Indice
1.
Teoría critica de la sociedad: orígenes e
influencias en las ciencias sociales.
2. Convergencias con las teorías
psicoanalíticas.
3. Segunda línea de pensamiento
dentro de la Teoría Crítica.
4.
Criminalización Primaria y criminalización
secundaria
5. Superación del funcionalismo
marxista. Jurgen Habermas .
6. Bibliografía
1. Teoría
critica de la sociedad:
orígenes e influencias en las ciencias
sociales.
Escuela de Frankfurt. Primera línea de pensamiento.
En este ensayo
trataremos acerca de una teoría que nació hace casi
70 años bajo la dirección de un solo hombre y
aunque, en definitiva, fue el resultado de un grupo de
intelectuales, a pesar de que no se conociera como un proyecto
teórico unificado hasta que el movimiento no
se consolidó en los escritos del Institut für
Sozialforschung (Instituto de Investigación
Social).
Dentro de los analistas o pensadores de esta escuela
sociológica, es necesario distinguir dos ramas de pensamiento,
que si bien no son contradictorias, tampoco son totalmente
complementarias, aunque sí unidas bajo una misma
línea de pensamiento filosófico. Estas son:
– Primera etapa: M. Horkheimer, T. W. Adorno y E. Fromm..
– Segunda etapa de pensamiento: G. Rusche, O. Kirchheimer y W.
Benjamin.
– Tercer y último pensador: J. Habermas.
La investigación histórica ha seguido
la historia de aquel
círculo intelectual formado en torno a
Horkheimer desde sus inicios en Frankfurt hasta su traslado a los
Estados
Unidos.
En qué consiste la Teoría
Crítica?
La Teoría Crítica ocupa un lugar destacado entre
los muchos intentos emprendidos en el período de
entreguerras para desarrollar el marxismo de
forma productiva. No fueron tanto sus principios
teóricos como, sobre todo, sus objetivos
metodológicos, los que destacaron principalmente.
La utilización sistemática de todas las disciplinas
de investigación de la ciencia
social en el desarrollo de
una teoría materialista de la sociedad era la
finalidad principal de la Teoría Crítica. En este
Instituto, fundado en 1924, se llevaron a cabo durante los
primeros años investigaciones
sobre la historia del socialismo.
Horkheimer aprovechó la ocasión de su discurso
inaugural en el instituto, para presentar por primera vez en
público el programa de una
teoría crítica de la sociedad.
Horkheimer consideraba que la situación intelectual en la
que se encontraban los esfuerzos por desarrollar una
teoría de la sociedad se caracterizaba por una divergencia
entre la investigación empírica y el pensamiento
filosófico, divergencia que tenía consecuencias
fundamentales. La división abstracta del trabajo
científico y metafísico que había originado
la evolución posthegeliana
(investigación empírica versus concepción
histórica-filosófica de la razón) del
pensamiento no había dejado lugar para la idea de una
razón histórica. Sin embargo, con la
eliminación de la filosofía de la historia, toda
filosofía se veía privada de cualquier posibilidad
de ejercer una crítica trascendente. Por consiguiente, la
fundamentación de una teoría crítica de la
sociedad suponía en un primer término la
superación de esta fisura histórico-intelectual
entre investigación empírica y la
filosofía.
En el aspecto epistemológico, el pensamiento se
orientó a una crítica sistemática del
positivismo;
en el aspecto metodológico, apuntaban a un concepto de
investigación interdisciplinar. Mientras tanto dentro del
ámbito de las teorías
de la criminalidad se realizaba un cambio mejor
dicho un paso, poco a poco, de la criminología liberal a la
criminología crítica. Se gesta lentamente una
construcción de una teoría
materialista, económico-política de la
conducta
desviada, de los comportamientos socialmente negativos y de los
procesos de
criminalización. Como nos dice A. Baratta: "(dentro) un
trabajo que tiene en cuenta instrumentos conceptuales e hipótesis elaboradas en el ámbito
del marxismo, no
sólo estamos conscientes de la relación
problemática que subsiste entre criminología y
marxismo", y debemos considerar también que "semejante
elaboración teórica no puede hacerse derivar
únicamente, por cierto, de una interpretación de
los textos marxianos", y continúa: "sino que requiere de
una vasta obra de observación empírica" (Alessandro
Baratta, Criminología crítica y crítica del
derecho penal,
p.165).
O como sostiene Habermas: "frente al objetivismo de las
ciencias
estrictas de la conducta, la
sociología crítica se guarda de una
reducción de la acción intencional a la conducta.
Si el ámbito objetual consta de imágenes
estructuradas simbólicamente, que son producidas
según un sistema de reglas
subyacente, el marco categorial no puede ser indiferente a lo
específico de la
comunicación cotidiana. Debe admitirse un acceso a los
datos que
capte comprensivamente el sentido. A partir de aquí
resulta la típica problemática de la mensurabilidad
en las ciencias
sociales."
Horkheimer indagaba acerca de cómo se producen
los mecanismos mentales que hacen posible que las tensiones entre
clases
sociales (dialéctica entre clases) puedan permanecer
latentes en la sociedad (estructuras
simbólicas institucionalizadas). Como vemos, la idea
central dentro del pensamiento de Horkheimer era la construcción del análisis social interdisciplinario. Punto
de partida para el auxilio de la economía
política: "sólo ella está en
situación de mediar entre la filosofía de la
historia y las ciencias
especiales". Dentro de estas últimas, es necesario
distinguir una que destaca por excelencia y que marchará
al lado de casi todo el desarrollo de
la teoría critica: la psicología.
De la unión de estas tres disciplinas se deriva
la primera fase de la Teoría Critica: el análisis económico-político
del Capitalismo,
la investigación de los comportamientos dados en la
psicología
y el análisis teórico-cultural del funcionamiento
de la cultura de
masas. La realidad capitalista con el auxilio de el Positivismo no
solamente crea procesos de
criminalización, nos define quién es "el desviado",
y también en qué condiciones un individuo puede ser
considerado como tal.
En la configuración de las chances que tiene un individuo
tanto de llegar a ser un criminal, como de acceder a los grados
más elevados dentro de la escala social, no
son decisivas las características específicas de los
individuos , sino que los más importantes factores
resultan de estrato social al que pertenece.
Como no se admite ningún tipo de interacción de los
individuos además del trabajo social en
el plano de la teoría sociológica de Horkheimer,
únicamente se puede explicar sistemáticamente las
formas instrumentales de la praxis social, con lo cual se diluye
aquella dimensión (emancipatoria) en la que los individuos
desarrollan creativamente acciones
comunes.
2. Convergencias con las
teorías
psicoanalíticas.
Erich Fromm fue el encargado de investigar los
comportamientos psicológicos dentro de la Teoría
Crítica. Fromm aplicó a las investigaciones
que llevó a cabo en el instituto este modelo
explicativo general, en el que combinaba las ideas
psicoanalíticas con las de las sociología marxista. Los resultados de
estas investigaciones se publican en su libro Miedo a
la Libertad
(1941), en el que se investiga la formación de la
personalidad burguesa dentro del marco de una
concepción del psicoanálisis sometida a una
transformación fundamental: Sustituye por el supuesto de
adaptabilidad de la naturaleza
humana, la hipótesis
freudiana de una rígida estructura
instintiva centrada en la libido. A los impulsos instintivos que
constituyen las necesidades humanas, añade al "instinto de
autoconservación" el de "instintos sociales". Estos dos
instintos básicos se interrelacionan constantemente en
todo proceso de
socialización. El ámbito de
aplicación de la teoría de la sociedad punitiva se
traslada desde la sociedad en general (reacción no formal)
a la institucional (o formal) y se individualiza en las personas
que trabajan en los procesos de criminalización primaria y
secundaria.
Eric Fromm realiza diferentes aportaciones a la
explicación psicoanalítica de la conducta desviada
pero en sí adhiere a la concepción primera de la
teoría Freudiana del delito, por el
cual se explica y se deduce que la reacción penal contra
el individuo delincuente no tiene función de
eliminar ese rasgo criminológico, sino que al contrario,
aparece como necesario e ineliminable para la
sociedad.
3. Segunda línea
de pensamiento dentro de la Teoría
Crítica.
Sus aportaciones a la Criminología. Georg Rusche
y Otto Kirchheimer.
Quizá la obra cumbre de la escuela
crítica, desde el punto de vista del análisis
criminológico, fué escrita por Rusche y completada
en Estados Unidos
por Otto Kirchheimer: Punishment and Social Structure, publicada
inicialmente con prólogo de Max Horkheimer. Este momento
dentro de la teoría crítica llega a su
maduración en la criminología cuando el objeto de
conocimiento
pasa de lo "desviado" a los mecanismos de control social y
al proceso de
criminalización de los individuos y sus
conductas.
Los conocimientos jurídicos de estos autores les
valió para desarrollar diversas investigaciones acerca del
estudio de la criminalidad y la forma de integración política del
individuo en la sociedad capitalista de esa época. Sus
investigaciones tuvieron como punto de partida la crítica
a la escuela positivista, a la sociología
criminal-liberal, al capitalismo y
por último al derecho penal
entendido en sus más avanzadas concepciones
clásicas de la defensa social.
Estos autores exponen en su libro
Punishment and Social Structure que ciertos enunciados
provenientes del derecho penal no se cumplen en la realidad o
bien estos postulados no alcanzan su finalidad; el derecho penal
no defiende a todos los individuos y los bienes en los
cuales están interesados todos los individuos, sino por el
contrario, de forma desigual; el estatus de criminal tampoco es
igual para todos ni está preconcebido sino que es generado
por distintas estructuras
(sociales y económicas) institucionalizadas. Se manifiesta
así la desigualdad existente entre el derecho formal y
sustancial, y aplican la misma teoría social
(crítica) a la criminología.
El derecho penal tiende a deslegitimizarse, favoreciendo
en este proceso a los intereses de las clases dominantes al
neutralizar sus conductas típicas penales, ligadas a la
existencia de la acumulación capitalista, y paralelamente
o casi necesariamente, aplicando el proceso de etiquetamiento a
las clases inferiores. O bien como dice A. Baratta:
Las máximas chances de ser seleccionado para formar parte
de la "población criminal" aparecen de hecho
concentradas en los niveles más bajos de la escala social
(subproletariados y grupos
marginales).(Baratta, p. 172)
Es importante destacar que estos dos autores
además de relacionar los conceptos de mercado de
trabajo y sistema penal,
han dado un extraordinario aporte al estudio de las
cárceles. Evidencian la relación histórica
entre cárcel y fábrica, que luego es profundizado
por Foucault en su
libro Vigilar y castigar, pero que es esencial para entender a la
institución carcelaria.
"La esperanza de la conmutación tendía a
reforzar la disciplina
mientras servía como sustituto de salarios
monetarios.
El abandono del trabajo forzado en las últimas
décadas del siglo XIX fue en gran medida el resultado de
una oposición por parte de los trabajadores libres. Esta
oposición fue siempre fuerte pero recibió un nuevo
estímulo de la desaparición gradual de la frontera.
Allí donde las organizaciones de
la clase trabajadora eran lo suficientemente fuertes para influir
en las políticas
estatales, conseguían obtener una completa
abolición de todas las formas de trabajo forzado
(Pensylvania 1887) lo que causó bastante sufrimiento a los
prisioneros, o al menos en obtener limitaciones muy considerables
tales como que se trabajara sin maquinaria moderna, con tipos de
industrias de
prisiones convencionales antes que modernos, o trabajando para el
gobierno en vez
de para el libre mercado." (Rusche
y Kirchheimer, p.131-132)
La cárcel y su tratamiento penitenciario para
estos autores viene a ser uno más de los compartimentos
para que sea posible la socialización e instrucción, como
puede ser la escuela, la familia o
la universidad
dentro de la vida del individuo. Asegurándose así,
el aparato coercitivo, un margen en el control de la
realidad social (exclusión al mercado laboral) . Pero
esta instrucción también continúa dentro de
las prisiones, es necesario convertir al individuo en un "buen
detenido", este estatus se alcanza a través del control
formal e informal del personal
penitenciario:
There can be no doubt that the chief virtue produced by the
so-called progressive system is conformism (Rusche y Kirchheimer,
p. 156)
De forma análoga se expresa M. Foucault en su
famoso concepto de
"cuerpos dóciles"; encauzamiento a los individuos por
medio de la disciplina y
corrección tratando de obtener un cuerpo manipulable.
Un pasaje interesante de Punishment and Social Structure, ilustra
la relación entre ocupación (mercado) y
criminalidad (p.107 y108), citando a Marx:
Todos están de acuerdo en que nada más allá
del mínimo indispensable debería ser suministrado a
los prisioneros. Al considerar los costes de reproducción del poder de
trabajo como el factor determinante en los salarios,
Marx toma nota
de que la economía
política trata con el trabajador sólo en su
capacidad como trabajador.
"La economía
política, por lo tanto, no toma en cuenta al
más vago, al miembro de la clase trabajadora, en cuanto se
encuentra él mismo excluido del proceso de producción. El pícaro, el canalla,
el mendigo, el desempleado, el miserable, el hambriento y el
criminal, ocupado en los trabajos forzados, son tipos que no
existen por ello, que existen sólo ante los ojos del
médico, el juez el sepulturero y el funcionario de
prisiones: fantasmas fuera de su ámbito."
Y agregaría en un párrafo
una entrevista que
Samuel Crowther realizaba a Henry Ford para ilustrar aquella
época:
El dinero
aparece naturalmente como resultado del servicio. Y es
absolutamente necesario tener dinero. Pero
nosotros no queremos olvidar que el fin del dinero no es
el ocio si no la oportunidad de realizar más servicio. En
mi mente no cabe nada más aborrecible que una vida de ocio
. Ninguno de nosotros tiene ningún derecho al ocio. En la
civilización no hay lugar para el
haragán…
Ambos autores estuvieron ligados a la concepción
de que el derecho es un mecanismo de control de la sociedad
burguesa. Lo que significa decir que el contenido es un conjunto
de compromisos políticos que las clases
sociales, habían establecido dentro del capitalismo.
Los mecanismos de control que provienen del aparato normativo
penal recaen en sus diferentes grados de castigo, según el
sistema de producción a que corresponde cada
individuo. De esto se deriva que: aquellos grupos dentro de
la escala social menos favorecidos (en condiciones de
subsistencia de mercado) le correspondería mayores
castigos penales.
A diferencia de su antecesor Horkheimer, estos nuevos autores
consideraron al orden social desde una perspectiva diferente.
Para estos últimos, la integración social representa un proceso
que se produce no sólo mediante el siempre inconsciente
cumplimiento de los imperativos funcionales de la sociedad, sino
que van más allá de ello: consideraron los procesos
de comunicación política entre los
diferentes grupos
sociales. Ya veremos las aportaciones de Jürgen Habermas
a esta teoría, considerando otro ámbito dentro de
la dialéctica de clases; ciencia,
política, opinión
pública y epistemología.
4. Criminalización
Primaria y criminalización secundaria
La crítica al derecho penal ya no se circunscribe
a los que existe como norma escrita y rígida (ficciones),
sino que es considerado como sistema dinámico de funciones donde
el sistema mismo genera procesos de
criminalización.
En esta crítica podemos establecer tres estadios
de este fenómeno:
1-El fenómeno de creación de estructuras
lingüísticas negativas provenientes de las reglas,
mecanismos y estructuras de la sociedad, basadas en las
relaciones de poder entre
grupos.
2-El mecanismo de la aplicación de normas o el
proceso penal que comprende la acción de los organismos de
averiguación (criminalización primaria).
3-Su momento definitivo u culminante de la ejecución de la
pena o de medidas de seguridad
(criminalización secundaria).
Pero "criminales" ya no son personas a quienes se han aplicado,
con efectos socialmente significativos, definiciones legales de
delito, sino que
su alcance es mayor; y aquí destaca la crítica que
realizan las teorías del interaccionismo simbólico,
la fenomenología al Derecho Penal y la
concepción reeducativa de la pena. La validez de los
juicios, a través de los cuales se atribuye la
condición de "desviado" a un comportamiento
o a un sujeto, supone el problema central del labelling approach,
que trata de reformulación del concepto de
desviación en la criminología.
A menudo la reacción social o el castigo de un
primer comportamiento
desviado tiene la función de
un commitment to deviance o fidelidad con la desviación.
Esta función reproduce un cambio en la
identidad
social del individuo, y la persona que se le
etiqueta como delincuente asume finalmente el papel que se
le asigna y se comporta respecto al mismo. O como se le conoce a
este fenómeno self-fulfilling prophecy (‘la
profecía que se autocumple’).
La teoría del etiquetamiento, o labelling
approach, y, en general, los aportes del interaccionismo nos
indican cuáles son las reglas que determinan, oficial o no
oficialmente, la atribución de la calidad de
criminal. El estatus de delincuente no es una entidad
preconstruida respecto al derecho coercitivo, sino una característica atribuida por este mismo
aparato de control. Entonces lo "desviado" es aquello que la
sociedad o los "otros" definen que es o bien su
contenido.
La recepción alemana de esta teoría no
distó de forma significativa de las demás hipótesis dentro de la Teoría
Crítica; los mecanismos de interacción, fuerzas
antagónicas y poder dan razón, en una estructura
social dada, de la desigual repartición de los bienes y
oportunidades entre los individuos. Sólo basta observar
para darnos cuenta quienes integran la población criminal dentro de las sociedades
capitalistas, que en su mayoría son la clase obrera y las
menos favorecidas económicamente es un ejemplo. Cada
individuo debe indagar a que clase social pertenece, entonces
sabrá su mayor o menor probabilidad /
chances de ser definido, por parte de los detentadores del
control social (formal o no formal), como delincuente. Conceptos
como "carrera delictiva", "población carcelaria",
"marginados" comienzan a interactuar dentro de el proceso de
definición delictiva.
5. Superación del
funcionalismo
marxista. Jurgen Habermas .
Luego de los fracasos dentro de el pensamiento de la
escuela crítica y la falta de homogeneidad en los
diferentes aspectos de una teoría analítica de lo
social, nació una línea de pensamiento, dentro del
seno mismo de la Teoría Critica, que tuvo sus
orígenes en la praxis de la interacción
intersubjetiva, mediada por el
lenguaje.
Su exponente más significativo fue Jürgen
Habermas. Este autor, mediante una crítica del marxismo,
llega a una conclusión que no es más que la
historia ampliada en el sentido de la teoría de la
acción: si la forma de vida humana se caracteriza por la
consecución del entendimiento en el lenguaje,
entonces no es posible reducir la reproducción social a la sola
dimensión del trabajo, como proponía Marx. La idea
de la intersubjetividad lingüística de la
acción social constituye el fundamento de esta
concepción. Habermas deduce esto mediante un estudio de la
filosofía hermenéutica y el análisis del
lenguaje de
Wittgenstein (el célebre representante de lo que se ha
dado en llamar "la escolástica del siglo XX", el autor del
Tractatus logicus matematicus) ; este análisis deriva a la
consideración de que los sujetos están ab initio
unidos entre sí por medio del entendimiento
lingüístico, respaldado en las estructuras
lingüísticas; consiguientemente la intersubjetividad,
constituye, para que sea posible el entendimiento
lingüístico entre individuos, un requerimiento
esencial para la reproducción social.
Para Habermas la
comunicación lingüística (con sus niveles
de intersubjetividad) es el medio que les permite a los
individuos garantizar la reciprocidad de la ubicación y
noción de sus acciones,
reciprocidad necesaria para que la sociedad resuelva los problemas de
reproducción material. Así reformula los postulados
de la vieja teoría crítica, añadiendo
diferentes categorías en los dos conceptos de
acción, trabajo e interacción.
A pesar de que existieron muchos proyectos
teóricos, todos convergen o bien persiguen el mismo
objetivo: la
fundamentación teórico-comunicativa de una
teoría crítica de la sociedad. Lo que trata de
demostrar en definitiva es que la racionalidad de la
acción comunicativa es un presupuesto
esencial del desarrollo
social.
Este autor en su libro Teoría y Praxis nos
introduce sus objetivos
principales:
a)El aspecto empírico de la relación de ciencia,
política y opinión
pública en los sistemas
sociales.
b)El aspecto epistemológico de la conexión de
conocimiento e
intereses
c)El aspecto metodológico de una teoría de la
sociedad que debe poder tomar sobre sí el papel de la
crítica.
a)Opinión pública: Habermas advierte las
contradicciones inherentes existentes en los postulados del
sistema económico capitalista con los requerimientos de
los procesos de formación de la voluntad en la democracia
liberal actual. El principio de la publicidad, que
sobre el fundamento de un público de personas privadas,
educadas, razonantes y que disfrutan del arte y en el
medium de la prensa burguesa,
había sido obtenido, en primer lugar, con una
función inequívocamente crítica contra la
praxis secreta del Estado
absolutista, y que había sido anclado en las formas
procesuales de los órganos del Estado de
derecho, tal principio, es reconvertido para fines
demostrativos y manipulativos. (Habermas, Teoría y Praxis,
p.15)
b)Conocimiento e intereses: Los ámbitos objetuales en que
se desarrollan las ciencias empírico-analíticas y
las ciencias hermenéuticas se encuentran fundamentados en
la realidad, que el individuo trata de descifrar con la ayuda de
la técnica y de el entendimiento
(intersubjetividad).
Estos dos puntos de vista expresan intereses que
guían el
conocimiento y que, antropológicamente, están
muy profundamente arraigados; intereses que tienen un status
cuasitrascendental.(…)Ciertamente, expresión
<<intereses>> debe indicar la unidad del contexto
vital en el que está encapsulada la cognición: las
manifestaciones susceptibles de verdad se refieren a una realidad
que es objetivada como realidad en dos contextos diferentes de
acción-experiencia, esto es, es dejada al descubierto y
constituida al mismo tiempo; el
<<interés>> que está en la
raíz establece la unidad entre este contexto de constitución, al que el
conocimiento está ligado retroactivamente, y la
estructura d las posibles utilizaciones que pueden encontrar los
conocimientos. (Ibíd. p.20)
c)Aspecto metodológico: para este autor es necesaria una
reformulación de la Teoría Crítica, en
cuanto a su contexto de utilización. Lo vemos reflejado en
la siguiente cita:
El paradigma ya
no es la observación, sino la interrogación,
así pues, una comunicación en la que el que comprende
debe introducir, como de costumbre, partes susceptibles de
control de su subjetividad para sí poder encontrar al otro
que está enfrente de él al nivel de la
intersubjetividad de un entendimiento posible
general.(Ibíd. p. 21-22)
Por otro lado la ejecución del programa
deconstructivista, entendido éste bien como la
constatación de la insuficiencia del marco estructuralista
(en la manera que fue concebido por su fundador Derrida, en un
primer momento) para dar cuenta del significado de etiquetas,
signos, o metáforas institucionalizadas, o bien como en su
versión mas extrema la representada por filósofos y críticos de la Postmodernidad, tales como Lyotard o Ricoeur que
sostienen (o se resignan a admitir) la llamada "infinitud del
signo", parece poner en peligro una concepción de los
fenómenos sociales, y de las estructuras simbólicas
que conforman, basada en el materialismo
histórico. Si la interpretación de estas
estructuras simbólicas, o incluso su forma, no es el
resultado de procesos históricos, sino que es hasta cierto
punto libre, o relativa, parece obvio que sobre los fundamentos
ideológicos de la Teoría Crítica, se cierne
la amenaza de verse descolgados de la Praxis. Este parece ser el
gran campo de batalla hoy en día dónde ,en distinto
grado, se enfrentan Garantistas, Minimalistas y
Abolicionistas.
No obstante, es necesario reconocer que la
sociología crítica se guarda de situarse al final
de la universalidad de una teoría, poniendo de relieve la
reducción de todos los conflictos
sociales a los contenidos de la tradición cultural,
destacando en ello la potencialidad de la Teoría
Crítica. Coincidentemente, en un bello pasaje de su obra
Las ciudades invisibles, Italo Calvino describe este mismo
proceso, universal para todas las formas de
civilización:
De la ciudad de Zirma los viajeros vuelven con recuerdos muy
claros: un negro ciego que grita en la multitud, un loco que se
asoma en una cornisa de un rascacielos, una muchacha que pasea
con un puma sujeto por una traílla. En realidad muchos de
los ciegos que golpean con el bastón en el empedrado de
Zirma son negros, en todos los rascacielos hay alguien que se
vuelve loco, todos los locos se pasan horas en las cornisas, no
hay puma que no sea criado para el capricho de una muchacha. La
ciudad es redundante: se repite para que algo llegue a fijarse en
la mente. ("Las ciudades y los signos.2", p. 27)
Asensi, Manuel, y otros, Teoría literaria y
deconstrucción, Arco Libros,
Madrid, 1990.
Baratta A., Criminología crítica y critica del
derecho penal. Siglo XXI Editores, México.1989.
Calvino, I. Las ciudades invisibles, Unidad Editorial S.A.,
Madrid, 1999.
Culler, Jonathan, Sobre la Deconstrucción, Cátedra,
Madrid, 1998.
Foucault M., Vigilar y Castigar, nacimiento de la prisión.
Siglo XXI Editores, Buenos Aires,
1989.
Fromm E., El arte de amar. Una
investigación sobre la naturaleza del
amor,
Paidós, Buenos Aires,
1970.
Horkheimer M., Sociedad en transición: estudios de
filosofía actual, Ediciones 62, Madrid, 1976.
Galeano E., Memoria del fuego
3, El siglo del viento. Editorial Catálogos, Buenos Aires,
1986.
Habermas J., Teoría y Praxis, Editorial Atalaya, Madrid,
1999.
Giddens A., J. Turner y otros, La teoría social hoy,
Alianza Universidad,
Madrid, 1990.
Rusche G. y O. Kirchheimer, Punishment and Social Structure,
Russell & Russell, New York,
1967.
Zaffaroni E. R., En busca de las penas perdidas, Editorial Temis,
Bogotá, 1990.
Autor:
Carmen Mosquera