SÍNTESIS o
Resumen
Este estudio muestra los
resultados más significativos de la trayectoria deportiva
de la judoca Yanet Bermoy Acosta, para de esta forma
contribuir al enriquecimiento de la historia de la localidad,
teniendo en cuenta que rescatar del pasado los grandes hechos y
los grandes hombres que han hecho historia es una manera de
contribuir a esta noble acción.
Para la realización del mismo se utilizó la
entrevista, la
revisión de documentos y el
método
histórico lógico retrospectivo los que nos
permitieron obtener la información necesaria para adentrarnos en
los resultados deportivos de esta atleta y poder valorar
los mismos.
INTRODUCCIÓN
Escribir de historia es poner al servicio de la
población antecedentes objetivos, que
permiten conocer, comparar y sobre todo, entender los aspectos
reales que posibilitan la continuidad en el presente y lo
sustentan para proyectos
futuros.
La investigación histórica, es una
vía fundamental para conocer la historia en su esencia, es
el legado cultural e ideológico más genuino que se
puede dejar de herencia a
nuestras futuras generaciones, la necesidad de investigar la
historia es también el camino de divulgar lo cubano, lo
autóctono, nuestra identidad,
forjadora histórica de lo que es hoy ser cubano.
Pedagogos, científicos de las ciencias
sociales, entre otros, insisten y fundamentan la necesidad de
que nuestro pueblo en general y estudiantes en particular, tengan
un profundo dominio de la
historia, para así formar convicciones, ideales y principios que
sustenten la armazón política e
ideológica de la actual Batalla de Ideas.
Cuando se habla de historia, no es solo de las formaciones
socioeconómicas, es también la de los hechos y
hombres que constituyen la tradición revolucionaria de los
pueblos. Siendo el deporte un elemento integrante de
ella, nuestro trabajo de
investigación está encaminado a enriquecer la
historia de la localidad mediante la valoración de
la vida deportiva de Yanet Bermoy Acosta, atleta que
recién comienza su carrera deportiva con altas
perspectivas futuras. Existen investigaciones acerca de la historia de
diferentes figuras y disciplinas deportivas, pero
aún no son suficientes.
DESARROLLO
Los inicios del judo se
sitúan en el año 1882, siendo su creador un
practicante de jujitsu llamado Jigoro Kano quien basado en la
realidad social de aquella época e inspirado en
otras artes marciales transformó el jujitsu en un deporte
moderno llamado judo.
En la quinta Olimpiada en Estocolmo, Kano fue reconocido como
una figura líder
del deporte internacional, además de ser considerado
realmente el Padre de la Educación
Física y el Deporte en Japón. Lo fundamental para él,
era hacer extensivo el judo por todo el mundo.
En 1889 se realizó la primera demostración en
Europa, ya que
Kano realizó diversas conferencias en países del
viejo continente, y después de la Segunda Guerra
Mundial los pioneros del judo, realizaron su
divulgación por toda América.
El judo se ramificó con rapidez y gran fuerza en
diversos países como Bélgica, Holanda, Alemania,
entre otros. Llegó a Cuba en
febrero de 1951 por el maestro Andrés Koliskine Tompson,
padre del judo cubano, quien nació en Petrogrado el 11 de
marzo de 1913. Fue Doctor en Ciencias y
Profesor
Titular del Instituto Superior de Ciencias Médicas de La
Habana. Provenía de la Escuela de
Cinturones Negros de Bélgica.
Durante la
República, el judo como otros, no era considerado como
deporte, sino como un negocio. Solo los burgueses
podían pagar el precio que se
exigía para dominarlo como método de defensa
personal, se
buscaba dinero, no
atletas.
Con el triunfo de la Revolución, en enero de 1959, se unificaron
las tres organizaciones de
judo existentes hasta aquel momento. Se crea así la
Federación de Judo y Jujitsu.
El judo tomó carácter masivo y comenzaron a surgir las
EIDE, áreas masivas y otros centros de alto rendimiento,
donde se logró organizar y controlar mejor los programas de
esta disciplina
deportiva. Aumentaron así, los resultados en eventos
nacionales e internacionales, y a su vez se impartió de
forma gratuita la técnica deportiva, eliminándose
así el carácter mercantilista y
discriminatorio de su práctica, todo bajo la
orientación del INDER, que se fundó en 1961 y los
clubes se convirtieron en academias.
En 1966 con la ayuda del maestro Han Shang J., procedente de
la República Democrática de Corea se ofrecieron
cursos metodológicos de forma sistemática a nivel
nacional, para todos los entrenadores; además,
atendió el equipo nacional. Este maestro planteó
las condiciones favorables que tenían los judokas cubanos
para desarrollarse y lograr un elevado nivel
técnico-táctico, debido a las buenas condiciones
físicas, el entusiasmo por la práctica del judo y
la calidad de los
maestros que había en ese entonces.
A partir de ese momento comenzaron a lograrse resultados
importantes en arenas internacionales, con la medalla
de oro en los
Juegos
Olímpicos de Montreal 76, lograda por Héctor
Rodríguez en la división de 63 kg.
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