Desarrollo
Definición de las dimensiones del Capital
Intelectual
Relación entre las dimensiones del Capital
Intelectual
Conclusiones
Bibliografía
Introducción
El Capital
Intelectual (CI), constituye hoy uno de los retos más
importantes de la Contabilidad
Moderna, ya que se está convirtiendo en un eslabón
indispensable para el éxito
en el mundo empresarial. Los nuevos retos en la Era del Conocimiento
se enmarcan en la identificación, medición y evaluación
de los Activos
Intangibles.
Este trabajo tiene
como objetivo
explicar mediante un caso real las relaciones que existen entre
las dimensiones del CI: Capital Humano,
Capital
Estructural y Capital Relacional, según el modelo INTELEC
1998.
Desarrollo
Concepto de capital intelectual.
Abordando las distintas definiciones que existen sobre este
concepto
comenzamos con la aportada por dos de los pioneros en esta
materia,
Edvinsson y Malone (1999). Estos autores explican lo que
entienden por capital intelectual a través de la siguiente
metáfora (Edvinsson y Malone, 1999:26): "[.] una
corporación es como un árbol. Hay una parte que es
visible, las hojas, ramas y frutos, y otra que está
oculta, las raíces. Si solamente nos preocupamos por
recoger las frutas y tener las ramas y hojas en buen estado,
olvidando las raíces, el árbol puede morir. Para
que el árbol crezca y continúe dando frutos, las
raíces deben estar sanas y nutridas. Esto también
es válido para las empresas: si
sólo nos preocupamos de los resultados financieros e
ignoramos los valores
ocultos, la empresa no
sobrevivirá en el largo plazo". Así, los
mencionados autores entienden el capital intelectual como un
lenguaje que
marca las
pautas de pensamiento,
habla y acción
de aquellos quienes conducen los futuros beneficios de las
compañías. El así concebido capital
intelectual abarca las relaciones con los clientes y los
socios, los esfuerzos innovadores, la infraestructura de la
compañía y el
conocimiento y la pericia de los miembros de la
organización (Edvinsson y Malone, 1999; Edvinsson y
Stenfelt, 1999; Pasher, 1999). En esta misma línea,
Bradley (1997a) argumenta que el capital intelectual consiste en
la capacidad para transformar el conocimiento y los activos
intangibles en recursos que
crean riqueza tanto en las empresas como en los países. De
igual modo, para Edvinsson y Sullivan (1996) y Sullivan (1999,
2001a) el capital intelectual es aquel conocimiento que puede ser
convertido en beneficio en el futuro y que se encuentra formado
por recursos tales como las ideas, los inventos, las
tecnologías, los programas
informáticos, los diseños y los procesos.
Análogamente, Stewart (1991) señala que el capital
intelectual es todo aquello que no se pueda tocar pero que puede
hacer ganar dinero a la
empresa. En
esta misma línea, Lev (2001) considera que los recursos
intangibles son aquellos que pueden generar valor en el
futuro, pero que, sin embargo, no tienen un cuerpo físico
o financiero. De forma similar, en el proyecto Intelect
de Euroforum se define el capital intelectual como el conjunto de
activos de una empresa que,
pese a no estar reflejados en los estados
financieros tradicionales, generan o generarán valor
en el futuro para la misma (Euroforum, 1998). Por su parte,
Unión Fenosa (1999) lo define como el conjunto de
elementos intangibles que potencian sustancialmente la capacidad
que tiene la organización para generar beneficios en el
presente y, lo que es más importante, en el futuro. De
este modo, consideran que la valoración de la empresa no
debe derivar solo de sus indicadores
financieros y económicos, sino que en ella debe cobrar
especial relevancia el capital intelectual.
Para Stewart (1998), otro de los precursores en este campo, el
capital intelectual es la suma de todos los conocimientos que
poseen los empleados y que otorgan a la empresa ventaja
competitiva. De forma similar, Dierickx y Cool (1989) afirman que
el capital intelectual es simplemente el stock de conocimiento en
la empresa. En esta misma línea, Malhotra (2000) sostiene
que en el contexto de los recursos de conocimiento, éste
representa al colectivo de los activos intangibles que pueden ser
identificados y medidos. Así, la interpretación que este autor tiene sobre
el conocimiento difiere del concepto que tradicionalmente se
tiene sobre éste, es decir de conocimiento como saber y
aprender. De este modo, para Malhotra (2000) el conocimiento hace
referencia a como la empresa, ayudada por la tecnología y los
procesos organizativos, adquiere, usa o comparte conocimiento.
Sin embargo, la noción de activos de conocimiento o
capital intelectual va más allá y hace
alusión a los aspectos identificables de la
organización que, aunque son intangibles, se considera que
pueden añadir valor a ésta.
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