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Envejecimiento del aparato digestivo




Enviado por m_pucciarelli



    Indice
    1.
    Introducción

    2. Descripción de las patologías
    asociadas al envejecimiento del aparato
    digestivo

    3.
    Conclusión

    1.
    Introducción

    El envejecimiento del aparato digestivo
    implica.
    Las enfermedades
    concernientes a los órganos de dicho sistema (boca,
    tubo digestivo, estómago, intestino delgado, intestino
    grueso) y a las glándulas anexas (vesícula biliar,
    higado, páncreas).
    En el presente informe se
    enumeran una serie de patologías que (algunas veces) se
    asocian con la "edad" de este aparato.

    Cambios asociados al envejecimiento del aparato
    digestivo

    1. Alteraciones digestivas por el
      estrés
    2. Anorexia nerviosa
    3. Apendicitis
    4. Diarrea
    5. Endoscopía
    6. Enfermedades hepáticas
    7. Estreñimiento
    8. Gastritis
    9. Hemorroides
    10. Hernia hiatal
    11. Ictericia
    12. Incontinencia
    13. Pancreatitis aguda
    14. Peritonitis
    15. Trastornos de la vesícula biliar
    16. Trastornos gástricos
    17. Úlceras

    2. Descripción de las patologías
    asociadas al envejecimiento del aparato digestivo

    1) Alteraciones Del Estrés:
    Una de las alteraciones relacionadas con el estrés y
    de orden más común son los problemas
    gastrointestinales. Los más serios son las úlceras
    pépticas y la anorexia
    nerviosa. Las úlceras están producidas por un
    exceso de jugos gástricos o por una sensibilidad excesiva
    en una zona de la pared digestiva, lo que causa náuseas y
    dolor. La anorexia
    nerviosa, más común entre las mujeres adolescentes,
    se caracteriza por la negativa a comer, hasta el extremo de que
    pueden llegar a morir. Otras alteraciones gastrointestinales
    producidas por el estrés son las dolencias inflamatorias
    del colon y el intestino, tales como la colitis ulcerosa y la
    enteritis local.

    2) Anorexia Nerviosa: Es una enfermedad que se
    caracteriza por la obsesión a ganar peso y por una
    imagen
    distorsionada del propio cuerpo (dismorfofobia). Conduce a un
    adelgazamiento excesivo debido a una dieta exagerada y a un
    exceso de ejercicio. La enfermedad produce alteraciones en los
    ciclos hormonales, inmunodepresión con aumento del
    riesgo de
    infecciones, y aproximadamente entre el 5 y el 18% de los
    anoréxicos mueren por desnutrición. Los pacientes también
    padecen a menudo bulimia, que
    consiste en ingerir enormes cantidades de alimentos y
    después provocar el vómito para
    permanecer delgados; los vómitos
    repetidos producen, en general, hipopotasemia que puede afectar
    al funcionamiento cardiaco.

    No existe un tratamiento totalmente aceptado para la
    anorexia nerviosa. Frecuentemente los pacientes suelen mejorar
    con antidepresivos. La normalización del peso corporal es un paso
    importante en el tratamiento de la enfermedad. La psicoterapia y
    la terapia familiar a menudo son importantes. La mitad de los
    pacientes se curan definitivamente, aunque a veces, la enfermedad
    acaba produciendo alteraciones metabólicas y hormonales
    que agravan el proceso
    puramente psíquico.

    3) Apendicitis: Inflamación aguda del
    apéndice que nace del ciego (primera porción del
    intestino grueso). El ciego, y por tanto el apéndice,
    están situados en el cuadrante inferior derecho del
    abdomen. El apéndice, en el ser humano, es un resto
    filogenético cuya función
    queda reducida a ser asiento de algunas formaciones de tejido
    linfático (encargado de las funciones
    inmunes); su extirpación no causa alteración
    patológica. La causa más habitual de la apendicitis
    es el ingreso de un agente enfermante en su interior, con lo cual
    la infección acaba destruyendo la pared del
    apéndice y perforándolo, y entonces el contenido
    intestinal se vierte en la cavidad abdominal, originándose
    una peritonitis. Sus síntomas típicos son: dolor
    abdominal, fiebre, náuseas y vómitos,
    estreñimiento y diarrea. El tratamiento consiste en la
    extirpación quirúrgica del apéndice
    (apendicectomía).

    4) Diarrea: Alteración del ritmo intestinal que
    se acompaña de deposiciones semilíquidas. Se debe a
    una mala absorción de agua por parte
    del intestino grueso. En general es un proceso
    transitorio cuya causa más frecuente son las infecciones
    virósicas o bacterianas. También puede ser
    producida por la toma de sustancias tóxicas que lesionan
    el intestino, por situaciones de tensión emocional o por
    estados nerviosos alterados. Procesos
    inflamatorios intestinales como la enteritis, la colitis, el
    cólera, la fiebre tifoidea, la disentería bacilar o
    amebiana, o las parasitaciones intestinales por gusanos pueden
    producir cuadros diarreicos de larga evolución. La pérdida de
    líquidos en este proceso puede producir
    deshidratación y shock, que son a veces graves en los
    niños
    pequeños.

    5) Endoscopia: Procedimiento
    para visualizar estructuras u
    órganos internos mediante un endoscopio. Es muy
    útil en el diagnóstico y tratamiento de los procesos que
    afectan al tracto gastrointestinal. El endoscopio es un
    instrumento de 8 a 10 mm de diámetro que emplea tecnología de
    fibra
    óptica y contiene cerca de 20.000 fibras de cuarzo.
    Para la obtención de imágenes
    de la región corporal que se explora, el endoscopio emite
    una señal luminosa que, tras iluminar el objeto, es
    recogida por el haz de fibras ópticas. La imagen se recoge
    en la lente que maneja el especialista. No se producen
    distorsiones de la imagen ya que la alineación de las
    fibras se mantiene a lo largo del tubo. La punta del endoscopio
    puede girarse 180º y contiene mecanismos para limpiar las
    lentes o los tejidos a
    explorar. En un principio, la endoscopia era sólo un medio
    de diagnóstico. En la actualidad se pueden
    realizar intervenciones como biopsias, terapia con láser u
    otras técnicas
    mediante el instrumental acoplado al endoscopio.

    6) Enfermedades
    Hepáticas: El término hepatitis se
    utiliza para definir cualquier inflamación del
    hígado. La causa más frecuente de hepatitis es una
    infección virósica. La hepatitis también
    puede ser producida por agentes químicos o venenos, por
    drogas, por
    bacterias o
    toxinas bacterianas, por enfermedades producidas por amebas y por
    ciertas infecciones parasitarias. La hepatitis puede cronificarse
    y dar lugar a cirrosis. Sin embargo, la mayor parte de los casos
    de cirrosis están relacionados con una ingestión
    excesiva de alcohol, que
    suele estar asociada a su vez a una dieta pobre. En ocasiones, la
    hepatitis aguda es tan grave que se destruyen casi todas las
    células
    hepáticas (los hepatocitos se transforman en células
    adiposas) y el paciente fallece por fallo hepático o por
    obstrucción de los vasos sanguíneos que proceden
    del hígado. La ictericia es un síntoma común
    de la hepatitis y de otras enfermedades hepáticas;
    está causada por la acumulación de cantidades
    elevadas de bilirrubina en la sangre.

    Ciertas enfermedades, como la diabetes
    mellitus, están relacionadas con unas acumulaciones de
    lípidos en
    el hígado; las alteraciones de la hipófisis, y
    venenos como el alcohol y el
    cloroformo, que interfieren con los procesos de oxidación
    que se realizan en el hígado, también puede dar
    lugar a dichas acumulaciones. Según aumenta la
    acumulación de lípidos,
    las células hepáticas son sustituidas por tejido
    adiposo dando lugar a la degeneración lipídica del
    hígado. Durante la gestación y después de
    mantener una dieta rica en grasas se produce de forma temporal la
    deposición de lípidos en el hígado. Otras
    enfermedades que afectan al hígado son los abscesos,
    debidos a bacterias o a
    amebas; los tumores, incluyendo el cáncer,
    que con frecuencia es secundario a un cáncer localizado en
    cualquier otra región del cuerpo que ha producido
    metástasis; infiltraciones de sustancias extrañas,
    y granulomas o masas de tejido inflamado de forma crónica.
    Los trasplantes de hígado tenían una tasa de
    éxito
    bastante reducida hasta hace pocos años.

    7) Estreñimiento: Evacuación intestinal
    infrecuente o difícil, caracterizada por la emisión
    de heces secas y duras (debido a la absorción excesiva de
    agua en el
    intestino grueso). Aunque el estreñimiento puede ser
    síntoma de un trastorno grave, se debe con frecuencia a
    dietas insuficientes en líquidos o fibra, trastornos
    emocionales, o ciertos medicamentos. Por lo general, este
    síntoma mejora con una alimentación adecuada
    rica en fibra, y con el ejercicio. No se recomienda el uso
    habitual de laxantes.

    8) Gastritis: Inflamación aguda o crónica
    de la mucosa del estómago. En la gastritis aguda se
    producen erosiones de las células superficiales de la
    mucosa, formaciones nodulares y a veces hemorragia de la pared
    gástrica. En la gastritis crónica se produce,
    además, una transformación progresiva de la mucosa
    a tejido fibroso. La enfermedad está acompañada por
    un descenso en la velocidad del
    vaciado gástrico (experimentado por el paciente como
    digestiones lentas o pesadas) y de pérdida de peso. Las
    causas más frecuentes de la gastritis son el abuso del
    alcohol, el tabaco y las
    bebidas excitantes (café,
    té, refrescos de cola), una secreción excesiva de
    HCl en el jugo gástrico, y varias infecciones entre las
    que se encuentran la sífilis,
    la tuberculosis y
    algunas infecciones fúngicas. Se ha demostrado
    recientemente que la bacteria Helicobacter pilorii está
    presente en la mucosa gástrica y duodenal hasta en el 80%
    de los pacientes con gastritis y úlceras pépticas
    (de estómago o duodeno): este descubrimiento ha
    revolucionado el tratamiento de estas enfermedades, hasta el
    punto de que los antibióticos se usan frecuentemente en su
    tratamiento. El estrés psicológico también
    está implicado en el desarrollo de
    la gastritis.

    9) Hemorroides: Varicosidad (dilatación o aumento
    de tamaño) de una vena del plexo superficial del recto o
    del ano. Las del recto son las hemorroides internas y las del ano
    las externas. Las internas, cuando aumentan mucho de
    tamaño, pueden salir al exterior por el orificio anal, e
    incluso estrangularse. Una hemorroide, como en cualquier
    varicosidad, puede trombosarse: ésta es especialmente
    dolorosa. Las hemorroides producen, en ocasiones, picor, escozor
    o dolor en el recto y en el ano y sangran con frecuencia. Los
    síntomas se agravan tras la defecación, en especial
    con las heces duras. El sangrado crónico puede acabar
    produciendo anemia.

    Están relacionadas con el estreñimiento
    habitual y con las gestaciones. La vida sedentaria y el
    estrés mental son factores agravantes. El tratamiento
    sintomático comprende los supositorios y las pomadas
    astringentes antihemorroidales, los corticoides (ambas sustancias
    con efecto antiinflamatorio local), la dieta rica en fibra
    vegetal, los laxantes suaves y los baños de asiento
    (calientes o fríos según la fase). Cuando el dolor
    no se controla con tratamiento médico se pueden eliminar
    las hemorroides mediante cirugía, láser o
    esclerosis con nitrógeno líquido o con
    inyección de sustancias esclerosantes.

    10) Hernia De Hiato: Paso de parte del estómago y
    del último tramo del esófago a través del
    diafragma. En la porción superior del estómago
    existe un esfínter (anillo muscular) que impide el paso
    del contenido del estómago al esófago; en los
    individuos con síntomas de hernia de hiato, este
    esfínter no funciona de forma correcta debido a la
    posición anormal de la parte superior del
    estómago.

    Síntomas: La hernia de hiato puede ser
    asintomática, pero las personas obesas con hernia de hiato
    suelen tener reflujo de los jugos gástricos desde el
    estómago al esófago (el reflujo es el paso del
    contenido ácido del estómago al esófago).
    Este reflujo produce dolor y lesiona el tejido de recubrimiento
    del esófago. El dolor o sensación quemante se
    percibe en el centro del pecho; se reproduce en ciertas posturas,
    como por ejemplo al tumbarse, al dejarse caer en una silla, y
    sucede con frecuencia después de las comidas. Cuando el
    reflujo lesiona el esófago, puede producir dolor al comer
    o beber, sobre todo bebidas calientes o comidas muy
    condimentadas.

    Los síntomas se exacerban durante el embarazo, pero
    desaparecen de forma habitual después del parto.

    Diagnóstico: En ocasiones se utiliza un enema de
    bario para demostrar el reflujo cuando el paciente está
    acostado con la cabeza en el mismo plano. La endoscopia demuestra
    las lesiones producidas en el esófago.

    Tratamiento: Muchas veces la hernia de hiato sólo
    produce síntomas cuando la persona es obesa,
    y por tanto el mejor tratamiento es la pérdida de peso: el
    90% de los pacientes mejoran sintomáticamente al alcanzar
    el peso ideal. Se debe procurar evitar el reflujo, para esto, hay
    que elevar la cabecera de la cama durante la noche con una
    cuña de corcho o con otros medios; se
    deben evitar las tareas que requieran inclinarse, como el hacer
    la cama; es mejor la posición de cuclillas que el
    inclinarse.

    Algunos fármacos alivian el dolor, pero no curan
    el proceso. Los antiácidos o los agonistas del receptor H2
    como la cimetidina o la ranitidina son los más
    empleados.

    11) Ictericia: Coloración amarilla de la piel,
    conjuntivas y membranas mucosas, causada por un exceso de
    pigmentos biliares en la sangre. Puede
    produce cuatro tipos de ictericia:

    En la ictericia hemolítica existe una producción aumentada de pigmento biliar
    debido al daño de los hematíes. Este daño
    puede estar originado por anticuerpos formados tras una
    transfusión sanguínea. En los niños,
    los anticuerpos pueden provocar un cruce entre el factor Rh de la
    sangre del niño y el de la madre.

    Los recién nacidos pueden presentar ictericia
    como consecuencia de una condición conocida como
    hiperbilirrubinemia. En estos casos hay un defecto pasajero en la
    síntesis de la enzima que metaboliza la
    bilis en una forma eliminable.

    La ictericia hepatocelular aparece cuando los
    hepatocitos están dañados por virus (como en el
    caso de la hepatitis) o por excesiva ingesta de alcohol y pierden
    la capacidad de metabolizar pigmento.

    La ictericia obstructiva aparece tras la
    obstrucción mecánica de los conductos que transportan
    pigmento desde el hígado al intestino. El bloqueo puede
    ser debido a cálculos, a un tumor o a un proceso
    inflamatorio.

    12) Incontinencia: Falta del control
    voluntario sobre la micción y la defecación. Los
    bebés no tienen el control de la
    micción, pero un reflejo espinal asegura que la vejiga se
    vacíe cuando está repleta. Durante su desarrollo el
    niño aprende el control de la micción. Cuando se
    dilata la pared vesical el sistema nervioso
    central recibe señales de receptores que avisan al
    cerebro cuando la
    vejiga está llena. Este control voluntario se pierde en la
    incontinencia.

    La incontinencia urinaria se asocia con frecuencia con
    la vejez o con
    alguna lesión de la médula espinal. Puede estar
    causada por contracciones espontáneas inapropiadas del
    músculo responsable del vaciamiento de la vejiga o ser el
    resultado de una retención urinaria; la incapacidad para
    vaciar la vejiga causa incontinencia por rebosamiento. La
    retención urinaria también puede estar motivada por
    algunos fármacos o por hipertrofia de la próstata,
    que produce la obstrucción del flujo de la
    orina.

    La incontinencia afecta seriamente la vida de quien la
    padece: provoca úlceras en la piel,
    infecciones, pérdida de la autoestima,
    aislamiento social y vergüenza. Es la razón por la
    que muchos incontinentes se ven obligados a trasladarse a una
    residencia o institución similar.

    La apoplejía puede ser responsable de la
    incontinencia provocando una pérdida del control
    voluntario sobre la micción, o una retención
    urinaria que puede llevar a la incontinencia. La enfermedad de
    Parkinson o la diabetes mellitus
    son otras causas de incontinencia. La incontinencia funcional
    puede, sin embargo, ser consecuencia de la incapacidad para
    llegar a tiempo a un
    servicio,
    más que por un trastorno en el control de la vejiga. Esto
    ocurre si la persona
    está confusa o permanece inmóvil.

    La incontinencia urinaria aparece a veces en
    enfermedades terminales, en cuyo caso se puede emplear un
    catéter (sonda) para prevenir la infección y
    asegurar el confort del enfermo.

    La incontinencia de estrés se produce
    también por aumento de la presión de
    la cavidad abdominal. En realidad no se trata de verdadera
    incontinencia, y la sufren bastantes mujeres, en especial tras el
    parto.
    Pequeñas cantidades de orina pueden escaparse de la vejiga
    durante ciertas actividades deportivas, o con la risa o la tos.
    Es debido a la debilidad de los músculos del suelo pelviano,
    los cuales pueden fortalecerse con ejercicios especiales. Este
    tipo de incontinencia puede ser tratado con cirugía con un
    alto porcentaje de éxito.

    La incontinencia fecal se debe, por lo general, al
    inadecuado tono muscular del esfínter anal interno y ser
    el resultado del daño en la médula espinal, debido
    a un accidente o a otra enfermedad.

    13) Pancreatitis Aguda: Las enfermedades
    pancreáticas no son frecuentes. La pancreatitis aguda es,
    sin embargo, una enfermedad grave que puede ser mortal si no se
    trata de inmediato. Los síntomas, aunque muy dolorosos, no
    son muy claros, ya que pueden confundirse con los de una
    peritonitis o los de una obstrucción
    intestinal.

    14) Peritonitis: Inflamación de la membrana que
    tapiza la cavidad abdominal (peritoneo) y los órganos
    contenidos en ella. Suele ser una enfermedad aguda, causada por
    una infección cuyo origen es una perforación
    intestinal, como la rotura del apéndice o de un
    divertículo. También se puede deber a la presencia
    de sustancias irritantes, como ácido gástrico
    procedente de una úlcera perforada, o bilis que proviene
    de la rotura de la vesícula biliar o de la
    laceración del hígado. La peritonitis localizada se
    observa con más frecuencia en la pelvis a partir de una
    infección de la trompa de Falopio o de la rotura de un
    quiste ovárico. La peritonitis es a veces consecuencia del
    derrame de pus en la cavidad abdominal procedente de la rotura de
    un absceso. Esto se produce algunas veces tras cirugía
    intestinal con supuración de la herida quirúrgica,
    o a partir de una herida por arma blanca que atraviesa la pared
    abdominal. En ocasiones, se debe a una inflamación de la
    membrana peritoneal, como en el fracaso renal, la fiebre
    reumática y el lupus eritematoso. El síntoma
    principal es un dolor abdominal agudo que se agrava con los
    movimientos. Con frecuencia el paciente tiene náuseas y
    vómitos, y está febril. Los casos graves de
    peritonitis aguda sin tratamiento suelen ser mortales. El
    tratamiento está dirigido a la causa subyacente. Hay que
    administrar, además, líquidos intravenosos y
    antibióticos.

    15) Trastornos De La Vesícula Biliar: El
    trastorno más frecuente de la vesícula biliar es la
    presencia de cálculos, cuya forma y tamaño varia
    desde un poroto hasta una pera. Están formados por sales
    biliares y son más frecuentes en diabéticos, en
    personas de raza negra, así como en mujeres, sobre todo
    obesas y aquellas que hayan tenido múltiples gestaciones.
    Su incidencia aumenta con la edad. Las razones principales para
    la formación de los cálculos son la existencia de
    cantidades excesivas de calcio y colesterol en la bilis y la
    retención de bilis en la vesícula durante un
    periodo prolongado. El tratamiento habitual es la
    extirpación quirúrgica. Dos sales biliares
    naturales, el ácido quenodeoxicólico y el
    ursodeoxicólico, disuelven los cálculos en algunos
    pacientes cuando son administradas por vía oral. El
    tratamiento con ultrasonidos para romper los cálculos
    también puede eliminar, en algunos casos, la necesidad de
    la cirugía.

    Otro trastorno frecuente de la vesícula es la
    colecistitis, o inflamación biliar, considerada como el
    resultado de la presencia de una bilis muy concentrada. La
    colecistitis crónica se agrava en algunas ocasiones por
    una infección bacteriana, produciendo una
    perforación y peritonitis. Menos frecuente es la
    aparición de tumores malignos asociados con los
    cálculos. Estos suponen alrededor del 3% de todos los
    tipos de cáncer en el ser humano.

    16) Trastornos Gástricos: Muchos de los
    síntomas que se atribuyen a enfermedades del
    estómago pueden estar originados por trastornos
    psicosomáticos, enfermedades sistémicas generales o
    enfermedades de órganos vecinos, como el corazón,
    hígado o riñones. Además de las
    úlceras y el cáncer,
    las alteraciones gástricas incluyen: dispepsia
    (indigestión gástrica), gastritis y estenosis,
    además de las originadas por las cicatrices de las
    úlceras curadas. El tratamiento de las dispepsias
    (molestias postpandriales) es el de la entidad causal. En el caso
    de trastornos orgánicos (gastritis, úlceras) se
    establece una pauta terapéutica atendiendo al tipo de
    alteración específica; así, se combina una
    dieta (absoluta, blanda) con fármacos del tipo
    antiácido (almagato, magaldrato) y bloqueantes de los
    receptores H2 (cimetidina, ranitidina) y de la bomba de
    hidrogeniones (omeprazol). Se ha demostrado en estudios
    recientes, la existencia de una bacteria (Helycobacter pilorii)
    que vive en el estómago de las personas que presentan
    úlcera gástrica. Es resistente a la acidez del jugo
    gástrico y se piensa que es la causa de esta enfermedad,
    aunque los resultados obtenidos en las distintas pruebas
    realizadas no son del todo concluyentes.

    17) Úlcera: Inflamación superficial
    producida por la destrucción de la piel o de membrana
    mucosa. Las úlceras gastrointestinales aparecen en la
    gastritis crónica, colitis ulcerosa y fiebre
    tifoidea.

    Las úlceras pépticas o gastroduodenales
    son úlceras del estómago (gástrica) o del
    intestino delgado (duodeno). Además del dolor producido
    por la úlcera, éstas pueden dar lugar a
    complicaciones como la hemorragia por erosión de
    un vaso sanguíneo importante, perforación de la
    pared del estómago o intestino, con el resultado de
    peritonitis y obstrucción del tracto gastrointestinal por
    espasmo o inflamación en la zona de la
    úlcera.

    La causa directa de las úlceras pépticas
    es la destrucción de la mucosa gástrica o
    intestinal por el ácido clorhídrico, que suele
    estar presente en los jugos digestivos del estómago. Se
    cree que la infección por Helicobacter pylori tiene un
    papel
    importante en la aparición de úlceras en
    estómago o duodeno. La lesión de la mucosa
    gástrica y la alteración de la misma por
    fármacos, como los antiinflamatorios no esteroideos, son
    también factores responsables en la formación de la
    úlcera. Otros factores importantes en la formación
    y exacerbación de la úlcera duodenal son el exceso
    de ácido clorhídrico, la predisposición
    genética,
    el abuso de tabaco y la
    tensión psicológica.

    Se utilizan diferentes medicamentos en el tratamiento de
    la úlcera. Los antiácidos son útiles para
    neutralizar el exceso de ácido. Otros fármacos como
    la cimetidina y ranitidina bloquean la acción de la
    histamina, que estimula la producción de ácido, y se ha
    comprobado que inducen la curación de la úlcera en
    muchos pacientes. El omeprazol inhibe la secreción de
    ácido al interferir con el mecanismo celular que lo bombea
    hacia el estómago. Los compuestos de bismuto y los
    antibióticos pueden ser útiles para erradicar la
    infección por Helicobacter pylori y para acelerar la
    cicatrización. El sucralfato forma una capa protectora que
    cubre la mucosa del estómago e intestino. El misoprostol
    es efectivo contra las úlceras gástricas causadas
    por medicamentos antiinflamatorios no esteroideos. El abandono
    del tabaco también puede acelerar el proceso de
    cicatrización. Se deben evitar el alcohol y la cafeína, aunque la dieta blanda no suele
    ser muy eficaz. En los casos más graves es necesaria la
    cirugía.

    3.
    Conclusión

    Muchas de las enfermedades relacionadas con el
    "desgaste" del aparato digestivo
    pueden evitarse mediante una dieta balanceada, ejercicio y un
    estilo de vida saludable.
    Más allá de que se puedan prevenir o no, en su
    mayoría pueden ser tratadas obteniendo resultados
    beneficios para el paciente.

     

     

    Autor:

    Mariana Pucciarelli

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