Monografias.com > Sin categoría
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

La Revolución Bolivariana y los mitos americanos (página 2)




Enviado por irapavilo



Partes: 1, 2, 3, 4

El poeta Stéphane Mallarmé, hacia finales del
Siglo XIX, afirmó que " la mitología cuenta la
tragedia de la naturaleza, es
decir, la colección de rumores mediante los cuales los
hombres de otrora se contaban todo lo que veían u
oían.constituyendo así un conjunto de relatos que
fueron en mayor o menor medida, desnaturalizados". (3)

Sin embargo, la más difundida y acertada
definición de mito fue aportada por Mirce Eliade: "el mito
cuenta una historia sagrada; relata un
hecho que tuvo lugar en los tiempos primordiales, los tiempos
fabulosos de los orígenes. Dicho de otra manera el mito
cuenta como, gracias a los hechos de los seres sobrenaturales,
una realidad cobra existencia, esa realidad puede ser el cosmos
en su totalidad o un fragmento del mismo; una isla, una especie
vegetal, un comportamiento
humano, una institución. Es siempre la historia de una
creación, se reporta como algo que se produjo,
comenzó a ser. El mito habla de lo que pasó
realmente, de lo que se manifestó en toda su plenitud.los
mitos describen las diversas y dramáticas irrupciones de
lo sagrado (o de lo sobrenatural) en el mundo". (4)

En fin, el mito tiene
ciertamente una acepción social y cultural, es una intensa
asociación de imágenes,
una especie de sueño colectivo, social, que permite
expresarse a una comunidad que
encuentra en él sus aspiraciones, ansiedades,
orígenes, identidad,
miedos y esperanzas.

Los mitos
fundamentales de las sociedades
arcaicas estaban referidos al origen, eran mitos
etiológicos, mitologemas, mitos cosmológicos
caracterizados por una homologación entre el mundo del
Cielo y el de la Tierra. Sin
embargo, como lo hemos señalado, no sólo el cosmos
como un todo puede ser objeto del mito; más recientemente
los estudiosos de la mitología coinciden en señalar que
no se puede ni se debe desestimar la función
motivadora del mito, impulsora de conductas e ideologías
especialmente en el dominio
político, económico y social; que además de
su influencia en percepciones y concepciones vitales, es
también instrumento, medio para obtener una mejor
entendimiento de la realidad y de las circunstancias presentes de
una determinada comunidad o
sociedad.

En efecto, en las reflexiones más recientes acerca del
valor e
importancia de la mitología, se ha pasado de la
concepción del mito como exclusivo contenido,
narración, fábula, cuento,
leyenda, relato, a otra donde priva la visión del mito
como forma, como concepto que fija
y circunscribe un hecho, un acontecimiento, una
transformación, bien lo señalan, por un lado, Van
der Leeuw el mito es "una forma esencial de orientación,
una forma de pensamiento,
más aún una forma de vida" y, por otro,
François Laplantine: ".en momentos de efervescencia
social, la imaginación colectiva se dilata al infinito y
recurre a lo que hay que llamar, por cierto, lo sagrado."

LOS MITOS AMERICANOS

El descubrimiento de
América, el encuentro entre hombres y civilizaciones
distintas, disímiles, que se mezclaron física y
culturalmente en el espacio geográfico del Nuevo Mundo,
replanteó mitos preexistentes, el imaginario de unos
hombres ubicados a caballo entre la Edad Media y
el Renacimiento,
quienes vieron a la nueva tierra
descubierta, al decir de Arturo Uslar
Pietri, "más con la imaginación que con los
ojos, y aún más que ver, lo que hicieron fue
proyectar las visiones que llevaban dentro de ellos, heredadas de
una historia en la
que no existía América." (5)

Vladimir Acosta en su estudio sobre el imaginario
antropológico medieval sostiene que: ".lo maravilloso se
inserta de manera casi natural en lo cotidiano, en lo ordinario.
Éste conforma su piso, su base. Y lo maravilloso se apoya
en él, aunque por un momento lo rebasa y enriquece. La
maravilla es lo excepcional respecto de lo natural dentro de lo
que aparece; y uno de los rasgos claves de lo maravilloso es esa
excepcionalidad, que no lo priva de sentido natural sino que
sólo lo hace raro. Y por ello mismo capaz de suscitar
asombro." (6)

Nada más natural para los conquistadores
españoles que la recurrencia al mito, a lo maravilloso,
cuando sus categorías racionales de análisis no sirvieron para explicar, para
entender, para interpretar aquello que el Nuevo Mundo
ofrecía a sus ojos y a su inteligencia.
Basta recordar las impresiones de Bernal Díaz del
Castillo: " y desque que vimos tantas ciudades y villas pobladas
en el agua, y en
tierra firme otras grandes poblazones, y aquella gran calzada tan
derecha y por nivel como iba a México,
nos quedamos admirados, y decíamos que se parecían
a las cosas de encantamiento que cuentan en el libro de
Amadis, .y aun algunos de nuestros soldados dezían que, si
aquello que vian, si era entre sueños.porque hay mucho que
ponderar en ello que no se como lo cuente, ver cosas nunca
oídas ni vistas, ni aun soñadas." (7)

Estas realidades maravillosas y deslumbrantes, lo nunca visto
ni oído,
remitiría a los descubridores, a los conquistadores a sus
viejos y cobijados mitos.

Esta apelación al mito por parte de unos descubridores
carentes de otros instrumentos de interpretación de la nueva realidad
geográfica y humana americana, es también subrayada
por el historiador Demetrio Ramos Pérez. (8) En efecto,
según su opinión, los españoles pasaron por
cuatro etapas en su acercamiento al Nuevo Mundo: la de las ideas
racionales operativas, la de las sugestiones alucinantes que
determinaron su gran desazón, el brotar del mito dormido y
la reversión, es decir, la vuelta a las ideas
racionales.

Veamos con más detalle cuáles fueron esos mitos
que despertaron al contacto con esa realidad alucinante y
desconocida que después tomaría el nombre de
América.

La Edad de
Oro

Durante muchos siglos, el mito de la Edad de Oro ha
estado
presente en la imaginación de aquellos soñadores
utópicos que pretenden retornar a una época de
pretendida bonanza, ingenuidad, inocencia, desprendimiento,
fraternidad y solidaridad a
ultranza en medio de la abundancia, del poco esfuerzo, de la
convivencia pura, sin intereses personales o materiales en
el seno de una naturaleza
exuberante, donde todo estaba al alcance del hombre para su
disfrute y beneficio. La Edad de Oro se contraponía a la
Edad de Hierro,
durante la cual el hombre,
según el poeta Hesíodo, vivía en medio de
trabajos, miserias, amarguras y sinsabores que le prodigaban los
dioses, andaban enfrentados los hijos a los padres, el amigo al
amigo, el hermano al hermano, no existía el amor al
prójimo. En fin, era un tiempo de
mentira, envidia,
falsos juramentos, sin justicia, la
maldad prevalecía sobre la bondad, una edad de hombres
ruines, de gobernantes injustos, cobardes y corruptos.

Por el contrario, en la Edad de Oro, según
Hesíodo, bajo el reinado de Cronos, los hombres
"vivían como dioses, libre el corazón de
cuidados. No conocían el trabajo, ni
el dolor ni la cruel vejez.
Juveniles de cuerpo se solazaban en festines, lejos de todo mal,
y morían como se duerme. Poseían todos los bienes. La
tierra fecunda producía por si sola abundantes, generosas
cosechas, y ellos, jubilosos y pacíficos, vivían en
sus campos en medio de bienes sin cuento." (9)

Por su parte, el poeta latino Ovidio adornó la Edad de
Oro con estas palabras: "reinaba una eterna primavera, el
céfiro apacible acariciaba con tibio aliento a las flores
nacidas sin necesidad de semilla"; en la visión del bardo
corrían ríos de leche,
ríos de néctar, la miel rubia caía generosa
de los frondosos y verdes encinares. Los hombres no tenían
la necesidad de disputarse los bienes materiales, había en
demasía y la generosidad campeaba en el corazón del
ser humano.

El mito de la Edad de Oro no quedó olvidado y protegido
en los ancestrales versos de los poetas de la antigüedad
greco-latina. Recordemos que, en la Edad Media, entre 1275 y 1280
fue completado por Juan de Meun el poema inconcluso Le Roman
de la rose
iniciado por Guilermo De Lorris. Este poema
introdujo de nuevo en Europa, en
lengua vulgar,
el viejo mito de la Edad de Oro que hasta entonces había
permanecido resguardado en las bibliotecas de
los monasterios medievales. Más tarde, en el Renacimiento
encontraremos otros ejemplos vivos y dicentes de la vigencia de
este mito, en especial en el imaginario de escritores
españoles contemporáneos al proceso de
conquista y
colonización del Nuevo Mundo. Fray Antonio Guevara, en
1529, en su Libro del Emperador Marco Aurelio en el capitulo
XXIII expresa: "En aquella edad, y en aquel siglo dorado, todos
vivían en paz, cada uno cultivaba sus tierras, plantaba
sus olivos, cogía frutos, vendimiaba sus viñas,
regaba sus panes, y criaba a sus hijos: finalmente, como no
comían con sudor propio, vivían sin prejuicio
ajeno." El mismo Miguel de Cervantes
Saavedra, con su magistral estilo, en el propio Don Quijote
de la Mancha
en el Discurso a los
cabreros (I, XI, 1605) pone, en boca del ingenioso hidalgo, las
siguientes imágenes y reflexiones acerca del mito que nos
ocupa: "Dichosa edad y siglos dichosos aquéllos a quien
los antiguos pusieron nombre de dorados, y no porque en ellos el
oro, que en nuestra edad de hierro tanto se estima, se alcanzase
en aquella venturosa sin fatiga alguna, sino porque entonces los
que en ella vivían ignoraban estas dos palabras tuyo y
mío. Eran en aquella santa edad todas las cosas comunes; a
nadie le era necesario para alcanzar su ordinario sustento tomar
otro trabajo que
alzar la mano y alcanzarle de las robustas encinas, que
literalmente les estaban convidando con su dulce y sazonado
fruto. Las claras fuentes y
corrientes ríos, en magnifica abundancia, sabrosas y
transparentes aguas les ofrecían. En las quiebras de las
peñas y en lo hueco de los árboles
formaban su república las solícitas y discretas
abejas, ofreciendo a cualquiera mano, sin interés
alguno, la fértil cosecha de su dulcísimo
trabajo."

Con absoluta y sobrada razón, Isaac J. Pardo recuerda,
en consecuencia, que: "la obra de aquellos poetas se ha
conservado para deleite de la humanidad, y los nombres de
Hesíodo y de Ovidio surgen, necesariamente, cuantas veces
tratemos de la Edad de Oro, mas no fueron ellos y sus
contemporáneos los primeros-ni los últimos
añadiríamos nosotros- en soñar en una
época pasada con todas las condiciones para que la
humanidad fuese dichosa". (10). En efecto, la misiva que
Cristóbal Colón escribió a Luis de
Santángel aviva, de nuevo, en el imaginario de la
época de la conquista del Nuevo Mundo, el mito
clásico de la Edad de Oro. El navegante genovés le
narra a su amigo y financista español
Luís de Santángel lo siguiente: ".es maravilla; las
sierras y montañas y las vegas y las campiñas y las
sierras tan hermosas y gruesas para plantar y sembrar, para criar
ganados de todas suertes, para edificios de villas y lugares. Los
puertos de la mar, aquí no hay creencia sin vista, y de
los ríos muchos y grandes y buenas aguas y yerbas hay
grandes diferencias de aquella de la Juana, en esta hay muchas
especerías y grandes minas de oro y otros metales."

Pero si esta fue su visión primigenia de la naturaleza
americana y de sus recursos,
Colón se queda todavía más estupefacto y
desconcertado con la conducta y
actitud de los
habitantes de ese Nuevo Mundo en proceso de descubrimiento y
comprensión, tal como lo manifiesta en diversas ocasiones,
y, en especial, en la visita que, luego de su primer viaje a
América, dispensara a sus Majestades los Reyes
Católicos, cuando afirma que se presenta ante ellos con
"riquezas y hombres de nueva forma". Esta nueva humanidad se
expresa, se concreta, según carta del
Almirante a sus Majestades Reales, que conmovió
ideologías y cosmogonías, en la bondad natural e
inmanente de los pobladores de aquellas tierras: "andan todos
desnudos, hombres y mujeres no tienen acero, ni
armas.son sin
engaño y liberales de lo que tienen.y muestran tanto
amor que
darían los corazones.ni he podido entender si tienen
bienes propios, que me pareció ver que aquello que uno
tenía todos hacían parte, en especial de las cosas
comederas."

En criterio de Uslar Pietri, la primera carta donde
Colón describe las nuevas realidades naturales y humanas
de la futura América revive, reinserta, trae de vuelta a
la mentalidad e imaginación de los conquistadores el
ancestral mito de la Edad de Oro, para el escritor:
"después de ese momento ya no se trata de una leyenda
más o menos verosímil que nos llega del más
lejano ayer, sino de una realidad contemporánea que ha
sido vista y verificada por los mismos hombres que han hallado
tierras hasta entonces desconocidas. Creyeron que la Edad de Oro
existía realmente y se había conservado en sus
rasgos esenciales en aquellas lejanas regiones."(11)

La Edad de Oro se transforma así en la referencia
mítica y ancestral, interiorizada y entronizada en la
imaginación de los hombres del Descubrimiento que
inmediatamente llega, viene a la mente y a la pluma de los
comentaristas y comentadores de la hazaña de Colón,
Pedro Mártir de Anglería en su obra Décadas
de Orbe Novo, 1493 – 1529, sobre la base de las
experiencias vividas y contadas por Colón, expresa que
cuando se refiere a los indígenas, al Almirante "le viene
espontáneamente la metáfora humanística:
para ellos es la Edad de Oro. Se ha encontrado margarita, aromas
y oro. Así se conforma la primera imagen de tierras
nunca vistas, gentes que viven en la Edad de Oro y sus inmensas
riquezas."(12), y para no dejar duda alguna de la
presunción del conquistador, por su parte, afirmó
también: "es cosa averiguada que aquellos indígenas
poseen en común la tierra, como la luz del Sol y
como el agua y que
desconocen las palabras tuyo y mío, semillero de todos los
males. Hasta el punto se contentan con poco que la comarca que
viven antes sobran campos que faltan a nadie. Viven en plena Edad
de Oro, y no rodean sus propiedades con fosos, muros, ni setos.
Habitan en huertos abiertos, sin leyes, sin
libros y sin
jueces, y observan lo justo por instinto natural."

Esta asimilación, esta asociación del Nuevo
Mundo y sus gentes con el mito de la Edad de Oro tendría
inconmensurables consecuencias, la más importante fue su
contribución a la invención de la Utopía. En
efecto, un buen número de pensadores está
convencido de que esta visión paradisíaca,
igualitaria, comunitaria, de inmensa bondad que los europeos -en
especial los ingleses y los franceses, luego de las narraciones
iniciales de los conquistadores españoles y cronistas de
Indias – tuvieron de los parajes y pobladores de América,
de sus costumbres societales y de su modus vivendi, de una Edad
de Oro vista y confirmada, influyó de manera decisiva en
la creación de la Utopía. Uslar Pietri es uno de
ellos: "es la primera vez que aparece la idea de la felicidad
asociada a la sociedad humana. ¿No pensaban los europeos
que el fin del hombre en la tierra era la felicidad? La Iglesia les
había enseñado, desde muchos siglos, que esto era
el valle de lágrimas. Por lo tanto, aquí no
había que esperar felicidad alguna; la felicidad estaba en
el otro mundo. Pero esa visión de que había
felicidad aquí en la tierra, esa visión de la Carta de
Colón no cae en oídos sordos. Esa carta de
Colón la recoge Tomás Moro y fabrica la
Utopía." (13)

El libro De la mejor condición de una
República y de la nueva isla de Utopía, verdadero
librillo de oro, tan provechoso como entretenido
, que
después vendría a conocerse simple y llanamente
como Utopía, fue escrito por Tomás Moro, abogado,
Canciller de Inglaterra,
mártir y santo de la Iglesia Católica, en 1516, en
latín y fue impreso en Lovaina. Utopía, es decir,
no hay tal lugar, era una isla – posteriormente
comentaremos con más detalle la relevancia de las islas,
de la insularidad en el imaginario medieval –gobernada por
una república honesta, sin vicios, respetuosa de los
derechos de los
habitantes y muy próspera. Moro juega con los nombres de
los sitios y los personajes de su isla, y los denomina con
términos que significan todo lo contrario, verdadero mundo
bizarro. Así si Utopía es no hay tal lugar, su
capital es
Amauroto, ciudad entre nieblas, ubicada a orillas del río
Anidro, río sin agua, cauce seco, gobernada por Ademo,
príncipe sin pueblo. Las maravillas de esta
república utópica son prolijamente narradas por un
incansable viajero portugués de nombre Rafael Hitlodeo, un
experto maestro en tonterías, según la traducción de su apellido latino, un
insigne profesor de
necedades que sostenía haber acompañado a
Américo Vespucci en tres de sus viajes al
Nuevo Mundo, en el último de ellos decidió quedarse
junto con otros veintitrés compañeros en un remoto
y desconocido lugar.

De acuerdo con Uslar Pietri: "Tomás Moro recoge con
embriaguez intelectual tamaña novedad. Escribe, acaso, el
libro más influyente en el pensamiento y en el desarrollo social
del Viejo Mundo. Inventa para ello una palabra que es la clave
del pensamiento europeo posterior y cuyos efectos llegan
poderosos y visibles hasta nuestros días." (14) En efecto,
después de las agudas críticas a la necedad por
Erasmo de Rótterdam y antes de las burlas a un orden
social corrompido y despilfarrador por parte de Rabelais, el
libro de Tomás Moro constituye uno de los mayores aportes
a la historia de la reflexión sociológica
contemporánea. Sin lugar a dudas, la Utopía ha
tenido inmensa aceptación entre los humanistas de la
Ilustración como entre los socialistas utópicos
del siglo XIX, entre los pensadores políticos modernos
como entre los más actuales escritores de ciencia
ficción.

De esta manera, la Utopía de Moro condicionó de
manera significativa a todo el pensamiento progresista y
revolucionario; influenció a Montaigne, a Bacon, a
Campanella, encontró expresión en la célebre
obra de J. J. Rousseau,
El Contrato
Social.
Carlos Marx y Federico
Engels abundaron también en sus conceptos, al denominar a
los pensadores que les precedieron en sus tesis sobre
el Estado
socialista como socialistas utópicos. Isaac Pardo recuerda
que:"las críticas de carácter general y forzosamente breves
contenidas en la Tercera Parte del Manifiesto
Comunista, y las más amplias expuestas en diversos
textos, especialmente, en Socialismo
utópico y Socialismo científico, de Engels, hacen
referencia a las teorías
de Saint-Simon y
de Fourier, en
Francia, y a
las de Owen, en Inglaterra." (15)

Tampoco puede desdeñarse su influencia sobre las
concepciones de Bakunin y de Lenin, y sobre todo el pensamiento
revolucionario de finales del siglo XIX y comienzos del XX,
así como sobre los escritores utópicos
contemporáneos ( H. G. Wells, A. Huxley, A. Golding),
quienes realizan críticas agudas a la utopía,
enfatizando su carácter negativo , generador de
autoritarismos, creando antiutopías o distopías, En
fin, otra vez con Uslar, la noticia según la cual la Edad
de Oro existió en América, con su innegable
influencia en el surgimiento del pensamiento utópico:
".fue, acaso, más importante que la del mero
descubrimiento de un nuevo continente."

La Utopía se asocia con toda obra especulativa que
intenta proponer o describir la mejor forma de la sociedad
humana; considerado como un término negativo, peyorativo,
emerge en la actualidad – y Venezuela no
es la excepción- como un concepto vivo y vigente. En este
sentido, conviene recordar lo sostenido por el pensador
francés Henri Desroche: "lo que ha de retenerse
aquí es, sobre todo, la seguridad con que
una etiqueta tan despreciada como la de utopía emerge hoy
del ambiente
peyorativo en que se encontraba relegada. Y no es la única
en semejante caso; lo mismo podrá decirse de membretes
como secta, primitivo, herejías, sueños, y muchos
otros que parecían rotular fenómenos marginales, de
los cuales se ha dicho más bien que eran fenómenos
marginados."(16)

Las Siete
Ciudades de Cíbola (Las Ciudades
Encantadas)

La insularidad, la Isla con mayúscula, tuvo una
particular relevancia y significación en el imaginario
medieval europeo. Algunas de ellas, como la de Cíbola,
viajaron en las carabelas españolas para ser descubiertas,
confirmadas de nuevo en tierras americanas de irreal realidad, en
el maravilloso y desconcertante Nuevo Mundo.

Las islas, desde la más lejana antigüedad, han
servido al hombre para asentar, instalar, localizar sus
sueños, sus fantasías, transformándolas,
indistintamente, en realidad y mito, en ficción y certeza.
La isla de los Bienaventurados, la Atlántida de Platón,
la isla de Pancaya de Evhemero de Messina, entre tantas otras, se
suman, en la imaginación de los habitantes de los inicios
del Primer Milenio de la Humanidad, a la isla de la mano de
Satanás, a la de Brasil, a la de
las Mujeres y la de los Hombres, para ocupar un lugar imaginario
en mapas de
ficción. Como bien lo señala Fernando
Benítez "desde Platón
hasta Anatole France, las islas han sido elegidas como escenarios
ideales."

En lo concerniente, más específicamente, al
cercano Medioevo de los conquistadores españoles, el
propio Benítez señala: "La Edad Media vivía
soñando con islas. Le horrorizaba el vacío de los
mares y se entregó al juego de
pobladores con cuentos que
tomaban la forma insular: Los cartógrafos,
valiéndose de los relatos de marinos y mercaderes,
componen unos mapas mitológicos con sus ciudades, sus
gigantes, sus enanos, sus monstruos y sus océanos
habitados por serpientes descomunales y tentadores sirenas."
(17)

Pardo, por su parte, confirma esta concepción medieval:
"más allá de mitólogos, filósofos, novelistas y viajeros
imaginativos, la fascinación de las islas alcanzó
en la Baja Edad Media a historiadores y hagiógrafos,
cosmógrafos, navegantes y cartógrafos y los mares
fueron poblándose de islas. Según informaron a
Marco Polo, sólo en el mar de Cin había siete mil
cuatrocientas cincuenta. Al oeste de España, en
el gran y temible océano, eran conocidas las islas
Canarias o Fortunadas de los latinos, asiento, según se
pensaba, de los Campos Elíseos; las Azores y las Islas de
Cabo Verde, estas últimas llamadas también Islas
Hespérides. Islas todas visibles, palpables y habitables,
aunque insuficientes. De manera que por una u otra razón
comenzaron a ser imaginadas islas fantasmas como
la de San Brandán.También merece atención la isla de Antilia o de Siete
Ciudades por la significación histórica que
adquirió a pesar de su condición
fantasmal."(18)

El Mito de las Siete Ciudades de Cíbola o de las Siete
Ciudades Encantadas se origina de forma más bien
pecaminosa, en tiempos de la conquista de España por los
moros.

"Nace del cuerpo desnudo de la Cava, la hija del conde don
Julián que sorprendiera un día el rey Rodrigo en el
baño, para desgracia suya y la de España. La imagen
de la Venus española enloqueció al monarca, quien
se tomó por la fuerza lo que
se le negaba de grado. La Cava, burlada, escribió a su
padre, el conde don Julián, una carta célebre en la
historia de la literatura, en la que le
hacía un relato detallado de su deshonra. Las
consecuencias de esa carta habían de ser terribles. El
conde, hasta entonces fiel servidor al rey,
vende su patria a los árabes, derrota al monarca que
abusó de su hija y consuma la perdición de
España. Don Rodrigo, sin corona, termina sus días
en un sepulcro, acompañado por una serpiente que
comenzó devorándolo por do más pecado
había. Estos lamentables sucesos fueron causa indirecta de
que los mapas se adornarán de una nueva isla. En manos de
los árabes la Península, siete obispos portugueses,
que odiaban la religión del Profeta,
decidieron buscar otras tierras a donde no llegara la influencia
del Corán, y en medio del mar tenebroso fundaron siete
ciudades de prodigio, creándose la isla de las Siete
Ciudades, la mítica Cíbola."(19)

El mito de las Siete Ciudades de Cíbola, de las Siete
Ciudades Encantadas, también acompañó a los
españoles en el largo proceso de conquista y
colonización del Nuevo Mundo. López de
Gómara narra que: "Fray Marcos é otro fraile
franciscano entraron por Culhuacán el año de 38.
Fray Marcos solamente, ca enfermó su compañero,
siguió con guías y lenguas el
camino del sol, por más calor y no
alejarse de la mar, y anduvo en muchos días trescientas
leguas de tierra, hasta llegar a Sibola. Volvió diciendo
maravillas de siete ciudades de Sibola, y que no tenía
cabo aquella tierra, y que cuanto más al poniente se
extendía, tanto más poblada y rica de oro,
turquesa, y ganado de lanas era." (20)

Las
Amazonas

De acuerdo con el DRAE amazona es "mujer de alguna
de las razas guerreras que suponían los antiguos haber
existido en los tiempos heroicos"; en sentido figurado se asocia
con una mujer alta y de ánimo viril o con una mujer que
monta a caballo.

El viejo mito se remonta a una leyenda griega, según la
cual en la región bárbara del río
Termodonte, en Leucosiria, en las orillas meridionales del mar
Negro, vivía una tribu de mujeres gobernadas por una
reina. Según ciertas versiones de la época, las
amazonas, que así se denominaban, al llegar la primavera
recibían a los hombres de las comarcas vecinas para tener
con ellos relaciones
sexuales; según otras versiones, los hombres
vivían en la propia tribu de las amazonas como esclavos
dedicados a los trabajos domésticos, las guerreras les
quebraban los huesos de las
piernas para inutilizarlos e impedirles hacer uso de las armas
que estaban exclusivamente destinadas a las amazonas.

El término amazona proviene del griego: a, privativo, y
mazón pecho o teta, es decir, sin tetas, porque se
decía que aquellas belicosas mujeres se cortaban el pecho,
el seno derecho para facilitar un mejor uso del arco.

Este mito menor helénico, recreado, transformado,
también viajó a América en la
imaginación de los conquistadores. Sobre este particular
Uslar Pietri comenta: "El gran auge de los libros de
caballería coincide con el comienzo de la empresa de
Indias. Amadís de Gaula, que fue el modelo
definitivo del género,
apareció bastante antes de que Cortés saliera a la
conquista de México. En las cartas y documentos de los
conquistadores aparece con frecuencia el recuerdo de los libros
de caballería. Uno de los más populares fue el de
las Sergas del Esplandián, que narraba las descomunales
aventuras del hijo de Amadís. Una de las mayores aventuras
del Esplandián fue su tentativa de conquistar el reino de
las amazonas. Las amazonas del libro español eran, en el
fondo, las mismas del mito antiguo, pero con algunas importantes
novedades. La reina guerrera ostenta un nombre nuevo que va a
tener, gracias a la Conquista, enorme resonancia histórica
y geográfica. La reina se llama Calafia y su país
California. Los españoles creen que pueden encontrarlo
dentro de la desconocida e imaginaria geografía americana."
(21)

Tanta era la convicción de los españoles en el
Mito de Las Amazonas que Colón creyó haber pasado
cerca de la isla donde reinaba Calafia en alguna de las Antillas
Menores. Pedro Mártir de Anglería también se
refiera a él en sus célebres Décadas. Esta
creencia, este convencimiento, de los conquistadores se ve
reforzado por los comentarios y narraciones de los propios
indios, tal como lo recoge el cronista Agustín de
Zárate:".dijeron a los españoles que cincuenta
leguas más adelante hay entre dos ríos una gran
provincia poblada de mujeres que no consienten hombres consigo
mas del tiempo conveniente a la generación. La reina
dellas se llama Gabolmilla, que en su lengua quiere decir cielo
de oro, porque en aquella tierra diz que se cría una gran
cantidad de oro." (22)

En sus Cartas de Relación, Hernán Cortés
menciona la fabulosa isla de las mujeres guerreras; Magallanes
también trató de ubicarla en la ignota inmensidad
del Pacífico. Bernal Díaz recuerda que
Cortés envió a su Capitán Juan
Rodríguez de Carrillo a buscarla en el confín
occidental de México, quien avizoró por primera vez
la costa occidental de la hoy llamada Baja California,
confundiéndola con una isla, y la bautizó con el
contenido del mito que llevaba en su imaginación:
California.

Empero no es sino con la desobediencia de Francisco de
Orellana en 1542 que el Mito de Las Amazonas adquiere existencia
definitiva en el Nuevo Mundo. En efecto, Orellana, en busca del
tan ansiado metal precioso, el oro de las Indias; desatendiendo
las órdenes de su jefe Gonzalo Pizarro, se aventuró
a recorrer, por su cuenta y sin destino, el que después
sería el río más grande de la Tierra. El
desobediente aventurero navega dos mil leguas del río y
sus afluentes a través de selvas vírgenes, para
llegar, al final, a la costa opuesta en el Atlántico, y
embarcarse de nuevo a España. A su llegada, temeroso de
las represalias a que pudiese hacerse acreedor por su audacia y
desobediencia, Orellana adornó su viaje con elementos de
la realidad y con otros que extrajo de su imaginación
caballeresca, en particular el Mito de Las Amazonas. Así
narró que en su travesía fluvial se topó con
un ejército de vírgenes desnudas,
combatiéndolas tal como en tiempos arcanos lo hicieron
Hércules, Aquiles y Teseo.

Producto de esa desobediencia, del combate con una tribu
india a fines
de junio de 1542, en el que también lucharon las mujeres
de la tribu, y, sobre todo, del imaginario medieval, de la
fantasía de Orellana, el gran río, ese
inconmensurable mar de agua dulce, pasó a conocerse con el
nombre de Amazonas.

El Mito del
Dorado

Sin embargo, ningún mito despertó tanto la
imaginación, movilizó la voluntad y encendió
la codicia de los conquistadores como el del Dorado: primero fue
un rey, después una ciudad, para luego transformarse en la
leyenda por antonomasia del Nuevo Mundo. El sacerdote jesuita
Constantino Bayle lo expresa con absoluta claridad: "Las fábulas de
Cipango y el concepto equivocado que Colón tenía
del globo terráqueo le impulsaron a sus maravillosos
descubrimientos. Otra, la del Dorado, fue ocasión de
viajes y exploraciones en la América del Sur, que no se
habrían realizado sin ella: viajes y exploraciones que
abrieron nuevos horizontes a la ciencia
geográfica y al comercio."
(23)

El mito del Dorado tiene lejanos antecedentes en la cultura
europea. En efecto, los incansables buscadores del
Vellocino de Oro, los secretos de la alquimia para producir el
codiciado metal aurífero, la búsqueda obsesiva de
la piedra filosofal, así como los traicioneros poderes
mágicos del rey Midas, son, a su manera, variaciones de un
imaginario ancestral que llegaron al Nuevo Mundo como
antecedentes remotos de nuestro americano mito del
Dorado. 

Con el fin de dar con el ansiado país de oro, largas
extensiones del sur del continente, ríos, lagos y tierras,
desde Quito hasta
las bocas del Orinoco, fueron recorridos y explorados por unos
europeos insaciables en su codicia y voracidad por conseguir el
dorado metal. Como bien recuerda Uslar Pietri: "La lista de
buscadores es larga y cubre tres siglos. En 1540 topan, por un
increíble azar tres expediciones: la que venía del
norte con Jiménez de Quesada, del noroeste con el
gobernador alemán Ambrosio Alfínger y la que
había partido de Quito con Sebastián de
Belalcázar.Ya a fines del siglo XVI vino en su busca nada
menos que sir Walter Raleigh, poeta y gran figura de la Corte de
la reina Isabel en Inglaterra. Raleigh hace dos viajes hasta el
Orinoco en busca del fabuloso mito." (24)

En general, la casi totalidad de los investigadores le otorgan
una importancia decisiva a la aventura de Sebastián
Belalcázar como fuente originaria de este mito, de la
leyenda del Dorado, que se apoderó de la
imaginación de los hombres de aquellos tiempos de la
Empresa de
Indias. Sin embargo, el historiador español Mariano
Izquierdo Gallo sustenta que: "antes que los conquistadores de
Quito y los fundadores de Popayán tuviesen noticias del
Dorado de Cundinamarca, ya Vasco Núñez de Balboa,
el descubridor del Pacífico, se representó en su
mente con destellante alegría. El Dorado de Dobaiba. En
1510, Núñez de Balboa había descubierto el
Altrato, y en 1512, veinte años después de la
inmortal epopeya de las tres carabelas, se entregó a la
búsqueda del tesoro de Dobaida.." Sin embargo, el mismo
investigador apunta, no sin cierta decepción, que: "la
historia no conoce más que una tercera parte de la verdad
acerca del tesoro de Dobaida. Conoce que ciertamente
existió en la región oriental de Altrato un tesoro
estupendo de oro, dedicado a la diosa Dobaida; pero nada puede
precisarse sobre su magnitud y forma, ni consta si los
españoles llegaron a contemplarlo o sí los indios
lo sepultaron en el Altrato o en algún lago." (25)

En todo caso, según los historiadores de la conquista
del Perú, luego de la fundación en 1534 de la
ciudad de Quito por el lugarteniente de Francisco Pizarro,
Sebastián Belalcázar, éste planeó
explorar nuevas naciones en busca de las ansiadas riquezas que
tanto comentaban los moradores del lugar.

Entre ellos encontró Belalcázar uno, cuya
conversación, de acuerdo con la versión escrita de
Fray Pedro Simón, tuvo el siguiente derrotero:
"preguntándole por su tierra, dijo el indio que se llamaba
Muizquita y su cacique Bogotá que es, como hemos dicho,
este Nuevo Reino de Granada, que los españoles le llamaron
Bogotá. Y preguntándole si en su tierra
había de aquel metal que le mostraba que era oro,
respondió ser mucha la cantidad que había y de
esmeraldas, que el nombraba en su lengua piedras verdes. Y
añadió que había una laguna en la tierra de
su cacique, donde él entraba algunas veces al año
en unas balsas bien hechas al medio de ella, yendo en cueros,
pero todo el cuerpo lleno, desde la cabeza a los pies de y manos,
de una trementina muy pegajosa y sobre ella mucho oro en polvo
fino; de suerte que cuajada de oro toda aquella trementina, se
hacía todo una capa o segundo pellejo de oro, que
dándole el sol por la
mañana, que era cuando se hacía este sacrificio y
en día claro, daba grandes resplandores, y entrando
así hasta el medio de la laguna, allí hacía
sacrificio y ofrenda, arrojando al agua algunas piezas de oro, y
esmeraldas con ciertas palabras que decía. Y
haciéndose luego lavar con ciertas hierbas, como jaboneras
todo el cuerpo, caía todo el oro que traía a
cuestas, en el agua; con que se acababa el sacrificio y se
salía del agua y vestía sus mantas." (26)

Prosigue su narración Fray Pedro Simón
comentando las ambiciones que ya se habían fraguado en la
voluntad y apetencias del lugarteniente de Pizarro: "Fue esta
nueva tan a propósito de lo que deseaba Belalcázar
y sus soldados, que estaban cebados para mayores descubrimientos
como los que iban haciendo en el Perú, que se determinaron
luego a hacer éste de que daba noticia el indio. Y
confiriendo entre ellos que nombre le darían para
entenderse, y diferenciar aquella provincia de las demás
de sus conquistas, determinaron llamarle la Provincia del Dorado,
como diciendo: llámese aquélla provincia donde va a
ofrecer sus sacrificios aquel cacique con el cuerpo dorado."
(27)

Son muchos los conceptos y explicaciones que intentan explicar
la importancia y la relevancia que el mito del Dorado tuvo
durante la conquista de América, por nuestra parte
asumiremos como pertinentes las conclusiones expuestas por el
reconocido doradista Demetrio Ramos Pérez:

  • El Dorado no es el fruto de la argucia de los indios para
    llevar a los españoles de un lugar a otro, ni tampoco
    era consecuencia de una credulidad incomprensible.

  • El Dorado no existía en ninguna parte, pues era
    fruto de la concreción de las ideas clásicas
    sobre indicios de posibilidad, que el conquistador
    acumuló, por el paso de unas a otras huestes, sobre un
    supuesto racional: el de la necesidad que existieran unas
    minas riquísimas en el lugar donde las condiciones
    naturales fueran óptimas.

  • El Dorado constituye un maravilloso capítulo de la
    historia de las ideas, en el que colaboran todos los que de
    cerca o de lejos intervienen en la historia americana del
    siglo XVI. (28)

El neopopulismo
bolivariano

En este capitulo estableceremos la relación entre el
Mito de la Edad de Oro, habida cuenta de su repercusión
sobre el pensamiento utópico, y su expresión en el
acontecer político contemporáneo: el neopopulismo
bolivariano encarnado en la persona del
Presidente de la
República Hugo
Chávez.

1. La Edad de Oro, la utopía y el neo-populismo

Precedentemente establecimos la correspondencia, la
influencia, que el ancestral mito de la Edad de Oro tuvo sobre el
surgimiento de la noción de utopía. Habida cuenta
de este parangón, definiremos y caracterizaremos el
pensamiento utópico, estableceremos su simbología,
teniendo como base el libro emblemático de Tomás
Moro, confirmando de nuevo, con el pensador francés
Georges Duveau que: "el lugar ocupado por el pensamiento
utópico en la elaboración y representación
del mundo contemporáneo parece ser cada día
más considerable. "

O como también lo confirma Joseph Campbell ".la
mitología se muestra tan
accesible como la vida misma a las obsesiones y necesidades del
individuo, la
raza y la época."

Karl Mannheim recuerda que, en su etimología griega, la
palabra utopía significa literalmente en ningún
lugar y reitera que el primero en utilizarla fue Tomás
Moro en 1596; asimismo sostiene que esta palabra se
escogió ".como denominación aglutinante de obras de
distinto carácter, que –en forma de diálogo,
novela o
similar – imaginan una sociedad o estado libre, en el que
se suponen ya sobrepasadas las deficiencias humanas." (29)

Por su parte, Jean Servier argumenta que "utopía se
convirtió en el sustantivo que designa todo proyecto
irrealizable y dio origen a dos adjetivos, "utópico" que
subraya el carácter imposible de un deseo, de una
intención, y "utopista" que califica a los inspiradores de
sueños". (30)

Con muy acertado criterio, Arnhelm Neussüss coloca el
concepto de utopía en una perspectiva
contemporánea, dentro de unos parámetros que
resultan, en todo caso, más apropiados a nuestros
propósitos. En este orden de ideas, el autor subraya que:
"se han distinguido tres variantes de la utilización del
concepto de utopía: en primer lugar, aquel relacionado con
la forma literaria de la novela
utópica; en segundo lugar, el concepto
histórico-intelectual e
histórico-científico, y por último, el
caracterizado, en el sentido de Horkheimer, por su
intencionalidad, denominado en adelante como concepto intencional
de la utopía."(31) Asimismo opina que "la utopía es
el sueño de Occidente, de Fausto que, al olvidarse del
sentido de la aventura humana, evocaba temblando la imagen de su
deseo y quería al mismo tiempo conjurarlo".

Desde esta perspectiva definitoria, "el concepto de
utopía se desformaliza y "deshistoriza". Esta inversión de la forma y la intención
aporta consecuencias importantes.Y es con esta
transformación del concepto literario e
histórico-intelectual, herméticamente definido, en
una categoría mucho más general, cuyas
posibilidades de definición evidentemente no parecen tener
límites
cuando se produce realmente el problema de la utopía.
Antes podían discutirse los problemas
dentro del marco de las investigaciones
filológicas y de las manifestaciones
histórico-intelectuales.
A partir de ahora se puede ya preguntar por qué
histórica y socialmente lo utópico se manifiesta
como intencionalidad. La nueva interpretación.hace posible
el concepto de la mentalidad utópica, del pensamiento
utópico, de la intención utópica, de la
utopía como sueño del orden social verdadero y
justo." (32)

A. Objetivos y
características del pensamiento utópico

El pensamiento utópico presenta objetivos, rasgos,
elementos e incluso, para algunos, símbolos propios y específicos.
(33)

En lo concerniente a algunos de sus objetivos y
características, es posible distinguir los siguientes, de
acuerdo con diferentes enfoques y perspectivas:

  • Persigue una toma de conciencia de la divergencia que
    separa los dos sentidos de la palabra Progreso: a la vez
    camino que lleva hacia la ciudad justa y desarrollo del
    hombre por medio de las técnicas de la materia.

  • Propicia la certidumbre del reinado del hombre.

  • Acepta y defiende la igualdad de los seres humanos.

  • Promueve un mejor futuro para la sociedad.

  • Describe usualmente una ciudad, una isla, una
    república caracterizada por su perfección y
    absoluta justicia.

  • Crítica en forma de sátira o
    ridiculización al antiguo orden social.

En lo concerniente a los temas propios de la utopía,
independientemente de los autores, podemos identificar los
siguientes:

  • El acceso a la utopía es un viaje o un
    sueño.

  • La geografía de la utopía implica
    aislamiento, situaciones ambiguas o imprecisas.

  • La topografía de la utopía es siempre
    amurallada, subrayando el aislamiento, la insularidad.

  • La búsqueda permanente de la pureza, la honestidad,
    la transparencia.

  • El tiempo de la utopía es el pasado, la nostalgia
    de pérdidas glorias.

En cuanto a los símbolos del pensamiento
utópico, los investigadores y estudiosos del tema han
identificado los siguientes:

  • El trabajo humano como factor de transformación de
    la sociedad.

  • La preeminencia de una visión agrarista, la
    valorización del trabajo rural, del campesino.

  • El ahorro, expresado en la necesidad de contar con
    graneros, despensas colectivas, silos o almacenes.

  • El comunismo o comunitarismo en relación con la
    propiedad de los bienes o de los factores o medios de
    producción, en especial la tierra.

  • El énfasis en la desigualdad entre los hombres.

  • La emergencia de una doctrina o ciencia oficial que se
    transforma en verdad absoluta, preconizada y defendida por
    príncipes y sabios.

  • La vestimenta de los correligionarios utópicos es
    similar, expresa identidad y diferencia a la vez.

B. Clasificaciones de la utopía

La utopía ha sido clasificada atendiendo a diferentes
criterios fenotípicos. En función de los mismos
podemos diferenciar los siguientes tipos de utopía.
(34)

  • Desde el punto de vista cronológico, podemos
    distinguir: las utopías de la antigüedad, las de
    la Edad Media, hasta las más
    contemporáneas.

  • Desde el punto de vista de su complejidad o simplicidad
    temática
    , tenemos las utopías imaginarias
    que sólo han existido e las leyendas, o en la
    literatura oral o escrita (La Edad de Oro, La
    República) y aquellas otras que efectivamente se han
    concretado en la realidad histórica (Esparta, los
    movimientos milenaristas).

  • Desde el punto de vista de su factibilidad,
    encontramos utopías verdaderamente imposibles frente a
    otras realizables, independientemente, en el caso de estas
    últimas de su posterior éxito o fracaso. Entre
    las imposibles destacan aquellas que son contrarias a las
    leyes naturales como que el hombre vuele por sí
    sólo, mientras que dentro de las posibles, volviendo
    al ejemplo del vuelo, tenemos la de que el hombre vuele en un
    artefacto, independientemente de los tantos intentos fallidos
    que recoge la historia de la aviación.

  • Desde el punto de vista histórico,
    constatamos la existencia de utopías regresivas,
    nutridas por la nostalgia, caracterizadas por un
    ensalzamiento del pasado para añorarlo o revivirlo
    dentro de la ilusión de volver, de retornar a las
    bondades de la naturaleza, así como utopías
    progresivas que, por el contrario, buscan construir un orden
    nuevo, una sociedad diferente impulsada por un
    espíritu renovador.

En fin, como bien lo sintetiza Isaac Pardo: "podrían
idearse otros patrones de ordenamiento, pero baste con los
expuestos, que corresponden a la condición
intrínseca de los diferentes planteamientos
utópicos: son antiguos o son modernos; son puramente
imaginativos o llevan el sello de los históricamente
cumplidos; están fuera de toda posibilidad o son
anticipación de realidades fecundas; se extinguen entre
añoranzas o se expresan en un gesto afirmativo."(35)

C. Concepto y características del
neopopulismo

El término neopopulismo –expresión
evolucionada del populismo – ha venido adquiriendo particular
significación en América
Latina, encuentra su base en las viejas concepciones que
inspiraron a determinados regímenes y partidos
políticos de la década de los años
treinta de inspiración populista. El populismo hace
referencia a aquellos movimientos políticos que utilizan
al pueblo como motivación
de sus actuaciones, adjudicándose su representación
y defensa. Para muchos autores: "la fuerza de los movimientos
populistas deriva de la existencia de de amplias masas obreras o
campesinas movilizadas, pero escasamente organizadas, Como
movimiento, el
populismo ha adquirido diferentes formas según el
país donde se desarrolle y la ideología que lo sustente. Son considerados
como movimientos populistas autoritarios.el fascismo, el
nasserismo, el estalinismo, el castrismo, entre otros." (36)

La investigadora María G. Trocello, sintetiza, desde la
perspectiva socio-política, las
diferentes concepciones que relevantes pensadores sociales han
tenido acerca del populismo."Pueden dentro de esta heterogeneidad
al menos vislumbrarse cuatro grupos: 1. Los
que lo ven como una forma de movilización socio –
política en países subdesarrollados en
transición desde la sociedad tradicional a la moderna (G.
Germani, Torcuato Di Tella, S. Stein). 2. Otra línea de
interpretación histórica estructural ve al
populismo como un estadio de desarrollo del
capitalismo
latinoamericano que surge del modelo agro – exportador. (Cardoso
y Faletto.Portantiero y Torre.Touraine.) 3. Otra línea
importante es la que centra la mirada en la presencia de
líderes y sus atributos…en la tipificación
weberiana de legitimidad carismática.centran la mirada en
los ritos, los procesos de
construcciones mitológicas y las relaciones masa –
líder
(Herbert Braun, Agustín Cueva). 4. Finalmente, una cuarta
línea se define más por el método de
análisis ubica el fenómeno populista en al plano
del discurso que produce interpretaciones populares
antagónicas respecto de la ideología dominante."
(37)

Establecer la diferencia entre populismo y neopopulismo no es
tarea fácil. En entrevista
realizada por el periodista Wilson García Mérida a
Fernando Mayorga a propósito de su libro Neopopulismo
y Democracia:
Compadres y padrinos en la política boliviana
, el
autor expresa: "si la noción de populismo remite a
procesos o prácticas políticas
definidas, el término neopoulismo es muy ambiguo, pese a
que es utilizado de manera convencional para referirse a ciertos
actores políticos que han surgido en América Latina
en los últimos años.A pesar del prefijo neo, el
populismo del siglo XX que se caracterizaba por un discurso que
apelaba al pueblo como sujeto revolucionario; que identificaba
pueblo, nación
y Estado; que propugnaba el protagonismo estatal en la economía con ideas redistributivas y que
incorporó a las clases populares en la política
mediante mecanismos corporativos; todo esto, además, en
torno a la figura
de un líder carismático. Excepto por este
último rasgo no es posible pensar en el neopopulismo como
una suerte de resurgimiento de ese populismo
pretérito."

Para Mayorga, lo definitorio del neopopulismo es un estilo de
acción
que vendría dado por determinados factores
característicos del discurso y la política de los
líderes neopopulistas:

  • predominio del carisma personal del dirigente.

  • debilidad de los mecanismos institucionales formales de
    los partidos políticos en relación con las
    decisiones del líder.

  • influencia de factores culturales en el intercambio
    político, con especial influencia de elementos
    simbólicos y emocionales.

  • precariedad de la ideología en la
    conformación de la identidad política del
    gobernante, lo que implica la incorporación
    desordenada y sucesiva de temas, tesis y planteamientos por
    parte del líder.

El neopopulismo es también denominado, en las Ciencias
Políticas, como Democracia Delegativa (G.O" Donnell) o
Hiper-presidencialismo (Cavarozzi). La mayoría de los
autores consultados reconocen que el neopopulismo se basa
fundamentalmente en la emergencia y actuación de nuevos
líderes, en muchos casos un outsider que no proviene de
las agrupaciones políticas tradicionales ni de los
liderazgos históricos. Otros autores subrayan el rol
creciente e intervencionista del Estado en la economía ante el
fracaso o poco éxito
de las llamadas recetas o fórmulas neoliberales. En todo
caso, podemos añadir, sintetizadas, otras de las
características más resaltantes que los estudiosos
del tema le otorgan al neopopulismo:

  • predominio del personalismo y del paternalismo en la
    modalidad de actuación política del
    líder.

  • defensa de un Estado proveedor de soluciones
    económicas y sociales.

  • desecho y relegación de las formas tradicionales de
    mediación política, en particular, los partidos
    políticos.

  • formación de nuevas coaliciones políticas
    con renovados sectores de la sociedad, muchos de ellos
    promovidos y sostenidos desde el gobierno.

  • instauración de un modelo económico de corte
    redistributivo y clientelar, apoyado en la promoción y
    favorecimiento de organizaciones productivas no
    tradicionales.

  • difusión de un discurso político que
    promueve una sinonimía entre régimen y pueblo,
    entre el líder y el pueblo.

  • aprovechamiento de las debilidades que ofrece una sociedad
    civil fragmentada y apática frente al hecho
    político y sus expresiones formales (abstencionismo y
    decadencia de partido y dirigentes tradicionales).

Una nueva
utopía: el neopopulismo venezolano (La
Revolución
Bolivariana)

La situación política, económica y social
de la Venezuela de las postrimerías del siglo XX puede ser
caracterizada a partir de los siguientes elementos:

  • oligarquización de la sociedad.

  • primacía de una visión salvífica de
    corto plazo.

  • burocratización y pérdida de vigencia – con
    el consiguiente rechazo ciudadano – de los partidos
    políticos tradicionales.

  • corrupción, malversación de fondos e
    ineficiencia de la gestión pública.

  • apatía e indiferencia ciudadana ante el hecho
    político.

  • profundización de las desigualdades de ingreso de
    la población, mayor pobreza y marginalidad.

  • emergencia de personalidades y movimientos
    políticos no convencionales interesados en sustituir
    la partidocracia tradicional.

  • importante disminución de los ingresos en divisas
    provenientes de la exportación del petróleo y
    sus derivados.

Ante esta crítica
y desoladora situación, en sus tiempos de candidato a la
Primera Magistratura, el hoy Presidente de la República
Bolivariana de Venezuela, Teniente Coronel Hugo Chávez
Frías, proclamaba que: "el cambio no es
Chávez, la Revolución
Bolivariana es indetenible, es la fuerza de millones de
venezolanos que despiertan después de cuarenta años
de engaños y decepciones."A fin de promover un nuevo
hombre en una nueva sociedad, un nuevo contrato social,
acuñó el término de la revolución
bolivariana, pacífica y democrática, y
además bonita, para calificar la Edad de Oro en la que
entraría Venezuela bajo su mandato presidencial.

Chávez y sus seguidores revivieron así el viejo
mito que había estado guardado en el inconsciente del
venezolano, para transformarlo en un nuevo proyecto
utópico que otorgaría felicidad e igualdad para
todos, y muy especialmente, para los desposeídos, los
pobres, los marginales, excluidos de participar en la riqueza y
el bienestar colectivo por los representantes de un viejo
régimen corrupto e injusto. Examinemos brevemente algunos
de los rasgos y características de esta utopía
neo-populista venezolana.

A. Simón Bolívar:
la regresión motivadora

Uno de los rasgos distintivos de la utopía neopopulista
venezolana es su carácter regresivo, la figura, el
pensamiento, la obra independentista, la hazaña
libertadora de Simón Bolívar es revivida por
Chávez y sus seguidores para calificar a su
revolución como bolivariana. Para el Presidente: "los
latinoamericanos no son ciegos, no son sordos están
analizando los procesos. Los pueblos están evaluando.
Neruda tenía razón, visionario como era, inmenso
como era, decía en su Canto a Bolívar:

Yo conocí a Bolívar una
mañana largaen Madrid en la
boca del quinto regimientoPadre, le dije, ¿eres o no eres
o quién eres?Y mirando el Cuartel de la Montaña
dijo: "Despierto cada cien años, cuando despierta el
pueblo"

El neopulismo chavista convierte a Bolívar en la
inspiración y soporte del proceso revolucionario en
marcha. Recordemos de nuevo lo afirmado por el Presidente
Chávez el 2 de febrero de 1999, cuando tomó
posesión de la Primera Magistratura: ".Dichoso el
ciudadano que bajo el escudo de las armas de su mando convoca a
la soberanía nacional para que ejerza su
voluntad absoluta. Por mil pueblos, por mil caminos, durante
miles de días recorriendo el país durante estos
últimos casi cinco años, yo repetí delante
de muchísimos venezolanos esta frase pronunciada por
nuestro Padre infinito, El Libertador. Ahora ¿por
qué esa frase? ¿De dónde viene esa frase?
¿Por qué Bolívar? no se trata de una
repetición meramente protocolar y rebuscada de cualquier
frase de Bolívar. No se trata de eso, de rebuscar frases y
traerlas aquí al Congreso de la República para
decirlas delante del país y del mundo. No. Se trata
más bien de darle razón a Pablo Neruda, ese
grande de nosotros, de los nuestros, cuando cantándole a
Bolívar dijo: "es que despierta cada cien años,
cuando despiertan los pueblos". Se trata de reconocerle
razón al grande de nosotros también que fue Miguel
Ángel Asturias cuando dijo cantándole a
Bolívar: los hombres como tu Libertador no mueren
Capitán, sino que cierran los ojos y se quedan velando; es
reconocerle razón al indio Chocaguanca. cuando le
cantó a Bolívar y le dijo: "tu gloria
crecerá con el tiempo como crece la sombra cuando el sol
declina". O es reconocerle razón a José Martí.
cuando dijo: "ahora es cuando Bolívar tiene que hacer en
América todavía, porque lo que no hizo él
está sin hacer todavía."

En discurso pronunciado el 19 de abril de 1999, Chávez
no dejaba ninguna duda sobre la fuerza inspiradora de la
Revolución Bolivariana: "la ideología que yo he
propuesto en estos últimos años y creo que ha
venido calando en el pueblo, es la ideología bolivariana,
un bolivarianismo revolucionario, un bolivarianismo para este
tiempo. La idea bolivariana es la ideología primigenia del
nacimiento de las Repúblicas que nos precedieron. Esa
idea, acompañada por supuesto de otras muchas ideas y
planteamientos, pero Bolívar es el eje central de la
ideología venezolana y también de muchos pueblos
latinoamericanos."

Los políticos, escritores y pensadores venezolanos y
latinoamericanos no desconocen el valor, el aporte de la obra y
del pensamiento del Libertador Simón Bolívar en la
fundamentación de la venezolanidad. Uslar Pietri, entre
tantos otros, es uno de ellos: "no voy a detenerme ante vosotros
en el elogio de Bolívar, que forma ya parte inseparable de
lo más alto y puro del patrimonio
común de gloria del género humano. Fue un gran
conductor de pueblos, un heroico capitán de la guerra, un
creador de rumbos, un decidor y revelador de las hondas verdades
yacentes bajo la fluida realidad histórica, y un sentidor,
casi poético y casi profético, de la
condición de su América. Su obra de pensador
político no es menor que sus realizaciones de guerrero y
estadista por las que seis naciones le proclaman como su
libertador. En los cuarenta y siete años de su vida humana
cupo más tarea creadora que en las de los héroes
clásicos, creó Estados pero también
creó filosofía política, dirigió
batallas para derrotar ejércitos, pero también supo
concebir la estrategia para
luchar contra las imposiciones del pasado y ganarle un futuro
mejor. Tanto como la más brillante de sus campañas
militares vale su discurso de Angostura que todavía hoy, a
ciento cuarenta años de distancia, es una de las
interpretaciones más penetrantes de la difícil y
confusa realidad histórica del mundo hispanoamericano. Si
ese mismo mundo hispanoamericano tuviera que escoger en su
historia un solo personero para representarlo en toda su
amplitud, en toda su complejidad, en toda su combativa variedad,
no podría escoger, entre sus grandes hombres, a otro
más calificado que Bolívar." (Discurso
pronunciado en Washington en ocasión de la
inauguración de la estatua del Libertador el 27 de Febrero
de 1959)

Sin embargo, el culto exacerbado al Libertador que propone la
Revolución Bolivariana, la divinización, la
superposición de Bolívar por encima de todos los
demás mortales, como bien lo expresa el historiador Pino
Iturrieta en su articulo La Tropelía de la
República Bolivariana
en Venezuela Analítica :
".sólo en el caso de un profeta como Mahoma, o de un
legislador como Moisés, quienes se anuncian como voceros
de la divinidad y quienes son recibidos como tales por sus
destinatarios, puede pensarse en la alternativa de un mensaje
susceptible de traspasar la barrera del tiempo para determinar la
vida de las generaciones posteriores. De ellos manan
disposiciones generales y pautas permanentes de origen divino,
esto es, lo contrario de las ideas y de las acciones de un
personaje histórico que sólo pretende, porque
simplemente no puede pretender otra cosa, la atención de
los problemas del entorno en el cual se desenvuelve… debido a
que no estamos frente a Bolívar uno y único
enfrentado a su realidad, sino ante muchos Bolívar en la
lucha por el poder y la
sobre vivencia.Son muchas las respuestas que tal vez los
constituyentes y el primer magistrado no ofrezcan, debido a que
niegan la existencia del grande hombre al limitarse a
considerarlo como un semidiós."

B. La IV República como La Edad de Hierro

La corrupción y la injusticia, a las que se
vino a añadir el criminal apetito de posesión y
lucro, Chávez, como Hesíodo, hubiese podido
proclamar: "¡OH sí el cielo me hubiese concedido no
vivir en esta.generación de hombres, o si me hubiera
muerto o nacido después! ¡Porque ahora es la Edad de
Hierro!" Terrible IV República venezolana, punto – fijismo
generador de todas las injusticias sufridas por unos venezolanos
con derecho a ser felices, y cuya felicidad les ha sido birlada
por un régimen insensato que, afortunadamente, al decir de
Chávez, viene siendo suplantado por la bonita
revolución bolivariana, la V República perfecta, la
ciudad justa, donde reinará la solidaridad y la
fraternidad, y en la que todos los hombres volverán a ser
hermanos.

A fin de reforzar el carácter solidario y fraterno de
la revolución bonita, de la nueva Edad de Oro venezolana,
el Presidente Chávez, en sus innumerables alocuciones y
cadenas de radio y televisión, se refiere a sus gobernados, no
como ciudadanos ni mucho menos con el execrado término
betancourista de conciudadanos, sino como Hermanos, Hermanas.

La IV República, en el discurso utópico
chavista, es la cabal y veraz expresión de la oscura e
hipócrita Edad de Hierro, durante la cual de "nada
valdrán los juramentos, la justicia ni el bien.
Sólo se respetará al hombre descomedido y criminal.
La fuerza será el único derecho y no habrá
conciencia. El
cobarde atacará al valiente tratará de justificarse
con falsos juramentos. La envidia, de amargo lenguaje y de
rostro rencoroso, complacida en la maldad, acompañara cada
paso de los miserables humanos."

En consecuencia, en el discurso del nuevo régimen
revolucionario, la IV República es responsable por la
masacre del 27F, ejecutora de torturas y desapariciones,
promotora de la corrupción
administrativa, patrocinadora del capitalismo salvaje y del
neoliberalismo
criminal, defensora de la
globalización, artífice de arteras componendas
políticas para repartirse el poder entre los dos grandes
partidos tradicionales y sus franquicias o
sucursales, culpable de la entrega de la soberanía
económica a las grandes corporaciones extranjeras,
cómplice de los intereses de las grandes potencias, en
especial, de los EEUU, entre tantas otras acciones
irresponsables, antipopulares y antipatrióticas.

En el caso de nuestra nueva utopía, de la renovada Edad
de Oro venezolana, de la revolución bonita, se cumple
también con uno de los postulados del pensamiento
utópico: el descrédito del régimen
precedente, de los gobiernos anteriores, del Ancien
Régime,
de la Edad de Hierro. Para hacer efectivo,
evidente y reiterado este rechazo, el Presidente y sus seguidores
se valen de la burla y la descalificación de sus
predecesores u oponentes. Producto de
esta línea de acción, términos como
escuálidos, oligarcas, racistas, golpistas, cúpulas
podridas, les son endilgados continuamente – en tono de sorna y
burla – a todos aquellos que critiquen o se opongan a las
iniciativas presidenciales. Ninguna institución escapa de
las críticas mordaces y ridiculizadoras de Chávez:
el empresariado, los sindicatos, la
sociedad
civil, los medios de
comunicación social, la Iglesia Católica; sin
embargo, la única institución excluida de la
mordacidad presidencial es la renovada Fuerza Armada Nacional que
"sustituyó" a las viejas, corruptas,
antipatrióticas y antipopulares Fuerzas Armadas Nacionales
de la IV República. Como bien lo precisa Andrés
Stambouli: "Chávez,.esta vez electo
democráticamente, se negaba a dialogar y entenderse con
los representantes del cuarenta por ciento de los electores que
votaron por otras opciones, sino que les declaraba una incesante
y descalificadora guerra verbal a todas las organizaciones
sociales críticas de su gobierno."
(38)

C. De la Democracia representativa a la
participativa

Uno de los temas de las ciencias políticas actuales, lo
constituye la discusión acerca de la vigencia y validez de
la llamada democracia representativa. El profesor Georges Burdeau
ya lo había anticipado en su célebre
Traité de Science Politique (39), cuando afirmaba
que prefería hablar de la presencia de los gobernados en
el ejercicio del poder que de su participación en el
ejercicio del mismo.

Este es el centro de la discusión acerca del tipo o
modalidad de democracia a ser promovida. En efecto, la democracia
representativa formal se asienta en los conocidos conceptos de
elección popular de los representantes del pueblo mediante
el voto directo y universal, y en el principio de la
separación de poderes preconizado por Montesquieu.
Como bien lo señala José Luís Dellordine en
articulo recogido en momografías.com: "Ya se ha dicho que
la legitimidad de los gobiernos democráticos es patente en
las instituciones
representativas. La estructura de
las que hoy conocemos sigue el patrón organizativo del
constitucionalismo liberal inspirado por Montesquieu, el
principio de la "separación de poderes". Con esto se
quería conseguir un mecanismo de contrapesos adaptado a
los criterios de lo que debía ser la acción de
gobierno: la mínima intervención posible en la vida
de sociedad. Hay que recordar, sin embargo, que no es este el
liberalismo al
que se asocia la idea actual de democracia. El sufragio
universal es lo que hace posible la democracia y permite el paso
del gobierno por consentimiento a una forma indirecta de
autogobierno como la democracia representativa. Con esta
fórmula política el parlamento legislador adquiere
una gran importancia: de él depende la producción normativa a la que los poderes
públicos han de someterse, comenzando por el poder
ejecutivo."

Sin embargo, para muchos no existe suficiente peso, presencia,
participación del pueblo en las decisiones de
interés general, en la medida en que su
representación la ejercen los legisladores electos bajo el
esquema de intermediación de los partidos políticos
tradicionales, en fin, para muchos es considerada una democracia
de elites. Allan Brewer Carías comparte esta perspectiva,
a partir de la situación política venezolana de
1998-1999, el constitucionalista concluye que ".la crisis de la
democracia, de su consolidación y afianzamiento, ya no
podía resolver simplemente con una reforma constitucional,
sino abriendo efectivamente nuevos canales de representatividad y
participación democrática para llenar el
vacío que nos había dejado el deterioro de los
partidos políticos tradicionales y que de nuevo colocaron
al país en una orfandad política. El reto que hemos
tenido los venezolanos es el de formular un nuevo proyecto
político democrático que sustituya el Estado
Centralizado de Partidos por un Estado Descentralizado
Participativo." (40)

A la luz de estos criterios y realidades acerca de la
insuficiencia de la democracia representativa para asegurar una
mayor presencia del soberano, del gobernado, en las decisiones de
relevancia nacional, la idea de la democracia directa,
participativa, ha cobrado relevancia y particular importancia en
el pensamiento político contemporáneo, aunque ya en
su época J.J. Rousseau había expresado que este era
el régimen político conveniente para un pueblo de
Dios. La revolución bolivariana ha hecho suyos los
conceptos de Burdeau: "en un régimen democrático,
las instituciones de la democracia directa restablecen, en
consecuencia, el derecho inherente a cada individuo de tener una
voluntad personal en
materia
política y de expresarla sin trabas ni fraudes."

En su primera alocución al país como presidente,
Hugo Chávez, refiriéndose a las sentencias dictadas
por la antigua Corte Suprema de Justicia favorables a la
posibilidad de convocar un referéndum consultivo para
convocar la Asamblea Constituyente expresó: "La
decisión de la Corte Suprema de Justicia es para la
Historia, ciudadana Presidenta. Sin duda que es para la Historia,
sentando cátedra de lo que es el Poder Constituyente
originario, de lo que es la soberanía, como lo
decía Rousseau y como también Bolívar en ese
pensamiento que ya cité al comienzo. «Convoquemos la
soberanía popular para que ejerza su voluntad
absoluta». Pero ¿acaso le podemos tener miedo a la
soberanía popular? ¿No hablamos de democracia,
pues? La soberanía no es nuestra, el Presidente de la
República no es soberano, el Congreso de la
República aunque lo llamen soberano no es soberano, la
Corte Suprema y los tribunales no son soberanos, el único
soberano aquí en la Tierra, en el pueblo, en la tierra
venezolana es ese pueblo, no hay otro. Ese es un principio
universal y elemental. Después de la decisión
histórica de la Corte Suprema de Justicia, se apagaron las
voces de los
que clamaban todos los días que había que reformar
la Constitución y ahora ha cambiado
también la dinámica. La decisión de la Corte
Suprema de Justicia ha acelerado el proceso y eso habrá
que reconocerlo para la Historia, porque todo esto que
está ocurriendo en Venezuela, hora tras hora,
compatriotas, día tras día, está quedando
grabado para las páginas de la Historia. "

De esta forma y por decreto del Presidente de la
República, se inició el proceso constituyente que
aprobaría la nueva Constitución Bolivariana, en
cuyo preámbulo se establece el ".el fin supremo de
refundar la República para establecer una sociedad
democrática, participativa y protagónica." A los
fines de hacer posible y factible la promovida democracia
participativa y protagónica, la propia constitución
estableció en el artículo 70 los medios
generales de participación política y social del
pueblo soberano, a saber:

  • Políticos: la elección de cargos
    públicos, el referendo, la consulta popular, la
    revocación del mandato, las iniciativas legislativa,
    constitucional y constituyente, el cabildo abierto y la
    asamblea de ciudadanos y ciudadanas.

  • Sociales y económicos: las instancias de
    atención ciudadana, la autogestión, la
    cogestión, las cooperativas en todas sus formas
    incluyendo las de carácter financiero, las cajas de
    ahorro, la empresa comunitaria y demás formas
    asociativas guiadas por los valores de la mutua
    cooperación y la solidaridad.

Sobre la base de los medios políticos que otorga la
constitución para hacer efectiva la democracia
participativa, en los años recientes, Venezuela ha sido
escenario de los siguientes procesos electorales:
1.-Elección del congreso, gobernadores y asambleas
legislativas (noviembre de 1998); 2.- Elecciones presidenciales
(diciembre de 1998); 3.- Referéndum consultivo para
convocar a la asamblea constituyente (abril de 1999); 4.-
Elección de miembros de la ANC (julio de 1999); 5.-
Referéndum aprobatorio de la Constitución
(diciembre de 1999); 6.- Fallidas mega-elecciones (mayo 2000);
7.- Relegitimación de autoridades nacionales y regionales
(julio 2000); 8.- Relegitimación de autoridades locales
(octubre 2000).

Sin embargo, las trabas y fraudes de los que hablaba Bordeau
como peligros de la democracia representativa, no tardaron en
hacerse también evidentes en nuestra democracia
participativa, en el caso de la convocatoria del referendo
revocatorio del propio presidente, de Hugo Chávez,
confirmando lo afirmado por Giovanni Sartori acerca de las
llamadas constituciones fachada que son tales porque toman la
apariencia de verdaderas constituciones, en realidad son
constituciones trampa, porque "en lo que respecta a la libertad y a
los derechos de los destinatarios de las normas son letra
muerta."

En fin, como bien lo aprecia Brewer Carías, la nueva
constitución al promover la democracia participativa: ".si
bien abre nuevos espacios para la participación
política a través de los referendos, conserva el
sistema electoral
de representación como el único de rango
constitucional, y con ello el riesgo de que al
no cambiar el sistema electoral no cambie el régimen de
partidos, que es consecuencia del anterior. El Estado de
Partidos, por tanto, tiene todas las perspectivas de continuar,
pero cambiando, sin embargo, unos partidos por otros." (41)

D. La personalización del poder (el
Hiper-presidencialismo)

Cuando analizamos el concepto de neopoulismo,
señalábamos que su característica
diferenciadora y fundamental con el populismo era la preeminencia
de la figura del líder, el peso y condicionamiento de su
conducta y opiniones sobre las prioridades y ejecutorias del
gobierno; incluso algunos autores hablan de democracia delegativa
o de Hiper-presidencialismo como sinónimos de
neopopulismo.

Guillermo O"Donnell caracterizó como democracias
delegativas a los regímenes presidencialistas en los que
la legitimidad plebiscitaria sirve de recurso al gobernante para
asumir poderes extraordinarios y gobernar por decreto
prescindiendo del control
parlamentario. En su análisis, el autor expresaba una
valoración muy negativa de tales regímenes, no
sólo por la falta de control de las actuaciones
presidenciales por parte de los otros poderes políticos,
sino también por la desigualdad
social, en términos materiales y simbólicos,
que generaban. En efecto, el uso particular de los recursos
públicos – característico del clientelismo – se
traducía en el nuevo contexto en corrupción del
entorno presidencial, desigualdad ante la ley e
irresponsabilidad de los supuestos representantes
democráticos.

Por su parte, el Hiper-presidencialismo ha sido caracterizado
preliminarmente como el máximo grado de
concentración del poder en la figura ejecutiva del
gobierno, Marcel Cavarozzi profundiza los rasgos y elementos
más característicos del fenómeno
hiper-presidencialista, a saber:

  • La personalización del poder del presidente, del
    jefe del Poder Ejecutivo.

  • La baja autonomía o pasividad de los poderes
    legislativos nacionales.

  • La transferencia de responsabilidades a los niveles
    provinciales o municipales, sin la correspondiente
    descentralización de los recursos financieros.

  • El debilitamiento del Poder Judicial.

  • La abdicación a la participación o
    incremento de los niveles de apatía y
    retracción de la política por los
    ciudadanos.

Los estudiosos del tema coinciden en señalar que – como
sistema
político que concentra toda la autoridad y
todas las expectativas populares sobre el presidente – contribuye
a los abusos del poder cuando el presidente cuenta con un fuerte
apoyo público y, por el contrario, favorece la quiebra del
sistema en los casos en que, súbitamente, el presidente
comienza tomar decisiones equivocadas o la ciudadanía pierde la confianza en
él. En el caso de Chávez en Venezuela, el analista
social Ramón
Piñango lo ha expresado con claridad: "se trata. de
ilusiones que nacen en la fe en una persona.es una esperanza.que
perdurará tanto como dure la confianza en el Presidente
Chávez."

En Venezuela, el presidencialismo, es decir, el predominio del
Poder Ejecutivo – traducido en las amplias atribuciones otorgadas
al Presidente de la República sobre los otros poderes
públicos – ha sido una constante en nuestra historia
constitucional contemporánea; la Constitución
Bolivariana tampoco escapó de este signo. Luego de un
detallado análisis de nuestra historia constitucional,
Rafael Badell Madrid constata que: "Venezuela se ha caracterizado
por una evidente preponderancia presidencial, respecto de los
restantes poderes públicos" y afirma que: "el pretexto de
la necesidad de reestructurar las instituciones políticas
venezolanas sirvió en verdad para concentrar mayores
poderes en el Presidente de la República quien, aun cuando
está sometido a un sistema de controles parlamentarios,
similares más no idénticos, a los previstos en la
Constitución de 1961, tiene mayor preponderancia que en la
Constitución de 1961."(42)

En efecto, la Constitución de 1999 enfatiza el
carácter presidencialista del sistema de gobierno
ampliando las ya importantes atribuciones que la
Constitución de 1961 le otorgaba al Jefe del Poder
Ejecutivo. Como muestra de este renovado y acentuado
presidencialismo tenemos las siguientes:

  • La extensión del período presidencial de 5 a
    6 años.

  • La promoción de los ascensos a partir del grado de
    coronel o capitán de navío.

  • La formulación de la planificación
    nacional.

  • El establecimiento del número, organización
    y competencia de los ministerios y otros organismos de la
    administración pública.

  • La designación de la mitad de los directores y del
    Presidente del Banco Central de Venezuela.

  • La disolución de la Asamblea Nacional cuando en un
    mismo período presidencial el Vicepresidente de la
    República sea removido de su cargo en tres
    oportunidades como consecuencia de la aprobación de
    mociones de censura.(Cf. Artículo 236 de la
    Constitución)

Partes: 1, 2, 3, 4
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter