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Ensayos de calidad del vino




Enviado por vmgg74



    Indice
    1.
    Introducción

    2. Ensayos de Calidad de tipo
    Físico

    3. Ensayos de Calidad de tipo
    Químico

    4. Errores que pueden
    ocurrir

    5. Errores que se pueden
    cometer

    1.
    Introducción

    El control de
    calidad comienza en el viñedo y acaba cuando el vino
    embotellado llega al consumidor. Su
    objetivo es
    conseguir el uso más eficiente de los recursos de que
    disponen (uvas, instalaciones y personal) para
    conseguir productos de
    un nivel adecuado.
    El control de
    calidad reside
    en la base de la vinificación y está implicado en
    todas las operaciones, no
    sólo en algunas de ellas. Para el establecimiento de
    estándares de producción y embalaje, los procedimientos
    técnicos se reservan para la producción, con el control de
    calidad se asegura que se están llevando a cabo
    conforme con estos estándares. De manera ideal, el
    control de
    calidad debe ser una filosofía de todo el personal,
    más que de un departamento o de una persona con una
    bata blanca. Todo miembro de la bodega debe ser un agente de
    control de calidad dentro del marco de sus obligaciones
    particulares.
    El laboratorio es
    una parte esencial del control de calidad, dado que da un
    valor o un
    número a algo. Los análisis químicos de vino, por
    ejemplo, es hoy en día una de las herramientas
    más poderosas de la producción moderna de vino, y
    cada aspecto de la vinificación moderna debe monitorizarse
    mediante comprobaciones químicas y físicas
    apropiadas. El tamaño y complejidad de un laboratorio de
    la bodega depende del tipo y número de análisis que se lleven a cabo. Cuando se
    deben hacer muchos análisis iguales, puede estar
    justificado el uso de equipos de análisis
    automático o rutinario.
    El consumidor espera
    que el vino (excepto el tinto envejecido) sea brillante y estable
    con una vida útil razonable en un rango de condiciones de
    almacenamiento.
    Además los vinos pueden viajar distancias largas entre el
    punto de embotellado y el consumidor, y estar sujetos a un rango
    de temperaturas, se requieren métodos
    fiables de control de calidad para comprobar la estabilidad de
    los vinos, antes de ser embotellados. Se necesitan también
    comprobaciones similares para los vinos a granel o embotellados
    que se destinen a la exportación, en particular a países
    de clima
    frío.
    La estabilidad del vino es un término relativo y pocos
    vinos permanecerán estables de forma indefinida en toda
    las circunstancias. Por razones prácticas, un vino estable
    no mostrará cambios físicos u organolépticos
    no deseables en condiciones normales en botella o en transporte a
    granel y almacenamiento
    durante un tiempo razonable.
    Y sin lugar a duda, es importante que los ensayos de
    estabilidad se lleven a cabo en la mezcla final, no de los
    componentes individuales de la mezcla puesto que, aunque todos
    estos componentes puedan ser estables, la mezcla de ellos puede
    que no lo sea. Esto se refiere en particular al depósito
    de bitartrato potásico.

    2. Ensayos de
    Calidad de tipo Físico

    Los distintos ensayos que podemos realizar son:
    Estabilización por frío
    Principalmente se refiere a la precipitación de bitartrato
    potásico como un depósito cristalino cuando el vino
    se congela. El deposito es inocuo, la reacción del
    consumidor puede que no. El tartrato de calcio puede estar
    implicado algunas veces, pero su solubilidad no se ve demasiado
    afectada por la temperatura.
    También puede producirse la precipitación del
    color y otros
    materiales
    polifenólicos, aunque estos depósitos pueden
    disolverse de nuevo mediante calentamiento.
    El test de
    estabilización por frío más riguroso
    consiste en añadir al vino de una botella casi llena,
    aproximadamente un miligramo de bitartrato potásico en
    polvo y, a continuación, congelarlo durante la noche a
    –12ºC aproximadamente. A la mañana siguiente,
    se traslada la botella a un frigorífico convencional para
    que el contenido de la botella se descongele, pero sin dejar que
    se caliente demasiado. Si hay cristales presentes, el vino es
    inestables.

    Estabilidad frente al calor
    La principal causa de inestabilidad debida al calor es la
    presencia de proteínas
    de la uva y de ahí que se haya usado un amplio rango de
    temperaturas y tiempos de calentamiento con el fin de asegurar la
    estabilidad del calor.
    El ensayo
    más efectivo es filtrar el vino a través de una
    membrana, calentar después en un horno, introducirlo en un
    baño con agua o en un
    horno microondas a
    80ºC durante 6 horas. La adición de 0.5 gramos por
    litro de ácido tánico hace que el test sea
    más riguroso al simular el contacto con el corcho La
    inestabilidad debida a proteínas
    es más frecuente en vinos blancos.

    Metales
    Los dos metales
    más importantes causantes de quiebras y depósitos
    en el vino son el cobre y el
    hierro y
    también pueden estar implicados de forma ocasional el
    aluminio y el
    calcio, junto con el cinc y el estaño en bebidas
    espirituosas. El cobre forma
    una quiebra
    marrón-rojiza y depósitos, que consisten en un
    complejo de cobre-sulfito-proteína, en vinos blancos. Se
    forma únicamente en condiciones de reducción y
    normalmente algún tiempo
    después de que el vino haya sido embotellado. Por otra
    parte, el hierro produce
    una quiebra de
    fosfato férrico blanco en vinos blancos y de tanato
    férrico azul en vinos tintos en condiciones de
    oxidación.
    Ambos metales aparecen
    en el vino como resultado de la
    contaminación precedente de fuentes tales
    como manejo de la uva y equipos de vinificación, bentonita
    (fundamentalmente hierro), cartuchos filtrantes y otras fuentes. La
    cantidad máxima de cobre y hierro que tolerará un
    vino antes de que se produzca una quiebra depende de su tipo,
    composición y, hasta cierto grado, de las condiciones de
    almacenamiento, y se recomiendan límites
    máximos de 0.5 miligramos por litro para el cobre y 6
    miligramos por litro para el hierro. Estos ensayos pueden
    llevarse a cabo químicamente o por
    espectrofotometría de absorción
    atómica.

    Tendencia a la oxidación
    Algunos vinos contienen enzimas oxidasas
    que hacen que los vinos se vuelvan marrones rápidamente al
    exponerlos al aire. Un ensayo
    sencillo consiste en colocar una pequeña cantidad de vino,
    por ejemplo, de 30 a 50 mililitros, en una botella de vidrio claro
    parcialmente llena, ponerle un tapón y dejarla en un lugar
    caliente al sol durante algunas horas. El vino no debe volverse
    marrón, como quedó demostrada mediante
    comparación con un ensayo de
    control no destructivo. Este ensayo puede
    detectar también quiebra férrica, que se incrementa
    en condiciones oxidantes y con el calor. Si se produce la
    quiebra, es necesario analizar en el vino la contaminación por hierro

    Estabilidad microbiológica
    La presencia de levaduras o bacterias en
    algunos vinos embotellados puede provocar una seria
    inestabilidad, deben efectuarse tests de filtración por
    membrana durante el embotellado para comprobar que el vino
    embotellado no contiene microorganismos. Se pasa el vino a
    través de un pequeño filtro de membrana y se
    siembra a continuación en un medio nutritivo
    estéril sobre una placa Petri y se incuba. Las células de
    levaduras y/o de bacterias
    crecen en pequeñas colonias, se realiza un recuento para
    obtener una valoración del número de
    microorganismos en el vino. Una alternativa es hacer un recuento
    de los microorganismos directamente sobre el filtro
    después de una tinción adecuada, aunque esto es
    laborioso y puede usarse métodos
    electrónicos de conteo. Los detalles son demasiado
    complicados para ser recogidos aquí, pero se encuentran
    disponibles por parte de los proveedores de
    filtros de membrana.

    Polisacáridos
    En el vino puede existir un rango de polímeros de carbohidratos
    y el principal causante de problemas en
    la filtración es el glucano, que resulta del crecimiento
    de Botrytis cinerea en las uvas. Estos polisacáridos son
    solubles en el vino y pueden influir en la filtración y en
    la estabilidad de otros sustituyentes, en concentración
    bastante baja, del orden de unos pocos miligramos por litro.
    Identificación de quiebras y depósitos
    En la actualidad, el consumidor demanda vinos
    en condiciones brillantes, con la excepción de los vinos
    de crianza, es importante la identificación de quiebras y
    depósitos en el vino que permite su corrección y
    prevención. Puesto que el vino es una bebida muy compleja,
    tiende a un amplio rango de lo que llaman problemas de
    acondicionamiento, que consisten en quiebras, enturbiamiento o
    aparición de depósitos cristalinos,
    microcristalinos o amorfos.
    La falta de transparencia es habitual en vinos a granel durante
    diferentes fases de la elaboración, pero el vino
    embotellado que no está en condiciones puede suponer un
    problema costoso par una bodega. Si el vino defectuoso llega al
    mercado el
    resultado puede ser grave para el bodeguero al que perjudica en
    su reputación, los gastos por la
    retirada de la partida y el tratamiento consiguiente o
    destrucción. Los tipos más frecuentes de quiebras y
    depósitos no deseados son inestabilidad proteica, contaminación microbiológica y
    quiebras metálicas. La precipitación de pigmentos
    en vinos tintos envejecidos es habitual y no está incluida
    como problema.

    3. Ensayos de Calidad de
    tipo Químico

    El vino es un producto
    natural complejo que contiene al menos 650 constituyentes
    conocidos. Una práctica normal es el análisis de
    algunos constituyentes como guía de su composición
    global y del control de la calidad del vino. En el presente
    estado de
    conocimientos es posible analizar la calidad química del vino,
    debido a la gran cantidad de componentes y a sus análisis
    organolépticos o cata, para suplementar al análisis
    químico.
    Es posible analizar la calidad química del vino,
    debido a la gran cantidad de componentes y a sus interacciones
    que son muy complejas. La evaluación
    de la calidad requiere análisis organolépticos o
    cata, para suplementar al análisis químico.
    El conocer la concentración de algunos de estos
    constituyentes es deseable para establecer un programa
    básico de control de calidad. Estos constituyentes son:
          

    Sólidos solubles totales
    La medida de los sólidos solubles totales en mostos es una
    indicación aproximada del contenido de azúcares, ya
    que los azucares representan del 90 al 94% de los sólidos
    solubles totales del mosto de uva madura. Los azúcares
    predominantes en el mosto son glucosa y fructosa (ambos
    azúcares reductores) y en pequeña cantidad sacarosa
    (no reductor).
    Los sólidos solubles totales se pueden medir por
    hidrometría, picnometría y refractometría.
    Todos ellos son métodos físicos y solamente valoran
    el contenido en azúcares. La medida precisa de los
    azúcares reductores tan sólo se obtiene por
    análisis químico, como el de Lane y Eynon .
    La hidrometría es el método
    más cómodo y rápido para determinar la
    concentración aproximada de azúcares en mostos. Los
    hidrómetros indican el peso específico del
    líquido, el cual se relaciona con el contenido de
    sólidos solubles totales. Este contenido se expresa en
    diferentes unidades como peso específico (o
    Oeschlé), grados Brix, Balling o Baumé. Si las
    medidas se efectúan a diferente temperatura,
    es necesario realizar una corrección.
    Los valores
    recomendados de sólidos solubles cubre un rango, que
    depende del pH, de la
    acidez total y de la evolución del aroma en el mosto. En las
    últimas etapas de maduración de la uva, el
    contenido de azúcares varía muy poco mientras que
    el contenido aromático aumenta considerablemente. En los
    casos en que los niveles de pH y de
    azúcares no son más altos que os de la acidez se
    realizará su corrección, o cuando se pretende
    obtener un vino muy alcohólico, la intensidad
    aromática puede ser la consideración principal para
    decidir la fecha de la vendimia.

    Medida hidrométrica
    Se llena una probeta, de tamaño adecuado, hasta 10 cm del
    borde superior, con mosto libre de sólidos en
    suspensión, con cuidado se introduce el hidrómetro
    dentro del cilindro y se mueve para eliminar las burbujas de
    aire. A lectura del
    hidrómetro se realiza mirando la parte baja del menisco, y
    se apunta el valor
    correspondiente. Se inserta un termómetro dentro de la probeta y se mide
    la temperatura del mosto. Se aplica la corrección de
    temperatura apropiada como se indica a continuación:
    Por hidrómetros Baumé: por cada grado C arriba o
    debajo de 20ºC adicionar o sustraer respectivamente
    0.03º Baumé al valor medio.
    Para hidrómetros Brix o Balling: por cada grado C arriba o
    debajo de 20ºC adicionar o sustraer respectivamente 0.06
    grados al valor medido.  

    4. Errores que pueden
    ocurrir

    Hidrómetro defectuoso: tendremos que chequear el
    hidrómetro sumergiéndolo en una disolución
    de sacarosa de concentración conocida a una temperatura en
    que el hidrómetro esté calibrado.
    Defectuosa la medida de la temperatura del mosto y, por lo tanto,
    la corrección de la temperatura.
    El hidrómetro no flota libremente, debido a la
    suspensión de sólidos del mosto o que la muestra del mosto
    no haya sedimentado adecuadamente, o que la dimensión de
    la probeta no sea adecuada para el hidrómetro.

    PH
    El pH se mide en un pH-metro con una precisión de 0.02. El
    pH – metro tiene que ser calibrado con tampones de pH
    conocido y cercanos al pH del vino. Los tampones recomendados son
    una disolución saturada de bitartrato potásico,
    ftalato monoácido de potasio y un tampón comercial
    de pH = 7.00. La determinación se realiza en mosto
    sedimentado o vino sin diluir.

    Errores que pueden ocurrir:
    pH – metro no adecuado: Es necesario un pH – metro
    con las siguientes propiedades:
    Precisión de más o menos de 0.02 unidades de pH
    Repetibilidad de más o menos 0.02 unidades de pH
    Control del ajuste de las disoluciones tamponadas, de la
    sensibilidad y temperatura.

    Pantalla digital.
    Incorrecta calibración del pH – metro.
    Tampones defectuosos.
    Corrección de temperatura incorrecta.
    Electrodo insensible.

    Alcohol
    El alcohol en el
    vino procede de la fermentación de los azúcares
    naturales de la uva, el cual representa alrededor del 15 al 24%
    del peso del mosto.  El encabezado incrementa el contenido
    de alcohol. 
    Durante la fermentación aproximadamente la mitad del
    peso del azúcar
    se transforma a alcohol, el balance restante a CO2. El contenido
    alcohólico de las bebidas se expresa en términos de
    porcentaje en volumen de etanol
    a 20ºC, y es requerido por razones técnicas y
    legales.
    El alcohol lo podemos determinar por destilación e hidrometría y por
    ebullición.
    Determinación por destilación e hidrometría
    El contenido de alcohol del vino se separa de los constituyentes
    no volátiles por destilación, y su
    concentración en el destilado se mide por un
    alcohómetro a temperatura conocida y con referencia a
    tablas.  Es necesario un aparato de
    destilación

    La determinación se realiza de la siguiente
    forma:
    Rellenamos el matraz aforado de 250 ml con vino justa hasta el
    enrase, y lo colocamos en el baño de agua a 20
    ºC durante 20 minutos, con el fin de que el vino alcance
    dicha temperatura.  Ajustamos el volumen del vino,
    si es necesario eliminar el exceso con una pipeta fina. 
    Vertemos cuantitativamente la muestra del
    matraz aforado en el matraz de destilación, lavado varias
    veces con agua destilada  y adicionando los lavados al
    matraz de destilación.
    Si la acidez volátil del vino excede de 1 gramo por litro
    y/o el dióxido de azufre excede de 200 mg/l, neutralizamos
    con una disolución de NaOH.  Añadimos bolitas
    de vidrio para
    prevenir sacudidas durante el calentamiento, y colocamos el
    matraz de destilación al equipo.  Aseguramos que la
    terminación del adaptador del condensador esté
    sumergido en agua y metido dentro del matraz receptor, el cual se
    cubre con hielo.  Aseguramos todas las juntas y calentamos
    suavemente.
    Recogemos alrededor de 200 ml de destilado, lavando la parte de
    afuera del extremos del adaptador con una pequeña cantidad
    de agua, asegurando que el contenido del matraz recepto no exceda
    el volumen.  Colocamos el matraz aforado recepto en el
    baño de agua de 20ºC durante 20 minutos y
    después ajustar el volumen con agua a la misma temperatura
    con una pipeta fina.  Mezclamos el contenido del matraz
    mediante inversiones
    repetidas.
    Lavamos adecuadamente el hidrómetro y la probeta con
    pequeña cantidades de agua destilada y trasferimos
    cuidadosamente
    el destilado a la probeta.  Introducimos cuidadosamente el
    alcohómetro de escala apropiada
    dentro del líquido, asegurándose que el
    hidrómetro flota sin obstrucción en el
    líquido, para ello girar el hidrómetro suavemente
    cogiendo  desde el vástago.  Este instrumento es
    caro y por ello  debe ser tratado con cuidado. 
    La lectura del
    contenido de alcohol es el hidrómetro corresponde al punto
    del menisco, asegurándose que la temperatura es la misma
    que la de calibración del hidrómetro.

    Errores que pueden ocurrir
    Medida incorrecta de volumen
    Técnica de destilación incorrecta: asegurarse que
    las uniones entre las piezas de cristal para que no sucedan
    fugas
    Medición incorrecta de la temperatura y
    fallo en la corrección de la lectura a
    20ºC.

    Determinación del alcohol por
    ebullimetría
    Esta medida del contenido de alcohol está basada en el
    principio de disminución del punto de ebullición
    por el alcohol.  El ebulliómetro está
    diseñado para medir con seguridad el
    punto de ebullición de un líquido y la diferencia
    entre el punto de ebullición del vino y del agua pura
    indica el contenido de alcohol para vinos secos.  Para vinos
    dulces, en los cuales el azúcar
    influye en el punto de ebullición, es necesario realizar
    una corrección.

    El método de
    determinación es el siguiente:
    Lavamos la cámara de ebullición del
    ebulliómetro con una pequeña cantidad de vino de
    prueba, vaciar completamente abriendo el tornillo de la
    cámara de ebullición y cerrar. Pipeteamos 50 ml de
    vino dentro de la cámara de ebullición, e
    insertamos el termómetro. Introducimos agua fría
    en el reflujo del condensador y aplicamos el tubo protector con
    el burner.
    Cuando la ebullición comienza, observamos la columna de
    mercurio del termómetro hasta que parezca estacionaria al
    menos durante 30 segundos, realizamos la lectura y
    apuntamos la temperatura con una desviación de 0.02
    ºC. Esta precisión es la necesaria para los vinos de
    mesa y dulces.
    Utilizamos un termómetro, para la misma prueba pero
    sustituyendo la muestra de vino por la de agua destilada. Lavamos
    la cámara de ebullición cuidadosamente, drenando y
    pipeteando 50 ml de agua destilada dentro de la cámara.
    Durante esta prueba el reflujo del condensador está
    vacío. Esto permite que los vapores del agua salgan
    libremente desde la parte alta del condensador, y la lectura de
    la temperatura se realiza como antes.

    La diferencia entre las dos temperaturas en grados es el
    grado ebulliométrico.
    El uso del ebulliómetro conlleva la siguientes
    precauciones. Al quitar el termómetro con el
    líquido caliente tener la precaución de colocarlo
    cuidadosamente encima de un trapo blanco para que se
    enfríe. Renovar la mecha del mechero cuando esté
    carbonizada. Periódicamente limpiar por fuera la caldera
    con una disolución diluida de sosa cáustica,
    seguida de varios aclarados y no introducir sólidos en
    suspensión dentro de ella.

    Errores que pueden ocurrir:
    Defectuosa corrección del contenido de azúcares de
    vino dulces
    Medición incorrecta de la
    temperatura

    Acidez  
    En el pasado la costumbre de los elaboradores era medir la acidez
    titulable antes que el pH del vino, debido a que era más
    fácil y menos caro y además los valores
    obtenidos en cierta manera deban información de la acidez. Cada vez los pH
    – metros son más fáciles de conseguir, los
    elaboradores aún tienen la tendencia a pensar en
    términos de acidez titulable. Sin embargo, como la acidez
    y su importancia es cada vez más conocida, ha sido
    aceptada la importancia del pH. Su medida es ahora una de las
    medidas analíticas más importantes del vino y en
    cada bodega ya existe un pH – metro disponible y su uso es
    conocido.
    El concepto de pH
    como expresión de la acidez del vino es inicialmente
    confuso, debido a que es un concepto y no un
    constituyente, no se puede comprar un kilogramo de pH como se
    compra un kilogramo de ácido Tartarico. Además,
    cuanto más bajo es su valor, mayor acidez presenta el
    vino. Los comerciantes tan sólo encuentran pequeñas
    diferencias en los valores.
    Los ácidos
    minerales
    fuertes, como el sulfúrico y clorhídrico, tienen un
    valor de pH bajo entre 0 y 1, y las bases fuertes, como el NaOH,
    en el intervalo de 13 a 14, dependiendo de la
    concentración.

    La compresión de la diferencia entre acidez
    titulable y pH conlleva a conceptos teóricos de
    disociación parcial de ácidos
    débiles del vino. Estos ácidos, como
    succínico, málico, tartárico y
    láctico, son débiles y no liberan tantos protones o
    iones hidrógenos como los ácidos fuertes. La acidez
    está bajo dos formas: no disociada, cuando el ácido
    está simplemente disuelto, y disociada, cuando el ion
    hidrógeno se separa del ácido y puede ser medido
    separadamente. Por lo tanto el número de iones
    hidrógeno en disolución es un indicador de la
    acidez real o activa. Esto es lo que mide el pH –
    metro.
    En consecuencia, la acidez titulable no está relacionada
    directamente con el pH, excepto en el sentido general de que
    cuanto más alta la acidez titulable más bajo es el
    pH y más acidez. En este sentido, es imposible saber el pH
    específico de un vino que tenga un valor de acidez
    titulable de 6 gr/l. Por la variedad de ácidos y los
    sistemas
    tamponados en el vino son muy complejos para permitir una simple
    relación entre pH y acidez titulable.

    Acidez titulable
    El mosto o el vino necesita ser desgasificado para eliminar el
    dióxido de carbono
    disuelto, el cual interfiere en la medida. Para ello, se toman
    100 mililitros de vino y se introducen en un Kitasato de 250
    mililitros. Tapar el Kitasato con corcho de goma y conectarlo al
    vacío y agitarlo suavemente bajo vacío durante 3
    minutos. La determinación de la muestra desgasificada se
    realiza en el pH – metro y se valora hasta pH 8.4. El
    procedimiento
    es el siguiente:
    Se calibra el pH – metro: se lava el electrodo con agua
    destilada, y adicionar suficiente agua destilada al vaso de
    precipitados para asegurar que el bulbo del electrodo esté
    cubierto.
    Sumergir el electrodo dentro de agua destilada y ajustar el agua
    destilada a pH 8.4, adicionando gota a gota la disolución
    0.1M de hidróxido de sodio desde una bureta. Agitar la
    disolución mientras se ajusta el pH. Esta operación
    corrige la acidez del agua destilada.
    Pipetear exactamente 10 mililitros de vino desgasificado en
    el agua
    destilada ajustada previamente.
    Valorar con la disolución estándar de NaOH
    Apuntar el número de mililitros empleados de
    NaOH

    Errores que pueden ocurrir
    Incorrecta preparación de la disolución
    estándar de NaOH, para asegurarnos es conveniente
    prepararla a partir de una disolución estándar
    comercial. Incorrecta eliminación del CO2,
    siempre se tiene que eliminar antes de la medida.

    Acidez volátil
    La acidez volátil se forma principalmente por las
    bacterias acéticas las cuales transforman el ácido
    acético en acetato de etilo. Su medida se expresa como
    ácido acético, y la cantidad formada durante la
    fermentación con levaduras puras en ausencia de bacterias
    es normalmente menor que 0.5 gramos por litro. Se pueden formar
    altas cantidades por bacterias o por levaduras oxidativas activas
    durante y después de la fermentación. El acetato de
    etilo se forma simultáneamente con el ácido
    acético, normalmente en relación de 5 partes de
    ácido acético a 1 parte de acetato de etilo. El
    acetato de etilo se detecta organolépticamente más
    fácil que el ácido acético pero presenta
    mayor dificultad su cuantificación.
    Una acidez volátil alta es rechazable e indicativa de
    alteración y de incorrecta elaboración o cuidado
    del vino. Es uno de los pocos constituyentes del vino que tiene
    límite máximo legar. El seguimiento de la evolución de la acidez volátil tiene
    importación ya que detecta si el vino
    está libre de alteraciones, particularmente durante su
    conservación en barrica, donde se producen mermas.
    La acidez volátil se mide por destilación a vapor
    del vino par separar ácido acético y posteriormente
    se valora con una disolución estándar de
    álcali. La operación se realiza en un aparato
    Markham .

    El método es el siguiente:
    Se rellena un matraz redondo de 5 litros con tres cuartas partes
    de agua destilada y se ebulle durante 10 minutos para eliminar el
    dióxido de carbono
    disuelto antes de iniciar la destilación.
    Se gasifica la muestra de vino bajo vacío durante 3
    minutos.
    Se prepara el erlenmeyer receptor de 250 ml con 50 ml de agua
    destilada, dos gotas de fenolftaleína, y se valora con una
    disolución estándar de NaOH 0.01 N, hasta que
    desaparezca por completo el color rosa.
    Pipetear 10 ml de vino desgasificado dentro del destilador (A) y
    se adiciona 1 ml de la disolución del agua oxigenada al
    0.3% para oxidar el SO2. Lavar con una pequeña
    cantidad de agua destilada.
    Destilar rápidamente alrededor de 100 ml
    recogiéndolos en el erlenmeyer de 250 ml,
    asegurándose que la terminación del adaptador este
    por encima de la superficie del agua que contiene el matraz
    receptor.
    Quitar el receptor antes de interrumpir la destilación y
    valorar el destilado con la disolución de NaOH 0.01 N
    hasta que desaparezca por completo el color rosa.
    Repetir el procedimiento
    desde la etapa 4 hasta que los resultados obtenidos sean
    concordantes.
    Repetir el procedimiento con 10 ml de agua destilada en vez de
    vino para determinar la valoración del blanco.
    Para calcular los resultados primero restar el valor dela
    valoración del blanco al valor de la muestra de
    vino.

    Errores que se pueden ocurrir.
    Falta la adición de peróxido de hidrógeno:
    entonces la interferencia de dióxido de azufre no se
    elimina.
    Eliminación incompleta de dióxido de carbono.
    Mal neutralizada el agua destilada del matraz receptor.
    Blanco mal analizado.
    Dificultad en la observación del viraje de la
    fenolftaleína.
    Concentración de NaOH 0.01 N incorrecta. Preparar dicha
    disolución fresca cada semana y conservarla en bote de
    plástico
    duro.

    SO2
    El SO2 actúa en el mosto o vino como un
    antioxidante y un inhibidor del crecimiento microbiano. Existe
    bajo dos formas, libre y combinado.
    Cuando el SO2 se adiciona a un vino blanco de mesa,
    por ejemplo, tiene lugar un equilibrio
    entre las tres formas, molecular, bisulfito y sulfito. Todas
    estas formas representan el SO2 libre, la
    concentración de cada una depende del pH del medio. En el
    vino la mayor proporción de dióxido de azufre libre
    está como bisulfito, con una pequeña cantidad de
    SO2 molecular y ninguna como sulfito.
    La forma molecular del SO2 libre es la más
    tóxica para levaduras y bacterias. Un importante principio
    enológico para la elaboración en blanco es que el
    nivel de SO2 libre se ajuste para mantenerlo al menos
    a 0.8 mg/l de SO2 molecular hasta las últimas
    etapas del proceso.

    La relación entre el pH y la concentración
    de dióxido de azufre libre es necesario que alcance el
    nivel crítico de dióxido de azufre molecular. A
    menor valor de pH, menor cantidad de SO2 se requiere
    para que la protección sea efectiva. De hecho, el
    dióxido de azufre libre es una de las medidas más
    importantes en la elaboración de vinos.
    Adicionar 10 ml de 0.3% de H2O2 al matraz
    corazón
    de dos bocas, 3 gotas de indicador mixtos y valorar con NaOH al
    0.01 N hasta que vire a color verde oliva. Recolocar el
    matraz.
    Adicionar 10 ml de H3PO4 y 20 ml de vino al
    matraz redondo, colocarlo y aspirar aire al matraz con una
    velocidad de
    flujo de más de 12 minutos.
    Quitar el matraz corazón y
    el borboteador, limpiar este último con agua destilada y
    valorar la disolución y los lavados con NaOH 0.01 N hasta
    que vire el color a verde oliva, como el obtenido
    anteriormente.

    Para medir el dióxido de azufre combinado:
    Después de finalizar la valoración de la etapa 4
    anterior, recolocar el matraz corazón con la
    disolución fresca y preparada como en la etapa 2.
    Comprobar que el flujo del aire es correcto (etapa 1), entonces
    con el mismo matraz redondo utilizado para la
    determinación del SO2 libre, abrir el agua del
    condensador y calentar el matraz redondo hasta ebullición.
    Aspirar durante 10 minutos.
    Apagar el calefactor, quitar el frasco corazón y valorar
    con NaOH 0.01 N como anteriormente. Si solamente el
    SO2 es lo que interesa determinar se omite la
    aspiración en fría.

    Los cálculos son los siguientes:
    SO2 libre (miligramos por litro) = mililitros de NaOH
    0.01 N x 16
    SO2 combinado = los mismos cálculos.
    Total = SO2 libre + SO2
    combinado

    5. Errores que se pueden
    cometer

    Concentración incorrecta de NaOH. La
    disolución debe der preparada semanalmente para que sea
    fresca.
    Mal estado del
    H2O2 al 0.3%, tiene que conservarse en
    nevera y renovarla cada mes.
    Aspiración incorrecta de la velocidad de
    flujo o tiempo (equipo estandarizado). Para establecer el tiempo
    de aspiración para un aparato particular, realizar una
    serie de medidas en un mismo vino con diferentes tiempos de
    aspiración, seleccionando el tiempo menor de
    aspiración que dé la máxima
    recuperación de SO2.

    Determinación incorrecta del punto final.
     
    Cromatografía en capa fina (para observar
    la conversión malo-láctica).
    Esencialmente la fermentación malo-láctica es la
    conversión del L-ácido málico en L-
    ácido láctico y dióxido de carbono,
    realizada por las bacterias lácticas presentes en la uva o
    adicionadas al mosto o al vino. Esta fermentación supone
    un incremento del pH entre 0.05 y 0.45 unidades de pH y un
    descenso de la acidez titulable, la cantidad depende del pH
    inicial y de la cantidad de ácido málico en el vino
    antes de la conversión.
    El color del vino tinto disminuye durante la fermentación
    malo-láctica, debido al incremento del pH así como
    al metabolismo
    del acetaldehído por ciertas bacterias. Todo el
    SO2 combinado con el acetaldehído se libera en
    el vino y se enlaza con los antocianos coloreados produciendo
    formas no coloreadas. La eficacia del
    SO2 en el vino también se reduce debido al
    ascenso del pH durante la conversión. En los vinos tintos
    de alto pH y bajo contenido de ácido málico no es
    beneficiosa la fermentación malo-láctica y es mejor
    prevenir para que no se produzca. En general, los vinos tintos se
    ajustan a pH 3.5 o más bajo antes de que se produzca la
    fermentación malo-láctica.
    La cromatografía en capa fina es un
    método simple que nos permite observar dicha
    conversión y se puede realizar en el laboratorio sin gran
    equipamiento. Estos son los pasos que tenemos que
    realizar.

    Preparación de disolvente.
    Papel
    A la hora de realizar la cromatografía, se coloca
    suficiente cantidad de disolvente en una cubeta
    cromatográfica, formando una
    capa de más de 0.5 centímetros de
    profundidad.

    Introducir el papel dentro
    de la cubeta.
    Cerrar la cubeta y dejar que el frente del disolvente ascienda
    hasta 20 centímetros.
    Valoración del cromatograma: Después de este
    período se saca el papel de la cubeta y se seca en una
    zona bien ventilada, sin vaporees contaminantes ácidos ni
    básicos. El papel contiene manchas cromatográficas
    amarillas sobre un fondo verde. Observando la posición de
    cada mancha e identificando los ácidos presentes en la
    muestra de vino pinchada por comparación con las
    posiciones de las manchas estándares.
    Otros constituyentes que también se pueden analizar son la
    existencia de:

    Hierro
    La concentración de Fe(III) en las muestras de vino
    varía alrededor de 1 a 5 mg/l. No es necesaria ninguna
    preparación especial de la muestra, y esta puede
    introducirse directamente a la llama. Sin embargo, la presencia
    de silicato y la de citrato, producen una depresión
    en la señal de Fe(III). Una forma de eliminar estas
    interferencias es por medio del método de
    calibración de adición estándar.
    Con parámetros instrumentales óptimos
    (posición del mechero y composición de la llama)
    obtenidos en la parte primera se procede a realizar la medida del
    hierro existente en una muestra de vino mediante dos sistemas de
    calibración.

    Primero interpolamos en la recta de calibrado con
    patrones simples.
    Utilizando la línea de absorción de 248.3 nm y una
    anchura de rendija de 0.2 nm, la sensibilidad se define como
    la
    concentración cuya absorbancia toma un valor de 0.0044.
    Teniendo en cuenta los valores
    límites
    de absorbancia que se pueden medir son de 0.01 y 1 nm,
    preparamos, a partir de la disolución patrón, una
    serie de disoluciones de Fe(III) de diferente
    concentración (1, 10, 20, 30 y 40 mg/l) y, obtenemos con
    ellas el rango de respuesta lineal del método. Procedemos
    a la determinación de Hierro en el vino interpolando en
    esta recta de calibrado (pueden afectar las interferencias al
    resultado)
    Si afectan las interferencias realizamos el método de
    adición estándar.
    Este método consiste en añadir una misma cantidad
    de muestra a todos los patrones de la recta de calibrado, por lo
    que el
    efecto de las interferencias queda anulado porque afecta
    igualmente a los patrones. La concentración desconocida es
    el valor de interpolación con el eje de abcisas donde se
    representa la concentración creciente de los patrones.
    Se preparan una serie de patrones añadiendo en cada matraz
    la misma cantidad de la muestra, en éste caso
    vino.

    Magnesio
    También se realiza una valoración del magnesio por
    complexometría sobre la solución nítrica o
    clorhídrica de las cenizas del vino.

    Procedimiento:
    Tomamos 20 ml de la solución de cenizas antes preparada
    (al determinar la cantidad de calcio), la llevamos a
    ebullición en un erlenmeyer de unos 100 ml, dejando
    enfriar y añadiendo 10 ml de solución de complexona
    III 0.05 M, 5 ml de solución tampón pH 10, 50 mg
    aproximadamente de indicador negro de heril romo T (neT).
    Valoramos después el exceso de complexona con la
    disolución de MgCl2 0.05 M. El indicador
    virará del azul a rojo vinoso.

    Calcio
    Otro metal que también se analiza es el calcio. Para
    determinar el calcio se realiza una valoración por
    complexometría sobre la disolución nítrica o
    clorhídrica de las cenizas del vino.

    Procedimiento:
    Se evapora a sequedad en baño de agua hirviendo 50 ml de
    vino colocados en cápsulas preferentemente de platino.
    Incineramos el residuo y posteriormente disolvemos las cenizas en
    10 ml de HCl 0.2 N, llevando a un matraz aforado de 50 ml.
    Posteriormente lavamos varias veces la cápsula con agua
    destilada vertiéndola en el matraz. Enrasando y
    agitando.
    Tomamos 20 ml de la solución de cenizas y calentamos hasta
    ebullición, en un erlenmeyer de unos 100 ml. Dejamos
    enfriar, después añadimos 0.5 ml de solución
    de NaOH al 40%, 10 ml de solución de complexona III 0.05 M
    (18.61 g de sal disódica bihidratada del ácido
    etilendiamino-tetracético más agua destilada hasta
    1000 ml) y 100 mg aproximadamente de indicador calcon.
    Si el color de la mezcla es rojo-vinoso, añadimos
    complexona en exceso hasta aparición de color
    azul-violeta. Tenemos que tener en cuenta que un exceso
    relativamente grande de complexona, enmascararía el punto
    de viraje.
    Posteriormente valoramos el exceso de complexona III
    añadiendo solución 0.05 M de CaCl2. El
    indicador calcon virará de azul violeta a rojo vinoso al
    final de la reacción.

    Cobre
    El ditiocarbamato de sodio reacciona con el cobre
    (reacción de Delepine), dando la sal correspondiente a
    este metal y coloración amarilla oro, intensidad se mide
    por espectrofotometría.
    Para evitar interferencias debidas a la presencia de hierro y
    otros cationes polivalentes presentes en el vino se emplea la sal
    disódica del ácido
    etilendiaminotetraacético, que forma complejos solubles y
    muy estables a pH = 8. También puede utilizarse el citrato
    de amonio para evitar la interferencia del hierro.

    Procedimiento:
    Ponemos en una bola de decantación 10 ml de vino,
    añadiendo 5 ml de una suspensión bisódica
    del ácido etilendiaminotetracético y llevamos el pH
    a 8 con una solución amoniacal. Añadimos 1 ml de
    reactivo de dietilditiocarbamato de sodio y 5 ml de alcohol
    metílico (para evitar la emulsión), y agitar
    durante un minuto.
    Extraemos varias veces con tetracloruro de carbono (agitando cada
    vez durante un minuto) hasta recoger 20 ml, cuidando que no pasen
    restos de agua, pues éstos dan enturbiamiento con
    tetracloruro de carbono. Si pasa alguna gota, filtramos con papel
    de filtro puro, quedando las trazas de agua en el papel.
    Determinamos la absorbancia en el espectrofotómetro a 420
    nm de longitud de onda.
    Para la prueba en blanco utilizamos los mismos reactivos en las
    mismas proporciones, sustituyendo el volumen de vino por otro
    igual de agua destilada en aparato de vidrio.
    La curva previamente será construida a partir de lecturas
    correspondientes a escala de
    diferentes riquezas de cobre es una línea recta, por
    obedecer a la ley de
    Beer-Lambert. En el intervalo en que se opera con 1 ml de
    reactivo pueden valorarse 10 ppm de cobre, para valores
    superiores se añadirán 2 ml o se toma menor volumen
    de muestra.

    Potasio
    Se utiliza una solución de referencia con 100 mg de
    potasio por litro y con diversos aniones, cationes y materia
    orgánica en proporciones tales que den un compuesto
    similar a un vino diluido a 1/10 con agua.

    Procedimiento
    La determinación la hacemos en un fotómetro de
    llama. Para lo cual tenemos que regular el aparato y establecer
    una curva de calibración con la solución de
    referencia pura y con diversas diluciones de la solución
    de referencia diluida a 1/20, 1/10, 1/5, con la solución
    de dilución.
    Diluir el vino a 1/10 con agua y hacer la determinación en
    el fotómetro. Si la lectura no queda comprendida entre los
    valores 40 y 100 de la escala del galvanómetro, diluir
    convenientemente el vino con solución de
    dilución.

    Sodio
    El procedimiento es el mismo que para el potasio.

    Plomo
    La determinación del plomo la realizamos por
    Absorción Atómica después de una
    concentración previa con objeto de conseguir resultados
    suficientemente precisos.

    Procedimiento:
    Primero de todo preparamos la muestra. Para ello ponemos 100 ml
    de la muestra en una cápsula de platino y la llevamos a
    evaporación hasta consistencia siruposa en baño de
    arena. Añadimos a continuación 2 ml de ácido
    sulfúrico y carbonizamos el residuo en el baño de
    arena. Seguidamente introducimos la cápsula en la mufla y
    la mantenemos durante dos horas a 450ºC, transcurrido dicho
    tiempo, la sacamos y la dejamos enfriar. Posteriormente
    añadimos 1 ml de HNO3 concentrado, evaporando
    en el baño de arena, e introducirla en la mufla,
    repitiendo esta operación hasta obtener cenizas blancas.
    Luego disolvemos las cenizas con 1 ml de agua destilada, una vez
    disueltas filtramos y recogemos el filtrado en un matraz de 10
    ml, lavando la cápsula y el filtro con agua destilada
    hasta el enrase.
    Después, construimos la curva patrón. A partir de
    la solución patrón, tomamos alícuotas de
    0.2, 0.4, 0.6, 0.8 y 1 ml y las llevamos a 100 ml con
    HNO3 al 1%.
    El contenido en plomo de estas soluciones es
    respectivamente 2, 4, 6, 8 y 10 ppm. Anotar las absorbancias
    obtenidas frente a las concentraciones correspondientes, para
    posteriormente realizar la recta de calibrado.
    Para efectuar la lectura directa de la muestra solo tendremos que
    medir la absorbancia a 283.3 nm e interpolar en la recta de
    calibrado.
    Las concentraciones recomendadas de estos constituyentes citados
    dependen de principios
    químicos y de la experiencia del elaborador. Esto es
    importante para comprender que las decisiones las dictan las
    circunstancias, y que no todo el vino estará perfectamente
    elaborado por tener determinados valores analíticos, por
    tanto es necesario tomar algunos compromisos. Ya que los valores
    obtenidos por análisis químicos son básicos
    para cualquier decisión, es importante seleccionar los
    métodos analíticos correctos, y que se realicen
    exactamente.
    Cada análisis químico realizado dentro de un
    programa de
    control de calidad de la elaboración se podría
    describir desde un conocimiento
    químico, el cual ayudaría a definir las
    concentraciones recomendadas para cada análisis, y desde
    un enfoque práctico para asegurar la exactitud de cada
    análisis
    Los avances
    tecnológicos producidos durante del siglo XX en la
    elaboración de vinos han sido mucho mayores que los
    conseguidos en cualquier otra época. Se han mejorado la
    calidad de la materia prima,
    uva, con la utilización de variedades más sanas y
    mejor cuidadas, con un control meticuloso del momento de la
    vendimia y con un menor tiempo transcurrido entre ésta y
    el estrujado. Los depósitos en sí han sido
    rediseñados por completo, con un equipamiento eficiente
    que contribuye a la menor presencia de metales no deseables.
    En la actualidad, tanto el viñedo como la bodega
    están en manos de profesionales bien cualificados.
    Evidentemente, el objetivo es
    conseguir, a partir del material disponible, la mayor calidad
    posible, ya que el consumidor de vino espera y demanda vinos
    de color con una claridad impecables, con un aroma apropiado y,
    en algunos casos, con un bouquet debido al envejecimiento. No se
    acepta algo que sea inferior.

     

    Trabajo enviado por:
    Víctor M. Gimeno Gil

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