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Compendio médico para neurofisiología clínica, sintetizado y alfabetizado. Letras H-M. (Versión 2015) (página 4)



Partes: 1, 2, 3, 4, 5

Parálisis mixta de mirada
fija y músculos oculares: lesiones en
mesencéfalo y protuberancia;
lesión en fascículo
longitudinal medial (oftalmoplejía
internuclear).

Véase oftalmoplejía.
Véase diplopia. Véase
parálisis oculomotora.

MOTILIDAD VOLUNTARIA E INVOLUNTARIA:
-Vía piramidal:
es

un concepto anatómico.
Incluye a todas las fibras que pasan por la
pirámide bulbar (se podría
incluir a los haces
corticotroncoencefálicos). Incluye
todo tipo de fibras corticófugas con
órdenes motoras denominadas con
sentido práctico voluntarias (las
involuntarias corresponden a la vía
extrapiramidal) que modifican la actividad de
todos los centros inferiores a la corteza. La
vía piramidal se origina en su 60% en
las neuronas de la corteza central, y en el
40% en las neuronas de la corteza parietal;
las células de Betz constituyen el 3%
de las fibras piramidales. La vía
piramidal cruza el diencéfalo, el
mesencéfalo, el puente, el bulbo y la
médula espinal. El haz directo es el
20% de la vía, y no suele ir
más allá de la médula
torácica, y se decusa en la
médula. El 60% de las fibras
piramidales están mielinizadas; el 40%
son finomielínicas o
amielínicas. El 20% de las fibras
sinaptan con motoneuronas del asta anterior,
el resto con neuronas de las láminas
4, 5, 6 y 7.

-Fibras corticófugas:
son las que pasan por la cápsula
interna; las relacionadas con la motilidad
constituyen la vía piramidal y
extrapiramidal. Terminan en núcleos
motores, sensitivos y reticulares del
diencéfalo, tronco encefálico y
médula espinal.

Sistema motor piramidal: es
un concepto funcional, no anatómico;
no es sinónimo de vía
piramidal. Comprende centros corticales,
haces y centros efectores que intervienen en
la realización de los movimientos
voluntarios. Vehicula impulsos voluntarios
que regulan movimientos categorizables en la
práctica como intencionados (como la
mímica y la manipulación). Es
de carácter
monosináptico.

-Sistema motor
extrapiramidal:
"retoca" la acción
del sistema piramidal, por ejemplo, en
movimientos posturales automáticos y
estereotipados que armonizan los movimientos
voluntarios.

-Haz piramidal: es el tracto
corticoespinal. Origen en corteza; curso
longitudinal; termina en asta anterior.
Importancia en los movimientos voluntarios y
de precisión. También incluye
fibras de tipo vegetativo, de
regulación sensitiva y
extrapiramidales.

-Piramidalismo: las
manifestaciones clínicas son variables
y dependen de a qué altura se lesione
la vía piramidal, por tanto, el
piramidalismo es debido a lesión de la
vía piramidal en cualquier punto de su
trayecto, incluido el haz piramidal, y no a
lesión del sistema motor piramidal,
que es un concepto funcional, no
anatómico. El signo de Babinski es
característico de lesión del
haz piramidal en cualquier punto. Reflejo de
Babinski: no es patológico en el
recién nacido, y se puede encontrar en
niños pequeños sanos
también. Reflejo de Gondon: Babinski
sucedáneo, frotando tibia. Signo de
Hoffman: equivale a signo de Babinski en
miembros superiores; indica piramidalismo;
para obtenerlo se sujeta dedo tercero con
resto de la mano flácida, y se
pellizca uña de dedo tercero; si no
hay respuesta, sujeto sano y tranquilo; si se
produce aproximación de dedos,
piramidalismo, sobre todo si es unilateral,
aunque si es bilateral interesa descartar
ansiedad, hipervigilancia, juventud, etc. (no
confundir con el signo de Hoffman-Tinel).
Signo de Puusepp: se provoca igual que el de
Babinski, y la repuesta es la
abducción tónica lenta del dedo
pequeño del pie, e indica
piramidalismo (Puusepp, 1923). Otros:
maniobras de Babinski, Gondon, Chaddock,
Oppenheim (Babinski sucedáneo
estimulando gemelo), Rossolimo,
Mendel-Bechterew, Zhukovski, sincinesias de
Marie-Foix, fenómeno de
Strümpell, etc.

-Motilidad voluntaria,
patología:

Inervación
contralateral.

Trastornos irritativos de primera
motoneurona: convulsiones. Trastornos
irritativos de segunda motoneurona:
fasciculaciones. Trastornos deficitarios de
primera motoneurona: polimuscular; curso
agudo o subagudo, atrofia infrecuente, no
denervación en EMG, hiperreflexia e
hipertonía por lesión de fibras
extrapiramidales inhibidoras del arco reflejo
miotático, o quizá por
lesión del área promotora o
área 6; Babinski +.

Trastornos deficitarios de segunda
motoneurona: curso crónico o
progresivo, atrofia frecuente,
denervación, hipo o arreflexia, hipo o
atonía, Babinski -.

-Motilidad involuntaria (tono y
reflejos), patología:

Tono: estimulación del tono
por vía piramidal, formación
reticular, cerebelo, sistema vestibular,
sistema extrapiramidal; inhibición por
sistema extrapiramidal; hipotonía:
mismas causas que hiporreflexia y
además síndrome cerebeloso al
perderse aferencias positivas a motoneuronas
gamma (lo mismo ocurre en el síndrome
vestibular) (el síndrome coreico se
debe a daño extrapiramidal);
hipertonía: espasticidad y rigidez;
lesión de haces extrapiramidales por
lesión de vía piramidal entre
cápsula interna y asta anterior
(hipertonía- espasticidad y
plejía o paresia; la espasticidad
afecta a músculos antigravitarorios al
efectuar movimientos, no en reposo, por lo
que los miembros superiores aparecen en
flexión y los inferiores en
extensión; y signo de la navaja de
muelle con menor resistencia al final del
movimiento por acción de los
receptores tendinosos de Golgi);
hipertonía por lesión de
núcleos extrapiramidales en ganglios
basales, con hipertonía en reposo
(rigidez) y también al efectuar
movimientos, afectando a toda la musculatura,
incluyendo movimientos finos, con rigidez
cérea (signo de la
cañería de plomo) +/- signo de
la rueda dentada (signo de Negro).

Reflejos: hiperreflexia por
síndrome piramidal con lesión
entre cápsula interna y asta anterior,
con lesión de vía
extrapiramidal y exaltación funcional
del SNC; hipo o arreflexia por
disminución funcional del SNC durante
el sueño, coma, pérdida de
conciencia, fármacos, tóxicos,
de modo transitorio y funcional por ejercicio
intenso y otros, lesión de vía
piramidal en primera motoneurona desde
corteza prerrolándica hasta
cápsula interna, lesión de arco
reflejo miotático por
radiculopatía anterior o posterior,
neuropatía periférica, placa
motora, músculos, cordones y astas
posteriores (tabes, anemia perniciosa,
Friedreich), cordones y astas anteriores
(poliomielitis, hemisíndrome medular
–sección,
compresión-).

MOVIMIENTOS EN ESPEJO:
véase discinesias con origen
subcortical.

MUCORMICOSIS O FICOMICOSIS:
forma rinocerebral en cetoacidosis (mucosa,
senos, órbita, cerebro, pares
craneales, de todos modos, es un cuadro tan
grave que hasta ahora no se ha llegado a ver
ningún caso al que se le pudiese pedir
una prueba neurofisiológica),
semicomatoso, mortal en menos de una semana.
Rx: senos opacificados. TAC:
extensión. KOH: micelios sin
tabiques.

MUERTE ENCEFÁLICA:
-Generalidades:

Lo que en términos imprecisos
se conoce como muerte cerebral,
técnicamente se denomina muerte
encefálica.

No se debe confundir la muerte
encefálica con el coma, el estado
vegetativo, el mutismo aquinético o el
síndrome
locked-in.

La muerte encefálica no es
coma (pérdida de conciencia
patológica, reversible o irreversible,
por parálisis funcional neural,
más o menos grave) sino muerte neural,
definitiva (irreversible en todo caso, sin
posibilidad ya de resucitación ni
reanimación).

La determinación de la muerte
encefálica supone la
determinación de la muerte de un ser
humano (aunque su corazón siga
latiendo durante algunas horas más),
al demostrarse clínicamente el cese
irreversible de las funciones del
encéfalo.

Siendo rigurosos y precisos con el
uso de los términos, lo que se
determina es la muerte encefálica, no
sólo la cerebral, aunque el
término común extendido sea el
de "muerte cerebral" en el uso
cotidiano.

Desde 1902, con el uso de la
ventilación "asistida", Cushing y
otros médicos observaron que el
paciente en coma irreversible
permanecía "vivo" (porque el
corazón latía) algún
tiempo.

El trabajo de Mollaret y Goulon de
1959 sobre "coma irreversible" llevó a
replantearse en serio estos extremos y su
significado, y llevó a la toma de
conciencia del concepto de muerte
encefálica (Mollaret P, Goulon M.
Le coma dépassé. Rev Neural
1959; 101: 3–15).
La importancia
de la pérdida irreversible de las
funciones de TE la añadieron Mohandas
y Chou en 1981 (Mohandas A, Chou SN.
Brain death. A clinical and pathological
study. J Neurosurg 1971; 35:
211-18
).

Este concepto traería consigo
tres ventajas: el final de la incertidumbre
sobre el pronóstico para los
familiares, el final del encarnizamiento
terapéutico en la UCI y mayor eficacia
en la donación de órganos
(Greer DM, Varelas PN, Haque S,
Wijdicks
E. Variability of brain
death determination guidelines in leading US
neurologic institutions. Neurology 2008; 70:
284-89
).

La muerte encefálica ha
quedado establecida como fenómeno
médico caracterizado, y aceptado como
tal, en el informe del Harvard Medical
School Ad Hoc Comittee
hace 40
años.

Wijdicks EFM. Brain death
worldwide: accepted fact but no global
consensus in diagnostic criteria. Neurology
2002; 58: 20–
25. Ad
Hoc Comittee. A definition of irreversible
coma: report of the Ad Hoc Comittee of the
Harvard Medical School to Examine the
Definition of Brain Death. JAMA 1968;
205–337- 340.
No hay varios tipos
de muerte. El diagnóstico de muerte
encefálica se usa para determinar la
muerte del individuo cuando, ocasionalmente,
en una minoría de casos, no hay
todavía parada cardiorrespiratoria al
estar recibiendo el paciente
ventilación positiva traqueal
(ventilación "asistida"). En la
mayoría de las personas la muerte se
determina por el cese de la actividad
cardiorrespiratoria, que si precede a la
muerte encefálica evidentemente en
seguida deriva en muerte encefálica. Y
del mismo modo, si se produce la muerte
encefálica antes que la parada
cardiorrespiratoria, la parada
cardiorrespiratoria sigue a la muerte
encefálica también en
cuestión de tiempo, incluso aunque se
mantenga ventilación "asistida" y
diversas maniobras de reanimación, y
el hecho ocurre en minutos, horas, y rara vez
en días u otra secuencia
temporal.

Como el individuo ya ha fallecido
tras la muerte encefálica, si era
donante de órganos se mantiene
entonces la ventilación "asistida" y
el corazón latiendo el mayor tiempo
posible de manera artificial para retrasar la
inevitable parada cardíaca y que
así dé tiempo a extraer los
órganos para transplante, de
ahí también parte de la
importancia de la determinación precoz
de este diagnóstico de muerte
encefálica, pues aunque el individuo
ya ha fallecido, otros órganos son
temporalmente útiles para salvar otras
vidas, ya que como el corazón ha
seguido latiendo y los pulmones ventilando
les sigue llegando el oxígeno, que ya
no llega al cerebro, y pueden ser salvados
para otro individuo que los necesite, aunque
al cerebro del fallecido, y por tanto al
fallecido, ya no se le pueda
salvar.

Por tanto la muerte se puede
determinar clínicamente, a efectos
clínicos y legales (en el certificado
de defunción correspondiente) por
parada cardiorrespiratoria o por muerte
encefálica (Bernat JL. The whole
brain concept of death remains optimum public
policy. J Law Med Ethics 2006; 34:
35–43).
Existen diversos
standards clínicos para el
diagnóstico de muerte
encefálica, con pocas diferencias
entre ellos (American Academy of
Neurology Quality Standards Subcommittee.
Practice parameters for determining brain
death in adults [summary statement].
Neurology 1995; 45: 1012-1014).
Estos
standards están en permanente
revisión y actualización en
todo el mundo.

Bernat J. How can we achieve
uniformity in brain death determinations?
Neurology 2008; 70: 252-253.
Greer
DM, Varelas P, Haque S, Widjicks E.
Variability of brain death determination
guidelines in leading US neurologic
institutions. Neurology 2008; 70:
284-89.
Los criterios generalmente
aceptados son aplicables a personas de 18
años o más.

No se sabe que se hayan referido
casos de recuperación clínica
tras un diagnóstico de muerte
encefálica.

Puede haber movimientos complejos
espontáneos, de origen no
encefálico, y también un falso
disparo positivo del ventilador en casos de
muerte encefálica (por ello la apnea
debe explorarse con el ventilador apagado o
desconectado).

No hay conclusión sobre
cuánto es el tiempo necesario para
determinar que la función
encefálica ha cesado de manera
irreversible.

No es concluyente la seguridad de
los tests de apnea.

Básicamente para el
diagnóstico de muerte
encefálica debe haber coma
irreversible de causa conocida (que se sepa
que puede provocar muerte encefálica),
ausencia de reflejos de tronco, y
apnea.

No hay evidencia de que tests nuevos
(PESS, análisis biespectral, etc.),
aparte de los habituales (EEG, etc.) sean
útiles.

La muerte encefálica se
define, según la UDDA
(Uniform Determination of Death Act;
definición propuesta con fines
legales) como el cese de todas las funciones
del encéfalo, incluido el tronco
encefálico (Wijdicks EFM, Varelas
PN, Gronseth GS, Greer DM. Evidence-based
guideline update: Determining brain death in
adults: Report of the Quality Standards
Subcommittee of the American Academy of
Neurology 2010; 74: 1911-18).
El
diagnóstico de muerte
encefálica es clínico. La
exploración complementaria
instrumental depende del criterio
clínico en cada caso, aunque se
utiliza por sistema en la mayoría de
los casos como técnica de
confirmación, entre otros motivos,
para acortar la espera (sobre todo ante la
incertidumbre de las familias), sobre todo el
EEG (84% de los casos).

Diagnóstico:
para el diagnóstico de muerte
encefálica hay que excluir:
intoxicación, sedantes, bloqueantes
neuromusculares, envenenamiento, hipotermia
(la temperatura debe ser mayor de 32 grados
C, según el RD 2070/1999),
hiperpirexia, trastornos
electrolíticos, trastornos
ácido-base, trastornos endocrinos,
hipoglucemia, causa desconocida, shock
hipovolémico (el criterio más
extendido es: presión arterial
sistólica mayor o igual a 90 mm Hg,
variando entre 80 y 100 según la
institución, o media mayor de 55),
coma metabólico, coma
endocrinológico, encefalitis,
encefalopatía anóxica,
recién nacidos, lactantes y
niños menores de un año,
niños con empiema, intolerancia al
test de apnea, reflejos TE
inexplorables.

El EEG puede volverse inactivo por
debajo de 25 grados C (Guérit JM
et al. Consensus on the use of
neurophsysiological tests in the intensive
care unit (ICU): Electroencephalogram (EEG),
evoked potentials (EP), and
electroneuromyography (ENMG.). Clinical
Neurophysiology 2009; 39: 71-83).

Criterios básicos de muerte
encefálica: funciones cerebrales
ausentes (aferentes/eferentes); funciones de
TE ausentes (reflejos pupilar,
orofaríngeo, corneal,
oculocefálico, oculovestibular y
respiratorio); compromiso neurológico
irreversible (coma de causa determinada y
suficiente; irrecuperable; prolongado);
confirmación con EEG
isoeléctrico y compatible con el
estado clínico, y con ausencia de
flujo sanguíneo cerebral
(Ramos-Zúñiga R. Muerte
cerebral y bioética. Rev Neurol 2000;
30: 1269-1272).
Criterios
neurofisiológicos clásicos

(comité Silverman): 2 EEG de
más de 10 minutos en 6 horas; 8 o
más electrodos a más de 10 cm;
resistencias de 100 a 10000 ohmios; 2,5
mcV/mm en parte del registro; constante de
tiempo a 0,3; filtros a más de 30 Hz;
tocar electrodos para confirmar
funcionamiento del canal;
estímulos/reactividad;
monitorización aconsejable; PEAT, PESS
y EMG no imprescindibles (depende del
país, en algunos, los PEAT son
obligatorios).

Clínicamente: coma
arreactivo, sin posturas de
decorticación ni
descerebración; apnea hasta PCO2 mayor
de 50 o con más frecuencia 60
(según países) mm Hg, o
inestabilidad (durante el test de apnea debe
faltar la ventilación
espontánea); pupilas medias o
midriáticas arreactivas; no reflejo
oculocefálico (ojos de muñeca);
no reflejo corneal, ni faríngeo, ni
vestibular (prueba calórica); no
regulación de frecuencia
cardíaca; no ventilación
espontánea (test de apnea); arreflexia
TE (fotomotor, corneal,
oculocefálicos, oculovestibulares,
nauseoso y tusígeno); test de atropina
(ausencia de respuesta cardíaca a la
infusión intravenosa de 0,04 mg/kg de
sulfato de atropina); hipotonía
muscular e inmovilidad; presión ocular
sin efecto sobre frecuencia cardíaca;
no respuesta a estimulación;
examinadores de 1 a 3 (varía
según países); en recién
nacidos y lactantes la exploración
debe incluir además de lo dicho los
reflejos de succión y búsqueda,
y en recién nacidos, especialmente los
recién nacidos pretérmino, la
exploración debe repetirse varias
veces, dada la posible ausencia temporal o
debilidad temporal de algunos reflejos por
inmadurez.

Criterios neurológicos y
neurofisiológicos:

1: coma profundo sin
sedación, sin movimientos
espontáneos o provocados, sin
ventilación espontánea; 2:
pupilas midriáticas, arreactivas; 3:
reflejos TE abolidos (pupila, córnea,
náusea, tos, oculocefálico
–ojos de muñeca-,
oculovestibular, etc.); respuesta al dolor
(tórax, cabeza); 4: sin reflejos
musculares profundos ni cutáneos
(Harvard Medical School), posible
conservación de reflejos espinales por
liberación de actividad medular
refleja (Plum Memorial Hospital); 5:
registro EEG (la prueba más
utilizada), +/- registro de PEAT, PESS y EMT
(la utilidad de PEAT, PESS y EMT es
cuestionable; en PEAT desaparecen ondas 3 a
5, los PESS desaparecen, el ERG desaparece
tardíamente); 6 (en algunos centros):
no circulación cerebral (consumo de O2
menor del 10% del normal); parada
circulatoria: gammagrafía o
angiografía (dependiendo del
país); en algunos centros
angiografía convencional (la
más usada), escintigrafía con
radionúclidos, test de atropina, otros
(cuestionados): doppler transcraneal,
angiografía resonancia
magnética, angiografía-TAC,
perfusión-TAC.

Suele incluirse también como
criterio la demostración del
daño encefálico irreversible
(TAC).

Tiempos (sobre todo en
referencia al periodo de espera entre EEG
sucesivos):

Adultos, de 6-12 horas
(lesión primaria, el rango se debe a
que países distintos aplican criterios
distintos) a 72 horas (lesión
secundaria); niños, 24 horas;
recién nacidos hasta cuarta semana,
12-72 horas (la nueva ley vigente en
España deja al criterio del equipo
clínico, los tres médicos
especialistas que deben certificar el
diagnóstico, estas decisiones,
así como el número de pruebas
EEG a realizar y el periodo de tiempo entre
ellas; se recomienda un periodo de 6 horas en
causa destructiva conocida, de 24 horas en
caso de encefalopatía anóxica,
y variable en caso de
intoxicación).

Neonatos pretérmino: 2 EEG
separados por 48 horas; recién nacido
a término hasta 2 meses de edad: 2 EEG
separados por 48 horas; recién nacido
de dos meses hasta un año: 2 EEG
separados por 24 horas; entre uno y dos
años: EEG opcional (espera
clínica: de 12 horas –si
lesión destructiva- a 24 horas
–si encefalopatía
anóxica-). El uso de la
medición de flujo sanguíneo
puede acortar estos periodos, e incluso
suprimir el segundo EEG en mayores de 2
meses.

EEG: inactividad
bioeléctrica cortical (en un contexto
de diagnóstico clínico de
muerte encefálica con arreflexia de TE
confirmada clínicamente), trazado EEG
isoeléctrico, silencio
eléctrico cortical, trazado "plano".
Resistencia entre electrodos menor de 10000
ohmios. Provocación de artefacto en
cada electrodo para comprobar su integridad
funcional. Sensibilidad de 2 mcV/mm en
algún momento del trazado. Pruebas de
reactividad. Distancias amplias entre
electrodos. Registro suficientemente
prolongado. A máxima ganancia, las
oscilaciones de la línea de base deben
ser menores de 2 mcV para un
diagnóstico de inactividad
(oscilaciones menores de 1 mm a 2 mcV/mm),
hallazgo que debe correlacionarse con la
clínica y el resto de los datos
disponibles. Según países, 1 o
2 EEG en 6 o 24 horas.

Según el Tratado de
Neurología de
Codina
:

  • Coma irreversible.

  • No reactividad a estímulo
    doloroso.

  • Reflejos de TE: pupila,
    oculocefálico, oculovestibular
    (pueden estar abolidos por
    anticonvulsivantes, agentes
    tricíclicos y
    quimioterápicos), reflejo corneal,
    reflejo nauseoso y
    tusígeno.

  • Apnea: temperatura mayor de
    36º C, presión
    sistólica mayor de 90 mm Hg y pCO2
    y pO2 arteriales normales de partida, y
    normovolemia; se desconecta el respirador
    y se coloca cánula endotraqueal
    hasta carina con O2 al 100% a 6 l/m;
    observación 8 minutos; si pCO2
    aumenta en 20 mm o es mayor de 60
    mm

  • Hg=prueba positiva; si la
    presión sistólica es menor
    de 90 mm, hay arritmias o la
    saturación de O2 es menor del
    90%=prueba inválida y debe
    repetirse. La prueba puede ser
    difícil si hay hipocapnia
    basal.

    Determinación de muerte
    encefálica según Wijdicks
    et al:

    • Evaluación
      clínica,
      prerrequisitos:

    A: Causa del coma conocida.
    Descartar drogas, hipotermia, bloqueantes
    neuromusculares, electrolitos,
    ácido-base,
    endocrinopatías.

    B: Temperatura corporal central
    mayor de 36 grados C (importante en el
    test de apnea).

    C: Presión arterial
    sistólica normal mayor o igual a
    100 mm Hg. D: Examen
    neurológico.

    • Examen
      clínico:

    • Coma.

    • Ausencia de reflejos de TE:
      pupilas fijas a 4-9 mm. Reflejos
      oculocefálicos y
      oculovestibulares ausentes. Test de
      apnea: 10 minutos de
      oxigenación con O2 al 100%
      hasta paO2 mayor de 200 mm Hg;
      reducir PEEP (positive
      end-expiratory pressure
      ) a 5 cm
      H2O (la desaturación de O2 con
      PEEP en aumento puede
      conllevar dificultad con el test de
      apnea). Si la oximetría de
      pulso permanece mayor del 95%,
      obtener gas (paO2, paCO2, pH,
      bicarbonato, exceso de base).
      Desconectar al paciente del
      ventilador. Mantener la
      oxigenación (100% de O2 a 6
      l/m). Buscar movimientos
      respiratorios 8-10 minutos. Cesar si
      PA sistólica menor de 90 mm.
      Cesar si saturación de O2
      menor del 85% más de 30
      segundos. Reintentar con
      CPAP en "T" con 10 cm H2O y
      O2 al 100% y 12 l/m. Si no movimiento
      respiratorio repetir gases (paO2,
      paCO2, pH, bicarbonato y exceso de
      base) a los 8 minutos. Si los
      movimientos respiratorios
      están ausentes y pCO2 es mayor
      o igual a 60 mm Hg (o hay un aumento
      de 20 mm Hg en la pCO2 arterial sobre
      una pCO2 arterial normal como
      línea de base) el test es
      positivo. Si no es concluyente pero
      el paciente está
      hemodinámicamente estable,
      repetir en 10-15 minutos tras
      preoxigenar otra vez.

    • Pruebas auxiliares: EEG,
      scanner, angiograma cerebral
      (los preferidos); para complementar
      la clínica (el
      diagnóstico es
      clínico), sobre todo si el
      test de apnea no es concluyente. Si
      la clínica y las pruebas no
      son concluyentes hay que diferir el
      diagnóstico.

    • Certificado; hora de la
      muerte: momento en el que la pCO2
      alcanza el valor diana, o
      también, momento en el que con
      el EEG, u otra prueba, se confirma
      oficialmente la muerte.

    • Apéndice: EEG: 8
      electrodos mínimo, impedancia
      interelectrodos 100-10000 ohmios,
      integridad del sistema de registro
      comprobada, distancia entre
      electrodos de 10 cm al menos,
      sensibilidad aumentada a 2 mcV
      durante 30 minutos con
      calibración apropiada, filtro
      de alta frecuencia no por debajo de
      30 Hz y de baja frecuencia no por
      encima de 1 Hz, ausencia de
      reactividad con intenso
      estímulo somatosensorial o
      audiovisual.

    Wijdicks EFM, Varelas PN,
    Gronseth GS, Greer DM. Evidence- based
    guideline update: Determining brain death
    in adults: Report of the Quality
    Standards Subcommittee of the American
    Academy of Neurology 2010; 74:
    1911-18.
    Véase
    electroencefalografía, inactividad
    bioeléctrica cortical.

    MUNE:
    véase electromiografía,
    estimación del número de
    unidades motoras funcionantes.

    MÚSCULO ABDOMINAL:
    abdominal Inferior: raíces T10-L1;
    abdominal superior: raíces
    T6-T9.

    Iznaola refiere un caso con
    actividad denervativa en musculatura
    abdominal tras laparotomía con
    lesión de nervio intercostal
    (Iznaola et al. Rectus abdominis
    muscle paralyse after thoracothomy:
    Report of a case. Clinical
    Neurophysiology 2009; 120: 14).

    Ocasionalmente podrá encontrarse
    parálisis de estos músculos
    en una neuropatía troncular por
    diabetes (que suele acompañarse de
    dolor y alteración sensitiva en
    abdomen salvo por la zona paravertebral),
    y también en la sarcoidosis y la
    enfermedad de Lyme, así como en el
    herpes zóster, por lo que
    quizá se podría indicar un
    EMG en estos casos para tratar de
    localizar en lo posible dichas
    lesiones.

    MÚSCULO ABDUCTOR CORTO DEL
    DEDO GORDO DEL PIE:

    raíces S1 S2. Nervio
    tibial posterior. A veces está
    afectado de modo aislado, por ejemplo, en
    el síndrome del túnel
    tarsiano, para cuyo diagnóstico es
    crucial su exploración EMG (lo
    más característico en este
    síndrome, de acuerdo con
    observaciones personales, es la
    aparición de actividad
    denervativa, la simplificación del
    trazado y la baja amplitud del potencial
    motor, ya sea amplitud absoluta, o
    relativa en comparación con la
    contralateral; a veces su
    desincronización también es
    la clave en la confirmación
    diagnóstica; en cambio, es
    infrecuente, según experiencia
    propia, que aumente la latencia motora
    distal en este
    síndrome).

    Rara vez es útil en la
    exploración de
    radiculopatías, y suele ser
    útil en polineuropatías
    como complemento a la exploración
    de los nervios peroneales, sobre todo si
    no está claro si una
    afectación motora detectada en
    nervios peroneales se debe a
    polineuropatía, o a
    mononeuropatía compresiva
    bilateral de nervios peroneales en cabeza
    de peroné, o a ambas.

    MÚSCULO ABDUCTOR CORTO
    DEL PULGAR:
    raíces C8
    T1.

    Nervio mediano. Músculo
    de elección para
    exploración del síndrome
    del túnel carpiano. Útil
    también en la radiculopatía
    C8, junto con el cubital
    posterior.

    MÚSCULO ABDUCTOR LARGO
    DEL PULGAR:
    raíces C7
    C8.

    Nervio interóseo
    posterior. Es útil en las lesiones
    de nervio interóseo posterior.
    Puede ser el único músculo
    afectado en este caso.

    MÚSCULO ADUCTOR DEL
    MUSLO:
    raíces L2 L3 L4 L5,
    sobre todo L3 L4. Nervio obturador/nervio
    ciático. Adductor magnus.
    Inervado por nervio ciático, pero
    ocasionalmente inervado también
    por nervio obturador, o por ambos. Se
    explora pocas veces con EMG, en
    algún caso de lesión de
    nervio obturador o de disminución
    de fuerza en la aducción de
    muslos. Lo más práctico
    para el EMG es explorarlo como el psoas,
    mediante elevación de la rodilla
    desde la posición de
    sentado.

    MÚSCULO
    ANCÓNEO:
    raíces C6 C7
    C8. Nervio radial. Alternativa a
    tríceps. Su exploración EMG
    resulta algo más dolorosa que en
    otros músculos.
    Clínicamente (balance muscular) se
    puede explorar mediante palpación
    preferiblemente.

    MÚSCULO BÍCEPS
    BRAQUIAL:
    raíces C4 C5 C6 C7,
    sobre todo C5 C6. Nervio
    músculocutáneo. En la
    rotura del tendón del
    bíceps, relativamente frecuente,
    el EMG del bíceps es normal si no
    hay otra lesión más. Se
    afecta con más frecuencia en
    plexopatías que en
    radiculopatías, y también
    se afecta en lesiones de nervio
    musculocutáneo. La
    afectación de bíceps ayuda
    a distinguir lesión pura de nervio
    circunflejo de lesión radicular
    C5, C6 o C5 C6, cuando hay
    afectación simultánea de
    deltoides y bíceps. Es un
    músculo útil también
    para la exploración de
    miopatías.

    Personalmente se ha oído
    decir a algún profesor de
    anatomía que es un músculo
    sobre todo supinador y que su
    función de flexor del codo es
    menos importante, considerándose
    que es un flexor más importante el
    braquial anterior, y que por tanto la
    función del braquial anterior
    sería "vicariante". Sin embargo,
    en la práctica se ha observado
    repetidas veces que la rotura del
    tendón del bíceps deja a la
    flexión del codo a 4/5 de fuerza,
    o incluso a 3/5, por lo que el
    bíceps diríase que
    sí es un flexor del codo
    importante.

    MÚSCULO BÍCEPS
    CRURAL:
    raíces L5 S1 S2, sobre
    todo S1. Nervio ciático. En el
    lado interior respecto del semitendinoso
    y semimembranoso. A veces tiene utilidad
    para distinguir entre afectación
    de nervio peroneal y afectación
    del nervio ciático común o
    de la raíz S1.

    MÚSCULO
    CORACOBRAQUIAL:
    raíces C4 C5
    C6 C7. Nervio musculocutáneo. Este
    músculo no se ha tenido que
    explorar personalmente hasta ahora,
    sólo clínicamente en alguna
    ocasión.

    Es el músculo de la
    brazada al nadar al estilo
    crawl.

    MÚSCULO
    CUÁDRICEPS:
    raíces L2
    L3 L4, sobre todo L3 L4. Nervio femoral
    (crural). La mejor manera de valorar la
    fuerza de este músculo consiste en
    tratar de flexionar contra resistencia la
    rodilla del paciente totalmente estirada,
    con el paciente sentado, que en
    condiciones normales en general no debe
    ser posible para el explorador excepto
    ocasionalmente en niños
    pequeños o en caso de senilidad
    (del paciente). En la exploración
    EMG interesa tener en cuenta que puede
    haber afectación de un solo vasto,
    por lo que se debe valorar si hay que
    explorar un vasto o ambos, e incluso el
    recto anterior. Es un músculo
    útil en miopatías, por
    ejemplo, en miopatía esteroidea, o
    miopatía enólica.
    También es útil en la
    plexopatía diabética y
    otras plexopatías, y en
    radiculopatía L3 L4, así
    como en la neuropatía femoral.
    Puede ser el único músculo
    afectado en la radiculopatía
    L4.

    MÚSCULO CUBITAL
    ANTERIOR:
    raíces C7 C8 T1,
    sobre todo C8. Nervio cubital. Flexor
    carpi ulnaris
    . Se explora pocas
    veces, no tiene mucha utilidad su
    exploración en lesiones de nervio
    cubital. Al tener C8 puede permitir
    distinguir entre radiculopatía y
    neuropatía de cubital o radial
    (cubital anterior: nervio cubital y
    raíz C8; cubital posterior: nervio
    radial y raíz C8) usando un
    algoritmo mediante dos ecuaciones de
    primer grado y tres incógnitas
    (incógnitas: raíz C8,
    nervio radial, nervio cubital;
    ecuaciones: la afectación de
    cubital anterior puede deberse a
    raíz C8 o nervio cubital, la
    afectación de cubital posterior
    puede deberse a raíz C8 o nervio
    radial; se despeja la incógnita
    adecuada en función de cuál
    esté alterado y cuál
    indemne, y se obtiene la solución
    buscada: raíz C8, nervio cubital o
    nervio radial).

    MÚSCULO CUBITAL
    POSTERIOR:
    raíces C7 C8.
    Nervio interóseo posterior.
    Extensor carpi ulnaris.
    Útil en radiculopatía C8 y
    en neuropatía del
    radial.

    MÚSCULO DELTOIDES:
    raíces C5 C6. Nervio circunflejo
    (axilar). Lleva a cabo la
    abducción lateral del miembro
    superior a partir de los 15 grados de
    arco (de 0 a 15 grados la lleva a cabo el
    supraespinoso). Se afecta con frecuencia
    en situaciones diversas, ya sea
    aisladamente (como en plexopatías,
    radiculopatías o
    neuropatías) o con otros
    músculos. Es frecuente la
    afectación exclusiva del deltoides
    en la luxación anterior de la
    cabeza humeral, y personalmente
    también se ha observado este mismo
    hecho en la luxación posterior. A
    veces resulta útil también
    en las miopatías. En la
    valoración EMG hay que tener en
    cuenta que de manera fisiológica,
    y al igual que ocurre con
    psoasilíaco y supinador largo
    según observaciones personales,
    este músculo presenta un
    porcentaje de polifasia mayor que el
    resto de los músculos, alrededor
    de un 25%.

    Rotación externa:
    deltoides posterior, infraespinoso y
    redondo menor.

    Abducción: supraespinoso
    (hasta 15 grados) y deltoides (desde 15
    grados).

    Rotación interna:
    deltoides y pectoral mayor.

    MÚSCULO DIAFRAGMA:
    nervio frénico. Ráices C3
    C4 y C5. A veces las lesiones de nervio
    frénico producen parálisis
    uni o bilateral del diafragma. Se conocen
    varias descripciones
    bibliográficas para la
    exploración EMG de este
    músculo, exploración EMG
    que no se ha conseguido reproducir con
    éxito en su aplicación
    clínica personalmente en
    ningún caso hasta ahora las veces
    que se ha intentado, ni con electrodos
    cutáneos, ni con electrodos de
    aguja (en este segundo caso con
    más motivo, puesto que no se puede
    saber a qué altura se encuentra el
    diafragma en un momento dado), ni con
    más éxito que la
    exploración clínica
    convencional del diagragma, por lo que se
    duda de la utilidad clínica de la
    exploración EMG del diafragma. De
    modo que por sistema no se está
    incluyendo por ahora la
    exploración EMG del diafragma como
    indicación clínica, a pesar
    de una posible demanda de la misma. Con
    tal motivo, en caso de sospecha de
    parálisis del diafragma, se
    recomienda recurrir a la
    exploración clínica y a la
    clásica placa de tórax en
    decúbito para observar el estado
    de la cúpula diafragmática
    durante la ventilación.

    MÚSCULO DORSAL
    ANCHO:
    raíces C6 C7 C8, sobre
    todo C7. Nervio toracodorsal. Pocas veces
    se explora este músculo,
    prácticamente sólo en
    lesiones del nervio toracodorsal, y rara
    vez, o nunca, en caso de
    radiculopatía.

    MÚSCULO
    ESFÍNTER ANAL:
    véase
    nervio pudendo.

    MÚSCULO ESPLENIO:
    a veces puede resultar útil en
    distonías y temblor (temblor
    cefálico,
    lógicamente).

    MÚSCULO
    ESTERNOCLEIDOMASTOIDEO:
    tiene
    interés su exploración en
    el temblor, las distonías, etc. y
    en la enfermedad de
    motoneurona.

    MÚSCULO EXTENSOR
    COMÚN DE LOS DEDOS:

    raíces C7 C8, sobre todo C7.
    Nervio interóseo posterior.
    Útil sobre todo en lesiones de
    nervio radial, que son frecuentes (es el
    músculo de elección para
    exploración de lesiones de nervio
    radial, incluidas las lesiones aisladas
    de nervio interóseo posterior).
    Músculo útil en la
    medición del
    jitter.

    En el EMG de este músculo
    hay que tener en cuenta que presenta, de
    manera fisiológica y peculiar,
    según observaciones personales,
    mayor sumación temporal que el
    resto, y hay que tenerlo en cuenta por
    ejemplo al hacer la estimación del
    numero de unidades motoras
    funcionantes.

    Es un músculo útil
    también para la exploración
    del temblor, con un canal en el
    electromiógrafo para este
    músculo y otro para uno
    antagónico, por ejemplo, el flexor
    superficial de los dedos.

    MÚSCULO EXTENSOR CORTO
    DEL PULGAR:
    raíces C6 C7 C8,
    sobre todo C7 C8. Nervio interóseo
    posterior. Pocas veces se
    explora.

    MÚSCULO EXTENSOR DEL
    CUELLO:
    raíces cervicales
    C1-T1. Como pasa con los músculos
    flexores del cuello, tienen poco
    interés práctico en la
    exploración EMG en general
    según la experiencia
    propia.

    MÚSCULO EXTENSOR DEL
    ÍNDICE:
    raíces C7 C8,
    sobre todo C8. Nervio interóseo
    posterior. Hay que explorarlo a veces
    cuando hay afectación exclusiva de
    su rama.

    MÚSCULO EXTENSOR DEL
    MEÑIQUE:
    raíces C7 C8,
    sobre todo C8. Nervio interóseo
    posterior. Hay que explorarlo a veces
    cuando hay afectación exclusiva de
    su rama.

    MÚSCULO EXTENSOR LARGO
    DEL PULGAR:
    raíces C7
    C8.

    Nervio interóseo
    posterior. Hay que explorarlo a veces
    cuando hay afectación exclusiva de
    su rama.

    MÚSCULO EXTENSOR LARGO DEL
    DEDO GORDO DEL PIE:

    raíces L4 L5 S1, sobre
    todo L5. Nervio peroneal. Puede ser el
    único músculo afectado en
    una radiculopatía L5 (según
    ha expresado Fernández en su
    capítulo sobre
    neurofisiología clínica en
    el Tratado de Neurología de
    Codina,
    se le conoce como "centinela
    de L5"), y para esta radiculopatía
    es más sensible que el pedio o el
    tibial anterior, o el peroneo lateral
    largo, por lo que es músculo de
    elección en toda
    exploración de
    radiculopatía lumbosacra, aunque
    debe tenerse en cuenta la proximidad de
    la arteria de la pierna al
    músculo, cuyo pinchazo resulta
    doloroso, amén de la hemorragia
    consecuente, por lo que la
    inserción de la aguja debe ser a
    su altura correspondiente pero en el
    tercio externo de la misma, no en el
    centro, para evitar a la arteria.
    También es útil en la
    neuropatía del peroneal, y
    también en polineuropatías
    cuando la conducción a pedio ya
    esté bloqueada pero no al extensor
    largo del dedo gordo. Para explorarlo,
    tanto para hacer el balance muscular como
    la EMG, lo más conveniente es que
    el pie esté totalmente apoyado en
    el suelo en todo momento al levantar el
    dedo gordo, para que en dicha
    elevación el paciente disponga del
    punto de apoyo adecuado para hacer
    palanca. En condiciones normales el
    explorador, con el dedo gordo de su mano,
    no debe ser capaz de desplazar hacia
    abajo el dedo gordo del pie dirigido
    hacia arriba.

    MÚSCULO
    EXTRAOCULAR:
    en algunos centros
    sanitarios se exploran para el
    diagnóstico de miositis,
    distrofias musculares y
    neuropatías focales (Galldiks
    N, Haupt WF. Diagnostic value of the
    electromyography of the extraocular
    muscles. Clin Neurophys 2008; 119:
    2785-2788).
    MÚSCULO FLEXOR
    DEL CUELLO:
    raíces cervicales
    C1-C6. En las patologías
    médicas se invoca su posible
    importancia para la valoración
    clínica de las variantes de la
    enfermedad de Duchenne. Hasta el momento
    no ha sido preciso llevar a cabo
    personalmente la exploración EMG
    de estos músculos.

    MÚSCULO FLEXOR LARGO
    DEL PULGAR:
    raíces C7 C8 T1,
    sobre todo C8 T1. Nervio interóseo
    anterior.

    MÚSCULO FLEXOR PROFUNDO DE
    LOS DEDOS SEGUNDO,

    TERCERO, CUARTO Y QUINTO DE
    LA MANO:
    dedos segundo y tercero de
    la mano: raíces C7 C8 T1, sobre
    todo C8; nervio interóseo
    anterior. Dedos cuarto y quinto de la
    mano: raíces C7 C8 T1, sobre todo
    C8 T1; nervio cubital. Este
    músculo tiene utilidad a veces
    para distinguir entre lesión de
    raíz T1, nervio cubital y nervio
    radial. Se explora colocando el brazo en
    flexión y supinación para
    insertar el electrodo de EMG y
    después cerrando el puño
    con fuerza, sobre todo con
    atención a la correcta
    flexión de las falanges
    distales.

    También es útil
    para localizar una lesión de
    nervio interóseo anterior, que
    algún caso se ve, casi siempre en
    relación con un traumatismo en la
    zona, o un "bultoma". En la lesión
    de nervio interóseo anterior hay
    afectación de flexor profundo de
    los dedos y pronador cuadrado, e
    indemnidad del flexor superficial de los
    dedos y palmares.

    MÚSCULO FLEXOR SUPERFICIAL
    DE LOS DEDOS DE LA

    MANO: raíces C7 C8
    T1, sobre todo C8. Nervio mediano. Se
    explora a veces para descartar lesiones
    de nervio interóseo anterior (este
    músculo está inervado por
    el mediano pero no por la rama
    interósea anterior). Flexiona las
    falanges proximales. También es
    útil en la exploración del
    temblor, con un canal para este
    músculo (o palmares) y otro canal
    para extensor común de los dedos,
    en reposo y durante oposición de
    índices.

    MÚSCULO GEMELO:
    raíces L5 S1 S2, gemelo interno
    sobre todo S1 S2 y gemelo externo sobre
    todo L5. Nervio tibial posterior. La
    mejor manera de valorar
    clínicamente este músculo,
    al ser tan potente, consiste en observar
    la marcha de puntillas, para observar la
    claudicación o no del
    músculo. Aunque se supone que la
    pérdida de fuerza se aprecia
    clínicamente cuando fallan a
    partir del 50% de las unidades motoras,
    en este músculo tan potente y en
    gente joven puede apreciarse fuerza
    normal clínicamente con fallo de
    más de un 50% de unidades motoras,
    por lo que ante la duda está
    indicada la EMG, que en esta
    situación probablemente
    será más sensible que la
    exploración clínica,
    según experiencia
    propia.

    En la exploración EMG lo
    más práctico es sentar al
    paciente con el pie en el suelo,
    preferiblemente calzado, con la rodilla
    por encima de 90 grados para poder hacer
    buena palanca con el pie al levantar el
    talón, y con la aguja insertada
    pedirle que levante el talón
    contra resistencia (apoyando la mano del
    explorador en el pie o sobre la rodilla,
    incluso poniendo encima de la rodilla el
    peso del explorador, dada la potencia de
    este músculo). Para conseguir un
    trazado completo es preciso que el
    paciente tenga buen apoyo para hacer
    palanca, para lo cual es conveniente que
    el pie esté algo adelantado, es
    decir, que la rodilla esté
    ligeramente por encima de 90 grados. Otra
    maniobra incluso más útil
    consiste en sentar al paciente con los
    pies colgando y con la rodilla a 180
    grados pedirle que baje la punta del pie
    (para esta maniobra con frecuencia ni
    siquiera es necesario que el explorador
    ofrezca resistencia con su mano pues el
    músculo se contrae habitualmente
    de manera adecuada en esta
    posición).

    Sobre todo es útil para
    detectar radiculopatía S1. Es
    interesante destacar que ocasionalmente
    puede detectarse radiculopatía S1
    importante aun con reflejo aquíleo
    normal, y viceversa: en caso de
    radiculopatía S1 sensitiva con
    arreflexia aquílea el EMG de
    gemelo puede ser normal, por lo que en
    ambos casos debe hacerse el
    diagnóstico
    correctamente.

    La afectación aislada de
    gemelo no debida a radiculopatía
    S1 rara vez se debe a neuropatía
    del tibial posterior, y con más
    frecuencia se deberá a
    neuropatía del ciático
    común, algo que se ha observado
    personalmente en diversos casos de
    traumatismo del nervio en muslo o cadera,
    por fractura de fémur, disparo de
    bala, atropello, compresión,
    empalamiento, etc., o por traumatismo en
    cadera por fractura de cadera o
    colocación de prótesis,
    etc. En algunos de estos casos es
    difícil aclarar si la
    lesión es en el ciático
    común propiamente dicho o en las
    fibras de este nervio a la altura de la
    raíz, es decir, por una
    plexopatía debida a un
    estiramiento traumático de las
    raíces.

    MÚSCULO
    GENIOGLOSO:
    es un músculo
    interesante en diversos cuadros, como en
    los casos con atrofia de lengua,
    incluyendo los síndromes bulbares
    con origen periférico, como en las
    enfermedades de la motoneurona, y
    también en las lesiones del
    hipogloso. La lengua debe dirigirse en
    sentido contrario al punto de
    inserción, para valorar el trazado
    de reclutamiento, ya que así es
    como actúa este músculo, o
    aun más fácil, simplemente
    sacando la lengua al frente. Con
    frecuencia también es posible
    detectar fibrilaciones y ondas positivas
    cuando están presentes. En las
    disartrias con origen central con
    frecuencia es posible detectar una
    disminución de la sumación
    temporal también.

    MÚSCULO GLÚTEO
    MAYOR:
    raíces L5 S1 S2, sobre
    todo S1 S2. Nervio glúteo
    inferior. Es un músculo con poca
    utilidad clínica en general, salvo
    cuando se produce atrofia del mismo por
    causas diversas y aparece actividad
    denervativa. Hay diversas maniobras
    descritas para medir el trazado de
    reclutamiento pero ninguna parece
    definitivamente más eficaz que
    otras, es un parámetro
    difícil de valorar en este
    músculo con frecuencia. Una
    maniobra que a pesar de todo parece que
    podría ser más eficaz que
    otras consiste en tumbar al paciente boca
    abajo, con la rodilla flexionada a 90
    grados, insertar el electrodo y medir el
    trazado elevando contra resistencia el
    muslo.

    MÚSCULO GLÚTEO
    MEDIO:
    raíces L4 L5 S1, sobre
    todo L5. Nervio glúteo superior.
    Se explora en decúbito lateral,
    pidiendo al paciente la abducción
    lateral del miembro inferior. Es
    interesante su exploración en el
    signo de Trendelemburg, al ser el
    responsable directo de este signo. Se
    observa ocasionalmente atrofia aislada de
    este músculo por causas
    diversas.

    MÚSCULO GLÚTEO
    MENOR:
    raíces L4 L5 S1. Nervio
    glúteo superior.

    MÚSCULO GRACILIS:
    raíces L2 L3 L4, sobre todo L3 L4.
    Nervio obturador. Para el EMG lo
    más práctico es explorarlo
    como el psoas, mediante elevación
    de la rodilla desde la posición de
    sentado.

    MÚSCULO
    INFRAESPINOSO:
    raíces C5 y C6,
    sobre todo C5. Nervio supraescapular. Con
    este músculo se han de tener en
    cuenta las mismas consideraciones que en
    lo referido para el supraespinoso: puede
    aparecer atrofiado de manera aislada o en
    compañía de otros
    músculos dependiendo de la causa,
    y hay que recordar que hay un
    síndrome de atrapamiento del
    nervio supraescapular en la escotadura de
    la escápula que se observa en la
    práctica ocasionalmente. Para la
    valoración clínica de este
    músculo se mide la fuerza para la
    rotación externa del miembro
    superior colocándolo flexionado
    hasta 90 grados por el codo.

    Los músculos
    sinérgicos para la rotación
    externa son la porción posterior
    del deltoides y el redondo
    menor.

    La rotación interna del
    brazo la efectúan el pectoral
    mayor, deltoides anterior, dorsal ancho y
    redondo mayor. No hay que confundir la
    rotación interna del brazo con la
    pronación del antebrazo, y, ante
    la duda, el EMG permite aclararlo; por
    ejemplo, y de acuerdo con observaciones
    personales: en una parálisis de
    los pronadores del antebrazo, a lo largo
    de la evolución los rotadores
    internos del brazo pueden compensar el
    defecto y dar la falsa impresión
    clínica de estarse produciendo la
    reinervación del antebrazo, y un
    EMG permite aclarar estos
    extremos.

    MÚSCULO
    INTERCOSTAL:
    raíces T1-T11.
    Debido a la existencia de las neuralgias
    intercostales y cuadros similares,
    ocasionalmente se solicita EMG de estos
    músculos, que en la mayoría
    de los casos explorados personalmente
    hasta la fecha con esta clínica no
    han aportado en general hallazgos con
    excesivo interés
    diagnóstico ni pronóstico
    para los pacientes, excepto en algunos
    casos con una indicación bien
    definida, como en un caso en el que
    claramente se encontraron signos
    neurógenos en la musculatura
    intercostal de un paciente al que le
    habían extirpado dos costillas
    tras un traumatismo.

    Para valorar los trazados de
    reclutamiento y los PUM en esta
    musculatura el paciente debe realizar la
    maniobra de Valsalva, por ejemplo,
    tosiendo, o se puede intentar explorarlos
    llevando a cabo una inspiración
    forzada.

    En otro paciente con
    siringomielia, dificultad para ventilar y
    neuralgia en tórax se encontraron
    en ambos lados signos neurógenos
    crónicos acusados (trazados
    simples de amplitud aumentada con
    polifasia larga estable e inestable) en
    musculatura intercostal, así como
    descargas irregulares de PUM formando una
    mioquimia, más que fasciculaciones
    (el paciente se quejaba también de
    lo que clínicamente
    parecían
    fasciculaciones).

    MÚSCULO
    INTERÓSEO DORSAL:

    raíces C8 T1. Nervio
    cubital.

    MÚSCULO PALMAR
    MAYOR:
    raíces C6 C7 C8, sobre
    todo C6 C7. Nervio mediano.

    MÚSCULO PALMAR
    MENOR:
    raíces C7 C8 T1, sobre
    todo C8. Nervio mediano.

    Partes: 1, 2, 3, 4, 5
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