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La segunda guerra mundial (página 2)



Partes: 1, 2

En la Europa
capitalista, en profunda crisis
económica después de la guerra,
arreciada en 1929, después del crack de la bolsa de Wall
Street en Nueva York, la clase obrera
víctima de una terrible desocupación sin precedentes, no
podía dejar de contemplar a la Rusia
socialista como una referencia y un modelo a
seguir. Por eso es que los movimientos obreros en Europa
fortalecieron a los partidos socialistas y comunistas, a la vez
que profundizaron sus luchas reivindicativas adquiriendo cada vez
mayores contornos políticos con el objetivo de la
búsqueda del poder
político y la instauración del socialismo. Desde
esta perspectiva, se comprende porque surgieron también
movimientos fascistas. Se trataba de movimientos
antagónicos a los movimientos socialistas y surgieron
justamente como una reacción al auge de la lucha del
movimiento
obrero. Las sociedades
europeas fueron pues sociedades terriblemente polarizadas entre
partidos socialistas inspirados en la revolución
rusa y movimientos fascistas que intentaban contenerlos y
enfrentarlos. Sólo así se comprende como
movimientos tan extremistas como los fascistas pudieron crecer y
fortalecerse tanto. El hecho es que recibieron el apoyo y
financiamiento
de los grandes industriales capitalistas por toda Europa para
contener el avance del socialismo.

Por otro lado, este marco histórico general de la
Europa de la década del 30 explica también
cómo fue posible que las potencias vencedoras de Alemania en
1918, permitieran a la Alemania Nazi expandirse del modo que lo
hizo violando el tratado de Versalles. La explicación que
tradicionalmente se ha dado a este hecho no es satisfactoria,
pues se dice que tanto franceses como ingleses estaban
empeñados en conservar la paz y evitar la guerra y, por
eso, fueron tan tolerantes con Hitler. La
respuesta no es solvente porque simplemente lleva a otra pregunta
¿por qué, entonces, la dejaron armarse,
también violando el tratado de Versalles?

El motivo real de porqué las potencias
principales de Europa occidental, Inglaterra y
Francia,
permitieron a Hitler y a su Alemania Nazi fortalecerse y
expandirse fue para que sirviera como un muro de
contención contra la Unión Soviética, de la
que temían su fortalecimiento industrial y su presumible
pretensión expansionista y, por otro lado para que
impidiera que la clase obrera alemana -sumamente radicalizada e
influenciada por el socialismo- tomara el poder como lo hizo en
Rusia[3]

Desde este punto de vista, la Segunda Guerra
Mundial tiene un carácter distinto de la primera, que fue
una confrontación de las potencias capitalistas por la
expansión. En la Segunda Guerra
Mundial, en cambio, hay
una clara confrontación entre el socialismo y el capitalismo.
Este carácter se ve claramente reflejado en el pacto
anti-comintern que realizaron las potencias del eje (Alemania,
Italia y Japón)
con el explícito propósito de combatir a la
Unión Soviética[4]

Desde otro punto de vista, ampliando la visión
aún más, ya no sólo a Europa, sino al resto
del mundo, la Segunda Guerra Mundial
mantiene el mismo carácter de la primera guerra, pues
también es una guerra inter-imperialista, es decir entre
las potencias capitalistas en proceso de
expansión. No se podría comprender de otro modo, la
confrontación entre el Japón y Estados Unidos en
el pacífico. Por un lado, Estados Unidos había
realizado toda una expansión sobre el pacífico
(Hawai, Filipinas, Alaska) con la idea de transformarlo en "una
gran lago Americano". Por otro lado, el Japón
también se ha expandido, durante la primera guerra a costa
de las colonias alemanas, y durante la segunda lo hará a
costa de las colonias francesas y británicas.

Este bosquejo de paulatina apertura de la visión
desde la situación en Alemania, luego en Europa y
finalmente en el mundo da una idea de lo complejo de la
situación, así como de las variadas contradicciones
que se presentaban antes del estallido de la guerra. Todas esas
contradicciones llevarían a la conflagración
bélica más grande y más destructiva de la
historia de la
humanidad. Comenzó con la invasión de Alemania a
Polonia. Hitler -ahora se sabe- había provocado un
incidente en la frontera para
tener el pretexto de su invasión. Alemania, mediante el
tratado de Versalles había sido, no solo mutilada, sino
también cortada en su continuidad territorial, para
permitir el acceso a Polonia de una salida al mar del norte.
Más al oriente se encontraba la Prusia oriental y Hitler,
esperaba unirla con el resto de Alemania. Fue el detonante de la
guerra.

El desarrollo de
la Guerra

La Segunda Guerra Mundial es un proceso
complejísimo que se extiende en el tiempo desde
septiembre de 1939 hasta agosto de 1945 y, en el espacio desde
toda Europa, el norte de África, y
prácticamente toda el Asia, así
como el océano Atlántico, el pacífico, el
mar mediterráneo y el mar báltico.

Para comprender este proceso conviene hacer un esquema
general que comprende cuatro grandes frentes (el occidental, el
oriental, sur de Europa y norte de África y finalmente el
pacífico) y dos grandes etapas; la ofensiva de las
potencias del eje Berlin-Roma-Tokyo y la
contraofensiva de las fuerzas aliadas.

2.1. El frente occidental: La Guerra
Relámpago.

Alemania realizó su invasión a Polonia
inaugurando un tipo de guerra que nunca antes había sido
experimentado, se trataba de la Guerra Relámpago (Blietz
Krieg). Fue una clara muestra que, en
términos militares, el alto mando alemán
había evolucionado muchísimo en su estrategia de
guerra, además de utilizar adecuadamente las nuevas
armas que
habían surgido desde la primera guerra
mundial. Al finalizar la primera guerra, ya se habían
comenzado a producir los carros blindados, pero todavía
estaban en una fase de prueba, eran muy lentos y su blindaje no
era del todo fiable. Para 1939, los alemanes habían
perfeccionado estos tanques en velocidad,
blindaje y potencia de fuego
y los habían producido masivamente. En la mente de sus
inspiradores estaba el gran trauma que significó para
Alemania la guerra de trincheras, tan típica de la primera
guerra mundial. Después de todo ese tipo de guerra, en
última instancia, había significado la derrota de
Alemania, pues había conducido a una guerra de desgaste en
la que Alemania estaba condenada a perder puesto que sus rivales
contaban con potencialidades humanas y de recursos
superiores. Por eso la Alemania nazi estaba empecinada en no caer
en la misma guerra, por eso debía, a como de lugar, evitar
una guerra de desgaste en las trincheras. Había pues que
romper el frente enemigo y Polonia fue la mejor prueba que
pudieron tener para probar su nueva estrategia.

De este modo, cuando Alemania se lanzó contra su
primer enemigo, lo hizo con una virulencia tal que arrolló
completamente al débil ejército polaco cuyas
principales fuerzas eran su infantería y su
caballería. Miles de tanques avanzaron a gran velocidad
por toda la frontera dirigiéndose hacia todos lados, a la
vez que no se preocupaban por dejar a su paso restos del
ejército polaco, pues la infantería alemana, que
venía por detrás, terminaba por aniquilarlos. Todo
el ataque era apoyado por una fuerza
aérea que, cubría prácticamente todo el
cielo, y bombardeaba hasta destruir los principales puestos
atrincherados del ejército polaco. En una guerra de esta
naturaleza se
había perdido prácticamente la noción de
donde estaba el frente de combate. Las divisiones blindadas
alemanas estaban por todos lados, destruyendo todo a su paso. De
este modo, le bastó un mes a Alemania para ocupar Polonia
y derrotar completamente a su ejército.

Cuando Francia e Inglaterra se anoticiaron de la
invasión a Polonia, le declararon la guerra a Alemania,
pero no hicieron nada por socorrer a la víctima. De todos
modos, el estado de
guerra estaba ya abierto entre las principales potencias
europeas.

En esta situación, Alemania estando decidida a
evitar que se repitiera el bloqueo comercial que le produjo
tantas penurias durante la primera guerra mundial,
comprendió que era vital abrirse paso hacia el
atlántico norte para evitar quedar encerrada en el mar
báltico. Por eso, antes de iniciar su campaña
contra Francia, arremetió primero contra Dinamarca, a la
que tomó sin resistencia, y
luego invadió Noruega apoderándose además de
sus codiciadas reservas de acero que tan
útiles le resultarían para su industria
bélica.

De este modo, Alemania se encontraba lista para su
campaña contra Francia. El hecho de que Francia esperara
el ataque Alemán, sin tomar la iniciativa, se debe a que
esperaba generar una nueva guerra de trincheras en la que
esperaba poder vencer a su tradicional enemiga. El hecho de que
Alemania atacara se debe a que sabe que sus rivales tienen
mayores recursos potencialmente, por eso debe destruirlos antes
que puedan movilizarlos. Sin embargo, ambos contendientes saben
que el ataque alemán no puede producirse directamente por
la frontera franco-alemana, pues allí los franceses han
construido la famosa línea Maginot, que es una fortaleza
considerada inexpugnable, pues está acorazada y se
extiende a lo largo de toda la frontera. Por eso el ataque
alemán, se producirá por el norte, por
Bélgica, al igual que durante la primera guerra
mundial.

Inmediatamente al norte de la frontera franco-alemana se
extienden las Ardenas, en territorio Belga, que es una ribera
considerada, por los franceses, no apta para el ataque, pues no
creen que los blindados alemanes puedan pasar por allí.
Por eso, los franceses, así como el ejército belga
y la fuerza expedicionaria británica esperan el ataque
alemán más al norte, donde se extiende una
llanura.

La estrategia alemana es, sin embargo, nuevamente
sorprendente. Haciendo uso de una nueva forma de guerra, fuerzas
de paracaidistas aereotransportadas fueron ubicadas en los
puentes y reclusas de Holanda, al norte de Bélgica, para
impedir que sus puentes sean volados y de este modo, dar paso a
sus divisiones de carros blindados, así que uno de sus
ataques a Bélgica venía por el norte. Por otro
lado, los franceses habían subestimado completamente, la
capacidad de maniobra de los blindados alemanes que si pudieron
pasar por las Ardenas, al sur. De este modo, dos fuerzas
envolventes, por el sur y por el norte harían pedazos al
ejército belga y a las fuerzas auxiliares francesas y
británicas y las empujaron hacia el mar. En las playas de
Dunkerke el ejército ingles fue evacuado, en medio de un
feroz bombardeo, por su flota para evitar su destrucción.
[5]

De este modo, el ejército alemán, habiendo
ya ocupado Bélgica, tenía el camino libre hacia
Francia. Allá lo esperaba el grueso del ejército
francés, pero estaba desconcertado, pues jamás
esperaron que la campaña de Bélgica fuera tan
desastrosa. Nuevamente se desata la guerra relámpago y las
divisiones de blindados alemanas avanzan rápidamente por
Francia, destrozando todo a su paso, apoyados por su fuerza
aérea que debilita los puestos de resistencia para que
sean arrasados luego por los tanques. Si queda algo de
resistencia es batido por la infantería que viene por
detrás limpiando todo lo que queda por someter. El
ejército francés colapsa totalmente y el 14 de
junio de 1940, París cae en manos del ejército
Alemán.

Entonces se presentan dos líneas en Francia.
Unos, al mando del Mariscal Petain se rinden y deciden colaborar
con los alemanes, formando un gobierno
títere en la ciudad de Vichy. Los otros, a la cabeza del
general De Gaulle y ante la imposibilidad de continuar la
resistencia escapan a Gran bretaña, donde forman un
gobierno en el exilio.

De este modo, con la caída de Francia, la
situación se presenta increíblemente favorable para
los alemanes. Tienen en su poder Dinamarca, Noruega, Holanda,
Luxemburgo, Bélgica, Francia y todos los recursos
naturales e industriales de estos países. La
situación es completamente diferente de lo que fue durante
la primera guerra mundial. En este momento ya no sería
posible el bloqueo comercial a Alemania que tanto daño le
causó en aquél entonces. Al occidente solo quedan
las islas británicas.

Este es uno de los momentos de mayor éxtasis para
Hitler. Ahora puede soñar con el tercer Reich
Alemán que, en su fantasía, debía durar mil
años. Por eso debía conquistar también a
Gran Bretaña.

Sin embargo, los alemanes saben que Inglaterra es un
hueso duro de roer, así lo experimentó Napoleón, siglo y medio antes, cuando
intentó conquistarla. Saben que el desembarco en las islas
sería imposible si no se batiera antes a su poderosa flota
y a su fuerza aérea. Por eso, antes de iniciar el
desembarco, deben destruir a esas dos fuerzas. Para ello, han
diseñado la operación "León Marino" dando
inicio a lo que se ha denominado la Batalla de Inglaterra. De
este modo, la Luftwaffe (la fuerza aérea alemana) se lanza
contra los principales puertos y aeropuertos de la parte sur de
Inglaterra con el fin de, sino aniquilarlos, por lo menos
inutilizarlos.

Sin embargo, los adelantos tecnológicos del
momento le han permitido a Inglaterra contar, ya a estas alturas,
con radares que pueden detectar a tiempo la embestida de los
aviones alemanes. Entonces, los cazas de la RAF (Royal Air Force)
Inglesa pueden enfrentar con solvencia a la Luftwaffe y defender
sus posiciones con una tenacidad insospechada. La lucha entre las
fuerzas aéreas alemana e inglesa es colosal y aunque los
ingleses sufren terribles bajas, está claro que no
cederán en su tenaz resistencia.

Al comenzar el otoño, Hitler, convencido ya de la
imposibilidad de vencer a la RAF, decidió estrellar su
furia contra las ciudades inglesas. Para ello, los alemanes han
introducido un nuevo tipo de arma, las bombas V-1,
verdaderos precursores de los misiles. Por su parte, Winston
Churchill, el recién designado primer ministro Inglés,
ha prometido no capitular en la batalla contra Alemania
estimulando el temple del pueblo ingles para la resistencia
contra los bombardeos germanos que, noche tras noche, bombardean
sin cesar Londres y otras importantes urbes inglesas, causando
enormes bajas entre la población civil. El 29 de diciembre, los
bombardeos habían causado 1.500 incendios en
Londres sólo esa noche. La ciudad estaba en ruinas y las
muertes ocasionadas llegaban a 40
mil[6]

Pese a todo esto, Inglaterra no pudo ser tomada y Hitler
pensó en castigarla sometiéndola a un bloqueo
cortándole sus rutas marítimas por el
Atlántico. Se desató, entonces la batalla del
Atlántico en la que buques de guerra y submarinos alemanes
enfrentaron a la poderosa flota inglesa. Esta batalla se
prolongará prácticamente durante toda la guerra,
sin otro objetivo que el de intentar entorpecer el
aprovisionamiento ingles.

Si bien, la batalla de Inglaterra no concluyó con
el propósito deseado por Hitler de conquistar las islas
británicas, sabe que su rival esta terriblemente
debilitada y que no podrá, en el futuro próximo
intentar un desembarco sobre Europa occidental que la tiene
completamente ocupada. En este momento, ya podía Hitler
comenzar a mirar hacia otros objetivos.

2.2. El frente del sur de Europa y norte de
África.

Al concluir su conquista de
Europa occidental, Hitler había conseguido ya evitar la
guerra de dos frentes que tanto temía. Se sabe que
entonces ya estaba dispuesto a poner en marcha su invasión
a la Unión Soviética. Sin embargo, en este momento,
ocurrirán acontecimientos que le obligarán a
dirigirse hacia otro lado y postergar su ataque hacia el
oriente.

Benito Mussolini, el Duce italiano aliado de Hitler,
sabiendo que durante la primera guerra mundial, las potencias
occidentales habían condenado a Italia a no tener parte en
la repartición de territorios por haber sido una potencia
de segundo orden, se decidió a intervenir, aprovechando el
debilitamiento que habían sufrido con el sorprendente
ataque alemán. Es así que en septiembre de 1940,
las fuerzas italianas acantonadas en Libia cruzan la frontera con
Egipto y
atacan a las fuerzas británicas que están
resguardando el apetecido canal de Suez. Del mismo modo, un mes
después, en octubre, fuerzas italianas penetran en
Grecia con la
finalidad de sentar bases en la estratégica zona de los
Balcanes.

En ambas invasiones, la suerte fue adversa a las armas
italianas, pues la resistencia griega, apoyada por fuerzas
británicas, fue tan dura que al poco tiempo los
ejércitos griego y británico habían
desocupado a los italianos de Grecia y estaban entrando en
Albania desde donde había partido el ataque italiano. En
el norte de África, la campaña italiana
resultó también un fiasco, puesto que los
británicos realizaron una contraofensiva de tal
envergadura que hicieron retroceder a los italianos a Libia,
penetrando a la vez en este territorio.

Las maniobras de Mussolini, encolerizaron a Hitler que
tuvo que cambiar completamente sus planes. No podía
permitir que el ejército inglés estuviera en
tierra firme
europea amenazándolo por el sur, con la retaguardia
cubierta por un dominio total del
norte de África. Los pedidos de ayuda de Mussolini
tuvieron que ser atendidos.

En febrero del año 41, dos divisiones acorazadas
del ejército alemán, bautizadas con el nombre de
África Korps, desembarcaron en Libia y comenzaron una
nueva contraofensiva para empujar a los ingleses nuevamente hacia
Egipto.

En Abril, los alemanes intentaron lograr la alianza de
Yugoslavia para penetrar por su territorio hacia Grecia. Como el
nuevo gobierno de ese país se declarara neutral, la
invasión a Grecia tuvo que ser precedida de una
invasión a Yugoslavia. Nuevamente se desataba la guerra
relámpago de los alemanes que arrasaron con el
ejército yugoslavo, primero, y ya en Grecia hicieron lo
mismo con los ejércitos griego y británico. Aunque
la lucha en estos países no hubo cesado, porque en ambos
casos se desataron guerrillas de partisanos contra la
ocupación alemana, esas fuerzas fueron empujadas hacia los
montes, mientras que los ejércitos regulares eran
destruidos y sus sobrevivientes tuvieron que evacuarse hacia la
isla de Creta. Tampoco estaría contento Hitler con la
presencia de fuerzas enemigas tan cerca de sus conquistas,
así que en un sorprendente y masivo ataque de fuerzas
paracaidistas, inédita hasta ese momento en la historia de
las guerras, los
alemanes lograron conquistar Creta en el mes de mayo.

Mientras tanto en el norte de África, el
África korps empujaba a los ingleses cada vez más
cerca del canal de Suez, en una guerra con características
muy particulares. Las grandes distancias en un paisaje tan
monótono como el desierto, hacen que la guerra acá
se asemeje a la guerra en el mar. No tiene mucho sentido ocupar
territorio, es más pertinente destrozar a las fuerzas
enemigas no importando mucho donde se lo haga. Por eso es que la
guerra en esta región se desarrolló con una gran
movilidad de las fuerzas, lo que a la larga daría la
ventaja a quienes tuvieran el combustible y los recursos
suficientes para resistir la campaña. De todos modos las
ciudades portuarias, como Tobruk en Libia y El Alamein en Egipto,
eran naturalmente de valor
estratégico y la contienda se centró entonces sobre
ellas y los alemanes tuvieron cercada mucho tiempo a Tobruk hasta
que finalmente la tomarían en junio de 1942 y en julio
asechan terriblemente sobre El Alamein.

2.3. El Frente Oriental: La Operación
Barbarroja.

Cuando la campaña del sur de Europa y el norte de
África se presentó nuevamente favorable a las
fuerzas del eje, Hitler pudo ya comenzar a ejecutar su largamente
acariciado plan de
invasión a la Unión Soviética: la
Operación Barbarroja.

Se trataba naturalmente del proyecto
expansionista más grande de Hitler. Sabía que la
guerra estaría decidida a su favor, si lograba vencer al
coloso ruso. Por eso, destinó la mayor parte de su
ejército para realizar la invasión. De las 167
divisiones que tenía el ejército alemán, 146
fueron destinadas al ataque contra la Unión
Soviética[7]Además Hitler
exigió a sus aliados, italianos, rumanos, húngaros,
etc. que aportaran a la invasión con todas las fuerzas que
pudieran. En conjunto formaban una impresionante fuerza de
más de 4 millones de hombres, con 3.350 tanques, 7 mil
cañones de campo, 2 mil aviones[8]en la
invasión militar más grande que ha habido en la
historia de la humanidad.

La Invasión dio comienzo el 21 de junio de 1941,
a lo largo de toda la frontera soviética con Europa, desde
al mar báltico al norte, hasta el mar negro al sur,
cubriendo una extensión de 1.500 kilómetros. Las
fuerzas invasores se dividieron en tres grandes grupos de
ejércitos. Unos iban hacia el norte con destino a
Leningrado; otros iban por el centro con destino a Moscú;
finalmente, los ejércitos del sur tenían como
objetivo apoderarse de Kiev, la capital de
Ucrania, estratégica zona de producción agrícola, para luego
dirigirse al Cáucaso y apoderarse de las enormes reservas
petrolíferas de la Unión
Soviética.

La Unión Soviética fue sorprendida, pues
si bien su líder,
J. Stalin, sabía que la invasión llegaría
tarde o temprano, había calculado mal el momento en que se
iniciaría. También habían tenido que
dispersar fuerzas y una gruesa parte de su ejército se
encontraba al otro lado, en el Asia, esperando un posible ataque
japonés.

Por este motivo, el ataque alemán, durante los
primeros meses, es un ataque demoledor, avanza arrolladoramente y
es terriblemente cruel pues se ensaña contra la
población civil. Sin embargo, la enorme extensión
del frente determina que la pretendida reedición de la
guerra relámpago no tenga precisamente las mismas
características de las anteriores campañas. El
avance inicial ha sido evidentemente rápido, pero la
resistencia del ejército soviético también
ha sido tenaz y los enormes bolsones, que las divisiones
blindadas alemanas dejaron a su paso sin dominarlas, han servido
para que significativas unidades del ejército rojo de la
Unión Soviética, las utilice para generar una
guerra de guerrillas que hostigan a las divisiones de
infantería alemana e impiden que éstas puedan
seguir el ritmo de las divisiones acorazadas. Por otro lado, el
ejército soviético ha desmontado una buena parte de
sus industrias en la
Rusia Europea y las ha trasladado hacia el interior del
país. También, en su retirada han quemado campos de
cultivo para que no puedan servir para alimentar a las fuerzas
invasoras.

Estos contratiempos desatan la cólera
del alto mando militar alemán que una y otra vez destruye
pueblos y pequeñas ciudades arrasándolas
completamente. 70 mil de éstas pequeñas localidades
fueron completamente destruidas. Además varias unidades
del ejército rojo han sido rodeadas en operaciones de
cerco y aniquilamiento y así caen prisioneros centenares
de miles de soldados soviéticos que son inmediatamente
trasladados a campos de concentración, donde son
utilizados como fuerza de trabajo
forzada.

El 18 de septiembre, después de duras luchas, cae
la ciudad de Kiev en manos de los alemanes, dando fin a la
batalla de Ucrania. 600 mil prisioneros logran los invasores en
una de las derrotas más significativas del ejército
rojo. Una ves cumplido este objetivo, los alemanes parten hacia
el Cáucaso para tomar las reservas de petróleo
soviéticas.

Paralelamente, los ejércitos alemanes del norte
se han abierto paso hasta Leningrado a la que comienzan a cercar
con la decidida intensión de tomarla. De este modo,
comenzará una de las epopeyas más grandes de la
guerra, pues los continuos intentos de asalto a la ciudad son
rechazados una y otra ves por el ejército rojo que
defenderá la ciudad del asecho alemán durante casi
900 días. El cerco de Leningrado será terriblemente
cruel pues dejará sin abastecimiento del exterior a una
enorme urbe de 5 millones de habitantes que racionan su alimentación hasta
extremos inauditos. Se alimentan de perros y gatos,
viven entre escombros y sobre todo luchan tenazmente para no
ceder la plaza al enemigo. Leningrado no caerá en manos de
los alemanes, pero tendrá un martirio durante tres
años.

Finalmente, los ejércitos invasores del centro,
habiendo tomado ya la ciudad de Smolensk, comienzan a divisar
Moscú en noviembre y se lanzan desesperados a tomarla,
chocando con la resistencia férrea del ejército
defensor de la ciudad que comienza a recibir refuerzos de los
ejércitos del este del país. Hitler había
calculado mal su avance por Rusia. Pensó que su demoledor
ataque llegaría en tres meses hasta Moscú. Esperaba
una y otra vez que las serias derrotas del ejército rojo,
tarde o temprano llevarían a su colapso total. Sin
embargo, ese colapso no llegaba nunca y el ejército rojo
mostraba una capacidad increíble de reponerse de sus
derrotas y volvía nuevamente a emprender su resistencia.
Por eso, cuando las tropas alemanas divisaban ya Moscú a
lo lejos y sabían que la resistencia sería
durísima, comenzaban a darse cuenta de la terrible suerte
que les esperaba. El invierno llegaba y no habían sido
preparados para una campaña invernal. Por eso,
arremetieron con una furia extraordinaria para tomar la ciudad lo
antes posible. Sin embargo, los ataque alemanes eran repelidos
consecutivamente por la resistencia feroz del ejército y
la población soviética que sabía que todo
estaría perdido si Moscú caía en manos
alemanas. Era como estrellarse contra un muro insalvable.
Mientras los días pasaban, el frío arreciaba, la
nieve hacía el terreno intransitable, los carros ya no se
movían, las armas se congelaban y las tropas invasoras
carecían de aprovisionamiento y abrigos de invierno.
Finalmente, los soldados comenzaban a morir de congelamiento. El
martirio había llegado esta vez a los
invasores.

Pese a la contrariedad de Hitler, comprendieron que
Moscú no podría ser tomada ese invierno y
había que esperar a que llegue la primavera. Pero
también sabían que eso daba tiempo a los
soviéticos a reforzarse con nuevas tropas.
Ocurriría algo que disiparía completamente el temor
que tenía Stalin de una agresión japonesa en el
extremo oriente, lo que le daría la posibilidad de traer a
este frente, todas las fuerzas que tenía
allá.

2.4. El frente en el Océano
Pacífico.

Durante la década del 30, el Japón
había reiniciado su política
expansionista invadiendo Manchuria y, luego, China, donde
tuvo que hacer frente a las fuerzas del Kuomingtan y a las del
Partido Comunista de China.

Una crisis económica, una población
crecida hasta los 71 millones de habitantes y un proceso de
industrialización en vías de estancamiento
habían puesto al Japón nuevamente en movimiento
expansionista. Cuando estalló la guerra en Europa, y en
virtud del pacto con las fuerzas europeas del eje, el
Japón aprovechó el debilitamiento de Francia tras
la ocupación alemana para tomar todas las colonias
francesas en Indochina. Esta agresión fue respondida por
parte de Inglaterra y de Estados Unidos con un embargo de las
exportaciones de
petróleo, tan requeridos por la economía japonesa.

De este modo, las tensiones entre las potencias que se
disputaban la hegemonía en el pacífico llegaron a
su clímax máximo antes de entrar en guerra.
Cualquier otra expansión japonesa llevaría a la
guerra con la potencia americana.

Para el Japón, la disputa contra Estados Unidos
por la hegemonía en el pacífico se presentaba a
primera vista como desventajosa, puesto que el coloso
norteamericano era, naturalmente, superior al Japón en
recursos, así como en población. Es esta
consideración la que iba a determinar la actitud
japonesa. Pensaba Tojo, el gobernante japonés, que un
golpe sorpresivo y contundente a Estados Unidos, podía
retrasar la movilización de su flota y darle tiempo a
tomar mayores posesiones en el Asia, accediendo de este modo a
mayores recursos, para enfrentar luego a Estados Unidos en
mejores condiciones, compensando la desventaja inicial que se le
presentaba.

Por eso es que la marina japonesa lanzará, aquel
7 de diciembre de 1941, un ataque demoledor contra Pearl Harbor
en las islas Hawai, la principal base naval norteamericana en el
pacífico. Una nueva arma hizo su entrada en la historia de
las guerras: los portaaviones, verdaderos aeropuertos flotantes.
No era el Japón la única potencia que los
tenía en aquellos momentos, pero si la primera en hacer
uso demoledor de ellos. De este modo, cientos de cazas se dieron
a la tarea de destruir a la flota norteamericana anclada en la
base. Como el ataque fue completamente sorpresivo, los aviones
norteamericanos no tuvieron tiempo ni siquiera de despegar y
fueron sometidos a un intenso bombardeo durante casi dos horas y
finalmente destruidos junto con los barcos de guerra
americanos.

Si bien es cierto que el ataque a Pearl Harbor fue un
verdadero éxito
para las armas japonesas, pues dañó seriamente a la
flota norteamericana, tampoco habían logrado exactamente
sus objetivos, pues los portaaviones norteamericanos, que eran el
principal objetivo del ataque, no se encontraban en la base en el
momento de la agresión. De este modo, Estados Unidos, no
iban a tardar tanto en reponerse.

Sin embargo, la operación japonesa había
sido meticulosamente planificada. El mismo día del ataque
a Pearl Harbor, tropas japonesas atacaron a Malasia y a
Tailandia, colonias inglesas, avanzando los siguientes meses
hasta la ciudad de Singapur, donde estaba la principal base
inglesa, a la que terminaron tomando en febrero de
1942.

Simultáneamente, también el mismo
día del ataque a Pearl Harbor, los japoneses atacaron las
bases norteamericanas en Filipinas y después de fuertes
combates contra los estadounidenses, lograron apoderarse de todo
ese territorio. Luego seguirán siendo ocupadas Birmania,
Borneo, Java, Timor,
Sumatra, es decir todo el sudeste asiático.

De este modo, la campaña japonesa por todo el
extremo oriente ha sido espectacular. En solo unos meses se
habían apoderado de prácticamente todo el extremo
oriente, generando un gigantesco imperio habitado por 400
millones de personas y lo hicieron con un ejército de no
más de 400 mil soldados de ocupación. En este
momento el Japón ya cuenta con los recursos naturales e
industriales suficientes para enfrentar a Estados Unidos,
además de un enorme perímetro
defensivo[9]

2.5. Los puntos de quiebre.

Para 1942, las potencias del eje habían logrado
experimentar las victorias más espectaculares y
tenían dominio de prácticamente toda Europa, toda
Rusia occidental, prácticamente todo el norte del
África, y todo el extremo oriente. En este momento, las
perspectivas de su triunfo son evidentemente muy favorables, pues
con sus conquistas han logrado compensar la inicial desventaja en
recursos que tenían frente a las potencias aliadas. Sin
embargo y por su parte, las potencias aliadas, especialmente
Estados Unidos y la Unión Soviética, todavía
no habían logrado desplegar toda su potencialidad, y en
este momento, se veían plenamente urgidas de hacerlo. Con
estas consideraciones se comprende que, en este año, la
guerra había llegado a su clímax más
elevado. Por eso es que las batallas decisivas de este momento,
decidirían, a la postre, el resultado de la guerra. Se
trata de los puntos de quiebre de la ofensiva de las potencias
del eje y del comienzo de la contraofensiva de las fuerzas
aliadas.

El primero de estos puntos de quiebre se
presentaría en el frente del pacífico, con la
batalla de Midway. Los japoneses habían tendido una
maniobra distractiva, atacando las islas Aleutianas, en el
pacífico norte, para que los portaviones norteamericanos
se dirigieran allí a defender sus posiciones y
sorprenderlos con un ataque masivo en medio Océano. Los
portaviones norteamericanos, se mantuvieron sin embargo,
detrás de su flota, a distancia considerable del ataque
japonés y cuando se produjo el ataque sobre Midway, los
portaaviones estadounidenses descargaron sus aviones sobre la
flota japonesa. Fue uno de los combates más terribles de
toda la guerra en el pacífico durante los días 4, 5
y 6 de junio en el que los japoneses llevaron la peor parte,
perdiendo 4 portaaviones, además de varias otras
embarcaciones.

A partir de este momento, los norteamericanos
tomarían la iniciativa, aunque lenta y penosamente, por
reconquistar palmo a palmo todas las islas ocupadas por los
japoneses. Otra batalla significativa fue la de Guadalcanal, en
el pacífico sur, en la que fuerzas norteamericanas
comenzaron a expulsar a las fuerzas japonesas de los territorios
ocupados.

El segundo punto de quiebre llegaría en el norte
de África con la batalla de El Alamein en octubre del
año 42. Las fuerzas británicas habían
recibido significativos refuerzos con el objetivo de lograr
control de una
vez por todas sobre el mediterráneo. Los alemanes por su
parte se vieron sin los refuerzos correspondientes dado que la
invasión de Rusia había llevado a Hitler a
priorizar esta campaña. Por este motivo, la ofensiva
británica tuvo la fortaleza suficiente para infligir una
derrota significativa a los alemanes y obligarlos a retirarse.
Por otro lado, en noviembre fuerzas aliadas, británicas y
australianas, mediante la llamada Operación Torch,
desembarcarían en Marruecos y Argelia, derrotando a las
fuerzas francesas leales al gobierno colaboracionista de Vichy.
De este modo, Rommel y su África Korps se encontraban en
retirada por Libia, desde Egipto. Pero tenían las espaldas
amenazadas con la nueva maniobra de las fuerzas aliadas. Los
alemanes terminaron refugiándose en Túnez y
solicitaron a Hitler una retirada para evitar ser destruidos.
Como la solicitud a Hitler no fuera aceptada, las fuerzas de
Rommel tuvieron que capitular dejando libre al África de
tropas del eje y el control de este territorio por las fuerzas
aliadas.

El tercer punto de quiebre, Stalingrado en el frente
soviético, sería el más espectacular de
todos, por la dimensión de la batalla y lo
dramático de su desarrollo.

Después de que los alemanes hubieron abortado su
ataque sobre Moscú en diciembre de 1941, decidieron no
retomarlo cuando llegó la primavera el año 42.
Suponían que el invierno había dado tiempo a los
soviéticos a reforzar su resistencia sobre la capital,
pensaron, entonces que la batalla sobre Moscú
podría emprenderse con mejores perspectivas si es que
primero se tomaban los campos petrolíferos del
caúcaso, donde el ejército alemán se
dotaría de combustible. Los ejércitos del sur que
habían tomado Ucrania ya se dirigían hacia
allá y había necesidad de reforzarlos. Por eso es
que los movimientos del ejército alemán, el
año 42 se dirigieron hacia el sur.

Los contingentes alemanes tuvieron dos objetivos; uno el
mismo Cáucaso, el otro la ciudad de Stalingrado para
cortar el paso de posibles refuerzos soviéticos a las
zonas petrolíferas. En el sur se desarrollaron batallas en
la península de Crimea hasta que los alemanes finalmente
tomaron Sebastopol y luego marcharon hacia las zonas
petrolíferas sin lograr tomarlas, sin embargo. Los
acontecimientos en Stalingrado cambiarían todo el rumbo de
los acontecimientos.

El asedió sobre Stalingrado comenzaría en
septiembre y como la resistencia soviética fuera bastante
fuerte, los contingentes del sexto ejército alemán,
al mando del general Von Paulus, se reforzaron con la
intensión de decidir finalmente la batalla. Durante los
próximos meses, el empuje alemán sería
realmente tenaz hasta comenzar a penetrar en la misma ciudad. Por
eso la batalla de Stalingrado es única en su género.
Los combates comenzaron a desarrollarse dentro de la misma
ciudad. De este modo, cada calle, cada edificio era motivo de
encarnizados enfrentamientos entre las fuerzas contendientes. La
ciudad se había convertido en un gigantesco escombro de
ruinas, por los arrasadores bombardeos. Irónicamente los
mismos alemanes habían generado un tipo de guerra que les
impedía obtener ventaja de sus divisiones blindadas. Las
ruinas se habían convertido en gigantescos
obstáculos que impedían su paso. Entonces, la
infantería tuvo que incursionar en aquél laberinto
en el que cada casa, cada edificio, cada esquina eran una trampa
mortal. Por otro lado, el ejército alemán
había flanqueado la ciudad por ambos lados con la
finalidad de rodearla, sin percatarse del movimiento que
tendía el ejército soviético.

La resolución de la batalla tuvo lugar mediante
una maniobra extraordinaria diseñada por Zhukov, el
comandante de las tropas soviéticas. Se habían
traído refuerzos frescos desde la Siberia. Sus movimientos
fueron encubiertos por el camuflaje de sus uniformes y el
amparo de las
noches ya invernales. Cientos de miles de hombres en preparativos
de una contraofensiva por detrás de la ciudad no pudieron
ser descubiertos por las tropas de Von Paulus empecinadas en
tomar Stalingrado. Se comenzó entonces a tender un cerco,
por el norte y por el sur sobre las tropas sitiadoras de la
ciudad. Cuando ellas atacaron, los alemanes comprendieron lo que
ocurría pero ya era tarde para revertir su
situación. Von Paulus consultó con Hitler la
retirada de su ejército, pero ésta le fue denegada
con la orden de resistir hasta el final.

Ese final llegó en enero de 1943, cuando sus
tropas estaban en camino de ser completamente aniquiladas. Von
Paulus contrariando las órdenes de Hitler finalmente se
rindió. Entre 250 mil y 300 mil soldados del eje fueron
tomados prisioneros. Entre muertos y presos, desde septiembre
hasta enero, en las batallas de Stalingrado y zonas adyacentes,
las fuerzas invasoras perdieron más de medio millón
de hombres. Fue la derrota más catastrófica de
Alemania hasta la toma de Berlín.

Hasta ese momento, Alemania no había
experimentado una derrota significativa durante la guerra. Por
eso, Stalingrado demostraba que el ejército alemán
no era invencible. A partir de ese momento, las tropas alemanas
comenzarían a retroceder y las soviéticas
empezarían a empujarlas fuera del país.

De este modo, Midway, El Alamein y Stalingrado fueron
las batallas más importantes de la guerra porque cambiaron
el curso de la misma, marcando el fin de la ofensiva de las
fuerzas del eje y el comienzo de la contraofensiva de las fuerzas
aliadas.

Por otro lado, el frente occidental no
experimentaría un cambio de orientación el
año 42, como lo hicieron los otros frentes. Stalin
había pedido desesperadamente que británicos y
norteamericanos reabrieran ese frente, desembarcando tropas en
Francia, para obligar a Hitler a trasladar tropas del frente
oriental al occidental. No lo hicieron cuando el gobernante
soviético lo requería. Lo harían
recién a mediados de 1944, cuando los soviéticos ya
avanzaban sobre Alemania.

2.6. La Contraofensiva Aliada.

La derrota de las fuerzas del eje en el norte de
África, les permitió a los aliados tener control
sobre el mar mediterráneo y, desde allí comenzar un
ataque a Italia. Las presiones de Stalin para que las potencias
occidentales abrieran un nuevo frente en Europa los llevaron a
dirigir sus miradas hacia Italia. No era, sin embargo, lo que los
rusos requerían en ese momento, pues un nuevo frente al
sur de Italia sería un frente
secundario[10]que no amenazaría
significativamente a Hitler y, por lo tanto, no le
impondría mover tropas del frente oriental. Otra cosa,
hubiera sido la apertura del frente occidental en Francia, donde
necesariamente, Hitler se hubiera visto amenazado con la
consiguiente necesidad de reforzar sus tropas allí y
desviarlas de otros frentes.

La operación fue, de todos modos, iniciada en
Julio del año 43, cuando tropas norteamericanas y
británicas desembarcaron tropas en Sicilia sin encontrar
una resistencia especialmente dura. Más que un
éxito militar, la maniobra tuvo efectos políticos,
pues algunas esferas de poder en Italia, concretamente el Rey
Víctor Manuel III y el Comandante italiano Badoglio,
estaban ya temerosos de que la guerra se definiría a favor
de las fuerzas aliadas. Por eso decidieron deponer y arrestar a
Mussolini y entrar en conversaciones con las fuerzas aliadas,
llegando incluso a firmar una rendición. Sin embargo, la
situación en Italia estaba lejos de estar definida, pues
al enterarse de los nuevos acontecimientos, las fuerzas alemanas
estacionadas en Italia dieron un contragolpe, ocupando Roma y
liberando a Mussolini de su cautiverio. De este modo, el Rey y
sus adherentes tuvieron que huir dejando nuevamente el poder de
Italia en manos de las fuerzas nazis y fascistas. Es así
que la guerra en Italia tuvo que reiniciarse por parte de las
fuerzas aliadas que desembarcaron fuerzas en Tarento, al extremo
sur de la isla. Las operaciones avanzaban, sin embargo muy
lentamente pues la resistencia de alemanes e italianos
había recrudecido, entonces los aliados tuvieron que
volver a desembarcar tropas esta vez en Anzio, ya cerca de Roma
en enero de 1944. A partir de allí, las fuerzas aliadas
irán
paulatinamente ganando territorio a las fuerzas del eje, tomando
Roma en julio y siguiendo hacia el norte. En abril de 1945
partisanos italianos tomarán preso a Mussolini y lo
ejecutarán. Las fuerzas del eje terminaran
rindiéndose en Mayo.

Paralelamente, Gran bretaña había
desembarcado tropas en Grecia en Octubre de 1944 y después
de un mes las fuerzas de ocupación alemanas en ese
país levantaron las armas. En Yugoslavia, las fuerzas
guerrilleras de partisanos que resistían la
ocupación alemana terminarían expulsando a los
invasores y formando un gobierno propio en Marzo del 45. Fue el
desenlace del frente del Sur de Europa

Mientras tanto, la guerra en la Unión
Soviética había llegado a otro punto crucial en
julio del año 43. Cuando los soviéticos,
después de su victoria en Stalingrado, comenzaron a
avanzar desocupando paulatinamente de sus posiciones a los
alemanes, y habían logrado recapturar la ciudad de Kursk
en febrero. Los alemanes, estaban sin embargo, lejos de ser
completamente derrotados y todavía tenían fuerzas
para lanzar contraofensivas. Así lo hicieron en julio en
Kursk. Como tenían la firme voluntad de que su maniobra
fuera exitosa para revertir, de este modo, el nuevo curso de las
operaciones en el frente, concentraron la mayor parte de sus
divisiones blindadas en al ataque a esta ciudad. La
operación, empero, no había sido planificada con la
característica sorpresa de sus anteriores operaciones. Los
rusos, estaban, por lo tanto, muy concientes de sus intensiones,
así que concentraron también sus tanques en la
defensa de esa ciudad. De este modo, estuvieron dadas las
condiciones para el enfrentamiento de tanques más grande
que hubo durante toda la guerra. La batalla fue colosal y estuvo
decidida por la superioridad bélica que para estos
momentos ya habían logrado los
soviéticos.

La principal importancia de la batalla de kursk radica,
más allá del rechazo de la contraofensiva alemana,
en la destrucción de una buena parte del poderío
blindado del ejército alemán. A partir de
allí, las fuerzas alemanas, cada vez en constante
retroceso, ya tenían perdida la guerra contra la
Unión Soviética. De este modo, el ejército
rojo comenzará una gran ofensiva sobre Ucrania en agosto y
a principios de
noviembre recapturará Kiev. En septiembre habían
hecho lo mismo con Smolensk y en enero de 1944 lograrán
liberar a Leningrado del cerco alemán. Para mediados de
ese año, ya lograron llegar a sus fronteras de 1941
habiendo liberado ya totalmente el territorio soviético e
iniciando su incursión en los países de Europa
oriental.

Este será el momento en que las fuerzas
occidentales de los aliados decidan, por fin, abrir el frente
occidental con el desembarco de Normandía en Francia. La
operación fue una de las más grandes de la guerra,
pues fuerzas combinadas de norteamericanos, británicos,
australianos, canadienses y franceses constituirán un
enorme ejército de varios millones de hombres que
tomarán las playas de Normandía a partir del 6 de
junio de 1944.

Los alemanes esperaban la invasión. Sabían
que el desarrollo de la guerra había llegado a un momento
en que sus enemigos debían intentar abrir un nuevo frente
en Francia. Naturalmente, no sabían exactamente cuando y
exactamente donde se realizaría el desembarco, así
que se prepararon a lo largo de prácticamente toda la
costa francesa. Este era naturalmente un factor en contra de
ellos, puesto que las fuerzas de desembarque lo harían de
modo concentrado, mientras que ellos estaban obligados a esparcir
sus tropas para cubrir casi toda la costa francesa. Además
eran ya algo común en esta guerra las operaciones
distractivas, así que el movimiento de tropas enemigas en
un punto determinado no podía llevarlos a movilizar
rápidamente sobre ese punto todas sus fuerzas. Por eso es
que la preparación de las trincheras que iban a enfrentar
el desembarco, debían ser especialmente resistentes,
puesto que encontrarían una concentración de fuego
muy grande. Entonces pusieron obstáculos enormes de
hierro en las
playas, trincheras de metrallas al frente de éstas,
además de minar las playas y protegerlas con
artillería pesada y apoyo aéreo.

Por su parte, los aliados, prepararon una
operación distractiva al norte de Normandía, en el
paso de Calais; bombardearon inmensamente los días
anteriores los parapetos alemanes a lo largo de toda la costa,
además de las vías de comunicación que unían las playas
con el interior del país, para obstaculizar el paso de
refuerzos. Finalmente, lanzaron fuerzas de paracaidistas en las
espaldas de los defensores. Todo esto preparó el camino
para las tropas de desembarco que, en consecutivas oleadas,
fueron tomando paulatinamente las playas las regiones
adyacentes[11]

De este modo, el desembarco de Normandía fue una
de las operaciones más grandes de la guerra y llevó
a la apertura del frente occidental. Un gran cerco comenzaba a
tenderse sobre Alemania: por el este avanzaban los
soviéticos y por el oeste, las potencias
occidentales.

Por su parte, los soviéticos habían
llegado en agosto y septiembre a Bulgaria y Polonia. Cuando las
tropas rusas se acercaban a Varsovia, los judíos
de los ghetos de la ciudad se sublevaron y fueron terriblemente
masacrados por el ejército alemán que aunque ya se
derrumbaba, no pudo evitar dejar el último testimonio de
su odio racial. En octubre entraban los rusos en Prusia oriental
y en diciembre estaban combatiendo al ejército
alemán en Hungría. A su paso por Europa oriental
llegaban a los campos de concentración, descubriendo
estupefactos la horrible tragedia que envolvía a los
prisioneros. Cientos de miles de judíos rusos, polacos,
eslavos estaban en el extremo más espantoso de miseria,
eran espectros cadavéricos que atestiguaban el horrendo
proyecto de exterminio que habían diseñado los
nazis. Millones de hombres, mujeres y niños
murieron en sus cámaras de gas.

El avance soviético a comienzos del año
1945 era ya imparable. Las órdenes de Hitler a su
ejército eran determinantes: había que resistir y
no ceder terreno al enemigo. Esto había determinado que
los contingentes alemanes caían encerrados en enormes
operaciones de cerco y aniquilamiento y mientras
transcurría esta guerra el ejército alemán
iba siendo paulatinamente liquidado.

Las fuerzas occidentales, por su parte, una vez
consolidada su posición en las playas de Normandía
comenzaron a expandirse por toda Francia y ya en Agosto del 44
llegaron a Paris liberándola después de cuatro
años de ocupación nazi, y en septiembre esas tropas
estaban penetrando en territorio belga.

Sin embargo, en este frente, los alemanes tuvieron
capacidad de realizar una fuerte contraofensiva. En diciembre,
los alemanes habían incursionado por las Ardenas, en el
mismo lugar que cuatro años antes habían hecho
colapsar la resistencia de fuerzas occidentales. Esta ves la
contraofensiva fue de tal envergadura que las fuerzas aliadas
tuvieron que retroceder y fuertes contingentes estuvieron a punto
de ser aniquilados.

No podría, empero, sostenerse la contraofensiva
alemana. El poderío aliado era ya muy superior, así
que concentraron fuerzas y nuevamente empujaron a los alemanes.
En este esfuerzo los alemanes habían perdido 120 mil
hombres, 600 tanques, 1.600 aviones. Fue el último gran
esfuerzo de la Alemania nazi.

A partir de este momento, a comienzos del año 45
comienza una carrera desenfrenada de las potencias occidentales
por el oeste y las soviéticas por el este para llegar a
Berlín, entrando en territorio alemán y destruyendo
paulatinamente sus líneas defensivas. Los bombardeos sobre
toda Alemania son feroces, se destruyen industrias, vías
de comunicación y todo queda en escombros. Hitler
había ordenado a sus generales pelear hasta el final y no
rendirse, cuando todo era ya inútil. Testimonios cuentan
que ya había perdido todo el sentido de la realidad. Esa
resistencia significaba solamente la destrucción total.
Pero así lo había querido Hitler. Las ciudades
alemanas van cayendo una a una en poder de las fuerzas
aliadas.

En abril, fuerzas soviéticas entraban en
Berlín y Hitler finalmente se suicidaba. A principios de
mayo los generales alemanes que habían logrado sobrevivir
firmaban la capitulación incondicional. La guerra
había terminado en Europa.

En el frente del pacífico, la
confrontación duraría todavía unos meses
más. La guerra allí se había desarrollado, a
partir de las batallas de Midway y Guadalcanal en 1942, con la
paulatina recaptura de las islas y territorios dominados por los
japoneses.

Durante el año 43, las fuerzas norteamericanas se
concentraron en liberar el archipiélago de Nueva Guinea,
con la clara estrategia de avanzar hacia el norte para cortarle
al Japón el aprovisionamiento de todos los recursos que
obtenía de sus dominios conquistados.

A fines del 44, en octubre, se encontraron preparados
los norteamericanos para terminar con el dominio japonés
en Filipinas y concentraron su flota para una
confrontación decisiva en el golfo de Leyte en el mar de
Filipinas. Sabiendo los japoneses que la recaptura norteamericana
de Filipinas significaría el fin de su imperio,
enfrentaron el reto y se produjo la batalla naval más
grande del frente del pacífico. En conjunto participaron
282 naves en la batalla. En vista de la enorme superioridad
estadounidense que contaba con 17 portaaviones y más de
mil aviones, la victoria estaba ya predeterminada para los
Estados Unidos. En un acto de desesperación, los japoneses
lanzaron pilotos suicidas (Kamikazes) sobre las naves rivales
para intentar revertir su inferioridad. Sin embargo, el esfuerzo
fue inútil[12]Los japoneses perdieron sus
portaaviones, además de otras naves de combate.
Posteriormente, los norteamericanos se dieron a la toma de
Filipinas.

Es así que a comienzos del año 45 ya
sólo separaban las islas de Iwo Jima y Okinawa a las
fuerzas estadounidenses del Japón. Sin embargo, no fueron
objetivos fáciles dado que constituían las
últimas líneas defensivas del imperio del sol
naciente y entonces estaban fuertemente atrincheradas. Por eso,
el desembarco y posterior toma de estos reductos durante los
meses de marzo hasta julio fueron batallas realmente duras donde
Estados Unidos perdió la mayor cantidad de efectivos, pero
finalmente logró controlarlas.

El siguiente paso fue el lanzamiento de la bomba
atómica sobre Hiroshima el 6 de agosto con la finalidad de
terminar la guerra abruptamente. El terrible efecto de esta bomba
fue relatada luego por un testigo ocular en los siguientes
términos:

"Súbitamente apareció sobre el cielo
el resplandor de una luz blanquecina
rosada, acompañado de una trepidación monstruosa
que fue seguida inmediatamente por un viento abrasador que
barría cuanto se hallaba a su paso. En cosa de pocos
segundos, los miles de personas que se encontraban en las calles
y jardines del centro de la ciudad, quedaron calcinadas por una
ola de calor
agostador. Muchas quedaron muertas en el acto, otras
yacían retorciéndose en el suelo, clamando
en su agonía por el intolerable dolor de sus quemaduras.
Cuanto se hallaba en pie al paso de la onda explosiva, muros,
casas, fábricas y otros edificios, quedó aniquilado
y sus residuos fueron arrasados hacia el cielo en medio de un
torbellino. Los tranvías eran levantados y volcados como
si carecieran de peso y solidez. Los trenes eran descarrilados de
sus vías como si fueran de juguete. Los caballos, los
perros y el ganado sufrieron idéntico destino que los
seres humanos. Toda cosa viviente quedó petrificada en una
actitud de indescriptible sufrimiento. Ni siquiera se
libró la vegetación. Los árboles
se elevaban ardiendo, las plantaciones de arroz perdieron su
verdor y la hierba se quemaba en el suelo como paja
seca…"[13]

100 mil personas murieron en el acto y jamás se
sabrá cuantos lo hicieron posteriormente como efecto de la
radiación
y las quemaduras. Como la esperada rendición no
llegó inmediatamente, se procedió a lanzar una
segunda bomba atómica en Nagasaki el 9 de agosto con
efectos similares a la primera. Los japoneses terminaron
entregando su rendición incondicional. La guerra
había terminado.

Se ha debatido mucho acerca del porque Estados Unidos
lanzó la bomba atómica. El Japón estaba ya
destrozado. Su flota era ya prácticamente inexistente. Ya
no contaba con dominio alguno en el sudeste asiático (que
fue recapturado por los ingleses) y en el pacífico que le
pudiera dotar de recursos. Por si fuera poco, La Unión
Soviética había declarado sin efecto el tratado de
neutralidad que habían firmado ambos países durante
la guerra, en una clara señal de que su próximo
paso sería la declaración de guerra, pues a eso se
había comprometido Stalin una vez que los alemanes fueran
derrotados. Entonces ¿Por qué someter a una
población civil a semejante catástrofe? La
versión oficial de los Estados Unidos ha consistido en que
se quería terminar la guerra cuanto antes para evitar una
mayor pérdida de vidas de solados estadounidenses. Sin
embargo, ante la evidencia de la inminente derrota japonesa
está claro que también hubo otros propósitos
en la detonación de las bombas atómicas.

Ya estaba claro que las potencias occidentales y la
Unión Soviética tendrían serios problemas en
la postguerra. El bosquejo de la nueva correlación de
fuerzas estaba en juego y, por
eso, Estados Unidos tenía la necesidad de demostrar su
poder.

¿Y
después?

La segunda guerra mundial fue la mayor catástrofe
que ha experimentado la humanidad a lo largo de toda su historia,
ya que se llevó la vida de la asombrosa cantidad de
aproximadamente 60 millones de personas.

Las consecuencias directas de esta gran
conflagración fueron la guerra
fría y la descolonización de Asia y de
África. El mundo esperaba paz. Era lo que menos
tendría.

Bibliografía

  • Artola, Ricardo. "La Segunda Guerra
    Mundial".

  • Pizarroso Quintero, Alejandro. "El Estado
    Corporativo Fascista".

  • Mandel, Ernest. "El significado de la Segunda Guerra
    Mundial".

  • Cardona, Gabriel. "La Guerra relámpago.
    1939-1942".

  • "Historia gráfica de la Segunda Guerra
    Mundial". Vol. II, El bloqueo.

  • "Historia Gráfica de la Segunda Guerra
    Mundial". Volumen IV. La Victoria.

  • Beevor, Anthony. "Stalingrad".

 

 

 

 

 

 

Autor:

Carlos Alberto Echazú
Cortez

[1] Ver, por ejemplo Artola, Ricardo. "La
Segunda Guerra mundial". Pág. 13.

[2] Pizarroso Quintero, Alejandro. "El
Estado
Corporativo Fascista". Pág.104.

[3] Mandel, Ernest. "El significado de la
Segunda Guerra Mundial". Pág. 11. Esta interpretación tiene mucho sentido
cuando, ya en media guerra, se revelan las proporciones del
ataque alemán a la Rusia Soviética y, por otro
lado, la renuencia de las potencias occidentales para abrir el
frente occidental y desviar de este modo parte de las tropas
alemanas del frente oriental al occidental.

[4] Algo que parecería contradecir
esta interpretación es el pacto Molotov-Ribbentropp,
firmado entre la Unión Soviética y Alemania, poco
antes del estallido de la guerra. Sin embargo, no se trataba de
una alianza, como en el caso del pacto anticomintern, sino de
un pacto de no-agresión. Está en la misma esencia
de un pacto de no agresión que los que lo firman son
potenciales enemigos que se comprometen a no agredirse, de lo
contrario firmarían una alianza y se
comprometerían a defenderse. Tanto Alemania como la
Unión Soviética firmaron ese pacto por motivos
tácticos, esperando ganar tiempo. Alemania intentaba
evitar una guerra de dos frentes. Esperaba batir primero a las
potencias occidentales y luego dirigirse contra la Unión
Soviética, como efectivamente lo hizo. Por su parte, La
Unión Soviética esperaba ganar tiempo, pues
también temía una posible guerra de dos frentes;
al occidente contra Alemania y al oriente contra el
Japón. El pacto anti-comintern motivaba completamente
esos temores.

[5] Cardona, Gabriel. "La Guerra
relámpago. 1939-1942". Págs. 18-24.

[6] "Historia gráfica de la Segunda
Guerra Mundial". Vol. II, El bloqueo. Pág. 34.

[7] Artola, Ricardo. "La Segunda Guerra
Mundial". Pág. 62.

[8] Beevor, Anthony. "Stalingrad".
Pág. 27.

[9] Historia Gráfica de la Segunda
Guerra Mundial. Volumen II. El
Bloqueo. Pág. 207.

[10] Artola, Ricardo. "La Segunda guerra
Mundial". Pág. 109.

[11] Historia Gráfica de la Segunda
Guerra Mundial. Volumen IV. La Victoria. Págs. 8 –
28

[12] Artola; Ricardo. "La Segunda Guerra
Mundial". Pág. 145.

[13] Testimonio de un japonez anónimo
realizado a Marcel Junod, representante de la cruz roja.
Historia Gráfica de la Segunda Guierra mundial" Volumen
IV. La Victoria. Pág. 204.

Partes: 1, 2
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