Chanis

20 de nov. De 1949  a 24 de nov, de
1949              
     Roberto F. Chiari

25 de nov. De 1949  a 10 de mayo de
1951           
                 
Arnulfo Arias.

10 de mayo de 1951  a sept. de
1952.                    
                
Alcibiades Arosemena.

Fuente: Alonso Roy…Los Presidentes de
Panamá. Estudio Cronológico y Análisis Estadístico. Ministerio
de la Presidencia. Julio 1999.

Algunos autores nacionales [100] centran las
causas de la crisis  política
social de finales de la década de 1940 y principios de los
años 50, en el agotamiento del modelo de desarrollo
económico hacia fuera, que se había puesto en
vigencia en Panamá desde los primeros años de la
República. La finalización de la Segunda Guerra
Mundial sume a la economía en una fuerte
recesión. La venta de bienes y
servicios se
reduce en un 50%. El desempleo alcanza un 11 % de la fuerza
laboral
total……La diversas fracciones productivas burguesas
entran en pugna por el control del Estado para que el gobierno
fomente y proteja la producción para el mercado interno.
Aunque tardío,  se impone un desarrollo
económico "hacia dentro". Solo un gobierno fuerte
podrá poner al servicio de las clases productivas todo el
aparato estatal. Se dará inicio a la política de
sustitución de importaciones o
el desarrollo industrial.[101]

2.-La Guardia
Nacional

El proceso evolutivo que hemos venido describiendo, tiene un
alto significativo con la conversión de la Policía
Nacional en una Guardia Nacional. Siendo Remón Presidente
de la República, hace aprobar la Ley 44  de 28 de
diciembre de 1953 que erige una fuerza armada nacional de
posguerra. Bajo los parámetros de la política de
seguridad hemisférica dictada por Washington, y  por
el Tratado Interamericano  de Asistencia Recíproca
(TIAR) de 1947, la Guardia Nacional desempeña en rol de
guardián de los intereses coloniales y bastión de
poder de las clases dominantes,  en el ámbito
interno.

Los Estados Unidos se propusieron consolidar los aspectos
políticos y militares de las fuerzas armadas
latinoamericanas dentro de su estrategia global de postguerra. Se
crearon una red 
de pactos, acuerdos y resoluciones que, tenían como
propósito el control

ideológico de las fuerzas armadas con una,  cada
vez más acentuada militarización. Alaín
Rouquie [102] en su estudio sobre las fuerzas
armadas en América Latina, sostiene que desde fines de la
Segunda guerra mundial, cuando los Estados Unidos desplazan a
Gran Bretaña y consagran su hegemonía en el
continente americano, se instauran una serie de instrumentos
diplomáticos y militares para la coordinación de los ejércitos
latinoamericanos bajo el "báculo" del
pentágono.

Aunque no reconocido como un ejército, por las
circunstancias conocidas de la existencia del Comando Sur en la
Zona del Canal, la Guardia Nacional, logró su
fortalecimiento a través de fuertes remesas de donaciones
del presupuesto estatal y de las fuerzas armadas estadounidenses.
La conversión plena de la Guardia Nacional en un
ejército formal, constituía, quizás la
aspiración personal de   Remón, sin
embargo, éste  tuvo que ceder ante los dictados de
los sectores internos y externos que le  indicaban que no
era necesario.

La Ley 44  de diciembre de 1953 incorpora, además
un elemento que nos parece interesante, cual es,  la
división zonal de la Guardia Nacional. Los Jefes de Zonas
Militares se constituyen a partir de ahora en "ojos y
oídos" del Comandante en cualquier sitio de la
República. Se descentralizan las funciones de  la
institución, mediante la creación de cinco zonas:
La  Zona Atlántica (Colón y San Blas), Zona
Central (Coclé y Veraguas), Zona Norte (Chiriquí y
Bocas del Toro) Zona de Azuero (Herrera y Los Santos), y
Panamá y Darién. [103]

El pensamiento y
la psicología
de  quienes habían patrocinado el desmantelamiento
del ejército nacional en 1904, aún se
mantenía latente en las altas esferas de los grupos que
dominaban el Estado panameño. La burguesía se
mantenía tranquila con la seguridad brindada por las
fuerzas armadas estadounidenses desde la Zona del Canal; no
consideraban necesario la creación de un ejército
regular que le podía disputar el poder político y
económico en algún momento. Igual que medio siglo
atrás,  les parecía imprudente la
formación de un Ejército Nacional, aún
cuando Remón ya mantenía con ellos alianzas de todo
tipo.  La formación de una predominante  casta
militar dirigida por Remón constituiría
  un peligro para la garantía de su 
hegemonía dentro de  la sociedad panameña.
Esta previsión de la oligarquía
panameña,  no se realizó inmediatamente, pero
ya para  1968 pudo generar un cambio trascendental en la
estructuración del poder político,  habida
cuenta, del traspaso total del control del país a los
militares.

El autor nacional Renato Pereira considera que: "el
empresariado modernista,….aún cuando por primera
vez había llegado a controlar la totalidad del poder
político gracias a su alianza con Remón,
veía detrás del establecimiento de un
ejército nacional la formación de una casta militar
con peligrosas implicaciones políticas y económicas
para su propia hegemonía como sector moderno de las clases
dominantes. Tal es el caso del Salvador, por ejemplo, donde la
acumulación de las presiones de los altos mandos
militares,…terminaron en un pacto sobrentendido en virtud
del cual las catorce familias predominantes quedaron excluidas
del control político…"[104]

De toda forma, la Guardia Nacional actuaba, aunque  
solapadamente como un auténtico ejército. La
construcción de barracas, el nombramiento de instructores
militares, creación de  campos de adiestramiento y
el importante  aumento del armamento de guerra, eran
señales fehacientes de que funcionaba como tal. Algunos
sostienen que se conformó a imagen de la Guardia
Nacional  somocista en Nicaragua, otros aducen que imitaba a
la Guardia Civil costarricense.  Lo cierto es que con uno u
otro modelo Remón se convertía en el hombre
fuerte de Panamá, con una institución que le
rendía rigurosa pleitesía, cuyos oficiales, clases
y tropas sentían afinidad con su Comandante.  Dio
cabida en la institución tanto a oficiales graduados de
escuelas militares  como a los no titulados que
procedían de las filas policiales.[105]
Esto le ganó el aprecio y la lealtad de sus
compañeros.  La política incluyente de
Remón le da  tranquilidad y confianza  para
actuar con manos libres en asuntos políticos y
económicos en el
país.                                                                                                                                         

La Guardia Nacional aumentó  su rol,  su
beligerancia,  como fuerza de represión interna y
guardián de los intereses estratégicos e
ideológicos foráneos.  Afianzó su
carácter corporativo y apuntaló la confianza en
sí misma como fiel de la balanza. En el orden interno se
dedica a preservar celosamente los privilegios  adquiridos
bajo la dirección de su gestor. En el orden externo, la
Guardia Nacional encontró en los Estados Unidos favorables
y desinteresados apoyos en el contexto de la guerra fría.
Mostrada como la garante de una  aparente  democracia
constitucional, la institución armada recibió
abundante asistencia  y financiamiento
para entrenamiento de su personal y para la adquisición de
armamentos.

En suma, Remón y Vallarino, ambos favorecidos
directamente por el encumbramiento económico y
político de la Guardia Nacional, se convierten en fieros
defensores del status político militar. Remón se
retira, en teoría,
del mando de la institución para ser Presidente en 1952,
pero deja a cargo a Vallarino. Ambos están incrustados en
los

intereses de los grupos oligárquicos y por lo tanto, no
se pueden desligar de la alianza política-
económica  que habían  concertado
y    en la cual estaría involucrada la
institución.                                    

El poder le brindó a Remón bienestar y un
status
social.  Vallarino, por el contrario,  surge de las
propias filas de los sectores dominantes de nuestra sociedad. A
pesar de que los estudios de milicia no eran apetecidos por los
sectores pudientes, por considerarlos como profesiones de baja
condición,  Bolívar Vallarino, la
eligió graduándose en la Academia Militar de
Chorrillos en el Perú y desarrolló su carrera en el
instituto armado panameño..

La Guardia Nacional  alcanza su plena
militarización mediante el impulso personal que le
da  el Comandante. Impuso un control férreo sobre el
aparato del estado y manejó a su antojo los resortes del
poder en Panamá. Fiel a los dictados estadounidenses de
postguerra diseñó un aparato militar muy
útil a los intereses de dominación  que se
fomentan  desde Washington.

En países que habían adquirido una independencia
tardía y en los que la construcción del Estado
había empezado a principios del siglo XX (Nicaragua,
República
Dominicana, Cuba,
Panamá), los Estados Unidos había mantenido
prolongados periodos de ocupación. Antes de
"desprotegerlos" totalmente, Washington se preocupó por
dejar organizados "guardias nacionales" independientes que
garantizaran la paz, el orden y la defensa de los intereses de
los ciudadanos estadounidenses. En varios de estos países
(Nicaragua y República Dominicana) dichas guardias
nacionales  -legadas por la ocupación- se convierten
en ejércitos privados y guardianes de las dinastías
impuestas por sus jefes (Somoza y Trujillo). En Panamá en
1952,  algunos titulares  de la prensa acusaban  a
Remón de  mantener a la Guardia Nacional como un
ejército personal. [106]

 "La Segunda Guerra Mundial dejó como herencia en el
Pentágono de Washington la idea de hacer de la
América Latina un continente armado. Para esto le dieron y
le han seguido dando los créditos más amplios, y
las donaciones más generosas. Entre 1951 y 1957 los
Estados Unidos le entregaron 284 millones de dólares en
armas, como parte de un programa de seguridad mutua. Se
repartieron en profusión armas de aire, mar y
tierra, armas
viejas y nuevas. Los estados mayores de los ejércitos
beneficiados quedaron dueños de organismos prepotentes,
para el consumo
interno. Las maniobras han sido los golpes de

cuartel…Desde sargento hasta generalísimo,
militares de todas las graduaciones llenan entonces en un solo
fresco el muro de América Latina".[107]

Thomas Pearcy sostiene que los gobiernos militares en
Panamá, "no son aberraciones históricas". Si no que
"encarnan y recogen una dinámica convergencia de fuerzas sociales,
económicas y políticas que han existido en
Panamá, desde su independencia.". Este autor relaciona
 los problemas civiles y militares  de los estados de
América Latina con las relaciones que existían en
la antigua Roma, en los que se manifiesta un perpetuo movimiento
de golpes y contragolpes militares  que se pueden
catalogar  a todos bajo la denominación de "estado
pretorianos." [108].  Agrega, "las fuerzas
sociales que se disputaban el poder dividieron a  la
sociedad panameña y a los políticos durante las
primeras décadas de la formación de la
República. Como en la Antigua Roma, esta
fragmentación social y política marcó las
relaciones civiles y militares en Panamá, dándole a
la Policía un papel prominente en la política
istmeña, en la medida en que los gobiernos civiles
utilizaban a la policía como brazo armado para controlar
en el  país. Para finales de la década de los
cuarenta, todo lo que faltaba para transformar a la
Policía Nacional en un régimen pretoriano, y en
árbitro fue la crisis económica social y
política que se vivió en el país…"
[109].

Desde esa orientación ideológica, Remón y
la Guardia Nacional reprimieron el  auge del nacionalismo
panameño, por considerarlo, ahora,  peligroso para la
"democracia y la libertad". Se prohibieron las organizaciones de
tendencia izquierdista. Fueron perseguidos y expulsados del
país dirigentes  e intelectuales cuyo pensamiento
tendía hacia las luchas sociales y movimientos populares
[110].  El rediseñado 
"ejército panameño", ya no constituiría un
símbolo de la soberanía nacional ni
formaría  parte de un proceso de modernización
del Estado Nacional, como quizás Remón algún
día lo había soñado. Vendría a ser en
cierta medida, un apéndice del poder estratégico
definido por los Estados Unidos, para salvaguardar sus intereses
y bloquear cualquier tentativa de cambio social en
Panamá.

En el frente interno, en la misma forma que el remonismo trata
de apaciguar todo conato  de protesta social y de debate
ideológico, el antimilitarismo,  que ya había
aflorado durante la década anterior,  se fortalece y
radicaliza significativamente  a partir de la
creación formal de la Guardia Nacional. Remón
encarnaba  la represión y la negación de las
libertades  "democráticas" en Panamá. Con
él se pone en evidencia el autoritarismo
oligárquico militar que se venía gestando desde
la  década anterior.  Quizás,  el
temor y la suspicacia de un sector de esa aparente unidad –
el  oligárquico- termina con el proyecto 
remonista  y con la vida de su progenitor.

3.- Grandeza y
Desventura del Coronel Remón.

Al final de la Segunda Guerra Mundial pareció abrirse
una nueva perspectiva desde el punto de vista político en
Panamá. La atención a los problemas
sociales de la población en crecimiento parecía
tomar una nueva dimensión. La creación de las
Naciones Unidas y
su compromiso de crear diversas misiones internacionales para
estudiar los males endémicos de los países en
desarrollo, ofrecen una nueva opción a los pueblos de
América Latina. En Panamá, los sectores medios, se
muestran conformes con estas inquietudes internacionales. 
Existen muchas coincidencias entre las luchas de los grupos de
profesionales recién egresados de la Universidad,
pequeños comerciantes, estudiantes e intelectuales. En lo
político, se clama por el respeto a las leyes, la lucha
contra la corrupción gubernamental, contra el
militarismo,  por la vigencia de la democracia y la
realización de  elecciones limpias.

El resultado de las perspectivas que se abrirían
dependerán de tres factores. Primero,  de la
reacción de los grupos oligárquicos dominantes en
lo interno, muy celosas de dar concesiones a las capas medias
consideradas por ellos proclives a la ideologías
socialistas. 

No.3.- Últimas Fotografías

            
de Remón: antes y

Partes: 1, 2, 3, 4, 5
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