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El capitalismo: sistema económico y financiero (página 2)




Enviado por Donkan Fenix Davila



Partes: 1, 2

Para definir al capitalismo es
necesario describir todos sus principios
básicos, ya que si bien existe un consenso sobre su
definición, este es de un nivel muy básico y suelen
confundirse las características atribuidas al capitalismo
(algunas suelen ser erróneas) con el capitalismo como
sistema.

Una de las interpretaciones más difundidas
señala que en el capitalismo, como sistema
económico, predomina el capital sobre
el trabajo como
elemento de producción y creador de riqueza. El
control
privado de los bienes de
capital sobre otros factores económicos tiene la
característica de hacer posible negociar con las
propiedades y sus intereses a través de rentas, inversiones,
etc. Eso crea el otro distintivo del capitalismo que es el
beneficio o ganancia como prioridad en la acción
económica en función de
la acumulación de capital que por vía de
apropiación lockeana puede separarse del trabajo
asalariado.

En las democracias liberales se entiende muchas veces el
capitalismo como un modelo
económico en el cual la distribución, la producción y los precios de los
bienes y
servicios son
determinados en la mayoría de las veces por alguna forma
de libre mercado. Ciertas
corrientes de pensamiento
discuten si esta es la definición exacta de capitalismo o
si sólo se trataría de una de sus
características (necesaria para el marxismo,
contingente para la socialdemocracia, y aparente para el mutualismo).
Generalmente, el capitalismo se considera un sistema
económico en el cual el dominio de la
propiedad
privada sobre los medios de
producción desempeña un papel fundamental. Es
importante comprender lo que se entiende por propiedad privada en
el capitalismo ya que existen múltiples opiniones, a pesar
de que este es uno de los principios básicos del
capitalismo: otorga influencia social a quienes detentan la
propiedad de los medios de producción (o en este caso el
capital), la burguesía, dando lugar a una relación
jerárquica de funciones entre
el empleador y el empleado. Esto crea a su vez una sociedad de
clases estratificadas en relación con el éxito
económico en el mercado de consumo, lo
que influye en el resto de la estructura
social según la variable de capital acumulada; por tal
razón en el capitalismo la pertenencia a una clase social
es movible y no estática.

Sobre la propiedad privada, el capitalismo establece que
los recursos
invertidos por los prestadores de capital para la
producción social, deben estar en manos de las empresas y
personas particulares que los adquieran. De esta forma a los
particulares se les facilita el uso, empleo y
control de los recursos que utilicen en sus labores productivas,
de los que, a fines empresariales, podrán usar como mejor
les parezca.

La libertad de
empresa
propone que todas las empresas sean libres de conseguir recursos
económicos y transformarlos en una nueva mercancía
o servicio que
será ofrecido en el mercado que éstas dispongan. A
su vez, son libres de escoger el negocio que deseen desarrollar y
el momento para entrar o salir de éste. La libertad de
elección se aplica a las empresas, los trabajadores y los
consumidores, pues la empresa puede
manejar sus recursos como crea conveniente, los trabajadores
pueden realizar un trabajo cualquiera que esté dentro de
sus capacidades y los consumidores son libres de escoger lo que
desean consumir, buscando que el producto
escogido cumpla con sus necesidades y se encuentre dentro de los
límites
de su ingreso.

Competencia se refiere a la existencia de un gran
número de empresas o personas que ofrecen y venden un
producto (son oferentes) en un mercado determinado. En dicho
mercado también existe un gran número de personas o
empresas, denominadas consumidores (también llamados
demandantes), las cuales, según sus preferencias y
necesidades, compran o demandan esos productos o
mercancías. A través de la competencia se
establece una "rivalidad" o antagonismo entre productores. Los
productores buscan acaparar la mayor cantidad de
consumidores/compradores para sí. Para conseguir esto,
utilizan estrategias de
reducción de precios, mejoramiento de la calidad,
etc.

El capitalismo se basa ideológicamente en una
economía en la cual el mercado predomina,
esto usualmente se da, aunque existen importantes excepciones
además de las polémicas sobre qué debe ser
denominado libre mercado o libre empresa. En éste se
llevan a cabo las transacciones económicas entre personas,
empresas y organizaciones
que ofrecen productos y las que los demandan. El mercado, por
medio de las leyes de la
oferta y la
demanda,
regula los precios según los cuales se intercambian las
mercancías (bienes y servicios), permite la
asignación de recursos y la distribución de la
riqueza entre los individuos.

Cada uno de los actores del mercado actúa
según su propio interés;
por ejemplo, el capitalista, quien posee los recursos y el
capital, busca la maximización del beneficio propio por
medio de la acumulación y reproducción de los recursos, del capital;
los trabajadores, quienes trabajan por la recompensa material que
reciben (el salario) y, por
último, los consumidores, quienes buscan obtener la mayor
satisfacción o utilidad
adquiriendo lo que quieren y necesitan al menor precio
posible.

La doctrina política que
históricamente ha encabezado la defensa e
implantación de este sistema económico y
político ha sido el liberalismo
económico y clásico del cual se considera sus
padres fundadores a John Locke,
Juan de Mariana, Adam Smith y
Benjamín Franklin. El pensamiento liberal clásico
sostiene en economía que el
gobierno debe
reducirse a su mínima expresión. Sólo debe
encargarse del ordenamiento jurídico que garantice el
respeto de la
propiedad privada, la defensa de las llamadas libertades
negativas: los derechos civiles y
políticos , el control de la seguridad interna
y externa (justicia y
protección), y eventualmente la implantación de
políticas para garantizar el libre el
funcionamiento de los mercados, ya que
la presencia del Estado en la
economía perturbaría su funcionamiento. Sus
representantes contemporáneos más prominentes son
Ludwig von Mises y Friedrich Hayek por parte de la llamada
Escuela de Viena
de economía; George Stigler y Milton Friedman por parte de
la llamada Escuela de Chicago, existiendo profundas diferencias
entre ambas.

Existen otras tendencias dentro del pensamiento
económico que asignan al Estado funciones diferentes. Por
ejemplo los que adscriben a lo sostenido por John Maynard
Keynes,
según el cual el Estado
puede intervenir para incrementar la demanda efectiva en
época de crisis.
También se puede mencionar a los politólogos que
dan al Estado y a otras instituciones
un rol importante en controlar las deficiencias del mercado (una
línea de pensamiento en este sentido es el
neoinstitucionalismo)

Mercancía

Una mercancía es todo "aquello que se puede
vender o comprar", usualmente el término se aplica a
bienes económicos. Es importante señalar que el
concepto
mercancía no se refiere sólo a aquello que se
entrega, sino también al momento en que se entrega y al
lugar donde se recibe: no es lo mismo recibir ahora mil
Bolívares Fuertes y entregarlos dentro de un año
(esto sería recibir un préstamo) que recibir mil
Bolívares Fuertes y entregarlos a continuación
(efectuar un pago). Tampoco es lo mismo comprar un kilo de
naranjas que nos entregarían a cien kilómetros de
nuestro domicilio, llevarlas a casa sería caro; que
recibirlas en una tienda al lado de casa, el coste de
transportarlas a donde las vamos a consumir es mucho
menor.

En el concepto de mercancía está
implícito que ésta es a su vez intercambiable por
otra cosa. Clasificar algo como mercancía supone a su vez
reconocer a otros objetos también como mercancías,
dado su valor de
cambiabilidad. Al presuponer la cambiabilidad de los objetos
considerados como mercancías, éstos son
intercambiables pese a ser distintos. Un rasgo clave del concepto
de mercancía es que se aparta de la noción de
universal propia de cualquier concepto (es un singular
omniabarcante, un singular global, un uno-todo).

Relaciones laborales (relación de
trabajo)

La relación laboral o las
relaciones
laborales son aquellas que se establecen entre el trabajo y
el capital en el proceso
productivo. En esa relación, la persona que
aporta el trabajo se denomina trabajador, en tanto que la que
aporta el capital se denomina empleador, patronal, empresario o
capitalista. El trabajador siempre es una persona física, en tanto que
el empleador puede ser tanto una persona física como una
persona jurídica. En las sociedades
modernas la relación laboral se regula por un contrato de
trabajo en el cual ambas partes son formalmente libres. Sin
embargo un trabajador aislado se encuentra en una
situación de hecho de debilidad frente al empleador que le
impide establecer una relación libre, por lo que se
entiende que una relación laboral para que sea realmente
libre debe realizarse en forma colectiva, entre los trabajadores
organizados sindicalmente y el empleador.

Producción
Mercantil

Producción de artículos no para el propio
consumo, sino para el cambio en el
mercado por medio de la compra-venta de
mercancías. Es condición de la producción
mercantil la división social del trabajo y la existencia
de productores dueños de los medios de producción.
La producción y el cambio de las mercancías se
regulan en consonancia con la ley
económica llamada ley del valor. La producción
mercantil no constituye un modo de producción especial.
Por su forma y contenido, alcanza un desarrollo
diferente en el régimen esclavista, en el feudalismo, en el
capitalismo y en el socialismo en
dependencia del nivel y del carácter de las fuerzas productivas y de
las relaciones de producción, del modo de
producción dominante. En las condiciones de la esclavitud y del
feudalismo, existía la producción mercantil simple
de extensión limitada a una pequeña esfera dado que
en la sociedad dominaba la economía natural y casi todo lo
que se producía se destinaba a satisfacer las necesidades
de los propios productores y de las clases explotadoras sin que
asumiera la forma de mercancía.

Bajo el capitalismo, la producción mercantil se
basa en la propiedad capitalista privada sobre los medios de
producción y en el trabajo asalariado de los obreros. Pasa
a ser dominante y general ya que se presentan como
mercancías no sólo los medios de producción
y los artículos de consumo, sino, además, la
fuerza de
trabajo. A la producción mercantil basada en la propiedad
privada sobre loe medios de producción le es propia la
contradicción entre el trabajo privado y el trabajo social,
dado que la propiedad privada separa a los hombres, hace que el
trabajo de cada productor sea un asunto de su exclusiva
incumbencia. Bajo el capitalismo esta contradicción de la
producción mercantil se presenta como contradicción
entre el carácter social de la producción y la
forma capitalista privada de apropiación de los frutos del
trabajo. En consecuencia sufren cambios esenciales las leyes
económicas propias de la producción mercantil
simple. La producción mercantil capitalista se desarrolla
bajo la acción de leyes económicas
espontáneas y ello hace que le sean inherentes la
anarquía y la competencia, las crisis económicas de
superproducción, la irreconciliable lucha de clases entre
el proletariado y la burguesía. La producción
mercantil, bajo el socialismo, se diferencia radicalmente de la
producción mercantil capitalista que la precede,
así como de la producción mercantil
simple.

Estas diferencias se deben a todo el conjunto de las
relaciones de producción y ante todo al hecho de que en la
base de la producción mercantil socialista se encuentra la
propiedad social y no la propiedad privada. El nivel de
desarrollo de las fuerzas productivas y el grado de socialización real de la producción
en la fase socialista hacen necesaria la conservación de
la producción mercantil y de las relaciones
monetario-mercantiles bajo el socialismo. Uno de los rasgos
importantes de la propiedad social bajo el socialismo y que
condicione la necesidad de que se conserve la producción
mercantil, estriba en que dicha propiedad presenta dos formas: la
estatal y la cooperativo-koljosiana. Realizar la
producción de las empresas estatales y cooperativas
significa venderla, y ello implica un cambio de poseedor. Junto a
las relaciones reciprocas que existen entre las dos formas de
propiedad socialista constituyen un factor de suma importancia,
que determina la necesidad de la producción mercantil bajo
el socialismo, varias particularidades de la propiedad socialista
estatal misma que la diferencia de la propiedad en la fase
superior del comunismo.

Una de dichas particularidades consiste en que la
propiedad del Estado sobre todas las empresas estatales y su
producción se conjugan con la autonomía
económica de dichas empresas. Esta autonomía
implica que el Estado entrega determinados recursos para uso
exclusivo de tal o cual empresa, se los asigna. La
división social del trabajo entre las diferentes empresas
estatales exige que su producción pase regularmente de
unas empresas a otras. La autonomía económica de
las empresas excluye que se cedan gratuitamente entre sí
el producto fabricado; la producción se realiza en calidad
de venta, a precios que permiten la restitución
equivalente de las inversiones de trabajo socialmente necesarias.
El que las empresas estatales establezcan sus raciones
económicas en el plano de la circulación mercantil,
sobre la base de la equivalencia y del cálculo
económico, estimula el ahorro de
trabajo vivo y materializado induce a alcanzar mejores resultados
económicos. Otras particularidades distinguen
también la producción mercantil bajo el socialismo
de la producción mercantil en las formaciones
presocialistas. La producción mercantil en el socialismo
excluye la existencia de relaciones de explotación y la
posibilidad de que surjan. En las condiciones de la
producción mercantil socialista, la economía no se
desarrolla de manera espontánea, no existen la lucha
competitiva ni la anarquía de la
producción.

Bajo el socialismo, la producción mercantil se
desarrolla de manera planificada. No posee el carácter
universal que es inherente a la producción mercantil bajo
el capitalismo. No pueden ser objeto de compra-venta -ni son por
consiguiente mercancías- la fuerza de trabajo, la tierra y el
subsuelo, los bosques y las aguas, las fábricas, las
plantas
industriales, las minas, los ferrocarriles, etc. En el
régimen de producción mercantil socialista que se
encuentra bajo el control consciente y planificado de la
sociedad, no existe el fetichismo de la mercancía
inherente a la producción mercantil espontánea. La
producción mercantil, bajo el socialismo, sirve con
éxito al sistema socialista de economía en todas
las etapas de su desarrollo, incluida también la fase
actual, el período de la edificación de la sociedad
comunista en todos los frentes. La producción mercantil
desaparecerá en la fase superior del comunismo
después de haberla utilizado plenamente en la fase del
socialismo.

División
Social del Trabajo

Separación de distintos tipos de trabajo en la
sociedad de modo que los productores se concentran en
determinadas ramas y clases de producción. La
división social del trabajo se refleja en la
división de la economía nacional en sectores
(industria,
construcción, agricultura,
transporte
etc.) y en ramas de la producción (industria ligera,
construcción de maquinaria, metalurgia,
ganadería,
horticultura, etc.). La división social del trabajo,
así como la división del mismo en una empresa,
implica una especialización profesional de los
trabajadores de la producción. El grado de desarrollo de
la división social del trabajo caracteriza el nivel de
desarrollo de las fuerzas productivas. La primera gran
división social del trabajo separación de las
tribus dedicadas a la ganadería contribuyó a elevar
sensiblemente la productividad del
trabajo y creó las premisas materiales
para el nacimiento de la propiedad privada, de la sociedad de
clases. La segunda gran división social del trabajo los
oficios se separaron de la agricultura contribuyó a la
ulterior elevación de la productividad del trabajo y,
junto a la primera gran división social del trabajo, hizo
que se ampliara la producción de artículos
destinados especialmente al cambio y que creciera la
producción mercantil. El desarrollo de la economía
mercantil y la ampliación del mercado condicionaron el
surgimiento de la tercera gran división social del
trabajo: la formación de la clase de los
mercaderes.

El progreso de la división social del trabajo en
las sociedades basadas en la explotación presenta un
carácter clasista antagónico y en parte encuentra
su expresión en el nacimiento y desarrollo de la
oposición entre la ciudad y el campo, entre el trabajo
intelectual y el trabajo físico. Bajo el capitalismo, la
división social del trabajo se desarrolla
espontáneamente. El desigual avance de las distintas
esferas y ramas de la producción, la anarquía de la
producción social y la enconada lucha competitiva provocan
una constante desproporción y un despilfarro incesante del
trabajo social.

En la economía capitalista la producción
se especializa con miras a obtener ganancias. El proceso de
desarrollo de la división social del trabajo
acentúa el carácter social de la producción
capitalista, creando las premisas materiales del socialismo. La
división social del trabajo llega a rebasar los
límites de la economía nacional, el comercio
internacional se desarrolla sobre la base de la gran
producción maquinizada y estas circunstancias hacen que
surja la división capitalista internacional del trabajo.
Bajo el socialismo, la división social del trabajo se
diferencia por principio de la división del trabajo en el
régimen capitalista. Se desarrolla según un
plan con miras
al crecimiento de la producción social y a la
elevación de la productividad del trabajo y ello con el
fin de satisfacer las necesidades de la sociedad y de cada uno de
sus miembros. El emplazamiento socialista de la
producción, la especialización y la
cooperación de las empresas abren amplias posibilidades
para que se utilicen de manera más completa y eficiente el
potencial de producción, los recursos laborales y
materiales. Con el nacimiento del sistema socialista de economía
mundial, la división social del trabajo rebasa el
marco de los diversos pulses socialistas, aparece la
división socialista internacional del trabajo.

Valor.

Es, según el Diccionario de
la Academia Española, la calidad que constituye una cosa
digna de estimación ó aprecio.

La acepción de esa palabra en el lenguaje de
la Economía no difiere de su sentido general, y buena
prueba es de ello que, á pesar de las enojosas discusiones
que los autores sostienen sobre el concepto del valor
económico, hállanse todos conformes en que
significa una propiedad ó relación de las cosas,
siendo muy de notar que, no obstante esas oposiciones y
divergencias, la mayor parte de los economistas se encuentran
también de acuerdo cuando se trata de determinar
cuáles son las cosas en que reside el valor.

Infiérese de aquí, que si la
cuestión del valor no se ha resuelto, es tal vez porque no
se ha planteado en sus verdaderos términos. La dificultad
nace en nuestra opinión al menos, de que suelen
involucrarse dos puntos que es necesario distinguir,
estableciendo primero en que consiste el valor económico,
y examinando luego de qué depende ó cuales son las
circunstancias que en él influyen.

Afirmamos que el valor económico es una cualidad,
y nos sugiere ante todo la idea de lo útil sólo
vale aquello que sirve para algo; pero la idea del valor excede
á la de utilidad y expresa un grado superior más
elevado de ésta, porque no decimos el valor de todas las
cosas útiles, el aire, la luz, etc., no
valen económicamente, ni aun de aquellas que
particularmente entran en el orden de la Economía, porque
su utilidad requiere la intervención del trabajo la
tierra inculta
y abandonada, los frutos espontáneos de la isla desierta
tampoco tienen valor alguno, sino que reservamos la
afirmación del valor como propia únicamente de las
cosas cuya utilidad se nos ofrece en toda la plenitud de su
desarrollo, merced á la acción ejercida sobre ellas
por el trabajo. Es decir, que el valor se refiere siempre
á un resaltado de la industria humana, que tiene por
fundamento la utilidad y por condición el trabajo; es la
cualidad esencial y distintiva de los productos
económicos, y puede definirse como la utilidad apropiada,
ó bien el grado de utilidad que convierte las cosas en
riqueza.

En esto vienen á parar, ó de ello parten
como supuesto, las numerosas teorías
relativas al valor, aunque sólo algún economista lo
establece claramente.

Pero ¿de qué depende que el valor de unas
cosas sea considerable, que otras le tengan escaso y se halle el
de todas sujeto á continuas alteraciones?
¿Cómo se mide el valor económico? Por la
utilidad que contiene el producto, dicen unos; por el esfuerzo
que cuesta adquirirle, dicen otros; por su escasez en el
mercado, añaden algunos; y aquí comienza la
confusión y el laberinto de las opiniones.

Si el valor proviene como hemos visto, de la utilidad y
el trabajo, éstos serán los primeros elementos que
en él influyan, sin perjuicio de que pueda haber otros con
los que también se relacione.

La utilidad del producto puede aplicarse á las
necesidades directamente para el uso, é indirectamente por
medio del cambio: luego tiene dos aspectos y ambos
contribuirán á la determinación del valor:
así decimos que valen poco, cosas que satisfacen las
exigencias más apremiantes de nuestra naturaleza el
pan, la leña, etc., y reconocemos un gran valor en otras
que por si mismas no pueden procurarnos bien alguno el tabaco por
ejemplo, para el que no fuma. Ahora bien: este segundo
carácter de la utilidad, que la refiere á las
necesidades ajenas, se mide por el precio, ó sea por la
cantidad de otro producto que puede obtenerse á cambio de
ellas. En este sentido ha podido decirse, y es seguramente
cierto, que la abundancia y la escasez, las condiciones todas del
mercado influyen en el valor económico.

El trabajo indispensable para formar un producto
nótese que no hablamos del empleado en cada caso, que
puede ser muy distinto del necesario; el trabajo decimos,
concurre también á fijar el valor económico.
Vale más aquello que más trabajo cuesta, porque
dada cierta utilidad, la producción depende en cantidad y
calidad del trabajo empleado sobre aquélla, y tanto mayor
será el valor que se obtenga cuanto más eficaz
ó mejor dirigido sea el esfuerzo; del mismo modo que dos
trabajos iguales producirán valores
diferentes si se aplican sobre utilidad distinta.

El valor está, pues, en razón directa de
la utilidad y el esfuerzo que representa el producto. Pero esto
sólo puede ser exacto tomando la utilidad, no como
relación puramente individual, sino en su doble aspecto de
uso y de cambio, y el trabajo, no como esfuerzo personal y de
caso determinado, sino conforme á las condiciones formales
de la industria.

No hay dos clases de valor económico, uno de uso
y otro en cambio; el valor es uno, pero se fija mediante un
juicio de que se computan la estimación propia y la
estimación ajena de las cualidades del producto. Cuando el
valor no expresa más que una relación de
carácter exclusivamente personal deja de ser
económico, y el lenguaje
común así lo advierte, distinguiéndole como
valor de afección.

La influencia que hemos reconocido al precio en la
determinación del valor no supone la confusión de
ambos términos. EI precio consiste en la relación
de dos valores, atiende sólo al cambio y en él
únicamente se manifiesta, en tanto que el valor es
anterior al cambio y se funda principalmente en las cualidades
del producto. El precio no es mas que un aspecto del valor, y se
fija en virtud de causas muy distintas de las que obran sobre
éste, y por eso no siempre coinciden: si el producto
recibe todo su valor en comparación con otro, si hay
equivalencia, se dice que el precio es justo; y cuando sucede de
otro modo, decimos que vale aquél más ó
menos que el precio por que se cambia. Pudiéramos decir,
según esto, que el valor es una determinación de la
utilidad, y el precio una determinación del
valor.

Que el valor es esencialmente variable y no hay una
medida segura á que referirle, cosa en que también
convienen los economistas, se explica sencillamente sin
más que tener en cuenta que el valor expresa una
relación entre términos sujetos á continuas
alteraciones. Es la condición del medio económico,
y éste se modifica al par de las necesidades á que
se dirige y según cambian las condiciones del trabajo
humano, que le da vida.

Trabajo

Proceso que se efectúa entre los hombres y la
naturaleza y en el cual, los hombres valiéndose de los
instrumentos de trabajo, y mediante su actividad dirigida a un
fin modifican los objetos de la naturaleza de modo que con
éstos puedan satisfacer sus necesidades. El proceso de
trabajo abarca tres aspectos: 1) la actividad del hombre
dirigida a un fin, o sea, el trabajo mismo, 2) el objeto de
trabajo, y 3) los medios de trabajo con que el hombre
actúa sobre dicho objeto.

El trabajo es la condición primera y fundamental
de la existencia humana. Gracias al trabajo el hombre se
separó del mundo animal, empezó a elaborar
instrumentos de producción y pudo desarrollar sus
facultades, determinantes del ulterior proceso del desarrollo
social. En el proceso de trabajo, los hombres al obtener los
medios de subsistencia entran en determinadas relaciones unos con
otros: las relaciones de producción. El carácter
del trabajo y la forma en que la fuerza de trabajo humana se une
con los medios de producción dependen del modo de
producción dominante.

En el régimen de la continuidad primitiva, el
trabajo se realiza en común, es colectivo, la propiedad
sobre los medios de producción y los productos del trabajo
son comunitarios. En dicho régimen no se da la
explotación del trabajo. Al surgir la división
social del trabajo, la propiedad privada y la producción
mercantil, el trabajo adquiere un doble carácter. En las
formaciones económico-sociales antagónicas de clase
(régimen esclavista, régimen feudal y
régimen capitalista) la fuerza de trabajo del hombre en el
proceso de trabajo, es objeto de dura explotación por
parte de los dueños de esclavos de los señores
feudales y de los capitalistas, y estas clases explotadoras se
apropian gratuitamente de los resultados de una gran parte de la
labor de los trabajadores.

Bajo el modo esclavista de producción surge la
oposición entre el trabajo intelectual y el trabajo
físico, oposición que se agudiza en grado extremo
bajo el capitalismo. El modo capitalista de producción
basado en la explotación del trabajo asalariado, deforma
física y espiritualmente al hombre, condenándolo
por toda la vida a ejecutar una determinada operación,
convierte al obrero en un simple apéndice de la
máquina. En la sociedad capitalista la
organización del trabajo se mantiene mediante la
disciplina del
hambre, bajo la constante amenaza de que el trabajador sea
expulsado de la producción, se mantiene por el temor de
los trabajadores a quedarse sin medios de subsistencia. De
ahí que, bajo el capitalismo, el trabajo sea para el
obrero una pesada carga y una obligación forzosa, carezca
de todo contenido creador. Bajo el socialismo y el comunismo el
carácter del trabajo cambia radicalmente. La revolución
socialista elimina para siempre toda forma de explotación
del trabajo. En el decurso de la edificación socialista y
comunista la colaboración amistosa y la ayuda mutua entre
los hombres libres de la explotación engendran una nueva
actitud hacia
el trabajo. El trabajo se convierte cada vez más en una
cuestión de honor y dignidad de
cada individuo. En
la base del trabajo se encuentra la disciplina consciente de los
hombres que se unen para forjar el comunismo.

Bajo el socialismo impera el principio: "Quien no
trabaja no come", existe para todos la obligación de
trabajar para la sociedad y recibir de ella lo que corresponda
con arreglo a la cantidad y calidad del trabajo invertido. EI
derecho al trabajo, en la sociedad socialista se halla asegurado
por el carácter planificado de la producción
social, por la supresión del paro forzoso.
Bajo el comunismo, el trabajo no solo representará un
medio para subsistir, sino que constituirá la primera
necesidad vital del hombre desarrollado en todos los aspectos,
será una fuente de inspiración creadora y de
placer.

Fuerza de
Trabajo

Capacidad del hombre para trabajar, conjunto de fuerzas
físicas y espirituales de que el hombre dispone y que
utiliza en el proceso de producción de los bienes
materiales. La fuerza de trabajo es la condición
fundamental de la producción en toda sociedad. En el
proceso de producción, el hombre no sólo
actúa sobre la naturaleza que le rodeo, sino que
desarrolla, además, su experiencia productiva, sus
hábitos de trabajo. En las sociedades antagónicas
de clase, los obreros carecen de medios de producción y
son explotados. Las formas en que la fuerza de trabajo se explota
dependen del tipo de propiedad imperante. Bajo el capitalismo, la
fuerza de trabajo se conviene en una mercancía. Las
condiciones necesarias para que la fuerza de trabajo se convierta
en mercancía son: 1) la libertad personal del individuo,
la posibilidad de disponer de su fuerza de trabajo; 2) la
carencia de medios de producción en lo que respecta al
trabajador, la necesidad de vender la capacidad de trabajo para
obtener medios de subsistencia. Bajo el capitalismo, la fuerza de
trabajo, como cualquier otra mercancía, posee valor y
valor de uso. El valor de la fuerza de trabajo se determina por
el valor de los medios de vida indispensables para mantener la
normal capacidad de trabajo de su poseedor y sostener a los
miembros de su familia, y
también por los gastos que
implica el aprendizaje
del obrero.

Con el desarrollo de la sociedad, el valor de la fuerza
de trabajo cambia de magnitud, dado que se modifican el nivel de
las necesidades y la cantidad de medios de vida necesarios al
obrero y a su familia; también cambia el valor de dichos
medios de vida a causa del avance de las fuerzas productivas.
Así, por ejemplo, el valor de la fuerza de trabajo de un
obrero inglés
en nuestros días es esencialmente distinto de lo que era a
mediados del siglo XIX. Las diferencias de nivel en el desarrollo
económico, las peculiaridades nacionales e
históricas de los países, así como las
condiciones naturales y climáticas hacen que el valor de
la fuerza de trabajo en los diferentes países presente
diferencias esenciales.

A medida que la producción progresa, se registra
una tendencia general a que se eleve el nivel de las necesidades
del obrero y aumente el valor de la fuerza de trabajo. El precio
de esta fuerza tiende a situarse por debajo de su valor, lo cual
se halla condicionado por el aumento del paro forzoso. Los
capitalistas procuran reducir al mínimo las necesidades
materiales y culturales de los trabajadores disminuyendo los
salarios. El
valor de uso de la mercancía fuerza de trabajo estriba en
la facultad que posee el obrero de crear, en el proceso de
trabajo, un valor que supera al de la propia fuerza de trabajo,
es decir, estriba en la facultad de proporcionar
plusvalía. En la facultad que la fuerza de trabajo posee
de crear plusvalía reside el principal interés del
capitalista. Únicamente en ello ve el capitalista el
sentido de comprar y consumir fuerza de trabajo. En la sociedad
socialista, la fuerza de trabajo no es una mercancía.
Gracias al dominio de la propiedad social sobre los medios de
producción, los trabajadores, en dicha sociedad, son los
dueños de todas las riquezas.

Las relaciones entre los obreros y el Estado socialista,
así como con las uniones cooperativas, se establecen sobre
la base de la utilización planificada de los recursos de
trabajo en interés de todos los miembros de la sociedad.
Las relaciones socialistas de producción hacen posible el
desarrollo integral de las facultades físicas y
espirituales de los trabajadores, la incesante elevación
de su nivel cultural y técnico y de su bienestar
material.

Plusvalía

Valor que el trabajo no pagado del obrero asalariado
crea por encima del valor de su fuerza de trabajo y del que se
apropia gratuitamente el capitalista. La plusvalía expresa
la esencia y la particularidad de la forma capitalista de
explotación, en la que el plusproducto adquiere la forma
de plusvalía. Después de descubrir la esencia de la
categoría económica de la mercancía fuerza
de trabajo, Marx
resolvió lo que no habla podido resolver toda la economía
política que le precedió, descubrió la
fuente real que da origen a la plusvalía, puso al
descubierto la naturaleza de la explotación capitalista,
oculta tras las relaciones mercantiles.

Al organizar la producción, el capitalista
desembolsa una determinada suma de dinero para
adquirir medios de producción y para comprar fuerza de
trabajo sin perseguir más que un objetivo:
obtener un excedente de valor sobre la cantidad de dinero inicial
anticipada por él, es decir: obtener plusvalía. La
plusvalía no puede ser resultado de un cambio no
equivalente, dado que la compra y venta de mercancías se
efectúa sobre la base de la ley del valor. Tampoco pueden
ser fuente de plusvalía los medios de producción
(capital constante), dado que no crean nuevo valor, sino que tan
sólo transfieren el suyo al nuevo producto
creado.

En cambio, la particularidad específica de la
mercancía fuerza de trabajo estriba en que posee la
facultad de crear un nuevo valor en el proceso de su consumo, es
decir, en el proceso del trabajo, con la particularidad de que
dicho nuevo valor es mayor que el de la propia fuerza de trabajo.
El capitalista logra estos fines obligando al obrero a trabajar
más allá del tiempo
necesario para reproducir el valor de su faena de trabajo. De
esta suerte, el trabajo del obrero asalariado es la única
fuente de plusvalía. Se aumenta la plusvalía
extrayendo plusvalía absoluta y produciendo
plusvalía relativa. Ambos métodos
llevan al crecimiento de la cuota de plusvalía, que
muestra el
grado de explotación de los trabajadores. La sed de
acumulación, bajo el capitalismo, no tiene límites.
Los capitalistas procuran ampliar incesantemente la
producción poniendo para ello en circulación la
plusvalía creada por los obreros. Ampliando la
producción lo cual va acompañado de un aumento del
número de obreros asalariados sometidos al yugo de la
explotación capitalista- y elevando la cuota de
explotación, la clase de los capitalistas se apropia de
una masa de plusvalía cada vez mayor. Por consiguiente, la
acumulación del capital lleva a un aumento de la riqueza
de la clase de los capitalistas, a intensificar la
explotación de la clase obrera, al empeoramiento de la
situación de dicha clase. En el proceso de
realización y distribución, la plusvalía se
divide en ganancia obtenida por los empresarios industriales y
comerciales, interés, que perciben los banqueros, y renta,
que se embolsan los terratenientes.

Al crear la teoría,
auténticamente científica, de la plusvalía,
Marx hizo un profundo análisis de las relaciones de clase de la
sociedad burguesa, puso al descubierto la base económica
del antagonismo entre el proletariado y todas las clases
explotadoras de la sociedad burguesa. Lenin llamó a la
teoría de la plusvalía piedra angular de la
doctrina económica de Marx. El desarrollo del capitalismo
cuyo principal motor es la sed
de lucro, la obtención de plusvalía, conduce
inevitablemente a que se agrave la contradicción
fundamental del capitalismo, o sea la contradicción entre
el carácter social de la producción y la forma
capitalista privada de la apropiación de los resultados
del trabajo; conduce a que se agudicen las contradicciones de
clase y, como consecuencia, el inevitable cambio revolucionario
del capitalismo por un modo de producción nuevo,
más progresivo: el socialismo.

Jornada de trabajo

La jornada de trabajo o jornada laboral es el tiempo que
cada trabajador dedica a la ejecución del trabajo por el
cual ha sido contratado. Se contabiliza por el número de
horas que el empleado ha de desempeñar para desarrollar su
actividad laboral dentro del período de tiempo de que se
trate: días, semanas o años.

Salario

El salario o remuneración salarial, es el pago
que recibe de forma periódica un trabajador de mano de su
patrón a cambio del trabajo para el que fue contratado. El
empleado recibe un salario a cambio de poner su trabajo a
disposición del jefe, siendo éstas las obligaciones
principales de su relación contractual.

Cuando los pagos son efectuados en forma diaria, recibe
el nombre de jornal. Si es entre las 12 será jornal
matinal y si es pasadas las 12 será diurno.

Es una contraprestación principalmente en dinero,
si bien puede contar con una parte en especie evaluable en
términos monetarios, que recibe el trabajador del
empleador por causa del contrato de
trabajo. Siempre debe existir una remuneración en dinero,
la especie es necesariamente adicional.

El salario es el elemento monetario principal en la
negociación de un contrato de trabajo. Es
la contraprestación en la relación bilateral,
aunque en algunas ocasiones se tienen también en cuenta
otras condiciones laborales como vacaciones, jornada,
etc.

La remuneración salarial es uno de los aspectos
de las condiciones de trabajo que más directamente
influyen en la vida diaria de los trabajadores. Desde sus
primeros años de existencia, el centro de la acción
la Organización Internacional del Trabajo ha
girado en torno al nivel de
los salarios y la Organización ha luchado constantemente
por establecer normas que
garanticen y protejan el derecho de los trabajadores a percibir
un salario justo. Según la Constitución de la OIT (1919) "la
garantía de un salario vital adecuado" es uno de los
objetivos cuya
consecución es más urgente.

Los salarios representan algo muy diferente para
trabajadores y empleadores. Para estos últimos, aparte de
ser un elemento del costo, es un
medio que permite motivar a los trabajadores. En cambio, para los
trabajadores representa el nivel de vida que pueden tener, un
incentivo para adquirir calificaciones y, por último, una
fuente de satisfacción frente al trabajo realizado. La
negociación colectiva en la empresa o en el sector y un
diálogo
social tripartito en el plano nacional son las mejores
vías para determinar el nivel de los salarios y resolver
conflictos
potenciales.

Teoría de Karl Marx sobre
el Salario

La teoría de los salarios que Karl Marx
sostenía es que en un sistema capitalista la fuerza
laboral rara vez percibe una remuneración superior a la
del nivel de subsistencia. Según Marx, los capitalistas se
apropiaban de la plusvalía generada sobre el valor del
producto final por la fuerza productiva de los trabajadores,
incrementando los beneficios.

Análisis sobre
las Problemáticas y desigualdades del Modo de
Producción Capitalista

Cuando la economía crece para todos se aceptan
más fácilmente las disparidades en los ingresos. Pero
cuando una crisis económica como la actual sacude el
modelo capitalista, también se pone en cuestión el
aumento de la desigualdad que se observó en los
últimos veinte años. Sendos informes
recientes de la Organización Internacional del Trabajo
(OIT) y de la OCDE llaman la atención sobre esta tendencia.

Nadie niega que cierto grado de desigualdad de ingresos
sirva para premiar el esfuerzo laboral, el talento y la innovación, y por lo tanto es un
estímulo para el desarrollo.

El problema aparece cuando esa desigualdad es muy grande
y, además, no está suficientemente justificada por
mejoras en la rentabilidad
de las empresas.

Y esto es lo que se ha comprobado en la actual tormenta
financiera, con el naufragio de grandes compañías
cuyos altos ejecutivos han cobrado retribuciones desmesuradas por
una actuación que ha acabado por llevarlas a la ruina. Se
habla ahora de poner coto incluso legal a estas retribuciones.
Pero esta es solo la nota más extrema de la deriva del
capitalismo actual hacia crecientes desigualdades en muchos
países.

El informe de la OIT
sobre El trabajo en el mundo 2008 (1) comprueba que desde
comienzos de los años 90 las desigualdades de renta se han
acentuado en la mayoría de las regiones del mundo, a pesar
de un fuerte aumento del empleo (30%). En dos tercios de los 73
países estudiados, la desigualdad entre los hogares ricos
y los pobres se ha agrandado.

La brecha entre el 10% de los asalariados con ingresos
más altos y los del 10% peor pagado aumentó en 18
de los 27 países para los que se disponen de datos. Esta
diferencia creció particularmente en Hungría,
Polonia, Portugal y EE.UU. En cambio, España y
Francia
registraron un movimiento
inverso.

Neoliberalismo

El término neoliberalismo, proviene de la abreviación
de neoclassical liberalism (liberalismo neoclásico), es un
neologismo que hace referencia a una política
económica con énfasis tecnocrático y
macroeconómico que considera contraproducente el excesivo
intervencionismo estatal en materia social
o en la economía y defiende el libre mercado capitalista
como mejor garante del equilibrio
institucional y el crecimiento
económico de un país, salvo ante la presencia
de las denominadas fallas del mercado.

Suele considerarse, erróneamente, como una
reaparición del liberalismo decimonónico. Sin
embargo, al contrario de éste, no rechaza totalmente el
intervencionismo estatal y además guarda una
ambigüedad ideológica, respondiendo más a su
base teóricatécnica neoclásica. Siendo una
propuesta macroeconómica tiende a ser neutral con respecto
a las libertades civiles.

Se usa con el fin de agrupar un conjunto de
ideologías y teorías económicas que
promueven el fortalecimiento de la economía nacional
(macroeconomía) y su entrada en el proceso
globalizador a través de incentivos
empresariales que, según sus críticos, es
susceptible de conducirse en beneficio de intereses
políticos más que a la economía de mercado
propiamente dicha.

Muchos economistas cuestionan el término
neoliberalismo porque no corresponde a ninguna escuela bien
definida, ni siquiera a un modo especial de describir o
interpretar las actividades económicas (aunque
probablemente sí de explicarlas). Se trata de un
término más bien político o
ideológico, frecuentemente usado por los medios de
comunicación y algunos intelectuales.

El término nace de la necesidad de diferenciar el
liberalismo económico previo a la Primera Guerra
Mundial, de los modelos
económicos de la democracia
liberal surgidos durante la Guerra
Fría, siendo el neoliberalismo en todos los casos, un
conjunto de ideas bastante alejadas de la ortodoxia liberal del
siglo XIX. El llamado neoliberalismo en cierta medida consiste en
la aplicación de los postulados de la escuela
neoclásica en política económica. No define
una teoría económica concreta, y se usa más
para referirse a la institucionalización de un sistema en
el comercio
mundial. Tampoco el neoliberalismo es una filosofía política unificada debido
a la diversidad de escuelas y movimientos que se le suelen
relacionar.

La Banca y el
Capitalismo

En estos tiempos, el término "capitalismo" es
utilizado por doquier, y es cierto que si se refiere a lo que en
economía se llama "economía de mercado libre".
Teóricamente sólo hay una forma en la que los
mercados funcionan, si se los deja funcional.

Ese ideal del mercado irrestricto se encuentra
teñido de todo tipo de intervenciones y restricciones, lo
que da como resultado una diversidad de sistemas, por lo
que no hay un solo "capitalismo", sino varios.

Entre tantos podemos señalar el del "capitalismo
bancario", donde los inversores depositan sus ahorros en los
bancos que
invierten comprando acciones de
empresas. Los bancos reemplazan la supervisión de los accionistas en el
primero, y de la familia en
el segundo.

Un banco es una
institución financiera que se encarga de administrar y
prestar dinero. La banca, o el
sistema bancario, es el conjunto de entidades o instituciones
que, dentro de una economía determinada, prestan el
servicio de banco.

Tributación y
capitalismo en Venezuela

Durante los últimos diez años, el sistema
tributario venezolano ha sufrido uno de los cambios
más significativos en su historia desde la
aparición del Impuesto sobre la
Renta en el año de 1943. El número de tributos no
sólo ha aumentado, sino que aquellos que han aparecido han
sido tributos generales de alta productividad. Tributos
nacionales como el Impuesto al Valor
Agregado, el Impuesto al
Débito Bancario y el Impuesto sobre Activos
Empresariales; y tributos locales delegados tales como "el
peaje", timbres fiscales y papel sellado. A la par de este
nacimiento de nuevos tributos, los gobiernos municipales han
visto en la generación de recursos propios una salida a la
enorme dependencia del Presupuesto
Nacional. En este sentido, los municipios han desarrollado sus
instrumentos tributarios y sus mecanismos de recaudación.
Este crecimiento cuantitativo de los elementos del sistema
tributario nacional, no ha sido acompañado de un
desarrollo cualitativo de los objetivos, una racional
armonización de criterios, ni una sostenida
adecuación a los principios y a la protección de
las garantías que prescriben los preceptos
constitucionales tributarios. La
investigación plantea la adopción
de mecanismos de armonización del sistema tributario para
corregir y prevenir las desviaciones y excesos que en ese sentido
podrían suscitarse.

La reciente reforma constitucional, trajo consigo un
mayor deslinde de las competencias de
los entes territoriales menores en diferentes ámbitos de
la vida local. Esta reforma, asimismo, amplió el conjunto
de potestades tributarias para los municipios, a los que
atribuyó aquellos impuestos que por
autorización de la ley, ya le había sido asignado.
Es así que los impuestos sobre juegos y
apuestas lícitas, los impuestos sobre propaganda y
publicidad
comercial y la contribución especial sobre
plusvalías, que le habían sido conferidos a los
municipios mediante el artículo 113 de la Ley
Orgánica de Régimen Municipal, en el nuevo texto
constitucional, le son otorgados como tributos propios, al igual
que el nuevo impuesto sobre predios rurales.

La reforma mencionada ha venido acompañada por un
conjunto de disposiciones constitucionales relativas a la
creación de haciendas estadales para el manejo de aquellos
tributos que le habían sido delegados mediante leyes y de
aquellos otros tributos que les pudieran ser asignados, delegados
o autorizados mediante la aprobación de la Ley de Hacienda
Pública Estadal, cuyo proyecto se
encuentra en proceso de discusión en la Asamblea Nacional,
en obediencia al mandato establecido en el numeral 6 de la
Disposición Transitoria Cuarta de la Constitución
de la
República Bolivariana de Venezuela.

El crecimiento del sistema tributario local, regional o
provincial debe ser visto con mucho cuidado cuando se intenta
evaluar cual ha sido el grado de eficiencia y
viabilidad de tal evolución; en especial la manera en la que
ese sistema tributario local ha respetado y respetará, los
fundamentos y derechos individuales.

La actualidad nos muestra un municipio venezolano
cargado de excesiva burocracia,
dependiendo en más de un 90 por ciento del Situado
Constitucional y en otros casos, acudiendo al camino fácil
de aumentar en forma desmesurada la alícuota de impuestos
que no consultan la capacidad contributiva de los particulares. A
este respecto declara Germán Acedo Payares acerca de los
"excesos y desviaciones cometidos por algunos municipios" en este
sentido y que "han guardado estrecha conexión con dos
particulares de relevante interés: la capacidad
contributiva del sujeto pasivo de la obligación
tributaria" y las "invasiones del Poder
Tributario Municipal en la esfera de la competencia del Poder
Central" (Acedo Payares, 1999, p. 105). Así mismo, Ronald
Evans Márquez considera como agente de tales desviaciones
la "ineficiencia en la actual conformación del sistema
municipal venezolano, evidenciada entre otros factores por el
crecimiento anárquico de los municipios"

Nuestro sistema tributario tiene un objetivo
preestablecido y común a muchos otros sistemas
tributarios: sufragar los gastos del Estado a la vez que procurar
la justa distribución de las cargas, la protección
de la economía nacional y la elevación del nivel de
vida de la población. A la vez contiene un conjunto de
elementos que como sistema, deben estar armónicamente
relacionados para obtener aquellos propósitos que
justifican su existencia. Sin embargo, es tal la maraña de
impuestos, tasas, contribuciones, directas e indirectas,
generales, especiales, de emergencia, etc. que bien ha podido
decir Wagner, que hablar de sistema tributario era inadecuado
para el "caos de tributos" que puede verse todos los
días.

Los distintos fundamentos que tutelan al sistema
tributario, en casi todos los casos, se desarrollan en el
derecho
positivo como lo es en el caso de nuestro país. La
vigencia normativa, explícita o implícita, definida
o aplicada, de los llamados principios de la imposición,
genera dentro del sistema determinadas relaciones generales que
lo caracterizan.

Estos principios son a su vez un fin en si mismos y se
consideran objetivos adecuados del sistema económico, y
hay acuerdo en los autores en que ese sistema al igual que el
tributario, debe perseguir la libertad, el bienestar y la
justicia, de lo que se deducen las siguientes máximas
aplicables al sistema fiscal:
neutralidad económica, equidad y
costos
mínimos de recaudación y cumplimiento, es decir,
economicidad y de los principios que rigen el sistema
económico se han tomado otras directrices aplicables al
sistema tributario como son las de suficiencia, elasticidad y
mínima injerencia en la esfera individual.

El ser la renta del petróleo
el elemento dominante del conjunto del sistema fiscal en
términos cuantitativos, es necesario un breve comentario
acerca del carácter y función de la
tributación del petróleo por sus efectos en la existencia y
desarrollo de otros instrumentos de tributación no
petroleros.

La gran dependencia de las rentas originadas de la
tributación petrolera, han dado como resultado que la
carga de la tributación no petrolera sea reducida y no
haya existido una motivación
suficiente para crear un conjunto orgánico y eficiente de
tributos no petroleros. Nuestro sistema tributario no petrolero,
si así pudiésemos llamarle, comprende un conjunto
de tributos que carecen de una vinculación lógica
entre sí y (parafraseando a Schmolders) sin una conciencia clara
de los fines u objetivos fiscales y extrafiscales que ese
conjunto de impuestos está llamado a alcanzar. Como lo
señala Casado Hidalgo, citando a Adolph Wagner, "la
expresión sistema tributario, es un eufemismo muy
inadecuado para el caos de tributos que vemos en la realidad"
(Tomado de Sainz de Bujanda, 1993, p. 39).

Como instrumento distributivo, el sistema tributario
venezolano ha tenido poca eficacia y como
veremos más adelante, puede considerarse como un sistema
regresivo, en virtud no sólo del grado de regresividad o
progresividad de cada instrumento legal tributario, sino
más bien, por el grado de incidencia económica que
éstos tienen en los grupos de
ingresos más bajos dado el fenómeno de la
traslación de los impuestos, lo cual limita o perjudica
los efectos redistributivos atribuibles al sistema tributario
venezolano por mandato expreso de nuestra Constitución
Nacional en su artículo 316.

La protección de la economía nacional y la
elevación del nivel de vida del venezolano, no puede
anotarse como un logro de las normas tributarias
constitucionales. Un aumento de la pobreza
crítica, el deterioro de la salud, el colapso de los
servicios
públicos, el desempleo, la
crisis global educativa, muestran un cuadro nacional que amerita
una revisión urgente y profunda de todas las instituciones
echando mano del inventario de
recursos y posibilidades que aún quedan.

La norma constitucional formula los principios de
política tributaria que deberán seguir tanto el
Poder Nacional como los estados y las municipalidades. Los
principios postulados en ese artículo suponen la
existencia de un solo sistema tributario, así como una
sola la capacidad contributiva, su formulación envuelve un
sentido nacional y cada subsistema tributario (estados y
municipios), deben subordinar el ejercicio de su capacidad y
poder tributario, a los fines que persiga el Poder Nacional o el
sistema tributario nacional, en el ejercicio del poder
legiferante que en materia tributaria, le ha concedido el
constituyente.

Este concepto unitario de sistema tributario y la
consiguiente subordinación del ejercicio de la potestad
tributaria de los entes territoriales menores, suponen una
concordancia, una armonización de los subsistemas
tributarios estadales y municipales con el sistema tributario
nacional, a los fines de evitar la doble imposición, el
desbordamiento de la capacidad contributiva del contribuyente y
el consiguiente efecto confiscatorio del conjunto de tributos
soportados por él.

Es así que en el desarrollo de las materias
reservadas a la Nación,
el numeral 13 del artículo 156 de la nueva
Constitución Nacional confiere al Poder Nacional la
facultad de legislar "para garantizar la coordinación y armonización de las
distintas potestades tributarias, definir principios,
parámetros y limitaciones, especialmente para la
determinación de los tipos impositivos o alícuotas
de los tributos estadales y municipales".

Nociones de
Empresa

La empresa es la unidad económico-social, con
fines de lucro, en la que el capital, el trabajo y la dirección se coordinan para realizar una
producción socialmente útil, de acuerdo con las
exigencias del bien común. Los elementos necesarios para
formar una empresa son: capital, trabajo y recursos
materiales.

En general, se entiende por empresa al organismo social
integrado por elementos humanos, técnicos y materiales
cuyo objetivo natural y principal es la obtención de
utilidades, o bien, la prestación de servicios a la
comunidad,
coordinados por un administrador que
toma decisiones en forma oportuna para la consecución de
los objetivos para los que fueron creadas. Para cumplir con este
objetivo la empresa combina naturaleza y capital.

En Derecho es una entidad jurídica creada con
ánimo de lucro y está sujeta al Derecho
mercantil. En Economía, la empresa es la unidad
económica básica encargada de satisfacer las
necesidades del mercado mediante la utilización de
recursos materiales y humanos. Se encarga, por tanto, de la
organización de los factores de producción, capital
y trabajo.

La empresa se define como una entidad conformada por
personas, aspiraciones, realizaciones, bienes materiales,
capacidades técnicas y
capacidad financiera. Todo ello le permite dedicarse a la
producción, transformación y/o prestación de
servicios para satisfacer con sus productos y/o servicios, las
necesidades o deseos existentes en la sociedad.

Características

Existen varios conceptos con respecto a los entes
comerciales; otra definición de empresa uno poco
más abarcativa afirma que se entiende por ésta a
una organización que no sólo se dedica a comprar y
vender bienes, sino que es un lugar en donde se combinan los
factores productivos para generarlos. Estos bienes y servicios
estarán siempre vinculados a las necesidades de la
sociedad por lo cual una empresa es también un eje de
producción; estas compañías posee fines
económicos, objetivos, responsabilidad y riesgo. Los
objetivos se relacionan con la maximización de beneficios,
es decir, obtener la mayor ganancia posible; el fin
económico es el de producir bienes y servicios para la
sociedad y su riesgo, son las variables que
debe soportar; las mismas están sujetas a factores de
comportamiento
y estado del ente.

Clasificación de las empresas

La definición de empresa nos dice que los entes
se clasifican según la propiedad, el tamaño y el
aspecto jurídico. Con respecto al tamaño, podemos
decir que un ente puede ser: un micro empresa, en donde sus
dueños trabajan y el número total de empleados no
exceden las 10 personas. Las pequeñas empresas con
aquellas en donde el propietario no necesariamente trabaja en la
misma; y el número total de trabajadores no excede las 20
personas. Tenemos por último la mediana y la gran empresa;
la primera debe tener entre 20 y 100 empleados, mientras que la
segunda excede los 100 empleados. La clasificación
según la propiedad nos dice que las
compañías pueden ser privadas (organizada y
comandada por propietarios particulares quienes poseen una
finalidad lucrativa), públicas (controladas por el Estado
con una finalidad de bien público), mixtas (intervienen
los particulares como el Estado) y otras. Por último, la
definición de empresa nos dice que las mismas pueden
clasificarse según su aspecto jurídico, es decir,
Individuales, Mercantiles, Colectivas, en Comanditas,
Comerciales, Civiles y Anónimas. Las últimas son
las más conocidas, están representadas por acciones
y como no existe un número máximo de acciones ni de
socios, la organización es capaz de alcanzar grandes
dimensiones en su capital. Otro tipo de empresa muy popular es la
comercia de responsabilidad limitada; en este caso los socios
aportan el capital por partes iguales, deciden y reciben
utilidades de acuerdo al porcentaje del capital que aportaron. Su
responsabilidad es limitada ya que solo se comprometen por el
capital aportado.

 

 

 

 

 

Autor:

Jesús Davila

Facilitadora: Mercedes Victoria

PFG: Estudios Jurídicos, IV
semestre

Barinas Mayo de 2009

República Bolivariana de
Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación
Superior

U. B. V. Misión
Sucre. Aldea "Concordia I" fin de semana.

Barinas, Estado Barinas.

Partes: 1, 2
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