1.
La organización social: todo un sistema
La Organización ha sido conceptualizada desde
disímiles campos del saber como una agrupación de
recursos humanos,
materiales y
financieros, abocados a lograr su máxima eficiencia dentro
de planes y objetivos
fijados. Para esto, se señala la necesaria existencia de
unidades administrativas, asignando en cada caso funciones,
autoridad,
responsabilidad, jerarquía y las relaciones
que entre ellas deben existir.
Desde un punto de vista más pragmático, una
organización es un ente donde se combinan los factores
productivos: personas, patrimonio y
trabajo, cuyos
objetivos específicos pueden ser, producir bienes o
servicios
capaces de satisfacer necesidades colectivas, cumplir
algún otro fin social u obtener lucro.
En un intento por agrupar los aspectos esenciales del
término, podemos entender por organización todo
tipo de agrupación de personas unidas por un interés
común, con fines definidos con precisión y
colectivamente compartidos; difiriendo en dimensiones y
propósitos, tanto como dicte la naturaleza del
objetivo que
los une.
De acuerdo a la Teoría
General de Sistemas, la
organización es un todo unitario, un conjunto de
elementos en interacción[1]que trabajan de manera
conjunta para alcanzar fines u objetivos comunes.
Esta teoría se interesa básicamente en problemas de
relación e interdependencia, más que en los
atributos constantes de los objetos. Se sustenta en el postulado
de que las propiedades sistémicas no pueden describirse
significativamente en término de sus elementos
separados[2]
Un sistema puede ser
comprendido solo globalmente, involucrando todas las
interdependencias de sus subsistemas, por cuanto tiene una
naturaleza orgánica. Tal particularidad provoca que un
cambio en una
de sus unidades produzca cambios en el resto, dada la
relación existente entre ellas.
Toda organización es un sistema incluido en otro
más amplio: la sociedad, con
la que interactúa influyéndose mutuamente. No
obstante, determinarlo depende del análisis que de él se haga: la
organización podrá ser entendida como sistema o
subsistema, y más aún, un supersistema; es una
cuestión de enfoque.
Por su naturaleza, los sistemas pueden clasificarse en
abiertos o cerrados. Estos últimos no realizan
intercambios con el medio ambiente, pues
son herméticos o cuasi-herméticos a las influencias
ambientales.
Los sistemas abiertos sí se relacionan con el entorno,
a través de entradas y salidas regulares de materia y
energía. No existen aislados, pues son eminentemente
adaptativos, para sobrevivir deben reajustarse constantemente a
las condiciones del medio externo; es a través de estas
interacciones que restauran su energía y reparan las
pérdidas de su propia organización.
Podemos concebir la
organización social como sistema concreto,
abierto y conformado por diversos subsistemas, entre los que
pueden contarse los de comunicación y cultura
organizacionales.
Al constituir un sistema abierto, mantiene una constante
interrelación con su medio externo, que puede
representarse de la siguiente forma:
Igualmente, cumple con principios
básicos para este tipo de sistemas: equifinalidad,
heterogeneidad y organización; apuntando a la
igualación de las diferencias (homogeneidad) y a la
conservación del equilibrio
(homeostasis).
Sin embargo, la comprensión de la empresa,
orgánica y funcionalmente como un sistema, no desvela la
verdadera esencia de sus interioridades e interacciones con el
entorno. Y es que el fundamento de los fallos de la teoría
sistémica radica en su propio principio, que antepone la
estructura a
la función, a través de la
diferenciación de lo que se encuentra dentro o fuera;
considerando cualquier elemento externo al sistema, parte del
entorno.
El fenómeno latente en un sistema es el aumento
generalizado de la complejidad, que se multiplica con el mayor
número de órganos y su diversidad
tipológica, fenómeno generador de una estructura
múltiple de conjuntos y
subconjuntos sociales.
2. Una mirada
desde el paradigma
complejo
El paradigma emergente de la complejidad[3]procedente de la
vanguardia de
la física
contemporánea, resume y supera los conceptos fundamentales
del sistémico, apoyándose en la variedad e interacción de los elementos que componen
un sistema (complejizado):
Un sistema es complejo cuando se constituye por una gran
variedad de elementos que tienen funciones especiales.Los elementos se organizan en niveles jerárquicos
internos.
Los diferentes niveles y elementos individuales son ligados
por una gran variedad de relaciones.
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