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Tuberculosis Profilaxis, Diagnóstico, Tratamiento y Prevención (página 3)



Partes: 1, 2, 3

Las recomendaciones del Centro de Control de
Enfermedades
(CDC) de los EE.UU., aceptadas por otros grupos
internacionales y nacionales, propugnan la utilización de
todos los fármacos antituberculosos durante seis meses,
administrados al paciente bajo la supervisión del personal
sanitario (Iribarren et al, 1993).

6.1.6- Seguimiento Del Tratamiento

Los enfermos con tuberculosis que
no presenten complicaciones en su evolución, ni problemas de
tratamiento o indicación de aislamiento respiratorio,
deben ser tratados en
atención primaria.

Deben realizarse controles bacteriológicos y
clínicos cada mes, hasta el sexto o mientras el paciente
tenga expectoración, y después trimestralmente en
las pautas de 9 meses o más (Iribarren et al, 1993). Se
deben realizar controles radiológicos al inicio y final
del tratamiento. Los controles analíticos deben hacerse en
la primera fase, así como en función de
presencia de síntomas achacables a los fármacos o
en presencia de riesgo
hepático. El médico responsable debe realizar
también controles para comprobar el cumplimiento del
tratamiento por parte del paciente (Iribarren et al,
1993).

Una vez finalizado el tratamiento se recomienda
clasificar la evolución de la tuberculosis
pulmonar de acuerdo a los criterios de clasificación
de casos expresados anteriormente.

6.2- Embarazo Y
Lactancia

La TB sin tratamiento representa un mayor riesgo para
la mujer
embarazada y para el feto, de lo
que supone el tratamiento de la enfermedad (Bass et al,
1995)

A excepción de la Estreptomicina, que debe
evitarse durante el embarazo por su potencial ototoxicidad para
el feto, no existe contraindicación absoluta durante el
embarazo para los demás medicamentos antituberculosos de
primera línea: Isoniacida, Rifampicina, Pirazinamida,
Etambutol (Iribarren et al, 1993. Por lo que durante la
gestación se puede utilizar el mismo esquema
terapéutico visto anteriormente en el tratamiento inicial
de la tuberculosis (Iribarren et al, 1993).

Los medicamentos antituberculosos pasan en escasa
proporción a la leche materna,
no estando contraindicada su utilización durante la
lactancia
(Iribarren et al , 1993).si bien la concentración de
medicamentos antituberculosos que se alcanza en la leche materna,
no puede considerarse efectiva como tratamiento o profilaxis para
el recién nacido (Bass et al, 1995). Debe realizarse
quimioprofilaxis con Isoniacida en aquellas embarazadas en las
que constituya una indicación absoluta (ver algoritmo),
mientras que en los casos en que sea una indicación
relativa, la quimioprofilaxis debería posponerse. En las
embrazadas tratadas con Isoniacida se recomienda administrar
piridoxina para prevenir la neurotoxicidad (Bass et al,
1995).

6.3- Pacientes Pediátricos

El médico de atención primaria debe
considerar detenidamente las formas clínicas de esta
enfermedad en los niños
pequeños, para favorecer un diagnóstico precoz (Vallejo et al, 1994). e
identificar la fuente de infección (Sass ,1996)

. En cualquier niño (especialmente si pertenece a
un grupo de
riesgo) que presente una neumonía inesperada, adenitis cervical,
infección o sea o articular, o meningitis aséptica,
debería investigarse la reacción de la tuberculina
(Mantoux) y realizar una historia
epidemiológica detallada para tuberculosis (Vallejo et al,
1994).

El tratamiento de la tuberculosis durante la infancia y
adolescencia
no difiere del utilizado en adultos; es decir un régimen
con Isoniacida, Rifampicina y Pirazinamida diario durante dos
meses, seguido de Isoniacida+ Rifampicina durante los cuatro
meses restantes es efectivo y bien tolerado en niños con
TB pulmonar (Vallejo et al, 1994 y Sass ,1996)

La administración del tratamiento directamente
supervisado, dos veces por semana, parece tener una eficacia
equivalente en casos en que las condiciones sociales impidan un
cumplimiento diario fiable (Vallejo et al, 1994).

Los medicamentos antituberculosos suelen ser mejor
tolerados durante la infancia que en edades superiores, si bien
es conveniente ajustar la dosis de acuerdo con los valores
expresados en la tabla 7. El Etambutol no se recomienda en
niños menores de 5 años por la dificultad existente
en estos pacientes, para evaluar la posible toxicidad ocular
(Iribarren et al, 1993).

DOSIS PEDIATRICAS DE LOS MEDICAMENTOS
ANTITUBERCULOSOS

Tabla 7. Modificada de (Sass, 1996)

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6.4- Pacientes Con Enfermedad Hepática
Crónica

Cuando no existan datos de
insuficiencia hepática, y las transaminasas se mantengan
por debajo de un valor cinco
veces superior al normal, puede iniciarse el tratamiento
estándar de la tuberculosis, manteniendo una vigilancia
analítica de la función hepática estrecha
(Harnes et al, 1999).

Cuando exista un trastorno de la coagulación o
los enzimas de
citolisis o colestasis estén cinco 22 veces por encima del
valor normal, puede utilizarse Isoniacida o Rifampicina +
Pirazinamida + Etambutol 2 meses, seguido de Isoniacida o
Rifampicina + Etambutol, durante un mínimo de 12 meses; y
siempre por lo menos, hasta 6 meses después del
último cultivo positivo. En estos pacientes, al realizar
la elección entre Isoniacida y Rifampicina debe
considerarse que la primera tiene más tendencia a producir
citolisis y la segunda colestasis (Harnes et al,
1999).

En los casos en que no se puede utilizar Isoniacida ni
Rifampicina, por existir trastornos de la coagulación
graves, deben derivarse el paciente a la atención
especializada (Harnes et al, 1999).

6.5 -Pacientes Con Insuficiencia Renal

En estos pacientes no se recomienda utilizar la
Pirazinamida, por lo tanto, el tratamiento consistirá en
Rifampicina + Isoniacida+ Etambutol, durante 2 meses, seguido de
Rifampicina + Isoniacida un mínimo de 7 meses más.
No es necesario modificar las dosis de Rifampicina e Isoniacida,
si bien habrá que ajustar la dosis de Etambutol. Dado que
la Isoniacida se elimina por diálisis, en los pacientes
hemodializados habrá que repetir la dosis tras cada
sesión (Harnes et al, 1999).

6.7- Pacientes Con Hipersensibilidad

Se presenta hasta en un 10% de los pacientes con
tuberculosis e infección por VIH, siendo el
medicamento más frecuentemente implicado la Rifampicina,
aunque puede ocurrir con cualquiera de los demás
antituberculosos. Las manifestaciones incluyen rash
cutáneo, fiebre y otras
complicaciones más graves (por ejemplo, nefritis
intersticial). Como norma general se recomienda sustituir el
medicamento implicado, utilizando alguna de las alternativas
comentadas en el apartado de tratamiento (Harnes et al,
1999).

6.8- Tuberculosis E Infección Por
VIH

En la actualidad la infección por VIH, constituye
el principal factor de riesgo de padecer TB. Aproximadamente, el
20-45% de todos los cultivos de M. Tuberculosis
corresponden a pacientes con infección por VIH; a su vez,
el 20-50% de los infectados por VIH desarrollan TB a lo largo de
su vida (Reyes et al, 2004).

En estos pacientes la prueba de la tuberculina se
considera positiva cuando la pápula sea igual o superior a
5 mm, independientemente de que el individuo
esté o no vacunado con la vacuna BCG.

En pacientes con inmunosupresión, puede obtenerse
una respuesta falsamente negativa a la tuberculina, debida a la
no existencia de infección tuberculosa o a una anergia
cutánea, que se detecta cuando existe reacción a
otras pruebas
cutáneas. Entre los pacientes VIH+, del 12 al 33%
presentan reacción de tuberculina positiva; el resto -con
tuberculina negativa- están repartidos por igual entre
anérgicos y no anérgicos (Reyes et al,
2004).

La quimioprofilaxis de la tuberculosis en pacientes
infectados por el VIH sigue siendo un tema controvertido, si bien
no parece aconsejable su utilización indiscriminada en
todos ellos. El Consejo Asesor Clínico del Plan Nacional
sobre el SIDA propone
su utilización en aquellos pacientes VIH+ (Reyes et al,
2004).

  • con reacción de tuberculina positiva
    (>5mm), independientemente de su edad y tras descartar la
    enfermedad tuberculosa)

  • con reacción de tuberculina negativa
    (<5mm) y anérgicos. Si no se dispone de pruebas de
    hipersensibilidad cutánea, para decidir la
    indicación de la quimioprofilaxis, se valorará
    individualmente la presencia de otros factores
    clínicos y epidemiológicos: lesiones
    fibróticas en Rx de tórax, malnutrición
    grave, malas condiciones sociales o ausencia de hogar,
    pacientes en colectividades cerradas, historia reciente de
    adicción a drogas por vía parenteral, pacientes
    bajo tratamiento inmunosupresor.

  • con reacción de tuberculina negativa (<5
    mm) no anérgicos, se repetirá el Mantoux cada
    6-12 meses; en caso de viraje estará indicado iniciar
    la quimioprofilaxis.

  • en contacto íntimo con pacientes
    bacilíferos positivos

  • cuando se produzca un conversión de la
    reacción de tuberculina

Para la quimioprofilaxis, en los pacientes VIH+, se
recomienda la
administración de Isoniacida a las dosis habituales
durante un período de 12 meses. Deberá realizarse
un seguimiento, con el doble objetivo de
favorecer el cumplimiento y de detectar efectos adversos;
así, en los mayores de 35 años con riesgo
hepático conocido, se recomienda realizar controles
bioquímicos hepáticos de forma mensual o bimensual.
En caso de que las transaminasas evolucionen hacia un aumento
superior a 5 veces el valor normal, habrá de suspenderse
el tratamiento con Isoniacida. En caso de aumentos menores es
suficiente con acortar los períodos entre las revisiones
analíticas (Reyes et al,

2004).

A pesar de que la Isoniacida es el único
medicamento del que se dispone de evidencias
sobre su eficacia en la profilaxis de la TB, cuando el caso
índice sea resistente a dicho medicamento pueden
utilizarse (Reyes et al, 2004):

  • Isoniacida; ya que personas afectadas con bacilos
    resistentes al medicamento pueden estar infectadas por
    subpoblaciones de bacilos que si sean susceptibles a
    este.

  • Rifampicina, sola o asociada a Etambutol, a las
    dosis usuales durante 12 meses.

Cuando existan resistencias
múltiples, por ejemplo a Isoniacida y Rifampicina, debe
derivarse el enfermo a un centro especializado (Reyes et al,
2004).

6.8.1- Tratamiento

En enfermos VIH+, el tratamiento estándar
recomendado actualmente en nuestro país, sigue una pauta
de nueve meses de duración con Isoniacida, Rifampicina y
Pirazinamida (diariamente durante dos meses); seguida de
Isoniacida+ Rifampicina, durante siete meses más (tabla
8). Siempre que sea posible se recomienda utilizar los
fármacos con antituberculosos en asociación, que
favorecen el cumplimiento (Harnes et al, 1999) (ver tabla
11)

TRATAMIENTO DE LA TUBERCULOSIS EN PACIENTES VIH+
PAUTA DIARIA ESTANDAR

Tabla 8. Tomada de (Harnes et al,
1999)

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  • Los regímenes terapéuticos que no
    incluyan Isoniacida o Rifampicina, por
    contraindicación o intolerancia a alguno de ellos,
    deben mantenerse durante un mínimo de 12 meses e
    incluir Etambutol (Harnes et al, 1999).

  • cuando no puedan utilizarse ninguno de los dos
    –Isoniacida ni Rifampicina- el tratamiento
    deberá prolongarse hasta los 18-24 meses (Harnes et
    al, 1999).

  • cuando no sea posible utilizar la Pirazinamida, se
    recomienda sustituirla por Etambutol durante los dos primeros
    meses, manteniendo la pauta diaria normal de Isoniacida y
    Rifampicina durante nueve meses (Harnes et al,
    1999).

A pesar de que en Cuba el nivel
de resistencias está lejos del existente en EE.UU., se
sigue observando la existencia de casos de multirresistencia en
pacientes con infección por VIH; por lo que (Harnes et al,
1999) recomienda:

  • realizar una detección rápida de casos
    (índice elevado de sospecha)

  • garantizar el cumplimiento del tratamiento.
    Considerar la generalización de tratamientos
    supervisados, especialmente en poblaciones
    marginales.

Cuando el cumplimiento sea poco fiable debería
abordarse una terapia directamente supervisada, ofreciendo -si es
posible- incentivos. La
tabla 9 presenta tres opciones de tratamientos supervisados, de
acuerdo con las dosis presentadas en la Tabla 8.

ALGUNAS PAUTAS DE TRATAMIENTO
SUPERVISADO

Tabla 9. Tomada de (Harnes et al,
1999)

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El seguimiento del tratamiento de estos pacientes se
realiza de acuerdo con los mismos criterios vistos con
anterioridad para los pacientes no infectados por el VIH.
(Vallejo et al, 1994)

6.9 – Efectos Adversos, Precauciones E Interacciones
De Los Medicamentos Antituberculosos.

A continuación, se presentan en forma de tabla
los principales efectos adversos y precauciones a considerar con
los medicamentos que se utilizan en el tratamiento de la
tuberculosis (tabla 10); así como, las interacciones que
pueden tener significación clínica (tabla
11).

PRINCIPALES EFECTOS ADVERSOS Y PRECAUCIONES DE LOS
MEDICAMENTOS ANTITUBERCULOSOS

Tabla 10. Tomada de (Vallejo et al,
1994)

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Tabla 11. Tomada de (Vallejo et al,
1994)

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CAPÍTULO VII

Epidemiología de la
Tb

7.1 Incidencia Mundial Y
Regional

En la actualidad, una tercera parte de la
población mundial está infectado por
M. tuberculosis (1900 millones). Se estima que para el
año 2020 alrededor de 1000 millones de personas
podrían contraer la infección; 200 millones
desarrollar la enfermedad y unos 35 millones morir a causa de
esta. En el año 2000, se declararon 8,4 millones de nuevos
casos en el mundo (1,5 millones pertenecen al África
Subsahariana y 3 millones al Sudeste Asiático); si este
incremento continua, se producirán 10,2 millones de casos
nuevos en el 2005. Cada año mueren 2 millones de personas,
estas defunciones representan en los países en desarrollo el
25 % del total de muertes evitables en adultos

Según estimaciones de la
Organización Mundial de la Salud (OMS Tab.1 ), la
Región de Asia Sudoriental
registró el mayor número de nuevos casos de
tuberculosis, correspondiéndole el 34% de la incidencia
mundial. Sin embargo, la tasa de incidencia estimada en el
África subsahariana es casi el doble que en la
Región de Asia Sudoriental, con cerca de 350 casos por 100
000 habitantes.

Se calcula que 1,6 millones de personas murieron por
tuberculosis en 2005, siendo la Región africana la que
registró el mayor número de muertes y de mortalidad
por habitante. La epidemia de tuberculosis en África
avanzó rápidamente en los años 1990, pero el
crecimiento se ha frenado poco a poco cada año, y ahora
las tasas de incidencia parecen haberse estabilizado o haber
comenzado a descender.

En 2005, la incidencia estimada de tuberculosis por
habitante era estable o decreciente en las seis regiones de la
OMS. No obstante, esa lenta disminución está
contrarrestada por el crecimiento de la población. Como
consecuencia, sigue aumentando el número de nuevos casos
por año a escala mundial y
en las regiones de la OMS de África, el
Mediterráneo Oriental y Asia Sudoriental.

La OMS recomienda que se intensifiquen los esfuerzos
para implantar una estrategia de
lucha antituberculosa común, la denominada "estrategia
DOTS", que está compuesta por cinco
componentes:

1) voluntad política de los
gobiernos para resolver el problema de la TB,

2) diagnóstico por baciloscopía accesible
a toda la población,

3) tratamiento directamente supervisado (al menos en la
primera fase),

4) abastecimiento seguro y regular
de fármacos y

5) disposición de un adecuado sistema de
registro e
información.

Esta estrategia es relativamente sencilla de aplicar
siempre que exista una voluntad política por aplicarla,
que es el componente fundamental de la misma y, además, es
lo único que se puede hacer en la actualidad para luchar
contra las condiciones que están ocasionando el incremento
de la endemia. (Maher et al., 1999)

CAPÍTULO VIII

Prevención

Según lo planteado por (Marrero et al., 1999;
Enarson, 2000; Montoso, 2001) la prevención consta de 5
aspectos fundamentales:

  • Deben mejorarse las condiciones sociales,
    como el hacinamiento, que aumentan el riesgo de adquirir la
    infección; educación a la población
    respecto al modo de transmisión y métodos para
    controlar la enfermedad. Deben proporcionarse facilidades
    médicas, de laboratorio y radiológicas para el
    examen de los pacientes, contactos y sospechosos. El
    tratamiento pronto y eficaz de pacientes con TB activa, y el
    seguimiento cuidadoso de sus contactos con pruebas de
    tuberculina, rayos X y tratamiento apropiado, constituyen las
    bases fundamentales de los Programas Nacionales de Control de
    la TB.

  • La quimioprofilaxis consiste en la
    administración controlada de Isoniacida a personas con
    alto riesgo de desarrollar TB, una vez que exista la
    seguridad de ausencia de enfermedad tuberculosa activa. Esta
    quimioprofilaxis puede ser administrada a personas no
    infectadas, (PPD negativas) para prevenir la infección
    o a personas infectadas (PPD positivas) para evitar que
    enfermen.

  • Resistencia individual del huésped:
    factores inespecíficos pueden reducir la resistencia
    del huésped, favoreciendo en esa forma la
    conversión de una infección asintomática
    a enfermedad. Estos factores incluyen inanición,
    gastrectomía, enfemedad crónica debilitante
    (diabetes, neoplasias, insuficiencia renal) y
    supresión de la inmunidad celular por fármacos
    (por ejemplo, corticoesteroides o infección). La
    infección por VIH constituye un factor de riesgo de
    orden mayor.

  • Inmunización: Se han empleado bacilos
    de tuberculosis vivos, avirulentos, particularmente BCG
    (Bacilo Calmette-Guérin, un microorganismo bovino
    atenuado), para inducir una cierta cantidad de resistencia en
    quienes tienen una exposición intensa a la
    infección. La vacunación con estos
    microorganismos constituye el sustituto de la
    infección primaria con bacilos de TB virulentos, sin
    el peligro inherente de estos últimos. Esta vacuna
    tiene un valor protector en relación con las formas
    graves de diseminación de la primoinfección
    tuberculosa (TB miliar y meningitis tuberculosa),
    fundamentalmente en los niños menores de 4
    años. Sin embargo, el efecto preventivo en el adulto
    y, por lo tanto, en la transmisión de la enfermedad es
    muy limitado. La evidencia estadística indica que
    después de la vacunación con BCG se presenta un
    aumento en la resistencia por un periodo limitado. En Cuba,
    se vacuna con BCG a todo recién nacido antes del alta
    del hospital materno.

  • La erradicación de la TB en ganado bovino,
    y la pasteurización de la leche
    , han reducido
    considerablemente las infecciones por Mycobacterium
    bovis
    .

8.1. Estrategia Alto A La Tuberculosis, Plan Mundial
Para Detener La Tuberculosis, 2006-2015 Y Metas Del Control De La
Tuberculosis

En 2006, la OMS puso en marcha la nueva estrategia Alto
a la Tuberculosis. El núcleo de esa estrategia es el DOTS,
la propuesta de control de la tuberculosis iniciada por la OMS en
1995. Desde su creación, se han tratado más de 22
millones de pacientes con principios
basados en el DOTS. El éxito
se fundamenta en la nueva estrategia de seis puntos, al tiempo que
reconoce los principales desafíos de la Tuberculosis/VIH y
la tuberculosis multirresistente. También tiene en cuenta
los obstáculos al acceso, la equidad y la
calidad, e
incorpora innovaciones basadas en la evidencia en
colaboración con los dispensadores de atención de
salud privados, habilitando a las personas y comunidades y
reforzando los sistemas de
salud, así como fomentando la
investigación.

Los seis principios de la estrategia Alto a la
Tuberculosis son:

  • Ampliación y perfeccionamiento del
    tratamiento DOTS de alta calidad.

A fin de que todas las personas que los necesiten, en
particular las más pobres y más vulnerables, puedan
acceder a servicios de
alta calidad, es preciso ampliar el tratamiento DOTS para llegar
incluso a las zonas más remotas. En 2004, 183
países (incluidos los 22 con mayor carga de morbilidad,
que representaban el 80% de los casos de tuberculosis a nivel
mundial) aplicaban el tratamiento DOTS al menos en una parte de
su territorio.

  • Afrontar la combinación de tuberculosis y
    VIH, la tuberculosis multirresistente y otros
    retos.

Para afrontar la combinación de tuberculosis y
VIH, la tuberculosis multirresistente y otros retos es preciso
adoptar medidas y aportar contribuciones mucho más
importantes que las que requiere la aplicación del
tratamiento DOTS, y es fundamental alcanzar las metas fijadas
para 2015, incluido el Objetivo de Desarrollo del Milenio
relativo a la tuberculosis.

  • Contribuir al fortalecimiento de los sistemas de
    salud.

Los programas
nacionales de lucha contra la tuberculosis deben contribuir a las
estrategias
generales encaminadas a promover los sistemas de
financiación, planificación, gestión, información y suministro,
así como la introducción de métodos
innovadores para ampliar la prestación de
servicios.

  • Colaborar con todos los dispensadores de
    atención.

Los enfermos de tuberculosis recurren a una amplia
variedad de dispensadores de atención de salud:
públicos, privados, empresariales y voluntarios. Para
poder llegar a
todos los pacientes y garantizar que reciban una atención
de alta calidad, es preciso que colaboren todos los tipos de
dispensadores de atención sanitaria.

  • Potenciar la capacidad de acción de los
    enfermos de tuberculosis y de las comunidades.

Los proyectos de
atención comunitaria de la tuberculosis han demostrado que
las personas y las comunidades pueden realizar algunas tareas
esenciales de lucha contra la tuberculosis. Estas redes pueden movilizar a la
sociedad
civil, además de garantizar el apoyo político y
la sostenibilidad a largo plazo de los programas de lucha contra
la tuberculosis.

Si bien los instrumentos actuales permiten luchar contra
la tuberculosis, el perfeccionamiento de las prácticas y
la ulterior eliminación de esta enfermedad
dependerán de las innovaciones en materia de
métodos de diagnóstico, medicamentos y vacunas.

Conclusiones

  • La TB ha experimentado un aumento en el mundo a
    partir de los años ochenta, de forma coincidente con
    la aparición de la epidemia de VIH y con el deterioro
    en las condiciones de vida de algunos sectores de
    población (marginados, inmigrantes, etc.).

  • La atención primaria constituye el primer
    nivel asistencial con el que entran en contacto los enfermos
    tuberculosos, siendo por lo tanto su actuación
    fundamental para garantizar un diagnóstico precoz y un
    control de la enfermedad así como el seguimiento del
    tratamiento, mediante controles bacteriológicos,
    analíticos y de cumplimiento, de acuerdo con los
    criterios del Programa de Tuberculosis.

  • El diagnóstico de certeza de TB se realiza
    mediante la presencia de cultivo positivo de M.
    tuberculosis
    . En la práctica se acepta como
    diagnóstico de casi certeza de tuberculosis la
    presencia de microscopía positiva en el contexto
    clínico y con hallazgos radiológicos
    adecuados.

  • La prueba de la tuberculina es el método
    aceptado para el diagnóstico de la infección
    tuberculosa. Una induración de 5 mm o más se
    considera positiva, excepto en los vacunados con BCG en los
    que la induración se considera positiva a partir de 14
    mm.

  • La vacuna BCG no se recomienda de forma generalizada
    como medida preventiva de la TB.

  • La quimioprofilaxis con Isoniacida es altamente
    eficaz para la prevención de la tuberculosis
    activa.

  • La quimioprofilaxis con Isoniacida esta
    contraindicada en pacientes que han tenido una
    reacción aguda previa o de hipersensibilidad al
    medicamento, en caso de enfermedad hepática grave, y
    en caso de enfermedad tuberculosa o imposibilidad de control
    y cumplimiento.

  • Durante la quimioprofilaxis con Isoniacida
    sólo es preciso realizar pruebas hepáticas al
    inicio y no durante el seguimiento. Está justificada
    la suspensión del tratamiento cuando los niveles de
    esta superan 5 veces los valores normales.

  • Debido al comportamiento biológico del
    Mycobacterium tuberculosis, para el tratamiento de
    la enfermedad se debe utilizar una terapia combinada -nunca
    monoterapia- para evitar la selección de mutantes
    resistentes; el tratamiento debe ser lo suficientemente
    prolongado para eliminar todas las poblaciones
    bacilares.

  • El tratamiento de la tuberculosis inicial
    recomendado actualmente en nuestro país sigue una
    pauta de seis meses de duración con Isoniacida,
    Rifampicina y Pirazinamida, diariamente durante dos meses,
    seguida de Isoniacida+ Rifampicina durante los cuatro meses
    restantes.

  • El médico de atención primaria es
    responsable del seguimiento del tratamiento, mediante
    controles bacteriológicos, analíticos y de
    cumplimiento, de acuerdo con los criterios del Programa de
    Tuberculosis.

  • La quimioprofilaxis de la tuberculosis en pacientes
    VIH + se propone en aquellos pacientes con reacción de
    tuberculina positiva, en los contactos íntimos de
    pacientes bacilíferos positivos y en los convertores
    de tuberculina.

  • El tratamiento diario de la tuberculosis en
    pacientes VIH + recomendado actualmente en nuestro
    país, sigue una pauta de nueve meses de
    duración con Isoniacida, Rifampicina y Pirazinamida
    diariamente durante dos meses, seguida de Isoniacida+
    Rifampicina durante los siete meses restantes. En caso de
    sospecha de incumplimiento debe abordarse un tratamiento
    intermitente, directamente supervisado.

  • Para abordar el tratamiento de la TB de una manera
    global deben considerarse los principales efectos adversos,
    precauciones y aquellas interacciones, que pueden representar
    significación clínica; especialmente en
    pacientes que además de TB padecen otras
    enfermedades.

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Anexo

Tab. 1 INFORME DE LA
OMS, 2006

Monografias.com

Monografias.com

Fig. 1 Más del 80% de la TBC
mundial está concentrada en las zonas en rojo. Fuente:
OMS

Breve currículo del autor.

1. Imayacil Chorens Amador

2. Fecha y Lugar de nacimiento: 24 de septiembre
1973

  • 3.  Ciudadanía:
    Cubana.

  • Título: Dra. en Medicina Vetrinaria,
    Univercidad Agraria de la Habana (UNAH) en el curso
    correspondiente 1999/ 2000

  • Profesión: Especialista en
    Normalización y Control de la Calidad de los
    Alimentos. Según Resolución No.
    14/2003

  • Experiencia Profesional: 9
    años

  • Cursos recibidos e impartidos

Ha recibido más de ____ cursos de postgrados en
materia de calidad, como:

Curso de Formación de Auditores Internos de HACCP
y BPM en la Industria y
Servicios

Alimentarios.

Curso de Análisis de Riesgos y
Puntos Críticos de Control

Curso de Técnicas
de Muestreo
Estadístico.

Curso Básico de Computación

Curso Técnico: Formación de Entrenadores
del Área de Calidad

  • Actividades desarrolladas:

  • Normalización y Control de la
    Calidad

  • Consultoría y Asesoría en Sistemas de
    Gestión de Calidad e Inocuidad y Análisis de
    Peligros y Puntos Críticos de Control.

  • Auditorias en Sistemas HACCP.

9. Eventos y Publicaciones
científicos
:

Eventos provinciales y Nacionales de los Comités
de Calidad y la ANIR.

Talleres de Evaluación
sensorial

  • 10. Distinciones:

Jurado en los Activos
Provinciales y Nacionales de los Comités de Calidad y
FORUM de Ciencia y
técnica

Miembro del Grupo de Expertos Nacionales CNICA de
Análisis de Peligro y Puntos Críticos de
Control.

 

 

 

 

 

 

 

Autor:

Dra. MV. Imayacil Chorens
Amador

Centro Nacional de Inspección de la
Calidad.CNICA.

Ministerio de la industria Alimenticia.
MINAL

Partes: 1, 2, 3
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