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PERIODISMO EN EL SALVADOR: "EN CASA DE HERRERO CUCHILLO DE PALO". UNA FISCALIZACIÒN PENDIENTE



Partes: 1, 2

    "En casa de herrero cuchillo de
    palo"
    una fiscalización pendiente

    Indice
    1.
    Resumen

    2. La imagen mediática,
    reconocimiento social

    3. Proveedores De Información O
    Árbitros Públicos

    4. Cambio De Cinta: Del Libre Ejercicio A
    La Información Veraz

    5. Las "Irresponsabilidades" En La
    Cocina De Las Salas De Redacción

    6. Responsabilidad,
    Compromiso Esencial

    7. Corrección
    constitucional en favor de la información.


    8.
    Fuentes consultadas

    1. Resumen

    Los medios
    informativos en El Salvador han cumplido un enorme y valiente
    trabajo al fiscalizar las acciones de
    las instituciones
    públicas y a sus funcionarios, con lo que van empujando el
    funcionamiento de la incipiente democracia.
    Sin embargo, por el enorme poder que da
    les da el manejo de la imagen
    mediática, y por los abusos que cometen o pueden cometer
    en contra de instituciones
    y personas, los periodistas deben realizar un trabajo más
    apegado a la ley y al respeto a los
    derechos
    humanos.

    Significa que el trabajo
    informativo requiere de una fiscalización intra e
    interinstitucional. La responsabilidad de garantizar este respeto a la
    humanidad y a la ley debe
    concretarse por medio de la procuración de la información al interior de los medios y como
    función
    del Procurador de los Derechos Humanos del
    país.

    Entonces, no basta plantearse el asunto de la libertad de
    expresión por sí misma como eje de la responsabilidad y calidad del
    trabajo periodístico, sino que es indispensable considerar
    el plano del derecho de información, que implica el derecho de
    informar pero también el de ser informado objetivamente,
    en el marco de la ley y del respeto a los derechos
    humanos.
    "Resulta curioso cómo los medios de
    comunicación de masas, que son tan agresivos para
    examinar el desempeño del resto de los actores sociales
    y políticos, no lo son con ellos mismos, menos aún
    existen pautas para evaluar sus efectos más allá de
    asuntos circunstanciales."( Raúl Trejo Delarbre:
    1995:8)

    En los últimos años, como resultado de la
    apertura política posibilitada
    por los Acuerdo de Paz, los medios de
    comunicación social han estado dando
    muestras de un ejercicio más profesional y con mayores
    libertades políticas,
    especialmente la
    televisión y la prensa, a
    través de sus espacios de discusión o de sus
    suplementos dominicales, puestos que han sometido muchos temas de
    trascendencia nacional al debate
    público.
    Con este hacer pública la información sobre lo que
    ocurre, lo que ha ocurrido o lo que ocurrirá, los medios
    de comunicación
    social, desde su labor específica, han estado
    ejerciendo presión
    social y política para que las
    instituciones de gobierno
    funcionen normalmente. Ejemplos de presión
    informativa han sido los casos de Katya Miranda, Los Casinos, la
    explosión del polvorín en un cuartel de la Fuerza Armada,
    la delincuencia
    dentro de la PNC, el espionaje telefónico, etc. De no
    haber circulado públicamente la información sobre
    estos temas, quizá los temas o los problemas
    nunca se hubieran asumido seriamente en las instituciones
    competentes.

    Sin embargo, se manifiestan algunas informaciones cuyo
    contenido y enfoques llaman a la reflexión sobre el
    papel del
    periodismo en
    la sociedad,
    específicamente sobre los límites al
    derecho de informar y sobre quién debería
    fiscalizar a los medios de comunicación social, para que funcionen
    "como deben" en una democracia
    moderna.
    Se considera importante el punto porque no puede ser que los
    periodistas por sí mismos se atribuyan facultades
    omnipotentes al decir cualquier cosa sobre cualquier persona o
    institución con el pretexto de la libertad de
    expresión, sin importarles que en varios casos se destroza
    la vida de personas inocentes, se atropella injustamente el trabajo o
    la imagen de
    alguna institución o se somete a psicosis
    colectiva a la población con imágenes
    amarillistas o espectacularizantes.

    2. La imagen mediática,
    reconocimiento social

    No considero a los medios de
    comunicación social como entidades omnipotentes,
    capaces de cambiar opiniones o comportamientos de las personas
    mecánica y unidereccionalmente; pero
    sí creo que actualmente los medios son parte constitutiva
    de la cultura y que
    son capaces de determinar los márgenes de discusión
    en la sociedad. Como
    dice Rodrigo Miquele Alsina, prestigioso académico
    catalán, los medios son capaces de imponer su agenda en el
    proceso de
    construcción social de la realidad (1989)
    Pero, ¡gracias a Dios!, no deciden cómo debemos
    pensar y actuar en la vida cotidiana.
    En este margen de posibilidades de los medios, como fuentes para
    la construcción del ambiente
    público, disponen del poder
    necesario para favorecer el bien común y procurar el
    respeto de los derechos individuales y
    colectivos; además, pueden maniobrar discursivamente para
    estropear o dañar los derechos individuales y colectivos,
    en el espacio público.
    Como he dicho en otras oportunidades, la imagen mediática,
    es decir, la representación que crean los medios en la
    sociedad es una viñeta imborrable. Ante los ciudadanos, el
    imputado aparecido en la televisión
    o en los periódicos no es "presuntamente ladrón",
    sino "ladrón al que hay que temerle porque de lo contrario
    los dejará sin cartera". Por esta característica imperante de la imagen de
    los medios, con la disculpa o el perdón no se puede
    resarcir el daño. Queda una mancha social imborrable.
    Pero también, la imagen que crean los medios de
    comunicación social puede beneficiar a los sujetos o
    instituciones sociales. En este sentido, la información de
    los medios puede promoverlo al estrellato o lanzarlo para que se
    estrelle.
    Por esta razón mediática, los actores sociales o
    políticos piensan sus acciones desde
    la
    comunicación pública; más que pensarlas
    desde el punto de vista de la pertinencia y beneficio para la
    nación.
    Ver su información en el espacio público es
    sinónimo de éxito
    de sus actividades.

    Entre Prioridades, Lo Primero Es Comerciar
    En la actualidad a los medios de comunicación colectiva se les reconoce,
    además de las de entretener, informar y orientar, otras
    tres funciones claves
    en la sociedad posmoderna: la de comerciar, la de fiscalizar y la
    de arbitrar socialmente. Indudablemente, en el país, la
    función
    de comerciar también es la que determina en primera y
    última instancia a los medios de comunicación
    social.

    El negocio en las comunicaciones
    es clave en la medida que se constituye en el sustento de las
    empresas y el
    que posibilita la independencia
    comunicativa. Un medio de comunicación cuya función
    comercial ande mal tiene pocas posibilidades de subsistir en la
    competencia
    comunicacional. Los medios subsidiados tienen menos oportunidades
    de independencia
    profesional. En ambos casos, se cierran los espacios que permitan
    ofrecer productos
    comunicacionales, pertinentes cultural, moral y
    técnicamente hablando.
    En el caso contrario, los medios que abusan del componente
    comercial, cometen el pecado de inutilizar las otras
    posibilidades o de subyugar la información, la
    orientación, la fiscalización o el arbitraje social.
    Esta degeneración lleva al amarillismo informativo, al
    desequilibrio en el contenido redaccional y publicitario, al
    amarre de la información a los intereses mercantilistas de
    algunos anunciantes.

    Empujando A Las Instituciones Públicas
    La función de fiscalizar, en sociedades
    como la nuestra, se torna imprescindible, en la medida que sirven
    para diagnosticar permanentemente el funcionamiento de las
    instituciones públicas, con la finalidad de posibilitar de
    que trabajen adecuadamente en pro de la instauración de la
    democracia. Se trata de aquella información a
    través de la cual los medios de comunicación social
    dan cuenta del funcionamiento y la gestión
    social de las instituciones del Estado. Por ejemplo: manejo de
    los fondos públicos, el servicio
    médico hospitalario del ISSS, la emisión
    fraudulenta de títulos en algunas universidades privadas o
    estatales, aprobación de leyes en la
    asamblea legislativa, los cuestionables servicio en
    todas las instituciones del gobierno.
    Etc.
    En esta dirección es loable el trabajo de muchos
    medios, especialmente en el área de prensa y televisión, con la fiscalización
    mediática en los sonados casos: FINSEPRO e INSEPRO, Katya
    Miranda, casinos, espionaje telefónico y otros. Tal ha
    sido el beneficio proveído que, sin la intervención
    de los medios informativos, las instituciones responsables de
    solucionar los problemas no
    hubiesen actuado como lo han hecho en cada uno de ellos.

    3. Proveedores De
    Información O Árbitros Públicos

    Además, los medios han estado actuando como
    intermediarios entre los sectores sociales como proveedores de
    información. Significa que la información se
    constituye como en un espacio donde los actores sociales o
    políticos se informan, dialogan, discuten, actúan,
    modelan y se promueven políticamente. Sobre esto es
    frecuente oír de los funcionarios públicos: "yo no
    lo sabía; me he dado cuenta a través de los
    medios…"
    Asimismo, las instituciones privadas o públicas obtienen
    de ellos la referencia sobre lo que ocurre no sólo en su
    entorno social sino en su propio ámbito de acción,
    a partir de la cual pueden pulsar la calidad el
    servicio que están ofreciendo, diagnosticar los problemas
    de su competencia para
    luego ofrecer soluciones o
    alternativas viables, etc. Un caso ejemplar fue lo del estallido
    del polvorín en un cuartel de San Salvador: mucha de la
    información que situó a la Fuerza Armada
    y a todo el gobierno provenía de la información
    periodística. Del buen ejercicio del arbitraje social
    de los medios de comunicación social se benefician todos
    los sujetos que tienen que ver con los problemas del país.
    Sin embargo, como todas las esferas de la vida cotidiana, el
    trabajo periodístico es una actividad humana, en la que se
    pueden cometer errores, que pueden ser benéficos o
    nefastos para los sujetos o las instituciones sociales.

    Información Periodística, Abanico De
    Posibilidades Sociales
    Como hemos señalado anteriormente, la imagen que difunden
    los medios de comunicación se constituye en un
    reconocimiento social, que en el espacio público tiene dos
    posibilidades favorecer el bien común o atentar contra los
    derechos individuales o colectivos; que su prioridad no es
    necesariamente informar a la población para servirla sino comerciar como
    cualquier negocio; que tiene suficiente poder público en
    su función social de fiscalización para empujar a
    las instituciones públicas en el cumplimiento de su
    función constitucional; y que, modernamente, se han
    convertido en una suerte de proveedores de información en
    la sociedad, con lo que se han constituido en el espacio
    predilecto del debate
    político o el soporte de datos necesarios
    para que dichas instituciones diagnostiquen y actúen
    socialmente.

    En ese abanico de posibilidades sociales que tienen los medios
    de comunicación social a través de la
    información periodística, en unos casos pueden
    actuar responsablemente a favor de los intereses comunes de la
    sociedad, como cuando se presiona políticamente para
    ejercer, agilizar y procurar justicia, por
    ejemplo en la cobertura de la niña Katya Miranda; en
    otros, por su propia naturaleza,
    pueden actuar irresponsablemente en contra de intereses
    colectivos y en beneficio de pocos, como cuando se acusa, se
    culpa y se condena a los sujetos, a las instituciones o a
    sectores sociales, por ejemplo, en la cobertura del movimiento
    social de los médicos, a los cuales se los
    responsabilizó subrepticia o abiertamente como los malos
    de la película sobre la crisis del
    sistema de
    salud en el
    país, o de las muertes que ocurrieran durante la
    duración del movimiento
    laboral.
    Por sobre estas posibilidades de la información
    periodística, es necesario aclarar teóricamente y
    situarlas en su justa dimensión en el debate
    público, de tal forma que, si es necesario normar el
    ejercicio informativo, particularmente creo que es una necesidad,
    se lo haga considerando la complejidad del asunto y se beneficie
    a todos los involucrados y a la sociedad en su conjunto.

    Ley De La Selva Periodística, Un Quebranto Social
    Algunos reporteros, bastantes editores y muchos propietarios de
    medios creen, como fieles devotos de la tesis de la
    SIP, que "la mejor ley que existe para regular el ejercicio
    periodístico, es ninguna ley…" Al revisar todos los
    factores que configuran la práctica periodística en
    este país, esta postura no se sostiene teóricamente
    por las siguientes razones:
    Se trata de un planteamiento falaz. Cuando en lógica
    se niega algo se afirma en tanto que se trata de negar algo que
    existe o se supone que existe: "La mejor ley es la que no existe"
    es porque "existe" o "posiblemente existe". Más parece que
    con esta tesis se
    está tratando de negar una realidad por conveniencia
    comercial o política. Podría ser también por
    desconocimiento del tema.
    Se niega un derecho humano fundamental. Implícitamente se
    propugna por un argumento bastante grotesco en tiempos de
    pos-modernidad: la
    ley de la selva. En la sociedad actual se tiende y se pretende
    actuar conforme a derecho. Tratándose de una actividad
    humana, con enormes responsabilidades sociales y políticas
    en una sociedad dominada por la información, la
    práctica periodística no puede estar exenta de las
    normativas legales. Incluso en la selva se respeta una
    normativa.

    Se trata de una postura parcializada. De entre los sujetos que
    participan en el proceso
    informativo (las fuentes, los
    medios, los periodistas y los usuarios), en este planteamiento se
    privilegia la visión de los empresarios de los medios,
    quienes, aún cuando son un importante sujeto en el proceso
    de comunicación, no pueden tener toda la potestad de
    juzgar a quienes quieran porque sí,
    apriorísticamente, sin posibilitarles a los imputados
    mediáticos el derecho de defensa o el de presunción
    de inocencia.
    Se irrespeta a los derechos universales. Todos los
    salvadoreños, cualquiera que sea su condición
    social, su posición política o su situación
    jurídica, constitucionalmente tienen el derecho a que se
    los presuma inocentes hasta que se les demuestre lo contrario.
    Por otra, cada uno de nosotros tiene el derecho universal a que
    se nos informe
    profesionalmente con apego a la verdad y de acuerdo con las
    necesidades informativas de toda la población; no
    sólo a las necesidades de los empresarios de la
    información.

    4. Cambio De
    Cinta: Del Libre Ejercicio A La Información Veraz

    Cuando empresarios de los medios de comunicación o los
    periodistas hablan sobre el tema de "la libertad de
    prensa" o de "la libertad de
    expresión", tratan de entender a toda costa que el
    ejercicio libre del periodismo
    está marcado, en los fundamental, por la presencia de
    restricciones y limitaciones a los periodistas y a las empresas.
    Se ha entendido durante mucho tiempo que la
    actividad periodística es unidireccional, pues la empresa
    encarga a los periodistas la búsqueda y recolección
    de las noticias, con el propósito de trasladársela
    al público receptor.
    En este sentido, las empresas, más que los periodistas,
    han decido qué se difunde, cómo se difunde,
    dónde se difunde y cuándo se difunde. Los criterios
    de esas decisiones no devienen del reconocimiento de las
    necesidades informativas del receptor, sino en función de
    vender más ejemplares o captar más públicos.
    Como consecuencia de estos criterios, los medios en su
    tratamiento informativo diario se han centrado en el
    escándalo –político, económico y
    social-, o en pasiones del ser humano. Con base a esto, se puede
    afirmar que el periodismo actual, con especial en el
    salvadoreño, vive en su lógica
    cotidiana del espectáculo, de la calamidad y de la
    desgracia de las personas y de la sociedad en general.
    En esta perspectiva, José María Casasús
    (1992:42-43) reflexiona sobre la creciente desvinculación
    del trabajo de los periodistas con respecto a las necesidades de
    los receptores y respecto a las cuestiones que afectan a su
    cotidianidad. Se trata esto de los llamados "eventos
    periodísticos", cuya relevancia procede de haber sido
    construidos como relevantes por el propio discurso
    periodístico, como ocurrió la información
    sobre la Guerra del
    Golfo, en enero de 1991, en la cual se simuló o se
    virtualizó el discurso
    noticioso, modelado por las ficciones audiovisuales.

    Otro ejemplo de la creación de realidades ficticias,
    desvinculadas de lo cotidiano, es la cobertura el Fin del Milenio
    y el inicio anticipado del siglo XXI. Sin ser cierto, orquestaron
    y reiteraron en sendos espacios y tiempos el espectacular hecho
    histórico del cierre de milenio y del inicio de otro
    decenio.
    Se ha llegado al extremo que los medios informativos crean sus
    propias noticias. Se trata de la contratación directa de
    sus propias encuestas de
    preferencias electorales. Los periódicos con mayor tiraje
    y los telenoticieros con mayor cobertura patrocinaron en las
    últimas dos elecciones sondeos de opinión
    electoral, que a todas luces se trataba de una intromisión
    parcializada en el proceso político.
    Se cree que los usuarios de la información (televidentes,
    radioescuchas, lectores) pasivamente tienen la obligación
    de exponerse a cualesquiera de esos temas y con cualquier enfoque
    según cualquier idea que se les ocurra a los empresarios o
    a los periodistas, o, en primera instancia, de las genialidades
    de los publicistas y los anunciantes.
    En el país algunos sectores involucrados ( gremios o
    grupos de
    periodistas, defensores de los derechos humanos, asociaciones de
    empresarios de medios) no comprenden que el ejercicio profesional
    del periodismo conlleva en su esencia garantizar al
    público receptor el derecho de estar debidamente
    informado.
    El problema de las restricciones y las limitaciones al ejercicio
    periodístico, es un problema que le incumbe al receptor de
    la información periodística, en tanto que pueden
    constituirse en obstáculo para que esa información
    sea veraz, precisa y libre.
    Además de que la información sea veraz, satisfaga
    el interés
    general y no viole el ejercicio de otros derechos humanos
    fundamentales, tales como la vida privada, el honor, la
    reputación, la imagen y el principio de presunción
    de inocencia.
    Sin embargo, en pleno siglo XXI, plantear la información
    como derecho de recibir información periodística en
    forma veraz, conlleva limitar el poder de las empresas y exigir
    que la información no sea manipulada, distorsionada y
    ocultada.

    Las Presiones Contra La Información Veraz
    Hemos establecido que el problema del ejercicio informativo no
    sólo debe plantearse como asunto de restricciones y
    limitaciones desde la perspectiva de los empresarios de las
    comunicaciones, o desde el enfoque de periodistas
    "ofensivos" de instituciones políticas y sociales, sino a
    partir de una concepción que implica a los demás
    sujetos involucrados en el proceso informativo. Nos referimos a
    las fuentes, a los periodistas, a los propietarios de los medios
    y a los usuarios de la información. Verlo desde otra
    perspectiva es limitar la realidad del periodismo. En este
    sentido, la discusión debe pasar del "cacareado" libre
    ejercicio del periodismo al tema de la información
    veraz.
    En nuestro país la información no acaba de ser del
    todo profesional, precisamente por las exacerbadas ataduras,
    condicionamientos o presiones exógenos que ejercen una
    serie de sectores sobre el contenido noticioso de los medios de
    difusión. Esta situación invita a reflexionar sobre
    qué hacer para atenuarlas en beneficio del desarrollo de
    la profesión y de los usuarios de la información
    periodística. Entre otras, se encuentran las siguientes
    presiones fundamentales:

    La "Cherocracia" política
    Todavía privan las estructuras de
    poder de manera directa y sustancial por medio del sistema tejido de
    "compadrazgos" partidarios, sectoriales o personales sobre el
    compromiso de servir a la población con noticias
    rigurosas. Refiriéndose al periodismo de investigación en El Salvador, Mario Ernesto
    Morales y otros( 1999:91) recogen el testimonio de varios
    periodistas en el que se patentiza la determinación de
    "los compadrazgos" sobre el ejercicio periodístico:
    "cuando se realiza una investigación, en la que se implica a
    sectores afines al medio de comunicación, se cancela de
    inmediato". Incluso se percibe en los periodistas "mecanismos de
    defensas" o "estrategias"
    -para usar el término utilizado por Gaye Tuchman (julio de
    2000), prestigiosa investigadora de fenómenos
    periodístico-, con los cuales actúan rutinariamente
    para evitarse complicaciones con "esas amistades de los jefes o
    de los dueños de los medios", como dice un reconocido
    periodista del medio escrito. Saben entonces sobre quién
    no hablar en contra, sobre quiénes elogiar y a
    quiénes desprestigiar para coexistir en este ambiente de
    "compadres". Esto es nocivo para la democracia y para la
    veracidad de la información que se trabaja
    diariamente.

    "Fuerzas económicas"

    Los medios de comunicación social están
    determinados por los rasgos distintivos del funcionamiento del
    mercado de las
    comunicaciones en nuestro país: existen enormes presiones
    precisamente debido a la orientación exageradamente
    "mercantilista" de algunos medios de comunicación masiva.
    Esta característica resulta de la limitada
    concepción del mercado de la
    información periodística, que reduce el contenido
    del medio de comunicación a los tópicos
    publicitarios de modo indiscriminado, y margina,
    consecuentemente, a la función informativa a un plano de
    "segunda categoría".
    En primera y en última instancia, la razón
    económica es la que posibilita los "compadrazgos
    políticos" y determina las rutinas informativas. Para
    convivir con esta razón "omnipotente", los periodistas han
    aprendido a "cundundiar" diariamente a las empresas o a los
    políticos que más invierten publicitariamente en el
    medio, es decir, hacen de los actos publicitarios de grandes
    empresas "hechos noticiables". Las empresas o los
    políticos esperan que los periodistas los "cundundeen".
    Contradecir esta regla en el país significa "un suicidio" para el
    medio o un "fracaso para la carrera profesional" de cualquier
    periodista. Coexistir con ella, una actitud de
    inteligencia
    para sobrevivir en el ambiente, o "andar en la jugada", como
    dicen los periodistas más experimentados.. Asumirla a
    plenitud como buen guerrero, una de las mejores razones
    existenciales "para dejar de ser maceta" y "alzar vuelo" a la
    condición humana de la comodidad, como dicen los
    periodistas que fueron entrevistados.

    5. Las "Irresponsabilidades" En
    La Cocina De Las Salas De Redacción

    Hablando de ataduras también las hay
    endógenas, aquellas que se cuecen en la cocina de las
    rutinas productivas de las salas de redacción, devenidas de criterios que
    pueden fundamentarse en la falta de formación profesional,
    en la amistad, en la
    costumbre, en la experiencia vital de saberse "guardar las
    espaldas" en la estructura
    organizativa al interior del medio y de otras "prácticas
    cuestionadas", las cuales van perdiendo vigencia, por
    "seductoras" que parezcan en esta profesión generalmente
    tan mal remunerada. Se trata de las siguientes:

    Acusaciones porque sí. Amparándose en la
    "objetividad", en la "neutralidad", en varias ocasiones se les da
    cobertura a "hechos", en los que se culpa a personalidades o a
    instituciones, porque a los "conferencistas convocantes" -de
    "esos poquitos pero bullistos" que andan por allí-, se les
    ocurre "acusar a medio mundo" de no pensar o de no hacer las
    cosas como ellos. Los medios difunden esas declaraciones, sin
    disponer de los datos que las
    consoliden.
    Sin duda, estos tienen intereses políticos o personales, a
    partir de los cuales acusan, muchas veces, sin tener pruebas
    contundentes. Sin contrastación o verificación se
    publican las declaraciones, por supuesto con los entrecomillados
    correspondientes. Aun cuando tradicionalmente en la
    práctica periodística se ha justificado esta forma
    de producir la noticia argumentando que es responsabilidad de las
    fuentes. Me parece que sólo entrecomillar las
    declaraciones no es la evidencia probatoria de sus
    noticias.

    De cara al "reconocimiento social" de la imagen que
    difunden los medios y al principio constitucional de
    "presunción de inocencia", esta costumbre profesional es
    atentatoria contra los procesos
    legales establecidos en las leyes penales de
    la República, y violadores de los derechos humanos
    fundamentales.
    Débiles evidencias probatorias. Hay noticias que no
    presentan las evidencias complementarias para sostener un "hecho"
    noticiable. En muchas ocasiones, se le da vuelo a cualquier
    "rumor" o "chambre" que se diga de parte de esos prominentes
    sujetos públicos que aparecen todos los días en los
    medios como "expertos de todos los temas habidos y por haber".
    ¿Qué ha pasado con las personas que fueron
    imputadas, procesadas, encontradas inocentes y liberadas, sobre
    cuyos casos los medios difundieron públicamente sus
    imágenes e identidades?
    ¿Quién resarce su honorabilidad mellada por
    aquellas noticias difundidas? ¿Tienen derecho los medios a
    divulgar indiscriminadamente cualquier información?
    ¿Quién debe normar el ejercicio profesional para no
    caer en esa suerte de irresponsabilidad legal?

    Abuso de las "prominencias". Sin que muchas "organizaciones de
    la sociedad civil"
    representen a la sociedad civil,
    los medios informativos les ofrecen demasiada representatividad
    política, como ocurre con algunos gremios de medio
    ambientalistas, de defensores de los derechos humanos, de los
    consumidores, etc. Así los espacios informativos o de
    opinión se constituyen, como dicen algunos periodistas
    entrevistados, en "Ruedas de caballitos". Es común
    encontrar noticias difundidas que no presentan las opciones de
    verdad en conflicto,
    sino que solamente publican las versiones de los
    "todólogos" especialistas de la realidad nacional.
    Parece ser que las nociones de "prominencia de las fuentes
    informativas personales" imperantes entre los periodistas en las
    salas de redacción se limitan a dos condiciones que
    deben cumplir las personas proveedoras de datos sobre
    determinados acontecimientos noticiables: 1) que las apadrine una
    institución de siglas conocidas; mientras más
    "famosas", mejor; y 2) que tenga la capacidad de organizar
    financiera y comunicacionalmente la convocatoria. Las excepciones
    a estas nociones se ubican en el lindero del espectáculo o
    del accidente espectacular. "Los desconocidos", "los no
    apadrinados" y "los que no convocan a conferencia de
    prensa" no existen ni pueden existir como sujetos
    noticiables.

    Descontextualizaciones. Por desconocimiento técnico en
    el manejo del discurso de las fuentes o muchas veces por mala fe
    o por encomienda, las declaraciones de la fuente se sacan de las
    circunstancias sociales donde se emitieron, con lo cual se le
    crean sentidos diferentes a los datos ofrecidos por los sujetos
    entrevistados.
    Creación de ficciones. Por el tradicional criterio
    periodístico de que la muerte y el
    espectáculo venden periódicos y, en consecuencia,
    publicidad, en
    muchos casos se "crean las noticias" o se "espectacularizan
    hechos", como son: Los patrocinios de reiteradas encuestas en
    épocas de elecciones y la "deificación" de la
    selección nacional de fútbol en las
    eliminatorias mundialistas,"las noticias de los movimientos
    tectónicos". Sin duda, "la virtualización" de la
    realidad atenta contra el desarrollo de
    la historia de una
    manera "irresponsable".
    Marginación de los públicos en los hechos
    importantes. Rara vez se consulta la opinión o la
    declaración de los sectores sociales en general o de los
    involucrados en especial sobre temas de trascendencia nacional,
    en los cuales todos están involucrados, como ocurre con
    los casinos, el funcionamiento del PARLACEN, los aumentos de
    salarios de los
    diputados, el funcionamiento de la "Promocionada Reforma
    Educativa", la seguridad
    ciudadana, el sistema de salud, etc.

    Duros Con Los Demás, Blandos Internamente
    Tanto por presiones externas y ataduras internas en el propio
    proceso de producción de la noticia, los periodistas
    cometen una serie de "acciones irresponsables", que de no
    superarlas en la práctica cotidiana parecería que
    se acepta que los medios de comunicación están por
    encima de la sociedad y de cualquier entrega de cuentas.
    Es de reconocer que en muchos casos los medios han asumido
    posiciones críticas, reflexivas y, varias veces,
    inquisidoras sobre acontecimientos importantes en este
    país. En esta dirección, me parece muy responsable la
    posición del Diario de Hoy, al que se le han sumado otros,
    sobre "el despilfarro de los dineros de todos los contribuyentes
    en salarios
    injustificados a "cuestionados asesores técnicos" de
    algunos diputados. Posturas sin las cuales la población no
    se hubiera dado cuenta de los usos que están haciendo de
    su dinero, ni
    políticamente no se estuvieran actuando sobre ellos.
    Sin embargo, generalmente los medios de comunicación no
    son autocríticos. Al respecto, Raúl Trejo Delarbre
    (1995:8) dice: "Resulta curioso cómo los medios de
    comunicación de masas, que son tan agresivos para examinar
    el desempeño del resto de los actores sociales
    y políticos, no lo son con ellos mismos, menos aún
    existen pautas para evaluar sus efectos más allá de
    asuntos circunstanciales."

    Partes: 1, 2

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