- Buscando nuevos espacios para la
integración - Las
fronteras del siglo XXI - La
integración fronteriza en el
Latinoamérica - Zonas de
integración fronteriza (ZIF) - Mecanismos
institucionales de integración fronteriza
Los Estados Nación
en este nuevo contexto de apertura externa han tomado el camino
de la integración, la misma que debe ser
entendida como un proceso, un
camino, más que como un fin. Debe distinguírsele de
la homogeneización (hacer que todos pertenezcan al mismo
género,
posean iguales cualidades) y la uniformización (hacer que
tengan la misma forma); la integración respeta la
especificidad y la diferencia, buscando lograr un sentido de
comunidad.
Este proceso deliberado y consciente busca la
superación de la ruptura y separatividad en un conjunto.
Este proceso puede realizarse en grados variables y
con fórmulas diferentes, pero no se da por mera
casualidad, sino que requiere del esfuerzo y compromiso de los
actores en pos de su consecución, quienes han de coincidir
al menos en los objetivos y
los medios. La
integración implica un grado casi total de compromiso de
las partes hacia los procesos e
instituciones
acordadas para la conformación de un espacio territorial
definido donde regirán casi exclusivamente las
regulaciones diseñadas conjuntamente.
La integración es un fenómeno que
involucra una multiplicidad de áreas, dimensiones y
relaciones, tanto de orden interno como externo, por eso, un
esquema de integración no puede ser creado por decreto, si
no que debe ser construido por un proceso que involucre todos los
segmentos de la sociedad y que
cuente con un férreo compromiso político de los
gobiernos y de los sectores gobernantes, locales y empresariales;
solo así podemos asegurarnos su continuidad e impulso, ya
que el proceso responderá a los intereses locales y
nacionales, y no solo al juego
político de los gobiernos de turno. Se requiere una
"democratización de la integración", es necesario
devolverle la integración a la sociedad, sea cual sea la
forma que adopte nacional o regional, ya que es la sociedad el
verdadero agente y sujeto de la integración y el desarrollo.
Para la coordinación entre la participación
de la sociedad civil y
los intereses locales e intereses nacionales de un Estado y de
estos con los de otros Estados se requiere una de estructura
institucional: porque toda integración implica una
transferencia de ciertas competencias a
una nueva entidad. Dichas instituciones no son un fin en si,
solamente son un medio. Así como se habla de una
infraestructura física y
económica para la realización de la
integración así también se necesita una
infraestructura institucional, algunos especialistas prefieren
llamarla más propiamente Sistema
Institucional y Jurídico.
Estos mecanismos institucionales no debilitan la
soberanía de los Estados pues la
transferencia de competencias es un acto soberano que realizan
todos los Estados dentro de su estructura, la novedad es que en
este caso la competencia es
transferida a un ente institucional bi o multinacional; que no
necesariamente debe ubicarse sobre los Estados, sino
básicamente entre los Estados, como un ente coordinador y
catalizador de la integración.
Buscando nuevos
espacios para la integración
Por su parte los gobiernos regionales también
pretenden desenvolverse en el contexto externo de la
globalización, ingresando a la competencia
internacional por el capital, la
tecnología
y los mercados;
competencia que era caracterizada por ser interestatal y
últimamente transnacional. Por lo que se abre una nuevo
canal de las relaciones
internacionales uno con carácter transgubernamental, es decir,
más allá de los gobiernos, cuando los Estados no
actúan como entes coherentes y únicos; porque parte
de ellos empiezan a tener iniciativa propia y conductas no
necesariamente coherentes con las estrategias del
gobierno
nacional, esto sucede cuando el gobierno nacional carece de una
estrategia
descentralizadora que satisfaga los requerimientos y las
necesidades de los gobiernos locales.
Las "superregiones" europeas son un ejemplo, por un lado
tienen un alto grado económico e impulsan la
integración entre Estados y la ampliación de
mercados conforme a los intereses de las transnacionales; por
otro muestran una alta cohesión socio cultural así
como privilegian la autonomía a un nivel regional conforme
a los intereses locales.
Los "triángulos o círculos" de
crecimiento del sudeste asiático también se vienen
conformando en zonas económicas transnacionales que se
extienden en áreas bien definidas y geográficamente
próximas cubriendo dos o más países donde se
explotan las diferencias en cuanto a las posibilidades de cada
uno a fin de promover el comercio exterior
y las inversiones.
En estos dos ejemplos es importante observar que los
territorios se organizan aprovechando su interdependencia, su
complementariedad económica, el compromiso y la
coordinación política, el
desarrollo de infraestructura y la proximidad geográfica;
combinando sus potencialidades sobre las viejas líneas
fronterizas, las mismas que hoy en día son reconocidas
como un plano artificial que se demarca como una línea
finita sobre el suelo o el mar,
pero que se extiende hacia el subsuelo y el espacio aéreo,
y que convencionalmente delimita los territorios de Estados
adyacentes, dichos planos son los límites
políticos y por lo tanto se debe buscar disminuir
cualquier interferencia que pretendan generar en otras
dimensiones no políticas
como la económica, la social, la cultural, etc.. Sobre los
espacios fronterizos empiezan a emerger nuevos entes que reclaman
ser considerados sujetos en el nuevo orden mundial, las regiones
transfronterizas.
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