La universidad particular de Iquitos y el rol de la iniciativa privada en la educación superior
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calidad"
Universidad pública.La eterna olvidada de los
gobiernos
La educación privada en la proyección social e
intelectual
Bibliografía
La universidad particular de Iquitos
y el rol de la iniciativa privada en la educación superior,
proyección social e intelectual
Introducción
Hemos enfatizado muchas veces la importancia de la educación como clave para el
progreso y bienestar de todos los peruanos. Y hemos insistido en
el papel prioritario del Estado, que no termina en la
declaración del derecho a la educación gratuita en la Constitución política, ni en tener un gran
número de centros estatales gratuitos con los que se supone
que lo hace posible. El papel del Estado tampoco termina en
la meta -nada fácil, por
cierto- de asegurar el buen funcionamiento de estos
centros.
Su rol va más allá y podríamos resumirlo
en poner los medios para que todos los
jóvenes peruanos tengan igual oportunidad de acceder a una
educación de calidad, desde la primaria hasta
la superior.
El Estado debe proponerse cumplir este cometido sin
discriminaciones de ningún tipo. Por supuesto dentro de las
inevitables limitaciones de presupuesto, pero tratando de
optimizar los recursos y, sobre todo, de
hacerlo sin renunciar a la calidad. Si no, la igualdad de oportunidades
será sólo una declaración lírica, y quienes
tienen menos capacidad económica -aún con buena
capacidad intelectual- estarán condenados a una
educación de poca calidad que hará muy difícil la
superación que anhelan.
Para que esto no ocurra, el Estado no puede pretender
hacerlo todo solo, sino que necesita estimular consciente y
creativamente la participación privada de sentido social en
la educación.
El derecho a la iniciativa privada en educación
está reconocido también como un principio fundamental
por nuestra Constitución, pero debe ser regulado e
implementado de forma adecuada para que, efectivamente, vaya en
beneficio de las mayorías y no sea en la práctica un
privilegio de pocos.
Es frecuente la mentalidad de asociar la educación
no estatal a un afán de lucro no del todo sano. Y,
lógicamente, a todos nos produce mala impresión lo de
"lucrar con la educación". Pero no pocas veces la carga
peyorativa que damos al término lucrar deviene en una
injusta valoración hacia quienes hacen con competencia y honestidad, cumpliendo las
leyes, una actividad
empresarial con la educación que beneficia a la sociedad, ganando lo justo por
ello.
Miremos ahora la dedicación de muchos a la
educación, desde el sector privado, con entrega y
espíritu de servicio, la mayor parte de
veces en instituciones sin fines de
lucro. Es un hecho que las personas tienen una gran capacidad de
servir, cuando se les permite hacerlo y se les reconoce y apoya.
No hay más que ver, como un ejemplo, lo que la Iglesia Católica, a lo
largo de siglos, ha realizado en el campo educativo, cumpliendo
una misión de servicio humano y
cristiano a la que se sabe llamada, y para la que siempre ha
reclamado su derecho. Pero también tienen derecho a hacerlo,
y lo sienten frecuentemente como un deber, muchas otras entidades
y personas, movidas por motivos nobles muy diversos.
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