Indice
1. Enfermedades Ocupacionales
2. Enfermedades
Profesionales
3. Radiaciones
Ionizantes
4.
Bibliografía
1. Enfermedades
Ocupacionales
Producidas Por
Calor Y
Frío
Los mecanismos de regulación calórica interna del
cuerpo humano
tratan de mantener en el cuerpo una temperatura
constante de cerca de 37 ºC. Es normal que el cuerpo
pierda constantemente calor a través de los pulmones y la
piel, pero hay
veces que la persona necesita
perder más calor para mantener esa temperatura
constante, debido a que el cuerpo produce más calor
motivado por la producción de calor en el ambiente; esta
pérdida tiene lugar también en los mecanismos
calóricos del organismo.
Este fenómeno ocurre a la inversa cuando el cuerpo humano
está expuesto al frío, que es cuando los vasos
sanguíneos que riegan la piel y las
extremidades se contraen para reducir la pérdida de calor
en el ambiente y el
cuerpo empieza a titiritar, lo cual aumenta su ritmo de producción de calor.
Ambos fenómenos (calor y frío) obligan al estudio
de las fuentes que
los producen y la respuesta y comportamiento
humano, entre las fuentes de
calor están: procesos y
partes de procesos
productivos, maquinarias, hornos y otros. Ahora bien, entre las
fuentes productoras de frío están: el trabajo en
cavas frigoríficas.
Efectos del Calor a la
Salud
El intercambio de calor entre el hombre y su
medio está influido por cuatro factores que son: 1) la
temperatura del aire, 2) la
velocidad del
aire, 3) el
contenido de humedad del aire, y 4) la temperatura radiante. El
problema del calor industrial resulta de una combinación
de estos factores que genera un ambiente de trabajo hasta cierto
punto incómodo e incluso riesgoso debido al desequilibrio
entre la producción de calor metabólico y la
pérdida de calor.
Cuando la pérdida de calor es mayor que el aumento de calor en el organismo, la temperatura central comienza a elevarse. En ese momento entran en juego ciertos mecanismos fisiológicos que intentan aumentar la pérdida de calor del cuerpo. En primer lugar, se produce dilatación de los vasos sanguíneos de la piel y de los tejidos subcutáneos y se desvía parte importante del gasto cardíaco hacia esas regiones superficiales. Hay un aumento concomitante del volumen sanguíneo circulante debido a la contracción del bazo y a la dilución de la sangre circulante con líquidos extraídos de otros tejidos. Aumenta también el rendimiento cardíaco. Todos estos ajustes circulatorios favorecen el transporte de calor del centro del organismo hacia la superficie. En forma simultánea, se activan las glándulas sudoríparas, derramando líquido sobre la piel para eliminar calor por evaporación.
Efectos Nocivos al Ser
Humano
La exposición prolongada a calor excesivo
puede causar un aumento de la irritabilidad, lasitud,
disminución de la moral,
aumento de la ansiedad e incapacidad para concentrarse. El
resultado de lo anterior se refleja en una disminución
general en la eficiencia de la
producción y en la calidad del
producto
final.
Las alteraciones físicas causadas por la exposición
excesiva al calor son, en orden de gravedad creciente:
erupción por calor, calambres por calor, agotamiento por
calor y síncope de calor.
Erupción por calor. Puede ser causada por
exposición ininterrumpida a calor y aire húmedo,
como ocurre en las zonas de
clima
cálido y húmedo. Los orificios de las
glándulas sudoríparas se obstruyen debido al
aumento de volumen de la
capa húmeda de queratina de la piel con la consiguiente
inflamación de las glándulas. Se producen
pequeñas vesículas rojas en el área afectada
de la piel y si esta es lo bastante extensa, la sudoración
puede disminuir sustancialmente. La erupción por calor no
solo es una molestia por la incomodidad que causa, sino que
también disminuye mucho la capacidad del trabajador para
tolerar el calor.
Calambres por calor. Pueden presentarse después de una
exposición prolongada al calor, con sudoración
profusa e inadecuada restitución de la sal. Los signos y
síntomas de los calambres por calor consisten en espasmo y
dolor en los músculos del abdomen y extremidades. Puede
presentarse albuminuria pasajera.
Agotamiento por calor. Resulta del esfuerzo físico que se
lleva a cabo en ambientes con calor, cuando el control vasomotor
y el débito cardíaco son inadecuados para enfrentar
las demandas adicionales que se imponen a estos sistemas a causa
de la vasodilatación periférica, o cuando el
volumen plasmático se reduce por deshidratación.
Los signos y síntomas del agotamiento por calor pueden
incluir: palidez, lasitud, vahídos, síncope,
sudoración profusa, con piel fría y húmeda.
Puede o no presentarse hipertermia moderada, detectable al medir
la temperatura rectal.
Síncope de calor. Esta es una condición
médica muy grave, un factor predisponente importante es el
esfuerzo físico excesivo. Los signos y síntomas
pueden incluir vahídos, náuseas, cefalea intensa,
piel seca y caliente a causa de la falta de sudoración y
temperatura corporal muy alta (por lo general de 41,4 ºC en
ascenso), confusión, colapso, delirio y coma. A menudo la
circulación también se compromete hasta llegar al
choque. Si no se inician de inmediato medidas para enfriar el
cuerpo de la víctima, pueden producirse lesiones
irreversibles en los órganos vitales que ocasionan
la muerte.
Algunos estudios efectuados en Europa y América
del Sur han demostrado que los trabajadores que laboran durante
un tiempo
prolongado en industrias con
calor tienen tasas de morbilidad más altas por enfermedades
cardiovasculares.
Valores Máximos
Permitidos
Se permiten exposiciones al calor mayores que las que se
señalan en el cuadro siguiente, siempre que los empleados
se encuentren bajo vigilancia médica y que se haya
establecido que son más resistentes al trabajo con calor
que el trabajador promedio. No debe permitirse que los
trabajadores continúen su rutina de trabajo habitual
cuando la temperatura corporal profunda excede los 38
0C.
Valores Umbrales Límites Permisibles para Exposición al Calor
(Expresado en grados Celsius)
Régimen de trabajo / descanso |
Carga de Trabajo |
||
Liviana |
Moderada |
Pesada |
|
Trabajo |
30,0 |
26,7 |
25,0 |
75% trabajo 25% descanso por hora |
30,6 |
28,0 |
25,9 |
50% trabajo 50% descanso por hora |
31,4 |
29,4 |
27,9 |
25% trabajo 75% descanso por hora |
32,2 |
31,1 |
30,0 |
Exposición
Ocupacional
Las ocupaciones con riesgo de
exposición incluyen: cocineros, fabricantes de llantas de
caucho, fabricantes de vidrio,
fundidores de metales,
marineros que atraviesan zonas calurosas, mineros en minas
(subterráneas) profundas, panaderos, entre
otros.
Efectos del Frío a la
Salud
El organismo mantiene su homeóstasis térmica en un
ambiente frío mediante ciertos mecanismos que limitan las
pérdidas de calor y aumentan la producción del
mismo. El primer mecanismo está relacionado con la
vasoconstricción periférica, en especial de las
extremidades, lo que resulta en una caída brusca de la
temperatura cutánea. De esta manera se disminuye la
pérdida de calor corporal hacia el ambiente. El mayor
trabajo de este mecanismo de conservación de calor es el
enfriamiento de las extremidades, de modo que si la actividad se
restringe, los dedos y artejos pueden llegar muy
rápidamente a temperaturas cercanas a la
congelación. Antes de que esto se produzca, las manos y
los dedos se hacen insensibles cuando su temperatura desciende
por debajo de 15 0C, y aumenta la probabilidad de
disfunciones y accidentes.
En general, la sobrecarga por frío es proporcional al
gradiente térmico entre la piel y el ambiente, ya que este
gradiente determina la velocidad de
pérdida de calor del cuerpo por radiación
y convección. La pérdida de calor a través
del mecanismo de evaporación de la perspiración no
es significativo por temperaturas ambientales inferiores a los
15-20 0C. Cuando la vasoconstricción deja de
ser adecuada para mantener el balance calórico del
organismo, el aumento del tono muscular y los estremecimientos se
constituyen en importantes mecanismos para elevar la temperatura
del cuerpo, al aumentar la producción de calor
metabólico en una cantidad muchas veces superior a la del
estado de
reposo. Además de los estremecimientos, la actividad
física
general aumenta el calor metabólico. Con vestimenta
aislante apropiada para minimizar las pérdidas de calor,
incluso a través de un gradiente térmico
importante, puede mantenerse un microclima satisfactorio en el
que sólo están expuestas al frío limitadas
superficies del cuerpo (cara, dedos de las manos y pies)
propensas al enfriamiento excesivo o a necrosis por frío.
Sin embargo, en caso de que las ropas se humedezcan, ya sea por
contacto con el agua o
debido a la sudoración durante el trabajo
físico intenso, sus propiedades de aislamiento del
frío se verán muy disminuidas.
Efectos Nocivos al Ser
Humano
La necrosis por frío se presenta cuando hay verdadera
congelación de los tejidos con la consiguiente
alteración de la estructura
celular. En teoría
la temperatura de congelación de la piel es -1
0C; sin embargo, con velocidades del viento
crecientes, la pérdida de calor es mayor y la
lesión por frío ocurrirá más
rápidamente. Una vez que se produce la congelación,
avanza rápidamente. Por ejemplo, si la velocidad del
viento alcanza 12,5 km por hora, los tejidos expuestos se
congelarán en aproximadamente un minuto a -10
0C. Más aún, si la piel entra en
contacto directo con objetos cuya temperatura superficial el
inferior al punto de congelación, la necrosis por
frío puede desarrollarse aun con temperaturas ambientales
cálidas. La primera señal de la lesión por
frío es a menudo una sensación aguda de punzada,
sin embargo, el frío mismo causa adormecimiento y
anestesia de los tejidos, lo que puede permitir que se produzca
congelación grave sin signos de malestar agudo que sirvan
de alarma. La necrosis por frío puede producir desde una
lesión superficial con enrojecimiento de la piel,
anestesia transitoria y flictenas superficiales, hasta
congelación de tejidos profundos con isquemia persistente,
trombosis, cianosis profunda y gangrena.
El pie de trincheras o pie de inmersión puede
producirse por una exposición prolongada y continua al
frío sin congelación, junto con humedad persistente
o inmersión en el agua. Esta
afección se debe a anoxia local tisular permanente y a
frío moderado o intenso que causan lesiones en las paredes
de los capilares. Hay edema, hormigueo, picazón y dolor
intenso, seguidos de vesiculación, necrosis superficial de
la piel y ulceración.
La hipotermia generalizada es una afección grave que
resulta de la exposición prolongada al frío y de la
pérdida de calor. Cuando un individuo se fatiga durante la
actividad física
es más propenso a perder calor y el mecanismo de
vasoconstricción se deprime a medida que se acerca el
agotamiento; se produce entonces vasodilatación brusca con
la resultante pérdida rápida de calor y el
enfriamiento crítico subsecuente. Los sedantes y el
alcohol
aumentan el peligro de hipotermia.
Las anormalidades vasculares pueden ser precipitadas o agravadas por la exposición al frío, e incluyen sabañones, enfermedad de Raynaud, acrocianosis y tromboangeítis obliterante. Los trabajadores que padecen estas afecciones deben tomar precauciones especiales para evitar el enfriamiento. Algunas personas presentan reacciones de hipersensibilidad cuando se exponen al frío.
Valores Máximos
Permitidos
Se han elaborado índices de estrés por
frío para estimar la importancia de los ambientes
fríos en el bienestar y la eficiencia del
hombre. Los
índices que relacionan los efectos aislantes del vestuario
con las pérdidas de calor por difusión debidas al
movimiento de
aire frío son probablemente los más útiles
en predecir el impacto de la exposición a ambientes
exteriores fríos.
Exposición
Ocupacional
Las ocupaciones con riesgo de
exposición incluyen: bomberos, buzos, empacadores,
fabricantes de hielo, pescadores, trabajadores de bodegas
frigoríficas, trabajadores de cuartos de enfriamiento,
trabajadores de gas licuado,
trabajadores de hielo seco, trabajadores a la intemperie en
clima
frío, trabajadores de refrigeración.
Equipos de
Medición
El instrumento empleado para medir la temperatura es el termómetro, y el más utilizado es el
de mercurio, formado por un capilar de vidrio de
diámetro uniforme comunicado por un extremo con una
ampolla llena de mercurio. El termómetro de mercurio es muy utilizado
para medir temperaturas ordinarias; también se emplean
otros líquidos como alcohol o
éter.
Sin embargo, hay varios tipos de dispositivos que se utilizan
como termómetros. El requisito fundamental es que empleen
una propiedad
fácil de medir (como la longitud de una columna de
mercurio) que cambie de forma marcada y predecible al variar la
temperatura.
La resistencia
eléctrica de un conductor o un semiconductor varía
con la temperatura. En este fenómeno se basa el
termómetro de resistencia, en
el que se aplica una tensión eléctrica constante al
termistor, o elemento sensor.
Para medir temperaturas entre -50 y 150 ºC se utilizan
diferentes termistores fabricados con óxidos de
níquel, manganeso o cobalto. Para temperaturas más
altas se emplean termistores fabricados con otros metales o
aleaciones;
por ejemplo, el platino se puede emplear hasta los
900 ºC aproximadamente. Usando circuitos
electrónicos adecuados, la lectura del
galvanómetro se puede convertir directamente en una
indicación digital de la temperatura.
Es posible efectuar mediciones de temperatura muy precisas
empleando termopares, en los que se genera una pequeña
tensión (del orden de milivoltios) al colocar a
temperaturas distintas las uniones de un bucle formado por dos
alambres de distintos metales.
El pirómetro óptico se emplea para medir
temperaturas de objetos sólidos que superan los
700 ºC, cuando la mayoría de los restantes
termómetros se fundiría. A esas temperaturas los
objetos sólidos irradian suficiente energía en la
zona visible para permitir la medición óptica
a partir del llamado fenómeno del color de
incandescencia. El color con el que
brilla un objeto caliente varía con la temperatura desde
el rojo oscuro al amarillo y llega casi al blanco a unos
1.300 ºC. El pirómetro contiene un filamento
similar a un foco o bombilla. El filamento está controlado
por un reóstato calibrado de forma que los colores con los
que brilla corresponden a temperaturas determinadas. La
temperatura de un objeto incandescente se puede medir observando
el objeto a través del pirómetro y ajustando el
reóstato hasta que el filamento presente el mismo color
que la imagen del objeto
y se confunda con ésta. En ese momento, la temperatura del
filamento (que se puede leer en el reóstato calibrado) es
igual a la del objeto.
Otro sistema para
medir temperaturas, empleado sobre todo en termostatos, se basa
en la expansión térmica diferencial de dos tiras o
discos fabricados con metales distintos y unidos por los extremos
o soldados entre sí.
2.
Enfermedades
Profesionales
Iluminación
Efectos a la Salud
Uno o más de los siguientes síntomas y signos
pueden acompañar a una sensación generalizada de
cansancio en los ojos: cambios oculomotores (esoforia, exoforia),
dolor ocular, prurito, lagrimeo, reducción de la capacidad
de acomodación ocular y convergencia adecuada cefalea, e
inversión del color complementario; "la
fatiga visual" con frecuencia es el resultado de la
tensión visual debido a la acomodación
rápida, campo visual extendido a cortas distancias
focales, contrastes inadecuados entre el blanco con su fondo,
resplandor directo o reflejado, o lentes correctivos mal
ajustados. Estos problemas por
lo común se relacionan con el amplio uso de monitores
cuyas pantallas tienen un contraste reducido y en ocasiones
centellean debido al tipo de fósforo que se utiliza en
ellas, durante las horas de trabajo. Las posturas inadecuadas y
estáticas prolongadas de la cabeza y los hombros durante
las horas de trabajo, pueden agravar problemas
visuales previos.
Los síntomas oculares por exceso de trabajo, no causan daño permanente; sin embargo, para proporcionar alivio en los trabajos que demandan actividad visual, el lugar de trabajo deberá tener una iluminación adecuada con brillantez reducida.
Iluminación Adecuada en el Lugar de
Trabajo
La cantidad de luz necesaria
para efectuar una tarea específica sin sentir fatiga
visual, está en función de
la dificultad visual de la tarea, de la velocidad y calidad deseada
en el desarrollo del
trabajo, y de la agudeza visual del trabajador.
El grado de dificultad visual se determina típica-mente
por: 1) el contraste entre el blanco y su fondo y 2) la
resolución espacial del tamaño del blanco. La
agudeza visual, aún corregida, varía con la edad;
los límites de
iluminación recomendados para varios tipos de tareas, se
muestran en el cuadro que se presenta en la página
siguiente.
Reducción del Resplandor en el Lugar de
Trabajo
El resplandor puede emanar directamente de una fuente
resplandeciente, o suele reflejarse de superficies brillantes, de
máquinas, mesas de trabajo, ventanas,
tableros, herramientas,
etcétera; se le puede reducir o eliminar al mover la
fuente de la luz, cambiando la
orientación del trabajador en relación con las
superficies brillantes o cubriéndolas con revestimientos
obscuros o no reflejantes.
Ejemplo: En una fábrica de vestidos, las costureras se
quejaban de cefaleas y ojos cansados y pruriginosos
después de que a un lado de sus máquinas
de coser se les instalaron lámparas; el propósito
de éstas era mejorar su visibilidad, pero el efecto fue
opuesto, debido a que la luz se reflejaba sobre la madera
encerada, las mesas de metal para coser y el material cosido. Al
mover las lámparas se eliminó el resplandor y
desaparecieron los síntomas visuales, así como las
cefaleas.
Valores Máximos Permisibles (T.L.V.)
Límite de Iluminación |
||
Luz |
Bujías |
|
Áreas públicas con alrededores oscuros |
20 a 50 |
2 a 5 |
Orientación simple para visitas temporales cortas |
>50 a 100 |
>5 a 9 |
Espacios de trabajo donde sólo en ocasiones se efectúan tareas visuales |
>100 a 200 |
>9 a 19 |
Desarrollo de tareas visuales de alto contraste o de gran tamaño: lectura de material impreso, originales mecanografiados, manuscritos en tinta, buena xerografía; trabajo pesado de banco de maquinaria; inspección ordinaria; ensamble pesado |
>200 a 500 |
>19 a 46 |
Desarrollo de tareas visuales de contraste medio o pequeño tamaño: lectura de manuscritos a lápiz, material mal impreso o reproducido; trabajo mediano de banco maquinaria; inspección difícil; ensamble medio |
>500 a1000 |
>46 a 93 |
Desarrollo de labores visuales de bajo contraste o de muy pequeño tamaño: lectura de manuscrito con lápiz duro sobre papel de mala calidad, material muy mal reproducido; inspección muy difícil |
>1000 a 2000 |
>93 a 186 |
Desarrollo de labores visuales de bajo contraste y de muy pequeño tamaño durante un periodo prolongado: ensamble fino, inspección altamente difícil; trabajo en banco y maquinaria fina |
>2000 a 5000 |
>186 a 464 |
Desarrollo de trabajos visuales prolongados y exactos: inspección excesivamente difícil, trabajo de banco y maquinaria extrafina, ensamble extrafino. |
>5000 a 10.000 |
>464 a 929 |
Desarrollo de tareas visuales muy especializadas de muy bajo contraste y muy reducido tamaño: algunos procedimientos quirúrgicos |
>10.000 a 20.000 |
>929 a 1858 |
Equipos de Medición
La determinación de los niveles de iluminación se
efectuará con fotómetros o luxómetros, los
cuales transforman la energía luminosa en energía
eléctrica que se lee en un galvanómetro cuyo
dial de lectura está graduado en lux o
bujías-pié (1 lux = 10,768 bujías –
piés).
Estos instrumentos deben dar una respuesta compensada de acuerdo
con la curva de visión normalizada según la
Comisión Internacional de Iluminación y poseer un
difusor corrector de conseno, que garantice la medición de la iluminación en el
plano de colocación del instrumento.
Además debe estar provisto de un selector para dar una
lectura a plena escala, adecuada
al rango de iluminancia que debe medirse, con una
precisión de + 2%. En ocasiones especiales se podrá
utilizar un filtro para iluminancias superiores a 1.000 lux, en
cuyo caso la precisión mínima podrá ser de +
5% (Norma Covenin Nº 2249-85).
Todas las células
fotoelécticas de los fotómetros tienen una
tendencia a moverse lentamente durante unos minutos hasta que
alcanzan un valor
constante. Este fenómeno (fatiga) se nota especialmente
cuando la célula
ha estado en la
oscuridad durante algún tiempo o expuesta
a un nivel mucho más bajo de iluminación. Por lo
tanto, antes de registrar una medida, hay que darle al
fotómetro un período hasta que se haya
estabilizado.
3. Radiaciones
Ionizantes
Se llama radiación
a toda energía que se propaga en forma de onda a
través del espacio. En el concepto
radiación se incluye, pues, desde la luz visible a las
ondas de radio y televisión
(radiaciones no ionizantes), y desde la luz ultravioleta a los
rayos X o la
energía fotónica (radiaciones ionizantes).
La radiación es un proceso de
transmisión de ondas o
partículas a través del espacio o de algún
medio; el término también se emplea para las
propias ondas o partículas. Las ondas y las
partículas tienen muchas características comunes; no obstante, la
radiación suele producirse predominantemente en una de las
dos formas.
La radiación electromagnética con energía
suficiente para provocar cambios en los átomos sobre los
que incide se denomina radiación ionizante. La
radiación de partículas también puede ser
ionizante si tiene suficiente energía. Algunos ejemplos de
radiación de partículas son los rayos
cósmicos, los rayos alfa o los rayos beta. Los rayos
cósmicos son chorros de núcleos cargados
positivamente, en su mayoría núcleos de
hidrógeno (protones). Los rayos cósmicos
también pueden estar formados por electrones, rayos gamma,
piones y muones. Los rayos alfa son chorros de núcleos de
helio positivamente cargados, generalmente procedentes de
materiales
radiactivos. Los rayos beta son corrientes de electrones,
también procedentes de fuentes radiactivas.
La radiación ionizante tiene propiedades penetrantes, importantes en el estudio y utilización de materiales radiactivos. Los rayos alfa de origen natural son frenados por un par de hojas de papel o unos guantes de goma. Los rayos beta son detenidos por unos pocos centímetros de madera. Los rayos gamma y los rayos X, según sus energías, exigen un blindaje grueso de material pesado como hierro, plomo u hormigón.
Origen de las Radiaciones Ionizantes
Radiactividad natural. Resulta de la inestabilidad
intrínseca de una serie de átomos presentes en la
Naturaleza
(uranio, torio, etc), así como la procedente de rayos
cósmicos –ésta última
exposición es mayor en los asiduos al
avión–.
Radiactividad incorporada en alimentos,
bebidas, etc. Los crustáceos y moluscos marinos
(mejillones, chirlas, almejas) la concentran especialmente.
Procedimientos
médicos (radiografías, etc). Son la fuente
principal de radiación artificial en la población general.
Basura nuclear.
Los materiales de desecho radiactivos de la industria
nuclear, los hospitales y los centros de investigación.
Radón. Gas procedente
del uranio, que se encuentra de forma natural en la tierra.
Procede de materiales de construcción, abonos fosfatados,
componentes de radioemisores, detectores de humos, gas natural en
los hogares, etc. El grado de exposición al radón
aumenta notablemente en sitios cerrados y domicilios con buen
aislamiento térmico.
Exposición profesional. En España se
incluyen en esta categoría unas 60.000 personas. El 95 %
recibe dosis diez veces por debajo del límite
permitido.
Explosiones nucleares. Accidentales, bélicas o
experimentales.
Efectos a la Salud
Los efectos biológicos de la radiación,
consecuencias de la acción de una radiación
ionizante sobre los tejidos de los organismos vivos ocurren
cuando la radiación transfiere energía a las
moléculas de las células de
estos tejidos. Como resultado de esta interacción las
funciones de
las células pueden deteriorarse de forma temporal o
permanente y ocasionar incluso la muerte de las
mismas. La gravedad de la lesión depende del tipo de
radiación, de la dosis absorbida, de la velocidad de
absorción y de la sensibilidad del tejido frente a la
radiación. Los efectos de la radiación son los
mismos, tanto si ésta procede del exterior, como si
procede de un material radiactivo situado en el interior del
cuerpo.
Los efectos biológicos de una misma dosis de
radiación varían de forma considerable según
el tiempo de exposición. Los efectos que aparecen tras una
irradiación rápida se deben a la muerte de
las células y pueden hacerse visibles pasadas horas,
días o semanas. Una exposición prolongada se tolera
mejor y es más fácil de reparar, aunque la dosis
radiactiva sea elevada. No obstante, si la cantidad es suficiente
para causar trastornos graves, la recuperación será
lenta e incluso imposible. La irradiación en
pequeña cantidad, aunque no mate a las células,
puede producir alteraciones a largo plazo.
Dosis altas de radiación sobre todo el cuerpo,
producen lesiones características. La irradiación de
zonas concretas del cuerpo (radiaciones accidentales) produce
daños locales en los tejidos. Se lesionan los vasos
sanguíneos de las zonas expuestas alterando las funciones de los
órganos. Cantidades más elevadas, desembocan en
necrosis (zonas de tejido muerto) y gangrena.
No es probable que una irradiación interna, cause
trastornos graves sino más bien algunos fenómenos
retardados, que dependerán del órgano en
cuestión y de su vida media, de las características
de la radiación y del comportamiento
bioquímico de la fuente de radiación. El tejido
irradiado puede degenerar o destruirse e incluso desarrollar un
cáncer.
Las consecuencias menos graves de una radiación ionizante
se manifiestan en muchos órganos, en concreto en la
médula ósea, riñones, pulmones y el
cristalino de los ojos, debido al deterioro de los vasos
sanguíneos. Como consecuencias secundarias aparecen
cambios degenerativos y funciones alteradas. No obstante, el
efecto retardado más importante comparándolo con
personas no irradiadas, es el aumento de la incidencia de casos
de cáncer y leucemia. El aumento estadístico de
leucemia y cáncer de tiroides, pulmón y mama, es
significativo en poblaciones expuestas a cantidades de
radiación relativamente altas. En animales de
experimentación se ha observado una reducción del
tiempo de vida, aún no se ha demostrado en seres
humanos.
Radiaciones Ionizantes y Cáncer
Las radiaciones ionizantes se comportan como un cancerígeno demostrado, dosis-dependiente y
sin un umbral para la que pequeñas carcinogénesis;
es decir, dosis, incluso cotidianas, pueden desencadenar un
cáncer al acumularse.
Cuando se trata de exposición a grandes dosis, el
perfil temporal del riesgo difiere según el tipo de
cáncer: para la leucemia el riesgo aumenta
rápidamente en los primeros años, declinando
después; en los tumores sólidos el riesgo aumenta
lentamente con el paso del tiempo.
Sobre la población general, y excluida la
radiación procedente de radiografías y
exploraciones médicas, el mayor riesgo exposicional
procede de la desintegración del uranio en radón.
Aunque no es posible evitar por completo la exposición
domiciliaria a radón, sí que puede ser disminuida;
la simple ventilación de las casas disminuye
drásticamente los niveles de radón en su
interior.
Valores Máximos Permisibles (TLV)
El intervalo de tiempo que transcurre entre la exposición,
y la aparición del efecto de la radiación se
denomina periodo de latencia. La dosis umbral, para cada
determinado efecto biológico, es la dosis mínima de
radiación que produce el efecto. La dosis máxima
permisible es la máxima dosis que, en el estado
actual de nuestros conocimientos, no se espera que cause ninguna
lesión apreciable en la persona irradiada
en ningún momento de su existencia. Los límites
suelen expresarse como dosis máxima permitida anual, son
revisados cada cierto tiempo, y son diferentes cuando se
considera una exposición total de todo el cuerpo del
individuo, o cuando se considera la exposición localizada
de una zona, y también para las personas en riesgo de
exposición laboral, o para
el público en general.
Como ejemplo, se presentan en la siguiente Tabla algunas de
las dosis límite para trabajadores profesionalmente
expuestos, referidos a cualquier periodo de doce meses
consecutivos:
Organo |
Dosis (mSv) |
Todo el organismo |
50 |
Piel |
500 |
Manos |
500 |
Cristalino |
150 |
Los trabajadores profesionalmente expuestos a aquellas
personas que, por las circunstancias en que se desarrolla su
trabajo, son susceptibles de recibir dosis superiores a un
décimo de cualquiera de los límites anuales de
dosis. Por ley, todos ellos
deben utilizar obligatoriamente un dosímetro. Toda dosis
mayor de 4 mSv recibida en un mes, cuando se refiere a
exposición total del organismo, o de 40 mSv si se refiere
a dosis superficial en manos o piel, supone un aviso de que, de
repetirse en los meses sucesivos, podría eventualmente
superarse la dosis total anual máxima permitida.
Estas dosis pueden ser revisadas, pues en 1995, la International
Commission of Radiation Protection (ICRP) recomendaba disminuir
los estándares previos, sobre todo, porque la
extrapolación de los efectos de dosis elevadas, a las
dosis bajas puede no ser adecuada.
Muchos de los datos acerca de
las dosis de radiación permitidas han sido
extraídos de fuentes norteamericanas, australianas o del
Reino Unido, a partir de los datos recogidos
en los distintos accidentes
radiactivos, de los datos de las bombas
atómicas de Hiroshima y Nagasaki, y de algunos datos
experimentales. La mayoría de la información es perfectamente extrapolable
al público español De hecho, los límites
de la tabla antes expuesta coinciden exactamente con los de la
legislación USA. Para los menores, y los fetos, las dosis
máximas son de 5 mSv/año y su equivalente,
respectivamente.
Equipos de Medición
Los humanos no disponemos de ningún órgano
sensorial apropiado para detectar la radiación. Por ello,
dependemos de algunos instrumentos para indicar la presencia de
radiaciones ionizantes en el entorno.
a. Detectores de cámara gaseosa
El tipo más común de detector de radiaciones
ionizantes es el detector de cámara gaseosa. Este detector
está basado precisamente en la capacidad de la
radiación de formar iones al atravesar el aire u otro gas
específico. Cuando se dispone un alto voltaje entre dos
zonas de una cámara llena de gas, los iones positivos
serán atraídos hacia el polo negativo del detector
(el cátodo), y los electrones libres lo serán hacia
el polo positivo (el ánodo). Si ambos electrodos se
conectan a un instrumento de medida de la diferencia de potencial
creada, aparecerá una señal tanto mayor cuanta
mayor sea la dosis de radiación detectada por el
instrumento. Este principio da lugar a la cámara de
ionización, que puede detectar grandes cantidades de
radiación, o al conocido detector de Geiger-Müller,
que se utiliza para medir cantidades de radiación muy
pequeñas.
b. Detectores de centelleo
Otro tipo muy común de aparato detector de la
radiación es el detector de yoduro sódico o
contador de centelleo. El principio básico del aparato es
la utilización de un material que produce una
pequeña cantidad de luz cuando la radiación incide
sobre él. El más utilizado es el cristal de yoduro
sódico. La luz producida por la radiación
-centelleo- es reflejada a través de una ventana, y es
amplificada inmediatamente por un instrumento llamado tubo
fotomultiplicador. La primera parte de este está fabricada
de otro material, llamado fotocátodo, que tiene la
característica única de emitir electrones cuando un
quanto de luz incide sobre su superficie. Estos electrones son
transportados a través de una serie de placas, llamadas
dinodos, mediante la aplicación de un elevado voltaje
positivo. Cuando un electrón incide sobre un dinodo, se
producen varios electrones, que se proyectan hacia el siguiente
dinodo, donde vuelve a multiplicarse su número. Cuando los
electrones abandonan el último dinodo de la serie, el
pulso electrónico es miles de veces mayor que el original.
Los electrones son entonces recogidos por el ánodo, que
está conectado a un instrumento de medición
calibrado. Este tipo de detectores son muy sensibles, y son
utilizados fundamentalmente en el entorno de los laboratorios de
experimentación.
Unidades de Medida
Las unidades de medida de la radiación son algo complejas,
pues a las tradicionales -Roentgen, Rad y Rem- se han unido
más recientemente las equivalentes en el sistema
internacional de unidades (SI).
Unidades Tradicionales:
El Roentgen es una unidad utilizada para la medición de la
exposición a la radiación. Solamente puede ser
usada con propiedad para
medir cantidades de radiación ionizante
electromagnética, es decir, rayos gamma o X, y solamente
en el aire. Un roentgen es la energía radiante que
deposita 2.58 * 104 culombios por kilogramo de aire
seco. Es realmente una medida de la ionización existente
en las moléculas de una masa de aire. A pesar de las
mencionadas limitaciones, la ventaja de esta unidad es que es
fácil de medir de forma directa.
El rad es una unidad de medida de la dosis de radiación
absorbida. Se relaciona con la cantidad de energía
absorbida por un material, y puede ser utilizada para cualquier
tipo de radiación y para cualquier material. Se define
como la absorción de 100 ergios por gramo de material. A
pesar de las ventajas reseñadas, no describe los efectos
biológicos de las diferentes radiaciones. Por ello se
describió el rem (rad equivalent man). Es una unidad
utilizada para cuantificar los efectos biológicos de la
radiación. No todas las radiaciones tienen el mismo efecto
biológico, incluso con la misma cantidad de dosis
absorbida. Para determinar la dosis equivalente -rem- hay que
multiplicar la dosis absorbida en rads por un factor de calidad
q, propio de cada tipo de radiación. Para las radiaciones
electromagnéticas, el rad y el rem coinciden en su
valor, puesto
que se les asigna un valor q de 1. Las dosis suelen expresarse en
términos de milésimas de rem, o
mrem.
Unidades SI
Las unidades SI son cada vez más utilizadas:
El Gray (Gy) es una medida de la dosis absorbida. Como el rad, su
equivalente en el sistema tradicional, puede utilizarse para
cualquier tipo de radiación, y para cualquier material. Un
Gray es igual a un Julio de energía depositado en un
kilogramo de materia. Como
el rad, no describe los efectos biológicos de la
radiación. La dosis absorbida se expresa a menudo en
centésimas de Gray o centigrays. Un Gy es equivalente a
100 rads.
El Sievert (Sv) es una unidad utilizada para describir la dosis
equivalente en efectos biológicos. Es pues paralela al
rem, y equivalente a 100 rem. A menudo debe utilizarse en
unidades fraccionarias, hasta de millonésimas de Sievert,
o micro-Sievert.
4.
Bibliografía
Alonso L. Ibarra, Ignacio y otros.
(1989) Los residuos radiactivos. Madrid: MOPU, 1989.
Corpoven (1988) Guía Técnica para la
Conservación de la Visión. Caracas: Autor.
Finkela – Caulyle, J. y Guerra, M.
(1989) Enfermedades ocupacionales. Organización Panamericana de la Salud
LaDou, J. (1994) Medicina Laboral.
Editorial Manual
Moderno
Sangro, P. y Jenks, W. (1994) Enciclopedia de medicina,
higiene y
seguridad del trabajo. Española Copyright de la
Oficina
Internacional del Trabajo.
Pardos, José Luis. (1984) Los vertidos radiactivos.
Madrid: Editorial Tecnos.
Patterson, Walter C. (1982) La energía
nuclear. Madrid: Ediciones H. Blume.
Torrealba, J. (1991) Curso de Medicina en el Trabajo. Editorial
Orbe.
Autor:
Trabajos relacionados
Ver mas trabajos de Enfermedades |
|
Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.
Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.