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¿Es necesario prescindir del argumento divino para explicar el origen del Universo?




Enviado por Luis Eduardo Cantero



Partes: 1, 2

    1. La ciencia
      y el origen del universo
    2. El
      principio del Universo
    3. El origen
      del Universo
    4. Desafío
      de los científicos a la teología
    5. Conclusión
    6. Bibliografía

    Introducción

    El tema de Dios ha sido tocado en los últimos
    años del siglo XX por varios científicos que desde
    la física han
    entrado en el campo filosófico o teológico. Uno de
    ellos, es el conocido científico Stephen Hawking, en su
    libro
    Breve historia del tiempo ha
    rechazado el argumento de recurrir a Dios para explicar el
    origen del
    Universo. Otros físicos han seguido caminos opuestos:
    Un ejemplo a citar Paul Davies, en su libro La Nueva
    Física y Dios
    ha llegado a la existencia de Dios como
    explicación ultima del universo. Esta
    discusión no es nueva, como ha sucedido con la filosofía y la teología; pues la
    cuestión de Dios toca el centro de la existencia humana y
    ante ella el ser humano nunca queda indiferente. En el campo
    científico se ha planteado de maneras diferentes del
    nacimiento de la nueva ciencia con
    los principios
    newtianos: La física cuantica de Stephen Hawking
    ("Historia del Tiempo", 1992: 13 – 32). En este
    artículo estaremos hablando acerca de la ciencia y
    el origen del universo, y los desafíos que ésta le
    origina a la teología; para ellos nos limitaremos a la
    teoría
    científica de Hawking.

    La ciencia y el
    origen del universo

    El origen del universo es un tema difícil de tratar
    tanto filosóficamente como científicamente. En los
    libros y
    artículos leído por el autor para realizar este
    artículo, sobre el tema en cuestión, es raro que el
    científico, cosmólogo, puede ser por su pobre
    formación filosófica y teológica sean
    capaces de precisar filosóficamente y
    teológicamente los diversos significados de la palabra
    creación. Por ende, es necesario aclarar que no es lo
    mismo origen y principio. Ambos términos no son
    sinónimos, si usamos la etimología como
    aproximación a su significado; el primero hace referencia
    a una generación, esto es a existencia. El segundo, en
    cambio, hace
    referencia a tiempo, no a generación en primer lugar, sino
    a comienzo. Es posible que coincida la generación con el
    comienzo temporal, pero, en general no tienen porque coincidir.
    Hay una relación entre ambos conceptos, relación
    que la ciencia y la teología han de precisar. Este
    artículo tiene como objetivo
    presentar la hipótesis planteada por Hawking al comienzo
    del mismo y nos proponemos analizarlo desde el punto de vista
    científico y filosófico.

    El principio del
    Universo

    Antes de dar una respuesta a la pregunta si Dios tuvo que ver
    en el principio o fue un suceso de la causalidad; para responder
    es necesario partir de la cosmología Aristotélica.
    El concepto de
    principio temporal del universo, no existe en el pensamiento
    científico y filosófico de Aristóteles. Para él, los cuerpos
    celestes están en movimiento de
    rotación uniforme y fueron puestas en movimiento por el
    motor
    inmóvil desde la eternidad. Aristóteles no tiene un
    concepto de creación propio del judaísmo y cristianismo.
    Por lo tanto, no tiene ningún prejuicio
    religioso que le impida afirmar este movimiento continuo del
    cosmo, una especie de movimiento inercial, mucho antes de que
    éste fuera descubierto. Como todo modelo de
    explicación del universo fue abandonado y sustituido por
    el modelo Tolemaico de los epiciclos. Pero, dichos modelos eran
    considerados en la antigüedad como meros modelos
    descriptivos, no explicativos de la realidad por lo que no se
    puede pedir a estos modelos una explicación del principio
    u origen del universo. Ahora damos un salto de muchos siglos,
    dejando a un lado las observaciones de Thomas de Aquino y nos
    encontramos con el modelo copernicano. Este nuevo modelo trajo
    como efecto secundario el principio de la reflexión sobre
    las dimensiones del universo. Copérnico mantiene de las
    cosmologías medievales la bóveda celeste. Pero el
    hecho de poner al sol en el centro del universo y a la tierra en
    movimiento alrededor de él. Demos otro saltito de los
    fracasos de Tycho Brahe (1546 – 1601), el caso de Galileo y
    dejando de un lado, a un grande Newton.
    Pasamos a la paradoja de Olbers, formulada en el siglo
    XIX.

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