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El trabajo del profesor universitario (página 2)



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Se reconoce que vivimos en el siglo del conocimiento y
si esto es así, entonces el trabajo del
docente cobra mayor vigor, porque su labor no debe consistir
únicamente en transmitir las informaciones contenidas en
los textos, pues el compromiso del profesor debe
rebasar los límites
del aula de clases, porque éste debe cumplir con la
misión,
los fines y objetivos de
la
educación universitaria. Esto significa que el
profesor, debe ser un investigador de su disciplina y
los resultados de sus indagaciones deben divulgarse no solo a los
estudiantes, sino a la sociedad,
porque es así como surgen las nuevas propuestas y métodos de
estudio que constituyen verdaderos aportes a la sociedad.

El trabajo del
profesor universitario sería más efectivo si este
se proyecta con una actitud
científica en el aula de clases. Es decir, que el profesor
debe considerar su espacio como un laboratorio,
en el cual va adquirir una serie de experiencias que
contribuirán, desde luego, a proponer metodologías
y técnicas innovadoras que ayuden a mejorar
la enseñanza
universitaria. Si el profesor se convierte en un mero
expositor de conocimientos sin pensar en su compromiso y responsabilidad para con la sociedad, simplemente
está faltando a ese compromiso con la nación
de ser un verdadero agente de cambio, que
puede contribuir de manera eficaz a la formación de
profesionales de calidad.

En el caso de la Universidad de
Panamá
y otras instituciones
universitarias estatales, el estatuto reconoce el concepto de
libertad de
cátedra, por lo que no debe confundirse con libertinaje,
por el contrario, este concepto marca el
principio de la responsabilidad del docente de hacer de su clases
un verdadero laboratorio que le permita practicar diversas
técnicas y enfoques de los contenidos que se sugieren en
los programas de las
diversas asignaturas en las que imparte enseñanzas.

Hay que plantearse si realmente las autoridades están
conscientes de que para que el profesor se sienta comprometido
con sus responsabilidades de docencia,
investigación, extensión y servicios, la
carga horaria que se le impone semestralmente a un profesor de
tiempo
completo, permite que el mismo pueda cumplir con su compromiso
como formador de profesionales. La verdad es que actualmente, no
se considera la carga horaria para el cumplimiento del deber que
le corresponde conforme a las normas
vigentes.

Considero que un profesor realmente no puede cumplir con su
misión, sino se contempla que tiene otras
responsabilidades que van más allá de las horas de
contacto directo con sus alumnos. Si las autoridades quieren que
la universidad esté inmersa dentro de los
parámetros de la sociedad del siglo XXI, tiene la
obligación de viabilizar a los profesores, en el horario,
el tiempo necesario para que puedan incursionar en la
investigación, actividades de extensión y
servicio que a
veces permiten la transferencia de conocimientos a empresas e
instituciones del sector privado y oficial.

Es innegable que el docente para poder cumplir
con su labor, tiene que tener presente que uno de los compromisos
insoslayable, lo constituye su constante actualización, es
decir, que el mejoramiento académico continuo debe ser una
característica de todo profesor universitario, porque para
cumplir con la responsabilidad de la formación de los
futuros profesionales se requiere que el docente se preocupe por
este importante aspecto tan necesario en el nivel superior.

Le corresponde a las universidades crear programas que
incentiven a los profesores para que se preocupen por la
investigación y la publicación de los resultados de
las mismas, ya que en el caso de la Universidad de Panamá, es
sabido que existen muchas investigaciones
inéditas que a pesar de su incalculable valor, los
profesores no las han podido publicar y que las Universidades,
como es el caso de la nuestra en cuestión, como
institución de educación
superior, no ha podido destinar los fondos para la
publicación de esos aportes al conocimiento.

Lo más ideal sería que cada uno de los
profesores de dedicación de tiempo completo deba contar
con oficinas para cumplir a cabalidad con las responsabilidades
que les confieren las normas y leyes vigentes
concernientes a las tareas y compromisos del profesor en los
quehaceres universitarios. Así como la sociedad demanda del
trabajo del profesor universitario, es importante que las
autoridades de alto nivel tengan conciencia de que
es necesario que se le dote de las herramientas
adecuadas para que su labor de compromiso con el desarrollo
cultural y académico de la nación
sea efectivo en el entorno social en el que se desenvuelve.

Cada día se siente el clamor de los diversos sectores
sociales, económicos, culturales, políticos,
industriales, de producción, etc., que propugnan por un
mejor perfil de los egresados universitarios enmarcados en
habilidades de competitividad, creatividad,
emprendedores, en fin que coadyuven al desarrollo exitoso de los
campos laborales en los que se desenvuelven. Todo ello significa
que la misma sociedad exige del trabajo del profesor una
constante renovación del conocimiento, porque se trata de
un compromiso con la sociedad.

El mismo profesor requiere de un perfil académico que
esté en consonancia con la sociedad del Siglo XXI. En
consecuencia si se quiere que los egresados universitarios
respondan a las necesidades de la nueva era, pues no hay dudas de
que los primeros que tienen que estar en constante
renovación del conocimiento son los profesores
universitarios. Ellos tienen la obligación de adoptar una
actitud de superación, de perfeccionamiento
académico y profesional. El profesor debe ser un constante
investigador y sobre todo aprovechar los distintos congresos, y
foros para divulgar sus conocimientos, productos de
las indagaciones realizadas en los diversos tópicos de su
campo de especialidad.

Cuando hablamos de calidad debemos pensar primero en la
calidad del trabajo que desarrolla el profesor universitario
porque si analizamos con profundidad es allí donde
está la clave del asunto; porque el resultado final del
egresado universitario depende de la calidad de la enseñanza ofrecida por el docente. Si las
universidades cuentan con profesores comprometido con su labor
educativa superior, esto es dedicados consagradamente a su labor
universitaria, con el uso racional del tiempo que le corresponde
brindarle a la institución superior donde labora
(investigación, docencia, extensión, servicios,
administración), estamos más cerca
de garantizar profesionales de óptima calidad.

En el contexto social de nuestras realidades, observamos con
frecuencia que las universidades, muchas veces, contratan
profesores de dedicación parcial que laboran en tres y
hasta cuatro instituciones educativas a la vez. Esto me lleva a
las siguientes interrogantes: ¿Qué tiempo le
dedican estos profesores a la planificación de sus actividades en el
aula?; ¿En qué tiempo investigan para garantizar
una labor de enseñanza efectiva?; ¿En qué
momento atienden las dificultades y problemas de
los alumnos?; ¿El trabajo de estos profesores será
eficaz para preparar el tipo de egresados que exige la sociedad
del siglo XXI?; ¿Cuál será el compromiso de
estos profesores con la sociedad?

Todas estas reflexiones constituyen las bases para
replantearse, la necesidad de buscar mecanismos que regulen las
exigencias de las instituciones universitarias al momento de
contratar profesores. Mientras existan docentes con
una concepción mercantilista de la educación,
jamás podremos asegurar que el trabajo del profesor
universitario esté acorde con las realidades de este
siglo. Lo más seguro es que el
rendimiento de estos profesores sea deficiente, lo cual
constituye una desventaja para el cumplimiento de la
visión y misión de cualquier institución de
educación superior.

El profesor universitario debe actuar con responsabilidad ante
la sociedad, porque su labor está más allá
de lo económico, por cuanto que su proyección es de
carácter social, sin duda, un profesor
universitario es un servidor social,
que tiene una de las responsabilidades más arduas y
delicadas de todo contexto social, pues se trata de un formador
de especialista de una determinada área del conocimiento.
Por ello, el profesor debe constituirse en una autoridad
académica; ser un experto en la aplicación de las
metodologías adecuadas para el desarrollo de su
disciplina, así como de la investigación científica. Debe estar
actualizado con relación a las innovaciones del campo en
la que se desenvuelve como docente de la universidad.

Por todo lo anterior insistimos en que las acciones del
docente van más allá de los claustros
universitarios, por cuanto que su compromiso es social e
institucional y debe cumplir con las normas legales vigentes que
definen claramente sus funciones
académicas, administrativas, de investigación y
extensión. Si atendemos a este aspecto, se denota
claramente que los profesores deben procurar cumplir con una
serie de obligaciones
que coadyuvan a fortalecer el compromiso social que tienen con la
nación.

Podemos observar que las políticas
adoptadas por las universidades, como es el caso de la
Universidad de Panamá, es la de exigir un mejor perfil del
profesor que ingresa al ejercicio de la docencia universitaria.
Ello conduce a que el educador , por una parte, procure una mejor
formación profesional en su campo de especialidad y por la
otra, contribuya de una manera más eficaz en la
formación profesional, la investigación y
actividades de extensión, dentro del contexto social con
eficiencia y
calidad con los más altos niveles de una verdadera
educación universitaria.

Todo lo anterior nos lleva a reflexionar que es imprescindible
que las universidades promuevan incentivos a sus
docentes como las becas, licencias con sueldo, sabáticas y
demás oportunidades conducentes a promover la
actualización, superación profesional,
investigación y especialización a nivel de
postgrados de sus docentes. Con ello, se fortalece la labor
docente del profesor universitario, porque se garantiza en cierta
medida una mejor proyección y producción
intelectual de este profesor de educación superior en las
diversas asignaturas que se imparten dentro de una
universidad.

El sistema de
evaluación
del desempeño docente constituye una herramienta de
medición del rendimiento del profesor
universitario dentro del aula de clases, que si se administra de
manera profesional, los resultados serían efectivos para
garantizar el perfeccionamiento del profesor universitario en
aquellos aspectos donde se considera que tiene debilidades, no
obstante, en la actualidad este instrumento sirve como una
herramienta que le permite al estudiante expresar su
disconformidad con el desempeño del profesor solo cuando los
resultados de la evaluación
personal de
éste no es satisfactorio durante el semestre; pero en
cambio, cuando siente que el curso ha sido aprobado sin
dificultad alguna, la ponderación que le da al profesor
evaluado es excelente, lo cual se convierte en un instrumento de
evaluación subjetivo entre algunos estudiantes.

Me parece que la evaluación del docente universitario
contribuye a que el profesor procure mejorar la calidad de su
trabajo como docente de educación superior, además
conduce al mejoramiento profesional continuo. Se trata de un
instrumento de medición de la calidad del trabajo del
profesor que no se debe percibir como represalia del estudiante
hacia le profesor. Considero que este instrumento actualmente ha
dado resultado, dado que la mayoría de los estudiantes lo
utilizan con el sentido académico y científico para
el que se creo, a pesar de que, como expresé con
anterioridad, suele ocurrir entre algunos estudiantes que no son
objetivos.

En conclusión el trabajo del profesor universitario
debe ser de compromiso con la sociedad. Debe ser de entrega a la
docencia, a la investigación científica, como
herramientas básicas para generar conocimientos
innovadores que contribuyan al desarrollo de las ciencias en
las diversas disciplinas donde se desempeña el
profesor.

No cabe duda de que el profesor universitario del siglo XXI,
tiene la obligación de someterse a los cambios que exige
esta nueva sociedad en que vivimos; tiene que procurar cambiar la
planificación, los enfoques metodológicos,
actualizar los contenidos curriculares; adecuar su trabajo al
perfil del egresado que se requiere en la sociedad.

Para responder a los requerimientos de este siglo del
conocimiento, en cuanto a la formación de los egresados
universitarios, es preciso que el profesor esté consciente
que él juega un papel protagónico dentro del
contexto social en que se desenvuelve, porque el éxito
de la universidad como institución superior de
educación, dependerá de la actitud positiva del
profesor, es decir, los objetivos, la misión y
visión de la universidad se concretará en la medida
en que el docente asuma con plena convicción sus deberes y
también derechos, los cuales se
tipifican en las normas legales vigentes de las
universidades.

 

 

 

 

Autor:

Profesor Alonso Martín Londoño
Álvarez

Universidad de Tecnología de
Panamá

Partes: 1, 2
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