- El espejo soy yo, el otro es
el reflejo - La
periferia del centro o la asimetría del
diálogo - El
palíndromo como juego de barajas: todo se
vale - Remate
Ponencia presentada en el marco del programa "Asedios
críticos" del MADC el 28 de junio del 2007.
Es un análisis semiótico de una exposición
retrospectiva del reconocido artista uruguayo Luis Camnitzer,
realizada en Costa
Rica.
Advertencia
Me invitaron amablemente a realizar un análisis
sobre una exposición retrospectiva del reconocido Luis
Camnitzer en el Museo de arte
contemporáneo y diseño
costarricense (MADC). Con el agobio que significaba
asumir ese compromiso, inicié por preguntarme acerca del
valor de mi
limitado intento. El valor real, no conceptual. Pero, debido a mi
timidez en asuntos de negocios, es
decir, a mi incapacidad de preguntar cuánto me
pagarían por ello, debí quedarme en lo
conceptual.
Dicho de otra manera, todavía a esta edad me
parece corrupto cobrar por el honor de exponer mis
consideraciones acerca de la propuesta de un artista de la talla
de Camnitzer. ¿Cómo podría dejar pasar esta
oportunidad? Y sin embargo, no dejo de cuestionarme: si Camnitzer
recibe un estipendio por esta exposición, como lo supongo,
¿por qué no he de cobrar yo? Escuchar, o leer, sin
pagar, es robar. No obstante, mantengo mi ambivalencia e
ingenuidad, por ello, posiblemente, este "análisis"
carezca de validez.
A sabiendas de que "el objeto de arte es un objeto
comercial", decidí mirarme en el espejo del "cinismo
ético" con la resuelta disposición de recibir
alguna paga por la próxima ponencia que me soliciten. (Ya
casi expongo una razón de mayor peso para no cobrar en
esta ocasión). Porque, vuelvo a interrogarme: ¿si
el objeto artístico es una mercancía, el producto del
trabajo
intelectual también lo sería? El asunto es
cómo mantener las ideas puras sin contaminarlas de la
vulgaridad que nos propone el mercado. Si la
cultura es un
proceso
colectivo y el trabajo
artístico e intelectual apenas incidentes en la biografía del autor,
entonces con mucha mayor razón debo exigir un emolumento
por mi esfuerzo. Por supuesto, la
administración de la revista, el
sitio web o el editor,
o bien ustedes como público lector, podrían
exigirme un rango de "calidad" en esta
ponencia. Pero, ¿quién determina la escala de
valores de la
calidad, el ISO
artístico/intelectual?
Cuando ingresé por primera vez a observar la
exposición, luego de mirarla detenidamente y de tomar
algunas notas, decidí asomarme a la siguiente sala del
museo, la cual estaba "tomada" por la oferta
comercial. La impresión del cambio fue
brusca, por no decir violenta. Al encontrarme en medio de una
tienda, con la coquetería y el desparpajo de los mercados de
artesanía, cafetería – aunque sin café –
incluida, se multiplicó el complicado dilema del centro y
la periferia. Pasar de Camnitzer a la tienda no fue fácil,
o mejor dicho, lo hubiese sido si existiese una buena
transición, especialmente luego de mirar la cuadratura del
círculo. Pero mirándolo bien, de algún modo,
y según su propuesta, también es algo "natural". La
cuadratura del círculo. Del arte global al arte local.
Autoservicio. "La adquisición es cultura".
Miro-admiro-mío.
Controlado el asombro inicial me dirigí a la
funcionaria responsable que cómodamente leía un
libro en un
escritorio y le balbuceé mis opiniones. Ella me
respondió: "bueno, es que todos los museos del mundo
poseen una tienda y, además, con la situación
económica del museo…". Esa fue la razón de
peso que me inhibió para reclamar un pago por mis servicios
intelectuales.
El espejo soy yo,
el otro es el reflejo
Lo que nos plantea de entrada Camnitzer es un diálogo,
mejor dicho un debate, una
polémica con nosotros mismos. La ambivalencia entre
mercado y revolución, estética y ética,
individuo y
colectividad, realidad y apariencia, obsolescencia de la palabra
y ambigüedad de la imagen, pasado y
presente, simulacro e historia, centro y
periferia, hegemonía y marginalidad, son
las claves de su compleja propuesta que parte de la
concatenación de elementos, de la yuxtaposición de
significados. Todo ello siempre dispuesto en las coordenadas, o
rejillas, del poder.
Así, lo que nos entrega Camnitzer es un
isomorfismo, o una mezcla de lenguajes verbales e
icónicos, donde el intercambio de mensajes entre esos
sistemas, y la
transformación de los mismos en el proceso de traslado,
nos ofrecen un sistema
dialógico, es decir, un diálogo permanente entre
los significados de sistemas que aparentemente eran contrarios o
contradictorios. Y ya lo sabemos: la
comunicación dialógica es la base de la
formación de sentido.
Página siguiente |