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Astronomía y creación ¿Es posible compaginar el relato del génesis con los descubrimientos realizados por la astronomía en siglo XX? (página 2)




Enviado por Luis Eduardo Cantero



Partes: 1, 2

La ciencia no se
opone a la fe y la creencia en Dios. Cualquier científico
puede ser una persona
religiosa. El problema se genera cuando los creyentes tratan de
mezclar sus creencias religiosas con los hechos naturales. De
hecho, no existen fenómenos no naturales, pues todos los
fenómenos paranormales que los creacionistas blanden como
"razonamientos irrebatibles" son simplemente creaciones mentales,
ideas y/o pseudologías; sin embargo, los creacionistas
insisten en mezclar mitología con ciencia, lo cual es
incongruente y enormemente irracional. La ciencia se
basa en hechos, evidencias
observables, en la metodología organizada, y en tesis
meticulosas; mientras que, absolutamente el contrario, el
creacionismo se funda en mitos, ideas,
narrativas falsas, visiones, alucinaciones, dogmas, opiniones,
consensos, etc.[7]

Las
teorías bíblicas y las ciencias exactas de la
formación del mundo

2.1. ¿En el principio Dios o hidrógeno?

Algunos teólogos fundamentalistas, conservadores
u otros dicen "en el principio Dios" (Gen. 1:1), pero algunos
científicos arrogantes, como el astrónomo Harlow
Shapley dice: "en el principio hidrógeno". Esta arrogante
declaración materialista hecha por este astrónomo
desafía la creatividad de
las obras de Dios. Al respecto nos dice el Dr. David N.
Mentón: "muchos estudiantes de escuelas públicas y
privadas se les requiere ver y discutir las 13 partes de la serie
de televisión, "Cosmos", protagonizada por uno
de los estudiantes más conocidos de Shapley, Carl
Sagan".[8] En la primera frase de su libro
Cosmos,[9] Sagan declara confiadamente y con
letras mayúsculas que EL COSMOS ES TODO LO QUE HAY, HUBO Y
HABRÁ. Sagan nos asegura que "nosotros los humanos somos
el producto de
una larga serie de accidentes
biológicos", y concluye que "todas nuestras
características y sentimientos humanos: amor, odio,
pasión, frustraciones, cariño y agresión,
son simplemente el resultado de accidentes menores de nuestra
inmensamente larga historia evolutiva". Sagan
creía que "el hombre no
es el deseo de los dioses, sino lo contrario, que los dioses son
el deseo del hombre".[10] "Se le pidió a
Sagan que comentara sobre su punto de vista del futuro del
hombre. Sagan contestó, "Yo pienso que para sobrevivir,
algún día debemos olvidarnos de honrar a nuestra
nación,
nuestra religión, nuestra raza, y clase social y
pensar en nosotros simplemente como una forma de vida
pasajera…""[11]

2.2. ¿Dios tuvo alguna posibilidad de elegir
al crear el
universo?

Para responder a esta pregunta me basare a dos autores
más reciente y conocido: Leonardo Boff y Stephen Hawking.
El primero es un sacerdote católico,[12]
quien en los últimos años se ha dedicado a
investigar sobre el tema de la Ecología. El
propósito del autor[13]en su libro,
consiste en relacionar diferentes teorías
acerca de la formación del cosmo y su incidencia en la
ecología.
En la primera parte nos habla de las teorías
bíblicas[14]y de las ciencias
exactas de la formación del mundo; luego nos presenta su
tesis una cosmología basada en la ecología, nos
ayudará a superar el impasse de la cosmología
moderna, inspirada en la física y las matemáticas. Esta no incluyó en su
consideración la interioridad, la vida y el
fenómeno humano, solo se había quedado en la
dimensión físico-matemática. La ecología nos
enseñó a ver la unidad del proceso
cósmico, desde el big bang hasta la
aparición del ordenador, y a percibir que la naturaleza no
es algo solamente externo, sino especialmente interno del ser
humano.

Ella nos ayudó a plantear algunas preguntas, como
por ejemplo: ¿De que manera apuntó desde el
principio la flecha del tiempo hacia
el ser humano con su capacidad de intervención en el ritmo
de la Tierra aun
a riesgo de que
éste provoque un posible cataclismo biológico como
efecto de su ataque industrialista? Como se puede deducir,
nuestra cosmología, planteada desde una perspectiva
cosmogénica, se propone articular todos los elementos,
incluyendo la vida y al mismo ser humano y construyendo un
sentido de trayectoria, esperanza y futuro para todos.
También, nos enseñó del origen de la
eclosión de la vida sigue siendo misterioso, porque en
él participan simultáneamente el azar y la
necesidad, así como la lógica
del complejificación y de la evolución regida por el principio
cosmogénico. Según el autor, la vida es el
resultado de un proceso evolutivo… para tener una idea
clara de su postura observe la siguiente figura:

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La vida se halla por consiguiente, dentro de la
posibilidad de la materia y de
la energía, como dijo el filosofo Jean
Guitton[15]"lo que denominamos casualidad no es
mas que nuestra incapacidad para comprender una categoría
de orden superior puesta de manifiesto por el fenómeno de
la vida". La conciencia, para
Boff es cósmica y personal,
según El la conciencia es la forma más alta de la
vida. Como el universo, la vida
y cada ser poseen su genealogía. Lo mismo ocurre con la
conciencia. También, ella tiene un lugar dentro del
universo y es una expresión de relaciones de la materia y
de la energía primordial en densísimo grado de
complejidad y relacionalidad. En este sentido posee la misma
antigüedad que el cosmo.

En el segundo libro, escrito por Stephen
Hawking[16]se embarca en una búsqueda de la
respuesta a la pregunta de Einstein sobre si Dios tuvo alguna
posibilidad de elegir al crear el universo. Hawking intenta,
comprender el pensamiento de
Dios con respecto a la creación, para ello argumenta que
el principio del universo había sido discutido de
diferentes cosmologías primitivas y con la
tradición judeo-cristiana-musulmana, el universo
comenzó en cierto tiempo pasado finito, y no muy distante.
Hawking, presenta los argumentos a favor de un origen divino,
comenzando desde los postulados filosóficos primitivos
pasando por San
Agustín, señala que la civilización esta
progresando y podemos recordar quien realizó esta
hazaña: Dios, a través del proceso de la
evolución. Ahora bien, Hawking, plantea la mecánica
cuántica, ésta se ocupa de esta
situación mediante un tipo de teorías
cuánticas en las que las partículas no tienen
posiciones ni velocidades bien definidas, sino que están
representadas en el sentido de la ley de la
evolución de la onda del tiempo. Así se conoce la
onda en un instante, puede calcularse en cualquier otro
instante…

2.2. ¿Creado o
Evolucionado?

Por lo anterior me surge otra pregunta ¿Creado o
Evolucionado? La Biblia enseña que Dios creó el
universo y todo lo que en él hay. La teoría
de la evolución enseña que el hombre es producto
del desarrollo de
formas simples de vida a formas más complejas, por azar.
Tal como una máquina que se construye a sí misma.
La teoría de la evolución descarta la necesidad de
un Creador inteligente o un Diseñador Maestro. Puede
parecer una teoría atractiva el que las formas simples se
desarrollen en formas de vida más complejas pero no tiene
ningún sustento. La creencia en la evolución es una
violación de la Primera Ley de la Termodinámica, la ley de la
conservación de la energía. Ésta dice: La
materia ni se crea ni se destruye, solo se transforma. Nada de lo
que está en la actual economía de la ley natural puede dar cuenta
de sus propios orígenes. La energía requerida para
una evolución innovadora, por ejemplo, un pescado
desarrollando piernas para arrastrarse fuera de una laguna, viola
la inviolable ley de la física. La estructura
actual del universo es una de conservación. El modelo
creacionista está de acuerdo con la perspectiva
bíblica del mundo de que Dios creó el universo.
Motivado a que Dios ha cesado su obra creadora (Gn.2:3), la
energía ya no es creada. La liberación de
energía en una fisión de reacción
atómica no es creación de energía sino un
cambio de
materia a energía.[17]

Tanto en el texto del
Leonardo Boff, como de Hawking, observo un principio
filosófico que destaca una relación, una
conexión cercana, o relevante. Es decir, según sus
argumentos cosmoecológicos nada es absoluto, o que posee
existencia propia. Algo relativo depende o se deriva de algo
diferente a si mismo. Filosóficamente, la verdad no es
absoluta. Boff, se basa a la teoría relativista,
según el relativismo, no existe una verdad absoluta y por
lo tanto, cada sociedad tiene
sus propios cánones para explicar su propia verdad. Por
eso, la comparación que él hace de las diferentes
teorías acerca del cosmo con el principio divino no es una
garantía.

Como docente universitario que he sido, me he encontrado
con estudiantes seriamente afectados por estas teorías
acerca de la formación del mundo por vía de la
ciencia relativista, cuyo fin podría ser: crear
filosóficamente un ambiente de
incertidumbre, para justificar principios y
prácticas erróneas y adversas a los limites
epistemológicos de la verdad de la Palabra de Dios.
Aunque, este es también un desafío académico
en la
investigación teológica, no sólo para el
establecimiento de la verdad ontológica, sino que
también para la elaboración del pensamiento
teológico en relación al pensamiento
científico. Finalmente, los descubrimientos y las
teorías de la ciencia han causado frecuentemente una
revisión de las interpretaciones tradicionales de la
Biblia. Estas incluyen interpretaciones antiguas respecto a la
edad de la tierra, la
estructura del universo, la extensión del diluvio de
Noé y el origen de las especies biológicas,
incluyendo al género
humano.

Astronomía
y creación

Barbour comienza este capitulo, titulado
Astronomía y
creación
[18]planteándose
algunas preguntas: ¿es posible compaginar el relato del
Génesis con los descubrimientos realizados por la astronomía en siglo XX?
¿Cuáles son las implicaciones teológicas de
las recientes teorías cosmológicas? En primer
lugar, el autor considera los conocimientos científicos
sobre la historia primigenia del universo, así como
algunas de las de las respuestas teológicas que
inicialmente suscitaron. Acto seguido, Barbour analiza
detalladamente algunas teorías cosmológicas y las
diversas interpretaciones de la doctrina de la
creación.

3.1. ¿Es posible compaginar el relato del
Génesis con los descubrimientos realizados por la
astronomía en siglo XX?

3.1.1. Las teorías
astrofísicas
.[19]

La cosmología física es el estudio de la
estructura física del universo como un todo. En esta
parte, Barbour nos dice: "combinando la información que nos brindan la
astronomía y la física de altas energías,
cabe reconstruir de manera verosímil la historia del
universo. Imaginemos un viaje hacia atrás en el tiempo.
Doce mil millones de años después del
big-bang aparecieron en nuestro planeta las primeras
formas microscópicas de vida. El planeta mismo se
formó diez mil millones de años después de
la explosión. Las primeras galaxias y estrellas surgieron
cuando habían transcurridos mil millones de años
desde el momento inicial. Los átomos constituyentes datan
de 500.000 años. Cuando el universo solo tenía tres
minutos de vida, empezaron a constituirse núcleos
atómicos a partir de protones y neutrones. Observe los
siguientes cuadros:

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Las teorías que abordan esos sucesos de manera
verosímil son capaces de explicar la abundancia relativa
de hidrogeno y
helio, así como la formación de los elementos mas
pesados en el interior de las estrellas." Pero,
¿Qué sucedió antes de estos acontecimientos?
¿Existió en el instante t = 0 un punto adimensional
de la radiación
pura con densidad
infinita? En la teoría estándar del big-bang, t = 0
representa una singularidad en la que las leyes
físicas no son aplicables. Luego Barbour, examina otras
teorías que él llama especulativa que intentan
explicar este hecho.

3.1.2. Respuestas
teológicas

Algunos teólogos – dice Barbour – han
acogido con agrado la cosmología del big-bang. Tras los
conflictos
habidos entre teólogos y astrónomos en siglos
anteriores, les parece que la idea de que el universo tiene un
comienzo, que la teoría del big-bang no puede explicar,
estas teorías brindan un terreno común. Algunos
astrónomos teístas acogen con entusiasmo la idea de
un comienzo del tiempo, otros, ateos se sienten mas
cómodos con la idea de una serie infinita de oscilaciones.
Pero, ambas posibilidades son igualmente difíciles de
imaginar, como afirmara Barbour, "ni una ni otra se parecen a
nada de lo que hayamos tenido experiencia." Ambas parten, sin
explicarla, de la existencia del universo. A diferencia de lo que
a menudo se supone, no creo que aquí esté en
juego ninguna
cuestión teológicamente decisiva. En este caso de
que la idea de un único big-bang siga siendo la
teoría científica más conveniente, los
teístas podrán interpretar sin duda dicho
acontecimiento como un instante de acción
divina originadota. Pero, como mas adelante el autor demuestra,
que no éste el interés al
que principalmente responde la idea religiosa de la
creación.

3.2. ¿Cuál es el contenido
teológico de la doctrina de la
creación?

Para responder a este interrogante, utilizaremos el
argumento de Barbour, por la sencilla razón que él
toma como punto de partida el relato bíblico de la
creación y esboza brevemente el desarrollo
histórico de la idea de creación. También,
el autor considera que función
cumple los relatos de creación en la vida de las
comunidades religiosas. "Solo así estaremos en condiciones
de preguntarnos acerca de la compatibilidad de la doctrina de la
creación con la cosmología contemporánea."
que es la hipótesis de Barbour, en este
capitulo.[20]

3.2.1. La idea de creación a lo largo de
la historia
.

Desde los tiempos bíblicos pasando por
Agustín, Tomas de Aquino y hasta al presente, ha existido
un motivo temático subordinado: el de la creación
continua. Como lo afirma Edmund Jacob[21]y J.
Pelikan[22]muestran que el motivo de la
creación continua estuvo presente, si bien de manera
subsidiaria, durante la Edad Media, la
Reforma y la
Ilustración. Afirma que este enfoque adquiere gran
importancia a la hora de considerar la ciencia
contemporánea y la evolución. Pienso que la
astrofísica, junto con la geología y
la biología
evolutiva de Darwin, nos
presenta un mundo dinámico[23]con una larga
historia de cambio, de desarrollo y aparición de formas
inéditas. El devenir de lo real, su llegar a ser, es un
proceso continuo a lo largo del tiempo que todavía
permanece inconcluso. La emergencia de nuevas formas puede ser
entendida como signo de la creatividad de Dios.

3.2.2. La interpretación actual del
Génesis.

¿Cómo debemos entender entonces el
capitulo inaugural del Génesis? Una interpretación
literal de los seis días estaría reñida con
muchos campos de la ciencia. El intento de encontrar en el
Génesis información científica es
cuestionable tanto teológica como científicamente.
Abordándolo como si se tratara de un libro
científico adelantado a su época, corremos el
riesgo de ignorar las experiencias humanas[24]que
laten en su fondo, así como las afirmaciones
teológicas que plantea. Y ¿cuáles son las
principales afirmaciones teológicas?

Según Barbour, son: 1. El mundo es esencialmente
bueno, ordenado, coherente e inteligible. 2. El mundo depende de
Dios y 3. Dios es soberano, libre y trascendente, y se
caracteriza por poseer voluntad y plantearse objetivos.
Aquí notamos que se trata de aseveraciones sobre Dios y el
mundo validas para todo momento, no de enunciados acerca de
acontecimiento del pasado: las relaciones que expresan son, antes
que temporales, ontológicas. La intención del
capitulo del Génesis no era repudiar la explicación
científica del momento, sino desacreditar, sobre todo, a
los dioses de la naturaleza adorados en el mundo
antiguo.

Posteriormente, el relato se vio contrapuesto a otros
esquemas filosóficos alternativos, tales como el
panteísmo, el dualismo y las creencias que atribuyen al
mundo y a la materia carácter de ilusión, maldad o
ultimidad. Frente a éstos, tener presente el relato
genesiaco ayudó a resaltar que el orden creado es bueno y
constituye un todo interdependiente, una comunidad de
existencia, aunque no debe convertirse en objeto de nuestra
adoración. En el Génesis, estas preocupaciones
teológicas fueron expresadas en el marco de una
cosmología precientifica que daba por supuesta la imagen de un
universo estructurado en tres niveles y la idea de la
creación en seis días. Pero, en si misma, no son
dependientes de esa cosmología física. En la
actualidad, tanto la Reforma como el judaísmo conservador,
la iglesia
católica y la mayoría de las denominaciones
protestantes consideran que no es necesario elegir entre
cosmología y creación. El big-bang y la
subsiguiente evolución pueden ser entendidos como la forma
en que Dios ha elegido llevar a cabo su creación. Lo mismo
cree Fretheim, en su libro el autor presenta algunos hechos del
Antiguo
Testamento acerca de Dios como creador del mundo…, y
algunas reglas que él uso en la creación de la
humanidad, entre otros.[25]

Pero, aunque no interpretemos literalmente los seis
días del Génesis, ¿debemos tomar al pie de
la letra la idea de un comienzo del tiempo? Los teólogos
discrepan en este punto.[26] No se puede negar que
el concepto
bíblico de tiempo lineal y finito ha contribuido a
configurar la visión occidental de la historia. Occidente
no ha seguido el mismo camino que las culturas antiguas y las
religiones
orientales, que optaron por una sucesión indefinida de
ciclos; por lo general, estas culturas muestran menos
interés por el desarrollo histórico. Pero, algunos
teólogos sugieren que la idea de un comienzo del tiempo no
es decisiva para la nación
teológica de creación. Por ejemplo, David Kelsey,
citado por Barbour, dice que la experiencia básica de
gratitud por el don de la vida no guarda ninguna conexión
esencial con las especulaciones acerca de sucesos singulares
acontecidos en el principio. En su opinión, la ciencia y
la religión se ocupan de preguntas diferentes, que no
deben ser confundidas.

En resumen la idea bíblica de creación y
las teorías cosmológicas científicas son
clases de afirmaciones distintas y sin relación alguna,
tal y como sostiene el modelo de la independencia
que el autor describe en el capitulo 4 del texto en
cuestión. Los métodos de
investigación del astrónomo y del
teólogo son muy diferentes, como piensa la neo-ortodoxia.
Los dos modos de indagación son selectivos y tienen sus
limitaciones. El lenguaje de
la ciencia y el lenguaje de la
religión cumplen funciones muy
distintas en la vida humana, como destaca el análisis lingüístico. El
objetivo de la
ciencia es comprender las relaciones nóminas
que existen entre los fenómenos naturales, mientras que el
de la religión es un camino de vida que se recorre dentro
de un marco de sentido más amplio. El modelo de la
independencia es valido desde luego, como primera
aproximación: si las dos disciplinas son empresas
distintas e independientes, queda descartada la posibilidad de
conflictos entre ellas. Pero, podemos ir mas allá de la
independencia, [nos desafía Barbour] y examina algunas
áreas de posible dialogo. En la
sección 4 de este capitulo, Barbour considera algunas
posibilidades de llevar a cabo una estrecha integración de ideas científicas y
teológicas que evita toda simple equiparación del
big-bang con la doctrina de la
creación.

3.2.3. Diseño, azar y
necesidad.

Las recientes teorías cosmológicas
suscitan diversas e importantes cuestiones que constituyen temas
de diálogos entre científicos y teólogos. El
hilo general de la argumentación es fácil de
seguir, el autor considera el diseño,
el azar y la necesidad, así como su relación con
las creencias religiosas. Resumiendo esta parte, Barbour afirma
que estas diversas teorías cosmológicas no son
más que hipótesis científicas propuestas
para explicar los datos
empíricos. Pero, en otro, sus defensores presentan a
menudo el azar y la necesidad como alternativas al diseño
que harían prescindible la idea de un creador. Barbour ha
intentado mostrar que, aunque resultara que el big-bang no es una
singularidad irrepetible, ninguna de estas teorías
estaría reñida con el teísmo. Un estudio
riguroso de la cosmología actual no ofrece respaldo alguno
al modelo del conflicto.

Algunas
implicaciones teológicas

Brbour considera algunos epígrafes distintos
acerca de las implicaciones teológicas de la
cosmología: El primero, inteligibilidad y
contingencia.
La ciencia tiene una serie de presupuesto que
no son objetos de la investigación científica. Que
él los ha llamado cuestiones limites y ha sugerido que
pueden ser temas de dialogo entre la ciencia y la
religión. Entre estos presupuestos
se cuentan "el orden, la unidad, la simplicidad y la
inteligibilidad de la naturaleza". Para Barbour, el orden es un
concepto más amplio que ley, puesto que, además de
regularidades causales, incluye patrones probalísticos
(…). Nuestro autor enfoca el significado de la
inteligibilidad, en una vena similar, el físico y
teólogo John Polkinghorne examina la cuestión de la
inteligibilidad del mundo en un marco
teísta.[27]

Según Polkinghorne: "la clave para comprender el
mundo físico no es otra que la matemática, una
investigación de la mente humana. Si el
mundo es obra de una mente, la correspondencia entre la
razón de nuestras mentes y la del mundo no tiene nada de
extraño. Dios es el fundamento común de la
racionalidad de nuestras mentes y del mundo. El orden puede ser
entendido como expresión de la fidelidad de Dios, pero
ello no excluye que el azar desempeñe un papel
importante." Polkinghorne invoca el concepto cristiano de logos,
combinando la idea griega de un principio racional ordenador y la
idea hebrea de a la palabra de Dios activa en el mundo. Sostiene
que el teísta puede explicar la inteligibilidad que el
científico simplemente da por supuesta.Robert Russell
establece una útil distinción entre contingencia
global, nomológica y local[28]A la luz de estas
consideraciones, Barbour propone una distinción
cuatripartita: en primer lugar: Existencia contingente.
¿Por qué existen las cosas? Esta es la
cuestión de mayor interés para los teólogos.
Independientemente de que sea finito o infinito en el tiempo, el
universo como un todo no tiene en si mismo la razón de su
existencia. Los detalles de las distintas cosmologías
científicas son irrelevantes para la contingencia global
del universo. Aun cuando alguna teoría llegara a demostrar
que solo hay un mundo posible, éste no dejaría de
ser meramente posible: la teoría no podría
garantizar su existencia fáctica, ni en general, la de
casos en los que ella misma se cumpla.

En segundo lugar, las condiciones de fronteras
contingentes
. Si existió un comienzo del tiempo, tuvo
que tratarse de una singularidad a la que no son aplicables las
leyes de la física y que, por tanto, no puede ser
explicada científicamente. Si el tiempo fuese infinito, no
existiría ningún comienzo, pero a algún
punto temporal, por muy alejado en el pasado que estuviera,
habría que atribuirle un estatus singular y considerarlo
como dado. En tercer lugar, las leyes contingentes.
Muchas leyes de la cosmología parecen ser arbitrarias.
Pero algunas de ellas podrían revelarse como implicaciones
necesarias de teorías más fundamentales. Sin
embargo, si se encontrara una teoría unificada,
también, ella seria contingente, lo que no haría
sino llevar la argumentación un paso mas atrás.
Además, algunas de las leyes que rigen los niveles
superiores de vida y conciencia no pueden derivarse de las leyes
físicas.

Esas leyes superiores solo han tenido un ámbito
de aplicación tras la aparición novedosa de los
fenómenos que gobiernan. Y en cuarto lugar, sucesos
contingentes
. Para el realista crítico, las
incertidumbres de la física cuántica son reflejo de
la indeterminación del mundo y no solo de las limitaciones
de nuestro conocimiento.
Anteriormente, Barbour había comentado que los
fenómenos cuánticos desempeñaron un papel
fundamental en la historia primitiva del big-bang. El
universo es una secuencia única e irreversible de
acontecimientos. Cualquier intento de explicarlo no puede basarse
solo en leyes generales, sino que debe adoptar una forma
histórica. Por supuesto, hay muchos científicos son
ateos y se limitan a responder preguntas científicas. Sin
embargo, la reflexión mas amplia sobre la
cosmología parece ser una importante vía para
suscitar lo que el teólogo David Tracy ha denominado
cuestiones limites. La cosmología nos anima a reexaminar
nuestros presupuestos acerca del tiempo y el espacio, la ley y el
azar, la necesidad y la contingencia. Sobre todo, la
inteligibilidad del universo plantea cuestiones que tienen su
origen en la ciencia, pero no pueden ser resueltas por
ella.[29]

El segundo: Creación exnihilo y
creación continua
. Para nosotros como cristianos, la
fe en Dios se apoya en el testimonio histórico de su
acción redentora en la alianza con Israel y en la
persona de Jesucristo., así como en las experiencias
personales de integración y renovación. La doctrina
de la creación representa la extensión de estas
ideas de salvación al mundo de la naturaleza. Barbour, ha
sugerido, como también hace la tesis de la
independencia, que estas afirmaciones teológicas
no dependen de ninguna cosmología concreta, ni antigua ni
moderna. No obstante, cada uno de los cuatro tipos de
contingencia explicado por Barbour tiene su equivalente
teológico. Los dos primeros, están asociados al
ex nihilo podrían ser considerados tal vez
cuestiones limites, una forma de dialogo, puesto que ninguna
teoría cosmológica les da respuesta. Los dos
últimos asociados a la creación continua, sugieren
una teología de la naturaleza, que seria una forma de
integración, para la que si son relevantes determinadas
teorías científicas.[30]

Alguna
comparación entre la visión religiosa y la
visión científica del futuro

a. La escatología y el futuro.

Barbour en el capitulo 9 de su libro, buscando un punto
que unificara a dos visiones científica y religiosa, se
pregunta si es posible establecer alguna comparación entre
la visión religiosa y la visión científica
del futuro. Aquí Barbour fija solo en el futuro del
universo, aunque como él dice, éste se halla unido
a otras dos dimensiones de la escatología: el futuro del
individuo y el
futuro de la sociedad. La experiencia básica que alienta
en la escatología es nuestra orientación al futuro
y nuestra necesidad de esperanza. En todas las culturas, la gente
busca un sentido con el que afrontar el sufrimiento y la muerte
(…). La escatología puede ser entendida como una
extrapolación al futuro de las convicciones acerca del
orden presente del universo. La mayoría de las culturas ha
elaborado relatos sobre el futuro del cosmo. Barbour distingue
dos tipos básicos de relatos
escatológicos.

Están, en primer lugar, los mitos de retorno
cíclicos
, en los que el mundo es repetidamente
destruido y reconstruido. En ellos, el tiempo y la historia
tienen carácter cíclico. El hinduismo, por ejemplo,
propone un ciclo con cuatro fases: creación, deterioro,
destrucción y recreación… A diferencia del corto
lapso temporal que contempla el relato bíblico y de su
geocentrismo, el hinduismo siempre dio por supuesta la inmensidad
del tiempo y del espacio, aspecto éste en el que coincide
con la cosmología contemporánea. Esta visión
cíclica hace que los acontecimientos históricos
parezcan menos significativos para el hinduismo y otras religiones asiáticas
que para las religiones basadas en la Biblia.

El segundo tipo de relato escatológico es el
mito del fin de los tiempos, que refleja una
visión lineal e irreversible del tiempo y de la historia.
Tanto el judaísmo como el cristianismo
viven pendientes de una futura era mesiánica, pero las
formas en que ese futuro ha sido concebido varían
enormemente de unos periodos históricos a otros. Hoy
existen entre los cristianos distintas expectativas de futuro.
Algunos grupos toman al
pie de la letra el libro del Apocalipsis y piensan que el
conflicto final es inminente. A la vez que buscan en la rica
profusión de imágenes
bíblicas un programa
detallado de lo que ocurrirá, rastrean la historia actual
en pos de signos del
fin del mundo.
En el extremo opuesto, los teólogos neo-ortodoxos y
existencialistas interpretan la enseñanza de Cristo acerca de la llegada
inminente del reino de Dios como una manera simbólica de
subrayar la urgencia de decidirse y la importancia de obedecer en
el presente la voluntad de Dios. Para ellos, el reino no es un
acontecimiento del futuro, sino una dimensión de la
existencia presente. El protestantismo liberal y la
teología de la liberación recuperan el mensaje de
los profetas más antiguos, para quienes el reino
exigía obediencia a Dios y compromiso con la justicia
social. Los profetas se dirigían a su pueblo no solo con
la convicción de estar comunicando el juicio de Dios, sino
con la esperanza de un nuevo comienzo. La gran mayoría de
los cristianos probablemente diría – Barbour –
que nosotros debemos trabajar para construir el reino, pero que
éste también es obra de Dios, tanto dentro de la
historia como más allá de ella. Ello refleja una
postura intermedia entre dejarlo todo en manos de Dios y confiar
solo en nuestras propias fuerzas a la hora de afrontar el
futuro.

b. ¿Qué nos pueden decir los
científicos acerca del futuro del universo?

Algunos científicos piensan que estas
perspectivas son muy deprimentes, El astrofísico Steven
Weinberg[31]sostiene que la humanidad esta sola y
condenada al olvido en un universo inmenso e impersonal. La
tierra no es más que una minúscula partícula
de un universo sobrecogedoramente hostil. La actividad
científica es la única fuente de consuelo en un
mundo carente de sentido. Esta matización permite replicar
que, si la ciencia no descarta que exista finalidad, entonces es
posible y razonable interpretar la historia cósmica como
expresión de los propósitos de Dios. La
aparición de personas inteligentes seria un objetivo
adecuado para un Dios personal e inteligente.

El teísmo y el materialismo no
son conclusiones científicas, sino opciones
metafísicas contrapuestas. Si aceptamos esta
interpretación, podemos dejar atrás el conflicto y
dirigirnos hacia el dialogo, al menos por lo que respecta a este
tipo de cuestiones. Nuestra esperanza se apoya en la doble
convicción de que Dios actúa en el mundo y de que
nosotros podemos colaborar con él. En resumen, pues pienso
que podemos unirnos a los astronautas en su celebración de
la belleza de nuestro planeta y en su acción de gracias
por el don de la vida. Para un enfoque teísta, no resulta
nada raro que exista vida inteligente en la Tierra: ahí se
puede ver la obra de un creador que actúa deliberadamente.
Aunque no estemos en condiciones de aportar pruebas
concluyentes, el teísmo confiere sentido a este hecho,
así como a otras clases de experiencias
humanas.

Bibliografía

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www.luisguillermo.com/diccionario

www.es.wikipedia.org/wiki/Astronomía

 

 

Datos del Autor

Luís Eduardo Cantero, es Doctor en
Filosofía, pastor bautista, profesor,
miembro de la Iglesia Evangélica Bautista de Flores, Bs.
As, Argentina; también ha ejercido la docencia
universitaria y teológica en varias universidades y
seminarios de su País y del exterior. Actualmente es
doctorando en el Departamento de Historia de la iglesia del
INSTITUTO UNIVERSITARIO ISEDET. Decano académico y
profesor del Seminario
Teológico Misionero Tiranno, San Justo Bs. As. Argentina.
www.luiseduardocantero.es.tl
www.transformandovida.visitame.es

 

 

 

 

Autor:

Luis Eduardo Cantero

Esta monografía
fue presentada por Luis Eduardo Cantero como requisito final del
Seminario de doctorando: Filosófico –
teológico I acreditable a las carreras de doctorado,
Facultad de Filosofía y Letras, Pontificia Universidad
Católica, Bs. As. Argentina, 20008.

[1] Leonardo, Boff, Ecología. Grito de
la tierra, grito de los pobres. (Buenos Aires: Lumen, 1996),
53.

[2] www.luisguillermo.com/diccionario

[3]
es.wikipedia.org/wiki/Astronomía

[4] Artigas, Mariano. "El dialogo entre
ciencia y religión en la actualidad". En Ciencia y
religión hoy. Diálogos en torno a la naturaleza.
Urrutia, Eugenio y Blázquez Ortega Juan José,
Compiladores, (México: Universidad Popular
Autónoma del Estado de Puebla, 2003), 48.

[5] David A.S. Fergusson, The Cosmos and the
Creator. An introduction to the Theology of Creation, Great
Britain, British library, 1998, pp. 23 €“ 36.

[6] Rafael, Vicuña, "El origen de la
vida y la emergencia del alma humana". Grace Theological
Journal, 1983, 189 €“ 190.

[7] Ian G, Barbour, Ciencia y secularidad.
Una ética para la era tecnológica. (Buenos Aires:
La Aurora, 1971), 21 €“ 27.

[8] David N, Menton, Adaptado de: St. Louis
Metro Voice, julio de 1993, vol.3, no 7

[9] la cual se complementa con una serie de
televisión

[10] En una entrevista publicada en el St.
Louis Globe-Democrat, 6 de octubre de 1980.

[11] Menton, Op, cit.

[12] Leonardo Boff es el teólogo
más importante de América
Latina, a la que contribuyó tanto desde sus obras
teóricas como desde su práctica cotidiana en las
comunidades eclesiales de base y en la pastoral de los Derechos
Humanos.

[13] Leonardo, Boff, Op, cit, p: 53
€“ 83.

[14] En esta parte, el autor cita solo tres a
modo de ejemplo, para no perder el hilo de este artículo
nos quedamos con la más difundida en nuestra cultura
cristiana, la narración bíblica del
Génesis: La creación de Dios en el espacio de 7
días. Esa narración se transmite en dos
versiones: la yahvista porque emplea el nombre de Yahvé
para referirse a Dios y data alrededor del año 950
(Capitulo 2). Y una segunda llamada sacerdotal (capitulo 1) y
que fue escrita 4 o 5 siglos mas tarde, pues representaba la
teología litúrgica del templo. A pesar de las
diferencias, el propósito es el de hacer una
profesión de fe en la bondad del universo. Por la fe en
una creación buena se afirma de que el cosmo es mas
fuerte que el caos, porque Dios es el creador: …y Dios
vio que todo era bueno. p. 54

[15] Jean, Guitton, Dios y ciencia, 1992

[16] Stephen, Hawking, "Historia del Tiempo."
En obras maestras del pensamiento contemporáneo.
España: Planeta, 1992, pp. 13 €“ 32. Hawking
es un ser extraordinario que desafía a cualquier mortal
con respecto al sentido de vivir y no amilanarse por
dificultades de salud, etc. Estudio en la
Universidad de Oxford, donde se graduó en ingeniería Física y gracias a una
beca realizo un Doctorado en la Universidad de Cambridge, donde
se especializó en Física teórica y
cosmología, campo por el que desde niño
sentía fascinación.

[17] Areán, Luis Fernando. "Dios como
un Artista", tomado: www.talkorigins.org

[18] Ian, Barbour, Religión y ciencia,
Madrid,
Editorial Trotta, 2004, pp. 325 €“ 365.

[19] Astrofísica. Es una parte moderna
de la astronomía que estudia los astros como cuerpos de
la física estudiando su composición, estructura y
evolución.

[20] Ibíd, p. 336.

[21] Edmund. Jacob, Teología del
Antiguo Testamento, Madrid: Sígueme, 1969, p. 135.

[22] J. Pelikan, "Creation and Causalita in
the History of Christian Thought" En Journal of Religion 40,
1960, p. 250.

[23] Como lo dijo el Dr. Lucio Florio, primer
exponente del Seminario Teológico €“
filosófico I "Pensar teológicamente
después de Darwin", Seminario acreditable al Doctorado
en Filosofía, Pontificia Universidad Católica
Argentina, Bs As. Argentina, 2008.

[24] Según Barbour, esas experiencias
humanas que subyacen a la idea de creación son las
siguientes: 1. Un sentimiento de dependencia, finitud y
contingencia. 2. Una respuesta de admiración, confianza,
gratitud por la vida y afirmación del mundo, y 3. Un
reconocimiento de la interdependencia, orden y belleza del
mundo. Pp: 336 €“ 337.

[25] Terence E. Fretheim, God and World in
the Old Testament A relational theology of Creation, Nashville:
Abingdon, 2005, p. 5.

[26] Georges Crespy en su libro nos comparte
algunos problemas
acerca de la evolucion en el seno del cristianismo pietista.
Ver el capitulo 1 de su libro titulado: De la science
à la theologie. Essai sur Teilhard de Chardin,
Suiza, Editions Delachaux et Nestlé, 1965, pp. 7
€“ 24.

[27] John, Polikinghorne, One World: The
Interaction of Ciencia and Theology, Princeton: Princeton
University, 1987, pp. 45, 63.

[28] Robert, Russell, "Contigency in Physics
and Cosmology: A Critique of the Theology of Wolfhart
Pannenberg": Zygon 23, 1988, 23.

[29] David, Tracy, Blessed Range for Order.
New York: Seabury, 1975, si usted quiere profundizar sobre las
cuestiones limites, lea el capitulo 5 de su libro.

[30] Barbour cree que una forma de
teología de la naturaleza consiste en extrapolar nuevas
ideas científicas a modo de sugerencias de cómo
podría ser la relación de Dios con el mundo.
Tales sugerencias deben ser compartibles con el conocimiento
científico, pero no es necesario que se deriven
directamente de él. Op, cit, p: 409.

[31] Steven, Weinberg, Los tres primeros
minutos…, p: 132 Citado por Barbour, p: 337.

Partes: 1, 2
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