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La Revolución Bolivariana y los mitos americanos (página 4)




Enviado por irapavilo



Partes: 1, 2, 3, 4

En lo que se refiere a las denominadas Misiones
Presidenciales,
de acuerdo con la escasa información oficial disponible, tenemos las
siguientes, cuyos objetivos, de
acuerdo con la página web
de los Círculos Bolivarianos son:

  • La Misión Robinson es la operación
    vico militar más importante de la historia
    republicana de nuestro país, la cual tiene como
    finalidad formar corazones para la libertad, enseñando
    a leer y a escribir a más de un millón de
    venezolanos distribuidos por todo el territorio nacional.
    Pueblo y Fuerza Armada forman el Ejército de la Luz,
    llevando un mensaje de amor y patria que no podrá ser
    borrado jamás. Todo el poder del conocimiento llega a
    las comunidades más remotas gracias a la
    dedicación de los hijos de Bolívar. Alcanzar la
    independencia cultural de nuestro pueblo, enseñando a
    leer y escribir a un millón de venezolanos, a
    través de la operación cívico militar
    más grandioso de la historia republicana, cumpliendo
    así con el sueño de Robinson y de
    Bolívar, consolidar la libertad y la
    integración de América Latina.

  • La Misión Vuelvan Caras es la
    participación del pueblo venezolano junto al gobierno
    revolucionario, en la transformación social y
    económica del país, mediante laeducación
    y el trabajo, hasta lograr una calidad de vida digna para
    todos.

  • La Misión Ribas es un Programa Educativo que
    el Gobierno Bolivariano del Presidente Hugo Chávez
    Frías está desarrollando con la finalidad de
    incluir a todas aquellas personas que no han podido culminar
    su bachillerato. Esta Misión beneficiará a
    todos los ciudadanos sin importar su edad, que quieran
    terminar sus estudios secundarios luego de haber cursado la
    primaria.

  • La Misión Barrio Adentro es una iniciativa
    del Presidente de la República Bolivariana de
    Venezuela, Hugo Chávez,  en respuesta a las
    necesidades sociales más urgentes de la nación.
    Promueve el desarrollo de la salud, educación, cultura
    y deporte en las comunidades más necesitadas del
    país. Es un Programa Social para el pueblo; donde
    participan las comunidades para lograr mejores condiciones de
    vida. Integra a países hermanos en el cual
    profesionales de la medicina oriundos de Cuba conjuntamente
    con médicos venezolanos brindan asistencia
    médica a los ciudadanos

  • La Misión Sucre: Facilitar la
    incorporación y prosecución de estudios en la
    educación superior de todos los bachilleres y
    bachilleras que, a pesar de sus legítimas aspiraciones
    y plenos derechos, no han sido admitidos o admitidas en
    ninguna institución de educación superior
    oficial, e incrementar el nivel educativo de la
    población venezolana. También tiene como
    objetivo, promover la reflexión, discusión,
    concepción e implantación de un nuevo modelo
    educativo universitario, con base en los imperativos de la
    democracia participativa y protagónica, el
    diálogo con los actores involucrados teniendo como
    referencia fundamental el proceso histórico, social,
    político y económico que vivimos

A las descritas misiones, se añade la también
llamada en ocasiones Misión Mercal, a la que nos
referimos con anterioridad. Los beneficiarios de estos programas
sociales, ahora misiones, reciben una simbólica
prestación monetaria – una beca de escaso poder
adquisitivo – durante su participación en cualquiera
de las mencionadas misiones.

Estos programas y misiones presidenciales responden a la
voluntad de Chávez para poner de lado el marco
institucional heredado de la IV República, promoviendo su
debilitamiento y suplantación por otro que le permita
reforzar su propuesta neopatrimonialista, mediante la
profundización del clientelismo. En efecto, el propio
Presidente afirma que: "para que ese proceso se convierta en un
proyecto viable, en un proyecto concreto, en un proyecto
verdaderamente revolucionario, necesario es aplicar una serie de
estrategias, de
tácticas y de transformación integral"
(Discurso pronunciado el 29 de abril de 1999). Y en la
ya citada entrevista a Harnecker confirma: "aquí hay una
Revolución. Ha habido un cambio en la
estructura jurídico-política. Que esa estructura
sea imperfecta, que está viciada, que está
amenazada, que es muy incipiente, todo eso es verdad, pero existe
una nueva estructura naciente que hay que cuidar, potenciar,
fortalecer."

Para cuidar y fortalecer las estructuras y
políticas clientelistas, y así apuntalar el
neopatrimonialismo de Chávez, el presupuesto
asignado directamente a la Presidencia de la República, en
los últimos cinco años, ha experimentado un
crecimiento real del 1.237 %. Con el apoyo del análisis
realizado por el periodista Andrés Rojas Jiménez en
El Nacional del 12 de mayo de 2004, podemos entender
mejor este desmedido crecimiento del presupuesto disponible para
su ejecución por el Presidente Chávez: "El rally
que tiene el presupuesto de la Presidencia de la República
es indetenible, incluso cuando la comparación se hace en
dólares con el fin de evitar las distorsiones que ocasiona
la devaluación del bolívar en los
cálculos. En 1998 – durante el último
gobierno del presidente Rafael Caldera – los gastos de
funcionamiento de la oficina del
primer mandatario se fijaron en 2,3 millardos de
bolívares, que para la época podían compra
4,5 millones de dólares mientras que los 115,7 millardos
de bolívares equivalen a 60,2 millones de dólares
al tipo de cambio
oficial de 1.920 bolívares por dólar."

En lo que se refiere a la eficiencia e
impacto de las Misiones para dar respuesta a la
situación que cada una de ellas busca resolver, aún
es muy temprano para tener una visión integral de su
pertinencia e impacto. Sin embargo, en relación con la
más antigua – la Misión
Robinson
– ya comienzan a escucharse opiniones de expertos,
como la de la investigadora del CENDES, Mabel Mundó,
quien, en análisis recogido en El Nacional
del 3 de junio de 2004, expresa las siguientes inquietudes acerca
de estos aspectos de la misma:

  • Disparidad de la información en cuanto al
    número de analfabetas en el país, el Censo
    Nacional de 2001 identifica 1,08 millones y el gobierno 1,5
    millones.

  • Participación de menores en la
    Misión que, en su criterio, deben estar en
    una institución escolar debido a la importancia de la
    escuela primaria en el proceso de aprendizaje en
    socialización.

  • Responsabilidades difusas y compartidas entre diferentes
    organismos públicos que poco o nada tienen que ver con
    el asunto educativo, tales como el Instituto Nacional de
    Tierras, PDVSA, la Fuerza Armada, Corpozulia o CADAFE:

  • Intereses distintos a los propiamente educativos por parte
    de los beneficiarios de la Robinson. En este
    sentido, Mabel Mundó constata que: " apenas una
    mínima parte de los egresados de las misiones no piden
    continuar sus estudios, sino que les den algo a cambio:
    vivienda, salud, empleo o simplemente que los
    ayuden."

  • Objetivos diferentes a los de alfabetización, ya
    que en la misión " se ve un claro objetivo de vuelta
    al campo", ya que muchos de sus estímulos tienen que
    ver con la labor agrícola, y se pregunta: "Ahora bien,
    ¿este es un país con un modelo agrario?
    ¿Cómo insertar en él a la
    población que quiere trabajar en bienes y
    servicios?"

  • Por último, la investigadora subraya la gran
    contradicción inmanente en la Misión
    Robinson
    , ya que sus beneficiarios " piden
    inclusión en las políticas públicas del
    país, piden estabilidad, empleo, salud, vivienda,
    ¿a través de una política educativa se
    puede lograr todo eso? ¿Entonces cómo insertar
    a la población pobre, pero alfabetizada, que
    también necesita lo mismo?". Y concluye que a falta de
    una buena política de paro forzoso, vivienda, salud,
    estos programas se amarran al programa educativo, "pero se
    excluye a la población que no está en
    él."

c. La nueva sociedad
civil

Otro de los elementos distintivos e identificatorios del
neopatrimonialismo es el prebendalismo. Recordemos que la
prebenda es básicamente una renta aneja, un ingreso que se
deriva del otorgamiento de un oficio, empleo
lucrativo y poco trabajoso. En los regímenes
neopatrimoniales, estas prebendas se otorgan con fondos
provenientes del Tesoro Nacional, de la Hacienda Pública,
a sectores o grupos de la
sociedad
civil, existentes o promovidos por el propio régimen,
con el fin de asegurar y fortalecer sus vínculos con el
líder y
asegurar también la lealtad y fidelidad a las decisiones y
ejecutorias presidenciales.

El gobierno del
Presidente Chávez ha sido prolijo en prebendas, su propia
configuración cívico –
militar impone el otorgamiento de ventajas y beneficios que
aseguren, por un lado, el vínculo de la Fuerza Armada
y de la sociedad civil emergente a las políticas
de la revolución
bolivariana, y por el otro, la fidelidad al propio
presidente.

En lo que se refiere a la vinculación pueblo –
Fuerza Armada (74), nada puede ser más explicito y dicente
que las emocionadas palabras pronunciadas por Chávez en
honor al Libertador Simón Bolívar:
"Seguiremos con tu idea y con tu praxis.
Seguiremos los soldados de Venezuela al
servicio del
pueblo venezolano como tú lo planteaste y lo dijiste.
Seguiremos al pie de la letra tu mandato en Santa Marta cuando te
convertiste en ceniza: Unión. Unión. «Si mi
muerte
contribuye para que cesen los partidos y se consolide la
unión, bajaré tranquilo al sepulcro». Los
soldados y el pueblo, seguiremos el mandato, Padre, y juramos los
soldados de tu Ejército libertador y de tu Fuerza Armada
Libertadora, que seguiremos al pie de la letra ese mandato cuando
dijiste que el soldado debe estar siempre al servicio del pueblo
y cuando incluso maldijiste un día diciendo:
«Maldito sea el soldado que vuelva las armas contra su
pueblo». Pues los soldados venezolanos seguiremos tu
mandato para merecer tu bendición y estar siempre al
servicio de nuestro pueblo y siempre al servicio de nuestra
Patria. Así que aquí venimos, Padre, y yo soldado,
sencillamente soldado, recojo la voz de muchos para venir a
ofrendarte, Padre. Para venir a decirte gracias por todo lo que
nos has dado, pero para también pedirte que tal como lo
sabemos y tal como lo dijiste un día, la suerte de
Venezuela no me será indiferente ni aun después de
mi muerte. Te seguimos pidiendo tu ayuda. Tienes tu puesto y
seguirás teniendo tu puesto en el primer lugar de esta
batalla por la dignidad
porque eres el líder y porque seguirás siendo el
líder por los siglos de los siglos. Que Dios te bendiga,
Padre, Bolívar." (Palabras en el Panteón Nacional
el 24 de julio de 2000, día del 217º aniversario del
natalicio de Simón Bolívar)

En lo referente a la nueva sociedad civil bolivariana,
emergente destacan los Círculos Bolivarianos como
el factor social de mayor relevancia promovido por el propio
Chávez. En efecto, en la citada entrevista a
Harnecker, el presidente enfatiza: "En todas partes debe haber
círculos bolivarianos y deben construirse redes sociales de
círculos bolivarianos, y varias redes sociales van
conformando una corriente de círculos bolivarianos que se
va transformando como en un río. Las varias corrientes
deben ir conformando las fuerzas bolivarianas… Es ese movimiento el
que va a garantizar, por encima de todos los riesgos y
peligros, la consolidación de proceso
revolucionario."

Los Círculos Bolivarianos, de acuerdo con su
web oficial,
son una forma de organización social, que materializa el
principio de la democracia
participativa, consagrada en la Constitución Nacional, permitiendo a las
comunidades asumir el protagonismo en la construcción de la sociedad, la
vinculación y corresponsabilidad en los asuntos del
Estado, basada
en derechos, deberes
y garantías constitucionales y el ejercicio pleno de la
ciudadanía. Su visión es la de una
sociedad definida por la participación protagónica,
solidaria y dinámica de las comunidades organizadas en
la gestión
pública y la contraloría social, caracterizada por
el elevado nivel de formación ciudadana e integración de sus miembros, comprometidos
estos con los principios de la
Constitución, valores y
principios promovidos en el árbol de las tres
raíces: el pensamiento de
Simón Bolívar, Simón Rodríguez y
Ezequiel Zamora.

A estos fines, los círculos tienen como misión:
organizar y poner en movimiento a la sociedad venezolana para
materializar el precepto constitucional que consagra la
democracia participativa, para crear los espacios reales y
efectivos que permitan al pueblo protagonizar las decisiones
trascendentales del país y lo lleven a alcanzar la mayor
suma de felicidad posible, con elevados índices de
calidad de
vida, desarrollo
humano integral y desarrollo
local sustentable y sostenible.

Para el cumplimiento de su misión, visión y
objetivos, los
círculos cuentan con las denominadas Casas
Bolivarianas,
es decir, espacios comunitarios de
formación ciudadana, de encuentro, intercambio,
articulación, unidad y fortalecimiento de las organizaciones,
movimientos, instancias e instituciones
vinculadas a la construcción y consolidación del
poder popular,
orientados en la defensa, construcción y desarrollo de la
propuesta del proyecto de
país y de la nueva sociedad contenidos en la
Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela.

Estas iniciativas en el dominio militar y
popular (acompañadas de las consabidas prebendas, pago de
personal,
viajes,
viáticos, aumentos de sueldo, bonos, programas
especiales para adquisición de vivienda y
vehículos, vivienda, becas y otras canonjías
financiadas con ingresos del
Estado) dirigidas a reforzar la deteriorada legitimidad del
gobierno de Chávez, son complementadas con otras que
buscan asegurar el apoyo de sectores diversos de la sociedad
civil. Sindicatos
chavistas, confederaciones sindicales bolivarianas, clase media y
empresarios en positivo se suman a los medios de
comunicación comunitarios para respaldar y difundir el
mensaje salvífico y redentor de la utopía regresiva
bolivariana liderada por el Presidente Hugo
Chávez Frías.

Anexo

Carta del
Almirante a los Reyes Católicos (1498)

Partí en nombre de la Santísima Trinidad el
miércoles 30 de mayo de 1498 de Sanlúcar de
Barrameda y navegué a las Islas Madera por
camino no acostumbrado, por evitar los perjuicios que me hubiera
causado una armada francesa que me aguardaba cerca del cabo de
San Vicente, y de allí a las Islas Canarias. De
aquí partí con una nave y dos carabelas;
envié los otros navíos directamente a la Isla
Española, y yo navegué rumbo al Sur con
propósito de llegar a la línea equinoccial, y de
allí seguir al Poniente hasta que la Española
quedase al Norte. Llegando a las islas de Cabo Verde (falso
nombre, porque son tan secas que no vi en ellas cosa verde
alguna) con toda la gente enferma, no osé detenerme en
ellas y navegué al Sudoeste 480 millas, donde anocheciendo
tenía la Estrella Polar en cinco grados. Allí me
desamparó el viento y entré en una zona de calor y tan
grande, que creí que se me quemarían los
navíos y la gente. El desorden fue tal que no había
persona que
osase descender bajo cubierta a reparar las vasijas y
víveres. Duró este calor ocho días, el
primero de los cuales fue soleado y los siete siguientes de
lluvia y nublados, que si hubiesen sido soleados como el primero
creo que no hubiéramos podido escapar de manera alguna.
Plugo a Nuestra Señora, al cabo de esos ocho días,
darme buen viento de Levante y yo seguí al Poniente, mas
no osé declinar hacia el Sur porque hallé
grandísimo cambio en el
cielo y las estrellas. Decidí, pues, mantener rumbo Oeste
y navegar a la altura de Sierra Leona hasta donde había
pensado encontrar tierra para
reparar los navíos, remediar la escasez de
víveres y tomar agua, que ya
no tenía. Al cabo de diecisiete días en que Nuestro
Señor me dio viento favorable, el martes 31 de julio, al
mediodía, avistamos tierra. Yo la esperaba desde el lunes
anterior y había mantenido el rumbo invariable hasta
entonces, mas el martes, al salir el sol,
careciendo ya de agua, decidí dirigirme a las islas de los
caribes y tomé esa dirección. Como su Alta Majestad siempre ha
usado de misericordia conmigo, por suerte subió un
marinero a la gavia y vio al Poniente tres montañas
juntas. Dijimos la Salve Regina y otras oraciones, y dimos todos
muchas gracias a Nuestro Señor; después dejé
el camino al Norte y me dirigí a tierra; llegué con
el crepúsculo al cabo que llamé de la Galea [hoy
cabo Galeote] después de haber bautizado a la isla con el
nombre de Trinidad. Allí hubiera encontrado puerto de
haber sido más hondo; había casas, gente y muy
lindas tierras, tan hermosas y verdes como las huertas de
Valencia en marzo. Pesóme cuando no pude entrar a puerto,
y recorrí la costa hasta el extremo Oeste; navegadas cinco
leguas hallé fondo y anclé las naves. Al día
siguiente me di a la vela buscando puerto para reparar los
navíos y tomar agua y víveres. Tomé una pipa
de agua y con ella anduve hasta llegar al cabo; allí
hallé abrigo del viento de Levante y buen fondo, donde
mandé a echar el ancla, reparar los toneles y tomar agua y
leña, y envié gente a tierra a descansar de tanto
tiempo que
andaban penando.

A esta punta la llamé del Arenal [hoy punta de Icacos]
y allí se halló la tierra
hollada de unos animales que
tenían las patas como de cabra que, según parece,
había en abundancia, aunque no se vio sino uno muerto. Al
día siguiente vino del Oriente una gran canoa con 24
hombres, todos mancebos, muy ataviados y armados de arcos,
flechas y escudos, de buena figura y no negros, sino más
blancos que los otros que he visto en las Indias, de lindos
gestos y hermosos cuerpos, con los cabellos cortados al uso de
Castilla. Traían la cabeza atada con un pañuelo de
algodón
tejido a labores y colores tan
finos, que yo creí eran de gasa. Traían otro de
estos pañuelos ceñido a la cintura y se
cubrían con él en lugar de taparrabo.

Cuando llegó la canoa sus ocupantes hablaron de lejos,
y ni yo ni otro alguno les entendimos, mas yo les mandaba a hacer
señas de acercarse. En esto se pasaron más de dos
horas; si se aproximaban un poco, luego se alejaban. Yo les
hacía mostrar bacines y otras cosas que lucían
enamorándolos para que viniesen; al cabo de buen rato se
acercaron algo más de lo que hasta entonces habían
hecho. Yo deseaba lograr información, y no teniendo ya cosa que
mostrarles para atraerlos mandé subir un tamboril al
castillo de popa para que tañesen, y unos mancebos para
que danzasen, creyendo que se acercarían a ver la fiesta;
mas cuando vieron tañer y danzar dejaron los remos y
echaron mano a los arcos y los encordaron, embrazó cada
uno su escudo y comenzaron a tirarnos flechas.

Cesó el tañer y el danzar y mandé a sacar
una ballesta; ellos me dejaron y se dirigieron a otra carabela y
de golpe se fueron debajo de la popa. El piloto entró con
ellos y dio un sayo y un bonete al que le pareció ser el
principal de la canoa, concertando que iría a hablar con
ellos a la playa. Éstos allá se fueron y le
esperaron, pero como él no quiso ir sin mi licencia, al
verlo venir con la barca a mi nave regresaron a la canoa y se
fueron; nunca más los vi, ni a ellos ni a otros de esta
isla.

Cuando llegué a la punta del Arenal hallé una
boca grande, de dos leguas de anchura de Poniente a Levante, que
se abre entre la isla de Trinidad y la Tierra de Gracia; para
pasar al Sur había que pasar unos hileros de corrientes
que atravesaban la boca y traían un rugir muy grande;
creí que sería un arrecife de bajos y peñas
infranqueables. Detrás de ésta había otro
hilero, y otro más, trayendo todos un rugir tan grande
como las olas de la mar que van a romper y dar en peñas.
Fondeé en dicha punta, fuera de la boca, y hallé
que venía agua del Oriente hasta el Poniente con tanta
furia como hace el Guadalquivir en tiempos de avenida, y esto
continuó día y noche, tanto que creí que no
podría volver atrás por la corriente ni ir adelante
por los bajos. En la noche, ya muy tarde, estando a bordo de la
nave oí un rugir muy terrible que venía del Sur
hacia nosotros. Me paré a mirar y vi que, levantando la
mar de Poniente a Levante, venía una loma tan alta como la
nave, y todavía venía hacia mí poco a poco;
sobre ella venía un hilero de corriente rugiendo con gran
estrépito, con aquella furia del rugir que dije me
parecían ondas de la mar
que daban en peñas. Aún hoy en día tengo el
miedo en el cuerpo, pues creí me volcaría la nave
cuando llegase bajo ella. Pasó la ola y llegó hasta
la boca, donde se mantuvo por mucho tiempo.

Al día siguiente envíe la barca a sondear la
boca y hallé que en el lugar más bajo tenía
seis o siete brazas de fondo, y de continuo andaban aquellos
hileros, unos por entrar y otros por salir. Plugo a Nuestro
Señor darme buen viento y atravesé la boca hacia
adentro, donde hallé tranquilidad. Por suerte se
sacó agua del mar y la hallé dulce. Navegué
hacia el Sur, hasta una sierra muy alta, distante unas 26 leguas
de la punta del Arenal; allí habían dos cabos de
tierra muy alta, el uno hacia el Oriente, perteneciendo a la isla
de Trinidad, y el otro hacia Occidente, correspondiente a la
Tierra de Gracia. Hallé una boca muy angosta [Boca Grande]
más estrecha que la existente en la punta del Arenal con
los mismos hileros y el mismo rugir fuerte del agua; como
allá, la mar era dulce.

Hasta entonces yo no había logrado información
de ninguna gente de estas tierras, y lo deseaba vivamente. Por
tanto, navegué a lo largo de la costa hacia el Poniente;
cuanto más andaba hallaba el agua de la
mar más dulce y sabrosa. Navegando un gran trecho,
llegué a un lugar cuyas tierras me parecieron labradas;
allí fondeé y envié las barcas a tierra,
donde hallaron que los habitantes se habían ido
recientemente, y encontraron el monte cubierto de monos;
regresaron, y considerando que ésta era tierra montuosa y
que me parecía que hacia el Poniente las tierras eran
más llanas y estarían más pobladas,
mandé levar anclas y recorrí la costa hasta el cabo
de la serranía, donde anclé en un río.

Luego vino mucha gente, y me dijeron que llamaban a esta
tierra Paria, y que hacia el Poniente estaba más poblado.
Tomé cuatro de ellos y navegué hacia ese rumbo;
andadas unas ocho leguas, más allá de una punta que
llamé de la Aguja [punta de Alcatraces] hallé las
tierras más hermosas del mundo, muy pobladas.
Llegué allí una mañana, antes del
mediodía, y por ver este verdor y esta hermosura
acordé fondear y ver los pobladores, de los cuales algunos
vinieron en canoas a rogarme, de parte de su rey, que descendiese
a tierra. Cuando vieron que no hice caso de ellos vinieron a la
nave en numerosas canoas, y muchos traían piezas de
oro al cuello,
y algunos, perlas atadas a sus brazos. Me alegró mucho
verlas y procuré con empeño saber dónde las
hallaban; me dijeron que allí y en la parte Norte de
aquella tierra.

Quise detenerme, mas los víveres que traía,
trigo, vino y carne para esta gente de acá, que obtuve en
España
con tanta fatiga, se me hubieran echado a perder. Por tanto, yo
no buscaba sino llevar los bastimentos a lugar seguro y no
detenerme en parte alguna. Procuré conseguir algunas
perlas y envié las barcas a tierra. Esta gente es muy
numerosa, toda muy bien parecida, del mismo color que los que
vi, y muy tratable; la gente nuestra que fue a tierra los
halló muy tratables, y fueron recibidos muy honrosamente.
Dicen que luego que llegaron las barcas a tierra vinieron dos
personajes principales con todo el pueblo; creen que el uno era
el padre y el otro el hijo.

Los llevaron a una casa muy grande hecha a dos aguas, no
redonda como tiendas de campo cual son otras. Allí
tenían muchas sillas donde los hicieron sentar y
también ellos tomaron asiento, e hicieron traer pan, gran
variedad de frutas y vino de muchas clases, blanco y tinto,
aunque no de uvas; deben ser producidos de diversas frutas,
así como de maíz, que
es una simiente que hace una espiga como una mazorca, de la cual
llevé yo allá y hay mucha en Castilla; parece que
el que lo producía mejor lo tenía en alta estima y
lo vendía en alto precio.

Los hombres estaban todos juntos a un extremo de la mesa y las
mujeres al otro. Recibieron ambas partes gran pena porque no
podían entenderse, ellos para preguntar a los otros por
nuestra patria, y los nuestros por saber de la de ellos.
Después de haber comido en casa del más viejo los
llevó el mozo a la suya, donde hicieron otro tanto.
Más tarde los llevaron a las barcas en que vinieron a la
nave. Yo levé anclas porque andaba muy de prisa por poner
en lugar seguro los víveres que había obtenido con
tanta fatiga, y que estaban deteriorándose, y
también por remediarme a mí mismo, pues estaba
enfermo de los ojos por falta de sueño; pues si bien es
cierto que cuando fui a descubrir la Tierra Firme estuve treinta
y tres días sin dormir y quedé algún tiempo
sin vista, no se me dañaron tanto los ojos ni se me
inyectaron de sangre, ni
sufrí tantos dolores como ahora.

Esta gente, como ya dije, son todos de muy linda estatura,
altos de cuerpo y de lindos gestos, de cabellos largos y lacios,
y traen las cabezas atadas con unos pañuelos labrados,
como ya dije, hermosos, que parecen de lejos de seda y gasa;
traen otro más largo ceñido a manera de taparrabo,
tanto los hombres como las mujeres. El color de esta gente es
más blanco que otros que he visto en las Indias; todos
traían al cuello algo a la usanza de esta tierra, y muchos
traían piezas de oro bajo colgadas al cuello. Sus canoas
son muy grandes y de mejor hechura que otras que he visto, y
más livianas; en medio de cada una tienen un apartamento
como cámara, en que vi andaban los principales con sus
mujeres. Llamé a este lugar Jardines porque esto asemejan.
Asiduamente procuré saber dónde cogían aquel
oro, y todos me señalaban una tierra frente a ellos hacia
el Poniente que era alta, mas no lejana. Pero todos me
decían que no fuera, porque allá se comían a
los hombres, de lo que deduje que sus habitantes eran
caníbales y que serían como los caribes, mas
después he pensado que pudiera ser que lo dijeran porque
allí habían animales feroces. También les
pregunté dónde cogían las perlas, y me
señalaron el Poniente y el Norte, detrás de las
tierras en que estábamos. No intenté comprobarlo
por lo de los víveres, por la enfermedad de mis ojos y
porque una nave grande que traigo no es apropiada para semejante
hecho.

El tiempo transcurrido en tierra fue breve y se pasó
todo en preguntas. Cuando los nuestros regresaron a los
navíos, lo que sería al atardecer, levé
anclas y navegué al Poniente, y así mismo al
día siguiente, hasta que hallé que no habían
más que tres brazas de fondo, creyendo yo todavía
que ésta era una isla y que no podría salir al
Norte; y así visto, envié una carabela ligera
adelante a ver si había salida o si estaba cerrado.
Así anduve mucho camino hasta un golfo grande, en el cual
parecía que habían otros cuatro medianos, saliendo
de uno de ellos un río grandísimo. Hallaron siempre
cuatro brazas de fondo y el agua muy dulce, en cantidad tan
grande como jamás antes vi. Quedé muy descontento
cuando comprendí que no podía salir al Norte, al
Sur ni al Poniente porque estaba cercado por todas partes de
tierra; por tanto, levé anclas y torné atrás
para salir al Norte por la boca que antes descubrí, sin
poder regresar a la población que había visitado por
causa de las corrientes, que me desviaron. En todo cabo hallaba
el agua dulce y clara que me llevaba con fuerza al Oriente, hacia
las dos bocas a que me he referido; entonces conjeturé que
los hilos de la corriente y aquellas lomas que salían y
entraban en estas bocas con aquel rugir tan fuerte era la pelea
del agua dulce con la salada. La dulce empujaba a la otra para
que no entrase, y la salada luchaba para que la otra no saliese.
Conjeturé que allí donde están situadas las
dos bocas en un tiempo hubo tierra continua que unía la
isla de Trinidad con Tierra de Gracia, como podrán ver
Vuestras Altezas del mapa que con ésta les envío.
Salí por la boca del Norte y hallé que el agua
dulce siempre vencía; cuando pasé, lo que hice a
fuerza de viento, estando en una de aquellas lomas hallé
en aquellos hilos de la parte de dentro el agua dulce, y en los
de fuera, salada.

Yo siempre creí que la Tierra era esférica; las
autoridades y las experiencias de Ptolomeo y todos los
demás que han escrito sobre este tema daban y mostraban
como ejemplo de ello los eclipses de luna y otras demostraciones
que hacen de Oriente a Occidente, como el hecho de la
elevación del Polo de Septentrión en Austro. Mas
ahora he visto tanta deformidad que, puesto a pensar en ello,
hallo que el mundo no es redondo en la forma que han descrito,
sino que tiene forma de una pera que fuese muy redonda, salvo
allí donde tiene el pezón o punto más alto;
o como una pelota redonda que tuviere puesta en ella como una
teta de mujer, en cuya
parte es más alta la tierra y más próxima al
cielo. Es en esta región, debajo de la línea
equinoccial, en el Mar Océano, el fin del Oriente, donde
acaban todas las tierras e islas…

Torno a mi propósito referente a la Tierra de Gracia,
al río y lago que allí hallé, tan grande que
más se le puede llamar mar que lago, porque lago es lugar
de agua, y en siendo grande se le llama mar, por lo que se les
llama de esta manera al de Galilea y al Muerto. Y digo que si
este río no procede del Paraíso Terrenal, viene y
procede de tierra infinita, del Continente Austral, del cual
hasta ahora no se ha tenido noticia; mas yo muy asentado tengo en
mi ánima que allí donde dije, en Tierra de Gracia,
se halla el Paraíso Terrenal.

Y ahora, hasta tanto sepan las noticias de
las nuevas tierras que he descubierto, en las cuales tengo
asentado en mi ánima que está el Paraíso
Terrenal, irá el Adelantado con tres navíos bien
aviados para ello a ver más adelante, y descubrirá
todo lo que pudiere hacia aquellas partes. Entretanto yo
enviaré a Vuestras Altezas esta carta y el mapa de las
nuevas tierras, y acordarán lo que se deba hacer, y me
enviarán sus órdenes, que se cumplirán
diligentemente con ayuda de la Santísima Trinidad, de
manera que Vuestras Altezas sean servidos y hayan placer. Deo
gratia

Citas y
notas

  • (1) Benítez, Fernando. La ruta de
    Hernán Cortés.
    Fondo de Cultura
    Económica, México, 1974, pp. 28 y 29

  • (2) Castagno, Antonio. Símbolos y mitos
    políticos
    . Editorial Universitaria de Buenos
    Aires, 1980, p.26

  • (3) Idem, p.35

  • (4) Eliade, Mircea. Aspects du mythe.
    Gallimard. Paris, 1963, pp. 16 y17

  • (5) Uslar Pietri, Arturo. La invención de
    América Mestiza
    . Fondo de Cultura
    Económica, México,1996, p.104

  • (6) Acosta, Vladimir. La humanidad prodigiosa. El
    imaginario antropológico medieval.

Monte Ávila Editores Latinoamericana. Caracas, 1996,
p.14

  • (7) Díaz del Castillo, Bernal. Historia
    verdadera de la conquista de la Nueva España
    .
    Instituto Fernández de Oviedo, Madrid.1940, p152

  • (8) Ramos Pérez, Demetrio. El mito del
    Dorado. Su génesis y proceso
    . Biblioteca de
    la

Academia Nacional de la Historia, Caracas, 1973,
pp.13 y sig.

  • (9) Pardo, Isaac J. Fuegos bajo el agua.
    Biblioteca Ayacucho, Caracas, 1990, p.

(10) Idem , p.12

(11) Uslar Pietri, Ob.cit. p.107

(12) Cf. López de Gómara, Francisco.
Historia General de las Indias.
Biblioteca de Historia.
Orbis, Barcelona,1985,P.50

(13) Uslar Pietri, Ob. cit, p.451

(14) Idem, p.107

(15) Pardo, Ob. cit., p.769

(16) Cf. Pardo, Ob. cit., p.770

(17) Benítez, Ob.cit., p.14

(18) Pardo, Ob. cit., p.628

(19) Benítez, Ob. cit., pp.16 y 17.Sobre el particular
se puede consultar también el extenso y documentado
análisis: Entre las siete ciudades y el Asía
"Magnocánica
" en Colección Documental del
Descubrimiento (1470-1506) Tomo I. Editorial MAPFRE.S.A. Madrid, 1994,
p. XCIII y sig.

(20) López de Gómara, Ob. cit., p.298

(21) Uslar Pietri, Ob. cit., p. 408. La primera edición
del Amadís de Gaula se hizo en Zaragoza en 1508, pero se
cree que hubo otra anterior. En 1510 se publicaron Las Sergias
del Esplandián.

(22) Cf. Gutiérrez Conteras, Francisco.
América a través de sus códices y
cronistas.
Aula Abierta, Salvat, Barcelona, 1982, pp. 34 y
35

(23) Bayle, Constantino, El Dorado fantasma. Madrid,
1943, p. 384

(24) Uslar Pietri, Ob. cit., pp. 261 y 26

(25) Izquierdo Gallo, Mariano. Mitología
Americana
. Guadarrama, Madrid, 1956, p. 261 y
siguientes.

(26) Cf. Pedro Simón. Tercera Noticia de las
Segundas Noticias
. Litorales de Tierra Firme en Ramos
Pérez, Ob.cit.

(27) Ibidem

(28) Idem, p.462

(29) Cf. Neusüss, Arnhelm. Utopía. Barral
Editores, Barcelona, 1971, p.83

(30) Servier, Jean. La Utopía. Fondo de
Cultura
Económica, México,
p.7

(31) Neusüss, Ob. cit., p.16

(32) Idem, p.17

(33) Cf. Servier y Neusüss, Ob.cit., y Servier, Jean.
Historia de la Utopía. Monte Ávila
Editores, Caracas, 1967, pp. 228 y siguientes.

(34) Cf. Pardo, Ob.cit., pp.779 y siguientes.

(35) Ibidem

(36) Romero, María Teresa y Romero, Aníbal.
Diccionario de Política.
Panapo, Caracas, 1994, p.169

(37) Trocello, María Gloria. Dos primos hermanos:
patrimonialismo y populismo
en
Kairos. No 6. Revista de
Ciencias
Sociales en Google.com

(38) Stambouli, Andrés. La política
extraviada
. Fundación para la Cultura Urbana.
Caracas, 2002, p.216

(39) Cf. Burdeau, Georges. Traité de Science
Politique
. Tome V. Les Régimes Politiques.
L.G.D.J .Paris, 1970. p, 241 y sig.

(40) Brewer-Carías, Allan. La Constitución
de 1999
. Editorial Jurídica Venezolana / Editorial
Arte. Segunda
Edición. Caracas, 2000. p, 8

(41) Idem, pp.68 y 69.

(42) Badell Madrid, Rafael. Ese libro tiene
tantas ediciones en Venezuela siglo XX.
Libro 3
.Fundación Polar. Caracas, 2000. pp. 57 y sig.

(43) Sosa, Arturo S.J. en Arvelo Ramos, Alberto. El dilema
del chavismo.
El Centauro Ediciones. Caracas, 1998, p.
97

(44) Servier, Jean. Historia de la Utopía, Ob.
cit., p.233

(45) Meier E., Henrique. Seguridad, Estado, Sociedad y
Derecho
. Ediciones Homero. Caracas,
2003, pp. 26 y 27

(46) Servier, Historia de la Utopía. Ob. cit.,
p. 237 y sig.

(47) Cf. Baptista, Asdrúbal. Límites de la
Economía Política
. Editorial
Panapo. Caracas, 1996. p. 74 y sig.

(48) Idem, p.71

(49) Idem, p.78

(50) Pirenne, Jacob. Historia Universal Volumen III.
Editorial Éxito. Barcelona, 1974. p.239

(51) Cf. Aguado Bleye, Pedro. Manual de
Historia de España
. Tomo II. Espasa Calpe S. A.
Madrid, 1981, p. 988 y sig.

(52) Cf. Diccionario de Historia de España.
Tomo 3. Ediciones de la Revista de Occidente. Madrid. 1969.
p.130

(53) Gutiérrez Contreras, op. cit. p.41

(54) Cf. Pirenne, Gutiérrez Contreras, Aguado Bleye,
Diccionario de Historia de España.

(55) Uslar Pietri, op. cit., pp.281, 321 y 322

(56) Cf. Gutiérrez Contreras y Diccionario de
España
, op. cit., Tomo 2, p. 357

(57) Uslar Pietri, op. cit., p. 324

(58) Ramos Pérez, op. cit., p. 2

(59) Sobre el particular Baptista Asdrúbal y Mommer
Bernard. El Petróleo
en el pensamiento económico venezolano
: un
ensayo

Ediciones IESA. Caracas, 1987. p. 106. Igualmente de los mismos
autores: Teoría económica del Capitalismo
Rentístico
. Ediciones IESA. Caracas, 1997. Asimismo,
Moreno León, José Ignacio. América
Latina: Del Realismo
Mágico a la Sociedad Global
. Ediciones CEPET y
Editorial Panapo. Caracas, 1994; el documento en
Google.com del Grupo
Interdisciplinario de Estudio de Venezuela de la Universidad de
Los Andes. Venezuela: Renta Petrolera, Políticas
distribucionistas, crisis y
posibles salidas,
y el ensayo de
Astorga, Pablo. Un vecindario al cual pertenecemos en
Venezuela siglo XX, Libro 1, op. cit.

(60) Idem, p. 41

(61) Betancourt, Rómulo. Venezuela.
Política y Petróleo
. Editorial Senderos.
Bogotá, 1969. p. 85

(62) Uslar Pietri, Arturo. Medio Milenio de
Venezuela
. Cuadernos Lagoven. Caracas, 1986. p.p.301 y
302

(63) Baptista y Mommer. El petróleo en el pensamiento económico
venezolano
. op.cit., .107

(64) Cf. Diccionario de
España, 3, op. cit., p.p. 185 y sig.

(65) García – Pelayo, Manuel.
Del mito y de la
razón en el pensamiento político
. Selecta de
Revista de Occidente. Madrid, 1968. p. p. 50 y 51

(66) Idem, p. 46

(67) Sobre el particular consultamos los ya
citados Manual de la Historia de España, el
Diccionario de Historia de
España
y La Colección Documental del
Descubrimiento.

(68) Diccionario de Historia de
España,
3, op.cit., p.p. 769 y sig.

(69) Aguado Bleye, op. cit., p. 322

(70) Pérez de Tudela y Bueso, José
en Colección Documental del Descubrimiento.
op.cit., p. CXCV

(71) Casanova, Eduardo. En los tiempos de
Bolívar.
Centro de Estudios Latinoamericanos Arturo Uslar
Pietri de la Universidad Metropolitana, Caracas, 2004, p.
322

(72) Trocello, op.cit., p.2

(73) Para más detalles consultar en
Internet la entrevista
Un Hombre, un
pueblo
efectuada por Marta Harnecker a Hugo Chávez,
p.35 y sig.

(74) Para un análisis más detallado
consultar en Internet el libro digital de Marta Harnecker.
Militares junto al pueblo. .

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