Los principios éticos de los trabajadores sociales a la luz de la concepción ética martiana
Resumen
El estudio y la aprehensión de la
concepción ética
martiana constituyen una herramienta imprescindible en la
formación y la reafirmación de los valores
morales fundamentales y consecuentemente un potente
instrumento para la formación de las nuevas generaciones
de cubanos en general y en la preparación de los futuros
profesionales del trabajo social en
particular.
La ética martiana debe establecerse en la educación, no
sólo en el plano teórico sino en el
práctico. En la medida en que introduzcamos a los
estudiantes de trabajo social
en los valores
martianos durante su formación, germinarán en ellos
el espíritu de colectivismo, el amor al
trabajo y la solidaridad
humana, el honor, la dignidad, el
orgullo, la valentía, son cualidades indispensables para
lograr la firmeza de carácter, la autoafirmación y la
conservación de la integridad como persona
independiente e insobornable que se mantendrá firme e
impenetrable en todo momento.
El objetivo del
presente trabajo ha sido, relacionar de algunos principios
éticos de los trabajadores sociales cubanos con la
concepción ética martiana para la formación
de estos profesionales.
Este trabajo puede constituir una alternativa
teórica para el trabajo de
fomento y fortalecimiento de los valores
éticos que deben caracterizar a los trabajadores
sociales.
Palabras Claves: Formación de Trabajadores
Sociales, Principios Éticos, Concepción
Ética Martiana
Introducción
La vida, la obra y el pensamiento de
José Martí
pueden ser vistos desde muy diversos ángulos, en la medida
en que abarcan una inagotable variedad de aspectos. La grandeza
de su obra está en todo lo que produjo, desde los Versos
Sencillos hasta el más entusiasta de sus discursos
revolucionarios. Su arista ética, se dispersa aquí
y allá, para surgir en el lugar más inesperado para
iluminar la senda de su actuar.
La influencia del pensamiento martiano en los cubanos es
tal que aún hoy día, a más de un siglo de su
muerte, parece
ser Martí
una vez más quien se eleva en figura protectora y
aglutinadora de los cubanos. No hay proyecto en
nuestro país sin el ideario martiano pues su pensamiento
es la base de todo sentido de identidad y
nacionalidad
del pueblo cubano.
Las ideas éticas de José Martí
adquieren particular importancia en la formación de las
nuevas generaciones, pues en este se recogen los postulados
educativos esenciales para la formación de un hombre nuevo,
capaz de defender las conquistas alcanzadas por varias
generaciones de cubanos, encabezados desde hace más de
medio siglo por nuestro Comandante en Jefe, quien ha hecho
realidad las ideas de José Martí y ha demostrado,
con su intachable conducta, ser el
máximo exponente de la ética martiana.
La ética martiana debe instaurarse en la educación, no
sólo en el plano teórico sino en el
práctico. En la medida en que introduzcamos en los
niños y
jóvenes los valores martianos durante la formación
de su personalidad,
surgirán en ellos el espíritu de colectivismo, el
amor al
trabajo y la solidaridad humana. El honor, la dignidad, el
orgullo, la valentía, son cualidades indispensables para
lograr la firmeza de carácter, la autoafirmación y
la conservación de la integridad como persona
independiente e insobornable que se mantendrá firme e
impenetrable en momentos difíciles como el que estamos
atravesando.
La crisis de los
90"s en Cuba, hizo que
se tomaran un grupo de
medidas que apuntaban en lo fundamental a conseguir detener el
deterioro económico y una recuperación paulatina de
la economía en su conjunto, y muy
particularmente de algunas actividades económicas y de la
población vinculada a esas actividades. Sin
embargo, también generaron algunos efectos no buscados,
agudizándose así, ciertas diferencias existentes y
determinadas limitaciones del modelo social
aplicado, que ya se habían detectado desde finales de la
década de los años 80. Bajo este contexto se
necesita transformar la gestión
de la política
social, pasando de un modelo de atención y asignación muy poco
diferenciado, a otro mucho más personalizado. Es a partir
de esta nueva concepción, que resurge la figura del
trabajador social como eje central para la consecución
de los fines propuestos.
Los profesionales del trabajo social necesitan desde su
formación desarrollar la conciencia
ética como una parte fundamental de la práctica
profesional de los trabajadores sociales. "Su capacidad y
compromiso para actuar éticamente es un aspecto esencial
de la calidad del
servicio que
ofrecen a quienes hacen uso de los servicios de
trabajo social"[1].
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