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Producción de Conocimiento



Partes: 1, 2

    Indice
    1.
    Introducción

    2. ¿Acaso esta situación ha
    cambiado?. ¿ Hoy en día es
    diferente?


    4. Categorías para la
    interpretación de la realidad

    5. El Rol De La
    Educación

    6. Referencias
    bibliográficas sugeridas

    1. Introducción

    Nos creemos dueños de la realidad cuando
    discutimos sobre temas de economía, política, gerencia,
    educación,
    asuntos públicos y hasta de situaciones foráneas.
    Nos hacemos eco de opiniones, como si fueran nuestras, a partir
    de noticias y comentarios realizados en los medios de
    comunicación, sin darnos cuenta que formamos parte de
    lo que se conoce como una matriz de
    opinión. Defendemos nuestras «verdades» sin
    considerar, que la opinión que tenemos de la realidad,
    está influenciada por nuestras necesidades personales,
    vivencias profesionales, intereses y mundo cultural. Por otra
    parte la falta de una conciencia
    objetiva sobre la realidad hace que ésta se sitúe
    por encima de la capacidad de intervenirla, pues se torna
    distorsionada y subjetiva ante nuestra percepción.
    El subjetivar va mucho más allá de condicionar la
    interpretación de la realidad; limita la capacidad de
    intervenirla para ponerla a servicio
    personal y
    colectivo. Consideramos que lo que "conocemos" antecede la
    existencia del mundo real. De esta manera, cuando enfrentamos una
    determinada circunstancia y ésta no se encuadra dentro de
    la concepción que de ella tenemos, limitamos nuestra
    participación anteponiendo juicios de valor a la
    misma.
    Si los patrones teóricos con los que apreciamos la
    realidad no cuadran, emitimos juicios sobre ella, la etiquetamos
    con epítetos que reflejan nuestra propia incapacidad para
    abordarla. La incomunicación existente entre la realidad y
    el sujeto, impide la posibilidad para intervenirla. Al no existir
    un diálogo
    fluido, se imposibilita demostrar, ante sí mismo, la
    capacidad personal de
    alcanzar logros, reduciéndose la autoestima,
    asumiendo posiciones conservadoras y una actitud
    medrosa. Allí radica el problema, nos sentimos temerosos y
    propensos a seguir patrones conductuales socialmente aceptados,
    sin evaluar su pertinencia respecto a la seguridad
    individual que genera.
    La limitación para intervenir la realidad, está
    prácticamente generalizada en el hombre
    actual. Posee cada día mayor cantidad de información, pero menor capacidad de
    solventar los retos que le impone su realidad. La
    concentración urbana ha alejado al hombre de la
    actividad rural, de donde extraía los bienes con los
    cuales satisfacer sus necesidades; utilizando sus propias
    capacidades físicas e intelectuales para producir.
    El hombre se
    ha aislado en la ciudad, perdiendo el mecanismo idóneo de
    autovaloración personal, su habilidad para satisfacer los
    requerimientos personales y colectivos. En el medio urbano,
    solventa sus necesidades a través del amiguismo, la
    adulación, la participación política entre otros,
    mecanismos éstos, que lo frustran, enajenan, lo hacen
    agresivo, medroso, individualista, y contribuyen muy poco en su
    autoestima.
    Para conciliar la supervivencia urbana y los métodos
    empleados para lograrlo, el hombre utiliza
    subterfugios anímicos y emocionales que le ofrecen soporte
    a su personalidad.
    Busca explicación de su situación personal, en
    antecedentes cognoscitivos adquiridos e inducidos a través
    de los mecanismos formales e informales de socialización. Si bien el
    conocimiento adquirido hasta la actualidad ha probado su
    utilidad, el
    mismo está montado sobre un marco "filosófico", que
    intencional e implícitamente induce en el hombre, una
    forma constructiva del pensamiento,
    que lo aferra a aquello que "conoce", uniformando así su
    conducta,
    haciéndolo cada vez más conservador.
    Al condicionar la construcción del pensamiento
    del hombre a valores,
    principios y
    normas que son
    ajenos a la condición humana, su conducta personal
    entra en contradicción con sus necesidades,
    sintiéndose ajeno a su entorno, a su realidad y hasta a
    sí mismo.
    Se puede desenvolver en cualquier área del saber y del
    desempeño social, siempre y cuando la
    realidad no entre en
    contradicción con la información que le ha sido suministrada.
    Dentro de estos límites,
    todo marcha bien. Pero al ser retado por necesidades y problemas que
    se encuentran fuera de los límites y
    concepciones teóricas preestablecidas, es entonces cuando
    el hombre encuentra reducida su capacidad para comprender e
    interpretar la realidad y, por ende, su capacidad para
    modificarla se ve mermada. No es capaz de desarrollar una
    conceptualización propia, ni se atreve a correr el
    riesgo de ser
    juzgado por ello.
    Es conveniente aclarar que los paradigmas
    dentro de los cuales evoluciona el hombre le ofrecen seguridad, pero
    en ocasiones están en contradicción con su propia
    naturaleza. Al
    colocar las decisiones personales en fuerzas superiores, el
    hombre se vuelve un ser manejable, se desdibuja dentro de la masa
    social pero en ese anonimato se siente seguro. Esto ha
    permitido construir y consolidar la sociedad que hoy
    conocemos. El marco ideológico que regula el devenir
    social e individual del ser humano y condicionar su conducta,
    permite la constitución y consolidación de la
    institución social.
    La sociedad tiene
    intereses y mecanismos de perpetuación que están
    muy por encima del hombre, los cuales limitan su capacidad para
    satisfacer la necesidad de supervivencia, en la misma medida que
    fomenta la concentración urbana donde las actividades de
    servicio son
    privilegiadas a expensas de las actividades productivas. La
    contradicción interna del ser y la posición social
    que ocupa entran en conflicto. La
    seguridad personal y la autoestima carecen de soporte real: al no
    tener, no valgo, no soy. Los conflictos
    sociales causados por la apropiación y acumulación
    de los excedentes de producción, toman también
    expresión en el conflicto
    interior del hombre.
    Lo normativo e institucional se mantienen por encima de a quien
    supuestamente sirve. El Estado, la
    sociedad, la educación,
    la empresa, la
    salud, la
    seguridad, el gobierno, la
    producción, la religión, las
    normas, las
    leyes y las
    creencias, requieren ser servidas, pero no centran su atención real en el hombre. Por ejemplo,
    la
    educación se sirve así misma, difundiendo
    "verdades", sin prestar principal atención en fomentar la capacidad
    analítica, ni la creatividad.
    Es una institución conservadora y perpetuadora de la
    sociedad que la concibe.
    Como mencionamos anteriormente, la sociedad ha prestado un gran
    servicio al hombre en cuanto a la seguridad que le ofrece en lo
    que se refiere al bienestar material, pero el desarrollo
    trascendental del hombre, no ha estado entre
    sus prioridades.
    Siendo el hombre actor, creador y artífice de la
    institución social, ha caído en su propia trampa.
    El sistema se ha
    encargado de
    mantener su dinámica y coherencia, situándolo
    por debajo de su propia creación. Si bien
    históricamente el hombre buscó explicaciones a sus
    inquietudes, en mitos y
    mistificaciones de la realidad, esta dinámica lo envolvió de una manera
    tal, que muy a pesar del desarrollo
    tecnológico alcanzado, el hombre se ha convertido en el
    vehículo para preservar lo tradicional. A pesar de esta
    relación entre la sociedad y el individuo, el intelecto
    humano promedio se diversifica e incrementa continuamente en
    complejidad y riqueza; surgen así, una epistémia
    centrada en el objeto, en la realidad.
    Para perpetuarse, la sociedad mantiene paradigmas
    filosóficos transmitidos de generación en
    generación, independientemente de las formas que tomen las
    teorías
    explicativas de la realidad. El punto de vista
    epistemológico que impera desde las
    primeras agrupaciones sociales, prevalece prácticamente
    inalterable. Las concepciones míticas y místicas
    que han venido explicando el mundo real y el rol humano,
    anteponen intencionalmente conceptos que se han comportado
    más como ideologías dominadoras, que como
    interpretación de la estructura del
    pensamiento, comúnmente se conocen como
    filosofía.
    La relación entre el hombre y su realidad es un hecho
    material y concreto. Se
    origina para solventar sus necesidades básicas de
    sobrevivencia y está condicionada por el desarrollo
    alcanzado en los medios
    cognoscitivos y técnicos para un determinado momento
    histórico. Por otra parte está afectada por las
    características ecológicas y
    culturales en las que está inmerso. Las concepciones del
    hombre sobre sí mismo y de sus relaciones con el mundo,
    constituyen también hechos reales y objetivos,
    aún cuando los mismos le sean intangibles e inconscientes.
    Podemos entenderla como una relación epistémica, de
    tal manera que va más allá del mero estudio de los
    elementos de mediación teórica.
    Para ilustrar la epistemia que ha venido guiando la
    relación hombre-realidad, desde la antigüedad citamos
    el Mito de la
    Caverna. Platón
    concibió que todo ser humano, desde que nace, trae el
    conocimiento
    desde el "mundo de las ideas", dictado por los espíritus
    que allí habitan. En el transcurrir terrenal, el hombre
    irá recordando los conceptos preestablecidos; la
    sabiduría alcanzada en el transcurso de su vida, le
    determinará su ascenso a la cima de Urano. Para Platón
    el
    conocimiento o los conceptos preceden a la realidad,
    evidenciando así, la necesaria guía que el hombre
    de la época requería para comportarse en sociedad.
    Preceptos, normas, leyes y verdades
    de todo tipo, se han mostrado como razones válidas para
    explicar el mundo real, la conducta del hombre y su conciencia. Se ha
    validado, desde entonces, una estructura del
    pensamiento, aplicable en todas las épocas y situaciones.
    Está concepción reduce y limita la creatividad
    humana, aún cuando ha facilitando la vida en sociedad, y
    superpuesto la intencionalidad sobre las necesidades humanas.
    De esta manera, se han desdeñado otras formas
    constructivas del pensar. La praxis aristotélica, puesta a
    un lado por varios siglos, reconoce que el conocimiento
    está en las cosas y su relación se hace de manera
    directa con ellas. Cuando las evidencias materiales
    pusieron en discusión las aseveraciones tradicionales, se
    concibieron formas interpretativas que fueron mediatizadas, al
    concebir que el conocimiento develado por la ciencia era
    también obra divina… De está manera, la ciencia fue
    mediatizada prácticamente desde su inicio, y platonizaron
    a Aristóteles.
    "Tomás de Aquino y Alberto Magno fueron los principales
    ideólogos de esa concepción y lograron combinar el
    sistema
    comprensivo de la naturaleza con la
    teología y la ética
    cristiana" (Ginés, 1993:24)
    "Muy poco fue el aporte de la edad media
    para enriquecer el campo de las ciencias
    naturales, si exceptuamos a Alberto Magno), pues la "autoridad de
    los "maestros" fue siempre esgrimida como argumento de verdad y
    certeza." (Ginés, 1993:52)

    2. ¿Acaso esta
    situación ha cambiado?. ¿ Hoy en día es
    diferente?

    La institución social y su base ideológica
    se perpetúan a través de poderosos intereses al
    llevar adelante la aplicación del mecanismo de socialización, que sumen al individuo y al
    colectivo, en una relación tácita de
    perpetuación de la forma tradicional de estructurar el
    pensar. Las interpretaciones de la realidad han operado dentro de
    límites determinados, ofreciendo seguridad al hombre,
    siendo ésta la sobrevivencia del enfoque
    epistemológico. El halo de seguridad causado por los
    paradigmas explicativos, dificulta la aceptación de nuevas
    formas de construcción del pensamiento,
    dificultándose la aceptación de puntos de vista y
    concepciones novedosas.
    Al perpetuar el mecanismo tradicional fundamentado en la
    institucionalidad social, el hombre ha perdido su horizonte. El
    hombre es actor y es fin de sus propias acciones,
    parafraseando a Protágoras de Abdera (485-410 a.c.) "el
    hombre es la medida de todas las cosas".
    Independientemente de los juicios de valor que
    podamos hacer del mecanismo de subordinación del hombre,
    éste ha servido
    de base para la consolidación de la sociedad actual. Ella
    misma ha permitido que el hombre evolucione dentro de los
    límites de seguridad que impone su supervivencia, hasta
    alcanzar un alto nivel de conciencia de su realidad y de
    sí mismo. Ahora, es menester tomar conciencia de que la
    sociedad no podrá cambiar mientras sus paradigmas e
    integrantes no acepten su cuota de responsabilidad individual y colectiva.
    Para alcanzar este objetivo, se
    debe reinterpretar al hombre y su realidad. Se hace necesario que
    el hombre tome conciencia de su rol protagónico en la
    interpretación y construcción del conocimiento. Es
    menester devolverle su capacidad de crear, de ser constructor de
    su propio futuro, haciendo de este deseo una voluntad consciente
    e intencionada.
    En el campo de la aplicación práctica, el hecho de
    envolver el proceso de
    interpretación de la realidad en un halo de cientificidad,
    reduciendo su utilización a un determinado número
    de personas y con el positivismo
    científico, por otra parte, se ha limitado la
    concientización del hombre, como el ser con capacidad para
    modificar intencionalmente su entorno, a través de su
    raciocinio.
    Este trabajo pretende revalorar el proceso que el
    hombre utiliza para interpretar y modificar la realidad en su
    propio beneficio y del colectivo, mediante la
    participación directa y transformadora. Independientemente
    de la existencia de ideologías conservadoras para frenar
    esta corriente, el desarrollo de las comunicaciones
    está haciendo surgir un nuevo punto de vista con el cual
    se analiza, interpreta y modifica la realidad.
    Este desarrollo teórico pretende impulsar el potencial
    creativo del individuo, frente al proceso uniformador, con el
    surgimiento de una nueva forma interpretativa de la realidad y de
    conceptualizar al hombre mismo como producto
    relacional. e histórico. Contrariamente al individualismo,
    esta concepción cognoscitiva, revaloriza
    holísticamente a la persona, en donde
    la autoestima juega un papel
    fundamental.
    El desarrollo de nuevos enfoques, concepciones, teorías
    e instrumentos de
    medición, potencian el análisis y la creatividad humanas,
    pretenden hacerlo consciente, no solamente de su potencial
    creativo, sino del proceso de autoconstrucción el cual se
    alcanza involucrándose en la interpretación y
    modificación de la realidad que lo envuelve.
    Como manifestación del problema existente al construir la
    interpretación de la realidad, a partir de
    conceptualizaciones preexistentes y de lo generalizado en la
    discusión de este enfoque, citamos de Umberto Eco en su
    novela El
    Péndulo de Foucault
    Allí se da una conversación entre sus personajes
    Jacopo Belbo y Casaubon, respecto al juicio que el primero hace
    de los escritores que envían sus textos al comité
    de redacción de casas editoriales.
    "- … Ya estamos en el umbral en el que sospechamos que algo no
    funciona. Pero es necesario un esfuerzo para demostrar qué
    es lo que no cuadra y por qué. ….. Se publican muchos
    libros
    escritos por estúpidos, porque a primera vista son muy
    convincentes. El redactor editorial no está obligado a
    reconocer al estúpido. No lo hace la academia de ciencias,
    ¿por qué tendría que hacerlo él?
    – Tampoco lo hace la filosofía. El argumento
    ontológico de San Anselmo es estúpido. Dios tiene
    que existir porque puedo pensarlo como el ser dotado de todas las
    perfecciones, incluida la existencia. Confunde la existencia en
    el pensamiento con la existencia en la realidad.
    – Sí, pero también es estúpida la
    refutación de Gaunilo. Puedo pensar en una isla en el mar
    aunque esa isla no exista. Confunde el pensamiento de lo
    contingente con el pensamiento de lo necesario." (Umberto Eco,
    1991:62)
    A lo largo de la historia, se ha platonizado
    a Aristóteles y mediatizado la ciencia,
    distanciándola del hombre común, haciéndole
    asumir una orientación interpretativa y recursos
    metodológicos intencionados, comprometiéndole con
    la perpetuación del sistema social.
    Al colocar la interpretación de la realidad, sujeta a
    conceptos preexistentes, el "conocimiento" verifica la
    concepción más que comprender lo real,
    relegándola a un segundo plano de interés,
    permitiendo únicamente, una interpretación
    condicionada a lo previamente teorizado. Coloca la
    institución académica sobre cualquier interés,
    por más legítimo que éste sea.
    Algunos pensadores pueden continuar aduciendo que potenciar el
    desarrollo individual frente a lo institucional hacen del hombre
    un ser anárquico. Esto es una falacia: un hombre que se
    valore como individuo tiende a reconocer el valor de su
    congénere por sí mismo. Tiende a vencer el
    individualismo agresivo por una empatía sinérgica,
    donde se comprenda que el todo es más que la suma de sus
    partes.
    Otro objetivo de
    este trabajo consiste en favorecer la elaboración de una
    concepción teórica orientada a estimular el
    análisis de la realidad, con fines
    claramente prácticos y utilitarios.

    El enfoque propuesto condiciona, entonces, nuestras
    respuestas a la interpretación objetiva de lo real,
    abandonando los juicios de valor y reduciendo la peligrosa
    tendencia a la impulsividad, al darnos cuenta que lo que
    percibimos no es necesariamente lo sustancial de lo real, sino
    aquello de percibimos filtrado por el esquema mental y cultural..
    Ante una situación que nos reta, se responde
    impulsivamente sin pensar que de esta manera perdemos la
    posibilidad de ser efectivos, así como de perder valiosas
    oportunidades de éxito.
    Aunque suponemos que éste actuar es "instintivo",
    respondemos bajo los lineamientos del enfoque "epistémico
    y cultural" aprendido. La realidad no es la que percibimos, ni lo
    que percibimos es la realidad; respondemos ante lo
    fenomenológico, pero no ante lo causal.
    Con la intención de facilitar la comprensión del
    proceso de interpretación de la realidad, el hombre ha
    formulado, a lo largo de su trayectoria histórica,
    constructos teóricos con los cuales comprende el mundo
    real que lo rodea, obteniendo una progresiva conciencia de
    sí mismo. Ha sido un largo camino interpretativo, entre el
    momento en que el hombre aparece sobre la tierra
    hasta el día de hoy. Desde el primer momento
    interpretativo, el proceso de abstraer el mundo real no se ha
    detenido, ni se detendrá jamás.
    Inicialmente, la preocupación real del hombre primitivo
    fue sobrevivir, alimentarse y protegerse, pero el hecho
    interpretativo ocurría sin proponérselo. Durante la
    actividad misma de intervenir la naturaleza se ponía en
    comunicación con un mundo real al cual, en
    un principio, no podía comprender, pues carecía de
    un elemento de mediación que se lo permitiera. Al
    empezarse a desarrollar el lenguaje,
    la actividad intervencionista de la naturaleza, es cada
    día más intencionada y consciente.
    Con el transcurrir del tiempo, la
    necesidad de intervenir y modificar más radicalmente el
    mundo real, demandó que la simple praxis exigiera un nivel
    explicativo de mayor complejidad. El discurso
    explicativo sobre el por qué y el cómo,
    fundamentó teorías de mayor objetividad sobre el
    funcionamiento, la razón y la causa de las cosas. Es
    allí cuando un nuevo desarrollo mediador toma
    paulatinamente relevancia entre el hombre y su realidad: se
    construyen las teorías. En la misma medida, el hombre
    comienza a conocer su capacidades y poder de
    intervención de la realidad, toma conciencia de su propia
    capacidad intelectual. Igualmente, emprende la distinción
    entre él mismo y las cosas de la realidad en la que
    participa. Empieza a abstraerse a sí mismo y a analizar su
    propio proceso mental.
    En la misma medida que el hombre invierte tiempo y esfuerzo
    en la búsqueda de explicaciones, va tomando conciencia de
    sí, en un proceso dialéctico de
    autocomprensión, mientras interviene su realidad recibe
    respuestas a sus concepciones teóricas y de sí
    mismo. Surge la concepción epistemológica, en otras
    palabras, el concepto que
    describe el proceso relacional comprensivo, entre el hombre y su
    mundo real. Este proceso se construye, sobre la base de la
    experiencia, a lo vivencial, sobre una explicación de la
    relación entre el mundo real y el hombre, con incidencias
    cruciales sobre el conocimiento.

    El conocimiento, primero fue el resultado de un aprendizaje
    pragmático, dando paso al razonamiento discursivo, para
    posteriormente tomar la conciencia de sí, y de las cosas:
    primum vivere, deinde philosophare.
    Este discurso no es
    más que otro constructo teórico; una
    explicación en la que concurren, experiencias
    vivénciales y todo el poderoso sistema filosófico
    imperante, subyacente en la cultura
    educativa actual que es histórica, social y
    ecológica. El mismo constructo se desarrolla como
    expresión y necesidad personal de manifestar la
    relación entre el hombre y su propia realidad, obtenida
    como producto de
    una sostenida actividad investigativa. La intención de
    subrayar que esta formulación epistémica es un
    producto de reflexiones personales radica en que la conciencia de
    sí, surge de la relación concreta entre el
    individuo y mundo real, y que la explicación del proceso
    epistemológico, no es una "verdad" sino su punto de vista.
    Al divulgarlo, se trata de someterla a la discusión
    pública, con el objeto de nutrirla. De haber coincidencias
    con otras posiciones, las mismas son originadas en la
    condición misma de ser la investigación una expresión humana,
    histórica, social y espacial.

    3. Origen Del
    Conocimiento

    Para interpretar el origen del conocimiento, partiremos
    por analizar la relación fundamental que se establece
    entre el hombre y el mundo real. Su necesidad básica es
    sobrevivir, al igual que la de cualquier otro organismo.
    Necesidad ésta que es posible comprender objetivamente a
    través de la cantidad requerida y del tiempo que le toma
    conseguirlo. Cuando el desarrollo del conocimiento y las técnicas
    para producir son escasas, la cantidad es limitada y el tiempo es
    mayor. De esta manera el ser humano debe invertir mucho esfuerzo
    y someterse a grandes riesgos.
    La ubicación de la población humana en zonas de abundancia
    permitió que la inversión de tiempo fuera menor y el
    volumen de lo
    obtenido fuera mayor, quedando tiempo libre y reduciendo el
    conflicto. Así pudo establecer relaciones grupales
    más estables, nutrirse de información valorada
    emocionalmente, sentir miedo, confort, bienestar, etc, pero
    allí donde la abundancia lo permitió, se
    nutrió de sonidos, olores, colores, nuevas
    sensaciones, que lo indujeron a reproducirlos; probó
    también su habilidad para producir la muerte, o
    para prolongar la vida. Cazó y pescó, enriqueciendo
    sus relaciones con la naturaleza. Reprodujo individualmente lo
    observado, para luego, asociar los sonidos escuchados con los que
    podía emitir, posteriormente les dio significado y los
    convencionó con los demás miembros del grupo humano.
    Al lograr que los sonidos emitidos fueran reconocidos por los
    demás, tácitamente acordaron la relación de
    los signos sonoros emitidos con fenómenos particulares.
    Nació así, la primera forma de intercambio de
    información, el lenguaje
    onomatopéyico.
    Se estableció una relación de abstracción o
    representatividad entre el signo y el hecho. Cada vez que un
    sonido nos
    estimula, aparece la imagen
    simultáneamente en nuestro cerebro; pero
    ésta, no es la realidad sino su representación, su
    abstracción. Para que el signo "sonido" tenga
    valor comunicacional, debe ser reconocido su significado por los
    otros miembros del grupo.
    Cada vez que nos comunicamos, se da de manera mediada, a
    través de los signos abstractos, socialmente aceptados y
    convenidos. Construimos la interpretación del mundo real y
    anticipamos la acción con los elementos del lenguaje.
    "Los límites de mi lenguaje significan los límites
    de mi mundo. Los límites de mi mundo son los
    límites de mi lenguaje" señala Wittgenstein (1991)
    y la interpretación que hacemos del mundo real a
    través de signos abstractos, convencionables y
    convencionales se considera como conocimiento. El hombre se
    separa del resto de los animales desde el
    momento que le asignó significado a una
    abstracción: sonido, gesto, gráfico, etc.
    Observar el desarrollo histórico de la relación
    hombre/realidad, permite evidenciar la evolución y sofisticación de los
    signos abstractos, generados en la creciente y continua
    intervención en la naturaleza. En la medida que se
    desarrollan estos elementos de mediación interpretativa,
    se acrecienta la capacidad humana de intervención del
    mundo real, se desarrollan nuevos medios
    tecnológicos y organizacionales. Aparecen las instituciones
    sociales como el Estado, la
    educación,
    la milicia; así como también, los códigos
    éticos, morales y legales, que han contribuido en el
    desarrollo histórico de la sociedad,
    contraponiéndose con objetivos
    institucionales por encima de la naturaleza del individuo. La
    cita de Wittgenstein, es pertinente para evidenciar el continuo
    dialéctico en la formación de la conciencia del
    hombre, en la misma medida que se involucra en la
    construcción de su mundo. Interpretado así el
    conocimiento (lenguaje, teorías y filosofía), se le
    ubica como herramienta del hombre. El constructo teórico
    planteado, le otorga al conocimiento su carácter
    histórico, social y espacial, en permanente
    transformación y enriquecimiento, su valor utilitario y
    altamente vinculado con la realidad.
    El carácter
    de científico otorgado a un tipo determinado de
    conocimiento, es producto de un acto consciente e intencionado de
    búsqueda, de una explicación más objetiva de
    la realidad, pudiendo ser comprobada en cualquier parte del orbe,
    adquiriendo su carácter de "universal". Frente a la
    necesidad local de enfrentar una determinada situación
    problema, el valor utilitario del conocimiento, tiene mayor
    relevancia que su condición de universalidad. La
    elaboración de explicaciones vinculadas a una
    solución concreta, fortalece la posición del
    hombre, lo potencia, le
    ofrece una plataforma concreta sobre la cual construye su propia
    apreciación, además de enseñarlo a valorar
    constructos teóricos ajenos; se hace un ser
    "universal".

    Esta concepción epistemológica se
    fundamenta en el hecho de que el hombre es un ser, que se
    construye a sí mismo, siendo a su vez, concreción
    cultural, histórica, espacial, y ambiental. Se construye a
    sí mismo pues dispone de un recurso natural, adicional a
    los sentidos,
    con el cual elabora una interpretación del mundo, que le
    permite tomar conciencia de su propia condición y del
    mundo relacional.
    En esta concepción, se insiste sobre la realidad como
    él mismo, todo aquello que está en el entorno del
    hombre, en lo físico/natural y social y el efecto que
    él causa. La realidad es rica en formas, colores, olores y
    sabores y de una gran diversidad y complejidad con propiedades
    que le son inherentes. Lo cualitativo o lo cuantitativo que le
    atribuimos a la misma, son desarrollos teóricos que
    permiten percibirla de una manera particular e interpretarla con
    valoraciones comparativas.

    Partes: 1, 2

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