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Compendio médico para neurofisiología clínica, sintetizado y alfabetizado. Letra N-O (Versión 2015) (página 5)



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20

Potenciales de acción motores
normales y en el músculo denervado
;
algunos datos sueltos: la duración de los
potenciales motores depende del músculo y
del tipo de electrodo utilizado (Petersen y
Kubelberg, 1949). La amplitud depende de la
distancia del electrodo a la fibra muscular
(Buchthal, 1957). Velocidad de conducción
en condiciones normales (sin denervación):
recién nacido, la mitad del adulto; 3
años, en el límite inferior; 5
años, similar al adulto (Baer, 1965). La
velocidad aumenta notablemente los 3 primeros
años de vida, por aumento del calibre de
los nervios, y después aumenta más
gradualmente hasta valores adultos hacia los 16
años (Gamstorp, 1963). La velocidad del
nervio cubital es mayor en el segmento proximal
que en el distal (Bolzani, 9 m/s; Magladery y
McDougal, 10-20 m/s; probablemente usaron
muestras pequeñas, porque personalmente se
ha observado que esto no se cumple por sistema, e
incluso al contrario). La velocidad por nervio
cubital es más lenta en codo que en
antebrazo (Payan, 1969; ésto, es cierto en
algunos casos, no en otros, según
experiencia propia). La velocidad es mayor en
mujeres que en hombres (La Fratta y Smith, 1969).
Existen diferencias de velocidad de hasta el
5-10% entre ambos lados (Trojaborg, 1964; e
incluso diferencias mayores, según
experiencia propia). En caso de
denervación, la amplitud de la respuesta
evocada motora, tomada en su valor absoluto, no
está en proporción con el grado o
porcentaje de bloqueo axonal en todo caso, por lo
que es preciso integrar los hallazgos de diversos
parámetros neurofisiológicos y
clínicos para llegar a una
conclusión sobre el estado de un nervio
dado en cada caso particular.

Modificaciones por desuso en el
músculo estriado
(Sunderland, 1985):
no signos de denervación; disminuye peso y
tamaño, no fibrilaciones; no aumento de
sensibilidad a acetilcolina; no aumento de
cronaxia. La experiencia acumulada personalmente
hasta el momento confirma que ciertamente no
aparecen signos EMG de denervación en la
atrofia por desuso, lo cual, por cierto, ayuda a
diferenciarla de la atrofia por
denervación. Denervación implica
atrofia, degeneración y
sustitución. Si el sarcolema está
intacto parece ser que el músculo se
atrofia pero no degenera.

Factores que influyen en la atrofia
muscular por denervación
(Sunderland,
1985): la estimulación eléctrica
carece de efecto sobre el crecimiento axonal y no
acelera el comienzo de la reinervación
(personalmente se ha intentado durante 15
años desmentir esta conclusión, y
no se ha logrado; hasta ahora se ha confirmado
que en efecto la estimulación axonal no
parece modificar en ningún sentido el
crecimiento axonal posterior a una
denervación en ningún caso; en
concreto se ha probado en docenas de casos de
parálisis facial periférica, sin
obtener ningún resultado a favor ni en
contra de la estimulación, ni diferencias
con los casos en los que no se utilizó,
por lo que se ha desechado de momento como
posible técnica de estimulación de
la reinervación, tras años
comprobándolo); la estimulación
axonal influye en el trofismo muscular (de
ahí su uso por los rehabilitadores),
aunque una vez que comienza la
reinervación, la contracción
voluntaria parece ser más eficaz para la
progresión de la recuperación de la
fuerza que la estimulación
eléctrica; la atrofia muscular no suele
ser irreversible hasta pasados 12 meses,
aproximadamente.

Reacción de
degeneración de Erb:
lo normal es que
un impulso menor de 1 ms de corriente
farádica (alterna rápida) dé
lugar a una contracción. Tras
denervación, el impulso debe ser de varios
ms y de corriente galvánica
(reacción de degeneración de Erb).
Antiguo método electrofisiológico,
en desuso, para valorar la existencia de
denervación.

Degeneración walleriana y
mulleriana:
Cuando se secciona un
axón, en sentido distal se produce la
degeneración walleriana (Waller, 1851). En
sentido proximal, hacia el soma neuronal, se
produce la degeneración mulleriana, que en
ocasiones, en nervios largos, también es
medible neurofisiológicamente y posee
algún valor clínico (por ejemplo,
si se detecta una lentificación proximal,
de hecho, ocasionamente es posible la
detección de una lentificación
sensitiva proximal en el síndrome del
túnel carpiano, en cambio, en el
atrapamiento de nervio cubital en codo es menos
probable, según observaciones personales).
La degeneración mulleriana puede derivar
en degeneración incluso del soma neuronal
de segunda motoneurona en asta anterior medular,
volviéndose entonces irreversible (no se
debe confundir ésto con una
neuronopatía, como en el síndrome
de Thévenard, o también llamado
síndrome de Denny-Brown, es decir, la
degeneración de los ganglios posteriores
en relación con carcinoma
broncogénico). En una radiculopatía
L5, la degeneración walleriana puede ser
tan acusada como para que el CMAP
registrado en tibial anterior con estímulo
en rodilla presente un bloqueo similar al que se
produce en una mononeuropatía compresiva
de nervio peroneal en cabeza de peroné,
bloqueo que puede llegar a ser incluso del 100%,
hecho a tener en cuenta en la práctica.
También se ha referido una caída de
la amplitud de la respuesta sensitiva en un 7% de
las radiculopatías (Mondelli M et al.
Sensory nerve action potential amplitude is
rarely reduced in lumbosacral radyculopathy due
to herniated disc. Clin Neurophysiol 2013; 124:
405-409).

NERVIO, LESIÓN NERVIOSA,
ETIOPATOGENIA: -Agentes

causales: deformación
mecánica (compresión, estiramiento
o tracción, fricción):

  • Compresión
    (contusión, aplastamiento,
    presión continua, etc.): suele haber
    un componente isquémico que implica
    cicatrización endoneural. Puede ser
    máxima o mínima (lesión
    de primero a quinto grado),
    instantánea o prolongada
    (aguda-crónica), continua o
    intermitente (intermitente:
    flexión-extensión), localizada
    o extensa. Hay zonas anatómicas
    más susceptibles a la
    compresión (muñeca, codo,
    rodilla, etc.). La disposición
    multifascicular confiere protección.
    Las fibras lesionadas son más
    susceptibles a la isquemia que las normales.
    En personas con menor panículo adiposo
    los nervios están menos protegidos.
    Agentes causales: cuclillas, piernas
    cruzadas, codos apoyados, presión
    sobre palma, tijeras en dedo, mala postura
    durante inconsciencia, durante parto,
    férula mal puesta, yeso mal ajustado,
    callo de fractura, banda fibrosa, aneurisma,
    tumor, adenopatía, atrapamiento,
    huesos luxados, osificaciones viciosas,
    hematomas, etc. Compresión aguda
    transitoria: puede haber complicación
    secundaria por edema, hemorragia,
    infección, fibrosis peri e
    intraneural, adherencias, complicaciones
    durante el desbridamiento. Compresión
    aguda y prolongada: el nervio puede
    transformarse en una banda de tejido fibroso
    isquémico, como el nervio peroneal por
    yeso (Neary, Ochoa et al, 1975; Neary y
    Eames, 1975).

  • Atrapamiento: espacio con
    paredes rígidas o inextensibles;
    mecanismo de lesión:
    disminución del área, con o sin
    edema del nervio (túnel carpiano,
    raíces vertebrales, nervio facial),
    irritación mecánica con
    fibrosis por fricción +/- adherencias
    restrictivas (túnel carpiano, meralgia
    parestésica, nervio occipital mayor),
    hipoxia- anoxia-isquemia (túnel
    carpiano, parálisis de Bell). El
    atrapamiento no es exactamente lo mismo que
    la compresión, por tanto. Concepto:
    dentro de las diversas formas de
    dañarse un nervio de manera focal, el
    atrapamiento consiste en un daño focal
    de un nervio debido a un daño
    mecánico local del nervio con origen
    en una causa no externa al nervio, sino con
    patogenia de origen intracanalicular. Por
    ejemplo: el nervio mediano puede quedar
    atascado o atrapado en el túnel
    carpiano, por estrechez de dicho
    túnel, y en tal circunstancia sufrir
    el nervio un estrangulamiento progresivo que
    conlleva la patología y clínica
    típicas del síndrome del
    túnel carpiano. El atrapamiento se
    distingue de la otra causa de
    estrangulamiento local de un nervio, que es
    la compresión nerviosa, que se
    diferencia del atrapamiento en que la causa
    es externa al nervio, extracanalicular, por
    ejemplo, puede comprimirse el nervio cubital
    en el codo al

  • apoyarlo de manera viciosa sobre una
    mesa mientras se utiliza el
    ordenador.

    • Estiramiento
      traumático:
      la rotura se
      produce con un estiramiento o
      tracción que oscila entre el 6 y
      el 30% (Sunderland). Cuanto mayor sea la
      velocidad de estiramiento mayor es el
      daño.

    • Fricción del
      nervio:
      túnel carpiano,
      cubital en codo, meralgia
      parestésica, interóseo
      posterior, plexo bajo (por
      angulación), etc.

    • Otros: combinaciones de
      los anteriores, proyectiles, fracturas,
      luxaciones cerradas (durante la
      luxación o durante la
      reducción), parálisis
      cubital tardía, parálisis
      obstétricas, lesión durante
      anestesia, caquexia (menos epineuro,
      neuropatía de fondo),
      congelación (edema, necrosis
      axonal y endoneuro –lesión
      de primero a tercer grado-, el perineuro
      y el epineuro resisten), quemadura,
      descarga eléctrica, isquemia
      (traumática o no
      traumática, sola o asociada a
      compresión o estiramiento; en la
      contractura isquémica de Volkmann
      puede verse implicado el nervio cubital),
      drogas, tóxicos, radiación,
      etc.

    -Mecanismo doloroso en
    síndromes de atrapamiento:
    1.
    Vascular: anoxia, compresión,
    metabolitos, descargas espontáneas
    dolorosas por alteración e
    irrigación.

    • Fricción:
      inflamación, fibrosis,
      alteraciones vasculares (meralgia
      parestésica, neuroma de Morton,
      neuralgia occipital).

    • Fibrosis constrictiva y
      tracción deformadora: alteraciones
      de irrigación, efapsis
      algógenas.

    • Causalgia.

    NERVIO, LESIÓN NERVIOSA,
    GRADOS:
    en una revisión reciente
    (Campbell W. Evaluation and management of
    peripheral nerve injury. Clinical
    Neurophysiology 2008; 119: 1951-1965
    ) se
    comparan los 3 grados de Seddon (neurapraxia,
    axonotmesis, neurotmesis) con los 5 grados de
    Sunderland (1985).

    Regeneración nerviosa:
    descrita por Ramón y Cajal
    (1909).

    La clasificación de las
    lesiones nerviosas (neurapraxia, axonotmesis
    y neurotmesis) procede de Seddon (1943) y ha
    sido modificada por Sunderland (1951) y Wyke
    (1974).

    Ochoa (1974) comprobó que la
    compresión transitoria y breve de un
    nervio (con intususcepción o
    invaginación de la mielina en ambos
    sentidos desde el punto de presión)
    produce un bloqueo nervioso recuperable y sin
    secuelas (personalmente se ha observado hasta
    la fecha que la compresión produce un
    bloqueo no recuperable en un grado variable
    si la presión se mantiene más
    de 15 minutos –regla de los 15
    minutos
    -).

    Primer grado: equivale a la
    neurapraxia de Seddon (1943), bloqueo focal
    de la conducción axonal, reversible,
    +/- desmielinización focal. La
    función simpática es la que
    menos se afecta (Trojaborg, 1970; Rudge,
    1974). No dolorosa. No fibrilaciones ni
    atrofia (Denny-Brown y Brenner, 1944),
    supuestamente, y siempre y cuando el bloqueo
    no se prolongue excesivamente, en cuyo caso
    este extremo es impredecible. Probablemente
    haya diferente susceptibilidad de fibras
    motoras y sensitivas por razones diversas.
    Recuperación en 3-4 meses, si no es
    así, suele haber lesión de
    mayor grado.

    Segundo grado: sección de
    axón+degeneración
    walleriana+endoneuro intacto y
    degeneración retrógrada
    variable+destrucción de la vaina de
    mielina del axón. Hay
    afectación simpática. Los
    músculos proximales son reinervados
    antes que los distales. El tiempo de
    recuperación (meses) es mayor que en
    lesiones de primer grado (semanas). Forma
    infrecuente de lesión.

    Tercer grado (intrafascicular): (el
    segundo y tercer grado equivalen a la
    axonotmesis de Seddon)
    axón+endoneuro+/-mínima
    desorganización del perineuro (rompen
    las fibras nerviosas pero no los
    fascíulos). Mecanismo:
    tracción, compresión (directa o
    indirecta por isquemia). En la
    compresión (o atrapamiento)
    crónica puede haber sustitución
    local de tejido nervioso por tejido fibroso.
    La degeneración retrógrada es
    notable, y mayor cuanto más proximal
    sea la lesión, con mayor
    degeneración retrógrada de
    neuronas (somas), lo cual reduce el
    número de axones para la
    regeneración. La regeneración
    es retrasada por la degeneración de
    cuerpos neuronales, la fibrosis fascicular
    (que bloquea axones y retrasa o dirige mal a
    los que brotan), la pérdida de
    continuidad del tubo endoneural, el aumento
    relativo del tiempo que permanecen denervados
    los tejidos, y cuanto mayor sea la distancia
    al punto que reinervar.

    Cuarto grado: afectación del
    perineuro. El tronco conserva su continuidad
    pero es fácil que se forme neuroma.
    Suele requerir extirpación del neuroma
    y sutura terminoterminal, porque la
    recuperación no es buena.

    Quinto grado: (los grados 3 grave, 4
    y 5 corresponden a la neurotmesis de Seddon)
    pérdida de continuidad del tronco
    nervioso. Figura en haltera
    (dumbbell) por formación de
    neuroma proximal y distal en ambos cabos. Mal
    pronóstico (algo mejor si se
    sutura).

    Lesión parcial o mixta: se
    puede observar cuando se conserva la
    continuidad del tronco.

    Lesión irritativa: debe
    descartarse afectación central. Puede
    ser la única manifestación
    asociada a la lesión nerviosa. Puede
    venir asociada a una pérdida funcional
    lenta y progresiva (e incluso intermitente).
    Puede venir asociada a la fase de
    recuperación tras una
    interrupción completa. Puede
    acompañarse de dolor local.

    NERVIO MEDIANO, ANATOMÍA Y
    CORRELACIONES CLÍNICAS:

    el nervio mediano inerva al pronador
    redondo (el ligamento de Struthers, que es un
    punto de posible lesión del nervio, es
    proximal a este músculo),
    músculo que a veces es inervado por el
    nervio musculocutáneo. Distal al
    pronador redondo (a tener en cuenta en el
    síndrome del pronador redondo)
    están los palmares y el flexor
    superficial de los dedos. Después sale
    la rama del nervio interóseo anterior
    para el flexor largo del pulgar y el pronador
    cuadrado, relaciones anatómicas a
    tener en cuenta en el diagnóstico
    topográfico. En la mano inerva al
    abductor corto del pulgar y al flexor corto
    del pulgar en su fascículo
    superficial. Se suele aceptar que el nervio
    mediano es el de la precisión y el
    cubital el de la fuerza prensora. Relaciones
    en el codo: canal bicipital interno, cubierto
    por el lacertus fibrosus del
    bíceps. Relaciones en el carpo: vainas
    digitocarpianas, ligamento anterior del
    carpo, hueso semilunar. Anatomosis de
    Martin-Gruber: anastomosis de nervio mediano
    a nervio cubital en antebrazo (15-31% de las
    personas).

    La anastomosis de nervio cubital a
    nervio mediano también se encuentra
    con cierta frecuencia durante la
    exploración EMG.

    Otro hallazgo posible es la doble
    inervación (ya sea por una verdadera
    doble inervación o como resultado de
    una anastomosis en antebrazo de las citadas
    antes), por ejemplo, la doble
    inervación motora de abductor
    pollicis brevis
    por los nervios mediano
    y cubital, que debe ser detectada (atendiendo
    a las variaciones en la morfología de
    los potenciales para mediano y cubital desde
    muñeca y codo respectivamente) para
    evitar un falso negativo en el
    diagnóstico del síndrome del
    túnel carpiano.

    Anastomosis de Riche-Cannieu: en la
    palma, entre la rama recurrente del nervio
    mediano y la rama profunda del nervio cubital
    (Russomano S et al. Riche-Cannieu
    anastomosis with partial transection of the
    median nerve. Muscle and Nerve 1995; 18:
    120-122
    ).

    En la clínica lo más
    útil en la práctica es
    comprobar el trofismo y el balance muscular
    de la eminencia ténar, así como
    detectar la presencia de alteraciones de la
    sensibilidad (hipoestesia, parestesias, etc.)
    por el territorio específico del
    nervio. En el balance muscular lo más
    útil es valorar la fuerza para la
    abducción en sentido palmar del
    pulgar. Aparte de esto, hay numerosos signos
    descritos para el mediano, y diversas
    situaciones clínicas descritas,
    algunos con un interés más
    histórico y anecdótico que
    clínico que otros, como los
    siguientes: signo de Pitres-Testut, que es la
    incapacidad para rascar sobre la mesa con la
    uña del dedo índice con la
    palma apoyada en la mesa; incapacidad para la
    pronación contra resistencia;
    incapacidad para oponer el pulgar; signo del
    puño de Claude, o incapacidad del
    pulgar para cubrir el dedo segundo al cerrar
    el puño; signo del molinillo de Pitres
    o incapacidad para girar los pulgares juntos;
    mano de simio o dedo primero en el mismo
    plano que el resto; síndrome del
    pronador redondo, del que a pesar de estar
    descrito en la literatura (por ejemplo, en
    mineros) no se ha visto personalmente
    ningún caso todavía; signo de
    Phalen; signo de Tinel, etc.

    NERVIO MEDIANO, CONDUCCIÓN
    MOTORA Y SENSITIVA EN CONDICIONES
    FISIOLÓGICAS Y EN EL SÍNDROME
    DEL TÚNEL

    CARPIANO (STC):
    generalidades:
    valores normales para la
    latencia motora distal: hay una larga lista
    de autores que han aportado tablas de valores
    normales para el nervio mediano (Dong M,
    Liveson J. Nerve Conduction Handbook,
    Philadelphia: FA Davies Company;
    1989
    ).

    Tomar valores absolutos de la
    latencia motora distal desde muñeca
    como criterio diagnóstico no sirve si
    no se supera el límite superior normal
    y hay sospecha clínica de
    alteración de este
    parámetro.

    Lo mejor para este
    diagnóstico es recurrir a valores
    relativos, como el descrito por
    Johnson, para la comparación
    entre la conducción sensitiva por los
    nervios mediano y cubital (DLEPS, o
    diferencia de las latencias entre los
    potenciales sensitivos antidrómicos de
    nervios mediano y cubital con registro en
    cuarto dedo).

    El valor máximo de la
    latencia motora distal (punto de corte para
    detectar el atrapamiento de nervio mediano en
    muñeca) ha sido cifrado hasta en 5 ms
    (Thomas). Según observaciones
    personales el límite alto absoluto
    para la latencia motora distal en sujetos
    sanos es 4,8 ms, no habiendo encontrado nunca
    sujetos normales con 5 ms de latencia motora
    distal, como los que señala Thomas. No
    obstante, en una persona con la mano
    pequeña, 4,8 ms puede indicar un
    atrapamiento en grado acusado, de modo que
    este valor absoluto por sí solo no
    sirve para el diagnóstico objetivo del
    atrapamiento y del grado de atrapamiento con
    frecuencia. La comparación con el
    nervio mediano contralateral puede ayudar,
    sobre todo si el otro lado es normal, y
    también la comparación con la
    latencia motora distal por nervio cubital.
    Además la temperatura de la mano debe
    ser de 33 grados C, al menos, para que la
    latencia motora distal sea fiable como
    parámetro para el
    diagnóstico.

    En raras ocasiones puede haber
    afectación sólo motora en el
    síndrome del túnel carpiano
    (STC), sin afectación sensitiva
    (sólo se han visto dos casos en los
    que esto fuese cierto de manera fehaciente,
    de entre las varias decenas de miles de casos
    de STC atendidos personalmente).

    El hallazgo en el EMG de
    alteración motora por nervio mediano
    con normalidad sensitiva no indica de manera
    patognomónica la existencia de un
    síndrome del túnel carpiano,
    pues la latencia motora distal puede estar
    aumentada en diversas neuronopatías
    motoras con importante degeneración
    walleriana de las fibras axonales motoras,
    como puede ocurrir por ejemplo, en la
    siringomielia, algo que ya se ha comprobado
    en algún caso también
    (precisamente, en estos casos, y según
    observaciones personales, la clave para el
    diagnóstico del STC es el
    ILT).

    Lee (Lee K et al. Usefulness of
    the median terminal latency ratio in the
    diagnosis of carpal tunnel syndrome. Clinical
    Neurophysiology 2009; 120: 765-769
    ) ha
    encontrado que, entre las exploraciones
    motoras, el índice de latencia distal,
    o ILT, es la más sensible, con un
    81,8% de sensibilidad.

    Según Roberti, los controles
    mensuales están indicados en el STC en
    casos con diagnóstico poco claro, pues
    el tratamiento precoz es favorable. La
    experiencia propia indica que ésto es
    cierto, pues un atrapamiento muy leve (por
    ejemplo, con una DLEPS mayor de 1 ms) puede
    permanecer invariable durante décadas
    o progresar a un bloqueo acusado del nervio
    en días, con otras situaciones
    intermedias posibles también, por lo
    que hay que procurar tender hacia el
    tratamiento precoz en este síndrome,
    antes de que el bloqueo sea tan acusado que
    ensombrezca el pronóstico (Roberti
    RF. Fisiopatología de las
    neuropatías traumáticas agudas
    y crónicas. En: Conferencia
    internacional sobre neuropatías
    periféricas.Eds Refsum S, Bolís
    CL, Portera A.Ed Excerpta Médica.
    Barcelona, 1982
    ).

    Algoritmo diagnóstico:
    la AAEM sugiere, como algoritmo
    diagnóstico para el síndrome
    del túnel carpiano, lo
    siguiente:

    • Si la conducción
      sensitiva por nervio mediano está
      alterada a través de la
      muñeca (13-14 cm) se debe
      comprobar la conducción sensitiva
      por un nervio adyacente del mismo miembro
      (estándar). Si es normal, se debe
      practicar una de las siguientes:
      comparación mediano-cubital de la
      conducción sensitiva o mixta de
      palma a muñeca (7-8 cm;
      estándar), comparación
      sensitiva mediano-cubital (dedo cuarto) o
      radial-mediano (dedo primero) en el mismo
      miembro (estándar).

    • Conducción motora por
      nervio mediano con registro en eminencia
      ténar y otro nervio motor,
      incluyendo latencia motora distal
      (línea directriz).

    • Otros nervios
      (opcional).

    • EMG de músculos de C3 a
      T1, incluyendo eminencia ténar
      (opcional).

    AAEM, American Academy of
    Neurology, American Academy of Physical
    Medicine and Rehabilitation. Practice
    parameter for electrodiagnostic studies in
    carpal tunnel syndrome: summary statement.
    Muscle Nerve 2002; 25: 918-22.

    Parámetros útiles para el
    diagnóstico:
    en la actualidad la
    experiencia personal lleva a dar prioridad,
    para el diagnóstico del STC, a los
    siguientes parámetros EMG para el
    diagnóstico del STC:

    • La DLEPS (diferencia de
      las latencias entre los potenciales
      sensitivos antidrómicos de nervios
      mediano y cubital con registro en cuarto
      dedo).

    • La DLEPM.

    • La latencia motora distal por
      nervio mediano (LMD; con recurso
      ocasional a la latencia motora distal por
      nervio cubital del mismo lado para
      comparación y para descartar
      polineuropatía motora, y con
      recurso ocasional a la comparación
      contralateral).

    • La latencia sensitiva distal
      (LSD).

    • La velocidad sensitiva por el
      nervio mediano (VCS, y
      ocasionalmente por el nervio cubital,
      para comparación y para descartar
      polineuropatía
      sensitiva).

    • La valoración EMG
      del abductor corto del pulgar.

    • Ocasionalmente se utiliza el
      ILT también.

    • Pendiente de la respuesta
      sensitiva (rise
      time
      ).

    Latencia motora distal: en
    una serie propia, formada por 263 nervios
    medianos de personas sin el síndrome
    del túnel carpiano (ni otro tipo de
    neuropatía), con edades que iban desde
    la segunda a la octava década, se
    obtuvieron latencias motoras distales
    que iban desde 2,2 ms (límite
    inferior para ambos sexos en esta serie)

    hasta 4,7 ms (límite superior
    normal para mujeres)
    y 4,8 ms
    (límite superior normal para varones
    en esta serie
    ). Andreu et al definen un
    límite inferior de 4,2 ms para la
    latencia motora distal, por encima del cual
    encuentran el hallazgo patológico,
    algo que evidentemente es discutible, y una
    diferencia mínima entre la latencia
    motora distal del mediano y del cubital de
    1,4 ms, por encima de la cual la del mediano
    se podrá considerar patológica,
    algo que no se ha comprobado personalmente
    (Andreu JL et al. Local injection versus
    surgery in carpal túnel syndrome:
    Neurophysiologic outcomes of a randomized
    clinical trial
    ).

    Aumento del valor de la latencia
    motora distal como parámetro EMG: debe
    tomarse con precaución el valor
    absoluto de la latencia motora distal, y
    procurar referirlo al contexto de un modo
    sensato. Por ejemplo, 4,8 ms pueden indicar
    un atrapamiento acusado en una persona con
    una mano pequeña, y ser un valor
    normal en una persona con una mano grande,
    por lo que el valor absoluto de la latencia
    motora distal no debe ser lo único a
    tener en cuenta para confirmar o descartar el
    diagnóstico de atrapamiento, aunque es
    un criterio útil (sobre todo si se
    superan los 4,8 ms). Cuando se superan estos
    4,8 ms hay que verificar que la temperatura
    sea de al menos 33 grados C en la mano, y se
    puede confirmar también que la
    latencia motora distal por cubital sea
    normal, para evitar un falso positivo debido
    a una polineuropatía motora de fondo.
    Excepcionalmente un Charcot-Marie-Tooth o una
    siringomielia pueden confundirse con el STC
    por un aumento de la latencia motora distal,
    y para distinguirlos podría ser
    útil la detección de normalidad
    sensitiva en la siringomielia, en caso de
    presentarse así, lo cual sería
    incompatible con STC en este caso, y el
    recurso al ILT (véase más
    abajo) en el caso del Charcot-Marie-Tooth
    (enfermedad en la que no se puede recurrir a
    las respuestas sensitivas por su ausencia
    generalizada).

    En una serie propia de 174 nervios
    atrapados en muñeca, la latencia
    motora distal por nervio mediano iba desde 3
    ms (en mujeres) y 4,1 ms (en varones) hasta
    17,2 ms (y con ausencia de respuesta motora
    por bloqueo motor a mano completo en 4 casos
    de los 174, un 2%). El límite superior
    normal en la serie de 263 sujetos normales
    para la latencia motora distal por mediano
    fue de 4,7 ms para mujeres y 4,8 ms para
    varones, valores superiores a esos 3 ms y 4,1
    ms para el límite inferior de la
    latencia motora en sujetos con atrapamiento
    (se superpone largamente el rango normal con
    el patológico), lo cual quiere decir
    que el valor absoluto de la latencia motora
    distal por mediano no resulta ser tan
    sensible como la DLEPM, de hecho, de los 174
    sujetos con atrapamiento, fueron 100
    (sensibilidad del 57%) los que tuvieron la
    latencia motora por encima del límite
    superior normal de 4,7 ms en el caso de las
    mujeres, o de 4,8 ms en el caso de los
    varones. De todos modos, una latencia motora
    alargada por mediano, con latencia normal por
    cubital, es un parámetro seguro en
    cuanto a su especificidad (si se tienen en
    cuenta las precauciones técnicas y
    clínicas citadas) y que tampoco hay
    por qué excluir del protocolo, sobre
    todo teniendo en cuenta que en la serie de
    263 sujetos no se pudo efectuar la DLEPM en 5
    ocasiones (2%), mientras que la latencia
    motora distal se puede efectuar en casi todos
    los pacientes.

    DLEPM: Kimura también
    añade el valor de la velocidad motora
    en túnel carpiano como criterio
    diagnóstico. El límite inferior
    normal para Kimura para este parámetro
    es 38 m/s), aunque en la actualidad
    personalmente ya no se usa, al encontrar
    más práctico para el
    diagnóstico del STC el recurso a la
    latencia motora distal, la DLEPM, la DLEPS,
    la latencia sensitiva distal y las
    velocidades sensitivas por los nervios
    mediano y cubital, que son los
    parámetros más utilizados
    personalmente por sistema. Según
    observaciones personales, un parámetro
    con algún posible interés
    diagnóstico para el STC es el de la
    interlatencia motora entre muñeca y
    palma, es decir, los milisegundos de
    diferencia entre las latencias motoras
    distales estimulando desde muñeca (con
    el polo activo del estimulador hacia la
    muñeca) y estimulando desde palma (con
    el polo activo apuntando hacia la
    muñeca también, es decir,
    invertido respecto de la posición
    desde muñeca) y registro en abductor
    corto del pulgar. A este parámetro
    podría llamársele DLEPM, o
    diferencia de latencias entre potenciales
    motores
    , que no es más que una
    derivación técnica a partir del
    cálculo de la velocidad de
    conducción motora en el túnel
    carpiano que se acaba de citar. En una serie
    propia de 263 nervios medianos normales, la
    DLEPM normal fue de 0,9 ms a 2,5
    ms
    en 258, y en 5 (2%) no fue posible
    obtener la magnitud de este parámetro
    por artefacto. Mediante observaciones
    personales se ha comprobado por tanto que
    el límite superior normal para
    la diferencia de latencias entre los
    potenciales motores estimulando en
    muñeca y palma , DLEPM, es de 2,5
    ms
    , y que por encima de este valor la
    DLEPS está alterada en todos los
    sujetos con STC, por lo que este valor de 2,5
    ms sí que parece interesante
    clínicamente, al ser
    específico, sin falsos positivos,
    aunque sí con falsos negativos, por
    falta de sensibilidad de este
    parámetro, la DLEPM. Esta falta de
    sensibilidad de la DLEPM obliga a recurrir en
    cada paciente a varios parámetros por
    sistema, no siendo recomendable reducir la
    exploración a uno solo de ellos, de
    ahí que cuando sea posible (cuando no
    haya bloqueo sensitivo en cuarto dedo)
    conviene obtener la DLEPS también, por
    ejemplo.

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