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El maltrato infantil y su incidencia en la autoestima en niños de 3° grado de primaria (página 2)



Partes: 1, 2

Según como se encuentre nuestra autoestima,
ésta es responsable de muchos fracasos y éxitos, ya
que una autoestima adecuada, vinculada a un concepto positivo
de mí mismo, potenciara la capacidad de las personas para
desarrollar sus habilidades y aumentará el nivel de
seguridad
personal,
mientras que una autoestima baja enfocará a la persona hacia la
derrota y el fracaso.

2.1. Baja Autoestima

Todos tenemos en el interior sentimientos no resueltos,
aunque no siempre seamos conscientes de estos. Los sentimientos
ocultos de dolor suelen convertirse en enojo, y con el tiempo
volvemos el enojo contra nosotros mismos, dando así lugar
a la depresión.
Estos sentimientos pueden asumir muchas formas: odiarnos a
nosotros mismos, ataques de ansiedad, repentinos cambios de
humor, culpas, reacciones exageradas, hipersensibilidad,
encontrar el lado negativo en situaciones positivas o sentirse
impotentes y autodestructivos.

Cuando una persona no logra ser autentica se le originan
los mayores sufrimientos, tales como, enfermedades
psicológicas, la depresión, las neurosis y
ciertos rasgos que pueden no llegar a ser patológicos,
pero crean una serie de insatisfacciones y situaciones de dolor,
como por ejemplo, timidez, vergüenza, temores, trastornos
psicosomáticos.

La autoestima es importante porque es nuestra manera de
percibirnos y valorarnos como así también moldea
nuestras vidas. Una persona que no tiene confianza en sí
misma, ni en sus propias posibilidades, puede que sea por
experiencias que así se lo han hecho sentir o por mensajes
de confirmación o desconfirmación que son
trasmitidos por personas importantes en la vida de ésta,
que la alientan o la denigran.

Otra de las causas por las cuales las personas llegan a
desvalorizarse, es por la comparación con los
demás, destacando de éstos las virtudes en las que
son superiores, por ejemplo: sienten que no llegan a los
rendimientos que otros alcanzan; creen que su existencia no tiene
una finalidad, un sentido y se sienten incapaces de
otorgárselo; sus seres significativos los descalifican y
la existencia se reduce a la de un ser casi sin ser. No llegan a
comprender que todas las personas son diferentes, únicas e
irrepetibles, por lo que se consideran menos que los
demás.

La persona, va creciendo y formando su personalidad
dentro del ambiente
familiar, que es el principal factor que influye en la
formación de la misma, ya que le incorpora a ésta
los valores,
reglas y costumbres que a veces suelen ser contraproducentes.
Algunos de los aspectos ya mencionados son incorporados, a

la familia, por medio del "modelo" que la
sociedad nos
presenta, y éste es asimilado por todos los grupos
sociales. Pero, la
personalidad de cada uno, no sólo se forma a
través de la familia,
sino también, con lo que ésta cree que los
demás piensan de ella y con lo que piensa de sí
misma, al salir de este ambiente y relacionarse con personas de
otro grupo
diferente.

2.2. La Familia:

La autoestima, además es aprender a querernos y
respetarnos, es algo que se construye o reconstruye por dentro.
Esto depende, también, del ambiente familiar en el que
estemos y los estímulos que este nos brinda.

En la violencia
familiar las víctimas y los victimarios poseen muy
baja autoestima, ya que por un lado, la víctima es alguien
al que maltratan sin que ésta pueda poner límites y
no se da cuenta de que está siendo abusada. Por otro lado,
los victimarios compensan lo inferior que se sienten, maltratando
y abusando, en este caso, de un familiar.

Muchas de las heridas emocionales que tiene una persona,
producidas en su niñez pueden causarnos trastornos
psicológicos emocionales y físicos (cáncer,
úlceras, hipertensión, trastornos cardíacos y
alimentarios, problemas en
la piel,
depresiones, etc.), produciendo dificultades en la vida de las
mismas(conflictos
serios en el trabajo,
disminución de la energía y de la capacidad
creativa, relaciones matrimoniales desastrosas, no poder hacer o
conservar amigos, poco entendimiento con las hijas e
hijos).

Existen padres, madres, docentes o
cuidadores que humillan, desprecian, no prestan atención, se burlan o se ríen del
niño/a cuando pide ayuda, siente dolor, tiene un
pequeño accidente, necesita que lo defiendan, expresan
miedo, piden compañía, se aferra buscando
protección, tiene vergüenza, etc.. Estas actitudes se
completan con otras totalmente opuesta, desmostrándole al
niño que es "querido y bonito" creándole una gran
confusión. Pero estas muestras de cariño son
aparentes, adjudicándole un rotulo a su identidad, que
trae como consecuencia un peso negativo en formación y en
el desarrollo de
sus capacidades.

En el momento en que la persona afectada es adulta,
transmitirá la humillación o el maltrato a personas
más pequeñas o vulnerables. Es una cadena
hereditaria de abuso y poder, ya que el desprecio y la
vergüenza vivida en la infancia son
la fuente de los problemas que afectan en la vida adulta y los
causantes de la baja autoestima.

La principal imagen y
más generalizada forma de violencia es
el maltrato emocional. Hay muchas maneras pasa asustar a un
niño y hacerlo sentir culpable e intimidado, sin recurrir
a la violencia física. El
niño o la niña se atormentan con pensamientos y
sentimientos que no pueden comunicar ni compartir con nadie y
aprenden a soportar el dolor y el silencio.

La autoestima y la
comunicación están muy relacionadas, porque
según como se diga algo, el efecto será positivo o
negativo, de aprendizaje o de
resentimiento, que se transmite desde la infancia hacia el
futuro. Por esta razón, se entiende que los padres y
madres que dañan la autoestima de sus hijos no siempre lo
hacen intencionalmente, ya que ellos fueron educados del mismo
modo.

Cuando los padres quieren que sus hijos reaccionen como
ellos desean, suelen comportarse de maneras particulares. Estas
maneras pueden ser:

Mártires: controlan al niño
haciéndolo responsable de su sufrimiento y culpable por
todo lo que pueda querer o hacer que no le caiga bien a estos
mártires, a quienes nada les viene bien, y recurre a las
quejas, los reproches, las lagrima, las amenazas de que les va a
dar una ataque, etc.

  • – Ves como me sacrifico por vos y no te
    importa-

  • – Dejé todo para criarte y me lo pagas
    haciendo eso-

  • – ¿En que nos equivocamos que nos haces estas
    cosas?-

Los dictadores: controlan al niño o la
niña atemorizándolos cuando hacen algo no
autorizado, son estrictos y amenazantes para que obedezcan y todo
los enfurece. Condenado de manera inapelable al niño, con
burlas, gritos, despliegue de poder y
dominación.

  • – Como podes ser tan estúpido/a, como no te
    das cuenta de las cosas-

  • – Te avisé y ahora vas a ver lo que te pasa
    por no obedecer-

  • – Yo no tengo que darte explicaciones, lo haces
    porque te lo ordeno y punto-

A veces estos roles (mártir y dictador) se
combinan, se alternan y agregan mas confusión a los chicos
porque también van acompañados con demandas o
manifestaciones de cariño. Y si un hijo llega a quejarse,
a llorar o a reclamar por el trato que recibe puede volver a ser
juzgado, culpado y descalificado.

"Según se hallan comunicado nuestros padres con
nosotros así van a ser los ingredientes que se incorporen
a nuestra personalidad, nuestra conducta,
nuestra manera de juzgarnos y de relacionarlos con los
demás.

Esas voces quedan
resonando dentro de nosotros toda la vida. Por eso hay que
aprender a reconocerlas y anular su poder para que no nos sigan
haciendo sufrir, para liberarnos de esos mandatos distorsionados
y para no volver a repetírselos a nuestros hijos e
hijas.

Ninguna forma de maltrato es educativa y ningún
mensaje o comunicación que culpabiliza, critica,
acusa, insulta o reprocha es un buen estímulo para nadie.
Y menos en la infancia, cuando no hay posibilidades de
defenderse, protejerse o entender que es la impotencia y el
desconocimiento de otras formas de trato lo que lleva a los
padres y madres a asumir ese papel de mártir o de
dictador."

"Lo primero que hay que entender es que no podemos
hacernos cargo toda la vida de los problemas que amargaron o
hicieron de nuestros padres y madres personas mártires o
dictadoras. Basta con empezar a investigar de que manera nos
afectaron esas actitudes, para comenzar a liberarnos de sus
efectos y no repetir nada de esto con los propios hijos e hijas,
con nuestros alumnos, con cualquiera de nuestros chicos o chicas
que puedan estar a nuestro cuidado.

¿Por
qué los padres maltratan a sus hijos?

Cuando se percibe a los padres de familia como aquellos
que deben amar, proteger, orientar y apoyar a sus hijos en sus
posibilidades de desarrollo y potencialidades diversas, resulta
difícil entender por qué el maltrato
infantil cobra tan amplio espacio es las estadísticas sociales globales de la
región.

Una de las primeras explicaciones sobre el
fenómeno intentaba atribuir el maltrato infantil a graves
alteraciones psicológicas en los padres, tales como
esquizofrenia
o psicosis
maniaco-depresiva. Claro está que numerosas investigaciones
han establecido que estas situaciones abarcan apenas un 10-15% de
los casos en la región.

Posteriormente, han sido objeto de innumerables estudios
los modelos de
interacción agresor-víctima en el
núcleo familiar, al lado de modelos socioculturales que
explican la existencia del maltrato infantil a todo nivel. En
términos generales, puede anotarse, sin riesgo alguno de
equivocación estadística o científica, que un
buen número de padres que maltratan a sus hijos han sido
maltratados de una u otra forma en su infancia.

Pero también es importante estudiar el/los
tipo(s) de familia al interior de los cuales se registran casos
de maltrato infantil. Influyen, entre otros factores, el
número de integrantes en la familia y la relación
marital. Veamos: Por un lado, muchos hijos representan, en
ocasiones, una carga importante de stress para los
padres y, también, una relación marital inestable y
tormentosa porta en sí misma manifestaciones de violencia
y desencadena, inevitablemente, maltrato infantil. Por ejemplo,
un padre que maltrata a su esposa e hijos o sólo a la
esposa y ella a sus hijos.

Como se había señalado, el entorno
sociocultural y familiar todavía soporta ideas como que
los hijos pertenecen a los padres y que ellos pueden decidir
sobre su destino, bien sea por tradición, creencias
religiosas, situación económica, etc.

Es necesario mencionar que la dependencia del
niño respecto de los adultos en nuestra sociedad,
constituye por si misma un factor de riesgo. Frente a una
situación de desequilibrio en el grupo familiar, la
primera víctima suele ser el niño. También
resulta importante destacar que los niños
no constituyen grupos
de presión
social específicos, lo que permite la existencia de
conductas de abuso por parte de los adultos, sin que exista una
sanción social efectiva.

Estas dos características son genéricas
para la infancia. Sin embargo, el maltrato se da en niños
y niñas específicas. Algunas de las
características individuales de los niños que se
han convertido en blanco del maltrato son las siguientes:

  • Embarazo no deseado

  • Niños prematuros

  • Niños con impedimentos físicos o
    psíquicos

  • Niños hiperactivos

Los distintos modelos señalados dan cuenta
parcialmente de los factores de riesgo en relación con el
maltrato infantil. Para comprender el problema en forma global,
es necesario ubicarse en una perspectiva integradora, en la que
se asuma que el maltrato es la expresión de un proceso de
distorsiones en la interacción familiar y no el resultado
de una conducta aislada
de uno de sus miembros. El maltrato es "la expresión de
una disfunción en el sistema
padres-niño-ambiente-cultura" (De
Paúl, 1988)

Para analizar el problema del maltrato infantil y
planificar estrategias de
intervención, es necesario asumir la multiplicidad de
factores que están actuando en la situación. Hay
que considerarlos no como una suma de componentes, sino como
elementos cuya presencia simultánea pueden significar que
se potencie el riesgo de que exista maltrato.

Tipos de maltrato
infantil

El maltrato infantil se subdivide en dos grupos:

  • Pasivo: Comprende el abandono físico, que
    ocurre cuando las necesidades físicas básicas
    del menor no son atendidas por ningún miembro del
    grupo que convive con él. También comprende el
    abandono emocional que consiste en la falta de respuesta a
    las necesidades de contacto físico y caricias y la
    indiferencia frente a los estados anímicos del
    menor.

  • Activo: Comprende el abuso físico que
    consiste en cualquier acción no accidental por los
    padres o cuidadores que provoquen daño físico o
    enfermedad al menor. La intensidad puede variar desde una
    contusión leve hasta una lesión mortal.
    También comprende el abuso sexual, que consiste en
    cualquier tipo de contacto sexual con un menor por parte de
    un familiar, tutor o cualquier otro adulto. La intensidad del
    abuso puede ir desde el exhibicionismo hasta la
    violación. El abuso emocional también entra en
    esta categoría de abuso activo y se presenta bajo la
    forma de hostilidad verbal, crónica (insultos, burlas,
    desprecios, críticas, amenazas de abandono, etc.) y el
    bloqueo constante de las iniciativas infantiles (puede llegar
    hasta el encierro o confinamiento) por parte de cualquier
    miembro adulto del grupo familiar.

Otra forma de maltrato infantil es el caso de los
niños testigos de violencia, "cuando los niños
presencian situaciones crónicas de violencia entre sus
padres. Los estudios comparativos muestran que estos niños
presentan trastornos muy similares a los que caracterizan a
quienes son víctimas de abuso (Corsi, 1994).

Respecto a lo que se refiere a las agresiones
psíquicas o psicológicas, que están
dirigidas a dañar la integridad emocional del niño
comprenden todo tipo de manifestaciones verbales y gestuales,
así como actitudes que los humillan y degradan pero esto
no es lo más grave, pues las heridas del cuerpo duelen
pero tienden a cicatrizar pero las heridas del alma
–que no dejan evidencia física- tardan mucho
más en sanar si es que sanan antes de que se le acumule
otra herida más, estas generan sentimientos de
desvalorización, baja estima e inseguridad
personal, los cuales más tarde pueden manifestarse en
violencia
social.

Maltrato Físico:

El maltrato físico puede ser definido como
cualquier trauma, lesión o condición no accidental,
que cause daño
físico a un/a menor. El maltrato físico infligido
representa a menudo castigo corporal severo e irrazonable o
castigo injustificado. Esto puede ocurrir, por lo general, cuando
el/la padre/madre está frustrado/a, o con coraje, sacude o
le da un fuerte golpe, o empuja violentamente al menor. Otras
manifestaciones del abuso físico son: quemaduras,
mordiscos, torcerle las extremidades u otras formas de tortura.
El daño puede ser producto de un
sólo episodio o de varios episodios.

En la mayoría de los casos el abuso físico
no es un mero acto físico contra el/la niño(a). Es
un patrón de conducta, es el estilo que tiene el/la
adulto/a para lidiar con el/la menor. Mientras más tiempo
exista, más serios serán los golpes que reciba el
niño(a) y más difícil será eliminar
la conducta abusiva.

Negligencia:

Consiste en faltar a los deberes o dejar de ejercer las
facultades de proveer adecuadamente el albergue, la alimentación, la
ropa, la
educación, la supervisión, atención de salud, no visitar o no
mantener comunicación frecuente con el/la menor u otras
necesidades básicas requeridas para el desarrollo de las
capacidades físicas, intelectuales
o emocionales de un/a niño/a.

Maltrato Emocional:

Todos/as nosotros/as somos culpables de haber
regañado despiadadamente a un/a niño/a, de
haberlo/a criticado más de la cuenta, pero el maltrato
emocional es caracterizado por una conducta consecuente y
crónica.

Generalmente, hay dos tipos de maltrato emocional. La
NEGLIGENCIA EMOCIONAL (es un acto de omisión), es
la carencia crónica de proveer el apoyo y el afecto
necesario para que el/la menor desarrolle una personalidad fuerte
y saludable, y el ABUSO EMOCIONAL (acto de
comisión). Estas son actitudes crónicas, o actos de
un padre/madre que son detrimentales al desarrollo del
niño/a.

EJEMPLOS DE MALTRATO EMOCIONAL:

  • Minimiza al niño/a para que se sienta que no
    puede hacer nada bien.

  • Critica duramente al niño/a.

  • Culpa al niño/a por cosas de las cuales
    éste/a no tienen control.

  • Usa al niño/a como "chivo expiatorio" cuando
    las cosas van mal.

  • Ridiculiza y avergüenza al
    niño/a.

  • No muestra interés por el/la niño/a,
    por sus actividades o por sus problemas.

  • Trata al niño/a en forma diferente al resto
    de la familia.

  • Comete actos raros de tortura o de tormento, como
    encerrar al niño/a en un armario
    ("closet").

Abuso Sexual:

El abuso sexual
de niños/as no es un fenómeno fácil de
definir particularmente porque la conducta sexual infantil
permisible varía con la tolerancia
cultural, familiar y social. Por tal razón, existen
diferentes definiciones en diversos lugares. Para nuestro
propósito, definimos el abuso sexual como la
utilización de un/a niño/a para el placer o la
gratificación sexual. Esto incluye desde el
acariciarlos/as en las partes íntimas hasta la
penetración. Esta conducta del adulto/a tiene el potencial
de interferir con el sano desarrollo del niño/a, tanto en
el aspecto físico, como en el emocional. A menudo, los/as
niños/as víctimas de abuso sexual experimentan
sentimientos de culpa y de vergüenza, así como lo que
le impone la sociedad.

El diagnóstico de este niño/a es
difícil ya que no presenta señales
físicas. Muchas veces el diagnóstico descansa en la
historia que haga
el/la niño/a. A pesar de que es difícil de
evidenciar, es necesario que se intervenga con las familias donde
se sospecha que existe el abuso sexual. Aunque no sea admitido
por la familia, es imperativo creer en la historia del
niño/a. El mero hecho de que el/la niño/a acepte
que se ha involucrado en una conducta inapropiada para su edad,
es una señal para una investigación futura. Un/a niño/a
dispuesto/a a informarle a las autoridades (sea la maestra, el
policía o el/a Trabajador/a Social) sobre el alegado caso
de encuentro sexual con un/a adulto/a, es una prueba suficiente
para que la familia reciba ayuda.

Explotación:

Ocurre cuando utilizan o permiten que otro/a utilice a
un/a menor para obligarle a realizar cualquier acto con el fin de
lucrarse o recibir algún otro beneficio. Incluye, entre
otras cosas, el utilizar al menor para fotografías,
películas pornográficas u obscenas, o para la
prostitución.

Maltrato Institucional:

Cualquier acto u omisión intencional en que
alegadamente incurre un/a padre/madre de crianza o un empleado/a
o funcionario/a de una institución pública o
privada, hogar de cuido, centro de cuido diurno o
institución que ofrezca servicios de
cuido durante un día de (24) horas o parte de éste
que tenga bajo su control o
custodia a un/a menor para su tratamiento o detención, que
cause daño o ponga en riesgo a un/a menor de sufrir
daño a su salud e integridad física, mental,
emocional y/o moral,
incluyendo pero sin limitarse al abuso sexual, incurren en
conducta obscena y/o utilización de un/a menor para
ejecutar conducta obscena, conocido o que se sospeche, o que
sucede como resultado de la política,
prácticas y condiciones imperantes en la
institución de que se trate.

Causas y Efectos
del menor maltratado

El maltrato es una situación que bien puede
presentarse en todas las clases
sociales, aunque la incidencia parece ser un poco mayor en
niños que viven bajo condiciones socioeconómicas de
pobreza. Hasta
el momento existen diferentes explicaciones sobre este tipo de
actitudes por parte de los adultos y se ha visto la influencia en
alguna manera de las situaciones de gran estrés,
que hacen que toda la furia de la persona recaiga en el
niño. Pero además, en muchos de los casos,
quien comete el abuso tiene antecedentes de haber sufrido el
mismo tipo de agresión durante su infancia o es una
persona que tiene muy poca capacidad de controlar sus impulsos.
Es obvio que por las diferencias de tamaño y fuerza entre
adultos y niños, estos últimos sufran grandes
lesiones que pueden incluso causarles la muerte.
Condiciones como la pobreza, nivel
educativo bajo, paternidad o maternidad en personas que como tal
no han consolidado un hogar o que son solteras, el abuso de
sustancias psicoactivas como las drogas y
el alcohol y otra
serie de factores, se han relacionado con estas agresiones,
aunque siempre hay tener en cuenta que el maltrato infantil, se
puede dar en todas las clases sociales

Los niños criados en hogares donde se los
maltrata suelen mostrar desordenes postraumáticos y
emocionales. Muchos experimentan sentimientos de escasa
autoestima y sufren de depresión y ansiedad por lo que
suelen utilizar el alcohol u otras drogas para
mitigar su stress
psicológico, siendo la adicción al llegar la
adultez, mas frecuente que en la población general.

Los efectos que produce el maltrato infantil, no cesan
al pasar la niñez, mostrando muchos de ellos dificultades
para establecer una sana interrelación al llegar a la
adultez.

Algunos niños sienten temor de hablar de lo que
les pasa porque piensan que nadie les creerá. Otras veces
no se dan cuenta que el maltrato a que son objeto es un comportamiento
anormal y así aprenden a repetir este "modelo"
inconscientemente. La falta de un modelo familiar positivo y la
dificultad en crecer y desarrollarse copiándolo, aumenta
las dificultades para establecer relaciones "sanas" al llegar a
adulto. Puede que no vean la verdadera raíz de sus
problemas emocionales, hasta que al llegar a adultos busquen
ayuda para solucionarlos.

Para muchos niños que sufren de maltrato, la
violencia del abusador se transforma en una forma de vida. Crecen
pensando y creyendo que la gente que lastima es parte de la vida
cotidiana; por lo tanto este comportamiento se torna "aceptable"
y el ciclo del abuso continúa cuando ellos se transforman
en padres que abusan de sus hijos y estos de los suyos,
continuando así el ciclo vicioso por
generaciones.

2.6. Consecuencias del maltrato
infantil:

El maltrato infantil trae serias consecuencias tanto en
el individuo como
en la como en la sociedad en general, pero desgraciadamente
existen muy pocas investigaciones acerca de este tema y no
obstante, poco o nada se hace en términos de promoción de la salud mental y de
la detección y la prevención, tratamiento y
rehabilitación de los trastornos emocionales.
Únicamente se atienden las necesidades físicas de
los menores, así mismo, al agresor tampoco se les da un
tratamiento y en este caso sería indispensable llevarlo a
cabo a manera de prevención y de tratamiento más
sin embargo las autoridades de salud públicas pasan de
largo sin reconocerlos como individuos bio-psico-sociales. Por
tanto, la reintegración y adaptación de estas
personas nuevamente a la sociedad la llevan a cabo solos y, la
forma en la que lo hacen no siempre es la más
adecuada.

Por consecuencias entendemos toda serie de alteraciones
en el funcionamiento individual, familiar y social de las
víctimas de maltrato, siendo los aspectos más
conocidos la reproducción del mismo y las alteraciones
en el rendimiento académico, en el ajuste psíquico
individual y en el tipo de relaciones en las que el sujeto
participa (Friederich y Wheeler, 1982; Lamphear, 1986 citado en
Pino y Herruzo, 2000).

Los malos tratos que se llevan a cabo sobre los
niños pueden provocar daño o consecuencias
negativas a dos niveles: somático y psicológico
(Martínez, Roig y De Paúl, 1993; Querol, 1991 cit.
en Pino y Herruzo, 2000).

Consecuencias somáticas:

  • Abandono físico: retraso pondoestatural,
    cronificación de problemas por falta de tratamiento
    físico, vitaminopatías, eritemas de
    pañal, aplanamiento del occipucio, aparición de
    ciertas enfermedades prevenibles mediante vacunación y
    producción de quemaduras y otras lesiones por
    accidentes familiares debidas a una falta de
    supervisión.

  • Maltrato físico: lesiones cutáneas,
    quemaduras, lesiones bucales (que pueden afectar a la
    posición de los dientes), lesiones óseas (que
    pueden afectar el crecimiento y la movilidad articular),
    lesiones internas (traumatismos craneales y oculares) entre
    las que destacan aquellas que producen edemas cerebrales
    puesto que pueden tener secuelas
    neurológicas.

En cuanto a las anteriores consecuencias, sin restar
importancia, no nos compete abordarlas ampliamente, pues la
mayoría de este tipo de casos caen en manos del
médico, entonces en este caso, interesa abordar las
consecuencias psicológicas.

Según Pino y Herruzo (2000), al hablar de
consecuencias psicológicas se refieren a la variedad de
comportamientos que pueden aparecer, sean alterados o como ellos
los llaman "excesos conductuales" y también los retrasos o
"déficits" en ciertos repertorios que se esperarían
en los niños en función de
sus edades respectivas. Estas consecuencias pueden manifestarse a
corto, a mediano y largo plazo, es decir, en la infancia,
adolescencia y
edad adulta. Las consecuencias que estos autores plantean
serían las siguientes:

Consecuencias durante la infancia:

A corto plazo: Incluye los efectos que estos pueden
tener sobre el desarrollo físico del niño en el
periodo comprendido entre los cero y los ocho años de
edad, esto debido a que, según el autor este es el periodo
en donde los cambios más rápidos y drásticos
se producen en el periodo de cero a seis/ocho
años.

La principal y secuela que los malos tratos producen en
el desarrollo de los niños es precisamente su retraso que
se nota alrededor de la edad de un año, y ya es muy claro
a los veinticuatro meses.

Las áreas comportamentales que se encuentran
más afectadas en este periodo son las
siguientes:

  • Área cognitiva: presentan un menor
    desarrollo cognitivo, se muestran más impulsivos,
    menos creativos, más distraibles y su persistencia en
    las tareas de enseñanza aprendizaje es menor. Son
    menos habilidosos resolviendo problemas y cuando llegan a la
    edad escolar muestran peores resultados en las
    pruebas de CI y tienen malas ejecuciones
    académicas. Los niños maltratados funcionan
    cognitivamente por debajo del nivel esperado para su edad, ya
    que sus puntuaciones en escalas de desarrollo y tests de
    inteligencia son menores que en los niños no
    maltratados, sus habilidades de resolución de
    problemas son menores y hay déficit de atención
    que comprometen el rendimiento en las tareas
    académicas.

  • Área social: Pino y Herruzo (2000)
    mencionan que estos niños, a los 18 y 24 meses sufren
    un apego ansioso y presentan más rabia,
    frustración y conductas agresivas ante las
    dificultades que los niños no maltratados. Entre los 3
    y 6 años tienen mayores problemas expresando y
    reconociendo afectos que los controles. También
    expresan más emociones negativas y no saben animarse
    unos a otros a vencer las dificultades que se presentan en
    una tarea. Por último, presentan patrones
    distorsionados de interacción tanto con sus cuidadores
    como con sus compañeros. Según Gaensbauer et
    al. (1979; 1980) citados por Pino y Herruzo (2000)
    identificaron seis patrones distorsionados de
    comunicación afectiva entre los niños
    maltratados y sus cuidadores: eran retraídos o
    distantes afectivamente, mostraban falta de placer o
    bienestar, eran inconsistentes en la interacción,
    presentaban ambigüedad, frivolidad y una
    comunicación afectiva negativa. Estos niños se
    acercan menos a los cuidadores, evitan más a los
    adultos y a los compañeros y son más agresivos
    con los adultos. También otros autores como
    Hoffman-Plotkin y Twentyman (1984) citados por pino y Herruzo
    (2000), descubrieron que los niños maltratados
    físicamente eran más agresivos que los
    controles y que los que padecían abandono
    interaccionaban menos de lo normal estos mismos autores, pero
    en el año de 1988 indican que los niños
    maltratados han mostrado falta de empatía. Son
    niños que entre 1-3 años de edad no mostraban
    interés por escapar a las situaciones molestas de la
    guardería y cuando lo hacían eran violentos,
    reaccionaban con ataques físicos, cólera o
    miedo (Main y Georges, 1985) citados por Pino y Herruzo
    (2000), también se ha visto que los niños
    maltratados son menos recíprocos en las interacciones
    con sus iguales y Elmer y Martin (1987) citados Pino y
    Herruzo (2000) mencionan que estas dificultades en
    habilidades de empatía perduran hasta la edad
    adulta.

  • Área del lenguaje: Pino y Herruzo
    (2000) ha revisado varios estudios al respecto y ha
    encontrado lo siguiente. Beeghly, Carlon y Cicchetti (1986)
    descubrieron que los niños que padecen de maltrato
    físico, a los 30 meses, no se diferencian de los
    niños control en cuanto a lenguaje comprensivo pero si
    en el productivo, en lo que se refiere a sensaciones,
    sentimientos y necesidades y los niños que padecen
    abandono y maltrato físico presentan un déficit
    en la expresión de este tipo de verbalizaciones
    referentes a estados internos. Coster, Gersten, Beeghl y
    Cicchetti (1989) estudiaron la interacción verbal
    madre e hijo en niños de 31 meses. Observaron que los
    niños maltratados físicamente utilizan un
    lenguaje menos complejo sintácticamente, tienen menos
    vocabulario expresivo y conocen menos palabras que los
    normales. Burguess y Conger (1978), observaron que las madres
    de los niños que padecen abandono y maltrato
    físico hablan menos con sus hijos que las controles,
    en los casos de abandono físico las madres dan menos
    recompensas verbales y aprobación a sus hijos, y se
    muestran más propensas a criticarlos. En los casos de
    maltrato físico se ha visto que utilizan menos
    instrucciones verbales para ayudar a sus hijos a superar las
    dificultades normales de su ambiente. Inician menos
    interacciones de juego e ignoran más a sus hijos.
    Estas dificultades de lenguaje no desaparecen a lo largo del
    tiempo, sino que perduran hasta la edad escolar. Los
    niños maltratados, tal como lo señala Blager y
    Mártin (1976), los niños maltratados presentan
    dificultades de comunicación y de habilidades de
    expresión.

  • Área de autonomía funcional:
    Pino y Herruzo (2000) señalan que por un lado, puede
    haber conductas de cuidado personal (aseo, vestido,
    nutrición, etc.) que en condiciones normales deben ser
    aprendidas en el seno familiar y, por otro lado, están
    las habilidades de la vida en comunidad, es decir, la
    capacidad que el sujeto tiene de funcionar de forma
    independiente a sus progenitores o cuidadores y
    señalan que los resultados de Egeland et al. (1981,
    1983) muestran que los niños que padecían
    diferentes formas de maltrato presentaban un apego ansioso,
    en especial los que sufrían abandono emocional. Estos
    niños tendían a ser menos obedientes a sus
    padres y educadores que los controles y presentaban menor
    repertorio de autocontrol. El grupo de abandono físico
    resultó especialmente dependiente del educador para
    aquellas tareas propias de la nutrición que se llevan
    a cabo en el colegio. Sin embargo en cuanto a los
    comportamientos de funcionamiento independiente con respecto
    a los padres en su medio, estos niños llegan a estar
    al nivel o por encima de los controles (Pino, 1995). Esto
    podría ser consecuencia directa del número de
    horas que estos pasan solos, muchas veces en la calle, desde
    edades muy tempranas.

  • Área Motora: Pino y Herruzo (2000) ha
    encontrado diversas investigaciones al respecto y varias de
    ellas son las siguientes. Esta es el área que se
    encuentra menos afectada (Pino, 1995). En el estudio de
    Egeland et al. (1981, 1983) los niños maltratados se
    mostraron menos hábiles que los controles, en el uso
    de herramientas a los 24 meses de edad. En Pino y Herruzo
    (1993) los niños que padecían abandono
    físico se mostraban más tardíos en
    adquirir la locomoción y se apreciaban también
    déficits en motricidad fina.

  • Problemas de Conducta: Se refiere a los
    problemas de comportamiento en general (conductas agresivas,
    hiperactivas y disruptivas). Como ya se ha mencionado, los
    problemas de conducta agresiva se presentan principalmente en
    los niños maltratados físicamente. Kazdin,
    Moser, Colbus y Bell (1985) y Allen y Tarnowski (1989)
    citados en Pino y Herruzo (2000) hallaron en estos
    niños más síntomas depresivos (mayor
    externalidad en la atribución de control, más
    baja autoestima y desesperanza en cuanto al futuro). Pino y
    Herruzo (1993) observaron una inusual aparición de
    comportamientos sexuales precoces (frotis, masturbaciones con
    una alta frecuencia, en presencia de otros niños) en
    niños que padecían abandono (Pino y Herruzo,
    2000).

2.7. Causas y consecuencias de la Falta de
Comunicación:

La comunicación y el intercambio de mensajes son
permanentes entre los seres humanos. Ésta no es solo lo
que hablamos, sino todo lo que hacemos o no hacemos: Silencios,
posturas, gestos, actitudes, expresiones, tonos de la voz que
cambian el sentido de lo que se dice y miradas significativas.
Por eso una persona puede manejar la comunicación como un
elemento de poder sobre otros, que le permite controlar la
relación e influir sobre las personas para obtener las
respuestas que desea.

"El ejercicio de la violencia en todas sus formas es una
manera de comunicar algo que se quiere lograr, por lo general, el
dominio de la
situación y el control sobre los demás; y una
manera de comunicar lo que le sucede a la persona que ejerce la
violencia."(4). Estas se sienten impotentes, no conocen otras
formas de obtener atención y protagonismo y repiten lo que
le hicieron a ellos de chicos. También son incapaces de
manifestar sus sentimientos, sus emociones,
carecen de habilidad para conversar y lograr acuerdos, en
conclusión, tienen un grave problema de
comunicación y necesitan imponerse para sentirse poderosos
y compensar su baja autoestima.

La falta de comunicación con los hijos en estos
días es la consecuencia de la mayor parte de los problemas
en los adolescentes,
sea en drogadicción, embarazos, delincuencia y
todo los demás problemas que las sociedades hoy
enfrentan con índices de aumentos diarios.

  Muchas veces los padres creen que porque mandan
al colegio a sus hijos estos ya tienen una educación. El colegio
enseña materias. Pero el amor, el
respeto, los
principios, el
amor a la
familia, el no apoderarse de  lo ajeno, la religión y todo sobre
la vida, se aprende en el hogar.

"Cooperación", "comunicación",
"co-educación" entre escuela y familia
es lo que se tendría que dar y no se da. Esta falta de
comunicación entre familia y escuela y esta "actitud
abandonista de muchos padres" en el momento de asumir
responsabilidades, hace que los niños y niñas,
inevitablemente, según algunos de los participantes,
sufran las consecuencias en forma de depresión,
comportamientos caprichosos… y, de algún modo, provoca
el nacimiento de un nuevo tipo de niños: "los niños
llaveros, los pobrecitos van de pequeños con sus llaves,
no saben si tienen que ir a casa de sus abuelos o es que va a ir
la canguro a, etc".

La culpa, para unos, la tiene la falta de tiempo; para
otros se trata de "una mala educación" como padres y
proponen que tendrían que existir "escuelas para padres".
Algunos, también, apuntan la posibilidad de usar las
nuevas
tecnologías como vías para facilitar la
relación familia- escuela.

Responsabilidad
de los padres

La violencia se ha convertido en uno de los mayores
problemas que enfrentamos los panameños. Los niños,
niñas y adolescentes conviven en situaciones de
agresividad en su medio familiar, comunitario y escolar, En cada
uno de estos contextos se viven diferentes realidades: abuso
sexual, maltrato infantil, abuso de autoridad,
violencia en los medios de
comunicación, etc. Ante todas estas situaciones que
atentan contra los derechos de la infancia y
adolescencia, la sociedad en conjunto tiene una gran responsabilidad en la búsqueda de soluciones.

La violencia se entiende como la presión de
naturaleza
física, psicológica y social, ejercida directa o
indirectamente sobre el ser humano, que altera su normal
desarrollo tanto individual como colectivo.

Derechos del
Niño

El 20 de noviembre
de 1959 se promulgó la Declaración Universal de los
Derechos del
Niño cuyo objetivo es
proteger la infancia.

Según la Declaración de los Derechos del
Niño, el menor debe ser protegido contra toda forma de
abandono, crueldad y explotación.

El niño gozará de una protección
especial y dispondrá de oportunidades y servicios,
dispensado todo ello por la ley.

  • El niño disfrutará de todos los
    derechos enunciados en esta Declaración. Estos
    derechos serán reconocidos a todos los niños
    sin excepción alguna ni distinción o
    discriminación por motivos de raza, color, sexo,
    idioma, religión, opiniones políticas o de otra
    índole, origen nacional o social, posición
    económica, nacimiento u otra condición, ya sea
    del propio niño o de su familia.

  • El niño gozará de una
    protección especial y dispondrá de
    oportunidades y servicios, dispensado todo ello por la ley y
    por otros medios, para que pueda desarrollarse física,
    mental, moral, espiritual y socialmente en forma saludable y
    normal, así como en condiciones de libertad y
    dignidad. Al promulgar leyes con este fin, la
    consideración fundamental a que se atenderá
    será el interés superior del
    niño.

  • El niño tiene derecho desde su nacimiento a
    un nombre y a una nacionalidad.

  • El niño debe gozar de los beneficios de la
    seguridad social. Tendrá derecho a crecer y
    desarrollarse en buena salud; con este fin deberán
    proporcionarse, tanto a él como a su madre, cuidados
    especiales, incluso atención prenatal y postnatal. El
    niño tendrá derecho a disfrutar de
    alimentación, vivienda, recreo y servicios
    médicos adecuados.

  • El niño física o mentalmente impedido
    o que sufra algún impedimento social debe recibir el
    tratamiento, la educación y el cuidado especiales que
    requiere su caso particular.

  • El niño, para el pleno y armonioso desarrollo
    de su personalidad, necesita amor y comprensión.
    Siempre que sea posible, deberá crecer al amparo y
    bajo la responsabilidad de sus padres y, en todo caso, en un
    ambiente de afecto y de seguridad moral y material; salvo
    circunstancias excepcionales, no deberá separarse al
    niño de corta edad de su madre. La sociedad y las
    autoridades públicas tendrán la
    obligación de cuidar especialmente a los niños
    sin familia o que carezcan de medios adecuados de
    subsistencia. Para el mantenimiento de los hijos de familias
    numerosas conviene conceder subsidios estatales o de otra
    índole.

  • El niño tiene derecho a recibir
    educación, que será gratuita y obligatoria por
    lo menos en las etapas elementales. Se le dará una
    educación que favorezca su cultura general y le
    permita, en condiciones de igualdad de oportunidades,
    desarrollar sus aptitudes y su juicio individual, su sentido
    de responsabilidad moral y social, y llegar a ser un miembro
    útil de la sociedad.El interés superior del
    niño debe ser el principio rector de quienes tienen la
    responsabilidad de su educación y orientación;
    dicha responsabilidad incumbe, en primer término, a
    sus padres. El niño debe disfrutar plenamente de
    juegos y recreaciones, los cuales deben estar orientados
    hacia los fines perseguidos por la educación; la
    sociedad y las autoridades públicas se
    esforzarán por promover el goce de este
    derecho.

  • El niño debe, en todas las circunstancias,
    figurar entre los primeros que reciban protección y
    socorro.

  • El niño debe ser protegido contra toda forma
    de abandono, crueldad y explotación. No será
    objeto de ningún tipo de trata.

  • No deberá permitirse al niño trabajar
    antes de una edad mínima adecuada; en ningún
    caso se le dedicará ni se le permitirá que se
    dedique a ocupación o empleo alguno que pueda
    perjudicar su salud o su educación o impedir su
    desarrollo físico, mental o moral.

  • El niño debe ser protegido contra las
    práticas que puedan fomentar la discriminación
    racial, religiosa o de cualquier otra índole. Debe ser
    educado en un espíritu de comprensión,
    tolerancia, amistad entre los pueblos, paz y fraternidad
    universal, y con plena conciencia de que debe consagrar sus
    energías y aptitudes al servicio de sus
    semejantes.

Que debe hacer en
caso de que exista el maltrato familiar?

Recomendaciones para las víctimas de violencia
intrafamiliar

  • Recuerde que la violencia familiar, de acuerdo a lo
    contemplado en la ley, se refiere a: la agresión,
    amenaza u ofensa ejercida sobre la mujer u otro integrante de
    la familia, por los cónyuges, concubinos,
    ex-cónyuges, ex-concubinos o persona que hayan
    cohabitado, ascendientes, descendientes y parientes
    colaterales, consanguíneos o afines, que menoscabe la
    integridad física, psicológica, sexual o
    patrimonial.

  • Una recomendación primordial para la victima
    es que debe denunciar, puesto que existe una serie de casos
    que la victima no se atreve a denunciar por miedo y temor a
    futuras represalias; pero el denunciar es la única
    forma de detener esta conducta que día a día
    destruye a la familia venezolana y deja graves secuelas
    psicológicas a los niños u otros integrantes de
    estas familias. Recuerde: un niño criado en un hogar
    con violencia será un adulto violento.

  • En caso de que usted sea victima de violencia
    intrafamiliar, resguarde las evidencias del caso: armas
    (blancas o de fuego), objetos, grabaciones, fotos,
    etc.

  • Si es victima de violencia sexual, debe acudir
    inmediatamente a colocar la denuncia, tomando las siguientes
    precauciones: no ducharse ni lavarse; resguardar y colocar en
    una bolsa plástica la ropa intima, sabanas y cualquier
    tipo de evidencia que coadyuve a determinar que efectivamente
    se cometió este
    delito.

  • ¿Por qué deben denunciar las
    víctimas? Porque todo hecho de violencia
    físico, psicológico o sexual, hacia la mujer u
    otro integrante de la familia, es también una
    violación a sus derechos humanos; y por lo tanto es un
    delito. Recuerde que una denuncia a tiempo es una alerta
    temprana.

La ley también protege a las victimas del
acoso sexual,
el cual se genera porque alguien, abusando de una
situación de superioridad, procura cualquier tipo de
acercamiento sexual no deseado, tales como:

  • Insinuaciones sexuales y ofensivas.

  • Proposiciones para tener relaciones sexuales o
    permitir acercamientos sexuales prometiéndoles
    recompensas.

  • Relaciones o contactos sexuales bajo la amenaza de
    perjudicar a la victima en sus actividades y aspiraciones,
    tanto laborales como educativas.

  • Invitaciones deshonestas y
    comprometedoras.

2.11. Como afecta la falta de comunicación
afecta a la sociedad?:

La comunicación es tan esencial que el mundo sin
ella resulta impensable. La probabilidad
de que la persona pasiva satisfaga sus necesidades o de que sean
entendidas sus opiniones se encuentra sustancialmente reducida
debido a la falta de comunicación o a la
comunicación indirecta o incompleta. La persona que
actúa así se puede sentir a menudo incomprendida,
no tomada en cuenta y manipulada. Además, puede sentirse
molesta respecto al resultado de la situación o volverse
hostil o irritable hacia las otras personas.

La falta de comunicación puede afectar a la
sociedad de manera grave. Los grandes conflictos sociales se
deben a la falta de comunicación.

2.12. Consecuencias del maltrato en la personalidad
del individuo:

Hay una relación entre el abuso/abandono infantil
y la presencia de enfermedades mentales o de algún
síndrome o desorden psicológico específico,
en la actualidad varios autores admiten que solo entre un 10 y un
15% de los de los padres abusivos ha sido diagnosticado con un
síntoma psiquiátrico específico. Estudios
que se han hecho, indican que los padres abusivos tienen
dificultades para controlar sus impulsos, presentan una baja
autoestima, escasa capacidad de empatía, así mismo,
se ha encontrado que el abuso infantil se relaciona con la
depresión y con la ansiedad de los padres, entre otras
características y rasgos de personalidad como el alcoholismo y
la
drogadicción.

2.13. Actitudes y creencias hacia el maltrato
infantil:

Papalia y Olds (1998) señalan que "Los
niños se ven afectados tanto por lo que sus padres hacen
como por lo que piensan", es decir por las actitudes y creencias
de los mismos, según este autor señala que "Podemos
definir una actitud como una predisposición para responder
a un estímulo en particular de una manera particular. Una
actitud representa una mayor probabilidad de que una persona
reaccione frente a una experiencia o comunicación dadas de
una forma en particular en vez de hacerlo en otra forma"(Manheim,
1983).

La actitud según Morales (1994), tiene tres
componentes y son los que siguen:

  • Cognitivo: Consta de las percepciones de la
    persona sobre el objeto de la actitud y de la
    información que posee sobre él.

  • Afectivo: Si la evaluación surge
    más bien de experiencias intensas, de carácter
    positivo o negativo, con el objeto de la actitud, el proceso
    es afectivo. Éste está compuesto por los
    sentimientos que dicho objeto despierta.

  • Cognitivo-conductual: El tercero incluye las
    tendencias, disposiciones e intenciones hacia el objeto,
    así como las acciones dirigidas hacia él. Y
    finalmente es conductual si la evaluación surge de
    manera gradual de la implicación conductual de la
    persona con el objeto.

A las actitudes a veces se les suele llamar creencias
pues según Manheim (1983) menciona que las creencias son
observaciones de hechos o realidades, no son lo mismo que la
realidad sino que representan la forma en que el individuo mira
la realidad, la descripción de sí mismo, de su
medio ambiente
físico y social, la forma en que percibe su contexto, el
medio dentro del cuál vive y acerca del cual se forma
juicios y valores.

Con respecto a lo anterior, cabe señalar que no
todas las creencias están sujetas a prueba y para ello se
señalará a continuación las dos clases de
creencias.

Pueden existir al menos dos clases de creencias
según menciona Manheim (1983) y son las
siguientes:

La primera es una creencia en algo, la segunda una
creencia acerca de algo. La diferencia entre las dos consiste en
que la creencia en algo no se puede comprobar ni impugnar por
observación, por lo menos no brevemente.
Tampoco existe una manera física de medirla, aunque mucha
gente cree que este tipo de creencias existe y esto influye en su
conducta. Por otro lado, las creencias acerca de algo son
constantemente sujetas a pruebas. Cada
una de estas creencias pueden ser comprobadas. Cada creencia de
este tipo puede ser juzgada a través de hechos observables
y se pueden evaluar sus méritos empíricamente por
tanto, este tipo de creencias son las que se evaluarán en
el presente estudio.

Las creencias paternas, que son las que aquí
interesan según Papalia y Olds (1998) tienen origen en la
cultura pues se encontró que un estudio realizado en
California relacionó creencias de los padres sobre
crianza, inteligencia y
educación, con el desempeño escolar de sus hijos (Okagaki y
Steinberg, 1993). La identificación de este estudio de
diferencias culturales en las creencias de los padres puede
ayudar a los profesores y a los mismos padres a entender un poco
más a los niños, a desarrollar una forma de vida
diferente a las de ellos y darse cuenta de su propia
situación.

2.14. Como sanar la autoestima herida en la
infancia:

"Para comenzar a ejercitase en desaprender lo negativo
que nos inculcaron…", y sanar a ese niño/a que quedaron
escondidos y heridos en nosotros, podemos ir reemplazando las
viejas ideas que construimos por otras. Repetir estas
afirmaciones con frecuencia es manera de comunicarnos con
nosotros mismos, de ayudarnos a adquirir seguridad y tener
presentes nuestros derechos:

  • Realizo mis elecciones y acciones con
    responsabilidad y sin temor.

  • Solo yo decido el modo como utilizo mi tiempo, pongo
    límites a quienes no respetan esto, hago acuerdos para
    combinar mi tiempo con el de otros sin someterme.

  • Me aplico a mi trabajo con responsabilidad pero, si
    algo no va bien, no es porque yo sea un fracaso sino que
    todavía tengo que aprender más.

  • Me hago responsable del modo cómo trato a los
    demás y evito repetir lo que a mí me hizo
    sufrir.

  • Tengo confianza en poder resolverlo mejor posible
    cualquier situación.

  • Aprendo a comunicar mis sentimientos y respeto los
    de otros.

  • Cambio mis opiniones sin temor si me doy cuenta que
    no eran correctas.

  • Soy una persona valiosa, capaz, creativa y estoy
    abierta para cambiar todos los aspectos de mi
    vida.

Si una persona tiende a valorarse de esta manera se
trasforma el guía de su propia vida y está
protegida de sentir culpas irracionales, de creerse incapaz, mala
o inútil, de tener que complacer para ser
aceptada.

La
Escuela

Es fundamental que los padres y maestros o docentes en
quienes los padres confíen, sean capaces de transmitir
valores claros. Es muy importante que se les enseñe a los
niños, el significado de esos valores. Los maestros deben
conocer el ambiente y aceptarlo si quieren ayudar a los
niños a que vean estos dentro del mismo. En todos los
ambientes el niño tiene las mismas necesidades
básicas de amor y seguridad, el derecho de ser una persona
de valor y tener
la oportunidad de triunfar.

Los educadores deben estar conscientes de los distintos
ritmos de desarrollo de cada niño, para que el mismo se
sienta cómodo con el propio y capacidad de
desarrollo.

También podemos decir que los maestros pueden
favorecer u obstaculizar el proceso por el cual uno puede
encontrarse a sí mismo. Su comprensión o la
ausencia de la misma, pueden favorecer o hacer la personalidad
que se desarrolla y está en vías de manifestarse.
Es por esto que el educador tiene mucha responsabilidad en este
tema tan importante o en esta cuestión del tiempo
necesario para que uno se encuentre a sí mismo.

También es necesario saber que la mente de cada
niño está llena de imágenes.
Estas imágenes son de tres dimensiones. En primer lugar,
se relaciona con la imagen que tiene de sí mismo. Puede
imaginarse a sí mismo como una persona que puede llegar a
triunfar. Por el contrario, el niño puede tener la
impresión de ser una persona de poco valor, con escasa
capacidad y pocas posibilidades de lograr éxitos en
algún área de su actividad.

El segundo grupo de imágenes se vincula con la
opinión que el niño tiene de sí mismo en
relación con otras personas. Puede considerar que sus
valores, sus actitudes, su hogar, sus padres, el color de su piel
o su religión, son la causa de que se lo mire con temor ,
desconfianza y disgusto, o que se lo trate con interés.
La imagen que cada niño tiene de sí mismo se forma
a través del reflejo de las opiniones de los
demás.

El tercer juego de
imágenes se vincula con la imagen de sí mismo, tal
como desearía que fuera. Si la distancia entre estas dos
imágenes, como se ve realmente y la imagen idealizada, no
es grande, de modo que a media que crece y madura pueda alcanzar
la asimilación de estas dos imágenes, se puede
decir que se acepta a sí mismo como persona.

Por todo lo mencionado es muy importante que la escuela
del niño ayude al mismo a descubrir y aprender a ser las
personas que siempre quisieron ser, respetándole sus
tiempos, sus conflictos y sus confusiones.

Para ser un buen educador…

  • Saber que la escuela puede mejorar o degradar a la
    gente que está en ella.

  • Estar dispuesto a complementar las nuevas
    informaciones con los viejos conocimientos.

  • Debe ajustar las oportunidades de aprendizaje a cada
    niño, de modo que pueda progresar a su propio ritmo de
    velocidad.

  • Debe tener la capacidad e incluir el desarrollo de
    habilidades intelectuales junto con el estímulo para
    que el niño se acepte a sí mismo.

  • Tiene que saber cómo crear un ambiente, para
    encontrar oportunidades dentro del mismo, donde cada
    niño pueda sentirse importante.

  • Debe reconocer los puntos fuetes de cada
    niño: debe tener en claro que las decisiones de los
    niños pueden ser vencidas a través de sus
    fortalezas.

  • Tener conciencia de los sentimientos y de las
    imágenes que los niños tienen en su mente
    cuando van a la escuela.

  • Comprender que algunas veces los niños
    sólo se desarrollan mediante la aprobación, ya
    que la crítica debe esperar hasta que el niño
    sea suficientemente fuerte para aceptarla.

  • Aceptar la conducta que no sea adecuada
    comprendiendo que los seres inestables se rigen en la
    conducta agresiva cuando las presiones son demasiado
    grandes.

  • Transmitir a los niños su fe en ellos, es
    decir, que sus alumnos sean personas dignas de estima y
    respeto.

" La gente hace cosas para nosotros. Pueden ser cosas
simpáticas y agradables. Pueden ser cosas desoladoras.
Pueden ser cosas alentadoras y estimulantes. Pueden ser cosas que
restauran nuestro equilibrio,
acrecientan nuestra fe y fortalecen nuestras convicciones: pueden
darnos nuevas perspectivas y nuevo coraje, pero pueden
sumergirnos, también en la desesperación, el temor
y el pesimismo."

Actitudes o
Posturas habituales que indican Autoestima Baja

  • Autocrítica dura y excesiva que la mantiene
    en un estado de insatisfacción consigo
    misma.

  • Hipersensibilidad a la crítica, por la que se
    siente exageradamente atacada/o, herida/o; hecha la culpa de
    los fracasos a los demás o a la situación;
    cultiva resentimientos tercos contra sus
    críticos.

  • Indecisión crónica, no por falta de
    información, sino por miedo exagerado a
    equivocarse.

  • Deseo innecesario por complacer, por el que no se
    atreve a decir NO, por miedo a desagradar y a perder la buena
    opinión del peticionario.

  • Perfeccionismo, autoexigencia esclavizadora de hacer
    "perfectamente" todo lo que intenta, que conduce a un
    desmoronamiento interior cuando las cosas no salen con la
    perfección exigida.

  • Culpabilidad neurótica, por la que se acusa y
    se condena por conductas que no siempre son objetivamente
    malas, exagera la magnitud de sus errores y
    delitos y/o los lamenta indefinidamente, sin llegar nunca
    a perdonarse por completo.

  • Hostilidad flotante, irritabilidad a flor de piel,
    siempre a punto de estallar aún por cosas de poca
    importancia, propia del supercrítico a quién
    todo le sienta mal, todo le disgusta, todo le decepciona,
    nada le satisface.

  • Tendencias defensivas, un negativo generalizado
    (todo lo ve negro: su vida, su futuro y, sobre todo, su
    sí mismo) y una inapetencia generalizada del gozo de
    vivir y de la vida misma.

Buena
Autoestima

No se habla de una alta autoestima, sino del narcisismo
o de una buena autoestima. El narcisismo es el amor excesivo
hacia uno mismo o de algo hecho por uno mismo, por eso se dice
que una persona es narcisista, cuando está enamorado de
sí mismo, es decir de lo que piensa, de lo que hace, de
cómo es, de cómo se viste, etc., pero no del propio
ser, sino de la imagen del yo.

En relación al narcisismo hay que tener en cuenta
dos elementos, uno la imagen, que es como se ve exteriormente la
persona y la otra es el amor, que es el
amor excesivo de la persona, hacia sí mismo. La
representación del narcisismo en el niño son
simplemente las palabras e imágenes que les transmitieron
sus padres, por eso se dice que los padres tienden a atribuirle
al niño todos las afecciones y se niegan o se olvidan
todos sus supuestos defectos.

Alguien con una buena autoestima no necesita competir,
no se compara, no envidia, no se justifica por todo lo que hace,
no actúa como si "pidiera perdón por existir", no
cree que está molestando o haciendo perder el tiempo a
otros, se da cuenta de que los demás tienen sus propios
problemas en lugar de hecharse la culpa "por ocasionar
molestias".

  • Características de la autoestima
    positiva:

  • Cree firmemente en ciertos valores y principios,
    está dispuesto a defenderlos aún cuando
    encuentre fuerte oposiciones colectivas, y se siente lo
    suficientemente segura como para modificar esos valores y
    principios si nuevas experiencias indican que estaba
    equivocada.

  • Es capaz de obrar según crea más
    acertado, confiando en su propio juicio, y sin sentirme
    culpable cuando a otros le parece mal lo que halla
    hecho.

  • No emplea demasiado tiempo preocupándose por
    lo que halla ocurrido en el pasado, ni por lo que pueda
    ocurrir en el futuro.

  • Tiene confianza por su capacidad para resolver sus
    propios problemas, sin dejarse acobardar por los fracasos y
    dificultades que experimente.

  • Se considera y realmente se siente igual, como
    persona, a cualquier otra persona aunque reconoce diferencias
    en talentos específicos, prestigio profesional o
    posición económica.

  • Da por supuesto que es una persona interesante y
    valiosa para otros, por lo menos para aquellos con quienes se
    asocia.

  • No se deja manipular por los demás, aunque
    está dispuesta a colaborar si le parece apropiado y
    conveniente.

  • Reconoce y acepta en sí mismo una variedad de
    sentimientos e inclinaciones tanto positivas como negativas y
    está dispuesta a revelarlas a otra persona si le
    parece que vale la pena.

  • Es capaz de disfrutar diversas actividades como
    trabajar, jugar, descansar, caminar, estar con amigos,
    etc.

  • Es sensible a las necesidades de los otros, respeta
    las normas de convivencia generalmente aceptadas, reconoce
    sinceramente que no tiene derecho a mejorar o divertirse a
    costa de los demás.

Expresiones
Maltratantes usadas con frecuencia

EXPRESIONES MALTRATANTES

· Eres un niño-una niña
malo(a)

· Pareces bruto(a)…

· Deja de molestar o te pego?

· Por qué eres así
ah?

· La cabeza no te da para nada

· No haces nada bien!

· No te mereces nada…

· Lo que estás buscando es que te
pegue!

· Quédate quieto pelao(a) de

· Me tienes
aburrida(o)

· En dónde tienes la
cabeza?

· Me provoca es darte duro
para que obedezcas!

· Eres un bueno para
nada

· Vas a saber quien soy yo
!

· Sigue así y
verás!

· Si te portas mal no te quiero!

En la escuela y la familia se practican múltiples
formas de corrección basadas en el maltrato y que no son
catalogadas como tal. Gritar, amenazar, avergonzar, exhibir,
insultar, imponer represivamente, ridiculizar, agredir
verbalmente, retirar el afecto, intimidar, insultar, castigar
físicamente etc… son tan sólo algunos
ejemplos.

La violencia como forma de vida ha permeado a la familia, la
escuela, los medios de
comunicación y la vida social. Nuestra sociedad recrea
patrones y modelos de relaciones sociales violentas, basados en
el uso del poder coercitivo y autocrático. La familia y la
escuela tradicional se ha caracterizado por reproducir estos
patrones, que en esencia, siembran la semilla del maltrato.

"Lo que menos me gusta de la seño es que nos
regaña, nos grita y nos trata mal, nos pega reglazos en
ambas manos si no sabemos la lección"
(Testimonio de
un niño)

Ser tratado con dignidad y
respeto es ante todo un derecho, derecho que cotidianamente es
violentado en la familia y la escuela. Padres, madres y docentes
se han habituado al maltrato, se sienten con el derecho de
corregir maltratando. Los adultos que a su vez fueron maltratados
aprendieron que "es válido y aceptable" utilizar el grito,
los golpes, la fuerza, la coacción, la intimidación
etc. para corregir educar y orientar. Más aún,
aprendieron que el hecho de ser padre, madre o docente les otorga
"potestad natural" para ejercer las funciones de
crianza y educación maltratando y violentando.

Para una gran proporción de padres, madres y docentes
es todo un dilema el ejercicio de la AUTORIDAD sin hacer
daño; ejercer influencia sobre los hijos e hijas sin
ejercer AUTORITARISMO; hacerlo con una finalidad formativa y no
retaliativa, con una pretensión educativa y más no
represiva; basada en la comprensión y no en el dogma;
orientada por el amor y no por la opresión.

Tanto en la familia como en la escuela los adultos necesitan
influir sobre hijos y estudiantes para formarles, necesitan tener
"capacidad para influir". Lo que diferencia los hogares y las
escuelas entre sí es el TIPO DE PODER en que se basan para
formar, es decir, las estrategias que utilizan para influir en
hijos y estudiantes.

 

 

 

 

 

Autor:

Prof. Carlos Cabello García

Institución Educativa Belen

Año 2005

Partes: 1, 2
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