La violencia intrafamiliar y el aprendizaje en la escuela: Un estudio etnográfico en la Institución Educativa Distrital (I.E.D.)
La violencia
intrafamiliar y el aprendizaje en
la escuela:
Un estudio
etnográfico en la Institución Educativa
Distrital (I.E.D.) San Francisco Javier Santa Marta
Un estudio descriptivo etnográfico realizado en la
comunidad de
la I.E.D. San Francisco Javier, Santa Marta, se centró en
las relaciones existentes entre violencia
intrafamiliar con el aprendizaje,
mostró que su impacto es altamente significativo dado que
provoca dificultades en las relaciones
interpersonales y bajo rendimiento académico. Se
considera que existen patrones de comportamientos violentos y
coercitivos en las relaciones intrafamiliares que provocan
reacciones violentas con consecuencias para la salud y la calidad de
vida de las personas afectadas. Por ello, el estudio
pretendió conocer la magnitud de este problema, ya que se
desconocen las repercusiones directas sobre la salud de las
mujeres, en la medida que es causa importante de problemas para
la salud mental de
los niños.
Los efectos de la violencia intrafamiliar sobre el aprendizaje se
expresan como una situación estresante, producto de
una atmósfera de angustia y permanente conflicto con
ausencia de bienestar psíquico y la adopción
de comportamientos de riesgo para sus
vidas.
Teniendo en cuenta este panorama de la violencia intrafamiliar
y el aprendizaje de los niños del grado 7º del I.E.D.
San Francisco Javier, el grupo de
investigación se centró en una
valoración cualitativa sobre el tema teniendo en cuenta
las opiniones de los actores implicados, las observaciones de los
comportamientos de los escolares, el análisis de las respuestas dadas por los
actores implicados y como instrumentos de apoyo se aplicaron
encuestas con
el ánimo de complementar la información proporcionada. En lo que
respecta a las características de la población, se estableció que la
mayor parte procede de sectores populares de los estratos 1 y 2 y
en su mayoría su educación es
subsidiada por la Caja de Compensación del Magdalena
(CAJAMAG). Los niños viven en hogares conformados, en unos
casos por ambos padres, en otros, viven con parientes cercanos
(hermanos, abuelos, tíos) y en la mayoría, por
familias monoparentales cuya madre es la cabeza de hogar. Los
padres de estos niños poseen escasos ingresos
económicos pues viven de la venta ambulante,
el trabajo
informal y algunas madres son empleadas domésticas; estas
actividades les generan pocos ingresos, lo cual limita sus
opciones de diversión y recreación.
La mayoría de las familias viven en condiciones de
hacinamiento, por lo que el número de miembros oscila
entre 5 y 7 integrantes. Algunas casas están construidas
con tablas de madera, en
zinc, se encuentran en obra negra y sólo se aprecian pocos
casos de viviendas que están en óptimas
condiciones.
En lo que respecta al aprendizaje se pudo establecer que en el
grado 7º un gran número de niños que proceden
de estos sectores, presentan problemas de sociabilidad y tienen
dificultades en el aprendizaje; esto se puede observar en los
informes
académicos que se presentaron en los años 2007
(final) y 2008 (hasta el segundo período) en los que se
refleja bajo rendimiento académico en las diferentes
áreas del conocimiento.
Los testimonios de los docentes y
coordinador académico indican que gran parte de los padres
poseen un bajo nivel educativo, lo cual les impide orientar en
forma adecuada la formación de los niños; en
consecuencia, un grueso número de padres acude a la
violencia y al maltrato para obligar a sus hijos a estudiar y
para resolver los conflictos de
conducta con
niños o con la relación de pareja.
Con base en lo anterior, se puede afirmar que los
vínculos entre padres, familiares cercanos y niños,
generan en ciertos casos relaciones maltratantes, en los cuales
se usan cables, correas, chancletas, ramas de árboles, piedras, puños, etc., para
agredirlo físicamente. La situación es mucho
más violenta en las relaciones entre niños y padres
que con las niñas, quienes reciben un trato diferente,
pues son más pasivas frente a la agresión de los
adultos.
No cabe duda que la violencia intrafamiliar, recae
especialmente en el menor, el cual es castigado tanto física como
moralmente pues como dice la
Organización No Gubernamental (ONG)
Internacional Save the Children, (Citado por Azaola,
1998:45) este castigo se trasmite a la mente de un niño o
una niña, quien perpetúa el ciclo de violencia en
la familia y
la sociedad.
Por ello, la escuela es el escenario donde se reflejan
estas situaciones pues allí se exteriorizan las cicatrices
emocionales, físicas e intelectuales
que les ha dejado este problema.
Los reportes de bajo rendimiento académico de la
Coordinación Académica y la
Psicóloga auxiliar de la institución, muestran que
éstos niños, tienen una imagen negativa
de sí mismos y de los demás; tienen dificultades
para expresar sus sentimientos; presenten mucha inestabilidad
emocional, lo cual indica que sus relaciones consigo mismo y los
demás no son saludables.
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