Monografias.com > Política
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

La Globalidad Neoliberal




Enviado por gabybuque



    Indice
    1. La
    globalidad: definición e
    historia.

    2. Algunas repercusiones entre los trabajadores
    y los países
    frágiles.


    4. ¿Es posible una globalidad
    diferente?

    1. La globalidad:
    definición e
    historia.
    El asunto de la
    globalidad, palabra, tema, realidad y debate que se
    ha vuelto omnipresente en nuestros días, está
    intrínsecamente ligado al desarrollo del
    capitalismo en
    el Mundo. En realidad, este régimen económico es el
    primero en la historia que puede ser
    considerado como mundial: tanto por su naturaleza, el
    capital no
    conoce fronteras, como por sus necesidades de reproducción simple y ampliada y por su
    "éxito"
    material.

    "El preludio de la transformación que ha de echar
    los cimientos para el régimen de producción capitalista, nos dice su
    más grande crítico, coincide con el último
    tercio del siglo xv". En Inglaterra, el
    primer país plenamente capitalista del mundo: el
    licenciamiento de las huestes feudales, la reforma protestante, y
    la depredación de los bienes de la
    Iglesia y el
    proceso
    violento de expropiación de la masa del pueblo, la
    "gloriosa revolución" que instaló en el
    poder a
    Guillermo III, a los capitalistas y terratenientes elaboradores
    de plusvalía, la revolución
    agrícola, la revolución
    industrial, la implantación general del sistema de
    impuestos, la
    formación del mercado interno,
    el proteccionismo y el mercantilismo,
    la destrucción del régimen gremial, se dan
    prácticamente de manera simultánea con los grandes
    viajes
    europeo-occidentales de descubrimiento, comercio,
    expoliación, conquista y colonización, cuando el
    mundo se vuelve Mundo, cuando inicia la conformación de la
    economía-mundo en los siglos xvi y
    xvii.

    Permítaseme otra cita, larga, de Marx:
    "El descubrimiento de los yacimientos de oro y plata de América, la cruzada de exterminio,
    esclavización y sepultamiento en las minas de la población aborigen, el comienzo de la
    conquista y el saqueo de la Indias Orientales, la
    conversión del continente africano en cazadero de esclavos
    negros: son todos los hechos que señalan los albores de la
    era de producción capitalista… Las diversas
    etapas de la acumulación originaria tienen su centro, por
    un orden cronológico más o menos preciso, en
    España,
    Portugal, Holanda, Francia e
    Inglaterra. Es
    aquí donde a fines del siglo xvii se resumen y sintetizan
    sistemáticamente en el sistema colonial,
    el sistema de la deuda
    pública, el moderno sistema tributario y el sistema
    proteccionista. En parte, estos métodos se
    basan, como ocurre con el sistema colonial, en la más
    avasalladora de las fuerzas. Pero todos ellos se valen del
    poder del
    estado, de la
    fuerza
    concentrada y organizada de la sociedad, para
    acelerar a pasos agigantados el proceso de
    transformación del régimen feudal de
    producción en el régimen capitalistas y acortar los
    intervalos".

    Me he extendido en estas citas de El Capital, no
    sólo por que es la obra que encierra el análisis más minucioso sobre el
    funcionamiento del capitalismo,
    sino porque hace referencia a los antecedentes, surgimiento y
    desarrollo del
    mismo, en la medida que el Mundo se va entrelazando y la economía se
    mundializa de manera consistente y paulatinamente generalizada y,
    finalmente, porque es una crítica directa a la Economía
    Política vigente en la primera parte del siglo xix y
    tiene como obra espejo a La riqueza de las naciones del liberal
    Adam Smith,
    misma, cuyo repaso, permite comprender por qué a la
    Globalidad vigente en nuestros días la llamo Globalidad
    neoliberal: Smith si bien no es el padre del liberalismo
    económico, lo es John Locke, es
    el teórico por excelencia del libre mercado, la
    propiedad
    privada y el estado
    sólo como policía y ejercicio judicial.

    Por lo demás, Luiz Gonzaga Belluzzo nos recuerda
    que Marx apostava na
    homogeneizaçao do espaço económico mundial a
    partir de expansâo das forças produtivas e das
    relaçoes de produçâo capitalistas, movendo-se
    do centro para a periferia. Y que fue en su famoso discurso de
    1847 ante la Asociación Democrática de Bruselas que
    se pronunció a favor del libre comercio
    como un instrumento de modernización y de impulso hacia la
    revolución social. Y es que, por un lado, en la
    concepción marxista, el capitalismo es un nivel de
    desarrollo histórico superior al feudalismo y su
    desarrollo, polariza las contradicciones entre burguesía y
    proletariado acercando el tiempo del
    socialismo, y,
    por otro, la era del imperialismo
    estaba naciendo como parte del desarrollo de las contradicciones
    internas del propio capitalismo abriendo mercados en todo
    el Mundo y exportando capitales de un país a
    otro.

    Lenin, apoyándose en los estudios de Hobson sobre
    el fenómeno y de Hilferding sobre el capital financiero,
    ubicó que la rivalidad de los estados nacionales
    expansionistas europeos estaba amparada por el predominio del
    capital financiero y su capacidad de exacerbar la competencia y
    producir la monopolización de la producción y el
    comercio. Esta
    situación provocó un acentuamiento y desarrollo de
    la intervención de cada Estado en la
    economía a favor de sus burguesías nacionales, pero
    sin ningún tipo de regulación interna en cuanto a
    la especulación accionaria y financiera. Lo que condujo,
    por un lado, a la primera guerra
    mundial de 1914-1919, y, por otro, posteriormente, a la gran
    crisis mundial
    de 1929, con sus específicas y negativas repercusiones
    para los obreros y campesinos en general y, en particular, para
    los pueblos y naciones latinoamericanas.

    Resuelta, transitoriamente, la nueva hegemonía
    mundial norteamericana con su vanguardia en
    el Morgan Guaranty Trust, todos los países capitalistas
    enfocaron sus políticas
    económicas anticrisis, desde los años treinta
    primero, y reforzadamente en la postsegunda guerra mundial
    (1939-1945), a la búsqueda de un rápido crecimiento
    apoyado por una fuerte participación estatal destinada a
    impedir las fluctuaciones bruscas del nivel de actividades
    productivas y a garantizar la seguridad de las
    ganancias frente a las incertidumbre inherentes a la lógica
    del mercado. Los países del naciente campo socialista
    privilegiaron la planificación, el control, la
    regulación y la propiedad
    estatales con el mismo fin.

    Esta regulación y promoción del crecimiento fueron
    acompañadas de una reducción y protección de
    las influencias de los condicionantes externos. O círculo
    virtuoso, sintetiza Belluzzo, entre gasto
    público, oferta de
    crédito
    barato, investimento privado e estabilidade financiera foi a
    marca da
    economia da demanda
    efetiva. La regulación financiera fue norma en todos los
    países. Siguiendo las teorías
    de John Maynard Keynes, se
    construyó el "Estado de bienestar", el desarrollo
    estabilizador, como se le llamó en México, en
    el orden nacional y una serie de normas e instituciones
    que pusieron cierto orden económico y político en
    el Mundo, pero no estrictamente riguroso, especialmente para
    Estados
    Unidos: la ONU, los acuerdos
    de Breton Woods, el Banco
    Internacional de Reconstrucción y Fomento (Banco
    Mundial), el Fondo Monetario
    Internacional y otros organismos internacionales.

    En los países dependientes y atrasados, como los
    de América
    Latina, bajo la protección de estado, se
    procuró con el respaldo de una política crediticia
    mundial y local blanda una línea de sustitución de
    importaciones
    mediante inversiones
    públicas y privadas. El monto de la deuda externa, el
    súbito incremento en las tasas de
    interés mundiales, la crisis de los
    precios del
    petróleo y
    la creciente debilidad del dólar, incidieron para que a
    fines de los años setenta los Estados Unidos
    intensificaran sus presiones para la liberación financiera
    y someter a la economía mundial al control del
    capital financiero norteamericano y a la supremacía del
    dólar como moneda universal.

    La crisis de la deuda de mediados de los ochenta, que
    tanto denunció Fidel Castro anunciando los próximos
    terribles años para los países deudores, y
    agotamiento del "Estado de bienestar" se "resolvió" en
    nuestro subcontinente, por la vía del "adelgazamiento" de
    los estados nacionales, la disminución de obra e inversión estatales, la venta y privatización de empresas
    públicas, la disminución de empleos públicos
    y privados, la desprotección de derechos laborales, la
    apertura a inversiones
    extranjeras, la demolición de barreras comerciales
    arancelarias, el enfoque principal de las economías hacia
    el mercado externo, la liberalización y la volatibilidad
    de los flujos financieros y especulativos… y el incremento
    gigantesco del monto del principal de la deuda, de las tasas
    reales de interés
    cobradas y de los flujos de capital neto de los países
    endeudados y dependientes hacia los acreedores.

    Todo ello con la vigilancia, supervisión y control de una eficaz
    "policía financiera": el Banco Mundial,
    el Fondo Monetario
    Internacional y el GATT, primero, y la
    Organización Mundial del Comercio, después; y
    con el paraguas militar de las fuerzas armadas de los
    países poderosos, especialmente de Estados Unidos. Al
    mismo tiempo, este
    proceso se acompañaba con nuevos avances
    científicos y tecnológicos en áreas como la
    biotecnología, la medicina, la
    producción agrícola, la física y la química y, sobre
    todo, en materia de
    automatización, cibernética y telemática.

    En razón de la universalización de las
    comunicaciones
    el comunicólogo canadiense Marshal McLuhan concibió
    la célebre frase de "aldea global", refiriéndose al
    Mundo. De ahí surge el famosos término de "globalización", que si bien guarda una
    referencia al tema de las comunicaciones, en realidad tiene un contenido
    "global" específico, valga la redundancia,
    económico, político, cultural y social y de
    comunicaciones.

    De la etapa de la simple exportación de capitales, vía
    inversión y créditos, de la trasnacionalización
    de la economía y las empresas
    multinacionales, del surgimiento de grandes trust mundiales, del
    nacimiento de los paraísos fiscales, se pasó a
    otra. A la globalidad de las comunicaciones, fenómeno
    fruto del desarrollo de las fuerzas productivas, se le
    añadió el contenido del neoliberalismo, como un conjunto de políticas
    impulsadas desde Inglaterra por la "dama de hierro", la
    primera ministro (1979-1990) Margaret Thatcher, por el presidente
    Ronald Reagan de Estados Unidos (1981-1989) y el llamado
    "Consenso de Washington" entre los siete países ricos de
    la Organización para la Cooperación y
    el Desarrollo. Estas supply side economics y monetarismo,
    inicialmente así se les llamó durante los
    años ochenta, reorientó la política
    estadounidense y fue impuesta a los países
    económicamente débiles, de manera especial al
    traspatio latinoamericano de Estados Unidos. Entre otras partes,
    estas políticas fueron concebidas en el Consenso de Santa
    Fe, las Universidades de Chicago, Yale y Harvard y en organismos
    como la Rand Corporation y el Consejo de las
    Américas.

    En síntesis,
    el contenido del concepto de
    "globalización", la globalidad real, como es
    entendida universalmente en la actualidad conlleva una serie de
    condiciones que lo matizan, no se trata de una
    "globalización" en general, y la vuelven una precisa,
    específica y determinada: la
    globalización neoliberal. Y si el imperialismo
    es, en frase de Lenin, "la etapa superior del capitalismo", el
    neoliberalismo, la globalidad neoliberal es la
    fase superior o actual del imperialismo.

    A globalizaçao, nos aclara Belluzzo, se apresenta
    fundamentalmente como regeneraçao das três
    tendencias centrais e Inter.-relacionadas do capitalismo: 1) a
    mercantilizaçao acelerada de todas as esferas da vida,
    inclusive daquelas até agora protegidas (amor, lazer,
    religiâo), 2) a universalizaçao da
    concorrência e 3) a concertraçao do poder
    económico e político. Eso significa condicionar el
    acceso a todos los bienes por la
    vía del impulso ciego de la acumulación de riqueza
    bajo la forma monetaria y abstracta, una intensificación
    de la competencia que
    acelera el proceso de concentración y
    monopolización y disminuye el tiempo de trabajo necesario,
    la imposición de las normas del
    capital, dinero que
    produce más dinero, a
    todos, y el creciente incremento de países, personas y
    subclases marginados del goce de los bienes, del trabajo y del
    bienestar.

    El núcleo del fenómeno, y quizá sea
    los más específico y propio de la"globalidad"
    contemporánea, lo que la diferencia de la etapa anterior,
    es el aspecto financiero y especulativo. Ricardo Carneiro de la
    Universidad de
    Campinas en Brasil, lo anota
    de la siguiente manera: é a resultante da interaçao
    de dos movimentos básicos: no plano doméstico da
    progresiva liberalizaçao financiera e no plano
    internacional da crescente movilidades dos capitais. Está
    implícita … a idéia de que la
    globalizaçâo produtiva é un fenómeno
    subordinado.

    Pero este proceso, si bien se debe al desarrollo de la
    tendencia que se inició a fines del siglo xv de
    expansión del capital, es también producto
    conciente, planificado y resultado de un ejercicio de
    determinadas políticas, sobretodo por Estados Unidos, con
    una adición: en la fase imperialista precedente de alguna
    manera las políticas seguidas, las asociaciones con
    capital extranjero, el proteccionismo nacional, producían
    beneficio y cierta fortaleza a sectores de las burguesías
    nacionales en los países y regiones más
    frágiles; ahora, los recursos del
    poder y el capital están tan concentrados y distribuidos
    tan asimétricamente que son detentados fundamentalmente en
    un solo país, Estados Unidos, sobre todo en
    relación a casos como el de América
    Latina y México.

    No nos llamemos a engaño. El FMI y el BIRF no
    son organizaciones
    que respondan a intereses mundiales. Ya Joseph Stiglitz, ex
    vicepresidente del Banco Mundial,
    decía en las vísperas de los quinientos años
    del descubrimiento de
    América: "el Fondo ejecuta las políticas de
    interés
    del Tesoro americano y de la clientela de Wall
    Street".

    Y es que los norteamericanos ya no tienen la
    hegemonía indisputada en todos los campos de la
    economía. Existen zonas, mercados, ciertas
    tecnologías avanzadas y muchos productos en
    que ellos ya no son los líderes. Y, como afirma Carneiro,
    os Estados Unidos perdem a su liderança tecnológica
    e comercial e pasma a apostar na reafirmaçâo de sua
    hegemonia a través de seu poderio financiero, fundado no
    uso do dólar como moeda reserva pelo sistema
    internacional. Es decir, someten a los demás a los
    intereses del dólar, mientras ellos no siguen las reglas
    que el dólar impone a las otras monedas y
    economías.

    Con críticas al estatismo, la corrupción, el desorden y "la falta de
    libertad y
    democracia" se
    vela una creciente dependencia financiera del financiamiento
    externo, una mayor definitividad para los excluidos del
    desarrollo, un ataque formal a la protección de los
    intereses nacionales y una aniquilación creciente de las
    soberanías nacionales.

    Con el fin de la Guerra
    fría y la derrota del socialismo
    soviético, sin duda acelerado por haber caído en la
    trampa de la competencia militar y pretender construir la
    contraparte de la "Iniciativa de defensa estratégica o
    "Guerra de las
    Galaxias" que inició Reagan el 23 de marzo de 1983, se ha
    perdido todo pudor, si alguno quedaba, y no sólo se
    manipulan los organismos financieros internacionales, sino
    también hasta la
    Organización de las Naciones Unidas y
    se interviene unilateralmente en Panamá,
    Irak,
    Balcanes, y se presiona para intervenciones militares
    multilaterales en otros países y regiones de África
    y Oceanía.

    Se pretende, ya sin el campo socialista, un mundo
    unipolar, con un poder sin freno ni contrapesos, en que los
    costos mayores
    sean cargados a los países periféricos y las ganancias se acrediten a
    los inversionistas hegemónicos y de los países
    dominantes. A la cabeza de ese mundo se coloca al capital
    financiero y especulativo, ya no al productivo.

    2. Algunas repercusiones
    entre los trabajadores y los países
    frágiles.

    Carlos Fuentes, en
    una entrevista que
    le dio a Stella Calloni en Argentina
    decía:
    Los vicios de la
    globalización son evidentes, pero sus virtudes
    también. Son dos caras: la de la prosperidad deseable y la
    de la exclusión indeseable. Lo que sucede ahora es que
    estamos viendo el rostro que no deseamos, porque el proceso
    está bajo el dominio de la
    lógica
    especulativa. Y entonces vemos que en 1971 el movimiento
    global de divisas era de 18 billones de dólares diarios.
    Hoy es de mil 500 billones de dólares diarios, pero en el
    71 el 90 por ciento de ese movimiento se
    destinaba a la inversión y al comercio y hoy esa
    ecuación está invertida de tal manera que 90 por
    ciento va a la especulación y sólo 10 por ciento a
    la producción y el comercio. Es una deformación
    salvaje que contribuye a crear, globalmente, una subclase
    estructural permanente.

    -Si estas desigualdades provocadas por el darwinismo
    global continúan, se duplicará el número de
    pobres en el mundo en 30 años, como lo advierte el Banco
    Mundial. Y ya ahora hay 2 mil millones de pobres en el mundo.
    Entonces debemos preguntarnos si lo que nos espera es sólo
    la globalización de la pobreza. Y hay
    otro tema también que es que esta globalización
    negativa le otorga una libertad plena
    a las cosas pero se las niega a las personas. Las
    mercancías y productos
    circulan y no hay barreras, pero los trabajadores no pueden
    desplazarse con libertad. Las cosas son libres y los
    trabajadores, cautivos. Estamos ante una crisis que lo abarca
    todo y yo aventuro una idea: ¿por qué no hemos sido
    capaces de crear una nueva legalidad para una nueva
    realidad?

    Y es que lo que no ha dado la globalidad para las
    más amplias mayorías es, precisamente, progreso,
    bienestar, y riqueza. Más bien lo que se ha dado es un
    archipiélago de modernidad y
    progreso en ciertas zonas como New York,
    Chicago, Londres, Paris, Barcelona, Norte
    de Italia, Sao
    Paolo, Sydney, costa este de China, Hon
    Kong, Japón,
    Malasia y Singapur, mientras en la mayor parte del mundo existe
    un desplazamiento del empleo, las
    riquezas los avances
    tecnológicos y la productividad. La
    distancia entre ricos y pobres, personas, grupos y naciones
    se ensancha. La
    comunicación global se da para muy pocos. En
    México, como un ejemplo, sólo el 2.5% de la
    población tiene acceso a la supercarretera
    de la información, la Internet, la supuesta
    enlazadora de la "aldea global".

    Los países pobres o subdesarrollados se vuelven
    sólo proveedores de
    materias primas minerales y
    agrícolas y de mano de obra barata, tanto por las
    maquiladoras como por los migrantes que se trasladan a los
    países ricos. Y las grandes ciudades de los países
    subdesarrollados se vuelven polo de atracción para la
    población campesina y marginal de las zonas más
    pobres.

    Los poderosos intentos de homogenización de
    cultura y de
    implantación el american way of lif, al tiempo que arrasan
    con tradiciones y costumbres, encuentran resistencias
    violentas en países como los musulmanes del norte de
    África y el Medio Oriente y resurgen con particular
    virulencia los fanatismos, y los movimientos integristas, pero
    también las identidades colectivas e infranacionales
    buscando la realización de lo local como
    realización de lo global.En realidad las maravillas
    proclamadas del "libre mercado" por Adam Smith, en
    su expresión actual, producen más
    marginación y exclusión que cuando se
    implantó el liberalismo en
    los siglos xviii y xix.

    Las defensas anticrisis que los países
    capitalistas se construyeron en la postguerra se han ido
    desmontando y queda en carne viva el capitalismo salvaje, con sus
    crisis recurrentes y contagiantes, su destrucción de
    fuerzas productivas y la construcción de una nueva categoría
    social: ya no la de un ejército industrial de reserva,
    permanente o intermitente, sino la de un ejército perenne
    de excluidos.

    En los países dependientes, como los
    latinoamericanos, se trata de salvar la brutal contracción
    del mercado interno y la apertura a las importaciones,
    con acudir al mercado externo con la "ventaja comparativa" de
    sueldos miserables y para la miseria respecto a los costos de mano de
    obra de las naciones hegemónicas, con maquiladoras en
    terrible competencia con pueblos y naciones similares en su
    pobreza. Y con
    la tolerancia de
    cada vez más millones y millones personas en la
    "economía informal", la que sirve para los excluidos de la
    economía globalizada de los ricos, la "formal".

    Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea
    Nacional de Cuba ubica a
    la globalización más bien como el intento de
    instaurar una dictadura
    global de la que no escapa la propia ONU.
    Permítaseme una cita de una cuartilla pero que descubre el
    fetichismo y el mito de la
    "globalidad" capitalista:

    El tercer milenio se inicia con la consagración
    del embuste. La mentira sistemática, industrializada, nos
    invade día y noche, por medios de
    tecnología
    en constante renovación y monopolizados por un
    puñado de empresas cada vez más
    reducido.

    Se nos quiere hacer creer que llegamos a otro mundo, la
    aldea global finalmente edificada, pero nunca antes fueron tan
    agudas las diferencias en los niveles de vida que separan a las
    naciones. Si en 1820 el PIB per
    cápita de los países ricos era tres veces superior
    al de los pobres, hoy lo es 74 veces. El número de los que
    viven ahora en la miseria sobrepasa al total de la
    población de la Tierra
    cuando empezaba el siglo XX. Y la población seguirá
    creciendo, casi toda en el Tercer Mundo, a un ritmo de un
    México por año, aunque en continentes enteros
    descenderá la esperanza de vida y en no pocos
    países se reducirá, en varios millones, la cifra de
    sus habitantes.

    Nunca fueron tantos los que sufren hambre y desnutrición o mueren de enfermedades evitables
    mientras es posible aumentar las cosechas, multiplicar los
    alimentos y
    desarrollar nuevas vacunas,
    medicamentos y equipos médicos.

    Jamás los conflictos
    armados, la violencia y la
    criminalidad se habían diseminado como en estos
    años en que no cesan de entonarse loas a un nuevo orden
    internacional de paz y estabilidad.

    Se supone que los gobiernos no intervengan, no pueden ni
    deben intervenir, que sólo opere "la mano invisible" del
    mercado, que la iniciativa privada por si sola, sin odiosas
    regulaciones ni molestas trabas burocráticas, se
    encargará de prodigar la felicidad y el bienestar. La
    política debe replegarse hasta el olvido y dejar libertad
    absoluta a los mercaderes.

    Esta es, quizás, la mayor mentira. Jamás
    hubo gobernantes tan fuertes e intervencionistas. No han
    renunciado al ejercicio de la autoridad, ni
    la política ha abandonado sus antiguos fueros. Solo que su
    función
    se ha invertido completamente. Los mercaderes están dentro
    del templo y lo dirigen.

    No es verdad que haya desaparecido el estado y
    que en su lugar se estableciera una suerte de anarquía
    universal. En realidad el nuevo orden internacional es resultado
    de la imposición gubernamental. Es, concretamente,
    consecuencia de la hegemonía indiscutida de un gobierno que
    tiene nombre y apellido, el que dirige el imperio
    estadounidense.

    El adelgazamiento del poder del estado y la
    supresión de las soberanías nacionales son para los
    países pobres, no para los ricos.

    3. El pensamiento
    único y Fukuyama.

    Esta globalidad neoliberal no sólo se justifica
    por la fuerza del
    capital, del dólar e incluso de las armas.
    También se pretende explicar y justificar mediante el
    consabido truco de imponer una cierta forma de
    interpretación de la historia completa, construyendo un
    esquema que asevere que esta "globalidad", el "triunfo" del
    capitalismo sobre el socialismo, la autocracia del libre mercado
    y las formas liberales de democracia,
    son el resultado final de la historia.

    Esto es lo que el analista del Departamento de Estado y
    la Fuerza Aérea norteamericanos, Francis Fukuyama, nos
    recetó con su famoso artículo sobre el fin de la
    historia y su posterior libro The end
    of history and the last man:
    What we are witnessing is not just the end of the Cold War, or a
    passing of a particular period of postwar history, but the end of
    history as such: that is, the end point of mankind’s
    ideological evolution and the universalization of Western liberal
    democracy as the final form of human government.

    Se trata de una visión neohegeliana que sostiene
    que la victoria del liberalismo económico ya se dio como
    autorrealización del mundo en la libertad
    (económica) y la propiedad privada, pero, hasta hoy,
    sólo en el campo de las ideas porque esté
    incompleta en el mundo real. Aunque aún le falte por
    avanzar en algunas regiones del mundo, ya esta condenada a la
    victoria, cree y dice Fukuyama, pues las formas no liberales se
    encuentran en franco retroceso y el ideal de la humanidad es las
    democracia liberal occidental, la única que le permite la
    plena satisfacción a los seres humanos. ¡Como si
    ignoráramos que el liberalismo se opuso hasta que pudo al
    sufragio universal, combatió la ampliación de
    derechos
    individuales de mujeres, negros, indígenas, analfabetos y
    no propietarios, desconoció los derechos colectivos de los
    pueblos indios, implantó como "razón de estado" el
    despojo de tierras, la prohibición de los sindicatos,,
    el trabajo
    infantil y los salarios
    ínfimos!.

    Dado por bueno y cierto lo anterior, ya no se espera una
    evolución o cambio de
    sistema en el mundo, aunque todavía haya guerras
    locales como la de los Balcanes e Indonesia, crisis financieras
    como la mexicana de 1995, la japonesa y del sudeste
    asiático de 1997, la rusa de 1998 y la brasileña de
    1999 se vuelvan en crisis migrantes hacia todo el mundo, aumente
    la crisis de valores en las
    sociedades
    superdesarrolladas y se incremente su consumo de
    drogas y su
    aporte a los flujos monetarios del narcotráfico y el contrabando de armas, crezca el
    número de millones y millones de desposeídos, se
    agraven los problemas de
    sustentación ecológica y se multipliquen y
    ensanchen los lunares por absorber en la utopía
    capitalista.

    El último hombre, el que
    corresponde al superhombre de Nietzsche en
    Así hablaba Zaratusta, se convierte así en el
    ciudadano burgués ideal. Enemigo acérrimo de los
    globalifóbicos de Niza, Seattle, Davos y Can Cun y de
    movimientos como los de los agricultores franceses y
    españoles y los sin tierra
    brasileños y que sueña un mundo sin organizaciones
    obreras ni demandas laborales.

    Se pretende que nos creamos que no tiene validez
    ningún otro pensamiento
    sino el que crea en la libertad del mercado, el poder del capital
    y organice el gobierno bajo los
    principios de
    la democracia formal representativa, ejercida mediante elecciones
    en que nada más los que tienen acceso a los medios de
    comunicación electrónicos pueden jugar. Esto
    trata el pensamiento único, uno de cuyos renovadores es
    Francis Fukuyama.

    4. ¿Es posible una
    globalidad diferente?

    De hecho la
    globalización, o la mundialización de las
    relaciones culturales, económicas y políticas no
    sólo es la debacle de los débiles, también
    es un reto y una oportunidad. En sus primeros años de
    vigencia, el control del fenómeno y de su
    implantación ha sido el del gran capital.

    De la velocidad y
    multiplicación de las comunicaciones y sus medios se han
    aprovechado más el gran capital especulativo y los
    gobiernos que lo protegen, pues se aceleró cuando la
    izquierda entró en una profunda crisis con el derrumbe del
    Muro de Berlín en noviembre de 1989 y el final de la
    Unión Soviética en 1991 y los gobiernos de los
    países endeudados y dependientes cedieron ante el impulso
    de los grandes bancos, los
    organismos financieros internacionales y los gobiernos de los
    países imperialistas.
    Pero el que haya sido así no tiene por qué
    significar que siempre sea así.

    El llamado "Consenso de Washington" cada vez es menos
    consenso. Los países de Europa Occidental
    se fortalecen con la Unión
    Europea frente al poderío estadounidense y el papel de las
    grandes corporaciones japonesas se inserta cada vez más en
    las entrañas de nuestro vecino allende el Río
    Braco.

    La miseria de dos mil millones de habitantes en la Tierra se
    convierte en un obstáculo a la expansión de los
    mercados, estos tienen límites
    infranqueables, son un subsistema del sistema económico
    que no fue construido para servir a los hombres sino al hambre de
    ganancias. Los capitales, circulando a meteóricas
    velocidades por las bolsas de valores de las
    principales ciudades del Mundo,se encuentran en un gigantesco
    juego de
    ruleta, tal que algunos han llamado a la economía actual
    "economía casino".

    Destacados financieros como George Sorgos,
    políticos como Felipe González y Alan Jospin,
    teóricos como Tom Giddens, desde países poderosos
    cuestionan el modelo y
    proponen alternativas dentro del mismo capitalismo. Surgen
    coordinaciones mundiales informales entre los movimientos
    globalifóbicos. Se desarrolla un gran esfuerzo
    teórico y partidario de elaboración de nuevos
    caminos para la globalidad entre la izquierda mundial y se
    reconoce el necesario papel
    organizador del mercado que ejerció y puede y debe ejercer
    un nuevo tipo de Estado.

    Cierto que estamos, parece, en un largo momento de
    dominación capitalista, Wallerstein lo calcula en 50
    años, pero es un momento de opciones históricas con
    desenlaces inciertos. En muchos países poderosos la
    crítica al neoliberalismo se ejerce de manera
    práctica, como en Holanda, Suecia, Dinamarca y Francia.
    Aumentan en número los gobiernos socialdemócratas.
    En Polonia y Bulgaria los neocomunistas vuelven al
    poder.

    Ante el ataque a las soberanías nacionales surgen
    planteamientos como el español de
    "soberanía compartida", el inglés
    de "democratización de la democracia", el francés
    de que "la sociedad comande
    al mercado y no el mercado a la sociedad", el latinoamericano de
    un nuevo tipo de estado que reconozca la diversidad como paso
    esencial para lograr la igualdad, el
    de los países exportadores de fuerza de trabajo que abogan
    por el libre flujo de mano de obra y las cada vez más
    frecuentes discusiones sobre una nueva forma de inserción
    en el mundo con equidad y solidaridad.

    En fin, no se ha acabado con la evolución de la humanidad. El fin de la
    historia de Fukuyama hasta en la academia norteamericana es
    criticado. Su desenlace y evolución sigue dependiendo,
    como siempre, de la acción de los hombres.

     

     

    Autor:

    Gabriel Mario Santos Villarreal

    Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

    Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

    Categorias
    Newsletter