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PERIODISMO EN EL SALVADOR: "EN CASA DE HERRERO CUCHILLO DE PALO". UNA FISCALIZACIÒN PENDIENTE (página 2)



Partes: 1, 2

6. Responsabilidad, Compromiso
Esencial

La libertad de
información como derecho fundamental
estará mejor garantizada si los trabajadores de los
medios "se
esfuerzan por tener el más alto sentido de responsabilidad, y se hallan profundamente
compenetrados en las obligaciones
morales, de ser verídico y de buscar la verdad en el
relato, en la explicación y en la interpretación de
los hechos" (Código
de la comisión de Derechos Humanos
de la ONU)
Sumariamente, dicho código
contempla cinco artículos: Primer artículo:
establece que el personal de
prensa y de
información debe hacer "todo lo que
esté a su alance por asegurarse de que la
información que reciba el público sea exacta en
cuanto a los hechos" y debe comprobar sus fuentes.
Segundo artículo: considera como no compatibles con una
conducta
profesional la "búsqueda de ventajas personales y la
promoción de intereses privados contrarios
al bienestar general", condena como delitos
profesionales la calumnia, la difamación, el libelo
deliberado, las acusaciones infundadas y el plagio. "Toda
información publicada que resulta ser perjudicialmente
inexacta debe ser rectificada en forma espontánea e
inmediata", los rumores y noticias no confirmados deben ser
indicados y tratados como
tales.

El tercer artículo: sugiere que sólo sean
asignadas por el personal de
prensa e
información, tareas compatibles con la integridad y
dignidad de la profesión y quienes publiquen una
información, asuman completa responsabilidad por ella, a
menos que en su momento la hayan rechazado
explícitamente.
Esa identificación entre libertad de
información y responsabilidad de los informadores, se
llevará a cabo cuando se busquen garantía para la
primera, o cuando se discutan obligaciones
de los segundos.
No basta con penalizar los abusos en su funcionamiento o el
diseño
y transmisión de los mensajes que ofrecen. Debe
reconocerse la importancia de los medios y de
quienes trabajan en ellos.. Si se reconoce que se han cometido
errores profesionales, que han afectado a personas de carne y
hueso, a instituciones
públicas y a los usuarios de la noticia, debe asumirse con
responsabilidad el compromiso de superar las dificultades, no
dándose golpes de pecho sino superándolas con las
acciones
pertinentes y duraderas.

Respeto Por La Verdad: Reconocimiento Y Compromiso
Como partes constitutivas y esenciales de las sociedades
modernas, los medios de
comunicación social no pueden concebirse como una
suerte de "Semidioses" omnipotentes. Deben de regirse y estar
regidos por las leyes
establecidas y por las normas de la
connivencia humana.
Pero no se trata de revivir el viejo debate sobre
si es pertinente o no la censura, el control legal o
el libertinaje ( "que la mejor ley es la que no
existe". Se propone ver el asunto en una perspectiva más
realista y menos utópica o romántica.
Según el Código de la comisión de Derechos Humanos de la
ONU, formulado en
1952, por un grupo de
intelectuales especialistas en la materia, la
libertad de información como derecho fundamental
estará mejor garantizada si los trabajadores de los medios
"se esfuerzan por tener el más alto sentido de
responsabilidad, y se hallan profundamente compenetrados en las
obligaciones morales, de ser verídico y de buscar la
verdad en el relato, en la explicación y en la
interpretación de los hechos"
Siguiendo el tenor del articulado de este código, los
periodistas deben reconocer y asumir en la práctica los
siguientes compromisos:
Elaborar y difundir noticias exactas. Deben hacer "todo lo que
esté a su alance por asegurarse de que la
información que reciba el público sea exacta en
cuanto a los hechos", "deben comprobar sus fuentes" y
contar con la prueba material del hecho.
Separar los intereses personales. Una conducta
profesional no es compatible con la "búsqueda de ventajas
personales y la promoción de intereses privados contrarios
al bienestar general",
Evitar los delitos
profesionales. Por respeto a las
leyes penales
y a la honorabilidad de las personas, se debe evitar la calumnia,
la difamación, el libelo deliberado y las acusaciones
infundadas. Esta corrección debe hacerse tanto en el
ámbito superficial como en el profundo.
Reconocer y rectificar los errores. "Toda información
publicada que resulta ser perjudicialmente inexacta debe ser
rectificada en forma espontánea e inmediata". Aunque en el
país existe legalmente el derecho de respuesta, en la
práctica los medios se hacen del "ojo pacho". Debe ser un
compromiso profesional hacer público la expresión
del derecho a respuesta como las disculpas por la
información difundida con imprecisiones.
Nombrar correctamente el tipo de información dudosa. Los
rumores y noticias no confirmados deben ser indicados y tratados como
tales. Como he dicho ya, no basta, en una actitud
Pilatos, con citar indiscriminadamente los famosos complementos
adverbiales "según fuentes cercanas a la
institución X…" o "según fuentes
anónimas…", sino denominar adecuadamente la calidad de la
información y la identidad de
la fuente informativa, según la disponibilidad de datos probatorios
y de las circunstancias de seguridad para la
fuente.

Conciliación Entre Libertad Y Reponsabilidad
Informativas
Como dice Delarbre, "esa identificación entre libertad de
información y responsabilidad de los informadores, se
llevará a cabo cuando se busquen garantía para la
primera, o cuando se discutan obligaciones de los segundos".
Cuando se aborda el tema de cómo garantizar la
responsabilidad de los informadores, surge la no tan genial
sugerencia "deben penalizar los abusos en el funcionamiento de
los medios", para que "no se salgan del carril", y que deben
establecerse controles férreos sobre el diseño
y la transmisión de mensajes periodísticos,
especialmente de los que son "amarillistas" como los publicados
por CUATRO VISIÓN. La instancia que debe controlar esto es
Unidad del Espectáculo Público, del Ministerio del
Interior.
Desde una perspectiva más seria y responsable, se puede
afirmar que no basta con penalizar los abusos en el ejercicio
periodístico con censuras estatales al estilo de la
GESTAPO o de la KGB, propio de regímenes tiránicos.
Esta afirmación lleva a otra pregunta: ¿Cómo
hacer entonces para conciliar el libre ejercicio del periodismo con
la responsabilidad de informar exactamente sobre los hechos,
según las necesidades de los usuarios de la noticia, con
respeto a las
leyes penales y a la dignidad humana?
Sin pretender agotar el tema, someto a consideración las
siguientes acciones
estratégicas:
El reconocimiento del enorme compromiso social del periodismo.
Los propietarios y los periodistas deben reconocer que los medios
informativos tienen una importancia en el desarrollo del
país, en la cultura y en
la convivencia social. Esto supone admitir que se han cometido
errores profesionales en el ejercicio de la labor informativa,
que han afectado a personas de "carne y hueso", a instituciones
públicas y a los usuarios de la noticia. Con base al
reconocimiento, debe asumirse con responsabilidad el compromiso
de superar las dificultades, no dándose golpes de pecho en
rezos públicos, sino superándolas con las acciones
pertinentes y duraderas.
El otorgamiento de las condiciones básicas para el
ejercicio. Internacionalmente hay consenso, "del diente al
labio", que deben facilitarse las condiciones necesarias para
garantizar la libertad de información. En el terreno de
los hechos concretos no hay un acuerdo generalizado en el
cómo posibilitar esas circunstancias favorables, para que
los periodistas puedan ejercer sin las restricciones y
limitaciones actuales su labor de trasladar la noticia veraz al
público usuario.
No hay visos cercanos de querer discutir el asunto, porque
ofrecer esas condiciones básicas implica por lo menos: 1)
Que los empresarios de los medios deberán reconocer la
importancia social de la profesión con un salario adecuado
al costo de la vida
en El Salvador; 2) Que los políticos deberán asumir
realmente que los periodistas deben ser profesionales
independientes que tienen derecho a acceder a los datos relativos
al manejo de la cosa pública; 3) Que, como parte garante
de las dos anteriores, legalmente debe consignarse la libertad de
información y la profesionalización de los
informadores en la Carta
Magna.
Hemos dicho que la manera de conciliar el libre ejercicio del
periodismo con la responsabilidad de informar exactamente sobre
los hechos debe ser conforme al derecho, respetando la dignidad
humana y dando respuesta a las necesidades de información
de los usuarios de la noticia. Asimismo, que supone (re)conocer
el deber social del periodismo y otorgarle las condiciones
básicas en el orden socioeconómico a los
periodistas para que desempeñen sus funciones
profesionales dignamente.
Además, para posibilitar esa conciliación, el
gremio de periodistas debe pensar y ejecutar otras acciones de
tipo estratégico como la asunción de reglas de
garantía jurídicas y sociales, es decir, la
promoción de una reforma constitucional referida al
derecho de información y al establecimiento de la figura
de un procurador de los derechos del usuario de la
información.

Compromiso Profesional, Un Deber De Todos
Se trata de contar con pautas que permitan un desempeño profesional orientado por
normas
consensuadas por todas las organizaciones de
periodistas existentes y asumidas individualmente por todos o la
mayoría de los periodistas, asociados o no. De no ser
así, cualquier "intento" por desarrollar profesionalmente
el periodismo en el país "caerá en saco roto" o,
como diría Don Marquis, "… tirar un pétalo al
Gran Cañón y esperar a que suene el eco".
En esa dirección, conviene optar por una normativa
profesional, cuyas reglas no sólo "cacareen" el libre
ejercicio del periodismo o el etéreo "deber ser", sino que
se comprometa a respetar las leyes, los principios
penales y los derechos humanos.
Esto debe estar contemplado en un código
deontológico moderno, en el que se contemple el respeto al
ser humano, al principio de inocencia y a la sostenibilidad de
naturaleza, y
que promueva los derechos individuales y colectivos, el bien
común, la cultura, los
principios
democráticos, desde una perspectiva salvadoreña y
desde una enfoque de nación.
No conviene al país, desde ningún punto de vista,
seguir con el pleito inútil entre los discursos de
"oposición" y de la "burguesía", de "cultura
hegemónica" y "cultura popular", de "periodismo
revolucionario" y "periodismo burgués", porque es una
discusión estéril que nada aportó en la
época de contención política, ni
aportará al entendimiento crítico de la realidad
del periodismo en estos momentos de distensión. Tampoco ha
beneficiado a los trabajadores de la información que,
dicho sea de paso, siguen con su angustia existencial diaria del
"salario que no
alcanza" y de "la inseguridad
laboral en los
trabajos".
El poder de una
profesión en un Estado _su
dignidad, su responsabilidad y su legitimidad sociales_ no se
alcanza con discursos
"ideologizados", sino con la capacidad de entender y orientar su
trabajo en un terreno democrático. De lo que se trata es
de competir a través de las ideas y de la
inclusión, no de las demagogias prometéicas y
exclusionistas. Su esfuerzo debe encaminarse a "examinar el
poder y
superarlo, de instigar, empujar y también de proponer
creativamente, tiene que ser tan impertinente con el poder como
consigo mismo", como dice Todd Gitlin refiriéndose al
paradigma de
la crítica social (CIC, No.3, julio de 2000)
Esto supone políticamente superar la debilidad y la
fragmentación actuales del gremio, profesionalizarse en
términos cualitativos, encontrar su identidad
social honesta y sin prepotencias y vivezas mezquinas, negociar
pragmáticamente y establecer alianzas con otros actores
sociales relacionados con la información y crear
propuestas viables de políticas
formativas para los colegas, informativas para los medios y
culturales para una nación
hambrienta de propuestas, en beneficio de toda la nación y
con respeto de los derechos ajenos.

Cimientos De Un Estilo Periodístico Vigoroso
En este nuevo milenio, me supongo que los medios de
comunicación salvadoreños cuentan con un
libro de
estilo bien definido (expresión de la política informativa
y concreción de una manera de pensar y de decir
adecuadamente lo que pasa en la sociedad
salvadoreña. Sin embargo, con toda modestia y respeto me
permito sugerir los siguientes ejes de contenido de la
reglamentación profesional del trabajo
periodístico:
La determinación de los hechos que se abordarán:
previsibles y no previsibles, históricos y de actualidad,
finitos y de seguimiento, enfoques, dimensiones y otros.
Definición de lenguajes con que se designarán los
hechos, en los que se establezcan las normas básicas en el
uso de términos referidos a la geografía, a la
traslación o transliteración de lenguas
extranjeras, la designación de fuentes y otros.
Contrastación de fuentes informativas y establecimiento de
políticas de democracia
informativa, para superar las "ruedas de caballitos", que muchas
veces no responden a los intereses informativos del
público sino que son convenientes a los intereses de
determinados grupos de
poder.

Disposición del material probatorio para poder
difundir informaciones delicadas jurídica,
política, moral y
socialmente.
Diferenciación entre intereses personales, institucionales
y periodísticos dentro de una noticia de modo manifiesto o
velado para evitar los compadrazgos políticos o
económicos entre medios y/o periodistas y sectores
sociales o políticos.
Identificación de valores
noticiables más apegados a la dimensión
cívica de la información -como la seguridad
social, la memoria
histórica, la identidad cultural, la necesidad de
orientación social o educativa, la educación
sexual, los servicios
básicos, la democracia
participativa, los derechos humanos, la solidaridad, la
historia mediata
y otros- y menos a la dimensión exageradamente comercial y
espectacular de la noticia, como los chambres políticos,
la sangre corriendo
por los arriates, el despedazado brutalmente o el accidentado
espectacular. En todo caso habría que equilibrar.
Establecimiento de la independencia
profesional de las salas de redacción, en el sentido de posibilitar
toda la libertad y las condiciones de trabajo necesarias para la
elaboración técnica de la información de
acuerdo con las necesidades informativas. Esto evitaría
las posibilidades de corrupción
y de conflicto de
intereses.

7. Corrección
constitucional en favor de la información.

Si no hay una norma constitucional que asegure
específicamente la libertad de informar y de ser informado
exactamente, en este país no se podrá hablar de
otras perspectivas profesionales que garanticen otras acciones en
favor del desarrollo del
ejercicio periodístico honesto y profesional.
La Constitución Política debe
reformarse, para ubicarla en el concierto de las sociedades
modernamente democráticas, de tal manera que ese "ambiguo"
y "confuso" artículo 6 sea superado por otro u otros
jurídicamente más precisos, en los que se reconozca
el libre acceso a las fuentes informativas, la profesionalidad
del empleo, el
respeto a los derechos constitucionales por parte de los
periodistas y la garantía socioeconómica de los
mismos.
Como se ha establecido en su oportunidad, actualmente la
legislación salvadoreña adolece de vacíos,
imprecisiones y de ambigüedades con relación a la
información periodística. Por ejemplo, el
artículo 6 de la Constitución se refiere sólo a la
libertad de
expresión, término amplísimo que no
puede ni debe confundirse con el libre ejercicio
periodístico; es más el mismo artículo
está redactado en un estilo cantinflesco del "Sí,
pero no". Lo que se contempla en la normativa penal existente,
más que posibilitar la información exacta y
profesional, es un retraso para un trabajo profesional, que, por
la excesiva discrecionalidad otorgada al juez, en casos
"extremadamente etéreos de seguridad
nacional", puede llevarlo a cometer arbitrariedades en contra del
periodista y del derecho ciudadano a estar debidamente
informado.
Solamente con una ley fuerte,
precisa y específica de la profesión, que
posibilite y facilite el libre ejercicio periodístico y la
elaboración de una información veraz, se puede
generar un periodismo más profesional y responsable. Con
ambigüedades jurídicas no hay posibilidad de nada en
favor del gremio de periodistas y de los usuarios de la
información.

Procurador De Los Derechos De La Información
Se trata de una figura jurídica y concreta que proteja los
intereses del usuario de la noticia, con el propósito de
garantizar una información exacta y respetuosa de las
necesidades informativas de la población y de los derechos de la fuente de
información. En estos momentos, todos los usuarios de la
información noticiosa no tenemos ninguna posibilidad y el
espacio de reclamar a los medios por nuestros derechos. Sin
ningún contrapeso en el proceso
informativo, los usuarios de la información
periodística no podemos solicitar o demandar informaciones
diarias de acuerdo a nuestras necesidades, no podemos reclamar
para que por lo menos haya disculpas públicas por los
errores en el manejo de datos o por el tratamiento de los
temas.
Completamente, los medios informativos deciden, a partir de una
suerte de "sabiduría periodística" o de "olfato
propio", como suelen llamarle, qué debemos consumir en las
noticias. Las cartas al
director o los espacios para que la comunidad opine,
y en raros casos los sondeos de opinión, están bien
como posibilidades válidas; pero deben crearse otros
espacios más constantes y más seguros donde se
esté fiscalizando social y profesionalmente a los medios
informativos.
Así como existe en el país un procurador de los
Derechos Humanos que, supuestamente, defiende los derechos de los
salvadoreños frente a los abusos de poder del Estado, debe
incorporarse una procuración de los derechos de los
usuarios y de las fuentes informativas frente de a los abusos de
los medios de comunicación
social.

Planteo la medida de la instauración de la figura
del Procurador de los derechos de la información en dos
direcciones:
Una parte que sea asumida por la Procuraduría de la
Defensa de los Derechos Humanos, en donde por medio de una unidad
especializada se procuren los derechos de los usuarios de la
noticia frente a los abusos de los medios de comunicación, por medio de consulta
permanentes a la población sobre el servicio
informativo que ofrecen y, además, la
administración de quejas y procuración de
justicia.
Otra parte que sea asumida por el propio medio de comunicación, en cuya estructura
organizativa se cree la figura del procurador, quien administre
las quejas de los usuarios y procure justicia
informativa. Esto supone que este procurador interno,
además de cumplir con la idoneidad profesional en el ramo,
debe contar con independencia,
con un espacio para publicar información sobre su
procuración.

Recuento Del Enorme Reto Profesional
El "cambio de
cinta" (pasar de la discusión del libre ejercicio a la
información veraz), en el marco del reconocimiento de la
trascendencia de la práctica periodística en la
sociedad
salvadoreña (pasar de la razón comercial de la
noticia a la razón social de la proveeduría o del
arbitraje
social de la información), supone un cambio
estratégico en la actuación de los medios y de los
periodistas del país.
Superar las presiones externas contra la información ("la
cherocracia", los sobornos económicos y la todavía
presente intolerancia política), las irresponsabilidades
en el manejo de las nociones de "objetividad" en la
elaboración de la noticia ( acusaciones infundadas, las
faltas de evidencia probatoria, el abuso de las "prominencias",
las descontextualizaciones, las ficciones informativas y la
marginación de los públicos usuarios), para
establecer un ejercicio realmente profesional, implica la
búsqueda y consolidación, por una parte, del poder
de la unión del gremio y, por otra, el establecimiento de
una política informativa más moderna.

Asumir el compromiso de seguir un código
deontológico integral y realista como un proyecto personal
(en el cual se concilie la libertad de informar con la
responsabilidad de hacerlo profesionalmente y con apego a las
leyes), así como facilitar las condiciones básicas
a los periodistas (en las que puedan ejercer "con el
estómago lleno y el corazón
contento" y con el futuro asegurado), supone que todos y cada uno
de los miembros del gremio opten personalmente por ser honesto en
cada una de las acciones del proceso
productivo de la noticia.
Además, se necesita que las autoridades pertinentes
(Asamblea Legislativa y todo el sistema judicial)
establezcan normativas esenciales (crear normativas para el
ejercicio profesional en condiciones adecuadas) para garantizar
la ejecución de la ley cuando se trate de abusos en el
manejo de la información periodística. Solamente
así se puede establecer un estilo periodístico
vigoroso, de acuerdo con las normas profesionales y con respeto a
los derechos humanos de los implicados y de acuerdo con las
necesidades informativas de la población
salvadoreña.

El cumplimiento de esas opciones, compromisos y
responsabilidades, sin duda alguna, requiere de un control y
autocontrol de la práctica por medio de una
procuración interna y externa del trabajo informativo, de
acuerdo con las exigencias informativas de la población
salvadoreña. Obliga, también, a disponer de una
legislación pertinente y a respetar los derechos humanos
de los implicados en los hechos. Reconociendo nuestra
idiosincrasia en las relaciones sociales ( popularmente se dice
que, además, de "mentirosos" y "mala paga", somos
"incumplidores de las promesas"), se necesita de una normativa
encaminada a garantizar el acatamiento de esos compromisos
informativos.

De Una Cultura De La Anarquía A Una Cultura
Profesional
Lo anterior habría que concebirlo de modo que sea un
proyecto que
perdure en el ejercicio periodístico. Pienso que supone,
por los menos las siguientes acciones a largo plazo:
Adecuación de los planes de estudio en las instituciones
de educación
superior. Debe buscarse la introyección y
asunción del respeto a los derechos humanos, del conocimiento
de la legislación pertinente, y, además, simularse
su práctica en la producción periodística
profesional.
Estos supone "descapsularse" y abrirse a modificaciones
curriculares más modernas, que ubiquen la amplitud de la
profesión periodística a formas de producción, distribución y consumo de la
información, y al manejo de los lenguajes de los medios y
de sus nuevas
tecnologías.
Además, tienen el compromiso de superar el modelo
teórico de la profesión como un simple amanuense o
leedor de noticias, o preparador de excursiones. Significa ubicar
la profesión desde la perspectiva trasdisciplinar, en
donde se expliquen todas sus características desde las diferentes
ciencias
humanas, políticas, éticas y
económicas.

La modernización de las universidades, en esta
área profesional, requiere la búsqueda de los
estándares de eficiencia
académica. Esto supone establecer el rigor
científico tanto al profesorado como a los estudiantes.
Sólo así se pueden acercar al vasto conocimiento
acumulado por las ciencias de
la
comunicación y por los niveles de complejidad que
supone comprender el fenómeno comunicativo.

También, como parte de sus funciones, las
universidades deben convertirse, por medio de la ejecución
de políticas serias de investigación de las comunicaciones
en el país y la socialización de los resultados, en
proveedoras de información científicas a la
comunidad
profesional; obviamente, esto se convierte en algo así
como en una conciencia
crítica del funcionamiento de los medios y una fuente de
propuestas para superar las dificultades profesionales.
En esta misma dirección, el Ministerio de Educación está
llamado, ¡No imponer un único modelo
educativo!, a incorporar en la ley de Educación
Superior ejes fundamentales sobre los conocimientos y
habilidades que debe poseer un comunicador, desde la perspectiva
científico-profesional. Y, por supuesto, dejar la libertad
de enfoques y de mercados objetivos,
como ocurre en la educación superior
de España.
En nuestro país actualmente varios planes de estudio
adolecen de conocimientos básicos necesarios para un
profesional de la
comunicación, hasta el extremo de ofrecer libertades
para cualquier tema como "conocimientos culinarios" y
"prácticas de asados de carne y promoción de
excursiones".
Incorporación en las rutinas productivas de los
periodistas. En el "día a día" del ejercicio
periodístico supone concretar las siguientes acciones:
buscar la identidad de la profesión y propugnar por el
respeto de los colegas en las relaciones intra e
interorganizativas como en las relaciones con las fuentes
informativas. La identidad de la profesión y el
establecimiento de las condiciones básicas para ejercer
moda y
honestamente el trabajo no
se consiguen con unas relaciones
laborales donde el peor enemigo es el propio
compañero: "el pone dedo", "el trinquetero", "el
lambiscón", "la serpiente", "los prepotentes pavos
reales", etc.
Debe buscarse la cohesión el gremio: un conjunto de
profesionales que desempeñan una misma profesión,
con los mismos problemas y
con las mismas expectativas, solidarios en las buenas y en las
malas, cooperadores para el bien común, como miembros de
una misma familia. Esto
implica ser autocrítico del propio trabajo y
crítico del trabajo de los demás, con sentido
propositivo en la consecución de la libertad de informar y
del derecho de ser informado verazmente.
Adecuación jurídica. Potenciar y consolidar las
libertades en el ejercicio periodístico supone la
obligación de ser veraz con la información
ofrecida. Para establecer esta coherencia entre la libertad y la
obligación, las fuentes y de las instancias judiciales
deben actuar decisivamente, desde un cambio de mentalidad hasta
la actitud de
promover una legislación adecuada y moderna.
Instancias como la Corte Suprema de Justicia, el Ministerio de
Justicia y la Asamblea Legislativa deben involucrarse en la
solución de la problemática: discutir, consensuar y
aprobar un planteamiento jurídico encaminado a definir
correctamente en nuestra legislación primaria y secundaria
el derecho a informar y el derecho a ser informado adecuada y
profesionalmente.
Esta participación activa conlleva la formación de
leyes modernas, la profesionalización de abogados expertos
en el tema y la vigilancia por el cumplimiento de los derechos
relacionados al ejercicio periodístico.

8. Fuentes consultadas

El Código de la Comisión de Derechos Humanos
de la ONU (1952), citado por Martínez de Souza,
José (1981): Diccionario
general del periodismo, Madrid.
Trejo Delabre, Raúl (1995): De la Crítica a la
ética.
Medios y Sociedad. El nuevo contrato
público, México
K
Alsina, Rodrigo Miquele (1989): La Construcción de la noticia. Barcelona.
Piados.
Casasús, José María (1992)": Set
hipòtesis de
treball sobre història de la recepció del text
periodistic", ANÀLISI, nº14, pp 33-46.
Tuchmann, Gaye (2000): "La objetividad como ritual
estratégico: una análisis de las nociones de objetividad de
los periodistas"; en CIP DIGITAL, No.4., España.
Gitlin, Todd (2000): "La política de la
comunicación y la comunicación de la
política", en DIGITAL, No.3, España-

 

 

Autor:

Mario Alfredo Cantarero

Master en comunicación
social por la universidad
autónoma de barcelona, investigador, profesor de metodología de la investigación y coordinador de postgrados e
investigaciones de la escuela de
ciencias de la comunicación. De la universidad "dr..
José matìas delgado", el salvador,
centroamérica.
Además, ex – director de la escuela de
periodismo de la universidad de el salvador y periodistas del
año 1998 en la rama de artículo otorgado por la
asamblea legislativa.

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