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Bienestar, nutrición, espontaneidad… ¿tienen importancia? (página 2)



Partes: 1, 2

Los alimentos tienen
la capacidad de fluir sobre la producción de los mensajeros
químicos del cerebro. Por
ejemplo, los niveles de dopamina, un neurotransmisor estimulante,
aumentan después de consumir alimentos ricos en proteínas.
En cambio, los de
serotonina calmante, se incrementan con los de alimentos ricos en
hidratos de carbono. Pero
estos procesos son,
en realidad, muy complejos y exigen la participación de un
buen número de nutrientes. Por ejemplo, la dopamina se
simplifica a partir del aminoácido tirosina, con la ayuda
del ácido fólico, la vitamina B6, el magnesio y el
cinc (De la Torre, 2008).

Por ello es necesario procurar una dieta balanceada
para asegurar las buenas combinaciones.

Preocuparse por el efecto de la dieta sobre el estado de
ánimo implica asegurarse de que incluye una variedad de
alimentos ricos en determinados nutrientes. Por otra parte,
existe un efecto anímico de los alimentos que no tiene que
ver con su composición, sino que gurda relación con
las expectativas y emociones
implicadas (De la Torre, 2008).

Los alimentos que se comen por obligación,
repetidamente o preparados con poca gracia, ni alegran, ni
animan, por muy sanos que sean. En cambio, un rico postre o un
plato que recuerda a la comida casera de la infancia
provocan inmediatamente buenas sensaciones. El problema se
presenta cuando se presenta una especie de adicción a
estos alimentos estimulantes y la dieta se desequilibra. Entonces
provoca el efecto contrario al deseado. Así, una alimentación
demasiado rica en hidratos de carbono de absorción
rápida, como los que proporcionan el azúcar,
los pasteles o el pan blanco, están relacionados con bajas
y subidas en los niveles de glucosa en la
sangre y los
consiguientes cambios en el estado de
ánimo en la persona (De la
Torre, 2008).

Por lo tanto, el secreto de la dieta para el buen humor
se encuentra en la combinación de alimentos que
proporcionan ciertos nutrientes y su preparación de manera
apetecible en el marco de unos menús equilibrados (De la
Torre, 2008).

Enseguida pasamos a los 15 alimentos:

  • 1. Yogurt. Posee varios
    componentes influyentes en la regulación del estado de
    ánimo. Contiene vitaminas
    del grupo B,
    especialmente B2, ácido fólico y B12.
    También es rico en magnesio, cinc, triptófano y
    vitamina D. ésta se sintetiza en la piel bajo
    el efecto de la luz del sol,
    pero conviene obtener de los alimentos dosis añadidas
    para reducir el riesgo de
    sufrir depresión. La explicación es que
    la cantidad de vitamina D en la sangre influye sobre la
    serotonina en el cerebro. Por otra parte, el yogurt aporta
    bacterias
    vivas que evitan el estreñimiento. Un estudio
    realizado en la Universidad del país de Gales por el
    doctor David Benton ha demostrado que las personas que no
    sufren este problema se sienten más despejadas y de
    mejor ánimo que las estreñidas.

  • 2. Pan de centeno. El
    desánimo puede tener su origen en el déficit de
    vitaminas del grupo B. Una buena manera de obtenerlas es con
    unas cuantas rebanadas diarias de pan integral de centeno,
    que, además, proporcionan hidratos de carbono de
    absorción lenta, es decir, el tipo de energía
    constante que sostiene el tono anímico. Una
    ración de 100g. proporciona el 40% de las necesidades
    de B1 y el 27% de la B3.

  • 3. Semilla de Calabaza. Los
    frutos secos y semillas contienen ácidos
    grasos con efectos beneficiosos sobre el sistema
    nervioso, pero las pipas de calabaza
    destacan por su alto contenido de cinc, un mineral esencial
    para el sistema
    inmunológico, para la salud del sistema
    reproductivo masculino y para la formación de hormonas y
    neurotransmisores. En sólo 30g. se halla el 15% de las
    necesidades diarias de cinc. También aportan hierro.

  • 4. Piñón. Una de
    las semillas más mediterráneas tiene un
    poderoso efecto anímico. Su secreto está en la
    combinación de una alta proporción de
    proteínas (24%) y una serie muy interesante de
    nutrientes, entre los que destacan el hierro, el cinc, el
    magnesio, y la vitamina B1. Las proteínas
    –especialmente el aminoácido tirosina- son
    necesarias para la síntesis de neurotransmisores y
    hormonas relacionadas con el estado de alerta, como la
    dopamina y la adrenalina. El piñón se
    recomienda, sobre todo, para niños y personas que realizan una
    actividad física intensa y
    a lo largo del día.

  • 5. Lechuga. Resulta de
    inestimable ayuda para conservar la sonrisa debido
    excepcional contenido en ácido fólico: 100g
    aportan el cuádruple (400%) del requerimiento diario.
    Los síntomas de carencia se reflejan en forma de
    fatiga excesiva o irritabilidad. Se trata de un nutriente
    imprescindible en la multiplicación celular que, en
    muchos procesos fisiológicos, actúa
    conjuntamente con la vitamina B12. Por otra parte, la
    leche
    amarga que mana al cortar los tallos posee principios
    activos
    con un potente efecto calmante.

  • 6. Dátiles. Cada uno es
    una bomba de energía que incrementa la
    elaboración de insulina. Esta facilita la llegada del
    triptófano al cerebro y su conversión en
    serotonina, neurotransmisor que produce sensación de
    bienestar. El dátil, que también es rico en
    hierro, magnesio, vitamina B3 y ácido fólico,
    resulta un postre fantástico en un menú rico en
    proteínas. Algunos expertos lo recomiendan a personas
    que se enfrentan a tareas intelectuales.

  • 7. Aceite de
    lino
    . Los ácidos grasos esenciales Omegsa-3
    desempeñan un papel fundamental en la
    comunicación entre células nerviosas. Hasta tal punto que
    su uso en el tratamiento de hiperactividad infantil o la
    depresión. El aceite de lino es la fuente más
    rica de este tipo de ácidos grasos, junto con el
    pescado azul. Debe consumirse lo más fresco posible y
    ha de rechazarse si huele a rancio. Rociando unas patatas
    hervidas con unas gotas de aceite de lino se obtiene de sobra
    el requerimiento diario de omega-3 (unos 0.5g).

  • 8. Plátano. Los
    deportistas recurren al plátano con el fin de obtener
    una dosis de energía para las dos horas siguientes.
    Resulta ideal como tentempié a media mañana o a
    media tarde. Además posee triptófano,
    aminoácido que, en combinación con los hidratos
    de carbono, favorece la producción de serotonina.
    Otras fuentes de
    triptófano son los productos
    lácteos.

  • 9. Semillas de girasol.
    Contienen proporciones extraordinarias de fósforo y
    magnesio, minerales
    implicados de distinta manera en el sostenimiento de un
    estado de ánimo positivo. El magnesio resulta
    imprescindible en el proceso de
    obtención de energía a partir de alimentos y en
    la síntesis de proteínas y neurotransmisores.
    En cuanto al fósforo, forma parte de las membranas
    celulares, junto con los ácidos grasos, y resulta
    esencial para la trasmisión de la señal
    nerviosa.

  • 10. Nuez de Brasil. Es una
    fuente incomparable de selenio, mineral del que la
    mayoría de la población no va sobrada, pero cuya
    deficiencia puede producir fatiga, ansiedad y
    depresión. Además, es un potente antioxidante
    que previene, entre otros, el cáncer
    de mama y el de próstata. La ingesta media diaria
    es de unos 40 mg, mientras que la dosis recomendada es de
    70mg. Una sola nuez de Brasil
    proporciona 95mg, aunque su contenido depende de la calidad del
    suelo. Por
    otro lodo, aporta cantidades significativas de magnesio y de
    vitamina B1.

  • 11. Avena. Además de
    proporcionar un gran caudal de energía, está
    cargada de vitamina B6 y B5. La deficiencia de esta
    última está relacionada con los cambios de
    humor y la fatiga. Los copos de avena, sólo como
    ingredientes del muesli, son un ingrediente ideal para
    empezar el día con alegría. También se
    puede consumir en forma de galleta o barra de varios
    cereales. Una ración matinal de 80g con una taza de
    leche de soja aporta
    400 calorías y toda la vitamina B5
    necesaria.

  • 12. Huevo. La yema del huevo es
    la mayor fuente alimenticia de fosfotidilcolina y
    fosfotidilserina, sustancias que forman parte de las
    membranas de las células, especialmente las del
    cerebro. Además, el huevo contiene colina, vitamina
    B12, y cinc, tres de los nutrientes que participan en la
    producción de neurotransmisores. Otra fuente de
    fosfolípidos es la lecitina de soja.

  • 13. Tofu. Su elevado contenido
    en proteínas (12%) favorece la secreción de
    dopamina, adrenalina y noradrenalina, agentes que favorecen
    el estado de alerta. Entre sus aminoácidos, destacan
    las proporciones de triptófano y, sobre todo, de la
    aglutinina, principal pieza de construcción de GABA, neurotransmisor
    que favorece la calma y la concentración.
    Además favorece una dosis significativa de otros
    nutrientes, como el magnesio o la vitamina B6 (100 g
    proporcionan el 37 y el 10 por ciento, respectivamente, de
    las necesidades diarias).

  • 14. Sésamo. El cobre es
    un nutriente mineral que se necesita en dosis muy
    pequeñas, pero fundamentalmente en una variedad de
    procesos con efectos sobre el estado de ánimo, con la
    absorción del hierro o la producción de
    dopamina y noradrenalina. Las semillas de sésamo
    aportan dosis moderadas de cobre, junto con otros elementos
    no menos interesantes, como la lecitina, el magnesio y el
    cromo. Este último mineral resulta clave para que las
    células utilicen la glucosa que les proporcionan los
    alimentos. Su deficiencia puede estar relacionada con la
    fatiga y la obesidad.

  • 15. Almendras. Destaca en su
    composición la presencia en cantidades significativas
    de proteínas precursoras de la dopamina y micro
    nutrientes como el magnesio, el cinc, el hierro y la vitamina
    B2. Consumiendo una ración de 20 g, se obtienen
    respectivamente, el 20, el 11, el 18 y el 16 por ciento de
    las necesidades diarias. Algunos autores recomiendan las
    almendras recubiertas con una fina capa de chocolate negro,
    porque esto estimula el flujo de endorfinas, las llamadas
    "hormonas de la felicidad".

Espontaneidad[3]

Ser uno mismo y comportarse con naturalidad, sin
depender de opiniones ajenas, es el mejor abono para la autoestima y
la realización personal
(Miralles, 2008).

Ser natural en un mundo donde todo está reglado y
en el q1ue los bienes de
consumo son
los mismos en los cinco continentes resulta cada vez más
difícil. La
globalización tiene la particularidad de homogeneizar
los gustos y costumbres de la humanidad, cuando la realidad es
que cada individuo se
siente único. Por otra parte, la cultura de los
famosos es como un faro que, a través de los medios de
comunicación, guía la nave siempre a la deriva
de las modas. Millones de personas tratan de seguir la estela de
las protagonistas de Sexo en Nueva York, por poner
sólo un ejemplo, o quieren parecerse a futbolistas,
cantantes o modelos. Al
final, parece que el signo de nuestros tiempos es emular lo que
uno no es y, encima, pagar por ello. (Miralles, 2008).

Contra esta inercia que conduce hacia el despilfarro, la
pérdida de la propia identidad y la
frustración, la espontaneidad es el gran antídoto. Si nos paramos a pensar, nos
daremos cuenta de que mientras los imitadores nunca obtienen la
admiración de su entorno, las personas que se comportan de
forma genuina y natural poseen un magnetismo y
seguridad que les
permite realizarse y ser valoradas (Miralles, 2008).

Una de las anécdotas más citadas del siglo
XX fue el inesperado ardid del primer ministro soviético
Nikita Kruschev, quien, en 1960, para ganarse la atención de los asistentes durante un
discurso en
las Naciones Unidad se sacó un zapato y golpeó la
mesa con él. Preguntando posteriormente por esta
reacción, Krusev reconoció haber actuado de forma
espontánea. Esto fue de inmediato captado por su
audiencia, que quedó tan impresionada por aquel detalle
que todavía hoy lo recordamos (Miralles, 2008).

Sin necesidad de caer en ese tipo de excentricidades, la
espontaneidad es el mejor instrumento para que, sin ir en contra
de nadie, reivindican su derecho a salirse de la
manada.

El miedo que infunde nuestra realidad, sometida al
constante cambio, hace que muchas personas se escuchen en lo
normal y razonable para lograr una aceptación
social que las haga sentirse protegidas. Sin embargo, el reto de
ser uno mismo requiere que salgamos de las emociones
estereotipadas y reclamemos nuestro propio lugar en el mundo
(Miralles, 2008).

Cuando dejamos de actuar para gustar a otros, para
parecer lo que no somos, empezamos a ser genuinos y a marcar
nuestro propio paso (Miralles, 2008).

Aprendizaje sin
límites

Uno de los frenos para nuestra espontaneidad es la
pesada carga cultural que arrastramos. En la escuela nos
enseñan a acumular conocimientos, pero no a mirar el mundo
con sencillez. Aprendemos de a hablar en boca de otros, en lugar
de a encontrar nuestra propia voz. Sobre esto, el filósofo
hindú Jiddu Krishnamurti
afirmaba que el verdadero conocimiento
es lograr acallar el pensamiento
para que pueda surgir la verdad. Porque la sabiduría no
consiste en acumular conocimientos, sino justamente en liberarnos
de ellos para que pueda emerger lo más espontáneo
de nosotros mismos, sin condicionantes. Dicho de otro modo, para
encontrarse a uno mismo y a tener una visión clara de lo
que nos rodea, hay que desprender lo aprendido. Esto requiere,
según Krishnamurti, aprender a escuchar sin filtros
–prejuicios, opiniones o expectativas- ser capaces de
percibir la vida más allá del ruido de las
palabras: "nuestro escuchar es siempre con una idea preconcebida
o desde un punto de vista particular. No escuchamos simplemente;
se interpone siempre la pantalla de nuestros propios
pensamientos, de nuestras conclusiones, de nuestros prejuicios
[…] Para escuchar, tiene que haber quietud interna, una
atención relajada. Hay que estar libre del esfuerzo de
adquirir. Casi todos vamos tras los resultados, requerimos
alcanzar metas; estamos siempre venciendo y conquistando; en
consecuencia, no escuchamos." (Miralles, 2008).

Dentro de la tradición espiritual india, el
propio Buda afirmaba que la finalidad del conocimiento es elevar
nuestra perspectiva, no contaminarla. Haciendo un símil
con una barca, decía que no tiene ningún sentido
seguir cargando con ella una vez que hemos alcanzado la otra
orilla. Del mismo modo, lo que aprendemos a lo largo de la vida
tiene que servirnos para comunicar por nuestro propio píe,
sin necesidad de cargar con las lecciones y, mucho menos, con el
maestro (Miralles, 2008).

Un relato tradicional hebreo cuenta que un rabino de
Sodagora enseñaba un día a sus discípulos el
cómo la sabiduría brota espontáneamente de
todas las cosas:

"De todo absolutamente de todo, podemos aprender algo,
-afirmaba-. No hay nada en el mundo que no pueda
enseñarnos algo. Y no me refiero solamente a lo que forma
parte de la creación de Dios, sino también a lo que
le hombre haya
podido fabricar. Todo, sí, todo nos da enseñanza. "(Miralles, 2008).

Uno de sus discípulos, que no estaba nada
convencido, le preguntó:

"Pero, Maestro, ¿Qué puede informarnos el
ferrocarril?"

"Que por un instante, por un solo segundo, podemos
llegar tarde y perderlo todo", respondió el rabino.
"¿Y el telégrafo?", preguntó
otro.

"¡Que cada palabra cuenta y que no las cuentan
todas!"

"¿Y el teléfono?"

"¡Que allí se oye lo que aquí
decimos!"

Esta historia ilustra un aspecto
importante de la espontaneidad, que no sólo está en
cómo nos conducimos, sino también en nuestra forma
de relacionarnos con el mundo y aprender de él (Miralles,
2008).

Podemos limitarnos a la enseñanza reglada que
hemos recibido en la escuela, el instituto o la universidad,
cargada de contenidos genéricos que nunca llegaremos a
emplear, o bien considerar la sabiduría como un perfume
que se halla en todas las cosas, siempre que nos acerquemos
espontáneamente a ellas (Miralles, 2008).

Todo es posible en la
vida

Uno de los modernos gurús que abogan por la
espontaneidad como camino para encontrar la sabiduría es
Lee Lozowick. Este continuador de la tradición india
baul sostiene que aquello que despierta lo más
genuino de nosotros puede hallarse tanto en las escrituras
sagradas como en un poema sufí o, incluso, en una
canción de Rock and roll (Miralles,
2008).

Para lograr que sus discípulos encontraran su
propia esencia, en los primeros tiempos decidió recurrir a
la llamada sabiduría loca: el maestro
actúa de manera excéntrica o inesperada –por
ejemplo, se pone a bailar durante una grave ceremonia- para
provocar una reacción en su audiencia. Es algo parecido a
los talleres de psicomagia de Alejandro Jodorowsky o los
médicos de Gurdjieff. Lo fresco o irreverente, incluso lo
perturbador, tiene como misión
romper la coraza del alumno para que empiece a experimentar la
realidad por sí mismo. Lozowick habla así sobre la
necesidad de ser espontáneos y no supeditarnos a lo
convencional: "la vida es mucho más amplia que las
limitaciones que queramos ponerle, y necesitamos estar en
permanente romance con ella. Si no lo hacemos, corremos el riesgo
de quedar enterrados bajo nuestras circunstancias personales. Es
fácil convertirse en un autómata que se levanta de
la cama, trabaja como un buey y dedica un tiempo a las
prácticas espirituales, pero todo esto son hábitos
mecánicos (…) Para liberarte de ellos, tienes que
encarar la vida con ,una mentalidad infantil, sentirte siempre un
principiante y creer en milagros, como que cada día puede
suceder cualquier cosa." Esta disposición de
espíritu es la que permite a nuestra vida no esté
predeterminada. Cuando nos convencemos de que todo es factible,
incluso los cambios que deben operarse en nosotros, de repente,
nuestra realidad se convierte en un campo lleno de posibilidades
(Miralles, 2008).

Conclusión

Vivimos tiempos de grandes vicios internos de "desnutrición anímica". Nos vemos
constantemente avocados a una ansiedad del tamaño de un
agujero negro que nos lleva a ser devoradores de cosas, de
experiencias, de tiempo. Nada parece que nos satisfaga del todo.
Así pues, algunos cambios son necesarios para pararnos
justo donde estamos y disfrutar de lo que somos y de lo que
tenemos, en vez de atiborrarnos de la palabra "cantidad"
deberíamos disgustar la palabra "calidad" (Cano,
2008).

Hay que poner atención a nuestra nutrición, tratar que
esta sea equilibrada, para que nuestro organismo posea la
cantidad necesaria de nutrientes, y funcione adecuadamente;
así mismo, procurar tomar un promedio de 2.5 litros
diariamente. Ello nos ayudará a lograra un estado
físico y emocional mejor -mayor "bienestar".

Bibliografía

  • CANO, Montse, 2008. En tiempos de
    desnutrición anímica
    . Integral. Vive
    mejor en un mundo mejor
    . España: N.348, julio 2008. P.
    2.

  • DE LA TORRE, Natalia. 2008. 15 alimentos para ser
    más felices
    . Integral. Vive mejor en un mundo
    mejor
    . España: N.348, julio 2008.
    Pp.46-51.

  • MIRRE, Juan Carlos. 2008. Dieta y mal comportamiento en la escuela.
    Integral. Vive mejor en un mundo mejor.
    España: N.348, julio 2008. P. 18.

  • MIRALLES Francesc, 2008. Abrirse a la
    espontaneidad
    . Integral. Vive mejor en un mundo
    mejor
    . España: N.348, julio 2008. Pp.
    60-63.

 

 

 

 

Autor:

José Luis Villagrana
Zúñiga

Licenciado y Maestrante por la Unidad Académica
de Economía, Universidad Autónoma de
Zacatecas, México.

Zacatecas, Zac., Estados Unidos
Mexicanos, Diciembre de 2008.

29/01/2009

[1] Ver el artículo de Mirre titulado:
"dieta y mal comportamiento en la escuela" Integral. Vive mejor
en un mundo mejor. España: N.348, julio 2008. P. 18.

[2] Tomado del artículo "15 alimentos
para ser más felices"

[3] Tomado del artículo "Abrirse a la
espontaneidad", de Miralles 2008.

Partes: 1, 2
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