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Políticas publicas y regiones




Enviado por juan.podesta



    Indice
    1.
    Problematización de las políticas publicas desde la
    óptica regional

    2. Planteamiento Del
    Problema

    3. La política publica como
    articulación del estado y la sociedad
    civil.

    4. Fragilidad de las políticas
    publicas: una perspectiva regional.

    5.
    Conclusión

    6. Notas
    Bibliográficas

    1.
    Problematización de las
    políticas
    publicas desde la óptica
    regional

    El objetivo de
    este artículo es discutir acerca de las Políticas
    Públicas, problematizar las relaciones entre Política
    Pública y Sociedad Civil, y
    finalmente sistematizar algunos aspectos deficitarios de las
    Políticas en su diseño
    y aplicación en ámbitos regionales.

    Política Publica: Una definición
    básica
    Entenderemos por Política
    Pública un instrumento de trabajo mediante el cual se
    pretende alcanzar desde el Estado, en
    forma sistemática y coherente, ciertos objetivos de
    interés
    para el bienestar de toda la sociedad civil.
    (1)
    Dicho de otra manera, cuando desde el Estado se
    plantean propuestas de mediano y largo plazo hacia la sociedad civil,
    existe la necesidad de diseñar y ejecutar programas y
    proyectos para
    cumplir los objetivos de
    interés
    social, y en ese nivel las políticas públicas
    desempeñan un rol fundamental.

    Por otro lado, una política pública debe
    estar sustentada en un corpus teórico (filosofía)
    que oriente los cursos de
    acción, así como la toma de
    decisiones, el establecimiento de prioridades y la
    asignación de recursos
    financieros en el ámbito público; de la misma
    manera la política debe crear los canales para trasmitir
    flujos de información entre el Estado y la
    sociedad
    Civil; finalmente, este instrumento de trabajo debe
    señalar los objetivos, recursos,
    señales, límites y
    plazos para el cumplimiento de las alianzas o acuerdos y llevar a
    la práctica la propuesta de trabajo.

    Conceptualmente, hay que agregar que la política
    pública está al servicio de
    los asuntos públicos y/o nacionales, sustentada en la
    administración
    pública, y por lo general opera con finanzas
    públicas. Todas sus fases, desde la idea hasta la
    ejecución, responden a un proceso
    integral, donde cada una de estas fases tiene sus propios
    objetivos, significados y metas, pero el conjunto de las fases
    deben constituir un proceso
    total.

    Por otra parte, el objetivo
    central de una política pública es alcanzar
    objetivos de bien común, y los objetivos
    específicos de una política tendrán que ver
    con cuatro alternativas que no son excluyentes: transformaciones
    estructurales, resolución de problemas
    sectoriales o temáticos, asignación de recursos y
    optimización de situaciones.

    En ese mismo ámbito, la política
    pública en el campo teórico debe expresar una
    visión de sociedad (totalidad e integralidad), así
    como un planteamiento del rol del Estado
    respecto a la sociedad.

    Desde un punto de vista metodológico la
    política pública debe originarse y formularse en
    forma sistemática y coherente, tratando de coordinar el
    tema espacial (Internacional, Nacional, Regional, Comunal y Micro
    – local), con el tema temporal (corto, mediano y largo plazo),
    considerando además su viabilidad política y
    financiera. (2).

    2. Planteamiento Del
    Problema

    Hoy día, a las puertas del siglo XXI, uno de los
    principales temas de discusión y análisis es el que se refiere al rol del
    Estado en el marco de sus relaciones con las regiones. En ese
    contexto uno de los problemas de
    mayor trascendencia es la formulación y ejecución
    de políticas públicas. (3)

    Nuestra hipótesis de trabajo plantea que la
    articulación Estado – Región es una
    relación compleja y difícil, mediatizada por
    múltiples factores históricos, caracterizada por la
    uniformidad administrativa, homogeneidad cultural, centralización de propuestas y acciones, pero
    también se caracteriza por fracturas y discontinuidades,
    intereses diversos, y serias falencias en el nivel de la coordinación. Sostenemos, que el aspecto
    que le da mayor debilidad y precariedad a la relación
    Estado-Región es el origen, diseño
    y ejecución de políticas públicas. Ese
    cuadro, impide avanzar con fuerza en la
    profundización de la democracia,
    así como en construir regiones más autónomas
    políticamente, con mayor potencia
    económica y con menor nivel de conflictos
    sociales.

    El factor histórico juega un rol fundamental en
    esta debilidad y tiene que ver con el proceso de cómo se
    ha construido la relación Estado-Región y el lugar
    desde donde se originan y formulan las políticas: el
    centro político y administrativo nacional. Desde
    allí, las políticas se trasladan para su
    ejecución a las regiones. Complementariamente, podemos
    decir que lo antes dicho también tiene relación con
    la percepción de la elite política
    chilena en orden a que el país no es mas que la suma de
    sus regiones y se construye a partir del centro
    político.

    Ese modus operandi, señala que en muchos casos
    las políticas propuestas no tienen relación con los
    temas conflictivos que afectan a una región; en otros
    casos, la política cubre sólo aspectos parciales de
    un problema; o, no cuentan con la legitimidad de los actores
    sociales de la región; también ocurre, que las
    señales entregadas desde el nivel central a los organismos
    públicos y privados no son claras; en su
    implementación no se considera la participación de
    la masa crítica regional, como tampoco, de la población usuaria y/o beneficiaria;
    así mismo, suele suceder que dichas políticas no
    tienen relación con los planes, metas o estrategias del
    desarrollo
    regional.

    De la misma manera, no podemos dejar de mencionar que en
    las regiones se ha ido construyendo una verdadera "cultura de la
    subordinación al centro político", el perfil de esa
    cultura se
    caracteriza por una permanente autoinhibición para generar
    políticas, programas y
    proyectos con
    importancia estratégica, y por el contrario desarrollan
    una actitud
    complaciente, conformista y pasiva, incluso en el ámbito
    de los liderazgos regionales y de los movimientos
    sociales.

    En síntesis,
    entendiendo que las políticas públicas son
    formuladas por el Estado desde su nivel central, se debe
    reconocer que estas políticas están vinculadas
    débilmente al aparato estatal en las regiones,
    consecuencia de lo cual no aportan a la construcción democrática del
    país, tampoco fortalecen la regionalización y no
    satisfacen las demandas por el bien común.

    Dicho de otra manera, las políticas
    públicas no cumplen las funciones
    institucionales, sociales, políticas y/o administrativas
    que la sociedad espera de ellas, y son un factor de desequilibrio
    y fuente de permanentes conflictos
    entre el nivel del Estado y sus regiones antes que de equilibrio,
    articulación e integración.

    En definitiva, para que Chile sea
    más democrático y sus regiones más potentes,
    necesita cambiar su lógica
    de administración y de relacionamiento entre
    Estado y región, y eso supone revisar críticamente
    el rol que las políticas públicas han cumplido en
    nuestra historia. Hay,
    evidentemente un agotamiento en el origen de las
    políticas, así como en la forma de
    diseñarlas, ejecutarlas y evaluarlas.

    3. La política
    publica como articulación del estado y la sociedad
    civil.

    El que hacer político para construir país
    y/o región, es concentrar el máximo de esfuerzos en
    pos de los objetivos que se definen como básicos y
    prioritarios para la sociedad en su conjunto.

    En ese sentido, la tarea crucial es articular el Estado
    como representación del bien colectivo y depositario de
    los recursos financieros provistos por todos los habitantes, ente
    que monopoliza la fuerza
    física, y
    como aparato encargado de regular la actividad social, con las
    necesidades, demandas y expectativas del conjunto de la población; por tanto, el rol fundamental de
    la política pública es compatibilizar los intereses
    colectivos con el interés individual, sin perder de vista
    que la razón sustantiva es alcanzar el bien
    común.

    Esta relación, se enmarca en el mundo de las
    necesidades sociales y económicas de la población,
    también de las urgencias políticas, del cambio
    cultural permanente, de la revalorización de la información y del manejo de símbolos
    y significados involucrados en la acción pública.
    De este modo, la compatibilización de lo colectivo y lo
    individual es una relación que permanentemente se
    está construyendo y reconstruyendo. Cualquier cambio de la
    realidad, demandas de un actor social, crisis
    económica, alteración en la composición
    demográfica de la población, dificultades en la
    coordinación de la acción
    pública, emergencia de conflictos coyunturales, influencia
    de países vecinos, presiones de los partidos
    políticos, disputas por el uso del espacio
    territorial, puede hacer cambiar sustancialmente el acercamiento
    entre el Estado y la Sociedad Civil, y el daño que se
    genera se puede expresar en que el Estado no alcanza sus
    objetivos de mediano y largo plazo, y la sociedad civil tampoco
    satisface sus necesidades.

    Lo que estamos sosteniendo es, que cuando la
    relación entre el Estado y la Sociedad Civil no es fluida
    y los problemas entre ambos no se resuelven, se genera una
    desviación del accionar de la sociedad en su conjunto, es
    decir, un divorcio entre
    los intereses que afectan el bien común y los intereses
    individuales. Obviamente, en ese cuadro no sólo se
    dilapidan recursos financieros, sino que implica un tremendo
    desgaste de las energías que la sociedad dispone para
    resolver sus problemas.

    4. Fragilidad de las
    políticas publicas: una perspectiva
    regional.

    El proceso de formular y ejecutar políticas
    públicas supone la combinación de un conjunto de
    elementos debidamente seleccionados y con mucha coherencia entre
    sí, sin embargo, junto con ello, es necesario tratar de no
    cometer los errores más frecuentes en el mencionado
    proceso. Algunas de esas omisiones son:

    El catastro ex ante en la formulación de
    políticas públicas.

    El cientista político Eugenio Lahera,
    señala que el origen de las políticas se encuentra
    en la agenda pública, en la cual participan actores
    sociales, relaciones de poder,
    características del sistema
    político, relaciones entre Estado y Sociedad Civil.
    (4)

    Lo antes señalado es indiscutible, excepto,
    agregar que una agenda pública convoca a todos los actores
    y todas las instituciones,
    sobre la base de resolver necesidades y demandas insatisfechas
    que tienen tanto el Estado como la Población; en
    consecuencia, un punto ineludible es ¿Cómo se
    detectan esas demandas y necesidades del Estado y de la sociedad
    civil que, posteriormente, dan origen a la agenda y
    consecuencialmente a la política
    pública?.

    Sostengo, que en el origen de las políticas
    públicas existe un divorcio y/o
    lejanía entre quienes diseñan la política,
    respecto a quienes pueden ser beneficiarios (e, incluso
    administradores de esas políticas en terreno). Al tenor de
    lo antes señalado, se entiende que actualmente, el origen
    de las políticas debe asociarse al interés de
    grupos
    parlamentarios, grupos o partidos
    políticos, al ejecutivo con sus dependencias
    sectoriales, agrupaciones de intelectuales, asociaciones
    empresariales, etc. Es decir, se origina en las presiones que
    actores e instituciones
    con algún tipo de influencia y cuya posición
    está en el centro de la constelación del poder.

    El divorcio entre quienes formulan y quienes son
    beneficiarios es comprensible y no podría ser de otra
    manera. En Chile,
    así como en otros países (Perú, Bolivia,
    Ecuador, Paraguay,
    Venezuela), no
    existe un sistema de
    captura de información de las necesidades de la
    población y/o del Estado; dicho de otra manera, no existe
    capacidad de prospectar temas emergentes y conflictivos que
    pueden alterar la coordinación del Estado o que puedan
    afectar las condiciones de vida de la población. En
    síntesis, al interior del aparato estatal
    no hay una masa crítica cuya función
    sea la elaboración de catastros de temáticas
    conflictivas y sobre las cuales se puedan diseñar
    políticas públicas. En consecuencia, y ante esa
    falencia, las decisiones respecto al tipo de políticas a
    implementar obedecen a visiones, información e intereses
    de quienes detentan el poder central o de quienes tienen mayor
    capacidad de influir en el centro del país. Por otra
    parte, el Estado no deja que al interior de las sociedades
    regionales se constituya una masa crítica capaz de cumplir
    esa función,
    pero tampoco las regiones son capaces de generar y potenciar una
    masa crítica capaz de responder a esa
    tendencia.

    Resumiendo, no hay un sistema de detección ex
    ante de las necesidades, demandas, conflictos o problemas que
    afectan al Estado o la sociedad civil; al no existir esa forma de
    prospección social, tampoco los problemas pueden ser
    ordenados señalando prioridades en el tiempo: corto,
    mediano y largo plazo; y, tampoco pueden ser ordenados en
    función del espacio: nacional, regional, comunal, micro
    local.

    En consecuencia, la formulación de la
    política pública se origina y diseña sobre
    la base de la intuición, del lobby o presión
    política, del análisis coyuntural, de las presiones
    de los medios de
    comunicación de masas, y en última instancia en
    el análisis de las megatendencias universales.

    La negociación de las políticas.
    Si entendemos la definición de la política
    pública respaldada por un corpus teórico o
    filosofía que orienta la acción y que, al mismo
    tiempo,
    entrega señales para establecer alianzas, acuerdos y
    caminos, es indudable que la formulación de
    políticas, es resultado de un intercambio de opiniones,
    rondas de diálogo,
    negociaciones, acuerdos y compromisos donde participan diferentes
    actores y tratan de compatibilizar intereses diversos. En la
    perspectiva regional ese proceso de construcción de políticas no existe
    ya que, por lo general, las negociaciones, acuerdos y compromisos
    entre diferentes actores no se realizan en los espacios
    regionales, y habitualmente, es un proceso donde sólo hay
    participación de los niveles centrales.

    En consecuencia, la política en su
    dimensión de la negociación obedece a lógicas del
    nivel central, soslayando y/o subvalorando no sólo la
    capacidad de los actores sociales regionales para negociar y
    alcanzar acuerdos y compromisos, sino también, indica que
    la filosofía que impera y las señales que
    ésta entrega son clara expresión de que las
    políticas provienen de un nivel y una estructura muy
    diferente a la regional.

    La legitimación de las políticas.
    Existe consenso, en orden a que un elemento que puede garantizar
    el éxito
    de una política, es el compromiso que ésta genera
    en quienes serán participantes y/o beneficiarios de dicha
    política. Cuando hablamos de compromiso nos estamos
    refiriendo al nivel de acercamiento afectivo y emocional entre
    ciudadano y política pública. Si no hay ese
    entendimiento o complicidad, es indudable que la política
    tendrá un déficit importante.

    En ese contexto, hay dos elementos que son
    relevantes.
    Por una parte, para que haya identificación del ciudadano
    con la política, ésta tiene que estar ubicada en
    una perspectiva de resolución o satisfacción de
    problemas que afectan a toda la población, es decir, los
    beneficiarios deben visualizar en esa política un esfuerzo
    serio por acercar los ámbitos del Estado y de la sociedad
    civil.

    En seguida, en la formulación de políticas
    debe existir una fase asociada a la difusión, cuyo
    objetivo sea vincular al Estado con los ciudadanos en una
    dimensión no sólo racional, sino también
    afectiva. En consecuencia, si se genera un programa de
    difusión orientado a las personas, que reconozca sus
    necesidades, hábitos, identidades, símbolos y
    significados propios, así como su entorno y que aluda a
    sus capacidades y falencias, sólo de esa manera podremos
    hablar que una política se legitima en la
    población, y es asumida y encarnada por los
    ciudadanos.

    En esa perspectiva observamos, por lo general, que
    cuando una política pública se difunde, se hace
    solamente en una lógica
    instrumental, aludiendo a una relación medios a fines
    y haciendo abstracción de cualquier otra
    consideración; en esa dimensión, el ciudadano se
    encuentra muchas veces con una propuesta carente de significados,
    de atractivos y que no lo convoca.

    Por otro lado, las políticas no son asumidas por
    los ciudadanos como algo propio, que los interprete y los motive
    a la acción ya que, generalmente, las políticas
    hacen caso omiso de las diferenciaciones regionales. No es lo
    mismo, una política de superación de la pobreza en la
    región de Antofagasta que en la Araucanía; no es lo
    mismo, una política de fortalecimiento institucional en
    Arica o Putre que en Santiago o Concepción;
    también, debemos diferenciar entre una política de
    recursos hídricos orientada a Iquique o Chiloé. En
    esta situación, es esencial considerar que la
    formulación de una política no puede interpelar a
    los ciudadanos de este país de una misma manera, los
    problemas pueden tener, incluso, la misma dimensión
    cuantitativa, pero sin embargo, cualitativa, estructural e
    históricamente ser muy diferentes.

    Si hay una política pública que habla a
    todos los ciudadanos por igual, expresará un
    déficit en la propuesta del mensaje y, en consecuencia,
    surgirán problemas de legitimidad de los ciudadanos
    respecto a esa política. No basta el hecho de formular una
    política y que ésta emane desde el nivel central
    para que, automáticamente, sea aceptada por la sociedad
    civil.

    La evaluación
    ex post de las políticas públicas.
    En el inicio del trabajo hemos planteado que la política
    pública tiene como principal función relacionar al
    Estado con la sociedad civil. Por lo tanto, podríamos
    sostener que la mejor manera de evaluar una política
    pública es indagando varias cosas: primero, si se
    generó acercamiento entre Estado y sociedad civil, y
    habría que preguntarse qué tanto es el acercamiento
    entre los niveles de lo colectivo y lo individual; segundo, en
    qué orden de cosas se expresa ese acercamiento; tercero,
    si el Estado logró los objetivos que se había
    fijado respecto a los ciudadanos, es decir, si el proceso de
    toma de
    decisiones, las prioridades, la asignación de recursos
    financieros, las alianzas y acuerdos, así como la
    información traspasada se alcanzó; cuarto,
    también nos debe interesar si la sociedad civil reconoce
    que sus expectativas, demandas y problemas han sido resueltos o
    están en vías de resolverse.

    Respecto a lo antes formulado hay que señalar que
    en Chile, así como en otros países de América
    Latina, no existe un sistema de evaluación
    ex post, es decir, no hay un sistema o procedimiento de
    evaluación una vez ejecutada la política. Dicho de
    otra manera, cuando se ejecuta una política pública
    la única evaluación que se hace es la que se
    refiere al tema presupuestario y que, por lo general, se reduce a
    saber si los recursos fueron efectivamente invertidos en los
    ítems presupuestados, pero, respecto a los logros
    políticos, sociales, culturales o económicos, tanto
    el Estado como la Sociedad Civil se quedan en la incertidumbre
    del conocimiento y
    la consecución de logros se mantiene en la nebulosa. Valga
    como ejemplo, el caso de la región de Tarapacá, que
    de acuerdo a su política habitacional y porcentualmente
    hablando, es una de las regiones en que más viviendas se
    construyeron entre los años 1990 – 2000, sin
    embargo, no existe información por parte del Estado
    respecto si el nivel cuantitativo y cualitativo de
    construcción ha impactado positivamente en la
    población, desconociéndose la opinión
    respecto si perciben que su calidad de
    vida está mejorando, o si tienen una mayor
    participación en el crecimiento
    económico regional o si hay mayor participación
    en la democracia; en
    definitiva, tanto el Estado como la sociedad civil tienen un
    sólo elemento claro: se construyeron más casas,
    pero, no se sabe si se han satisfecho las expectativas y
    necesidades de la población; tampoco se sabe si la
    política habitacional ha generado impactos o
    externalidades negativas.

    Desde la óptica
    regional, hay que reconocer que existen los recursos
    humanos para realizar estas tareas de evaluación,
    también los recursos financieros y la experiencia
    necesaria, sin embargo, el problema es que cualquier
    evaluación de política pública, para ser
    válida y legitima, debe responder a instrucciones del
    nivel central. En consecuencia, se produce la siguiente paradoja:
    mientras las evaluaciones de la política pública se
    reconocen como válidas solamente si las propone el nivel
    central, las consecuencias e impactos negativos, las dificultades
    y errores se expresan en la sociedad civil regional.
    En ese contexto, y para ser ecuánimes, hay que
    señalar que la sociedad civil regional, tampoco ha sido
    capaz de levantar propuestas para tener un mayor protagonismo en
    esta tarea.
    Finalmente, hay que señalar que la evaluación ex
    post, cuando se hace correctamente, es un insumo importantisimo
    para una buena evaluación ex ante.

    La preparación de los marcos presupuestarios:
    El contexto en que se generan y ejecutan las políticas
    públicas suele caracterizarse, además, por otra
    fragilidad que surge en el nivel financiero –
    presupuestario.

    Las políticas públicas suponen grandes
    desafíos en la construcción de una región y
    esos desafíos se resuelven con recursos financieros que no
    son descentralizados, y las regiones deben bregar fuertemente con
    Santiago para alcanzar parte de los recursos, los que son
    entregados a través de mecanismos sectoriales y en la
    mayoría de los casos muy centralizados. Pero, la
    situación que otorga mayor fragilidad al diseño e
    implementación de políticas públicas es que
    el presupuesto para
    su ejecución se elabora en Santiago y, muchas veces, con
    información incorrecta o incompleta. (Caso típico
    es el Plan Nacional de
    Superación de la Pobreza,
    año 1994; en el caso de la región de
    Tarapacá se conoce la situación de la Ley Arica I y la
    política deportiva impulsada por DIGEDER; en las regiones
    de Antofagasta y Copiapó, son ejemplo los planes de
    fomento a la pequeña y mediana minería).

    En síntesis, elaborar y preparar los marcos
    presupuestarios, desde arriba hacia abajo o desde el centro hacia
    la periferia, genera mucha fragilidad en la aplicación de
    políticas públicas en el ámbito
    regional.

    La información para diseñar las
    políticas públicas:
    La formulación de una política pública
    requiere estar respaldada en información cuantitativa y
    cualitativa adecuada, que debe provenir de las más
    diversas fuentes. Esta
    información debe respaldar adecuadamente la
    definición del problema o el motivo de la política;
    la identificación de los recursos financieros y su
    disponibilidad; los programas, proyectos o acciones que
    indirectamente forman parte de la política; los recursos
    humanos involucrados en el trabajo de
    terreno; los indicadores
    para definir metas y plazos; la necesidad de contar con
    información histórica respecto a intentos previos o
    similares que se hayan ejecutado; además, hay que disponer
    de información sobre los indicadores
    macroeconómicos y sociales que contextualizan la
    política y que pueden alterar su desempeño o desviarla de sus objetivos; por
    último, se debe tener la suficiente información de
    la población objetivo que se pretende alcanzar (por
    sexo, edad,
    nivel educacional, ingreso económico, sector residencial,
    acceso a beneficios sociales, etc.).

    La debilidad en el diseño de políticas
    públicas surge cuando hay que ordenar y procesar la
    información que respaldará esa política. Los
    problemas dicen relación con: primero, por lo
    general, la recopilación de la información se hace
    a partir de fuentes
    documentales no regionales; segundo, la información
    recopilada, muchas veces, no cubre todas las áreas que
    pretende alcanzar la política; tercero, en
    reiteradas ocasiones se observa que la información no es
    actual así como tampoco es homogénea;
    cuarto, cuando se recurre a fuentes existentes en la
    región, usualmente, la información que se obtiene
    es muy fragmentada, dispersa, heterogénea y desfasada;
    quinto, se hace uso y abuso de información
    cuantitativa, y no se utiliza ni se incorpora al análisis
    la información de tipo cualitativa que identifique, por
    ejemplo, entre otros elementos: contexto histórico, perfil
    cultural, identidades colectivas, patrones habitacionales,
    patrones de consumo,
    etc.

    5.
    Conclusión

    Nuestro país vive hoy día una encrucijada
    histórica. Por un lado, trata de profundizar su
    democracia, alcanzar el desarrollo,
    optimizar el uso de los recursos financieros y mejorar sus
    niveles de calidad de vida;
    por otro, trata de hacerlo con un modo especial de ordenarse y
    decidir sobre sus asuntos públicos y privados.

    En esa relación, tenemos que coincidir que no hay
    equilibrio:
    nuestros desafíos no concuerdan con la forma como hacemos
    las cosas; nuestros problemas tratamos de resolverlos con una
    estrategia o modo
    de hacer donde no prevalece la sistematicidad y coherencia,
    tampoco la disciplina de
    trabajar con arreglo al mediano y largo plazo. Este es un
    país que desaprovecha muchos recursos existentes
    (financieros, humanos, territoriales e institucionales). En ese
    contexto tenemos la necesidad de generar un equilibrio entre los
    desafíos y una forma adecuada de hacer las
    cosas.

    En esa perspectiva, quiero plantear algunas
    consideraciones finales.
    a. Las Políticas Públicas son de interés,
    tanto para el Estado como para la toda la sociedad. El origen y
    desarrollo de ellas se caracteriza por la complementariedad y
    transversalidad entre ambas esferas.
    b. Hay que poner en discusión, en la agenda
    pública, el corpus teórico que respalda las
    políticas Públicas aplicadas en Chile. De hacerlo
    así, estaremos discutiendo no sólo el tipo de
    sociedad que queremos, sino también, los principales
    problemas de la sociedad chilena y cuya persistencia afecta la
    relación entre Estado y Sociedad Civil.
    c. Hay que abrir un espacio de discusión sobre el impacto
    de las Políticas públicas en la dimensión
    territorial, es decir, qué tipo de políticas debe
    aplicarse a nivel nacional, cuáles en el nivel regional,
    así como las especificidades de las políticas en el
    ámbito comunal y local.
    d. Uno de los principales desafíos será analizar,
    desde una perspectiva intra – región, las
    potencialidades para asumir nuevos desafíos no sólo
    en la
    administración política, sino también,
    en el tema de los manejos presupuestarios; como asimismo en
    la
    administración y formulación de
    Políticas Públicas. En este sentido, las
    universidades mantienen, en regiones, una deuda pendiente con
    relación a formar e impulsar una masa crítica que
    contribuya a resolver el nivel de contradicción entre el
    centro y las regiones.
    e. Es imperativo elaborar Sistemas de
    Información Social, cuyo objetivo sea fortalecer las
    capacidades regionales, y facilitar las tareas de seguimiento de
    las políticas públicas, pero también
    resolver el tema de las necesidades ex ante y que originan estas
    políticas. El rol de estos sistemas de
    información puede ser múltiple y un relevante
    instrumento de trabajo en los temas de regionalización y
    descentralización.
    f. Desde un punto de vista teórico, los actores sociales
    deben discutir y analizar no sólo el rol del estado en la
    nueva era de la
    globalización, sino también, analizar en una
    mirada retrospectiva y prospectiva el que hacer del aparato
    público en el diseño de las Políticas
    públicas, y discutir el rol de la Sociedad Civil en ellas.
    (4)
    g. Desde un punto de vista metodológico, hay que generar
    nuevas estrategias y
    planteamientos respecto a las políticas públicas,
    en especial, tratando de compatibilizar diseño y
    participación; metodológicamente, también
    hay que innovar en varias
    cosas: el tipo de información que se utiliza, definir
    nuevas responsabilidades para las regiones, plantear nuevas
    formas de control. En este
    aspecto el tema central pareciera ser ¿Cómo la
    sociedad civil se incorpora en el proceso de toma de
    decisión?.

    6. Notas
    Bibliográficas

    Entenderemos por Estado la sociedad organizada
    políticamente; en tanto definiremos como Sociedad Civil al
    conjunto de organizaciones
    sociales o culturales; territoriales o funcionales; empresariales
    o sindicales; voluntarias, no gubernamentales o independientes,
    es decir, la variedad pluralista de organizaciones
    cuyo fin último no tiene que ver con el tema del
    poder.
    Es interesante leer el texto
    INTRODUCCION A LAS POLITICAS PUBLICAS, 1999, CEPAL, del cientista
    político Eugenio Lahera, que aporta una interesante
    perspectiva y buenos argumentos en está
    temática.
    Muchos conceptos empleados se encuentran en el DICCIONARIO DE
    ADMINISTRACION PUBLICA CHILENA, 1997, SUBDERE.
    Eugenio Lahera, Introducción a las Políticas
    Públicas, 1999, CEPAL, CHILE.
    Una discusión interesante mantiene Heraldo O. R. Laguzzi
    en POLITICAS Y DESARROLLO COMUNITARIO. En: "Las políticas
    Culturales en América
    Latina: Una Reflexión Plural". Jorge Cornejo Polar
    (Editor); Ediciones APPAC, Perú, 1989.

     

     

    Autor:

    Juan Podesta Arzubiaga

    Sociólogo

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