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De la ciencia de la dirección a la dirección educacional (página 2)



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La historia de la dirección está vinculada
estrechamente al nivel de desarrollo
natural e intelectual alcanzado por el hombre en
cada uno de los sistemas sociales
por los que la humanidad ha transitado. O sea, se vincula tanto
al desarrollo de las fuerzas productivas como al de las
relaciones de producción y es al mismo tiempo un
factor movilizador de ambos elementos.

Desde que el hombre se
unió con otros para acometer tareas superiores a sus
fuerzas individuales, y que tenían como finalidad
fundamental resolver sus problemas de
alimentación y vestido, comienzan a surgir
las cuestiones más elementales en el marco de planificar y
organizar el trabajo del
grupo social.
La dirección, por tanto es inherente a la sociedad, en
cualquiera de sus niveles de desarrollo y su evolución es una consecuencia de la
evolución de la misma sociedad.

Los antecedentes de la dirección aparecen
formando parte de la propia historia del hombre, como elemento
integrador y como modo de conducir al grupo social a determinado
fin.

El surgimiento de la sociedad esclavista y con esta la
creación del Estado
impulsaron el desarrollo de leyes
jurídicas lo que contribuyó a organizar y regular
el funcionamiento de enormes imperios con grandes complejos
tributarios, se desarrolla una estructura
estatal y dentro de ella múltiples órganos. Ya en
este estadio desaparece el carácter intuitivo de la dirección y
se manifiestan algunas de sus principales
regularidades.

Dentro de la sociedad feudal se desarrollan formas de
explotación más avanzadas. En esta etapa la
dirección alcanzó su máxima expresión
en la iglesia
católica, que era la verdadera armazón
ideológica de la sociedad. La iglesia para mantener su
hegemonía necesitaba un aparato fuerte, disciplinado y
homogéneo en su acción,
lo que la obligó a desarrollar determinados principios y
métodos
para su funcionamiento, por lo que se convirtió así
en el sistema de
dirección más completo de la
época.

La necesidad de la sistematización del conocimiento
de la dirección, de su elaboración teórica y
práctica en toda su integridad, se manifestó con
fuerza de
necesidad cuando triunfó la revolución
industrial y el capitalismo
manufacturado se transformó en capitalismo mecanizado. El
desarrollo impetuoso de las fuerzas productivas y el avance de
las relaciones de producción burguesas en pleno auge,
determinaron el surgimiento de enormes empresas con
miles de obreros y más tarde de los insaciables
monopolios. Ya la gestión
económica no podía depender solamente del
conocimiento empírico.

La revolución
industrial es un resultado del surgimiento de las relaciones
capitalistas de producción. Sin la existencia de un
mercado interno
ampliado y estable, y sin la presencia de las condiciones
propicias para que la ganancia pudiera ser realizada, no hubiera
sido posible este fenómeno. Hubo un desarrollo de las
fuerzas productivas que transformaron lo fundamental de las
relaciones feudales en capitalistas, las cuales, a su vez
sirvieron de marco para un ulterior desarrollo de las fuerzas
productivas que caracterizan este proceso, se
delimitan claramente los rasgos básicos de la sociedad
capitalista, la contradicción fundamental entre los
productores de riquezas y la apropiación de sus resultados
por los propietarios de los medios de
producción, y se acentúan las diferencias entre los
obreros y los propietarios de los medios de
producción.

Todo este cambio
cualitativo y cuantitativo en el objeto sobre el cuál
actúan las ciencias de la
dirección, puso en crisis todas
las experiencias anteriores y se hizo necesario que, a partir de
una nueva base económica, y por ende a partir de un nuevo
modo de producción, surgiera una transformación y
una renovación total de esta disciplina.

Esta transformación y renovación no fue
inmediata. Como se conoce, los cambios en la superestructura
tienen una dinámica mucho menor que los cambios en la
base. De aquí que la dirección, como ciencia, no
comenzara a adquirir tal connotación hasta principios del
siglo XX.

Era imprescindible la elaboración de una
disciplina que recogiera la experiencia acumulada por la
humanidad durante milenios en la dirección de la
producción, y que proyectara sus perspectivas hacia el
futuro inmediato: elevar su eficiencia y
aumentar sustancialmente la cuota de ganancia que recibían
los capitalistas. Los intereses de la burguesía así
lo exigían. "A este llamado clasista respondían con
prontitud y eficacia un grupo
de destacados capitalistas encabezados por Taylor, Farol,
Ford, Gatt y otros.
Al respecto Engels expresó: "una necesidad técnica
hace avanzar más a la ciencia que
diez universidades; aquí se cumplió a plenitud la
necesidad de perfeccionar el funcionamiento de las empresas y
elevar el nivel de rentabilidad.
Esto fue un factor decisivo en la creación de la
dirección capitalista, a finales del siglo XIX y
principios del XX como una disciplina con carácter
independiente"[4].

Al igual que otras disciplinas, la dirección
aparece, inicialmente, como un proceso eminentemente
empírico. Las primeras conclusiones acerca de los
mecanismos de la dirección surgen como resultado del
método de
prueba y error.

En las condiciones del socialismo
corresponde al genio de
Vladimir Ilich Lenin la creación a partir de las bases
trazadas por Marx y Engels,
del sistema teórico y práctico de principios, leyes
y métodos de dirección socialista.

Posteriormente, numerosos dirigentes, técnicos e
investigadores han hecho su aporte valioso al desarrollo de esta
nueva disciplina. A esto se ha unido la necesidad de lograr la
dirección efectiva de las grandes organizaciones
modernas, que aceleró el proceso de descubrimiento de
nuevos principios, métodos, técnicas y
estilos de dirección.

Otro factor importante que contribuyó al
desarrollo de una ciencia de la dirección fue el aporte
que otras ciencias
sociales, económicas y técnicas hicieron, y lo
cual dio carácter interdisciplinario a la dirección
contemporánea.

Es por tanto en el siglo XX, que se establece la
dirección como disciplina independiente y consecuentemente
se definen su objeto, métodos, leyes, principios y
procesos.

Fundamentos de la
dirección como ciencia

Puede afirmarse, entonces, que en las condiciones
actuales la dirección reúne todos los factores
básicos para ser considerada una ciencia, pudiendo
señalarse entre los principales los siguientes:

  • Existe la necesidad objetiva de la dirección
    como mecanismo regulador de los movimientos y cambios del
    objeto de dirección, de manera tal que el mismo se
    mantenga dentro de un estado determinado o pase de un estado
    a otro.

  • La dirección posee leyes y principios, y
    reglas propias que tienen una relación causa-efecto,
    no solo dentro de la propia disciplina de la
    dirección, sino además en la
    interrelación de la misma con el objeto
    dirigido.

  • Posee objetivos y unidad de elementos. Puede ser
    enseñada y aprendida.

A todo lo anterior debe añadirse que la calidad de la
dirección resulta imprescindible para la
asimilación del desarrollo científico
técnico y que no hay esfera, sector o rama, ni siquiera la
propia vida personal que
escape a su alcance y posibilidades.

El estudio y la
investigación en el campo de las ciencias de la
dirección se basan consecuentemente, en la
aplicación de métodos científicamente
fundamentados. Estos métodos deben garantizar el enfoque
objetivo de
los fenómenos económicos sociales en su
acción y desarrollo, descubriendo sus relaciones internas
y externas, su interrelación y concatenación. En
las condiciones del socialismo la dirección tiene su base
metodológica fundamental en la filosofía marxista leninista asumiendo como
método principal el dialéctico materialista
así como otros métodos del conocimiento
científico.

La dirección como ciencia tiene un grado
determinado de complejidad en su estructura y modo de
funcionamiento. Su propia naturaleza
genera incluso numerosas ramas y especialidades de
aplicación e influyen sobre ella diversas
disciplinas.

Pueden mencionarse, entre las más importantes, la
cibernética, la computación electrónica, las matemáticas aplicadas, la estadística, la teoría
de la información, la psicología, la
sociología, el derecho y otras. Todas estas
ciencias han hecho y seguirán haciendo, aportes
importantes a la dirección moderna. Tanto el sistema como
sus interrelaciones tienen un carácter político
ideológico determinado. Ese carácter viene dado por
el espíritu clasista que tienen las propias ciencias
administrativas y, por tanto, por el objetivo que se persiga con
la utilización de sus instrumentos. Un análisis particularmente político
del empleo de los
aportes de las ciencias técnicamente muy desarrolladas al
campo de la
administración, lo constituye el discurso de
Osvaldo Dorticós, pronunciado el 10 de septiembre de 1973,
y donde señala los riesgos
ideológicos implícitos en una utilización
insuficientemente valorada en el orden político e
ideológico. Señala Dorticós: "Pero nunca
correr el riesgo y el
peligro ideológico y la desviación teórica
de creernos que las computadoras
sustituyen al hombre, sustituyen al Partido, sustituyen al
marxismo
leninismo, sustituyen a nuestras concepciones socialistas y
comunistas".[5]

La
dirección educacional. Sus
particularidades

Como ya se ha expuesto, la dirección no
está limitada a la esfera de la producción. Sus
leyes, principios y reglas, son igualmente extensibles a la
esfera social y dentro de ella a la
Educación.

Varias son las definiciones que pueden encontrarse
acerca de la dirección escolar, e incluso dentro de una
misma obra a partir de diferentes enfoques:

  • "La dirección escolar se analiza como un
    sistema de conocimientos sobre las regularidades de la
    realización del proceso docente y de educación
    de las nuevas generaciones, su realización requiere
    del estudio integral de la actividad de la
    escuela".[6] Esta definición, como se
    puede apreciar, está enfocada hacia un plano
    teórico.

  • "La dirección escolar es la creatividad del
    director y su colectivo de dirección en la
    aplicación consciente y creativa de las leyes y
    principios de la dirección social, de los logros de la
    pedagogía y la experiencia pedagógica de
    avanzada para asegurar la plena correspondencia entre los
    objetivos planteados por la sociedad y los resultados reales
    alcanzados por la escuela como institución docente
    educativa".[7] En esta otra, el enfoque va
    hacia un plano eminentemente práctico.

  • "La dirección escolar es la disciplina
    pedagógica que estudia el proceso de la
    dirección de la escuela y que vista desde un plano
    teórico-práctico abarca dos puntos de vista:
    como actividad laboral y social (interacción
    consciente y sistemática que establece el director y
    sus dirigentes subordinados con su colectivo laboral, de
    educando, con la comunidad orientada al logro de los
    objetivos propuestos) y como ciencia de la dirección
    (sistema de conocimientos científico-teóricos y
    modos de actuación que guían al dirigente
    escolar hacia el logro de los objetivos de la entidad
    escolar)".[8] El enfoque
    teórico-práctico de esta definición
    coloca a los directivos como figuras indispensables que deben
    coordinar sus acciones, y las directrices que de ellos emanen
    han de ser discutidas en las estructuras correspondientes, ya
    que las instituciones educacionales constituyen comunidades
    de trabajo por la labor que en ellas realizan todos los que
    la integran.

  • Para el Dr. Sergio Alonso: "en la
    educación dirigir científicamente es tomar
    decisiones acertadas –a partir de situaciones concretas y
    condiciones objetivas– que permitan: atender al hombre
    colocándolo como sujeto y objeto del proceso de
    dirección y atender al desarrollo corriente y
    perspectivo de la organización que se
    dirige"[9].

Por consiguiente, los objetivos de
la escuela actual,
los cambios y transformaciones, exigen al directivo perfeccionar
constantemente su capacidad de dirección, tener
conocimientos sólidos de la dirección
científica y lograr la integración de todos los factores
implicados (dirigentes, docentes,
estudiantes, padres y comunidad) para
unificar criterios e identificar los roles de cada miembro en el
proceso de dirección.

Siguiendo el enfoque del Dr. Sergio Alonso, para dirigir
las instituciones
escolares, el estudio de la Dirección Educacional induce a
la síntesis
de tres conclusiones principales:

  • 1- Lo que se dirige no son instituciones,
    territorios, ni procesos, sino las personas que participan en
    ellos.

  • 2- Ninguna organización es capaz de
    alcanzar en su gestión resultados superiores a las
    habilidades y capacidades del personal que la
    integra.

  • 3- El desarrollo corriente y perspectivo de una
    organización depende del nivel de desarrollo alcanzado
    por su personal, del grado de motivación,
    participación y compromiso de cada uno de sus
    integrantes en la gestión que se realiza, la
    disposición de los mismos para llevar a la
    institución a niveles superiores.

La dirección de la escuela, implica, precisar con
claridad la política educacional,
partiendo de los fines y objetivos pedagógicos
diseñados, las necesidades y potencialidades de los
estudiantes, del colectivo pedagógico y de la comunidad
donde esta enclavada la escuela.

Las transformaciones educacionales que requiere la
sociedad actual exigen de sus dirigentes, una organización y una cultura que
permita continuar perfeccionando el proceso docente educativo en
la escuela y en la comunidad sobre bases verdaderamente
científicas.

Conocer la evolución de la Dirección como
ciencia social y su devenir histórico en otras ciencias
más específicas del conocimiento humano, es
requisito indispensable para hablar de Dirección
Educacional.

La Dirección Educacional se enriquece con el
desarrollo de la sociedad y establece una relación
dialéctica con ella que se concreta a partir de las
transformaciones permanentes de la política educacional
cubana actual.

Contar con un material de consulta sobre la
evolución de la Dirección como ciencia social hasta
la Dirección Educacional, contribuirá al
perfeccionamiento del personal adjunto, para impartir el
Diplomado sobre Sistema de Dirección Educacional, que
facilitará el éxito
en la dirección de las transformaciones de la escuela
cubana actual.

Bibliografía

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TESIS Y RESOLUCIONES. Primer Congreso del PCC,
1978.

 

 

 

Autoras:

Lic. Mariela Rodríguez
González

Lic. Nancy Hernández Crespo

Ciego de Ávila

Cuba

2009

[1] itas bibliográficas J.D.Bernal
(1954). Tomado de Nuñez Jover, Jorge. La ciencia y la
tecnología como procesos sociales. P.23. Editorial
Félix Varela. La Habana,2002

[2] Núñez Jover, Jorge. La
Ciencia y la tecnología como procesos sociales. P. 23.
Editorial Félix Varela. La abana,2002

[3] Krober, G. (1986) . Tomado de
Núñez Jover, Jorge. La ciencia y la
tecnología como procesos sociales. P. 37. Editorial
Félix Varela. La Habana, 2002 .

[4] Engel, Federico. Tomado de Carnota
Lanzan, Orlando. Teoría y práctica de
dirección socialista. P. 102. La Habana 1987.

[5] Dorticós, Osvaldo (1973):
Excelencia y desarrollo, No 20, p. 43. La Habana, noviembre-
diciembre. 1973.

[6] Manzano, Guzmán, Roberto. La
dirección de la escuela: Reto hoy y siempre. P. 17. La
Habana, 1996.

[7] Manzano, Guzmán, Roberto. La
dirección de la escuela: Reto hoy y siempre. P. 17. La
Habana, 1996

[8] Manzano, Guzmán, Roberto. La
dirección de la escuela: Reto hoy y siempre. P. 17. La
Habana, 1996

[9] Alonso, Sergio. El Sistema de Trabajo en
el MINED. Anexo 7. P.2. Tesis
Doctoral. La Habana, 1997

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