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Rubén Darío, un gran renovador (página 2)



Partes: 1, 2

Lucidez paralítica ese fue el verdadero drama de
Darío con su tiempo.

Papel del poeta dentro del Modernismo

Después de publicado Azul en 1888, emprende un
periplo de viaje que lo lleva a España,
New York y termina en la Argentina en 1893 . Es en Buenos Aires,
donde Darío, al fin, armar su escuela
poética. Encontrará en Leopoldo Lugones a su
discípulo más brillante y en Manuel Freyre a un
ferviente seguidor. Muertos los grandes iniciadores de la primera
generación, Martí,
Gutiérrez Nájera, Casal, Silva. Darío, solo
en su misión,
comienza la titánica tarea de conceptualizar el movimiento ,
de darle un fundamento teórico . En el año 1896
publica Prosas profanas, poemario que
habría de convertirlo en protagonista fundamental de la
revolución
literaria que es el Modernismo.
Asimismo con este poemario Darío introduce el concepto de
poeta-sacerdote y desde su perspectiva concibe a la
poesía
como anábasis espiritual y posibilidad de conocimiento.

Prosas profanas no es una mera colección
de poemas: En
ellos se expone el sentimiento aristocrático, el
desdeño hacia la realidad de su tiempo, se centra en una
poesía exótica, cosmopolita y llena de
añoranzas por épocas pasadas. Lo raro , lo
cosmopolita, las artes plásticas o musicales, la antigua
Grecia, la
Roma de los
Césares , el Medioevo, Francia en el
siglo XVIII, son temas y motivos del poemario que constituyen una
unidad lírica que lo convierten en un sólido
baluarte del movimiento que encabeza.

En este texto
encontramos 4 vertientes que marcarán temas, motivos,
atmósferas
propias del modernismo

1.) La frivolidad . La elegancia, los juegos, las
"risas y desvíos". La frivolidad como austero ideal
poético.

2.) El hedonismo. Fiestas, vinos, paseos, besos, flirts,
contemplación de formas bellas y de movimientos
gráciles.

3.) Lo erótico. Reflejo de sus
experiencias de placer. El erotismo constituye la más
contundente, orgánica, profunda y permanente motivación que subyace en el complejo
laberinto tropológico del poeta y del modernismo
.

4.) La actitud
reflexiva. El poeta se introduce en el interior del poema y
reflexiona sobre la vida, la muerte, el
destino. Este tono reflexivo de sus poesía se hará
más profundo con los años.

La Estética del Modernismo es Darío , a
el se deben los grandes temas del movimiento y que fueron luego
explorados por sus seguidores : los elementos exóticos,
los ambientes cultos, misteriosos, las metáforas
sensoriales y el empleo de
elementos simbólicos, el uso al máximo de los
recursos sonoros
del idioma conforman en gran medida esa estética
antiburguesa que fue el modernismo

Los temas darianos que abordan lo lejano, lo
clásico, lo mitológico con tintes paganos, sus
evocaciones históricas, legendarias, medievales, pero
sobre todo sus visiones del París dieciochesco. Sus
personajes de dioses, ninfas, centauros, vizcondes, marquesitas,
los Pierrots y Colombinas enmarcados en grandiosos jardines,
salones versallescos decorados con marfil, piedras preciosas,
etc… articulan en el modernismo todo un sistema
estético encaminado a buscar lo bello fuera de su
realidad.

Pero esa búsqueda de la belleza frente al mundo
sórdido de las prostitutas, los borrachos, y en general de
la sociedad
burguesa, la recreación
de atmósferas de elegancia y exquisitez hacen que la
estética modernista sea un gesto de rebeldía,
frente a la sordidez del presente.

Darío
dentro del Modernismo

La poesía rubendariana es el paradigma del
modernismo , en ella se reflejan de una u otra forma todos sus
miembros, es una poesía que se caracteriza por su ritmo
musical, gracias a las reforma del lenguaje que
el poeta realiza; de música rotunda o de
sonido leve,
de clamor o de murmullo, todo esto se alcanza por el prodigioso
dominio del
lenguaje de todos los miembros del movimiento. Marcha Triunfal es
un ejemplo de ello.

El empleo de recursos fónicos como las
aliteraciones, el lenguaje
culto y la adjetivación ornamental, el uso de sinestesias
cristalizan en versos de verdadera musicalidad que van en apoyo
de la imagen y ligado a
esto la métrica, suma de la métrica greco-latina,
dáctilos, anapestos, etc… con la española y que
aporta a los versos darianos la intensidad grácil del
ritmo típico en los poetas modernistas quienes aparte de
la métrica clásica se destacaron en el empleo de
los dodecasílabo (S.XV) y el alejandrino del Mester de
Clerecía.

Es decir Rubén
Darío alcanza en el modernismo un papel nunca antes
logrado ni por Góngora, Quevedo, Víctor Hugo, y
otros grandes maestros a los cuales siempre se les disputó
la primacía , al poeta nicaragüense no, disfruto en
vida de un poder absoluto
sobre el Reino que él había levantado y solo
él lo había dotado de sus leyes
regias.

Darío resaltó entre todos, no sólo
por la mayor fuerza de su
genio, sino
también porque de pronto se propuso un programa.
Buscó invenciones en la literatura de su tiempo. Se
pusó a perfeccionar todos los procedimientos no
trillados . Y este afán de perfección verbal es lo
permanente en su obra. En cierta medida es esa voluntad de estilo
lo que define el modernismo.

Con Darío a la cabeza, avanzó triunfante
el modernismo, y sobre la marcha agregaron a sus maneras las
formas parnasianas, y las visiones simbolistas, ricas en
musicalidad. Lograron una renovación rítmica y la
sinestesia en sus formas más sorprendentes, las
evocaciones helenísticas, el rococó del siglo
XVIII, la japonería y la chinerías y símbolos de aristocracia, como el cisne o
la flor de lis, colecciones de objetos preciosos, museos de
arte,
cromatismos impresionistas, refinamientos nerviosos,
filosofías antiburguesas, crisis
morales, rebeliones políticas,
miniaturas de prosa poemática. Todo eso lo sumó el
movimiento en su marcha hacia su declinación entrado el
siglo XX

Entre
la
América
Latina y la América
Anglosajona

La angustia por el destino incierto de
América Latina es en el poeta modernista de una tremenda
desgarradura, oscila entre el pesimismo evasivo y la
visión luminosa de un futuro, detengámonos en estos
versos:

Faltos de los alientos que dan las grandes
cosas,

¿qué haremos los poetas sino
buscar tus lagos?

A falta de laureles son muy dulces las
rosas,

ya falta de victorias busquemos los
halagos.

La América española como la
España entera

fija está en el Oriente de su fatal
destino;

yo interrogo a la Esfinge que el porvenir
espera

con la interrogación de tu cuello
divino.[2]

Con ojo avizor ahonda en la América de su tiempo
y nos descubre sus glorias, sus vicios y los peligros que la
acechan desde el Norte. Ambas Américas, la Latina y la
anglosajona acaparan su atención oscilante entre una
exaltación patriótica y un pesimismo evasivo. La
grandeza del vecino del norte le provoca admiración pero
también le arranca desde lo más hondo de sí
su amor
patriótico y un anhelo de reivindicación de sus
raíces.

Frente a lo moderno de la
América del Norte, Rubén expone lo modernista de la
América Latina, transformando lo moderno en una manera de
decir, que convulsiona las costumbres poéticas, renueva el
léxico, las metáforas, la versificación y
las cadencias del verso, en gran medida por la
revalorización de antiguas fuentes
hispánicas como Gonzalo de Berceo y su mester de
clerecía, y, los autores barrocos Luis de Góngora y
Francisco de Quevedo. Darío muestra al frio
industrialismo del norte pragmático la calidez del
alma
latinoamericana, lo telúrico de sus raíces, la
riqueza de sus sentimientos y la posesión envidiable de un
idioma que se transforma en reafirmación de lo
hispánico y aborigen y en defensa de estas tierras
sufridas como las vio Martí.

En su poema "A Roosevelt" se aprecia esta
dicotomía entre su admiración por el Vecino del
Norte y su Amor por las Repúblicas
latinoamericanas.

Mas la América nuestra, que
tenía poetas

desde los viejos tiempos de
Netzahualcoyotl,

que ha guardado las huellas de los pies del
gran Baco,

que el alfabeto pánico
en un tiempo aprendió;

que consultó los astros, que
conoció la Atlántida

cuyo nombre nos llega resonando en Platón,

que desde los remotos momentos de su
vida

vive de luz, de fuego, de
perfume, de amor,

la América del grande Moctezuma, del
Inca,

la América fragante de
Cristóbal Colón,

la América católica, la
América española,

la América en que dijo el noble
Guatemoc:

«Yo no estoy en un lecho de
rosas»; esa América

que tiembla de huracanes y que vive de
amor,

hombres de ojos sajones y alma
bárbara, vive.

Y sueña. Y ama, y vibra, y es la
hija del Sol.

Tened cuidado. ¡Vive la
América española!

Hay mil cachorros sueltos del León
Español.

Se necesitaría, Roosevelt, ser, por
Dios mismo,

el Riflero terrible y el fuerte
Cazador,

para poder tenernos en vuestras
férreas garras.[3]

Pero en su poema Salutación al Águila
encontramos al Darío que en su momento vio al vecino del
norte, con visión fatalista, sobrevolando los destinos de
América Latina. El poeta toma el águila como
símbolo inmemorial y desde el Olimpo la relaciona con el
Águila de los Estados Unidos y
es que no tuvo la visión martiana del peligro real y en
sus versos esgrime la concordia entre el cóndor y el
águila: "Águila, existe el Cóndor. Es tu
hermano en las grandes alturas/…/ puedan juntarse ambos ,
en plenitud de concordia y esfuerzo

Salutación al
Águila

…May thís grand unión have
no end!

Fontoura Xavier

Bien vengas, mágica Águila de
alas enormes y fuertes

a extender sobre el Sur tu gran sombra
continental,

a traer en tus garras, anilladas de rojos
brillantes,

una palma de gloria, del color de la
inmensa esperanza,

y en tu pico la oliva de una vasta y
fecunda paz.

Bien vengas, oh mágica
Águila, que amara tanto Walt Whitman

quien te hubiera cantado en esta
olímpica jira,

Águila que has llevado tu noble y
magnífico símbolo

desde el trono de Júpiter, hasta el
gran continente del Norte.

Ciertamente, has estado en las
rudas conquistas del orbe.

Ciertamente, has tenido que llevar los
antiguos rayos.

Si tus alas abiertas la visión de la
paz perpetúan,

en tu pico y en tus uñas está
la necesaria guerra.

¡Precisión de la fuerza!
¡Majestad adquirida del trueno!

Nec-sidad de abrirle el gran vientre
fecundo a la tierra

para que en ella brote la concreción
del oro de la
espiga,

y tenga el hombre el
pan con que mueve su sangre.

No es humana la paz con que suenan ilusos
profetas,

la actividad eterna hace precisa la
lucha:

y desde tu etérea altura tú
contemplas, divina Águila,

la agitación combativa de nuestro
globo vibrante.

Es incidencia la historia. Nuestro destino
supremo

está más allá del
rumbo que marcan fugaces las épocas.

Y Palenke y la Atlántida no son
más que momentos soberbios

con que puntúa Dios los versos de su
augusto Poema,

Contrasta la actitud de Darío en Oda a
Roosevelt
con la asumida en Salutación al
Águila.
Mientras que en el primero se aprecia un tono
de advertencia, en el segundo el tono es mas bien de
admiración de aquiescencia ante el destino
manifiesto.

Darío y
la
filosofía de su tiempo

En filosofía, Darío reacciona
contra el positivismo, e
inclina su interés
hacia la teosofía de Annie Besant y Helena Blavatsky,
así como por los estudios de Max Nordau sobre la
degeneración, y las nuevas filosofías de la vida de
Henri Bergson y Arthur Blondel, La espiritualidad de la Blavatsky
y la mística de Bergson se acercan más al credo modernista
que las doctrinas propugnadas por Augusto Conté ; pero en
definitiva Darío no puede ser positivista en tanto esta
filosofía se opone a la metafísica
y a la teología por considerarlas imperfectas, mientras
que para él las cosas están transidas de una
esencia espiritual que las convierten en objeto de la
poesía por el simple hecho de esa metafísica del
poeta. Es en su narrativa donde más se aprecia la
influencia de la teosofía en Darío, aunque en sus
versos late una honda metafísica y descubrimos la mirada
mística del poeta apresando un mundo sublime en juegos de
vocablos y orquestaciones fónicas.

La
cuentística rubendariana

Es en la  narrativa, donde mas oposición al
realismo hace
Darío que opta por los ambientes históricos o el
reflejo experiencias de alucinación y locura, y la
descripción de ambientes de refinada
bohemia, a menudo idealizados líricamente o de
atmósfera fantástica y alegórica como lo es
el :

El velo de la reina Mab

"La reina Mab, en su carro hecho de una sola perla,
tirado por cuatro coleópteros de petos dorados y alas de
pedrería, caminando sobre un rayo de sol, se coló
por la ventana de una buhardilla donde estaban cuatro hombres
flacos, barbudos e impertinentes, lamentándose como unos
desdichados.

Por aquel tiempo las hadas habían repartido sus
dones a los mortales. A unos habían dado las varitas
misteriosas que llenan de oro las pesadas cajas del comercio; a
otros, unas espigas maravillosas que al desgranarlas colmaban las
trojes de riqueza; a otros, unos cristales que hacían ver
en el riñón de la madre tierra, oro y
piedras preciosas; a quiénes, cabelleras espesas y
músculos de Goliat y mazas enormes para
machacar el hierro
encendido, y a quiénes, talones fuertes y piernas
ágiles para montar en las rápidas
caballerías que se beben el viento y que tienden las
crines en la carrera.

Los cuatro hombres se quejaban. Al uno le había
tocado en suerte una cantera, al otro el iris, al otro el ritmo,
al otro el cielo azul".[4]

En esta narración se aprecian
características de la cuentística rubendariana, La
intensa subjetividad, el carácter fantástico de la
descripción de la Reina Mab, lo alegórico de los
dones repartidos por las hadas y lo simbólico de los
cuatro hombres que se quejan de sus dones, como reflejo de la
inconformidad humana ante la libertad
representada en el cielo azul, la capacidad de apreciar lo bello
dado en el iris, el don del ritmo que aporta el movimiento, la
música y el verso y la cantera que cincela el arte ,
el trabajo;
pero también observemos la descripción de esos
cuatro hombres flacos, barbudos e impertinentes,
lamentándose como unos desdichados
y conoceremos lo
que pensaba Darío acerca de la posesión de estos
dones de la creación, son Dones que ni el humano comprende
el valor
incomparable de su tenencia, pero no son dones de riqueza, son
dones del espíritu, son los dones del arte.

La intensidad de la imagen y los elementos descriptivos
refuerzan su carácter alegórico.

Si resumimos el cuento
podremos adelantar algunas de las características de la
narrativa rubendariana:

  • Tono reflexivo y
    alegórico.

  • Atmósfera fantástica en
    oposición a la realidad

  • Imágenes de gran intensidad
    llenas de luz y color dado por las pedrerías, el rayo
    de sol. Opuestas a la bohardilla donde habitan los cuatro
    hombres famélicos.

  • Empleo de símbolos que
    concretizan la narración y posibilitan su
    brevedad.

  • Intenso lirismo y presencia del poeta
    encarnado en los cuatro hombres que dan la dicotomía
    poeta /sociedad.

  • Intensión evasiva de una
    realidad que no comprende al artista dado en ese velo de la
    Reina Mab, pero como expresa de la Barra en el prólogo
    de Azul:

"Desgraciadamente, ese velo delicado se
rompe y se evapora al soplo brutal de la realidad, fría y
dura y tremenda". Escribe E. de la Barra en su prologo a
Azul

Y así queda Darío frente a la
dureza de su época desnudo, aterido por las gélidas
brisas de su tiempo

En uno de los cuentos
encontramos que un personaje expresa:

—Creo— contesté con voz
firme y serena—en Dios y su Iglesia. Creo
en los milagros. Creo en lo
sobrenatural.[5]

En este Credo se resume la actitud
filosófica del poeta y su reacción antipositivista,
pero también refleja una constante en muchos de sus
cuentos: el tema de lo sobrenatural, las atmósferas
oníricas, la presencia de la divinidad en los destinos
humanos.

En su cuento: "El Rey Burgués" se
lee:

"Un día le llevaron una rara especie de hombre ante su
trono, donde se hallaba rodeado de cortesanos, de
retóricos y de maestros de equitación y de
baile.

-¿Qué es eso? preguntó.

-Señor, es un poeta."

Es decir, en este delicioso cuento, el
poeta como rareza que se muere de hambre, simboliza el ser
incomprendido, aplastado por el mundo burgués, pero
también esta el Darío antiacademicista, el poeta
que rompe con la tradición y es apartado y maldito, pero
ese poeta vive del fuego y la esperanza que le da la
poesía:

"…pensando en que nacería el sol del
día venidero, y con él el ideal,
tiririrín…, y en que el arte no vestiría
pantalones sino manto de llamas, o de oro… Hasta que al
día siguiente, lo hallaron el rey y sus cortesanos, al
pobre diablo de poeta, como gorrión que mata el hielo, con
una sonrisa amarga en los labios, y todavía con la mano en
el manubrio.

¡Oh, mi amigo! el cielo está opaco, el
aire frío,
el día triste. Flotan brumosas y grises
melancolías…

Pero ¡cuánto calienta el alma una frase, un
apretón de manos a tiempo! ¡Hasta la
vista!"

Estamos en presencia de un relato artístico,
refinado, sugerente, con anécdota precisa y brillantes
ambientaciones, con símbolos muy adecuados al gusto
modernista donde se postulan como valores
superiores el sentimiento, la poesía como vehículo
de ascenso hacia niveles espirituales; se rechaza el utilitarismo
y la ancilaridad del arte burgués, se expone al poeta como
un valor humano autónomo, divorciado del pragmatismo
burgués. Se resume la imagen del poeta modernista y su
gusto por el lujo, lo exótico, los interiores barrocos, la
rareza contenidas en sus descripciones, los adjetivos empleados,
la bohemia; pero también el ser incomprendido
intimo y doliente del Darío desarraigado
socialmente.

Rubén
Darío entre José Martí y Julián del
Casal

¡Oh, Maestro, que has hecho! exclamó
Darío al enterarse de la muerte en Dos
Ríos de José Martí, con esa frase dejaba
claro el poeta nicaragüense para la posteridad de su
reconocimiento al poeta cubano como su mentor en el movimiento
que ya avanzaba impetuoso por América , el modernismo;
pero a su vez nos deja ver su incomprensión de la postura
revolucionaria del cubano. Para Rubén el poeta
Martí está por encima de la misión
libertaria del revolucionario, reconoce en la poesía
martiana el germen del modernismo y la apertura hacia una
libertad literaria desconocida hasta entonces en las letras
hispanoamericanas, Martí da el primer paso hacia esa
independencia
literaria a través de las crónicas que ya publicaba
en importantes periódicos de Hispanoamérica y que
propagaría después Rubén Darío en sus
visitas a las capitales del continente.

José Martí con respecto a Darío se
sitúa en una posición nunca alcanzada por el
nicaragüense . El Poeta Cubano asume el modernismo no solo
como acto de independencia intelectual, sino que su palabra
transformadora deja atrás la experimentación sonora
y semántica del verso para adentrarse en la
transformación social que urgía en su patria, para
Martí Modernismo es algo más que
transformación del verso, no so es modernismo ante
modernidad es
independencia nacional y es antiimperialismo. A mi juicio no
existe documento que arroje más luz de la postura martiana
desde el modernismo que su ensayo
"Nuestra América", donde se postula la otra cara del
movimiento. "¡Porque ya suena el himno unánime; la
generación actual lleva a cuestas, por el camino abonado
por los padres sublimes, la América trabajadora; del Bravo
a Magallanes, sentado en el lomo del cóndor, regó
el Gran Zemí, por las naciones románticas del
continente y por las islas dolorosas del mar, la semilla de la
América nueva!"[6] Aquí esta la otra
visión del modernismo, que bien valora Juan Marinello, la
visión martiana desde un Modernismo militante, no evasivo,
sino social.

Es incuestionable que el acercamiento de Martí a
los clásicos españoles como los místicos
Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, los barrocos
Quevedo y Góngora, Calderón y Tirso de Molina no es
el mismo como lo hace Darío. Martí se acerca con el
deslumbramiento ante los que nos legaron una lengua
enriquecida y las rescata y reactualiza, Darío lo hace
para transformar el legado, el merito de Martí esta en
descubrir el valor enriquecedor de la herencia , en
Darío el mérito estriba en transformarlo, en
buscarle nuevas aristas, combinarlos para nuevas
sonoridades:

Jesús, incomparable perdonador de
injurias,

óyeme; Sembrador de trigo, dame el
tierno

pan de tus hostias; dame, contra el
sañudo infierno

una gracia lustral de iras y
lujurias.

Dime que este espantoso horror de la
agonía

que me obsede, es no más de mi culpa
nefanda;

que al morir hallará la luz de un
nuevo día,

y que entonces oiré mi
«¡Levántate y anda!»

(Spes)

Los claros clarines de pronto levantan sus
sones,

su canto sonoro,

su cálido coro,

que envuelve en un trueno de oro

(Marcha Triunfal)

Para un príncipe enanoSe hace esta
fiesta.Tiene guedejas rubias,Blandas guedejas;Por sobre el hombro
blancoLuengas le cuelgan.Sus dos ojos parecenEstrellas
negras:¡Vuelan, brillan, palpitan,Relampaguean!Él
para mí es corona,Almohada, espuela,

(Ismaelillo)

En las estrofas anteriores hemos querido
reflejar la forma de como cada uno se acerca a las influencias de
los Siglos de Oro español, hemos subrayado el empleo de
vocablos propios de los místicos españoles, de
Berceo, Calderón, Tirso y otros . Mientras que en
Martí el símbolo adquiere carácter
patriótico, en Darío posee una honda
subjetividad

Julián del Casal solo se acerca a Darío en
su tercer poemario en el que se revela su más
sombría visión, personal, audaz e
innovador. Es sus versos apreciamos el anhelo de alcanzar una
forma suprema, el logro de la flexibilización del verso,
su inclinación a las sensaciones enfermizas, las
transposiciones artísticas, el gusto por la cultura
helenista o el rococó, las chinerías y
japonerismos, la maestría en disponer de palabras,
símbolos y objetos refulgentes, todo esto lo hace que gire
en la órbita del modernismo.

En sus mejores momentos, su poesía es
íntima. Y a pesar de lo breve de la vida del poeta, logra
esa interioridad que en Darío llevó mas tiempo
alcanzarlo. No hay en ella ni cantos civiles, ni descripciones de
la patria, ni relatos eróticos, o, mejor dicho, los
escasos versos de tema exterior son insignificantes no se
sentía atraído por la belleza del paisaje
cubano.

Su poesía, como la de Darío sale del alma
y su tema es la tristeza . Darío se enfrenta al mundo en
cierta medida, a Casal el mundo le es indiferente. Darío
se aterra de la muerte Casal se siente ya muerto en vida; y ve la
Parca con gozosa complacencia y hasta la busca cuando
escribe:

"Y sólo me sonríe en
lontananza,

brindándole consuelo a mi amargura,

la boca del cañón de una
pistola."

O estos versos de Nihilismo:

"Ansias de aniquilarme sólo siento

o de vivir en mi eternal pobreza

con mi fiel compañero, el descontento,

y mi pálida novia, la tristeza. "

Donde observamos un deseo de muerte absoluto.

El arte fue para él un refugio como lo fue para
el poeta nicaragüense y la producción poética de ambos
coinciden con las atmósferas aristocráticas , el
cosmopolitismo, lo exótica, la presencia de París,
los cisnes, las cortesanas dieciochescas, piedras preciosas, los
títulos "medallones", "cromos", "camafeos, "marfiles
viejos", ya anuncian su voluntad de artífice de formas y
colores. La
hondura del alma, sus más recónditos secretos son
expuestos en su poesía en Darío son Oriflama del
modernismo en Casal es quejido.

Dejo aquí este poema casalino donde se puede
apreciar muchas de sus características modernistas y la
presencia de Darío en ellas..

MIS AMORES[7]Soneto
PompadourAmo el bronce, el cristal, las porcelanas,Las vidrieras
de múltiples colores,Los tapices pintados de oro y floresY
las brillantes lunas venecianas.Amo también las bellas
castellanas,La canción de los viejos trovadores,Los
árabes corceles voladores,Las flébiles baladas
alemanas,El rico piano de marfil sonoro,El sonido del cuerno en
la espesura,Del pebetero la fragante esencia,Y el lecho de
marfil, sándalo y oro,En que deja la virgen hermosuraLa
ensangrentada flor de su inocencia.

A modo de
conclusiones

Darío al decir de Arrom "se forjó, desde
muy temprano, un ideal estético, y se mantuvo fiel a ese
ideal a través de toda su obra. Fue , pues consecuente
consigo mismo; dijo lo que pensaba e hizo lo que
decía."[8]

Y es que el autor de Azul fue un hombre poseído
por la poesía, fue un hombre de la literatura, un
productor verbal , un poeta de la estética, tuvo el
carácter de llevar hasta el final la estética del
modernismo "y tanto él como sus compañeros de
grupo
materializaron el mayor avance de la lengua y de la
técnica poética latinoamericana desde el siglo
XVII"[9]

El don de la armonía es uno de los secretos que
tiene para encantarnos[10]Ese es el gran legado
del poeta modernista el descubrimiento de la lengua portadora de
musicalidad, la palabra como instrumento de armonía , en
la cadencia rítmica del modernismo encontraremos esa
música del universo de la
que Martí hablaba.

Darle color al sonido y sonorizar el color son aportes
que enriquecieron el castellano a
partir del modernismo que descubrió que de las
combinaciones de letras, nacen los diversos matices del sonido,
del color y del sentimiento.

Trajeron al presente las leyes de la armonía que
ya Aristóteles había visto, pero la
enriquecieron con la visión angélica o
demoníaca de la realidad y sus sueños , logrando
establecer entre los sonidos de la música y los sonidos de
la palabra la relación armónica con que expresaron
sus ideas.

Jorge Luis Borges de
él dijo: Todo lo renovó Darío: la materia, el
vocabulario, la métrica, la magia peculiar de ciertas
palabras, la sensibilidad del poeta y de sus lectores.

Pero el poeta Darío en su evolución permanente, en su afán
transformador rompe las fronteras de lo que él mismo
había alcanzado en el uso del lenguaje y es entonces que
anuncia lo que vendría después: las vanguardias
literarias, en ese sentido desbrozó el camino hacia el
cambio que se
avecinaba. Sería muy esclarecedor un estudio de algunos
elementos de la vanguardia
presentes en Darío. ¿El Maestro fue influenciado
por los ismos, lo que ya se venía gestando? O
¿aporta el Maestro a las vanguardias?

Lo que sí es cierto y lapidario es que antes de
Darío hubo un silencio, como bien dice Octavio Paz,
después de Darío fueron los címbalos
triunfales (permítaseme utilizar a Carpentier) de una
poesía renovada y una lengua enriquecida.

Bibliografía

  • 1. La Dramática vida de
    Rubén Darío. Torres , Edelberto. Editorial Arte
    y Literatura, Ciudad de La Habana, 1982.

  • 2. Poesía, Rubén
    Darío, prólogo de Julio Valle- Castillo.
    Editorial Letras Cubanas , Ciudad de La Habana,
    1989.

  • 3. Azul, prologo de de la Barra.
    E. en

  • 4. Poesía de Rubén
    Darío, Casa de las Américas, 1980

  • 5. Epílogo de Poesía
    , Rubén Darío por Rama, Ángel .
    Editorial Letras Cubanas , Ciudad de La Habana,
    1989.

  • 6. Enciclopedia Encarta,
    2008.

  • 7. Materiales
    digitalizados dados por la profesora.

 

 

 

Carlos Emilio Caraballo

[1] Imbert, Enrique Anderson , Rubén
Darío, poeta, Fondo de Cultura Económica,
México, 1952. Contenido en Material de
estudio del postagrado.

[2] De "Los Cisnes" En Cantos de Vida y
Esperanza, Rubén Darío, en www.librodot.com

[3] "A Roosevelt" en Cantos de Vida y
Esperanza, Rubén Darío, en www.libridot.com

[4] Extraído de los materiales de
estudio entregados para el Diplomado.

[5] De "El caso de la señorita Amelia"
de los documentos
dados para el diplomado.

[6] "Nuestra América", Martí,
José, en www.noveles.com

[7] De Poesías de Julián del Casal en
www.lospoetas.com, visitado el día 20 de agosto del
2008

[8] Introducción a Rubén Darío,
p.19 citado por Julio Valle-Castillo, Poesía de
Rubén Darío, Editorial Arte y Literatura, La
Habana , 1989.

[9] Literatura
Latinoamericana, de Berrios Guevara , Yennier M.
www.monografias.com
y tanto él como sus compañeros de grupo
materializaron el mayor avance de la lengua y de la
técnica poética latinoamericana desde el siglo
XVII

[10] Prólogo de "Azul" por de la
Barra, E. en www.librodot.com

Partes: 1, 2
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