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¿Qué es la conciencia? Mente, conciencia y subjetividad (página 3)



Partes: 1, 2, 3

Habiendo visto cómo se define la vida, parece
claro que la conciencia podría definirse como una
propiedad de un sistema con ciertas características. Con
la conciencia hay que llevar a cabo el mismo ejercicio, dado que
tampoco se puede extirpar del cerebro para colocarla sobre la
mesa de exploración para una descripción
concreta.

La conciencia se debería describir a partir del
grupo de características o propiedades (cualidades propias
o peculiares) que definirían a la información
procesada en el tejido nervioso, de tal manera que dicha
información pueda ser categorizable como consciente, o
dicho de otro modo, de tal manera que la mente disfrute de la
propiedad de la conciencia, y otro sistema sin estas cualidades,
no.

¿Es la efectividad una cualidad necesaria para que un
sistema sea consciente?

Para que la conciencia sea posible, probablemente sea
necesario que la mente sea efectiva, como característica
primera. Ésto podría parecer una perogrullada, ya
que es evidente la patencia de la experiencia consciente desde el
punto de vista del yo, y se presupone, pero es que la experiencia
consciente forma parte de la realidad, y la realidad, con o sin
conciencia, se caracteriza precisamente, y por definición,
por la patencia, por lo patente de su presencia (lo cual aunque
no sea una perogrullada, no deja de ser una tautología,
pero es que lo de la patencia de lo patente no es un asunto que
haya quedado resuelto).

La mente es información abstracta, pero es
patente porque lo abstracto también forma parte de la
realidad.

Por efectividad de la mente se entiende la
detectabilidad de la información abstracta, pues efectivo
significa real, detectable, patente, que tiene lugar, que tiene
efecto (y no hay que confundir "tener efecto" con "hacer efecto",
por ejemplo, si uno está enfermo, toma un medicamento y se
cura, lo que hace efecto es el medicamento, y lo que tiene efecto
es la curación).

Efectivo es lo contrario de irreal, indetectable,
virtual, latente.

¿Significa efectivo lo mismo que eficaz?

No hay que confundir la palabra efectivo con la palabra
eficaz; un fármaco, si cura, es eficaz, no efectivo. Lo
que sería efectivo, en el caso de la curación,
sería la curación; lo eficaz es lo que hace efecto,
el fármaco; lo efectivo es lo que tiene efecto, la
curación. Lo real es lo que tiene efecto, lo que tiene
lugar, lo que ocurre, lo efectivo, lo detectable, lo
patente.

¿Es la mente una realidad virtual?

Lo que no ocurre no es detectable, así que no es
real. Al no ser detectable se lo denomina irreal, o virtual, o
latente. Por esto mismo, cuando se denomina realidad virtual a
las imágenes por ordenador, se comete un error similar al
de calificar como efectivo a un fármaco que cura; se trata
de errores que llevan a la confusión, y, por tanto, a la
dificultad en la transmisión de un mensaje, o a
conclusiones equivocadas. Ha de quedar claro que las
imágenes por ordenador en sentido estricto no son
virtuales (aunque sí en sentido figurado), ni tampoco las
imágenes mentales son virtuales, ya que dichas
imágenes mentales son detectables, son reales, son
patentes, por ejemplo, son perceptibles de manera evidentemente
patente. La expresión realidad virtual es, de hecho,
contradictoria y absurda, aunque se utilice en sentido figurado y
como oxímoron, al hacer referencia a las imágenes
generadas con un ordenador, por ejemplo.

¿Es real, detectable, toda la realidad?

La realidad conocida, lo detectado hasta ahora, parece
formado esencialmente por partículas elementales
(descritas mediante la mecánica cuántica) y sus
interacciones. Las propias partículas elementales son
elusivas a la hora de tratar de comprenderlas desde la
ontología, pues no se detectan por ellas mismas, sino por
los efectos en los sistemas de medición que producen las
interacciones de dichas supuestas partículas.

La realidad es fundamentalmente incomprensible desde un
punto de vista intuitivo hasta el momento, por su carácter
contraintuitivo. Las partículas elementales son
incomprensibles de manera racional, son inimaginables. Su
naturaleza y comportamiento son extraños, a pesar de ser
lo que seríamos en esencia, de acuerdo con lo comprobado
hasta ahora.

Algunas partículas elementales son tan elusivas a
la detección que se denominan, de hecho, virtuales. Por
ejemplo, los fotones que intercambian las moléculas
orgánicas en una "cascada" de reacciones
bioquímicas, en una célula, pueden ser virtuales o
indetectables, si los campos electromagnéticos que
intercambian los fotones están superpuestos, si es
acertada la descripción del mecanismo de transferencia de
Förster (un campo y una partícula parece ser que son
lo mismo, y ésta sería la justificación de
esta rareza, en este caso). Y éste es sólo un
ejemplo de los problemas a la hora de definir qué es la
realidad, de manera que el propio concepto de realidad
está en permanente revisión.

¿Es necesaria la capacidad de abstracción para
que un sistema se pueda considerar consciente?

Por abstracción se entiende aquí a la
referencia al carácter representativo, o inconcreto, de la
información consciente. Lo concreto es aquéllo que
es lo que es y no es otra cosa, aquello que es de por sí.
Lo concreto no es, por tanto, reducible a otra cosa a todos los
efectos. Cuando se percibe una manzana se toma por concreta en la
práctica, pero sólo al efecto de su
percepción a simple vista, ya que por lo demás,
dicha percepción objetiva carece de concreción,
pues, por ejemplo, es reducible a un procesamiento neural basado
en la complejidad y la multiplicidad, de modo que dicha manzana
mental no sería concreta desde cualquier punto de vista,
es decir, en cualquier escala, a diferencia de lo verdaderamente
irreducible, como las partículas elementales, que
sí parecen ser concretas a cualquier efecto.

Tanto los fermiones, o electrones, neutrinos y quarks,
como sus bosones y sus interacciones son irreducibles a otra
cosa, que se sepa, como aclara Ynduráin en su libro
Electrones, neutrinos y quarks.

De modo que la concreción de la manzana a simple
vista es real, pero no lo es a todos los efectos, así que
no lo es, sólo lo parece a simple vista (una
digresión lógica y evidente a partir de esta
afirmación sería que por tanto tal vez no
sería preciso ser concreto para existir; pero la contra-
argumentación también lógica subsiguiente
sería: si algo inconcreto existe, será contingente,
y por tanto, ¿se puede considerar que existe algo que es
contingente y que en consecuencia no es eterno? Ésto
llevaría al concepto de eternidad como necesidad
lógica de algún modo, dado que se diría que
de hecho, y también de algún modo, existimos, o
llevaría al menos a la idea actual de algunos
físicos según la cual podría tener lugar el
"plegamiento de dimensiones", tal vez incluida la del tiempo, lo
cual quizá haría posible la existencia al margen
del tiempo y sin que nada físico ocurra por tanto…
pero todo ésto ya es excesivamente especulativo,
inimaginable e incomprensible, así que volvamos con el
cerebro, acerca del cual, dentro de nuestros límites,
poseemos bastante certeza sobre su existencia en el interior del
cráneo de la mayoría de las personas).

¿Es
necesaria la sensibilidad para que un sistema sea
consciente?

Por sensibilidad se entiende que el sistema que ha de
procesar información consciente en representación
de algo tiene necesariamente que reaccionar ante ese algo cuando
lo tenga delante, y al menos en un número significativo de
ocasiones.

La sensibilidad, evidentemente, depende de dos factores
fundamentales: los órganos de los sentidos, y la
excitabilidad celular. La sensibilidad depende de la propia
vitalidad, y de la forma en que los seres vivos han evolucionado.
Así que sin vida, sin actividad bioquímica, y sin
una evolución natural de ciertas formas orgánicas
en particular, formas de órganos de los sentidos en
concreto, y por tanto con receptores sensoriales,
difícilmente se podría estar hablando aquí
de la conciencia como propiedad de la mente,
posiblemente.

¿Es necesaria la especificidad para que un sistema sea
consciente?

Otra propiedad característica de la mente para
que haya conciencia debería ser la especificidad. Por
especificidad se entiende que el sistema nervioso ha de dar
cuenta de lo que da cuenta, y viceversa, no ha de dar cuenta de
lo que no da cuenta, así que debe conocer lo que conoce y
como lo conoce, sin confundirse. Ésto es fácil de
entender también: los ojos, por ejemplo, responden a la
luz específicamente, y los oídos a los sonidos, no
a otra cosa, etc.

¿Es necesaria una cuantificación de la
información abstracta para que haya conciencia?

Por cuantificación se hace referencia a que la
información abstracta que se procesa en el cerebro es
medible físicamente, cuantificable. No puede ser de otro
modo, ya que lo que el cerebro genera, conduce, transmite y
comunica son impulsos nerviosos bioeléctricos que pasan de
una neurona a otra, es decir, pasan de uno en uno, de manera
cuantificada, potencial de acción a potencial de
acción (ésto da pie a que la información
pueda ir codificada, por otro lado).

La cuantificación de la información mental
posiblemente se produzca de diversas maneras, y en diversas
escalas, no sólo mediante la transmisión de la
información potencial a potencial en cada sinapsis. Por
ejemplo, se ha comunicado la posibilidad de la existencia de un
cuanto de conciencia de 12,5 ms, por debajo del cual no
sería posible discriminar dos objetos auditivos como
distintos. La fuente bibliográfica para este dato es la
siguiente: Kristofferson A.B. Quantal and deterministic timing in
human duration discrimination. Ann N.Y. Acad. Sci. 1.984; 423:
3-15.

¿Es necesaria la codificación para que un
sistema sea consciente?

Con codificación se quiere decir que dicha
información mental, por estar cuantificada, puede
organizarse en forma de código y así disponer de
símbolos a los que adjudicar, de manera innata, adquirida,
o ambas, un significado, como el de manzana.

Dicho código puede formarse, evidentemente,
gracias la estabilidad del sistema, dado que cada neurona
disparará de un momento a otro un tren de potenciales de
manera igual, dentro de un margen de error aceptable, a como lo
había hecho previamente.

El pensamiento es la computación de
símbolos, y éso es lo que hace el cerebro, computar
símbolos.

¿Es el ismorfismo necesario para que haya
conciencia?

Isomorfismo quiere decir que un objeto mental con un
significado es isomórfico con el objeto concreto al que
representa, que tiene su misma forma. Ésto no es del todo
cierto, pero, al establecerse un significado, se da por cierto en
la práctica… e incluso hasta cierto punto
ésto es literalmente cierto en algunos casos, como se sabe
por la forma del homúnculo de Penfield. En otros casos lo
de la misma forma se referirá no a una igualdad literal
entre la forma de un objeto y la de su representación en
el cerebro, sino a que la representación en el cerebro
será constante, la misma (el mismo código), y por
tanto igual para ese objeto de un momento a otro, y
compatible.

¿Qué es el
isomorfismo?

El isomorfismo, en su definición
matemática, consiste en la correspondencia
biunívoca entre dos conjuntos de cosas. El concepto de
isomorfismo indica que, dados dos conjuntos, 1 y 2, entre sus
elementos se establece una correspondencia biunívoca, lo
cual quiere decir que a un elemento A, del conjunto 1, le
corresponderá el elemento B, del conjunto 2, y no otro, lo
cual implica una interacción peculiar, sistemática,
entre 1 y 2. Habrá un isomorfismo, entre 1 y 2, si al
evolucionar 1, por ejemplo, si en 1 tiene lugar una
interacción entre A y A´, entonces, al observar 2,
se comprobará que a la vez habrá tenido lugar en 2
una interacción entre B y B´ con correspondencia
biunívoca. En tal caso, 1 y 2 serán
isomórficos.

¿Es posible el isomorfismo para el sistema
nervioso?

En la práctica existe la posibilidad del
isomorfismo entre sistemas, en general, y el cerebro en
particular es un sistema capaz de lograr dicho isomorfismo en la
práctica con un error despreciable en la escala en la que
dicho isomorfismo sea efectivo (detectable). Por ejemplo: cuando
un objeto cae por su peso, se percibirá que cae, en
condiciones normales, y en ausencia de algo que lo impida, y,
así, el comportamiento subsiguiente será congruente
con la realidad tal como está ocurriendo y como se percibe
que está ocurriendo: que un objeto está cayendo, en
este caso.

¿Es la posible capacidad para el isomorfismo del
sistema nervioso una analogía sin sentido?

Bertalanffy trata el asunto de los isomorfismos en la
naturaleza en su Teoría general de sistemas, donde
previene contra la confusión entre los isomorfismos y las
"analogías sin sentido". En este ensayo se podrían
estar planteando analogías sin sentido que podrían
estar pasando desapercibidas, por ejemplo: ¿tiene que ver
el carácter particular de la subjetividad, al que se ha
hecho mención previamente, y por tanto su aspecto a simple
vista de objeto mental con carácter único e
individual (irreducible), con el carácter también
particular (irreducible) de las partículas elementales, o
se trata de una mera analogía sin sentido? Esa capacidad
del cerebro para establecer un isomorfismo efectivo como tal a
simple vista con un error despreciable en la práctica, sea
o no una analogía sin sentido, posiblemente sea un rasgo
útil desde el punto de vista evolutivo, y posiblemente sea
una de las razones por las que el sistema nervioso ha sido
seleccionado como sistema para controlar el comportamiento motor
en animales con capacidad de movimiento motriz autónomo
(que son los animales que necesitan sistema nervioso) mediante el
recurso a información consciente.

¿Es necesaria la coherencia para tener
conciencia?

La coherencia, entendida en esta ocasión como
congruencia, o ausencia de contradicción, es
también importante, pues entre otras cosas hace posible
que un significado sea el adecuado al objeto del entorno (a la
parte de la realidad del entorno que se toma por objetiva)
representado. Por ejemplo, si el cerebro otorgase el significado
pera al objeto mental manzana, el resultado probablemente
terminaría por no ser conveniente a ciertos
efectos… y no digamos si confundimos manzana y
tigre.

¿Es necesaria la compatibilidad para que un
sistema?

manifieste la propiedad de la conciencia? La
compatibilidad tiene que ver con la coherencia/congruencia, y
tiene que ver con que el objeto mental no sólo ha de ser
coherente con el objeto representado: no sólo el cerebro
ha de pensar en una manzana si se ve una manzana, sino que
además ha de ser compatible, ha de pensarse en una manzana
no sólo si se trata de una manzana, sino además
cuando se trate de una manzana, ambos objetos han de ser
coherentes entre sí para ser compatibles.

¿Se pueden hacer predicciones correctas sobre un
sistema conociendo sus propiedades de manera correcta?

La conciencia y la subjetividad son propiedades del
sistema nervioso, como la suma es una propiedad de la
aritmética. Si un sistema está organizado y es
suficientemente estable, resultará posible encontrar
patrones de comportamiento constantes a partir de los cuales
abstraer sus propiedades, y predecir resultados en mediciones
sobre el sistema con un error despreciable. Por ejemplo: se puede
predecir que 1+1 será mayor que 1 en el sistema
aritmético, y se puede predecir, por la propiedad de la
conciencia, que, si un individuo consciente pone una mano sobre
la llama de una vela, apartará la mano.

¿Puede tener percepción subjetiva una
hormiga?

La información consciente transmitida entre
neuronas a escala microscópica no debería ser
considerada subjetiva, pues la subjetividad parece una propiedad
emergente, dado que sólo tenemos percepción
subjetiva a simple vista, a escala macroscópica
(confinada), y por tanto la subjetividad parece depender de
cierta complejidad para emerger, para volverse algo detectable,
amén de cierta estructuración morfofuncional
probablemente específica, y de la efectividad de cierta
escala (macroscópica, dado que no somos capaces de
percibir a simple vista lo microscópico). Dicha
complejidad y peculiaridad una sola sinapsis probablemente no la
aportará.

Un sistema nervioso con cierta complejidad, como el de
una hormiga, también procesa información, y
posiblemente consciente, como revela su comportamiento,
así que su comportamiento habrá de ser considerado
consciente, aunque rudimentario en comparación con otros.
Sin embargo, es dudoso que una hormiga perciba la realidad como
sujeto. En caso de que no, sólo su comportamiento
sería consciente. Es posible que una hormiga no posea una
mente subjetiva, y por tanto difícilmente tendrá,
por ejemplo, sentimientos, o algo así como un yo
consciente de sus emociones y que sufra por ello… y menos
aun empatía y que por tanto sufra por sus
congéneres, o quizá sí, ¿quién
sabe? Para saberlo habría que comprobarlo, y para
comprobarlo habría que saber qué comprobar (entre
otras cosas, y posiblemente, una sincronización de fase
transitoria entre señales neuronales simples, como se ha
dicho en la introducción y se dirá más
adelante en este ensayo).

Puede ser consciente un protozoo? Un protozoo, un ser
vivo unicelular, se comporta como un ser vivo individual pero sin
sistema nervioso, un ser vivo que no procesa información
abstracta. ¿Será al menos consciente el
comportamiento de un protozoo, como quizá ocurre con el de
una hormiga? Un protozoo, como ente, también se basa en la
autoorganización, y su comportamiento se puede considerar
por tanto propositivo, pero no parece que integre su
comportamiento integrando información abstracta, por lo
que no debería poder ser considerado
consciente.

Mírese más de cerca un protozoo, un
"globito gelatinoso" al microscopio óptico, hasta
distinguir los objetos que lo componen: un gran montón de
moléculas (estados ligados de átomos), un
montón de objetos proteiformes que chocan entre sí
millones de veces por segundo en función de su afinidad,
avidez y cohesión. Algunas de las moléculas de la
membrana del protozoo actúan como receptores de los
estímulos del medio externo al protozoo, el charco en el
que flota y vive, por ejemplo. Si un receptor de la membrana del
protozoo responde a un estímulo específico, dicho
receptor cambiará de estado, pero dicho cambio de estado,
a diferencia de lo que hacen las sinapsis, y, aunque el cambio de
estado en el protozoo también suponga una
comunicación de información que preludia un posible
comportamiento propositivo (propositivo, pero no consciente), el
cambio de estado en el protozoo no supone una abstracción
del entorno, y por tanto no supone una toma de conciencia del
medio.

Cuando colisionan las moléculas que configuran el
proceso físico sistemático llamado protozoo (vivo),
la cadena de cambios moleculares mantienen al protozoo comunicado
con el medio, pero el protozoo no se abstrae del entorno, se
continúa con él, y sin abstracción no parece
que pueda haber conciencia (y tampoco subjetividad,
entonces).

¿Por qué el proceso vital de un protozoo no
supone una abstracción de la realidad que le rodea?

Supongamos que un estímulo (por ejemplo, una
molécula de alimento flotando en una charca), al que se
podría llamar E1, choca con la molécula P1 de la
membrana del protozoo, receptora específica de E1. P1
cambiará a un nuevo estado conformacional, el estado P2.
P2 ahora choca con otra molécula dentro del protozoo, con
Q1, específica a su vez para la interacción con P2.
La información que P2 comunica a Q1 no es
información codificada que abstrae a P1, sino que
únicamente comunica a Q1 información sobre el
estado de P2. Para Q1, P1 es un desconocido ya, no ha sido
codificado por el sistema y por tanto no hay ya un símbolo
representativo de P1 y con ese significado, y también E1
será ya un desconocido. Aunque P2 es P1 en otro estado, no
es P1, por lo que Q1 no va a poder dar cuenta de P1 a la
siguiente molécula de la cadena con la que Q1 se encuentre
a continuación. Q1 tampoco será E1, ni su
representación, sino el siguiente eslabón de una
cadena de información concreta:
E1-P1-P2-Q1-etc.

La secuencia de comunicación de
información que empieza en el medio continúa en el
protozoo, y dicho proceso informativo hace posible la
integración de un comportamiento propositivo, por la
congruencia de todo el sistema, por evolución
filogenética y ontogenética en ese sentido de las
piezas en juego (por conveniencia evolutiva), pero dicha
información difícilmente se podrá considerar
consciente, pues, de entrada, no abstrae el entorno, se
continúa con él, de modo que el comportamiento,
aunque se ajusta al entorno de un modo categorizable a usos
prácticos como propositivo, lo hace inconscientemente, de
manera mecánica y ajustada mediante diversos sistemas de
regulación, pero de manera incontrolada, es decir,
inconsciente (ni siquiera de manera refleja).

El protozoo es un eslabón en una cadena, no forma
una cadena paralela que representa a otra cadena de manera real,
sensible, específica, cuantificada, codificada, abstracta,
isomórfica, coherente, compatible, etc., es decir, el
protozoo es información, como todo, pero no conoce su
entorno, y por tanto no usa ese conocimiento para ajustar su
comportamiento procesando dicho conocimiento en paralelo para
integrarlo con el resto de las piezas en el resultado final, el
comportamiento.

El protozoo procesa información con algunas de
las características necesarias para que su comportamiento
se pueda considerar propositivo (que es una característica
de los seres vivos en general, seres con capacidad para la
autoorganización, no una caracaterística de los
seres conscientes en particular), y por tanto el protozoo
está vivo, pero sus características no son
suficientes como para que, además de propositivo, su
comportamiento se pueda considerar consciente, o basado en el
procesamiento de información consciente como parte del
proceso de integración de ese comportamiento.

¿Es el ser humano siendo consciente de la realidad lo
mismo que el universo siendo consciente de sí mismo?

Esta idea es un tópico en los relatos de ciencia
ficción. Aunque el universo sea información, es
dudoso que sea conciencia, dadas las posibles
características que un sistema precisaría para ser
considerado consciente, estando el fenómeno de la
conciencia posiblemente limitado en principio a los sistemas
nerviosos formados por, al menos, circuitos, como grado
mínimo de complejidad (hay sistemas nerviosos sin
circuitos, parece ser, como los de las esponjas, que, por tanto,
tal vez carecerían de conciencia).

Como la conciencia es la propiedad de un sistema dado,
hablar de "conciencia universal" o "cósmica" sería
como hablar de "liquidez universal", o de "rojez universal",
sería absurdo, por intuitivo que le pareciera a algunos.
Por éso un ser humano no debería ser considerado
como el universo siendo consciente de sí mismo.
Sería como decir que una rosa roja sería el
universo siendo rojo, o que un río sería "liquidez
cósmica", o incluso que habría una "liquidez
cósmica" al margen de los ríos.

Y además, no sólo un ser humano no es todo
el universo, sino que ni siquiera ese ser humano será
consciente de todo el universo, sino sólo de una parte,
por lo que por esta otra razón tampoco parece tener
sentido esa afirmación propuesta por los autores de
ciencia ficción y que tanto juego da a veces.

¿Es la mente del calamar como la del hombre?

Ramón y Cajal dejó escrito, en 1.899, en
su Manual de Histología normal (página 620) que el
tamaño y disposición de las células
nerviosas, así como de sus expansiones, no parece
referirse de un modo bien evidente con determinada modalidad
funcional.

Hay tipos diversos de neuronas en el cerebro que se
pueden clasificar en tipos diversos, dependiendo del criterio
utilizado, incluso en cientos de tipos. Pero a pesar de su
diversidad no son muy distintas entre sí al microscopio.
En ésto se distingue, parece ser, el cerebro humano del
cerebro de otro grupo de animales no mamíferos que
también lo tienen relativamente grande: los
cefalópodos; así que tal vez los
cefalópodos, a pesar de la inteligencia que demuestran los
pulpos, tengan una mente ajena a la humana, o tal vez
no.

¿Qué quiere decir que la experiencia subjetiva
sea, además de macroscópica, confinada?

La experiencia mental consciente y subjetiva es
macroscópica, pues lo que se percibe a simple vista no es
microscópico. Además, dicha percepción
macroscópica está confinada en dicha escala
macroscópica, pues no es posible percibir lo
microscópico en ningún caso a simple vista, ya que
cae fuera de la capacidad de resolución de la
percepción. Por ejemplo, el confinamiento es lo que impide
a un sujeto contar en milésimas de segundo, a simple
vista, siendo capaz de llegar sólo hasta las
décimas de segundo (aproximadamente), cuando,
precisamente, las neuronas funcionan en el rango de las
milésimas de segundo, que es la escala en la que son
medibles los potenciales de acción (algo que por otro lado
no deja de ser hasta cierto punto una prueba del cambio de escala
de medición en el terreno de la abstracción en el
cerebro que posiblemente se debe de verificar durante la
emergencia de la percepción subjetiva).

¿Tiene
sentido la expresión popular tener la mente en
blanco?

Para que sea efectiva la experiencia consciente
subjetiva posiblemente hay que ser consciente de algo, como
anticiparon Epicuro y Locke entre otros.

En palabras de Zeki, extraídas de su
artículo La imagen visual en la mente y en el cerebro,
publicado en Investigación y ciencia en 1.992: "…
no hay razón para separar de la conciencia la
adquisición de conocimiento visual".

Dicho de otro modo: sin objeto (mental) probablemente no
hay sujeto (que es otra forma de decir que sujeto y objeto son
una sola cosa, porque el sujeto es un objeto).

¿Qué es la
inconsciencia?

La inconsciencia, de acuerdo con la experiencia
clínica, por ejemplo, observando cómo hacen su
efecto los anestésicos, supone, básicamente el cese
de la secreción de neurotransimores en las sinapsis, y por
tanto el cese de la transmisión
sináptica.

Por supuesto que si las neuronas mueren la inconsciencia
será irreversible.

 

 

 

Autor:

Manuel Fontoira Lombos

 

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