Indice
1.
Introducción
2. Antes del lenguaje
humano
3. El lenguaje humano
4. El Lenguaje: Una
Herramienta Autogenerativa
5. Post
Scriptum
6.
Referencias
Una de las característica más sobresalientes de
los seres humanos es su comportamiento
gregario afectivo, que los impulsa a interactuar con sus
semejantes. Otra, y de su exclusivo dominio, es su
particular capacidad para acceder a un mundo abstracto, por
él construido, y deambular por los parajes que su obra le
ofrece. La segunda nos ha permitido acceder a la Razón,
notable instrumento incorporado recientemente en la historia de la vida sobre el
planeta, en tanto que la primera, haciendo uso de la segunda, nos
lleva a prodigarnos en la búsqueda de reconocimiento y
valoración.
Indudablemente, no es tan sólo el comportamiento
afectivo la respuesta a la amplia variedad de estímulos
que captamos en cada instante gracias a los sistemas
perceptuales con que contamos, que permiten el paso de una
ínfima parte del mundo externo, de aquella parte que a lo
largo de nuestra historia evolutiva
resultó de importancia para la supervivencia. Los humanos
contamos con algunos condicionantes que datan de los albores de
la vida sobre el planeta y que son compartidos por todas las
formas de vida que conocemos. El análisis de aquello que nos hermana con el
resto de los seres vivos, facilita el estudio de lo que nos
diferencia. Hoy, no obstante que sabemos que compartimos con
nuestros parientes más cercanos (chimpancé) sobre
el 98% del material genético que nos caracteriza, se
persiste en orientar el esfuerzo por conocernos a partir de
aquello que nos diferencia.
Desde que la humanidad ha hecho uso de la Razón, el ser
humano se ha preguntado acerca de si mismo, sin que a la fecha
haya conseguido respuesta a las preguntas "cómo y
porqué" nos distanciamos de las restantes criaturas con
vida. Esto, sin embargo, no ha impedido reconocer una amplia gama
de características que nos son propias y que
han sido selectivamente interpretadas, ponderando exageradamente
algunos aspectos del ser humano e ignorando o minimizando otros.
Fundamentalmente egoísta, fundamentalmente solidario,
fundamentalmente afectivo, fundamentalmente competitivo, etc.,
etc.. Una auténtica torre de babel construida a partir de
verdades a medias, donde en definitiva prima la voz más
potente para imponerse sobre las restantes. ¿Selección
natural?. Simple evidencia.
Es reconocido el prácticamente nulo avance registrado
durante miles de años en esta materia,
así como evidente han sido los esfuerzos por acceder a
dicho conocimiento.
La comunidad
ilustrada observa con temor este retraso, que se torna
crítico en relación al desarrollo
tecnológico conseguido el último siglo, en el que
se ha visto en extremo ampliada la capacidad de
intervención del ser humano sobre el planeta
En este trabajo, se presenta una visión sustentada en la
evidencia implícita en algunos aspectos de los seres vivos
que han mostrado ser fundamentales para la supervivencia, a
partir de los cuales adquieren coherencia las diferencias
mencionadas. Para estos efectos, y con el propósito de
estructurar el análisis, se definen algunos conceptos, que
en forma alguna constituyen la esencia de este estudio, y que
espero no distraiga indebidamente la atención del lector.
Por mucho tiempo la
humanidad ha visto en el lenguaje
una consecuencia de ese "plus" de que disponemos por sobre los
demás seres vivos, y no es sino durante el siglo veinte
que comienza a postularse con fuerza que el
lenguaje
constituye la causa de él, pero hasta la fecha no se ha
explicado el cómo y el porqué, limitándose
el análisis a describir las variadas consecuencias que
trae el empleo de
dicha herramienta.
En este trabajo se presenta una respuesta coherente al
cómo y porqué nos distanciamos de los restantes
seres vivos.
Algunas características de los seres vivos a modo
de definición
- Poseen un cuerpo.
- Interactúan a través de acciones con
un medio que tan sólo en el presente se les
manifiesta. - Su cuerpo es parte del medio
- Cuentan con un Esquema de Supervivencia, legado por
sus antecesores, en el que están preestablecidas sus
características corporales y sus pautas de conducta. - El Esquema de Supervivencia registra alteraciones
entre sucesivas generaciones. - Sensan específicos segmentos del medio,
instante a instante. - Lo sensado constituye la Realidad del
Individuo - A partir de la conjunción Realidad – Esquema
de Supervivencia, establecen prioridades de acción y
activan pautas de conductas, que se llevan a cabo a
través de conjuntos de
acciones. - Las conductas están dirigidas hacia fines
específicos, fines que se concretan en variados
horizontes de Tiempo - Pueden llevar a cabo simultáneamente diversas
conductas, y por ende, múltiples acciones en
paralelo. - Cada una de las acciones que se llevan a cabo para
acceder al objetivo que
hay tras una pauta de conducta,
debe cumplir el requisito de permitir la supervivencia del ser
vivo para el instante siguiente, en aras de acceder al objetivo con
posterioridad - La interacción con el medio constituye
experiencia de vida. - Segmentos de experiencia de vida de sus antecesores
están incorporados en el Esquema de Supervivencia del
individuo. - El llevar a cabo una conducta implica ejecutar un
conjunto de acciones previamente indeterminadas, que apuntan a
un fin predeterminado.
Seres Vivos Con Cerebro
Los seres vivos con cerebro son el
resultado de la evolución de formas de vida simples y
responden en lo esencial a compromisos similares a aquellos a los
que están condicionados todos los tipos de vidas.
En los seres más evolucionados, el cerebro es un
centro de almacenamiento y
manejo de ingente información, responsable de las acciones
que lleva a cabo el cuerpo. Esto exige una armónica
comunicación entre ambos, la que se lleva a
cabo a través de dos rutas principales. Una de ellas es el
torrente sanguíneo que transporta señales
químicas como los neurotransmisores y las hormonas. La
otra ruta está constituida por los nervios periféricos sensoriales y motores, que
transmiten señales de todas partes del cuerpo al cerebro y
viceversa.
En el cerebro se almacenan segmentos de experiencia de vida, en
lo que conocemos como "memorias". El
proceso de
adquirir
memoria
consiste básicamente en la modulación
de las sinapsis, los contactos entre neuronas, que conducen a
asociaciones entre neuronas. La información que contienen viene definida
por relaciones entre ellas. Cuando una neurona es
excitada y activada, colabora en la excitación y eventual
activación de aquellas con las que se encuentra
conectada.
Una experiencia que se está viviendo, se incorpora a
través de nuevas conexiones a la red preestablecida, o
redes, que
activa. Lo nuevo evoca a lo antiguo y por asociación y
consolidación se convierte en parte del mismo sustrato de
memoria. Con
dicho mecanismo se relaciona el "antes" con el "después"
consiguiéndose así que en una próxima
oportunidad, al situarse el Individuo en escenarios similares a
otros ya vivenciados, haga uso de su experiencia de vida, para
configurar en el presente potenciales estados futuros del
medio.
Lo evocado constituye una evidente ayuda para enfrentar el
instante siguiente de vida. La capacidad del cerebro para
almacenar segmentos de información de eventos sucedidos
durante el transcurso de la vida del Individuo, que eventualmente
son evocados con posterioridad, no hace sino extender el alcance
del Esquema de Supervivencia de los seres vivos con cerebro en
relación a los que no lo poseen, en lo que constituye un
equivalente a una "evolución en vida".
Al quedar registradas en memorias
experiencias vividas, se establecen nuevos patrones de
conducta
Visto bajo este prisma, se diluye la controversia que se ha
mantenido respecto al peso que juega lo heredado en
relación a lo aprendido. Lo que portamos al momento de
nacer, también se ha ido aprendiendo, a lo largo de la
evolución, en un muy lento proceso si se
le compara a la velocidad con
que el cerebro permite incorporar nuevas condicionantes a partir
de las vivencias del individuo.
Se nace con una arquitectura
neuronal preestablecida y otra por establecer; rígida la
primera y plástica, en grado variable, la segunda.
Vivencias puntuales pueden generar rígidos sub patrones de
conducta que nos acompañarán por toda la vida.
Dejar en manos del cerebro la responsabilidad de estructurar la Realidad y
disponer la ejecución de las acciones que lleva a
cabo el cuerpo, necesariamente exige contar con un correlato
mental corporal permanentemente actualizado. De igual forma, es
imprescindible que el Esquema de Supervivencia encuentre en el
cerebro su debido correlato. El Individuo es un cuerpo sujeto a
condicionantes específicas impuestas por el Esquema de
supervivencia, que se activan conforme a cual sea la Realidad del
instante que está viviendo. En lo sucesivo, al correlato
mental del Esquema de Supervivencia, representado por la
específica arquitectura de
memorias que se encuentran activas en el instante que se
está viviendo, se le denominará "Inmaterial
individuo".
Resta mucho aun por conocer acerca del funcionamiento del
cerebro, sin embargo, con la información disponible queda
en evidencia su rol primigenio: colaborar para la
obtención de reacciones favorables para el cuerpo material
a través de acciones que apuntan hacia fines establecidos
en el Esquema de Supervivencia.
La Imagen De
Interacción
Pasado, presente y futuro potencial coexisten
armónicamente estructurados en el cerebro. El panorama que
para un ser vivo con cerebro le ofrece su medio relevante, es
valorado como un conjunto, un todo en el que participan
integradamente las representaciones mentales de los distintos
componentes que se sensan y lo evocado por ellos, conjuntamente
con la panorámica desplegada por el grupo de
memorias que un instante atrás estaban activadas y
continúan estándolo. Quien lleva la batuta en esta
orquesta de memorias activas es el correlato mental del Esquema
de Supervivencia (definido como el Inmaterial Individuo)),
organizando y disponiendo la sincrónica ejecución
de la obra de la vida. Por supuesto, en caso alguno contamos con
un diminuto ser en nuestro cerebro. Una específica
estructura
física,
que opera con señales químicas y eléctricas,
es la muy tangible "entidad" que gobierna las acciones de los
seres con cerebro.
Al conjunto de memorias que se encuentran activas en el presente,
se le denominará Imagen de
Interacción, conjunto en el que se integra lo evocado a
partir de cada uno de los elementos presentes en el medio
(formas, colores, sonidos,
olores etc.) que son sensados, en interacción con las
restantes representaciones, apuntando a contar con una mejor
aproximación de los efectos que puede producir en lo
inmediato dicho conjunto sobre el portador de la vida, el cuerpo
material, y en un horizonte de tiempo más amplio, sobre el
Individuo.
Un elemento presente en el medio ( un sonido, un
objeto, etc. ), como entidad individual es parte de la Realidad
del Individuo. Al estar integrado a los restantes elementos
presentes, adquiere un particular significado. Así, un
león hambriento situado a tres metros de distancia de mi
cuerpo es valorado en mi cerebro conjuntamente con la
sólida reja que nos separa en el parque zoológico
en que me encuentro. La participación de dicha reja en mi
medio material, debidamente representada en la mente, inhibe la
activación o desactiva múltiples memorias asociadas
al "elemento león" que en otras circunstancias pudiera
resultar conveniente que se activen y que me lleven, por ejemplo,
a la acción de correr.
Condicionantes de distinta data de activación
coexisten como memorias activas en el cerebro. Así,
durante el vuelo de un ave migratoria, se mantienen
permanentemente activadas las memorias relativas al rumbo a
seguir, en tanto que el batir de alas exige una cíclica
activación-desactivación de aquellas memorias que
están involucradas en el aleteo, lo que es dirigido por un
patrón de conducta que está permanentemente activo
al volar. Al disminuir el nivel de azúcar
en la sangre luego de
varias horas de vuelo, neuronas del hipotálamo del ave
detectan el cambio, y el
cerebro altera el estado
corporal, lo que induce la activación de patrones de
conducta que le conducen a la búsqueda de alimento. La
detección de un águila, activará patrones de
conducta que le llevarán a ejecutar acciones para intentar
eludirla, lo que por supuesto implica desviarse
momentáneamente de la ruta. Toda acción, y por
ende, toda pauta de conducta, está supeditada a la
conjunción Realidad del Individuo-Esquema de
Supervivencia. Una pauta de conducta interrumpida puede continuar
siendo ejecutada posteriormente; la interrupción de la
vida no ofrece esa alternativa.
Expectativas Tras La Acción
Tras toda acción que se lleva a cabo, hay
específicas expectativas de Realidad futura, asociadas a
la acción. La diferencia entre la Realidad proyectada y la
que en efecto es sensada luego de la acción, es parte de
la incerteza que eventualmente acompaña a la
acción. Los seres vivos, al interactuar con el medio tras
la búsqueda de reacciones favorables, buscan proyectar con
un conveniente nivel de incerteza sus acciones, pero caen en ella
dado que resulta inmanejable el ingente número de variables que
intervienen en la permanente alteración del medio de un
instante a otro.
Los tipos de vida conocida han prosperado gracias a que los
individuos van incorporando en su Esquema de Supervivencia la
incerteza de sus acciones como parte de su experiencia de vida,.
En los seres vivos con cerebro, este tipo de experiencias pueden
ser de utilidad durante
la misma existencia del individuo.
La Realidad Del Individuo Dotado De Cerebro
La capacidad de mantener activas memorias de aquello que se ha
sensado un instante atrás, permite contar con una Realidad
más extensa que la que provee lo que se está
sensando en el instante que se está viviendo.
El sensar exige el uso de recursos que son
escasos. Parte de lo evocado gracias a lo sensado, se integra al
paisaje mental que representa a la Realidad. Puede ser suficiente
que observemos una cabeza sonriente que asoma por una ventana
para incorporar a nuestra Realidad un difuso – pero muy "real"-
cuerpo, que no estamos viendo. Estas zonas "difusas" de la
Realidad del Individuo generadas a partir de lo que se sensa,
previamente han formado parte de la experiencia de vida del
individuo o de sus antecesores. Con ello, se logra configurar una
más amplia, aunque incierta, representación mental
de la Realidad.
Lo evocado constituye en una ayuda para la elaboración de
la Realidad del Individuo, pero en caso alguno sustituye a lo
sensado.
Precisamos contar con un actualizado correlato mental del medio,
lugar donde se sitúa el cuerpo material, el portador de la
vida. En nuestra oficina, tras
nuestro, hay una pared. La hemos visto innumerables veces pero
ahora está fuera de nuestro campo visual. Si al volver la
cabeza vemos un río, una selva o un acantilado, algo anda
mal, algo importante no concuerda con el correlato mental de la
Realidad que disponíamos hasta hace un instante. Dicha
Realidad, en parte fue generada instantes antes, gracias a la
evocación que trajo consigo el sensar algunos elementos
que están presentes en la oficina.
Es extraordinaria la capacidad del cerebro para almacenar y
procesar información, la que participa a través de
la evocación para configurar específicos segmentos
de la Realidad. Con facilidad detectamos el corte de pelo de un
compañero de trabajo con quien nos vemos a diario. En
nuestro cerebro, la imagen corporal que de él tenemos,
vigente hasta el día de ayer, no concuerda con la de hoy.
Somos capaces de percibir pequeños cambios, en los
múltiples entornos en que se desenvuelve nuestro diario
vivir. Esta, no es una capacidad exclusiva de los seres humanos.
Nuestro perro es capaz de detectar alteraciones en nuestro
estado de
ánimo que pasan desapercibidas para nuestra
cónyuge.
Observando un lenguaje primitivo
En el parque Nacional de Amboseli, en Kenia meridional, habitan
los monos verdes de Africa oriental
en grupos de 10 a 30
individuos. Estos, emiten fuertes gritos de alarma si avistan a
un predador, chillan sonidos específicos si salen al
encuentro de otros grupos, lanzan
gruñidos de amenaza cuando se pelean con individuos de su
propio grupo y
gruñen sin estruendo durante las relaciones sociales
relajadas.
Conforme al tipo de predador, es la llamada sonora que emiten,
distinguiéndose tres en particular: leopardo,
águilas y serpientes. La alarma que avisa del vuelo del
águila, les induce a mirar hacia arriba o a correr hacia
los matorrales; al escuchar la alarma de serpientes, se yerguen
sobre sus patas traseras y observan el herbaje; la alarma de
leopardo provoca que los monos trepen a los árboles.
El lenguaje en la imagen de interaccion,
La incertidumbre que acompaña al lenguaje
Al momento en que un mono verde escucha el alerta por
águila, se refuerza la activación de memorias
relativas al entorno aéreo, dibujándose con mayor
nitidez el difuso escenario aéreo que previamente estaba
presente en su Imagen de Interacción como parte de su
Realidad, escenario que previamente jugaba un rol más bien
secundario para la selección
de las acciones que estaba llevando a cabo.
La evocación de un águila activa vigorosamente
múltiples escenarios probables para el entorno
aéreo, en una difusa Realidad donde sitúa a un
predador que vuela, para lo cual juega un importante papel su
experiencia de vida, . El predador, que no está siendo
directamente sensado, tanto puede estar a diez metros de su
cabeza, dirigiéndose directamente hacia él, como
hallarse a un par de cientos de metros. Está representado
en su Realidad como un sonido, y en su
Imagen de Interacción -en la que participa lo evocado por
dicho sonido- como un predador en un impreciso lugar en el
correlato mental del espacio aéreo. Frente a dicha
incertidumbre, la acción del mono se orienta a levantar la
cabeza para, haciendo uso de sus sentidos, contar con una
más certera representación de su Realidad
relevante. La palabra escuchada (chillido de alerta) forma parte
de la Realidad del mono, de la "foto" de su medio. El uso que
haga de ella viene dado por el rol que el correlato mental del
Esquema de Supervivencia (el Inmaterial Individuo) le asigne a la
participación de dicho segmento de la Realidad en la
Imagen de Interacción. En este caso, induce a que el mono
levante la cabeza y mire hacia el cielo.
El aporte a sus expectativas de supervivencia que obtiene el mono
verde gracias a la señal de alerta escuchada es evidente,
y en tal sentido el uso del lenguaje reporta una elevada utilidad, no
obstante la difusa Realidad del conjunto "águila en el
aire" con que
cuenta hasta antes de levantar la cabeza y ver al predador.
Para el mono que dio la voz de alerta, en su Realidad, que forma
parte de la Imagen de Interacción, destaca la
ubicación espacial del predador, su velocidad y
distancia aparente, su dirección de vuelo, y con ello,
alternativas de huída condicionadas a los
parámetros anteriores. Contaba con una Realidad de su
entorno relevante notoriamente menos difusa que la de los
restantes monos, para el particular segmento del medio material
que ha cobrado importancia con la presencia del predador. Para
él, el huir y encontrar protección, está
notoriamente mejor delineado en su Imagen de Interacción
como alternativa de acción, de lo que está el huir
y protegerse en la de sus congéneres al momento que
escuchan la voz de alerta. Tan solo una fracción de
segundo separa a una muy difusa Realidad del entorno aéreo
relevante, de aquella que se consigue inmediatamente
después de levantar la cabeza y ver al predador.
El mono que dio la voz de alerta transmitió un segmento de
su Imagen de Interacción, la que estaba siendo
condicionada por la aparición en su campo visual del
predador. Incompleta transmisión de la
representación mental del peligro, incierta, pero
potencialmente efectiva para los restantes miembros de su grupo.
Por su parte, quienes escucharon el alerta, vieron modificada
súbitamente su Realidad, lo que trae como consecuencia una
significativa alteración de sus alternativas de
acción. El mono que cortejaba a una mona, dejó de
hacerlo para orientar su atención al peligro en el aire; aquel que
estaba por alcanzar con su mano un suculento alimento,
interrumpió el movimiento.
Agregando lenguaje al mono verde,
Acotando y expandiendo los escenarios
Supongamos por un momento que los monos verdes poseen en su
repertorio de lenguaje dos chillidos adicionales; uno para
indicar "cerca", y otro para "lejos", los que son selectivamente
adicionados a los chillidos con los que representan las diversas
alarmas. De inmediato caemos en cuenta del significativo aporte
que trae consigo para los monos que escuchan la señal de
alarma la incorporación a su lenguaje de estas dos nuevas
palabras, para establecer una mejor representación de la
Realidad relevante en la Imagen de Interacción. En esta
nueva situación, para los monos que escuchan el llamado de
advertencia, la Imagen de Interacción incorpora un
más acotado escenario de acción donde ubicar al
predador, gracias a una representación de la Realidad
menos difusa. Sin embargo, paralelamente, se expande la Imagen de
Interacción hacia nuevas áreas con la
inclusión de una palabra adicional, precisamente por
activarse memorias relacionadas al término "cerca" o
"lejos" -según corresponda- que previamente se encontraban
desactivadas. Si la primera palabra empleada es "cerca" y luego
"peligro en el cielo", se activarán inicialmente
múltiples memorias relativas a "leopardo cerca",
"águila cerca" y "serpiente cerca", que están
asociadas con la palabra "cerca". Al incorporarse la segunda
palabra a la señal de alerta, perderán relevancia
algunas, desactivándose convenientemente las memorias
asociadas a "leopardo" y a "serpiente".
Para entender mejor este "acotarse y expandirse" de la Imagen de
Interacción que se produce con la inclusión de
nuevos elementos de lenguaje al discurso,
veamos el siguiente ejemplo:
Hace una semana tuve un accidente en un paseo y me quebré
una pierna, debiendo realizar un penoso y doloroso viaje hasta el
centro asistencial donde fui atendido. Hoy, ahora, me encuentro
en mi oficina y escucho la frase "una tabla", con la que mi
interlocutor describe el arma que empleó para defenderse
de un perro que le salió al paso camino a la oficina. "Una
tabla", activa en mi cerebro memorias asociadas a diversas
experiencias de vida en las que han intervenido tablas, ramas,
armas,
espesores de tablas, árboles, colores de
tablas, perros bravos,
perros
grandes, etc., todo ello, por supuesto, ajeno a mi Razón,
y en conjunción con aquello que estoy sensando del medio
en que me encuentro y de las memorias que previamente estaban
activadas en mi mente.
¿ Qué hubiera sucedido si la frase en
cuestión hubiera sido "una tabla rota"?. En mi cerebro se
habrían activado adicionalmente -en relación a las
memorias activadas por la frase "una tabla"- múltiples
memorias asociados a "rota", donde mi reciente experiencia
traumática cobra vigencia, incorporando nuevos elementos a
la Imagen de Interacción, sin que necesariamente por ello
sea capaz de racionalizar que en mi cerebro se han evocado
pasajes de mi accidente.
Por una parte, "una tabla rota" consigue acotar de mejor forma el
sinnúmero de potenciales escenarios configurables para la
Imagen de Interacción que se generan cuando se escucha tan
sólo la frase "una tabla", en lo relativo al contexto de
la
comunicación que estoy llevando a cabo con mi
interlocutor, pero simultáneamente ha tenido lugar una
expansión de la Imagen de Interacción con la
inclusión de la palabra "rota" a mi Realidad,
activándose memorias relativas a diversos pasajes de mi
reciente vivencia traumática, lo que puede incluso
favorecer el que posteriormente, con un estímulo
adicional, recuerde que esta tarde debo acudir a la
clínica para que retiren de mi pierna el molesto yeso que
la inmoviliza, sin siquiera asociar – a través de un acto
racional- que el haber escuchado "una tabla rota" colaboró
para activar memorias asociadas al accidente.
De Monos A Hombres, Un Proceso De Por Medio
Se han realizado variados trabajos entrenando a diversos animales en el
manejo de un lenguaje que les permita acceder el mundo abstracto
al que opta el ser humano. Hay que destacar que, a lo largo de la
evolución, el lenguaje humano se ha ido desarrollando en
paralelo a cambios anatómicos que han tenido lugar tanto
en el cerebro como en el cuerpo, por lo que debe considerarse
como una "natural limitación" el que los resultados de
estos trabajos no prosperen más allá de lo que la
arquitectura cerebral y corporal de dichos animales
permite.
Una Taza De Café
La Imagen de Interacción que se configura en nuestro
cerebro cuando observamos una taza de café
caliente sobre el escritorio, está condicionada -entre
otros factores- a la Realidad del Individuo de dicho instante y a
la evocación que ella genere, donde cobra fundamental
relevancia la experiencia de vida para valorar y priorizar la
importancia relativa de dichos elementos en
interacción.
Eventualmente podríamos valorar y discriminar por medio de
la Razón el escenario que se nos presenta junto a la taza
de café
caliente, y tomar nota de lo que nos rodea, haciendo
mención al significado que le atribuimos a cada uno de los
elementos presentes, y al conjunto. De llevar a cabo dicho
ejercicio, luego de algunas horas exhibiríamos tal vez un
par de cientos de observaciones, fruto de nuestro accionar
racional. Sin embargo, no requerimos de dicho ejercicio para
valorar adecuadamente, en tan solo un instante, todo el conjunto
en el que se sitúa la tasa de café caliente,
conjunto en el cual –ajeno a los ojos de nuestra
razón- el principal actor es el Inmaterial Individuo.
¿Hasta qué punto la descripción realizada a partir de la
Razón es comparable a la casi instantánea
valoración que realizamos de la mencionada taza, cuando la
tenemos ahí, materialmente presente en nuestro medio, en
interacción con nuestro cuerpo material y con los
restantes elementos materiales
presentes en el medio?
En algunos aspectos, pareciera que la valoración racional
sobrepasa a la que realizamos espontáneamente,
destacándose en particular la generación de los
múltiples nuevos escenarios que se van configurando en la
Imagen de Interacción a medida que realizamos la tarea
racional de describir nuestro entorno haciendo uso del lenguaje.
A su vez, se evidencia que no le es dado sustituirla. En efecto,
como se mencionaba anteriormente, la segunda fue generada en tan
solo unas décimas de segundo en nuestra mente, en tanto
que la primera nos exigió horas. La dinámica de la vida imposibilita situar en
espacios con similar dominio de
acción a ambas valoraciones, y en el ámbito de la
contingencia en el que se resuelven las prioridades del
"aquí, ahora, este cuerpo", resulta inoperante la
Razón, por si sola, para comandar las acciones del cuerpo
y garantizar su supervivencia en un medio en continuo cambio.
Una Taza De Café (2ª Parte)
Volvamos a la taza de café. No es una taza que está
en el suelo, no es una
taza que viene cayendo sobre nuestra cabeza; es una taza que es
valorada conjuntamente con los específicos elementos
presentes en el medio, que han sido sensados, y que forman parte
de la Realidad del Individuo.
La combinación espacial -distintas ubicaciones- de tan
solo media docena de los múltiples elementos que se
encuentran presentes en el medio en el que está ubicada la
taza -y que sensamos-, pueden dar lugar a la configuración
de infinitas distintas Realidades del Individuo. Sin embargo,
sólo aquella que estamos viviendo es la que validamos,
participando en la Imagen de Interacción para proyectar
nuestras acciones.
La Taza De Café Que Escuchamos
Situémonos ahora en el escenario que se genera cuando
escuchamos la frase "taza de café caliente", sin que dicha
taza se encuentre presente en nuestro medio material.
¿corresponde a un evento futuro, al presente o al pasado?
¿en qué entorno material se encuentra la mencionada
taza? ¿es una entre varias tazas? ¿está
llena o vacía? ¿fría o caliente?
¿está en mi mano? ¿en el suelo? ¿
tras de mi? ¿cómo afecta a mi cuerpo material ?
¿qué más está en el medio, en
qué Realidad está situada? ¿ cómo se
altera la Imagen de Interacción que estaba presente antes
de escuchar la frase? ¿con qué expectativas de
acción se cuenta?
Hay un profundo abismo entre el "vivenciar una taza de
café" y escuchar la frase que la alude. Cada una en lo
suyo son insustituibles una por otra. Así, la incompleta y
vaga representación de un eventual escenario material
(Realidad del Individuo) que acompaña al lenguaje humano
cuando pretende describirlo, tiene como contrapartida una de sus
fortalezas, la de permitir estructurar una muy extensa Imagen de
Interacción, consecuencia directa de la elevada
incertidumbre implícita en cada palabra empleada, lo que
da lugar a la activación de un sinnúmero de
memorias relativas a la Realidad "taza de café" en nuestro
cerebro cuando escuchamos dicha frase.
Una Realidad del Individuo tan difusa como amplia tiene cabida en
la Imagen de Interacción con el lenguaje, lo que genera
inciertas y múltiples expectativas potenciales de
acción, supeditadas a la información que a
continuación se va capturando del medio, para acotar dicho
escenario. Como contrapartida, cuando tenemos la taza de
café ahí, presente materialmente en nuestro medio
relevante, se limitan sustancialmente los escenarios de
validación para el extenso conjunto de experiencias de
vida asociadas a ella, y al resto de los elementos presentes en
el medio, almacenados como memorias, que no son necesarias
activar para una conveniente proyección de las acciones.
Según se observa, el dominio y empleo de un
extenso lenguaje posibilita acotar de mejor forma lo que se busca
representar en ausencia en el medio material de los elementos a
los que alude. Sin embargo, paralelamente, extiende
sustancialmente el universo de
expectativas de acción.
Aprendiendo Una Palabra
Cuando llamamos la atención de nuestro bebé
mostrándole una pelota y pronunciamos la palabra pelota,
sin que nunca antes haya escuchado dicha palabra, en su Imagen de
Interacción se hará presente como Realidad el
"ruido" de la
palabra pelota conjuntamente con el objeto que visualiza. Por
supuesto, estará presente simultáneamente en su
Realidad el resto de la panorámica que se ofrece a sus
sentidos y que captura del medio. En la medida en que con
ejercicios posteriores llamemos selectivamente su atención
hacia el objeto pelota, mencionando conjuntamente la palabra
pelota, se reforzarán más las sinapsis entre las
memorias del objeto pelota y de la palabra pelota. La
reiteración de este ejercicio, en distintos entornos y con
la misma pelota, traerá como consecuencia un mayor
reforzamiento de las sinapsis entre el objeto y la palabra, luego
de lo cual bastará mencionar la palabra pelota, en
ausencia del juguete, para que el objeto asociado cuente con una
adecuada representación en su Imagen de
Interacción, donde forma, color,
tamaño, desplazamiento espacial, estarán
representados.
Si en su corta experiencia de vida con la pelota sólo ha
participado su padre en el ejercicio mencionado, en su Imagen de
Interacción no solo ocupará un destacado lugar el
objeto pelota cuando escuche la palabra sino también la
representación mental de su padre. En la práctica,
son múltiples las palabras que permanentemente
están llegando a los oídos del niño, que se
reiteran en distintos escenarios, por lo que pronto aprende a
excluir la imagen paterna de las palabras asociadas a cada objeto
que representan.
Hay que destacar que la capacidad para distinguir el significado
de una palabra asociada a un objeto no la poseen sólo los
seres humanos. Diversos animales han pasado con éxito
esta prueba.
El Concepto Tras El
Objeto
Volviendo a la pelota, si posteriormente se le presenta al
niño una pelota de distinto tamaño y color, sin hacer
mención a la palabra, dicho objeto será parte de su
Realidad, pero no estará asociado a la palabra pelota en
su Imagen de Interacción más que en lo concerniente
a la forma. Sin embargo, con la debida reiteración de la
palabra pelota teniendo a la vista la nueva pelota, y repitiendo
el ejercicio con varias pelotas, se consigue establecer el
concepto
pelota, que agrupa a objetos redondos, independiente de si son
pequeños o grandes y de su color. Luego de esto, cuando
escuche la palabra pelota sin tener a la vista una de ellas, en
su Imagen de Interacción destacará el concepto
pelota.
El empleo de la palabra por parte del niño exige una
adecuada maduración neuromotriz, la que requiere
ejercitación. Para la ejercitación, es
imprescindible que esté presente en su Imagen de
Interacción la pelota, como parte de su Realidad, la que
ya está representada en sus memorias como un objeto
físico asociado a una palabra, o viceversa.
Dejando Atrás Al Cuerpo Material
Los humanos, desde la niñez vamos conformando una Imagen
de Interacción cada vez más extensa, gracias a la
expansión de los escenarios de acción del
Inmaterial Individuo como consecuencia de la experiencia de vida.
Con el uso del lenguaje, validamos infinidad de nuevos
escenarios, que se incorporan a la arquitectura cerebral.
La palabra que se sensa, constituye un elemento más del
medio, formando parte de la Realidad del Individuo.
Paulatinamente durante la niñez, vamos aprendiendo a
disociar lo evocado a partir de la palabra, y que participa
complementando la Realidad, de lo que con idéntico fin se
evoca a partir lo que se sensa de los restantes elementos
materiales
presentes en el medio. Ello, como consecuencia de vivenciar que
la palabra no necesariamente se relaciona con dichos elementos.
Como consecuencia de ello, a diferencia de los monos verdes,
quienes asocian el chillido de alarma a un evento presente en el
medio material, los humanos, a partir de la Realidad generada por
el lenguaje, conformamos escenarios de acción
válidos para el Inmaterial Individuo que pueden estar
desligados en elevado grado de aquello que está presente
en el medio material (exceptuando por supuesto de ello, el propio
lenguaje empleado).
En este punto es menester hacer una detención, pues nos
encontramos frente a una inédita situación, a
partir de la cual el ser humano rompe con una atadura que se
remonta al origen de la vida
en el planeta. En efecto, gracias al lenguaje humano, al
Inmaterial Individuo le es posible eludir las limitaciones
físicas que imperan en el mundo material. A partir de la
parcial ruptura con el mundo material, en tan solo un momento la
acción del lenguaje humano consigue trasladar al
Inmaterial Individuo, desde el sofocante calor del
desierto a las gélidas aguas de la antártida, ajeno
a distancias, a la inercia que impone la fuerza de
gravedad sobre el cuerpo material, libre de la secuencia
ayer-hoy-mañana por la que ha transitado la vida atada a
un cuerpo material.
El Inmaterial Individuo hace suya la ampliación de la
Imagen de Interacción conseguida por medio del uso del
lenguaje, operando sobre sus antiguos y nuevos dominios. La frase
"¿ te informaron ?" puede generar muy distintas Realidades
al escucharla, en función
del entorno en que ésta se de; si la persona que nos
habla es portadora de una amplia sonrisa, agita un periódico
en una mano y en la otra un boleto de lotería,
incorporaremos dicha Realidad en la Imagen de Interacción,
y el Inmaterial Individuo se verá llevado a un muy
distinto escenario a aquel en que se situará si el rostro
de quien nos hace la pregunta denota dolor y angustia y en sus
brazos porta a un exánime niño ensangrentado. La
Realidad del texto es
idéntica en ambos casos, pero el significado que adquiere
en la Imagen de Interacción es por completo distinto,
según se observa.
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