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Chile: La guerra civil de 1829-1830




Enviado por omoscoso



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    INTRODUCCION

    Este trabajo acerca de la guerra civil
    de 1829 se intentó de hacer de la manera más
    objetiva, pluralista y concreta posible.

    Esta guerra fue
    provocada por los conflictos y
    problemas
    tanto políticos como militares de esta época. Otra
    de las causantes de esta guerra civil fue la inestabilidad
    político–administrativa por la cual estaba
    atravesando el país (recordar la anarquía del
    período.).

    La guerra también fue causada por el conflicto
    entre grupos como: los
    pipiolos, la pandilla, los populacheros, los o’higginistas
    y los estanqueros, además de los pelucones; los cuales
    luchan por el predominio político.

    LA GUERRA CIVIL DE
    1829-1830

    La interpretación de la confusa etapa transitoria
    del régimen pipiolo al portaliano exige el análisis de la psicología política de los tres
    grupos y sus
    afines estructurados a principios de
    1829: los constitucionalistas, los opositores y los pelucones y
    neutros.

    Los primeros agrupaban a los bandos de gobierno:
    pelucones de Ruiz Tagle, liberales aristócratas, liberales
    populacheros, la pandilla y los pipiolos. La oposición
    unja circunstancialmente a o’higginistas, a la sazón
    tan incrementados que solos formaban el bando político
    más poderoso del momento; los estanqueros, que
    reunían a los hombres de más valer real de la
    época: Gandarillas, Benavente, Portales, los
    Errázuriz y Rengifo, y los federalistas. El acuerdo entre
    los opositores era aún más difícil que entre
    los constitucionalistas. Por último, los pelucones y los
    neutros formaban en potencia una masa
    tan voluminosa, que bastaba movilizarlos para que aplastaran a
    gobiernistas y opositores juntos. Pero en 1829 seguían sin
    caudillo, sin programa y sin
    organización electoral.

    Bajo la máscara de un avance democrático,
    a Constitución de 1828 había
    introducido una reforma en el sistema de
    elecciones que iba a pesar durante sesenta y dos años en
    la vida política del pueblo chileno, Hasta
    entonces, el poder
    electoral era disfrutado por un número de individuos con
    cierta independencia
    de los partidos. En su gran mayoría eran ajenos a la lucha
    política. mas en vez de seguir al gobierno, entidad
    abstracta y lejana para ellos, votaban por el personaje de sus
    simpatías o influencias, el cura párroco, &
    gobernador local, etc. sin parar mientes en su ideología. Para afianzarse en el mando los
    grupos que detentaban el poder urdieron
    un sistema tan
    sencillo como eficaz para controlar las elecciones desde el
    gobierno. "Son ciudadanos activos
    —decía el articulo 7.º de la Constitución— los chilenos naturales
    que habiendo cumplido veintiún años, o antes si
    fuesen casados o sirviesen en la milicia, profesen alguna
    ciencia,
    arte o
    industria, o
    ejerzan algún empleo o
    posean un capital en
    giro o propiedad
    raíz en qué vivir." A pesar de que la redacción de Mora no quedó
    perfectamente clara, prevaleció el espíritu sobre
    la letra y se interpretó en el sentido de que todo
    individuo inscrito en las milicias era ciudadano. Como estas
    inscripciones las hacían las autoridades dependientes del
    ejecutivo, este poder quedó ungido en supremo elector.
    Para aplastar al contrario opositor bastaba inscribir en los
    registros de
    la guardia cívica un número de individuos superior
    al de las demás categorías de electores, para lo
    cual se hacía que todas las calificaciones o boletas de
    los cívicos quedaran en manos del jefe de cuerpo o de un
    oficial de confianza. Este sistema sirvió de base
    electoral al régimen portaliano, especialmente en su fase
    liberal.

    El finísimo Zapiola nos ha dejado tanbién
    una soberbia descripción de los preparativos para las
    elecciones de 1829. "Se nombraron —dice——,
    entre otras, tres comisiones que debían funcionar
    incesantemente alrededor de las mesas receptoras; estas
    comisiones tenían los títulos siguientes:
    Comisión negociadora, Comisión apretadora y
    Comisión arrebatadora. Pocas palabras explicarán el
    respectivo objeto de estas comisiones. La negociadora se empleaba
    en la compra de calificaciones y del voto, si se podía, de
    los que se dirigían a votar; la apretadora muy numerosa,
    en impedir acercarse a la mesa a los enemigos. Cuando estos
    medios eran
    insuficientes, la arrebatadora ponía en ejercicio su
    titulo en el momento en que el votante sacaba su
    calificación. El que arrebataba una calificación
    debía, para evitar reclamos y alboroto, abandonar
    inmediatamente la mesa en que lo había hecho, y dirigirse
    a otra de la parroquia mas inmediata, de donde venia al momento
    su reemplazante…"

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