Existe hace tiempo, y
actualmente se acrecienta aceleradamente, una gran
preocupación y temor por los elevados costes sociales y
medioambientales asociados a la energía convencional, los
combustibles fósiles y la energía
nuclear.
Las emanaciones de las centrales
energéticas, tanto de carbón, de petróleo
como de incineración de basuras, las calefacciones y los
vehículos de combustión, etc., son los responsables
directos de la destrucción de los extensos ecosistemas,
de daños en los bosques y en el acuífero de los
continentes, enfermedades y dolencias en
poblaciones humanas, reducción de la productividad
agrícola, la corrosión en puentes, edificios y
monumentos, etc. Los efectos indirectos también son
importantes: tributo de vidas humanas en explosiones de gas, accidentes en
sondeos petrolíferos y en minas de carbón, contaminación por derrames de combustible y
vertidos químicos, etc.
La energía nuclear, que había
sido presentada como la solución ideal al problema de
la
contaminación, la lluvia
ácida y el efecto
invernadero, se ha planteado por sí misma, como un
problema de tal envergadura que ha obligado a muchos
países a apearla de sus planes energéticos para el
futuro, no solo por la producción de residuos radiactivos, los
problemas de
desmantelamiento de instalaciones, el riesgo de
accidentes de imprevisibles consecuencias y la
proliferación de armas nucleares,
sino por el elevado coste de construcción y mantenimiento
de las instalaciones.
Ante esto ¿qué soluciones nos
quedan?
Dice un acertado proverbio que "No hay
mayor ciego que el que no quiere ver". Las soluciones siempre han
estado
ahí, frente a nosotros, pero la cultura del
derroche, la falta de visión de futuro o los intereses
económicos siempre han obstaculizado cualquier iniciativa
tendente a corregir el desequilibrio entre los sistemas de
producción energética y el entorno
natural.
Las claves de la solución a este
problema están en un USO más EFICIENTE de la
energía, a través del ahorro y un
empleo
inteligente y cuidadoso de la misma, y el fundamental
protagonismo de las ENERGÍAS RENOVABLES
Luces de
Neón
El Neón es un gas neutro de la familia de
los gases nobles o
raros (Argón, Kriptón, Xenón… etc.), que
se caracterizan por una gran estabilidad electrónica, es decir, que no captan ni
ceden electrones, por lo que es muy difícil que reaccione
con otros elementos químicos.
Estos gases suelen ser buenos conductores
de la electricidad, y
emiten una radiación
luminosa al ser atravesados por la corriente
eléctrica. Esta propiedad es
aprovechada para la fabricación de lámparas
fluorescentes, utilizadas en iluminación y en publicidad, que
tienen como característica principal una gran eficacia
luminosa, es decir, intensidad lumínica y duración,
hasta 10 veces mayor que las lámparas de incandescencia o
Tungsteno.
Pregunta: ¿Por qué ocurre Respuesta: Porque el hilo de Tungsteno de |
Ejemplos de
Ahorro y Despilfarro
Placas antifuga
Consiste en la fabricación casera de
planchas aislantes para evitar la fuga de calor a
través de las paredes, en espacios donde estén
situados radiadores fijos de calefacción.
Materiales: planchas de cartón,
papel aluminio.
Preparación: se trata de envolver
totalmente el cartón con el papel de aluminio. La idea es
colocarlo en el espacio situado entre los radiadores y la pared
donde están fijados, con la intención de evitar la
absorción de calor por parte de la pared y reflejarlo
hacia la estancia.
El cuchillo eléctrico
El funcionamiento de un cuchillo
eléctrico es un ejemplo de electrodoméstico o
aparato no imprescindible, que puede ser sustituido sin esfuerzo
por la mano del hombre,
evitando así un gasto innecesario de
electricidad.
Energía
Renovable / Energía Limpia
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