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La teoría Crítica Social y sus aportaciones a la criminología




Enviado por carmencha75



    Indice
    1.
    Teoría critica de la sociedad: orígenes e
    influencias en las ciencias sociales.

    2. Convergencias con las teorías
    psicoanalíticas.

    3. Segunda línea de pensamiento
    dentro de la Teoría Crítica.


    4.
    Criminalización Primaria y criminalización
    secundaria

    5. Superación del funcionalismo
    marxista. Jurgen Habermas .

    6. Bibliografía

    1. Teoría
    critica de la sociedad:
    orígenes e influencias en las ciencias
    sociales.

    Escuela de Frankfurt. Primera línea de pensamiento.
    En este ensayo
    trataremos acerca de una teoría que nació hace casi
    70 años bajo la dirección de un solo hombre y
    aunque, en definitiva, fue el resultado de un grupo de
    intelectuales, a pesar de que no se conociera como un proyecto
    teórico unificado hasta que el movimiento no
    se consolidó en los escritos del Institut für
    Sozialforschung (Instituto de Investigación
    Social).
    Dentro de los analistas o pensadores de esta escuela
    sociológica, es necesario distinguir dos ramas de pensamiento,
    que si bien no son contradictorias, tampoco son totalmente
    complementarias, aunque sí unidas bajo una misma
    línea de pensamiento filosófico. Estas son:
    – Primera etapa: M. Horkheimer, T. W. Adorno y E. Fromm..
    – Segunda etapa de pensamiento: G. Rusche, O. Kirchheimer y W.
    Benjamin.
    – Tercer y último pensador: J. Habermas.

    La investigación histórica ha seguido
    la historia de aquel
    círculo intelectual formado en torno a
    Horkheimer desde sus inicios en Frankfurt hasta su traslado a los
    Estados
    Unidos.

    En qué consiste la Teoría
    Crítica?
    La Teoría Crítica ocupa un lugar destacado entre
    los muchos intentos emprendidos en el período de
    entreguerras para desarrollar el marxismo de
    forma productiva. No fueron tanto sus principios
    teóricos como, sobre todo, sus objetivos
    metodológicos, los que destacaron principalmente.
    La utilización sistemática de todas las disciplinas
    de investigación de la ciencia
    social en el desarrollo de
    una teoría materialista de la sociedad era la
    finalidad principal de la Teoría Crítica. En este
    Instituto, fundado en 1924, se llevaron a cabo durante los
    primeros años investigaciones
    sobre la historia del socialismo.
    Horkheimer aprovechó la ocasión de su discurso
    inaugural en el instituto, para presentar por primera vez en
    público el programa de una
    teoría crítica de la sociedad.
    Horkheimer consideraba que la situación intelectual en la
    que se encontraban los esfuerzos por desarrollar una
    teoría de la sociedad se caracterizaba por una divergencia
    entre la investigación empírica y el pensamiento
    filosófico, divergencia que tenía consecuencias
    fundamentales. La división abstracta del trabajo
    científico y metafísico que había originado
    la evolución posthegeliana
    (investigación empírica versus concepción
    histórica-filosófica de la razón) del
    pensamiento no había dejado lugar para la idea de una
    razón histórica. Sin embargo, con la
    eliminación de la filosofía de la historia, toda
    filosofía se veía privada de cualquier posibilidad
    de ejercer una crítica trascendente. Por consiguiente, la
    fundamentación de una teoría crítica de la
    sociedad suponía en un primer término la
    superación de esta fisura histórico-intelectual
    entre investigación empírica y la
    filosofía.
    En el aspecto epistemológico, el pensamiento se
    orientó a una crítica sistemática del
    positivismo;
    en el aspecto metodológico, apuntaban a un concepto de
    investigación interdisciplinar. Mientras tanto dentro del
    ámbito de las teorías
    de la criminalidad se realizaba un cambio mejor
    dicho un paso, poco a poco, de la criminología liberal a la
    criminología crítica. Se gesta lentamente una
    construcción de una teoría
    materialista, económico-política de la
    conducta
    desviada, de los comportamientos socialmente negativos y de los
    procesos de
    criminalización. Como nos dice A. Baratta: "(dentro) un
    trabajo que tiene en cuenta instrumentos conceptuales e hipótesis elaboradas en el ámbito
    del marxismo, no
    sólo estamos conscientes de la relación
    problemática que subsiste entre criminología y
    marxismo", y debemos considerar también que "semejante
    elaboración teórica no puede hacerse derivar
    únicamente, por cierto, de una interpretación de
    los textos marxianos", y continúa: "sino que requiere de
    una vasta obra de observación empírica" (Alessandro
    Baratta, Criminología crítica y crítica del
    derecho penal,
    p.165).

    O como sostiene Habermas: "frente al objetivismo de las
    ciencias
    estrictas de la conducta, la
    sociología crítica se guarda de una
    reducción de la acción intencional a la conducta.
    Si el ámbito objetual consta de imágenes
    estructuradas simbólicamente, que son producidas
    según un sistema de reglas
    subyacente, el marco categorial no puede ser indiferente a lo
    específico de la
    comunicación cotidiana. Debe admitirse un acceso a los
    datos que
    capte comprensivamente el sentido. A partir de aquí
    resulta la típica problemática de la mensurabilidad
    en las ciencias
    sociales."

    Horkheimer indagaba acerca de cómo se producen
    los mecanismos mentales que hacen posible que las tensiones entre
    clases
    sociales (dialéctica entre clases) puedan permanecer
    latentes en la sociedad (estructuras
    simbólicas institucionalizadas). Como vemos, la idea
    central dentro del pensamiento de Horkheimer era la construcción del análisis social interdisciplinario. Punto
    de partida para el auxilio de la economía
    política: "sólo ella está en
    situación de mediar entre la filosofía de la
    historia y las ciencias
    especiales". Dentro de estas últimas, es necesario
    distinguir una que destaca por excelencia y que marchará
    al lado de casi todo el desarrollo de
    la teoría critica: la psicología.

    De la unión de estas tres disciplinas se deriva
    la primera fase de la Teoría Critica: el análisis económico-político
    del Capitalismo,
    la investigación de los comportamientos dados en la
    psicología
    y el análisis teórico-cultural del funcionamiento
    de la cultura de
    masas. La realidad capitalista con el auxilio de el Positivismo no
    solamente crea procesos de
    criminalización, nos define quién es "el desviado",
    y también en qué condiciones un individuo puede ser
    considerado como tal.
    En la configuración de las chances que tiene un individuo
    tanto de llegar a ser un criminal, como de acceder a los grados
    más elevados dentro de la escala social, no
    son decisivas las características específicas de los
    individuos , sino que los más importantes factores
    resultan de estrato social al que pertenece.
    Como no se admite ningún tipo de interacción de los
    individuos además del trabajo social en
    el plano de la teoría sociológica de Horkheimer,
    únicamente se puede explicar sistemáticamente las
    formas instrumentales de la praxis social, con lo cual se diluye
    aquella dimensión (emancipatoria) en la que los individuos
    desarrollan creativamente acciones
    comunes.

    2. Convergencias con las
    teorías
    psicoanalíticas.

    Erich Fromm fue el encargado de investigar los
    comportamientos psicológicos dentro de la Teoría
    Crítica. Fromm aplicó a las investigaciones
    que llevó a cabo en el instituto este modelo
    explicativo general, en el que combinaba las ideas
    psicoanalíticas con las de las sociología marxista. Los resultados de
    estas investigaciones se publican en su libro Miedo a
    la Libertad
    (1941), en el que se investiga la formación de la
    personalidad burguesa dentro del marco de una
    concepción del psicoanálisis sometida a una
    transformación fundamental: Sustituye por el supuesto de
    adaptabilidad de la naturaleza
    humana, la hipótesis
    freudiana de una rígida estructura
    instintiva centrada en la libido. A los impulsos instintivos que
    constituyen las necesidades humanas, añade al "instinto de
    autoconservación" el de "instintos sociales". Estos dos
    instintos básicos se interrelacionan constantemente en
    todo proceso de
    socialización. El ámbito de
    aplicación de la teoría de la sociedad punitiva se
    traslada desde la sociedad en general (reacción no formal)
    a la institucional (o formal) y se individualiza en las personas
    que trabajan en los procesos de criminalización primaria y
    secundaria.

    Eric Fromm realiza diferentes aportaciones a la
    explicación psicoanalítica de la conducta desviada
    pero en sí adhiere a la concepción primera de la
    teoría Freudiana del delito, por el
    cual se explica y se deduce que la reacción penal contra
    el individuo delincuente no tiene función de
    eliminar ese rasgo criminológico, sino que al contrario,
    aparece como necesario e ineliminable para la
    sociedad.

    3. Segunda línea
    de pensamiento dentro de la Teoría
    Crítica.

    Sus aportaciones a la Criminología. Georg Rusche
    y Otto Kirchheimer.
    Quizá la obra cumbre de la escuela
    crítica, desde el punto de vista del análisis
    criminológico, fué escrita por Rusche y completada
    en Estados Unidos
    por Otto Kirchheimer: Punishment and Social Structure, publicada
    inicialmente con prólogo de Max Horkheimer. Este momento
    dentro de la teoría crítica llega a su
    maduración en la criminología cuando el objeto de
    conocimiento
    pasa de lo "desviado" a los mecanismos de control social y
    al proceso de
    criminalización de los individuos y sus
    conductas.

    Los conocimientos jurídicos de estos autores les
    valió para desarrollar diversas investigaciones acerca del
    estudio de la criminalidad y la forma de integración política del
    individuo en la sociedad capitalista de esa época. Sus
    investigaciones tuvieron como punto de partida la crítica
    a la escuela positivista, a la sociología
    criminal-liberal, al capitalismo y
    por último al derecho penal
    entendido en sus más avanzadas concepciones
    clásicas de la defensa social.
    Estos autores exponen en su libro
    Punishment and Social Structure que ciertos enunciados
    provenientes del derecho penal no se cumplen en la realidad o
    bien estos postulados no alcanzan su finalidad; el derecho penal
    no defiende a todos los individuos y los bienes en los
    cuales están interesados todos los individuos, sino por el
    contrario, de forma desigual; el estatus de criminal tampoco es
    igual para todos ni está preconcebido sino que es generado
    por distintas estructuras
    (sociales y económicas) institucionalizadas. Se manifiesta
    así la desigualdad existente entre el derecho formal y
    sustancial, y aplican la misma teoría social
    (crítica) a la criminología.

    El derecho penal tiende a deslegitimizarse, favoreciendo
    en este proceso a los intereses de las clases dominantes al
    neutralizar sus conductas típicas penales, ligadas a la
    existencia de la acumulación capitalista, y paralelamente
    o casi necesariamente, aplicando el proceso de etiquetamiento a
    las clases inferiores. O bien como dice A. Baratta:
    Las máximas chances de ser seleccionado para formar parte
    de la "población criminal" aparecen de hecho
    concentradas en los niveles más bajos de la escala social
    (subproletariados y grupos
    marginales).(Baratta, p. 172)

    Es importante destacar que estos dos autores
    además de relacionar los conceptos de mercado de
    trabajo y sistema penal,
    han dado un extraordinario aporte al estudio de las
    cárceles. Evidencian la relación histórica
    entre cárcel y fábrica, que luego es profundizado
    por Foucault en su
    libro Vigilar y castigar, pero que es esencial para entender a la
    institución carcelaria.

    "La esperanza de la conmutación tendía a
    reforzar la disciplina
    mientras servía como sustituto de salarios
    monetarios.
    El abandono del trabajo forzado en las últimas
    décadas del siglo XIX fue en gran medida el resultado de
    una oposición por parte de los trabajadores libres. Esta
    oposición fue siempre fuerte pero recibió un nuevo
    estímulo de la desaparición gradual de la frontera.
    Allí donde las organizaciones de
    la clase trabajadora eran lo suficientemente fuertes para influir
    en las políticas
    estatales, conseguían obtener una completa
    abolición de todas las formas de trabajo forzado
    (Pensylvania 1887) lo que causó bastante sufrimiento a los
    prisioneros, o al menos en obtener limitaciones muy considerables
    tales como que se trabajara sin maquinaria moderna, con tipos de
    industrias de
    prisiones convencionales antes que modernos, o trabajando para el
    gobierno en vez
    de para el libre mercado." (Rusche
    y Kirchheimer, p.131-132)

    La cárcel y su tratamiento penitenciario para
    estos autores viene a ser uno más de los compartimentos
    para que sea posible la socialización e instrucción, como
    puede ser la escuela, la familia o
    la universidad
    dentro de la vida del individuo. Asegurándose así,
    el aparato coercitivo, un margen en el control de la
    realidad social (exclusión al mercado laboral) . Pero
    esta instrucción también continúa dentro de
    las prisiones, es necesario convertir al individuo en un "buen
    detenido", este estatus se alcanza a través del control
    formal e informal del personal
    penitenciario:
    There can be no doubt that the chief virtue produced by the
    so-called progressive system is conformism (Rusche y Kirchheimer,
    p. 156)
    De forma análoga se expresa M. Foucault en su
    famoso concepto de
    "cuerpos dóciles"; encauzamiento a los individuos por
    medio de la disciplina y
    corrección tratando de obtener un cuerpo manipulable.
    Un pasaje interesante de Punishment and Social Structure, ilustra
    la relación entre ocupación (mercado) y
    criminalidad (p.107 y108), citando a Marx:
    Todos están de acuerdo en que nada más allá
    del mínimo indispensable debería ser suministrado a
    los prisioneros. Al considerar los costes de reproducción del poder de
    trabajo como el factor determinante en los salarios,
    Marx toma nota
    de que la economía
    política trata con el trabajador sólo en su
    capacidad como trabajador.

    "La economía
    política, por lo tanto, no toma en cuenta al
    más vago, al miembro de la clase trabajadora, en cuanto se
    encuentra él mismo excluido del proceso de producción. El pícaro, el canalla,
    el mendigo, el desempleado, el miserable, el hambriento y el
    criminal, ocupado en los trabajos forzados, son tipos que no
    existen por ello, que existen sólo ante los ojos del
    médico, el juez el sepulturero y el funcionario de
    prisiones: fantasmas fuera de su ámbito."

    Y agregaría en un párrafo
    una entrevista que
    Samuel Crowther realizaba a Henry Ford para ilustrar aquella
    época:
    El dinero
    aparece naturalmente como resultado del servicio. Y es
    absolutamente necesario tener dinero. Pero
    nosotros no queremos olvidar que el fin del dinero no es
    el ocio si no la oportunidad de realizar más servicio. En
    mi mente no cabe nada más aborrecible que una vida de ocio
    . Ninguno de nosotros tiene ningún derecho al ocio. En la
    civilización no hay lugar para el
    haragán…

    Ambos autores estuvieron ligados a la concepción
    de que el derecho es un mecanismo de control de la sociedad
    burguesa. Lo que significa decir que el contenido es un conjunto
    de compromisos políticos que las clases
    sociales, habían establecido dentro del capitalismo.
    Los mecanismos de control que provienen del aparato normativo
    penal recaen en sus diferentes grados de castigo, según el
    sistema de producción a que corresponde cada
    individuo. De esto se deriva que: aquellos grupos dentro de
    la escala social menos favorecidos (en condiciones de
    subsistencia de mercado) le correspondería mayores
    castigos penales.
    A diferencia de su antecesor Horkheimer, estos nuevos autores
    consideraron al orden social desde una perspectiva diferente.
    Para estos últimos, la integración social representa un proceso
    que se produce no sólo mediante el siempre inconsciente
    cumplimiento de los imperativos funcionales de la sociedad, sino
    que van más allá de ello: consideraron los procesos
    de comunicación política entre los
    diferentes grupos
    sociales. Ya veremos las aportaciones de Jürgen Habermas
    a esta teoría, considerando otro ámbito dentro de
    la dialéctica de clases; ciencia,
    política, opinión
    pública y epistemología.

    4. Criminalización
    Primaria y criminalización secundaria

    La crítica al derecho penal ya no se circunscribe
    a los que existe como norma escrita y rígida (ficciones),
    sino que es considerado como sistema dinámico de funciones donde
    el sistema mismo genera procesos de
    criminalización.

    En esta crítica podemos establecer tres estadios
    de este fenómeno:
    1-El fenómeno de creación de estructuras
    lingüísticas negativas provenientes de las reglas,
    mecanismos y estructuras de la sociedad, basadas en las
    relaciones de poder entre
    grupos.
    2-El mecanismo de la aplicación de normas o el
    proceso penal que comprende la acción de los organismos de
    averiguación (criminalización primaria).
    3-Su momento definitivo u culminante de la ejecución de la
    pena o de medidas de seguridad
    (criminalización secundaria).
    Pero "criminales" ya no son personas a quienes se han aplicado,
    con efectos socialmente significativos, definiciones legales de
    delito, sino que
    su alcance es mayor; y aquí destaca la crítica que
    realizan las teorías del interaccionismo simbólico,
    la fenomenología al Derecho Penal y la
    concepción reeducativa de la pena. La validez de los
    juicios, a través de los cuales se atribuye la
    condición de "desviado" a un comportamiento
    o a un sujeto, supone el problema central del labelling approach,
    que trata de reformulación del concepto de
    desviación en la criminología.

    A menudo la reacción social o el castigo de un
    primer comportamiento
    desviado tiene la función de
    un commitment to deviance o fidelidad con la desviación.
    Esta función reproduce un cambio en la
    identidad
    social del individuo, y la persona que se le
    etiqueta como delincuente asume finalmente el papel que se
    le asigna y se comporta respecto al mismo. O como se le conoce a
    este fenómeno self-fulfilling prophecy (‘la
    profecía que se autocumple’).

    La teoría del etiquetamiento, o labelling
    approach, y, en general, los aportes del interaccionismo nos
    indican cuáles son las reglas que determinan, oficial o no
    oficialmente, la atribución de la calidad de
    criminal. El estatus de delincuente no es una entidad
    preconstruida respecto al derecho coercitivo, sino una característica atribuida por este mismo
    aparato de control. Entonces lo "desviado" es aquello que la
    sociedad o los "otros" definen que es o bien su
    contenido.

    La recepción alemana de esta teoría no
    distó de forma significativa de las demás hipótesis dentro de la Teoría
    Crítica; los mecanismos de interacción, fuerzas
    antagónicas y poder dan razón, en una estructura
    social dada, de la desigual repartición de los bienes y
    oportunidades entre los individuos. Sólo basta observar
    para darnos cuenta quienes integran la población criminal dentro de las sociedades
    capitalistas, que en su mayoría son la clase obrera y las
    menos favorecidas económicamente es un ejemplo. Cada
    individuo debe indagar a que clase social pertenece, entonces
    sabrá su mayor o menor probabilidad /
    chances de ser definido, por parte de los detentadores del
    control social (formal o no formal), como delincuente. Conceptos
    como "carrera delictiva", "población carcelaria",
    "marginados" comienzan a interactuar dentro de el proceso de
    definición delictiva.

    5. Superación del
    funcionalismo
    marxista. Jurgen Habermas .

    Luego de los fracasos dentro de el pensamiento de la
    escuela crítica y la falta de homogeneidad en los
    diferentes aspectos de una teoría analítica de lo
    social, nació una línea de pensamiento, dentro del
    seno mismo de la Teoría Critica, que tuvo sus
    orígenes en la praxis de la interacción
    intersubjetiva, mediada por el
    lenguaje.

    Su exponente más significativo fue Jürgen
    Habermas. Este autor, mediante una crítica del marxismo,
    llega a una conclusión que no es más que la
    historia ampliada en el sentido de la teoría de la
    acción: si la forma de vida humana se caracteriza por la
    consecución del entendimiento en el lenguaje,
    entonces no es posible reducir la reproducción social a la sola
    dimensión del trabajo, como proponía Marx. La idea
    de la intersubjetividad lingüística de la
    acción social constituye el fundamento de esta
    concepción. Habermas deduce esto mediante un estudio de la
    filosofía hermenéutica y el análisis del
    lenguaje de
    Wittgenstein (el célebre representante de lo que se ha
    dado en llamar "la escolástica del siglo XX", el autor del
    Tractatus logicus matematicus) ; este análisis deriva a la
    consideración de que los sujetos están ab initio
    unidos entre sí por medio del entendimiento
    lingüístico, respaldado en las estructuras
    lingüísticas; consiguientemente la intersubjetividad,
    constituye, para que sea posible el entendimiento
    lingüístico entre individuos, un requerimiento
    esencial para la reproducción social.

    Para Habermas la
    comunicación lingüística (con sus niveles
    de intersubjetividad) es el medio que les permite a los
    individuos garantizar la reciprocidad de la ubicación y
    noción de sus acciones,
    reciprocidad necesaria para que la sociedad resuelva los problemas de
    reproducción material. Así reformula los postulados
    de la vieja teoría crítica, añadiendo
    diferentes categorías en los dos conceptos de
    acción, trabajo e interacción.

    A pesar de que existieron muchos proyectos
    teóricos, todos convergen o bien persiguen el mismo
    objetivo: la
    fundamentación teórico-comunicativa de una
    teoría crítica de la sociedad. Lo que trata de
    demostrar en definitiva es que la racionalidad de la
    acción comunicativa es un presupuesto
    esencial del desarrollo
    social.

    Este autor en su libro Teoría y Praxis nos
    introduce sus objetivos
    principales:
    a)El aspecto empírico de la relación de ciencia,
    política y opinión
    pública en los sistemas
    sociales.
    b)El aspecto epistemológico de la conexión de
    conocimiento e
    intereses
    c)El aspecto metodológico de una teoría de la
    sociedad que debe poder tomar sobre sí el papel de la
    crítica.
    a)Opinión pública: Habermas advierte las
    contradicciones inherentes existentes en los postulados del
    sistema económico capitalista con los requerimientos de
    los procesos de formación de la voluntad en la democracia
    liberal actual. El principio de la publicidad, que
    sobre el fundamento de un público de personas privadas,
    educadas, razonantes y que disfrutan del arte y en el
    medium de la prensa burguesa,
    había sido obtenido, en primer lugar, con una
    función inequívocamente crítica contra la
    praxis secreta del Estado
    absolutista, y que había sido anclado en las formas
    procesuales de los órganos del Estado de
    derecho, tal principio, es reconvertido para fines
    demostrativos y manipulativos. (Habermas, Teoría y Praxis,
    p.15)
    b)Conocimiento e intereses: Los ámbitos objetuales en que
    se desarrollan las ciencias empírico-analíticas y
    las ciencias hermenéuticas se encuentran fundamentados en
    la realidad, que el individuo trata de descifrar con la ayuda de
    la técnica y de el entendimiento
    (intersubjetividad).

    Estos dos puntos de vista expresan intereses que
    guían el
    conocimiento y que, antropológicamente, están
    muy profundamente arraigados; intereses que tienen un status
    cuasitrascendental.(…)Ciertamente, expresión
    <<intereses>> debe indicar la unidad del contexto
    vital en el que está encapsulada la cognición: las
    manifestaciones susceptibles de verdad se refieren a una realidad
    que es objetivada como realidad en dos contextos diferentes de
    acción-experiencia, esto es, es dejada al descubierto y
    constituida al mismo tiempo; el
    <<interés>> que está en la
    raíz establece la unidad entre este contexto de constitución, al que el
    conocimiento está ligado retroactivamente, y la
    estructura d las posibles utilizaciones que pueden encontrar los
    conocimientos. (Ibíd. p.20)
    c)Aspecto metodológico: para este autor es necesaria una
    reformulación de la Teoría Crítica, en
    cuanto a su contexto de utilización. Lo vemos reflejado en
    la siguiente cita:
    El paradigma ya
    no es la observación, sino la interrogación,
    así pues, una comunicación en la que el que comprende
    debe introducir, como de costumbre, partes susceptibles de
    control de su subjetividad para sí poder encontrar al otro
    que está enfrente de él al nivel de la
    intersubjetividad de un entendimiento posible
    general.(Ibíd. p. 21-22)
    Por otro lado la ejecución del programa
    deconstructivista, entendido éste bien como la
    constatación de la insuficiencia del marco estructuralista
    (en la manera que fue concebido por su fundador Derrida, en un
    primer momento) para dar cuenta del significado de etiquetas,
    signos, o metáforas institucionalizadas, o bien como en su
    versión mas extrema la representada por filósofos y críticos de la Postmodernidad, tales como Lyotard o Ricoeur que
    sostienen (o se resignan a admitir) la llamada "infinitud del
    signo", parece poner en peligro una concepción de los
    fenómenos sociales, y de las estructuras simbólicas
    que conforman, basada en el materialismo
    histórico. Si la interpretación de estas
    estructuras simbólicas, o incluso su forma, no es el
    resultado de procesos históricos, sino que es hasta cierto
    punto libre, o relativa, parece obvio que sobre los fundamentos
    ideológicos de la Teoría Crítica, se cierne
    la amenaza de verse descolgados de la Praxis. Este parece ser el
    gran campo de batalla hoy en día dónde ,en distinto
    grado, se enfrentan Garantistas, Minimalistas y
    Abolicionistas.

    No obstante, es necesario reconocer que la
    sociología crítica se guarda de situarse al final
    de la universalidad de una teoría, poniendo de relieve la
    reducción de todos los conflictos
    sociales a los contenidos de la tradición cultural,
    destacando en ello la potencialidad de la Teoría
    Crítica. Coincidentemente, en un bello pasaje de su obra
    Las ciudades invisibles, Italo Calvino describe este mismo
    proceso, universal para todas las formas de
    civilización:
    De la ciudad de Zirma los viajeros vuelven con recuerdos muy
    claros: un negro ciego que grita en la multitud, un loco que se
    asoma en una cornisa de un rascacielos, una muchacha que pasea
    con un puma sujeto por una traílla. En realidad muchos de
    los ciegos que golpean con el bastón en el empedrado de
    Zirma son negros, en todos los rascacielos hay alguien que se
    vuelve loco, todos los locos se pasan horas en las cornisas, no
    hay puma que no sea criado para el capricho de una muchacha. La
    ciudad es redundante: se repite para que algo llegue a fijarse en
    la mente. ("Las ciudades y los signos.2", p. 27)

    6.
    Bibliografía

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    Bogotá, 1990.

     

     

    Autor:

    Carmen Mosquera

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